UN DÍA INTENSO

UN DÍA INTENSO

(Una historia real)

4.  REDOBLE

Llegó a casa y se quitó los zapatos como siempre.  Se fue a lavandería y buscó una pequeña batea de plástico, la llevó a la cocina la llenó de agua y le echó sal...bastante... agitó todo y se fue al comedor. Puso unos periódicos en el suelo para no mojar y con cuidado colocó la bateíta en el suelo.  Se sentó y revisó las plantas de sus pies... Estaban peor que nunca.  Tremendamente enrojecidas.  Sólo sus arcos seguían blancos, y con el contraste se veían aún más pálidos.  "La marinera norteña es la forma más hermosa de torturar los pies de una mujer" recordó. ¡Cuánta razón había en esa frase, en ese refrán de sabiduría popular!  Sus plantas lucían abrasadas, como si se las hubiesen quemado con planchas al rojo.  Pero no habían ampollas.  La piel era fuerte, resistente, correosa.  Era gracioso, así, rojas, sus plantas lucían aún más hermosas.  A pesar del intenso dolor, del ardor terrible que sentían, sonrío.  Se veían bonitas. Se lo habían dicho una y otra vez.  Al principio no lo creía, pero sí, era cierto, tenía bonitos pies, lucía bien descalza y sus plantas eran bonitas...muy bonitas.

Metió los pies en el agua salada.  ¡Dolió!  El dolor se hizo aún más intenso, sintió como si metiese los pies en agua hirviendo.  Ajustó los dientes, y poco a poco empezó el alivio.  La sal comenzó a desinflamerle sus castigados pies.  Se entretuvo revisando sus mensajes, entrando al Facebook, viendo las novedades, compartiendo sus fotos, chateando con sus amigos...

-Hoy caminé descalza, varias cuadras...hacía un calor terrible... Luego te cuento todo...

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1.  SALUDO

Era un día hermoso.  El cielo estaba de un celeste intenso.  ¿Azul?  No, el cielo en Lima nunca es realmente azul.  Salió temprano rumbo a la losa, con Eli.  Luego de un tramo se quitó las sandalias.  Simplemente deseaba hacerlo.  Caminar sin zapatos en la calle le daba libertad. Lo disfrutaba.  No le gustaban las etiquetas, pero, sí... era una barefooter.  Era como decir "Soy bailarina".  "Soy barefooter".  Sonaba extraño. No era una religión, no era una filosofía, era un estilo de vida.  Realmente era, simple y sencillamente, el gusto de caminar descalza, de salir sin zapatos a la calle, sin que le importara lo que la gente dijera o pensara, sin hacer caso de las miradas. Aunque, claro, habían miradas y miradas.  Algunas, las menos, de reprobación.  Otras, más, de extrañeza, de sorpresa al ver a una guapa chica caminando sin zapatos en pleno San Borja, a pleno sol. Y otras, las más, de admiración...por parte de chicas y chicos.  También habían algunas miradas de envidia, en especial de chicas...y claro, las más, eran miradas de gusto... había notado que a los chicos les gustaba verla descalza.  No era solo que sus pies llamaban la atención, sino era el hecho de que caminaba sin zapatos, no en la playa, no en el malecón, sino en la ciudad, a vista y paciencia de todos.  Sí, le gustaba.  Después de todo era mujer, y le gustaba atraer miradas, saber que descalza lucía más atractiva. 

