AMO BAILAR

AMO BAILAR

(Una historia real)

"Si me decían que baile sobre la pista de una carretera yo lo hacía... ¡Amo bailar!

Con el sonar de los tambores mis piecesitos bailaban, se movían al compás de la musica.  Al medio día la pista quemaba, y la gente me tomaba por loca al verme descalza... me decían que me pusiera las ballerinas, no les gustaba que me lastime los pies, pero yo les respondía que la marinera se baila descalza y que yo no quería bailar con calzado."

-¿En serio, y cómo podías aguantar eso?

"Siempre me dijeron que al bailar se sonríe, que no se demuestra otra cosa en rostro, sólo debo mostrar la satisfacción de bailar lo que me gusta.  Y siempre fue así, mostré lo mucho que me encanta bailar... llevando siempre una cara sonriente y enamorada de aquel bello arte: La Marinera"

El la miró sorprendido.  Había fuego en sus ojos, pasión al hablar y al recordar.  Observó su rostro, era bonita y tenía una hermosa sonrisa.  Y luego observó sus pies.  Ella estaba descalza.  Sus pies eran finitos, esbeltos, delgados, de arcos pronunciados.  Le costaba creer que unos pies tan bonitos fuesen capaz de soportar tanto.  Ella continúo:

"Debo admitir que días después hay un dolor insoportable.  Pero sólo camino... Y sigo adelante.

Porque nadie tiene porque enterarse de mis dolores.  Mis pies terminaban con ampollas abiertas, llenas de heridas, casi en carne viva, y ensangrentados en la parte superior de mis deditos."

-¿Y luego, los días postariores al baile, caminas sin demostrar el dolor, aún teniendo tus plantas en carne viva?

"La verdad...Yo si lo hacía.  Caminaba como si nada, como si nunca hubiese pisado pista caliente.  Intentaba disimularlo.  No tenían porqué saber que mis pies habían bailando días antes.

Sólo me miraba y miraba el camino... Y decía tengo que llegar porque tengo que llegar.  Y sí, dan ganas de llorar y de gritar.  Me salían ampollas.  Se desprendía parte de mi piel y seguía caminando.  De lo más normal."

-¿Y qué ocurrió, por qué dejaste la marinera, si tanto la amas?

"Tenía planeado regresar a bailar el mes pasado,pero no encontré docente así que la tuve que aplazar un poco más"

-¿Y además de bailar descalza, también caminabas sin zapatos?

"Sí, lo hacía, pero por tramos cortos, en mi casa y en la calle, cerca de mi casa.  Amaba sentir el frío o caliente del piso"

-Eres un verdadero ejemplo para muchas bailarinas...

"No soy mucho de hacer conocer lo que hago ...Prefiero que todo lo que le pase a mis pies se quede cono un orgullo para mí"

-La marinera es tu pasión, ¿no?

"La marinera es mi vida, y sólo sé que mis pies están dispuestos a todo por bailar marinera."

-¿A todo?

"Yo no les pongo límite.  Una vez había vidrio en la pista y yo no me di cuenta, y luego no me importó. Yo no me detuve cuando me entró vidrio a la planta del pie... Y nunca lo haría.  El dolor es de momento pero la satisfacción es para toda la vida."

-En eso ella lo miró a los ojos, y él a ella.  Era cierto, esta hermosa joven había bailado descalza sobre vidrios rotos, sobre las carreteras ardientes al medio día, ofrendaba sus pies a lo que amaba, a su marinera norteña.

-¿Puedo?  Dijo él

Ella no dijo nada, sólo levantó los pies.  El le cogió los tobillos para observar mejor sus plantas. Se veían suaves ahora, pero aún mostraban algunas marcas de todo lo que habían vivido, de todo lo que habían sufrido y gozado.  Esta muchacha llevaba marcada la marinera en las plantas de sus pies.

"¿Sabes? La verdad no se si aguante bailar más de una marinera descalza en una carretera caliente, pero siempre estoy dispuesta a retarme, y hago lo posible por intentarlo.  Me gusta bailar en carretere caliente, al medio día, cuando quema más. Para mí, la marinera se baila descalza y si no... Simplemente es todo menos marinera.  Para mi es una manía.  Mi reto es bailar en todo tipo de suelo...La marinera es un baile complicado, completo.  Y la verdad... A mi me gusta, me encanta... Es una adicción"

-El se quedó pensativo.  Esta linda joven que tenía frente a sí, y que había tenido el honor de conocer, demostraba una gran pasión, un tremendo amor a la marinera norteña, y como muchas otras a lo largo y ancho de todo el país ofrendaba sus pies a este hermoso baile.

Se despidieron con un beso amistoso, él sólo atinó a decirle "Gracias, estoy seguro de que pronto retomarás la marinera que tanto amas" y ella le respondió con una hermosa sonrisa, para luego alejarse, caminando descalza por la avenida, a pleno sol, tal como había llegado.  Fue entonces cuando recordó lo que ella le dijo al llegar, cuando él vio sus pies desnudos y le preguntó por qué iba descalza.  "Me gusta sentir el piso.  No se si me gusta lo extremo pero me gusta bailar. Y no soy de poner peros" había sido la respuesta de Yane.  El sonrió.  Se le veía linda descalza, natural, espontánea.  Ella era la viva imagen de la magia de la marinera.

FIN

20170811