Los Hinchas

LOS HINCHAS

-Ya sabes que van a perder ¿para qué miras el partido?

-¡Es cuestión de amor a la camiseta!

-¡Lava ya esa camiseta! ¿o acaso también destiñe?

-¡No molestes!

-Pero míralos como juegan, van a perder

-¿Y tú para qué vas a los concursos?  Sabes que están arreglados, y que vas a perder...

Fue un golpe bajo.  Ella bajó la cabeza, pero murmuró bajito

-Es cuestión de amor

-Sí, lo siento ¿me perdonas?  Sé que tú amas la marinera norteña.  Y yo amo a mi Selección, es lo mismo...¿ves?

-¡No es lo mismo!  Yo practico, ensayo, me saco el ancho, bailo en donde sea...es mi baile, tú solo ves la televisión y esos vagos sólo se dan la gran vida y no se rajan por la camiseta

Y diciendo eso se sentó en el sofá a su lado, recogiendo las piernas para estar más cómoda.

El se quedó en silencio.  En parte tenía razón. Miró las plantas de los pies de ella.  Sus pies eran largos y delgados, sus arcos eran pronunciados.  Sus plantas estaban duras y curtidas de tanto bailar, encallecidas, ásperas... y aún así eran hermosas.  Era cierto, ella se rajaba por amor a su marinera, a él le constaba.  Incontables veces la había visto bailar descalza en suelos terribles, en cascajo, sobre piedras, en pistas que ardían bajo el sol de medio día en pleno verano.  La había visto en las presentaciones cuando aún estudiaban en la Universidad, en el patio, descalza a pleno sol, con las plantas rojísimas a causa del calor intenso del piso, pero sonriendo, feliz, por su marinera.  ¡Si las plantas de esos bonitos pies hablaran! Si así fuera, contarían historias de horas y horas de ensayos, de años de presentaciones, de pisos ásperos y calientes, de piedras puntiagudas.  Pero ella jamás se rendía, jamás había dicho "no" al ver el suelo en el que le tocaba bailar, y menos aún había pensado en ponerse esparadrapo en los pies ni en usar ballerinas.  "La marinera norteña se baila descalza, si no no es marinera" decía con frecuencia.  Mientras peor era el suelo, mejor bailaba, más ganas le ponía, más se inspiraba... Realmente era increíble todo lo que esos pies tan hermosos eran capaces de soportar.

Él sólo atinó a acariciarle las plantas de los pies.  Sintió su textura, áspera, dura, curtida como el cuero.  Sólo sus arcos se mantenían suaves y delicados.  Le gustaba ese contraste, le gustaba sentir en sus manos la textura de las plantas de esos pies hermosos y valientes, verla siempre descalza en casa, moviéndose grácil y esbelta como una gata, sin hacer ruido.

-Te amo

-Y yo a tí.  Pero van a perder...

-Te apuesto a que ganan... si pierden te compro ese anaco nuevo que tanto te gusta.

-¡Genial!  O sea que pronto tendré anaco nuevo. 

-¿Y tú qué apuestas?

-Si clasifican a cuartos, me pasaré todo el mes de Julio sin zapatos.

-¿Estás loca? ¡No te creo!

-¡En serio!  Todo Julio sin zapatos, desde el primero hasta el 31. 

-¿Con este frío?

-Con este frío.  Iré descalza a todas partes:  de compras, al trabajo, por las calles, al centro comercial...bien abrigada pero sin zapatos, aunque llovizne...en la combi, en el Metropolitano, en donde sea... ¡Todo el mes sin zapatos!  Tendré las plantas de mis pies negras como el carbón y se volverán aún más duras y curtidas.  Y cuando estemos caminando juntos por la calle la gente volteará la cabeza a mirarnos... yo me moriré de risa y tú te morirás de la vergüenza.  Pero igual sé que te encanta verme caminar sin zapatos en la calle, cuando voy y vuelvo de las presentaciones...

-¡Estás loca, no te creo!

-Da igual, y tampoco me preocupo, ¡Porque van a perder!

***

-¡Me encanta, gracias!