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2.  FALDEO

Siguieron caminando y Eli tomó otro rumbo, así que se despidieron.  Siguió descalza, hasta llegar a la losa.  El suelo quemaba cada vez más, pero a ella no le importaba.  Finalmente llegó a la losa, saludó a Soni y charlaron un rato.  Saludos a la profesora y a los amigos, y a comenzar la clase.  ¡Fue una clase buenísima!  La disfrutó de principio a fin, aunque con el ejercicio y el calor terminó exhausta.  Al finalizar se encontró con Hedu y se fueron a caminar.  Ya era medio día y se notaba... el pavimento quemaba, y mucho...sentía como si caminara sobre brasas ardientes.  Hedu no le dijo nada, ya sabía de su gusto por caminar sin zapatos y por desafiar los pies, aunque sí notó que el día era especialmente caliente...pensó cómo le arderían las plantas de los pies a Karim, pero sabía que era fuerte, decidida.  El calor era ya insoportable, así que empezó a caminar por el grass.  Sus hojas frescas eran una caricia para sus plantas.  Se despidió de Hedu y siguió su camino.  La pista era áspera como lija gruesa.  Sentía como si estuviese en el desierto...así de caliente estaba.  Pero no, no se dejaría vencer, no se calzaría las sandalias.  Llegó descalza a casa y descansó un rato. Por la tarde tenía otra reunión de marinera.

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3.  FUGA

Cansada pero feliz se alistó y tomaron rumbo a Surco Viejo.  La banda tocaría en El Rosedal.  Llegaron, y grande fue su decepción y tristeza al enterarse que habían cancelado la presentación.  Tristes, Nancy y Karim enrumbaron a la Plaza de Armas.  ¡Había banda!  Y empezó a tocar Marinera. ¡Corrieron como locas!  Querían bailar, no se aguantaban.  Nancy se quedó con las sandalias, el suelo estaba demasiado caliente.  Pero no Karim... rápida cual rayo se descalzó.  El suelo estaba caliente...demasiado...pero ya estaba bailando.  No podía bailar con sandalias ni con nada en los pies, no se sentía bien, no era natural.  La música seguía y seguía, la gente aplaudía.  Terminó la música.  Los pies le dolían, el ardor de sus plantas quemadas era horrible, al punto que tuvo que ponerse las sandalias.  Nancy y ella se fueron a caminar, a pasear un rato, hasta que empezó otra marinera.  Nuevamente a correr, a bailar.  ¡Sandalias afuera!  La gente aplaudía, ellas eran su espectáculo ¡Y lo disfrutaban!  Varios en el público notaban lo caliente que estaba el suelo, y se sorprendían de ver a esta guapa mujer bailar feliz sin zapatos, en especial al ver lo enrojecidas que tenía las plantas de los pies, aunque a ella parecía no importarle... estaba como en un trance.  En eso llegó Mili, y a falta de chalán, Karim bailó con ella también, sin importarle el suelo que quemaba tremendamente.  Terminó el baile y la gente se acercaba, emocionada, a saludarlas, a felicitarlas, sin darle tiempo a ponerse las sandalias.  Mientras la felicitaban, el suelo seguía quemando sus pies.

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5.  FINAL

-Tengo los pies en el agua, este dolor es terrible.  Me arriesgué mucho al bailar en ese suelo muy caliente.  ¿Sabes?  No le deseo este dolor a nadie...pero el bailar pudo más.

-Tienes que tener más cuidado

-Sí, tendré más cuidado.  En fin, sabes que lo hago porque lo deseo.  Pero no te imaginas, no tienes idea cuán caliente estaba.  ¡Horrible!  Pero bailaba...y disfrutaba.

-¿Tanto así?

-Sí.  Pero no volveré a hacerlo.  La próxima bailaré con sandalias, con protección.

-Eso ni tú te lo crees Karim...

-Mmm...cierto, tienes razón, no puedo con mi genio, ya me conoces.

Y mientras escribía esto miraba las plantas de sus pies, enrojecidas... le gustaba verlas así, sentir ese ardor le recordaba la marinera, todo lo que había disfrutado en este día especial...el dolor era intenso, pero también había sido un día intenso.  Notó que sus arcos blancos dibujaban un corazón al juntar sus plantas enrojecidas.  Se veía bonito.  Karim sonrío.  Sí, la marinera es la forma más hermosa de torturar los pies de una mujer...y ella amaba esta tortura.

FIN

20160207