XXX Jornadas por la Unidad Católica de España desde el XIV Centenario de Toledo 1989

Ofrecemos al lector la intervención corregida de José Fermín Garralda Arizcun en las XXX Jornadas de la Reconquista Unidad Católica de España en Zaragoza, el 4-V-2019.

José Fermín Garralda Arizcun, Zaragoza, 4-V-2019

ÍNDICE:

    1. Agradecimiento

    2. ¿Cómo fueron las primeras Jornadas de 1989?

    3. Importancia de la historia de la Unidad Católica

    4. El desarrollo anual de las XXX Jornadas

    5. Consecuencias de la apostasía de la Constitución de 1978 y las posteriores cesiones

    6. El contenido fundamental de las Jornadas

    7. El futuro

    8. Colofón

  1. Agradecimiento

Es muy humano a lo divino, dar las gracias a los demás. ¿Por qué daros las gracias entre vosotros? Creo que es muy sencillo, porque los aquí presentes, en este hermoso salón de “Cristo Rey” de los PP. Escolapios de esta emblemática ciudad de Zaragoza, no os habéis dejado solos unos a otros durante estos 30 últimos años. Y, lo que es mucho más importante, en el tema que tratamos, no habéis dejado solo a Dios Nuestro Señor y a tantísimos mártires de España.

Hubiera sido muy duro no encontrar el calor humano durante estas 30 Jornadas anuales de la Unidad Católica de España. No haber encontrado a tantas personas de diferentes procedencias, detrás de las cuales hay otros muchos que aún personalmente se desconocen. Hubiera sido muy duro no haber hallado un grupo de católicos que represente a los muchos dispersos por lugares recónditos de esta piel de toro que es España, esto es, no haber encontrado un resto de Israel para mantener el reinado social de N. S. Jesucristo en las instituciones públicas de esta Patria común. Sin estas 30 Jornadas, quizás los asistentes no hubieran podido perseverar sus convicciones religiosas y también patrióticas más hondas.

Que los aquí reunidos sois parte de la Iglesia católica, está claro. También lo está que podéis consideraros parte de la punta de un iceberg, en cuanto que en gran medida está sumergido. Otros hablan de los ojos del Guadiana y de las aguas que se sumergen y emergen por su recorrido calcáreo. Los aquí presentes comunicáis las verdades sobre el reinado social de N S. Jesucristo, porque no sois una sacristía: estáis en la calle y dais respuesta a toda la actividad humana, desde el ámbito de la intimidad hasta el familiar, social y político.

(XXX Jornadas de la Unidad Católica de España, en la Residencia "Cristo Rey", Zaragoza, 4 y 5-V-2019. Foto:JFG)

En la aparente soledad eclesial, los aquí reunidos damos las gracias a los muchos sacerdotes que ha estado presentes entre nosotros a lo largo de estas 30 Jornadas anuales, y al arzobispo emérito de Zaragoza Mons. Manuel Ureña Pastor. Una vez que éste último tomó posesión en 2005, les visitó y, como buen pastor, celebró la Santa Misa de angelis desde 2006 hasta el año 2014.

Por todo esto, los presentes dan gracias a Dios, y también se agradecen entre sí, como católicos españoles, hermanos en la Fe de siempre, vivida con un estilo profundamente español. Gracias a los que están aquí y a los que han estado estos 30 años, a muchos de los cuales el buen Padre Dios les ha coronado con la Victoria. Tengamos presentes a todos ellos, con su nombre y apellidos, con sus rostros y sonrisa, con su celo por la casa de Dios y la España de siempre, que aún vive oculta en nuestra sociedad semipagana, triste y envejecida.

Estar aquí no es cuestión de edad. Aunque España tenga una población envejecida -ya lo avisaron los demógrafos hace 40 años-, no son pocos los jóvenes que vienen a las Jornadas, donde se transmite el relevo.

Algunos que no quieren bien a los aquí presentes, afirman que al fin nos han batido. Allá quienes lo dicen. En realidad, Vds. no están ni batidos ni abatidos, sino que se han mantenido en pie ante los hombres y de rodillas ante Dios durante 30 años más, aunque a veces la criatura se sienta tentada en el ánimo y la fe, en el compartir con los demás la esperanza, y en el apiadarse de sus semejantes en la caridad. Cada cual sufre sus dificultades personales, familiares y de todo tipo, pero que nadie olvide que la Historia la dirige el mismo Dios con su divina Providencia.

Durante 30 años Vds. han querido rendir culto a Dios en esta catedral que es su Patria, España. Un culto privado pero también público en las leyes e instituciones del Estado. Vuestra catedral también se ha incendiado, ennegrecido, y derribado parcialmente, pero sigue siendo una catedral, en vuestro caso a reconstruir o reconquistar. Durante 30 años Vds. han dicho que no la abandonarán y que se proponen restaurarla.

Catedral de Nuestra Señora en París, incendiada en 2019. La mordedura de las llamas nada podrán contra su reconstrucción. Foto: la Red

Con motivo de los 25 años de las Jornadas celebrados en 2015 (tengamos en cuenta que en 1990 no se celebraron), presentamos un extenso trabajo sistemático titulado: “Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas de ‘Seglares Españoles por la Unidad Católica’ ” (1). El lector puede encontrarlo en la Red.

Los temas de las XXX Jornadas los ha diseñado año tras año don Alberto Ruiz de Galarreta. Con las aportaciones de este autor en 100 números de “Siempre P’alante” (del nº 700 al 800) hemos redactado otro trabajo rescatando las tesis de vida práctica que encierran, titulado “Actitud socio-política del español al inicio del Tercer milenio, en el periodismo de Manuel de Santa Cruz” (94 pp.) (2). Fue presentado en el XIII Congreso Tradicionalista carlista del pasado 2018, y ahora está compartido en la Red. El trabajo ha resultado una antología de textos, donde se extracta, se ordena siguiendo un esquema lógico pero personal, se introduce, y a veces se explican algo sus tesis, con una total fidelidad a ellas, quedando siempre abiertos a posibles correcciones. Aunque los temas de las Jornadas no recogen expresamente tales textos, sí se advierte cómo estos influyen en aquellos, y que las formulaciones son similares, que es lo que importa aquí.

