Una chica de campo
UNA CHICA DE CAMPO
(Inspirada en hechos reales)
Jossie miró el suelo pedregoso en donde iba a bailar. Era medio día y estaba tremendamente caliente....sonrió... le recordó su infancia en el Pedregal, en su hermosa tierra arequipeña en donde desde niña corría libre y feliz con los pies al viento.
Le recordó su chacra, en la que caminaba horas y horas con los pies desnudos, "patacala" como decían en su tierra, sobre cascajo, piedras y hasta espinas.
Le recordó las bromas de sus amigos, que intentaban pisarle los pies "para enseñarle a usar sandalias"
La música empezó y con ella la marinera, que amaba, respetaba y la apasionaba. Con gracia empezó a moverse, lista para conquistar a su chalán. Sus pies descalzos desafiaron una vez más el suelo ardiente y lleno de piedras puntiagudas. Eso le gustaba, la motivaba a bailar mejor, a dar todo de sí.
-"Tus pies parecen camotitos, olluquitos" le decía su enamorado
-"¡Pero aguantan de todo, lo que sea! ¡Bien que te gustan!" le respondía ella riendo
La música la regresó de sus recuerdos. El suelo quemaba cada vez más y más. El calor del suelo era intenso, terrible, aún para sus plantas gruesas, duras y curtidas. El ardor, el dolor le recorría desde los pies, por la espalda y hasta el cerebro, y eso la motivaba aún más para bailar, disparaba la adrenalina y las endorfinas que hacían que lo disfrutara. Como toda buena bailarina, Jossie le ponía retos cada vez más duros a sus pies, eso la hacía sentirse viva.
El público aplaudía y a la vez miraba sorprendido a esta guapa muchacha que desafiaba el ardiente suelo con los pies desnudos, mientras sonreía y coqueteaba a su pareja. Esa era la esencia de la marinera, un baile de campo, del pueblo, en el que una joven sencilla, de chacra, se ganaba el amor, el respeto y la admiración del chalán de pura cepa conquistándolo con sus pies. Jossie lucía hermosa descalza. Natural, feliz. Realmente disfrutaba bailar y caminar sin zapatos. Se notaba en su forma de bailar, en su modo de caminar. ¿Sandalias? No las necesitaba, no las quería.
La música llegó a su fin. El público aplaudió a rabiar. La pareja se retiró. Jossie caminaba despacio sobre el piso caliente, saboreando cada piedra, sonriendo.
-¡Gracias! Salió genial
-¡Sí! Cada vez bailas mejor Jossie, se nota cuánto lo disfrutas
-Bueno, ahora a casa
-¿Y tus zapatos?
-Pues en casa
-¿Otra vez?
-Ya sabes que no me gusta usar zapatos. Si por mí fuera viviría siempre descalza. Pero ya lo estoy intentando. Respondió sonriendo
-¡Pero son un montón de cuadras hasta tu casa, y el suelo quema!
-Ya sabes, soy de chacra ¡Así me gusta!
Se despidieron con un breve beso. El la vio alejarse poco a poco, caminando despacio por la carretera de asfalto ardiente y áspero como lija gruesa. Caminaba con gracia, con paso natural, como si continuara bailando la marinera que tanto amaba.
-"¡Camotitos, olluquitos!" "Pebbles Picapiedra, ponte los zapatos" Pensó, sonriendo mientras caminaba en la carretera caliente. ¡Bien que le gustan mis pies, bien que le gusta verme caminar sin zapatos y darles masajes!
Y tarareando una marinera, La Concheperla, "El Himno" como le gustaba llamarla, se fue alejando rumbo a casa.
La marinera era su pasión, su vida, su todo. Y caminar descalza también.
FIN
20161121