Lupe

LUPE, PASIÓN POR LA MARINERA

Día de sol intenso...adoquines de cemento ásperos como lija gruesa.  Las sombras nos indican claramente que es medio día, el sol está en lo más alto, en todo su esplendor, calcinando el suelo, convirtiéndolo en una superficie abrasadora... La gente se reune, suena la música.  De forma espontánea, natural, Lupe​ se quita los zapatos.....sabe que los adoquines rojos queman terriblemente...sonríe...lentamente se acerca al centro de la pista, sintiendo cómo el suelo áspero se empeña en abrasarle las plantas de los pies...no le importa...le gusta...lo desea...lo disfruta....¡es su marinera la que suena!   Empieza a bailar, se planta frente al chalán y lo mira directamente a los ojos, sonriéndole, coqueta, traviesa. 

Las plantas de los pies le arden tremendamente, el dolor sube por sus piernas y por su espalda, pero su mente lo domina y lo transforma en placer, en arte, en movimiento.  Y entonces todo fluye... requiebres, idas y venidas, coqueteos y retiradas.  No tiene falda, no la necesita, es capaz de conquistar en jeans al chalán más curtido.  El hombre le sonríe, la reta, la desafía... a través de las suelas de sus zapatos siente el calor intenso del suelo, la mira a los ojos, mira sus hermosos pies desnudos, sabe que esta hermosa dama que tiene frente a él se está friendo las plantas de los pies, pero que a la vez goza con ello.   La música continúa, la pareja evoluciona, zapatea ¡vuela!  El público aplaude, disfrutando de un hermoso espectáculo, algo auténtico y espontáneo. 

La música llega a su fin.  Una vez más la bailarina tiene al chalán rendido a sus pies, literalmente.  Se saludan, se despiden, y todo vuelve a la normalidad... Lupe se pierde entre la multitud, sigue descalza durante un rato más, sigue sonriendo, mientras se desliza grácilmente con los pies descalzos por el suelo abrasador al que ha derrotado una vez más....

La marinera es magia, es emoción, es pasión, es entrega... no es un baile, es un estilo de vida, como cientos de bailarinas pueden atestiguar.