Quien se encierra en su propia familia, “sacristía” e institución de pertenencia, y sólo ve las dificultades en un mundo amenazador, se sentirá poco inclinado a recordar las grandes realidades de ayer y del hoy, las posibilidades existentes para influir en ellas, y la necesidad de desempolvar y reconstruir lo que constituye España. La actual tendencia a lo inmediato, la falta e instituciones sociales, la despersonalización de nuestra sociedad, el que nos vinculen a imágenes del pasado como si fuesen más una losa que liberadoras, y el afán por no chocar con nadie y por nada, es tan fuerte que pretende borrar los contenidos de la patria en la conciencia individual y grupal. Es como si se quisieran cortar con el pasado y hacer borrón y cuenta nueva, pero… ¿hacia dónde?, ¿se podrán lograr tales intentos?, ¿quién llenará el vacío que ellos crean por un espiritualismo mal entendido?

  1. De cómo fueron las primeras Jornadas de 1989

El año de Gracia 589 es el punto de partida espiritual de España como comunidad política, pues si antes se había extendido el catolicismo sin embargo se dependía de la Roma imperial. “¡Felices los pueblos romanizados de Spania!”, que en los siglos VI y VII convertisteis la patria de los godos, Patria Gothorum, en Patria Hispaniae al lograr la sincera conversión al catolicismo del rey Recaredo junto a los obispos, nobleza y pueblo godos que eran arrianos.

Luego transcurrieron numerosos acontecimientos en la complicada historia de España, teniendo la Unidad Católica como centro, foco, faro y guía, saliendo al paso de los errores “modernos” porque antiguos, analizados en cada una de estas XXX Jornadas.

Fue gozosa la experiencia de la celebración de 1989. Allí se reunieron más de medio millar de católicos en feliz convivencia en el hotel Beatriz de extramuros de la ciudad imperial los días 24, 25 y 26 de noviembre.

No queremos hacer la historia de este acontecimiento, pues ya la hicimos cuando celebramos el 25 aniversario del Primer Congreso de la Unidad Católica, colaboración que como hemos dicho está publicada en la Red.

Antes de 1989, las Uniones Seglares de Católicos españoles se reunieron en su VIII Encuentro Nacional en el castillo de Javier, los días 10-20-21-IX-1986. Fue desde ellas como se impulsó el Congreso de la Unidad Católica de 1989. Sin embargo, fueron el P. Alba Cereceda S.J. (+ 2002), Alberto Ruiz de Galarreta, el P. Dallo y don Rafael Santesteban Martínez (+ 2001), estos dos últimos pertenecientes a la Unión Seglar de San Fco. Javier de Navarra, quienes formaron la argamasa inicial y desde luego quienes han logrado su continuidad desde 1991 hasta hoy.

Quedan testigos de aquellos tres días de noviembre de 1989. Citamos a doce de ellos aunque sin duda habrá más: José Ignacio Dallo pbro., José Luis Díez, Isabel Picañol, Magdalena Llopis, José Silva, Jesús Ortiz, José Fermín Garralda..., Mari Carmen Palomares, Miguel Ayuso, Fernández de la Cigoña, Sandoval, Ángel Garralda pbro. Los siete primeros -salvo olvido- han estado presentes en todas o casi todas las Jornadas, y los restantes se han sumado conforme a sus posibilidades.

En 1989 los seglares fueron a la ínclita ciudad de Toledo a celebrar el décimo cuarto centenario del III er Concilio toledano y la conversión del rey Recaredo a la fe católica. ¿Por qué lo hicieron?:

En primer lugar porque así lo exige la gloria de Dios. Secundariamente, por el carácter instrumental que la Unidad Católica tiene para la salvación de las almas, una a una. En tercer lugar, por los beneficios, lícitos, que puede proporcionar al bien común de cualquier sociedad, no solamente de la española(3).

Se les convocó para reafirmar la doctrina y praxis tradicional de la confesionalidad católica del Estado español como primer gran tema teológico y tema vertebral del que depende la existencia de España, que ilumina y guía todos los demás. Conforme a las circunstancias de España, de él se deriva la intolerancia hacia la expresión pública de las religiones falsas (4).

El contenido doctrinal y teológico, académico, de todas las XXX Jornadas, una a una, ha sido y es: el laicismo, como siempre se entendió, es la apostasía de la sociedad política española (5).

Toda civilización y cultura que se precie de tal, tiene sus propias declaraciones e intolerancias inscritas como tales en cualquier definición. También las tiene la ideología del Liberalismo, por mucho énfasis que ponga en el concepto “Libertad”, que en realidad conduce a la negación de ésta. Es más, la exclusividad del liberalismo es mucho mayor que la quieta y pacífica posesión que corresponde a la verdad.

También hoy, y contrariamente a como se presentó para competir con la civilización católica y hasta la Ley y Derecho naturales, el llamado permisivismo tiene sus grandes intolerancias. En nuestros días, el Estado español es confesional pero del agnosticismo y el relativismo. Igualar la virtud y el vicio no conduce más que a oprimir la primera. Por ejemplo –y eso no es todo-, el nudista puede acudir a dos tipos de playas, y la persona bien formada sólo a una. Es más, desde algunas instituciones públicas ya se empieza a perseguir a los católicos, incluidos los padres en el ámbito de la educación de sus hijos, lo que en la sociedad ya es un hecho hace tiempo. Por eso, que hoy se critique las propias intolerancias de la civilización cristiana, cuando alrededor hay tantísimas imposiciones y amenazas, fuerza, trampas y hasta se está juzgando a los causantes de un golpe de Estado en el Principado de Cataluña, es mero cinismo.

