En la Catedral

EN LA CATEDRAL

El sol del norte abrasaba. Medio día en la catedral. Tatiana tenía miedo, pero no se echaría atrás. Tenía que bailar y lo sabía. Lentamente, con los pies desnudos, caminó sobre la pista áspera. Hervía. Las plantas de sus bellos pies eran duras y ásperas, pero no lo suficiente para esto. La música empezó y con ella el baile. Sin dejar de sonreir, a pesar del calor que le freía las plantas de los pies, empezó a bailar. La música guiaba sus pasos, y ella se dejó llevar. El ritmo que amaba la hacía girar y dar vueltas, levantando la falda con gracia. Se olvidó del dolor de sus pies, ya no importaba, lo único importante era bailar, bailar y bailar. Amaba la marinera con pasión.

La música terminó. La hermosa muchacha, cansada pero sonriente, hizo una venia al público y a su pareja y se retiró tal como llegó, caminando descalza sobre la pista caliente, con los pies adoloridos pero feliz.