La Marinera Norteña

LA MARINERA NORTEÑA

Es medio día. El suelo arde, como si fuesen brasas, calcinado bajo el intenso sol del Norte peruano. Está lleno de piedras filosas, puntiagudas. Los músicos sufren, enternados, bajo el intenso sol. Pero eso no es nada comparado a lo que le toca a la bailarina. Sus pies están desnudos, como corresponde. Sus plantas están curtidas, duras, ásperas como el cuero...ya no se ampollan más, aguantan cualquier suelo. Pero el calor está allí, se siente igual, arde, duele y aumenta las ganas de bailar. La bailarina lo siente a cada paso que da, pero el ardor sólo le da más ánimos para bailar. El chalán la saluda galante con el sombrero. El redoble empieza, suena la música. La marinera ha empezado. El chalán pica al caballo y el noble animal empieza a bailar, siente la música y sus poderosos músculos se mueven al compás, dócil, obediente a las instrucciones que el chalán le da suavemente con las riendas y los talones. Por unos momentos, mientras la música suena, son uno solo, parecen ser un centauro con una misma voluntad. La bailarina sonríe, se acerca, va y viene. Coquetea al jinete. Levanta volutas de polvo con sus pies desnudos al igual que el caballo con sus cascos. Goza, disfruta del baile que tanto ama. El público la mira admirado, impresionado...apreciando su valor, valorando la belleza del momento, de este instante. No en vano dicen que la marinera es la forma más hermosa de torturar los pies de una mujer... es un sacrificio que se hace con amor, que miles de bailarinas dentro y fuera de las fronteras del Perú hacen, con gusto, con alegría, disfrutándolo...Porque este baile es así, es alegría, es júbilo, es cortejo, es coqueteo, es conquista....¡Es la marinera norteña!

20160428