1989 eran los momentos inmediatos a la más honda traición que ha vivido España, consumada en el breve período entre 1976 y 1978, la más honda decimos desde el año 711, 1812, 1833 y 1931. Fueron los propios los que tiraron todo por la borda e hipotecaron el futuro a favor de sus enemigos.

El amor impulsó a los seglares por las calles de la imperial Toletum aquel atardecer del 25 de noviembre de 1989. A la incomprensible exigencia del cardenal de Toledo –primado de España- de que dichos seglares no rezasen el Santo Rosario por la calle, sobre la que carecía de jurisdicción, un sector de los organizadores –pequeña fisura interna-, dirigido don José Ignacio Dallo, respondió que habían ido a Toledo a confesar la Fe, y no sólo a hacer actos de obediencia. Al anochecer, se reunieron en la plaza de Zocodover para dirigirse a la Plaza del Salvador, donde habían sido congregados para iniciar el rezo del Santo Rosario procesional.

La marcha del Santo Rosario encabezada por la Santa Cruz, dos antorchas y la bandera de España con el Sagrado Corazón, y la bandera del Movimiento Católico Español como uno de los grupos asistentes, recorrió las calles de Toledo hasta la preciosa iglesia isabelina de San Juan de los Reyes. En cabeza iba el P. Dallo, el P. Sagüés S.J., el publicista Sandoval… José Manuel Navarro con su familia, Hualde, Ortiz Ortín, Fernández Ortiz… Los fieles portaban lámparas haciendo una referencia plástica a la Fe católica y la abjuración de Recaredo. Recorrieron la calle de Santo Tomé y la del Ángel, ante el asombro de vecinos y viandantes. Nos dijeron que el coche del Sr. cardenal se detuvo ante la riada de los 500 seglares españoles que se encomendaban a Ntra. Sra. por las calles de la ciudad.

Los padres franciscanos, custodios de San Juan de los Reyes, ofrecieron todas su atención, permitieron la entrada, los fieles rezaron en la nave central con la Cruz y las banderas en el ábside bajo los escudos heráldicos y las letras de F (Fernando) e Y (Isabel). Los fieles, ya de retirada, atravesaron la puerta del Cambrón y fueron al hotel en autobús por el paseo Recaredo.

El amanecer del día 26 de noviembre, jornada destinada a hacer realidad el juramento de la Unidad Católica, alboreó lleno de vida venciendo el claro sol los nubarrones azulados de la noche. Se conserva un buen aparato gráfico de ello desde el ventanal del hotel Beatriz. Era la festividad de Cristo Rey, gozosa en la España de siempre. Era la hora de la llamada, a quienes votaron “no” a la Constitución de 1978 por agnóstica, atea práctica, la de las libertades de perdición, que arrancó todo un pueblo a Cristo Rey -precisamente el pueblo español, que el que más le confesó en la persecución religiosa de 1936-. ¿Nos damos cuenta de la tragedia y la importancia del momento? ¡Que sean seglares más que clérigos quienes tengan que clamar por esto!

Los seglares por la Unidad Católica quisieron asistir a la Santa Misa en la catedral de Toledo, donde planeaban realizar su juramento. El cardenal les ofreció un altar lateral de la capilla penitencial de San Pedro, para realizar los actos litúrgicos con la presidencia (¿fiscalizadora?) de su Sr. Deán. Ahora bien, les prohibió realizar allí su abjuración de todo lo que contraría la fe católica, así como –añadimos- el propio juramento: si Vds. quieren hacerlo, háganlo en otra parte.

Con esta prohibición, el cardenal desconoció a quienes mantenía la Unidad Católica en la práctica política de ese momento, a pesar de haber sido sostenida por la Iglesia en España sin excepciones hasta el último cuarto del siglo XX, y a pesar de la carta pastoral del mismo cardenal sobre la Constitución. Recordemos que al documento del cardenal primado se adhirieron ocho obispos (6).

(El P. Alba Cereceda S.I. presidió la Santa Misa del Juramento de Toledo en la cripta de su alcázar, de donde se tomó la foto adjunta.

Pero hay más y es un dato muy gozoso. Aunque según lo dicho los seglares no podían asistir en las condiciones que deseaban en la catedral de Toledo, no obstante obtuvieron permiso para celebrar la Santa Misa a las 11’45 horas -esta sí, con “abjuración de los errores modernos y manifiesto de fidelidad”- en la cripta del alcázar toledano, “relicario de heroísmos y de santidad”.

Creo que quien agenció el permiso de emergencia fue don José Luis Aguirre Manglano de Valencia. Se consiguió a dos escasas horas del inicio de la celebración de la Santa Misa según el horario establecido. Así fue como acudimos con gozo a la dolorida cripta del majestuoso alcázar, reconstruido como símbolo tras su heroica resistencia en 1936, y que había sido modificado y ampliado por el emperador Carlos V en el centro del viejo solar ibérico. Acudimos con humildad al alcázar que no se rinde, y no se rinde no ya por amor propio de los combatientes sino por amor rendido a Dios y a la Patria que precisamente Él nos preparó, pues nacimos en ella.

Primero se había obtenido el permiso municipal para rezar el Rosario por las calles de la ciudad, y después la autoridad militar que administraba el alcázar concedió el permiso que había sido denegado –al poner condiciones- en la catedral. Se cumple a la letra un sino propio de una época decadente por claudicación, presiones y el qué dirán: “Y nació en el alcázar, porque no hubo sitio para ellos en la catedral” (SP, nº 180, 16-XII-1989).

