La Marinera Norteña:  Coqueteo y Desafío

LA MARINERA NORTEÑA:  COQUETEO Y DESAFÍO

La marinera norteña es coqueteo, es picardía, es gracia y zalamería.

Es también un desafío, un reto:  los zapatos de charol del chalán versus los siempre descalzos pies de la campesina, las gruesas suelas versus la piel indefensa de sus plantas desnudas.

Es como si el chalán desafiara a la campesina que se atreve a coquetearlo y pretendiera castigarla por su osadía, haciéndola bailar descalza en tierra con piedras, en pista áspera como lija y que quema como plancha, calentada bajo el inclemente sol norteño, como diciéndole "Para que aprendas muchacha, a ver si aguantas"

La "china" norteña acepta el reto, con una sonrisa, con ojos coquetos, desafiante...mira al chalán a los ojos, le sonríe...camina lentamente sobre el suelo hirviente, saboreando el calor que prácticamente le fríe las plantas de los pies... el dolor intenso le recorre la espalda y la inspira, le da fuerzas.  Duele, arde, pica como el ají...pero es rico, ¡le gusta!  Ella se planta frente a él, lo mira de pies a cabeza y levanta el pañuelo, como diciéndole "Acepto tu reto caballerito, mira lo que le hago a mis pies por tí, mira cómo castigo mis pies para tí, para conquistarte"

Empieza la música, el zapateo, las idas y venidas, los giros de pañuelo y de sombrero, las cepilladas.  El, como un caballo de paso, ella, humilde pero orgullosa, como dama de noble cuna, luciendo su mejor vestido pero descalza como siempre, como toda la vida.  La pareja se entrelaza, se acerca para volverse a alejar.  El la reta zapateando, ella le responde cepillando con fuerza los pies desnudos contra el pavimento áspero, contra la tierra llena de piedras, como tratando de arañarse las plantas de los pies para demostrarle a él de qué están hechas las peruanas, como diciéndole "Me duele...y eso te gusta".  Se mueve con gracia ondeando la falda mientras sus pies hermosos, de apariencia delicada, vuelan sobre los carbones encendidos en los que se ha convertido el suelo.  El trata de vencerla, ella no se deja.  Bien dicen, la marinera es la forma más hermosa de torturar los pies de una mujer.  Ella acepta el castigo con ganas, con alegría y lo convierte en arte...transforma el dolor de sus plantas duras, ásperas, curtidas como cuero, en pasión, en belleza, en picardía y femineidad. 

Sigue la música, sigue tocando la banda que orquesta el ritual infinito.  Finalmente, él cede, cae rendido ante esos pies hermosos que intentó inútilmente doblegar, ante esos pies que no conocen lo que son los zapatos y que tampoco los necesitan.  La china a la que pretendía dar una lección se la ha dado a él, lo ha conquistado, lo ha vencido...se ha ganado su amor y su respeto.

Esa es la marinera norteña, esa es la historia que se repite una y otra vez, desde hace más de cien años...de hecho, desde que el hombre es hombre y la mujer es mujer... el eterno coqueteo y conquista, la mejor forma de mostrar que todos somos iguales...ya seas un adinerado chalán de alcurnia... o una campesina que jamás ha usado zapatos y que vive con los pies libres y bien plantados en esta hermosa tierra que se llama Perú.

Perú, Julio 2013

¡Felices Fiestas Patrias!