Dijo ella sonriendo, mientras se probaba su anaco nuevo.  Sí, la selección había perdido, una vez más.  En fin, la tristeza de la derrota se aliviaba en parte al verla tan feliz y tan linda con su anaco nuevo.  Igual se lo hubiese comprado, le encantaba verla feliz, le encantaba verla bailar.  Así era el fútbol, así era la vida...Ella volteó y le dedicó la sonrisa más hermosa que él hubiese visto jamás.  El se acercó y se unieron una vez más en un beso de amor, y luego le dijo "Pero matemáticamente todavía podemos" y ambos empezaron a reír.

***

Los jugadores de fútbol no son particularmente diestros en matemáticas, pero los hinchas hacen toda clase de cálculos avanzados hasta el final.  "La esperanza es lo último que se pierde" dicen siempre, mientras discuten teorías complicadas y especulan "Y si X le gana a Y"

Colombia le ganó a Paraguay.

Argentina le ganó a Qatar.

La matemática, la suerte, el destino...todo se había confabulado y había jugado a favor, como un jugador más... ¡Dios es peruano! dicen... Perú había clasificado, como si la mano divina así lo hubiese designado, para jugar los Cuartos de Final, el día 29 de junio, Día de San Pedro y San Pablo.  ¡Le habían hecho el milagro!

-¡Clasificamos!  ¿Lo ves?

-Mmm... pero perdieron y ya tengo mi anaco nuevo.

-Es cierto, yo cumplí  ¡Pero clasificamos!

Ella le sonrió.  Miró al cielo, y le dijo.  

-Sí, tienes razón.  Tú cumpliste, yo también soy mujer de palabra.

Y diciendo esto, mirándolo fijamente a los ojos, coqueta, se quitó los zapatos y las medias, se remangó los jeans ajustados, hizo una pelota con las medias y riendo se la tiró a la cara.

-¿Qué haces? Tú ganaste la apuesta.

-Sí, pero realmente fueron dos apuestas...

-¿Dos?

-Sí, dos... Tú apostaste que si perdían ese partido, me comprarías un anaco nuevo...

-Y así pasó, y cumplí.  Ganaste ¿lo ves?

-Espera...  Yo te aposté que si pasaban a cuartos de final, me pasaría todo el mes de Julio sin zapatos... y por algún tipo de truco matemático, acaban de pasar... y yo cumplo...

El la miró algo desconcertado.  Una vez más, ella tenía razón. Habían sido dos apuestas, no sólo una.

-Pero hace frío, te vas a enfermar, no hace falta que lo hagas...

-Ya he bailado sin zapatos en frío y calor, hasta he bailado descalza en Huaraz y en Puno en pleno invierno. ¡Lo que no te mata te hace más fuerte!

-Pero puedes lastimarte, olvídalo, no lo hagas

-¡Es mi palabra! Y yo siempre cumplo mi palabra.  Además, mis lindos piecitos aguantan de todo, frío y calor, piedras...Lo que tú quieras. ¡Mira mis plantas, son de cuero puro!

Y diciendo esto levantó los pies y se los puso en la cara, riendo. El le cogió los tobillos y le estampó un sonoro beso en las plantas de sus pies, como lo hacía a menudo, cuando jugueteaban por las noches y él le besaba las plantas de los pies hasta que ella, rendida, se quedaba dormida...

-Tú siempre te sales con la tuya.  No dudo que lo harás.  Pero todavía no es Julio...

-Da igual, ya empecé y no me verás usar nada en los pies hasta el 1° de Agosto.  Será un reto, un desafío.  Iré sin zapatos a todas partes.  Cuando en la calle la gente me pregunte por qué estoy descalza les contaré que bailo marinera y que perdí una apuesta.  Las plantas de mis pies se volverán más duras y callosas, más curtidas y ásperas...ya no te van a gustar...

-Tú me encantas, de pies a cabeza...¡Y lo sabes!

-Tú eres hincha de la Selección, ¡Yo soy hincha de la Marinera Norteña!  Ah, y si Perú clasifica a semifinales ¡Te doy mi palabra de que seguiré descalza, no me pondré nada en los pies hasta Navidad!

Y se abrazaron y besaron, riendo, en un abrazo de amor.

FIN

20190629