Catacumbas cristianas, recuerdos del “Sin novedad en el alcázar, mi general” en defensa de Dios y de España. Ahí hicisteis uno a uno el juramento de Recaredo, que se ha mantenido sin interrupción estos 30 últimos años, por la Gracia de Dios. Ser apóstol o mártir acaso” del himno de las Juventudes de Acción Católica de España ha sido siempre el compromiso de los jornadistas, el mismo que el P. Ángel Garralda recordaba en el VIII Encuentro de Uniones Seglares en Javier en 1986 (7), y en sus múltiples colaboraciones periodísticas en El Pensamiento Navarro y Siempre P’alante.

  1. Importancia de la Unidad Católica en la historia.

La Unidad Católica ha sido consustancial a España a lo largo de toda su historia. Los últimos 40 años lo demuestran, precisamente por el empeño puesto para que España vaya en dirección contraria a ella misma, y por la insistencia de los católico-liberales en afirmar que España como realidad temporal es perfectamente posible sin la profesión de la religión católica en las instituciones y aceptando los cultos y proselitismo de las religiones falsas. Con esto pretenden no poner pegas a su defensa del Estado laico propio de la mal llamada democracia-cristiana, que intentan diferenciarlo vanamente del laicista. En estos temas lo peor es lo que se ha llamado la conspiración del silencio.

Pasó el tiempo, y en el año 711 la tierra de Hispania retumbó al galopar del negro alazán que antes dispersó las arenas de las dunas del desierto. “¡Desdichada de ti, patria y Eclesia Spaniae!”, invadida por los sarracenos, y la traición de algunos godos incluido el Obispo don Oppas. Ntra. Sra. de Covadonga salvó los restos de Hispania e impulsó el inicio su recuperación o Reconquista, haciendo nacer como mil estrellas sus imágenes escondidas por miedo a la llegada del sarraceno. ¡Benditos los que mantuvieron el ideal de Cruzada cuando aparentemente todo estaba perdido tras el año 711! ¡Benditos los mártires de Córdoba, San Eulogio y compañeros, los mozárabes, las Navas de Tolosa, los repobladores sin fin llegados del Norte cantábrico –astures, cántabros, restos celtas de Vardulia y vascos-…! Más tarde, gracias a la Reconquista y la unión de los Reinos hispánicos regidos por gobernantes católicos, se consumó uno de los principales hitos de la Historia: el descubrimiento, conquista, evangelización y nacimiento de América. Y se detuvo la herejía protestante, y la amenaza turca y berberisca, la Compañía de Jesús inició la reevangelización de la Europa apóstata alejada de Roma, y se venció al ambicioso y gran Napoleón que embridó Europa. Y España, las Españas como suma de reinos con la misma familia real, importantes instituciones comunes y al servicio al ideal católico, fue grande.

(Jornadistas en la Santa Misa concelebrada en el Altar Mayor del Pilar. FotoJFG)

En las Jornadas se ha repasado la historia. Se ha estudiado los acontecimientos y conmemoraciones vertebrales de España: la invasión musulmana de 711 y la vigencia de la Reconquista (J. 22, 2011; J. 23, 2012). También el mensaje cinco veces trenzado de Covadonga (722), las Navas de Tolosa (1212), la conquista de Granada, el descubrimiento de América (1492), y el final de nuestra unión política (1512) (J. 23, 2012). Súmense como quemazón y lenguas del Infierno, la revolución protestante (J. 28, 2017), la masonería (J. 28, 2017), la invasión napoleónica (J. 19, 2008), y la trágica ruptura y persecución a todo lo católico por el regalismo y luego el liberalismo implantado con astucia en las pretendidas Cortes de 1812 (J.23, 2012). Sobre su historia posterior, las Jornadas han estudiado la resistencia del pueblo católico y tradicional al liberalismo a través del Carlismo y del pensamiento tradicional propiamente español, la resistencia al comunismo estalinista que incluye el “¡Volveré” de los Tercios del gran Carlos VII (J. 28, 2017), y el apoyo incondicional el Alzamiento nacional del 18 de julio y la victoria de 1 de abril, al que los jornadistas se adhirieron con entusiasmo a pesar de la distancia temporal (J. 20, 2009). En una perspectiva más inmediata, y enfrentando los turbios pasos de hoy día, las Jornadas han estudiado la mal llamada Ley de memoria histórica (LMH) creada por el PSOE y mantenida muy significativamente por el PP (J. 18, 2007), el actual despliegue de las sectas en España (J. 3, 1992; 8, 1997; y 28, 2017), y la decidida presencia y amenaza del Islam en España y todo Occidente (J. 15, 2004; J. 22, 2011; J. 23, 2012).

Aunque con abundantes referencias ella, ninguna de las Jornadas ha desarrollado expresamente la crisis “progresista” de buena parte del clero católico, quizás porque sus asistentes son sobre todo seglares, y quien ha resistido el embate “progresista” luego no se queja del sufrimiento pasado. Ahora bien, la traición clerical hizo que muchos laicos fuesen las víctimas del camino. De todas maneras, en las Jornadas se desmintió el documento de la Conferencia Episcopal titulado “Iglesia – Comunidad política” de 1973, analizado por varios autores en la Revista “¿Qué Pasa?” (nº 472, 476 a 481, 487), así como al clero taranconiano posterior a 1976 (8).

Todos estos temas han sido y son de gran actualidad en España, ya jaleados por unos ya silenciados por otros.

