Y después de Álex, ¿qué?

Más o menos en 2017 mi amigo peruano Miguel Ángel Watts González tuvo curiosidad de saber si las calles de Barranquilla tenían huecos, problema que aqueja gravemente a Lima, y le respondí que pocos. En 2022, sin que me hubiese tocado más el tema, le dije que ya no podía afirmar lo mismo: en cuestión de unos cuantos años, la malla vial de Barranquilla se había llenado de huecos y grietas a causa del nulo mantenimiento durante la nefasta administración de Jaime Pumarejo Heins. Y digo nefasta porque Barranquilla se vino literalmente abajo en el cuatrienio 2020-2023: no solo no se le hizo mantenimiento a la malla vial, sino que no se canalizaron más arroyos (se concluyó el de Felicidad, contratado y avanzado en un 80% en el segundo gobierno de Alejandro Char Chaljub, y no se realizó la anunciada canalización del de la calle 85); se dejó acabar Transmetro; no se terminaron la Cordialidad, ni la Circunvalación, ni la 30; la infraestructura cultural literalmente se arruinó; y, en cambio, como insignia de esa administración, se llevaron a cabo proyectos suntuarios no acordes con la realidad de la ciudad, como el ecoparque de la ciénaga Mallorquín, el acondicionamiento de la playa Puerto Mocho, los bosques urbanos, el Riobús y el tranvía de Bocas de Ceniza, de los que solo se entregó finalizado el primero. En otros términos, una extraña preocupación por lo ambiental y el turismo, aspectos claramente secundarios frente a los temas críticos antes mencionados. Pero como entre cielo y tierra no hay nada oculto, y ellos mismos se delatan, rápidamente se supo la verdad: mientras fue alcalde, Pumarejo Heins siempre estuvo trabajando para su ego; en abril de este año, a escasos cuatro meses de culminado su mandato, fue nombrado director ejecutivo de Breathe Cities, iniciativa global que apoya a ciudades y comunidades sostenibles para mejorar la salud pública y reducir la contaminación del aire y las emisiones climáticas. Pumarejo Jr. se las trae. Cuando todo el mundo esperaba que Alejandro Char anunciara que aspiraría a su tercera alcaldía, un buen día aparece Carlos Acosta Juliao lo mismo que Pumarejo, funcionario de la cuerda Char como precandidato. Le pregunté a un amigo que trabaja con Gérsel Pérez, ficha política del clan Char, si Álex se lanzaría, y me respondió que sí; le pedí que me explicara entonces la precandidatura de Acosta Juliao, y me contestó que ese era el candidato de Pumarejo Heins, quien se le había “volteado” a Char Chaljub. Con toda razón, cuando empezó su tercer periodo, Alejandro Char lanzó varias pullas a Jaime Pumarejo, sosteniendo, por ejemplo, que comenzaba una nueva Barranquilla, que se iba a retomar el rumbo extraviado y que las cosas iban a cambiar. Carlos Acosta, huelga decir, quedó proscrito del panorama político; en enero de este año fundó Potencia, empresa de “consultoría estratégica para lograr que ciudades y territorios aprovechen su potencial y alcancen crecimientos exponenciales”.


Y a fe que las cosas cambiaron de inmediato: tan pronto se posesionó, Char Chaljub inició un muy necesario plan de reparación de la malla vial que, como resultado parcial, ha rehabilitado más de 25 km de calles en menos de seis meses. Arrancó la construcción del malecón del sur sobre canal abierto del arroyo de Rebolo, una de las cosas más feas de Barranquilla. Desarrolló otra fase del Gran Malecón. Comenzó la construcción de la canalización del arroyo de la calle 85. Empezó la ampliación de las carreras 49C y 50 y sus aceras. Retomó la reconstrucción del Hospital de Barranquilla. Reconstruyó varias estaciones de Transmetro y renovó la flota de buses, algo juzgado imposible por Pumarejo Heins. Empezó la segunda y definitiva fase del Museo de Arte Moderno. Anunció la reubicación del Telecóndor de Alejandro Obregón y la restauración de su mural Tierra, mar y aire, intervención inédita en la historia del arte en Barranquilla. Puso al servicio dos puentes peatonales sobre la Circunvalación. Inició la construcción del intercambiador vial de la 43 con Circunvalación a la altura de Alameda del Río. Llevó a cabo un espectacular plan de arborización y paisajismo en las zonas verdes, bulevares y glorietas alrededor de la Intendencia Fluvial, y en los separadores de la Circunvalación y de la Cordialidad. Creó el programa de vivienda Mi Techo Propio y el programa de crédito CrediChévere con el fin de acabar con los diabólicos pagadiarios. Lanzó el plan alimentario Desayuno pa’ ti. Reactivó la red de bibliotecas públicas. Se ha empezado a hacer mantenimiento a las canalizaciones de los arroyos. Como nunca antes, se han aseado y lavado áreas públicas como los alrededores de la plaza de San Nicolás, la antigua Aduana y la Cordialidad. Se ha emprendido un novedoso programa de recolección mensual de residuos de gran tamaño, complementado con multas a los desaseados; una campaña de disposición de plástico con recompensa alimentaria incluida y la erradicación de basureros a cielo abierto. Como si fuera poco, también trabaja en la culminación de los inconclusos proyectos bandera de Pumarejo Heins, como la organización de la playa de Puerto Mocho y el tranvía de Bocas de Ceniza. Todo, en los primeros seis meses de los cuatro años de su tercer periodo.


