La protesta

LA PROTESTA

Amaba la marinera norteña con la misma fuerza con la que amaba al Perú.  Le dolía en el alma ver como la crisis moral y de valores destruía a su patria.

No podía quedarse callada, no podía quedarse en silencio.

Se puso un par de jeans y una blusa blanca.  Se hizo las trenzas y adornó su cabello con un tocado de marinera norteña sutil, bonito y elegante.  Ató una cinta roja a su cintura.  Remangó la basta de los jeans, para que sus pies descalzos fuesen perfectamente visibles. Se puso la mascarilla y salió a la calle, en silencio, descalza.

Lo había decidido:  pasaría todo el fin de semana descalza, en protesta por la crisis política.  Iría a la tienda, al mercado, de compras...descalza.  Sus pies serían su voz, una voz de protesta pacífica, una protesta de marinera norteña, el baile más representativo y amado a lo largo de todo el territorio patrio.

Le escribió a sus amigas, que también bailaban marinera norteña.  Les contó de su plan.  Les encantó.  Se haría viral.  Sus pies de bailarina llevarían el mensaje:  uno de valor, de fuerza, de decencia.

Sería todo el fin de semana, para empezar... pero quizás durante toda la semana también...y más... No lo había decidido aún, pero, tal vez, podría seguir descalza hasta que todo esto pasara...

La marinera norteña era su amor, era su pasión...pero también su patria.  Sí, estaba segura, saldríamos adelante.

FIN

20201113