A veces los temas de las Jornadas han respondido a grandes centenarios y conmemoraciones públicas, y otras a problemas arraigados que nadie trata y además se silencian. Por ejemplo, y sobre tales silencios, Juan Pablo Fusi rechazaba la utilización política de la memoria histórica de esta manera:

“la idea de memoria histórica tiene un formidable problema extrínseco: el uso político que de ella se hace o puede hacerse; el problema, en suma, de ser muchas veces memoria construida, rehecha, reinventada y reimplantada desde el poder (…). La propaganda la escriben los vencedores; la historia la escriben los historiadores” (“ABC, martes, 27-VI-2006).

  1. El desarrollo anual de las XXX Jornadas

(Fotografía de despedida en la plaza del Pilar de Zaragoza. Foto:JFG)

Quién convoca. Si en 1989 las Uniones Seglares fueron la plataforma social y eclesial que recibió la sugerencia de un grupo de católicos españoles, y se reunieron con la inicial presidencia del Sr. Montero, desde 1991 las Jornadas no las han convocado las Uniones Seglares, sino la Junta Nacional para la Reconquista de la Unidad Católica de España, presidida sucesivamente por el abogado Julián Gil de Sagredo (Madrid), el escritor e historiador Dr. Alberto Ruiz de Galarreta (Madrid), y ahora supletoriamente -debido a la avanzada edad de éste último- por el dr. Jaime Serrano de Quintan (Gerona).

En 1990, quien en su día se comprometió a organizar las segundas Jornadas, falló en la organización y las Jornadas no se celebraron. El P. Dallo y don Alberto Ruiz de Galarreta tomaron inmediatamente las riendas, y decidirán continuar y celebrar las Jornadas con carácter anual, y no cada dos años. El plazo anual ha sido un maravilloso y constante “recuerda”, y un importante ingrediente de su éxito. Está visto que el plazo medio anual da resultado para la continuidad de las convocatorias. Don José Ignacio y Don Alberto fueron el alma de las Jornadas de 1991, manteniéndose como tales hasta hoy. Los temas los propone don Alberto y ahora también una Junta, y la ejecución es del P. Dallo y el presidente Serrano, esfuerzo éste que sólo Dios puede recompensar.

Carácter. Las Jornadas han sido de reafirmación pública de la Unidad Católica con una clara dimensión eclesial pero también de política católica, desde la ortodoxia doctrinal y tradicional a la praxis política temporal. Además de recordar la justificación de este tema principal, se realizan sus aplicaciones en la práctica cotidiana que hoy discurre en una sola dirección laicista, naturalista y secularizadora. Es decir, el paganismo está sustituyendo al cristianismo en la vieja Europa: lo ha hecho en los Gobiernos y lo está haciendo en la sociedad.

Son los jornadistas los que responden por sí mismos –es imposible suplantar a otros como libre es el acto de Fe-, pero quisieran que sus tesis centrales las compartiese la jerarquía católica, como fue durante siglos y de la que ellos aprendieron, quedándose por su parte las aplicaciones menores del presente.

Las jornadas han sido de reafirmación interior, de estudio de la doctrina católica y la historia, de análisis de la política actual y concreción de las aplicaciones políticas a la española, y de encuentro social y apostólico. Han tenido su centro en la adoración al Santísimo Sacramento, pues en Él se forjó el alma de nuestros padres, los más comprometidos en el alzamiento de 1936. No es de extrañar que entre los asistentes como en la España martirial de 1936, haya muchos comprometidos en la Adoración Nocturna. Tales nunca cayeron en los errores del intelectualismo católico-liberal tan pagado de sí mismo, de las novedades doctrinales de los muy inteligentes, de las cautelas de los listillos, del desarraigo y espiritualismo descarnado, ni en la actual inoperancia y desorientación tan ajenas a la fortaleza y una sana audacia. Quizás por ello, las Jornadas no han sido estrictamente académicas –aunque haya existido presencia de profesores universitarios-, sino de divulgación seria, de periodismo, de compromiso práctico, y en ellas se han establecido unas fructíferas relaciones humanas y sociales.

Por extraño que parezca, las Jornadas no han tenido eco en las revistas de pensamiento o divulgación (salvo una vez en la revista internacional Verbo y varias en Ahora-Información) (9), ni en la prensa. Así de insolidarios y olvidadizos podemos ser los españoles. Quizás la culpa haya sido algo de los jornadistas. Por eso, el quincenal “Siempre P’alante” se ha convertido en el portavoz de las Jornadas.

Las XXX Jornadas y este quincenal, ¡son lo único que existen en España centrado en la Unidad Católica!, y de lo muy poco que se mantiene en este sentido. ¿No damos cuenta de ello para dar gracias a Dios y seguir adelante? Jornadas y quincenal han ido estrechamente de la mano.

Lugar. Las Jornadas se han celebrado junto al Pilar de Zaragoza, salvo las de 1989 que fueron en la emblemática ciudad de Toledo, celebrándose las segundas junto al monasterio de gran Felipe II en El Escorial del 5 a 7 de abril de 1991, concretamente en la Casa de Ejercicios de San José.

En Zaragoza, los jornadistas se han afincado en la plaza del Pilar. Primero y durante nueve años, se utilizaron los hermosos accesos y el austero y gran salón de la “Casa de la Acción Católica”, en 2000 (Jornadas 11) se utilizó la Residencia “La Milagrosa, Hijas de la Caridad”, y, en adelante hasta 2018, el coqueto salón de conferencias de las “Misioneras Eucarísticas de Nazaret” (las nazarenas). Este año 2019, y por obras en el edificio de las nazarenas, los jornadistas se han dado cita en el acogedor albergue “Cristo Rey” de los PP. Escolapios de la ciudad cesaraugustana.

Cada Casa de acogida ha tenido su propio oratorio –centro espiritual de cada asamblea-, siendo hermosísima la iglesia martirial de San Juan de los Panetes custodiada por las Hnas. Misioneras de Nazaret junto al Pilar.

