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Pátera de terra sigillata hispánica reconstruida con nume­rosos fragmentos; tiene un barniz rojo-claro y brillante y su ar­cilla es de color rojo-ladrillo toscamente elaborada.

Su forma se distingue del prototipo sudgálico: a) por el borde más estrecho y menos curvado, b) por no llevar decoración de hojas en barbotina sobre dicho borde, y c) por una mayor convexidad de la pared. Estos tres caracteres que diferencian la forma hispánica con la de La Graufesenque, coinciden en parte, seguramente por una natural evolución, más que por relación di­recta, con la producción de la Galia central y oriental del si­glo II (4), aunque con el pie más bajo y las características mol­duras en la parte exterior del fondo.

Esta forma aparece contemporáneamente bajo el reino de Nerón, tanto en las fábricas itálicas como sudgálicas, sin que se pueda determinar a cuál de éllas corresponde la primacía; tiene una larga perduración continuándose en la sigillata clara, pero es especialmente abundante en época Flavia.

Lleva generalmente marca de fábrica, en toda la produc­ción gálica, en tanto que en nuestro ejemplar falta por completo.

Es una forma bastante frecuente en la sigillata hispánica; la encontramos con características semejantes en Ampurias, Ta­rragona, Valle del Ebro y sin embargo no aparece en las fábricas ya conocidas de la Abella y Solsona (5). En el sur la encon­tramos en Itálica (6), y en el Museo de Tetuán, procedente de Lixus.