A su oportuna gestión se suma que el Ministerio de Cultura aprobó los diseños para la rehabilitación del teatro Amira de la Rosa; y que, a cargo de la gobernación del Atlántico, están a punto de concluir la restauración del magnífico edificio de Bellas Artes y las obras de la Gran Vía con deprimidos entre la Circunvalación y la Universidad del Atlántico; además, la gobernación también emprenderá la reparación del atroz tramo Murillo-calle 30 de la Circunvalación.


Es ingenuo pensar que Alejandro Char “arregló” a Barranquilla. Siguen pendientes no solo asuntos triviales como la cabal terminación de las obras de las avenidas Cordialidad, 30 y Circunvalación, sino fundamentales, como la recuperación integral del centro y el mercado público, la recuperación del espacio público, la canalización de más arroyos, la modernización del sistema de transporte público, la reparación y modernización de aceras y bordillos, el resurgimiento del Parque Cultural del Caribe y el Museo Romántico, y la construcción de la terminal intermunicipal de transporte.


Y utópicos, como los señalados recientemente por Antonio Celia en esta entrevista, donde expresa sus reparos al desarrollo de Barranquilla en los últimos 15 años, y plantea transformaciones de fondo que harían de Barranquilla una Dinamarca, una Holanda o una Suecia. Aunque reconoce que ha sido un éxito el modelo de gestión del clan Char, sus cuestionamientos fueron los siguientes:


Álex Char no es la panacea para todos los males que aquejan a una ciudad tercermundista como Barranquilla, que en realidad hay que considerar como el monstruo que conforma junto a Soledad, Malambo, Puerto Colombia, Galapa e, incluso, Tubará, Baranoa, Juan de Acosta, Sabanalarga, Santo Tomás, Sabanagrande, Palmar de Varela, Usiacurí y Polonuevo en el Atlántico, y hasta Sitionuevo (Magdalena), pero el antecedente de Pumarejo Heins prende alarmas. Un alcalde egocéntrico como ese, que con el mezquino fin de acumular réditos que le sirvieran de capital para sus aspiraciones posteriores a la entrega del cargo, llegó a imponer visiones equivocadas de las necesidades urbanas y emprendió dispendiosos proyectos en tal sentido, perjudica sin duda a Barranquilla, que insisto, no ha sido ni mucho menos la Cucaña durante la era Char, pero que sí ha dado pasos trascendentales y hasta hace pocas décadas impensados hacia una mejor ciudad. No hay que inventar ni figurarse nada, solo hay que tener presente todo lo que Pumarejo Heins no hizo y lo que dejó acabar, y todo lo que Char Chaljub ha enmendado, propuesto y ejecutado en tan solo seis meses. Definitivamente, con Álex Char la dinámica de Barranquilla es otra; es el fruto de una bien estructurada visión de ciudad, de su amor por Barranquilla, de su vocación de servicio, de su carisma y de algo que pocos han advertido: su competitividad, su actitud y compromiso de hacer las cosas lo mejor posible. ¿Habrá mañana quien le dé la talla a Char Chaljub? ¿O habremos de resignarnos a que regresen los tiempos de dirigentes incompetentes y corruptos como Bolívar Acuña, Caiaffa Rivas o Pumarejo Heins? ¿Permitiremos que nos hagan retroceder todo lo avanzado? ¿Qué pasará en Barranquilla después de Alejandro Char?



Barranquilla, 25 de julio de 2024