Jeni

JENI

(Basado en una historia real)

UNA VIDA SIN MARINERA NO ES VIDA

Eso es lo que decía en la portada de su Facebook.

Amaba la marinera...era su vida, su pasión, su razón de ser.  Nada la detenía: ni los suelos calientes, ni las piedras, ni las pistas ásperas... Había bailando siempre descalza en los suelos más difíciles, sin quejarse, sonriendo, coqueteando a su pareja, disfrutanto y vibrando a cada acorde de la música.

Miró sus pies.  En casa siempre estaba descalza, jamás se ponía zapatos.  Le gustaba andar así, era un poquito como seguir bailando.  Revisó sus plantas:  eran duras, ásperas, curtidas...bonitas.  Eran pies de bailarina de marinera.  La piel de sus plantas podía contar muchas historias. Las horas y horas de ensayos, los concursos, los bailes, la infinidad de suelos en los que había bailado descalza.

Sonrió... tenía una idea... ¡Sí, lo haría!  Sería un buen ejercicio, y además le fortalecería más los pies. 

          !!!! a correr por la manzana sin zapatos :)

Escribió en su muro en Facebook. 

Salió a correr...La pista áspera le dio la bienvenida a sus pies desnudos.  Se sentía bien...era relajante correr descalza.  La gente la miraba... veían a esta bonita chica corriendo sin zapatos...¿estaría loca?  A ella no le importaba.

Mientras corría recordó aquella vez en que se quemó las plantas de los pies en la pista muy caliente....le había dolido una semana, pero eso no la detuvo de bailar.

Fue por la canchita de fulbito... el piso estaba roto, pero no le importó.  Al contrario, así entrenaría mejor sus pies.  Ya no sentían nada, parecían masajes.  No había dolor.  Le gustaba.  Sus pies ya estaban acostumbrados a eso y más.

Era temprano, aún no salía sol fuerte, la pista aún no quemaba.  Le gustaba sentir el piso fresco.  Recordó cuando ya había caminado en una tapa de buzón, de esas de metal... Sus plantas desnudas sentían el metal caliente, como si hubiese estado en el fuego...¡le gustaba!  Había zapateado allí, a propósito, para fortalecerse, para hacer su zapateo más potente.  Al principio le había dolido mucho, hasta hacerla llorar...Pero no se había rendido, se había quedado allí, aunque le daban ganas de salir corriendo...había continuado zapateando en el metal ardiente, porque sabía que si huía, si se rendía, ya no podría hacerlo en otro sitio.  Esa noche tuvo que echarse mucha crema en las plantas de los pies.  Pero había vencido...y no había sido la última vez.  Se había superado a sí misma, y había logrado hacerlo varias veces después, cada vez más tiempo. Había llegado a bailar hasta dos horas en pleno medio día...dos horas continuas quemándose las plantas de los pies en el metal caliente, dos horas intensas de reto, de desafío, de pasión por la marinera...Sus pies ya se habían acostumbrado a ese dolor intenso, ya era algo normal, se había dominado a sí misma, ya se había acostumbrado.

Ya había regresado a casa.  ¡Qué calor!  Estaba cansada pero feliz. Sus pies habían aguantado muy bien. 

Sí...hoy lo haría de nuevo...saldría al medio día, a comprar algo de comer. 

Miró en su muro.  Ya habían dos "likes".  Sonrío y escribió:

            Y más tarde a correr de nuevo

Terminó de teclear.  Fue a la cocina, sintiendo el piso fresco bajo sus pies desnudos.  Abrió la refrigeradora....sí, sí hay  se dijo a sí misma.

Lo había decidido:  iría al medio día, cuando el sol quemaba más, y se pararía descalza durante 10 minutos, quietecita, sin moverse, en la tapa metálica, ardiente, luego de haber untado mantequilla en las plantas de sus pies... podía hacerlo, quería hacerlo, sabía que eso la fortalecería. 

La marinera norteña era su pasión.

Para Jeni Milagros Gutierrez Cieza, eternamente apasionada por la marinera, que vive soñando con los pies.

Febrero 2015