Este no es un cuento inspirado en una historia real. Es el testimonio real, verídico, de Claudia Herrán una conocida campeona de Marinera Norteña, una joven que ama nuestro baile con pasión, desde pequeña.
Léanlo con atención, quedarán conmovidos, y estoy seguro de que más de una bailarina se sentirá identificada.
A otras, seguramente, estas palabras, este testimonio de toda una vida dedicada a nuestro baile, las inspirará.
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LA HISTORIA DE MIS PIES
Por Claudia Herrán
A ver: te contaré la historia de mi pies.
Mis pies bailan desde los dos años cuatro meses descalzos.
Mi madre siempre quiso forrarlos para protegerlos pero mi profesora nunca la dejó pues lo consideraba antiestético. Ya que no se ha vista chola con pies forrados!.
Salvo cuando tenía heridas, para que no se infectaran, las forraba.
Pero jamás para prevenir las heridas!
El primer contacto con el dolor mismo fue cuando tenía 3 años. El concurso fue en Moche, la cahncha deportiva ardía a todo vapor, Las balerinas, con las que supuestamente nos protegían los pies nuestras madres, mi madre las había olvidado. Concursé con los pies descalzos. Solo se bailó la primera marinera. Y recuerdo que un fotógrafo corrió con un cartón para colocarlo bajo mis pies al momento que nos calificarían. Mis pies ardían. Las ampollas no se notan al principio. Solo se siente el ardor.
En los concursos de antes, en el túnel de parejas se veía de todo. Padres que tiraban al suelo, vidrios, alfileres, y a mí me tocó un cigarro prendido.
Ese fue el concurso en Piura de 1995. Tenía 5 años. Una señora, cuya hija competiría conmigo, dejó caer el cigarro prendido, lo pisé sin darme cuenta y me quemé los pies. Mis pies se ampollaron por completo. Entré a la final y cómo es el amor a la marinera, pero es que olvidé el dolor desde que me paré en la pista hasta terminar el baile. Gané y mi tuvieron que llevar cargada al podium porque no podía caminar.
Definitivamente, estas son anécdotas dentro de miles. Estas sin contar los ensayos. Ahora son cada vez más fuertes, y abajo de los deditos, cuando nos empinamos muchas veces para practicar ciertos pasos, se hacen cortes. Ni qué decir de las ampollas... en mi vida se me han hecho millares de ellas pero en el 2003 se me hizo literalmente toda la planta del pie y los dedos gordos una sola ampolla. Se reventó en pleno ensayoo y aún se me exigía más. Faltaba una semana para el nacional. Se me infectó, ambos pies. Me tuvieron que corretear por toda la casa para sujetarme brazos y piernas y con todo el llanto cogieron la botella de alcohol y dejaron caer el líquido sobre la infección... luego agua oxigenada, sulfa, etc.
Toda la semana anduve sumergiendo mis pies en agua con sal, llantén y talla para que secaran las heridas y mi piel se hiciera cayo.
Concursé ese año y quedé segunda, pero en la final sí tuve que vendarme pues los pellejos de las ampollas estaban sueltos y podían rasgarse como cuando se me resgaron en el año 1996 antes de mi final en la categoría infante.
Mmmm... otra fue cuando vinieron los reyes de España a Trujillo. Su venida estaba programada para las doce del medio día. El sol estaba en todo su esplendor. La plaza de armas estaba abarrotada y sobretodo, la vereda de la plaza en donde se suponía bailaríamos estaba repleta de periodistas.
No había dónde bailar excepto la pista. No es por exagerar, pero ponías tus manos ese día por un segundo en la pista y te quemabas. Llegaron los reyes, la marinera empezó, tomé todo lo que pude de aire, cerré mis ojos, y me concentré todo lo que pude. El redoble parecía calentar más la pista, los periodistas se apiñaban por ver si me rendía y me retiraba por el ardor. Mi hermano se acercó hacia mí para hacer la echadita, me tapó con el sombrero y me dijo: "Clau, me estoy quemando los pies"... él estaba con zapatos con suela delgada, pero estaba con zapatos. Yo solo lo miré y dejé caer una lágrima. Llegué a la mitad del baile, solo rogaba terminar. Sería mentirte si te dijera que no pasó por mi mente mandar lejos a los reyes y dejar el baile... pero dije: ya avancé más de la mitad, no me rendiré ahora. y saqué alma de donde ya no tenía... tenían que ver qué era nuestra marinera en todas las partes del mundo! y no podían ver la marinera como un baile de dolor! tomé fuerzas y di mejor baile. Tan tan. Los reyes se pusieron de pie desde su estrado con alfombra roja y toldo y rompieron protocolo para decirnos que nos acercáramos. En ese preciso instante yo solo quería ver mis pies. Pero me acerqué, y el escuchar "qué bella es tu danza" de parte de la reina fue reconfortante. Terminado esto los reyes continuaron su recorrido, mi hermano me alzó en brazos y me llevaron en ambulancia. jajaja... me hice quemaduras de segundo grado en los pies. Una semana sin caminar. Definitivamente aún no comprendo por qué no se terminarn de curtir mis pies. A veces depende mucho del tipo de piel de las personas, cuánto les exiges etc... pero si de algo tengo que estar agradecida es a Dios por haberme dado los pies de tamalito (como dice mi papá) que tengo, para poder dibujar en el suelo lo que nuestra marinera manda.
Después he bailado sobre piedra en sacsayhuamán. La piedra a 0 grados de temperatura! Mi pies terminaron morados del frío! y chapé un resfriado que ni te imaginas.
Mmmm... también he bailado sobre un tabladillo ... mi hermano mientras zapateaba levantaba alfileres que se habían caido del toldo y en pleno baile se me clavó uno.
Las astillas... uyyy.... esas son las peores... nunca sabes dónde se te metieron!!
Mmmm... qué más... mmm sobre lluvia... también... hay q tener mucho cuidado cuando tus pies bailan sobre lluvia.
Sobre pisos resbalosos... es bueno mojártelos con gaseosa para que no resbalen!! [:D]
En cuando a cómo aprender a cuidarlos: la talla, el llantén, el hielo seco, el agua con sal son perfectos!!! aunque mi método preferido es correr descalza en la playa!! [:D]