La Santa Misa del sábado siempre se ha celebrado en la basílica del Pilar, ya en el altar mayor bajo el precioso retablo renacentista de Damián Forment, ya en la Santa capilla de Nuestra Señora. Han celebrado los sacerdotes que asisten a las Jornadas o bien ellos mismos han concelebrando con los canónigos de la santa basílica. En 1992 concelebraron cuatro sacerdotes junto a los canónigos, y en 1996 ocho sacerdotes jornadistas junto al canónigo presidente.

(Altar Mayor bajo el retablo de Damián Forment, Siempre P’alante 1996)

Durante 18 años, la Santa Misa del domingo con el juramento se ha celebrado en San Juan de los Panetes, que tiene –repetimos- una clara huella martirial según recoge el friso del ábside, y en ella Mons. Ureña Pastor ha celebrado la Misa de angelis. En su nave central, al aterecer del sábado anterior se realiza la acostumbrada oración eucarístico-mariana con el rezo del Santo Rosario, la plática, la exposición del Santísimo y su bendición.

Las fechas. Las Jornadas siempre coinciden con el tiempo de Pascua, el domingo siguiente al de Resurrección. Litúrgicamente es tiempo de Dominica in Albis, cuyo significado Mons. Ureña explicó en varias ocasiones, tiempo reservado a los catecúmenos que se vestían de blanco.

Casi todos los años las reuniones fueron el viernes por la tarde, sábado y domingo hasta después de comer, y últimamente, para reducir costes a los asistentes, los dos últimos días. Los jornadistas se alojan en hoteles próximos a la plaza de El Pilar como el Alfonso I y Vía Romana.

Numerosos sacerdotes han acompañado a los jornadistas, y hasta ocho de ellos coincidieron en el año 1996 (“Siempre P’alante” nº 319, 1-IV-1996). En todas las Jornadas destaca el perseverante celo y atención espiritual del P. don José Ignacio Dallo Larequi, consiliario de la Unión Seglar San Fco. Javier de Navarra, y del P. Francisco Suárez Fernández (Valencia), de la U.S. Virgen de los Desamparados de Valencia.

Durante muchos años fue constante la presencia -los citamos en orden alfabético- del P. José María Alba Cereceda S.J. (fue el oficiante principal de 1989 y tomó el juramento de los seglares presentes en la cripta del Alcázar), Félix Beltrán, Braulio Manzano S.J., Baltasar Pérez Argós S.J., Francisco Suárez, y Antonio Turú.

Otros acudieron en una o varias ocasiones como Agustín Arredondo S.J. (Madrid), Gabriel Calvo, Isidoro Castellanos, Juan Antonio Cervera, Ramón Cué S.J. -al final no pudo asistir en 1989-, Fernández Serrano, Ángel Garralda, Pedro Jesús Lasanta, Ángel Ramos, Francisco Trell, Miguel Sagüés S.J., José Mª Serra, Bernardo Monsegú C. P., Cristóbal Foeckler, Franciscus Novinsky y don Emilio Lamas. No pocas veces ha estado presente el presidente de la Hermandad Sacerdotal Española, que ha oficiado la Santa Misa, aunque dicha Hermandad no haya organizado, asistido como tal, ni configurado las Jornadas.

Los apoyos de los amigos que no han asistido físicamente por imposibilidad, seglares y eclesiásticos, han sido numerosos, y es costumbre hacerlos presentes en el desarrollo de las sesiones, pues suelen enviar una carta de adhesión que siempre alegra a los jornadistas.

(Rev. "Siempre P'alante", 16-IX-2001 y 16-III-2002. Don Rafael Santesteban fue el alma de los seglares reunidos en la Unión Seglar San Fco. Javier de Navarra, y ésta de las Jornadas de la Unidad Católica. Durante buena parte de la Cruzada don Rafael estuvo prisionero en las cárceles de Bilbao)

¿Qué organizaciones, revistas y editoriales han estado unas u otras veces presentes entre los jornadistas? Han acudido las asociaciones Hispania Martyr-Siglo XX, la Hermandad de Ntra. Sra. de Paracuellos del Jarama, Miles Jesu, la TFP Covadonga, y las Hermandades profesionales Católicas.

Las revistas más próximas han sido: Iglesia-Mundo, Roca-Viva, Verbo, María Mensajera, Horizonte, Covadonga Informa (TFP), Isabel, y Empenta de “Gerona Inmortal”, siendo esta última constante en la asistencia y difusión del antes y después de las Jornadas. El digital “Ahora-Información”, periódico de reciente creación, se ha hecho eco de los dos últimos años.

Han hecho acto de presencia las editoriales “Sancho el Fuerte” –Carlos Etayo de Pamplona-, “Criterio Libros”, las Ediciones Nueva Hispanidad, y “Radio María”.

También han sido fidelísimas las asiduas hermanas Misioneras de las Doctrinas Rurales fundadas por María Isabel González del Valle, que estuvo dirigida espiritualmente por el beato Tiburcio Arnaiz S.J. Tienen un espacio para exponer su mensaje, apostolado, y distribuyen su boletín y hojas informativas.

(Don Alberto Ruiz de Galarreta, alma de las Jornadas, junto al Rvdo. P. Dallo Larequi y don José Silva en el salón de las nazarenas. Foto:JFG)

Conferenciantes. Los ponentes han sido numerosos y bastantes de ellos repiten el foro. El total asciende a 81 personas. Entre ellos hay no pocos del mundo académico e investigadores, de la enseñanza, profesionales y abogados. De ellos, 12 han participado 5 y más veces. Según orden alfabético son: Manuel Acosta (5), Miguel Ayuso (5), Cebrián (5), Fernández de la Cigoña (8), Rafael Gambra (5), García Cuenca (6), Garralda (26), Gil de Sagredo (5), Permuy (8), de la Pisa (8), Sandoval (8), y Serrano (6). Por su parte, los presidentes de las Jornadas exponen las conclusiones que a su vez comentan por extenso, encargo que lo han tenido los ya citados Julián Gil de Sagredo (abogado) de 1989 hasta 1996, el Dr. Manuel de Santa Cruz de 1997 a 2007 inclusive, y el profesor Jaime Serrano de Quintana desde 2008 hasta hoy.

La crónica de cada una de las Jornadas y sus conclusiones se publican todos los años en el quincenal “Siempre P’alante” y a partir de cierta fecha la crónica se encargada al autor de estas páginas.

El incansable escritor y editor de vídeos don José Luis Díez (Madrid) tiene un módulo para mostrar las más modernas tecnologías que utiliza para difundir “Siempre P’alante”, filmoteca, y Radio JLD.

Además de los conferenciantes, es justo destacar las siempre clarividentes aportaciones de don Carlos González de San Sebastián, que interviene activamente en los coloquios y mesas redondas, la palabra ardiente de Emilio Blanco (q.e.p.d.) que siempre vino con algunos familiares desde la Cerdaña francesa, y de otros amigos que no podemos citar –olvidar nombres sería un tremendo desliz-, cuya profunda vida cristiana transmiten en sus más variadas intervenciones. A ello se suma el enorme esfuerzo de la logística, como trabajo necesario que pasa desapercibido, de la que se ha encargado la U. Seglar San Fco. Javier de Pamplona. El autobús propio organizado desde Pamplona durante los primeros años, dio paso al autobús de línea, y luego a la utilización del autobús y turismos.

Hay un buen repertorio gráfico de todas las Jornadas, a las que siempre han acudido varios los fotógrafos, incluido Antón (Pamplona) que era profesional de la fotografía y F. Hualde. La calidad de la fotografía es desigual, y la abundancia de los últimos años se debe a las nuevas tecnologías utilizadas por Jesús Ortiz y Garralda.

Durante los primeros años, la Unión Seglar de San Francisco Javier (Pamplona) hacía el enorme esfuerzo de imprimir a tinta y repartir las conferencias del año anterior, en una edición rústica pero digna. De ello se encargaba su presidente J. M. Navarro. Esto demuestra que las Jornadas se tomaban con una gran seriedad y eran el colofón pascual de todo un año de trabajo. Ahora, con los nuevos métodos, las cosas han cambiado, hay conferencias que José Luis Díez publica en la Red, se tienen grabaciones de las intervenciones, y la revista Siempre P’alante se hace eco de las Jornadas vía internet.

(Don Alberto Ruiz de Galarreta realiza el juramento ante el P. Turú en el salón de Actos de las nazarenas acondicionado para la Santa Misa. Foto:JFG)

El juramento de las Jornadas desde 1989. Durante estos 30 años, en antes del ofertorio de la Santa Misa de la mañana del domingo que cierra las Jornadas, el presidente de las mismas realiza el juramento de la Unidad Católica de España por el Reinado Social de Jesucristo. Este juramento tiene un carácter teórico-práctico: la doctrina católica de siempre y su aplicación católica y tradicional en España. El alma teológica es la encíclica “Quas Primas” de Pío XI (1925) y contiene seis elementos prácticos.

El juramento dice así: “JURO defender la doctrina de la Unidad Católica de España y trabajar con todas mis fuerzas para su Reconquista y restauración en nuestra patria”.

Han realizado el juramento los mencionados presidentes Gil de Sagredo, Ruiz de Galarreta, y Serrano por edad de este último. El juramento lo recibieron el P. Antonio Turú, el P. Alba, el P. Dallo Larequi, de 2006 a 2014 el arzobispo de Zaragoza Excmo. Mons. Manuel Ureña Pastor, y después nuestros sacerdotes consiliarios. Durante los últimos años, al Acto se le da una mayor solemnidad, pues se realiza escoltado por tres banderas: dos con los colores rojo y gualda de España con el Sagrado Corazón de Jesús, y la blanca y oro con la carabela de la Catolicidad e Hispanidad.

Los asistentes renuevan libremente por escrito su juramento, entregándolo en la Comunión.

(Jornadistas en el puente de piedra de Caesaraugusta sobre el río Ebro con el Pilar al fondo. Foto:JFG)

  1. Consecuencias de la apostasía de la Constitución de 1978, y las posteriores cesiones.

Muchas veces, al amanecer, los que desean ser buenos cristianos pueden sufrir la tentación de angustiarse, sorprendiéndose con la duda de si el mundo que les rodea es el suyo.

Lo que ha ocurrido en España son las consecuencias que la Iglesia en España y los pensadores católicos de la España contemporánea avisaron en crítica y denuncia al laicismo y la secularización. La herejía liberal ha dado todos sus frutos y sólo faltan sus últimas concreciones. En realidad, se quedaron cortos en las consecuencias por lo que respecta a España. Desde luego, en 1978 España no era tierra de misión. ¿Qué ha ocurrido desde entonces, estrictamente al margen de lo que cualquier régimen político tiene de temporal?

Si los males en la Iglesia universal están saliendo ahora por los motivos que indica el Papa emérito Benedicto XVI, y salen como globos de pus infectado, los males públicos de España son patentes desde hace décadas: la claudicación de sus élites sociales, políticas y eclesiales por lo que respecta al derecho público cristiano, y el engaño al pueblo sencillo -al que casi todos pertenecemos- tienen mucho que decir.

No hay árbol bueno que dé frutos malos, y a la inversa. Las consecuencias del abandono del buen camino son pésimas, y la suerte de España es peor que la de 1931-1936. Algo dice el Evangelio sobre ello, de ese diablo que después de mucho discurrir quiere volver a la casa -una vez adecentada y limpia- de donde se le expulsó, entrando en ella acompañado de otros diablos más. De ahí que la situación última sea peor que la primera.

Las leyes en España son de las peores del mundo llamado libre. Y ante el actual estatismo, la pérdida de la Fe, y la caída en el materialismo, el Quijote español cae en el individualismo más total y sálvese quien pueda.

El pueblo sabe que estamos llenos de contradicciones, pues se protege mucho más al lince que al niño concebido y aún no nacido, se habla del hambre en el mundo mientras se busca una drástica reducción de la natalidad, se proclama la “primavera árabe” y se llena Oriente de guerras civiles.

¿No es el aborto una matanza horrorosa en un estado en pie de paz? Ya se plantea la eutanasia. Ya está el poder en manos de la izquierda y de los comunistas, en alianza soterrada con los separatistas. ¿Y la plaga del terrorismo y sus consecuencias, y el estado islámico?

El pueblo sabe que se le miente y engaña, y que quienes tanto le prometen no son de fiar. Pero no sabe qué hacer ni a quién recurrir.

El pueblo sabe que la economía cada vez va peor, aunque nunca como ahora se ha desarrollado tanto la ciencia empírica y la técnica. Lo sabe pero no acierta a manifestarlo.

El pueblo sabe qué ocurre, que por los frutos los conoceréis, y que esto va de mal en peor, pero no acierta a manifestarlo… porque le han cambiado la pintura y hasta el marco que adornaba sus hogares.

Por eso, aquí están los que celebran estas XXX Jornadas anuales mantenidas tras el XIV Centenario de la Unidad Católica. Sí, este mundo es el nuestro, y tenemos que amarlo apasionadamente como N. S. Jesucristo amó y ama a cada uno de los hombres por sí mismos y en todas sus circunstancias de su vida. Se trata de un amor en la verdad, comprometido y sacrificado, y no de blandenguería y mera emotividad. Un amor de reconciliación sincera y también de exigencia en la verdad.

  1. El contenido fundamental de las Jornadas.

Los jornadistas tienen un doble cometido. El primero, recordar como tesis cuál es la realidad de las cosas, exigible en todo momento a toda criatura y en todo lo creado. En 1870, el P. Enrique Ramiére, con aprobación de Pío IX, escribía:

Es un dogma de fe que Jesucristo posee una autoridad soberana sobre las sociedades civiles, lo propio que sobre los individuos de que se componen; y por consiguiente, las sociedades, en su existencia y en su acción colectiva, lo propio que los individuos, en su conducta privada, están obligados a someterse a Jesucristo y observar sus leyes(10).

Pío XI en “Quas Primas” (11-XII-1925) enseña:

La celebración anual de esta fiesta recordará también a los Estados que el deber del culto público y de la obediencia a Cristo no se limita a los particulares, sino que se extiende también a las autoridades públicas y a los gobernantes; a todos los cuales amonestará con el pensamiento del juicio final, cuando Cristo vengará terriblemente no sólo el destierro que haya sufrido de la vida pública, sino también el desprecio que se le haya inferido por ignorancia o malicia. Porque la realeza de Cristo exige que todo el Estado se ajuste a los mandamientos divinos y a los principios cristianos en la labor legislativa, en la administración de la justicia y, finalmente, en la formación de las almas juveniles en la sana doctrina y en la rectitud de costumbres” (nº 20).

Otra cosa es caer en la apostasía, de modo que al silencio del nombre de Cristo Redentor en las conferencias internacionales y parlamentos, le debe responder la proclamación del nombre y derechos de la real dignidad y poder de Cristo (nº 13). De lo contrario, se anuncian amargos frutos, el laicismo extenderá sus errores y propósitos, y la sociedad sufrirá violencias y conmociones. La encíclica “Ubi Arcano” de Pío XI es muy expresiva al respecto.

(Centenario de la Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús en el año 1919, 30-VI-2019. Foto:JFG)

En 1978, ante los miles de asistentes en la peregrinación mundial organizada por las damas de la Corte de Honor y los Caballeros del Pilar, con motivo de cumplirse sus bodas de diamante y de oro respectivamente, y delante el arzobispo de Zaragoza Mons. Yanes, de su antecesor Mons. Cantero, y del obispo de Vitoria Mons. Peralta, el P. Ramón Cué S.I. dijo:

Estamos haciendo en una constitución legal lo que va contra los derechos de Dios. Porque se parte de un punto que no se puede tratar: Dios. Hay un consenso, un acuerdo de comenzar con un silencio de Dios. Empezamos el diálogo, ignorando a Dios. Se genera así un monólogo de los que hablan sin Dios y contra Dios. Como cristianos somos traidores a Dios. Necesitamos e nuevo a María, para que nos traiga de nuevo a Dios, al hijo(11).

El segundo cometido de los jornadistas es recordar la calculada ambigüedad de la ley de reforma política de 1976 (12). También recuerdan la apostasía teórico-práctica del texto constitucional español de 1978, sobre la que se escribieron el cardenal primado en el Boletín Oficial de su Diócesis, con la adhesión de un grupo de obispos, así como significados católicos a secas –es decir, no católico-liberales- (13). De ello se hicieron eco y argumentaron desde todos los puntos de vista, colaboradores de los diarios El Pensamiento Navarro, aunque también de La Gaceta del Norte y El Alcázar…, de revistas de pensamiento como Roca Viva, Verbo, Iglesia-Mundo, Roma, y Cristiandad…, colaboradores de revistas periodísticas como ¿Qué Pasa?, Cruzado Español, María Mensajera, Sillar, Fuerza Nueva…, tras 1982 Siempre P’alante, Ahora-Información… etc. Esta apostasía práctica incluye la concreción al caso español. Un ejemplo es Rafael Gambra, asiduo de El Pensamiento Navarro:

(Don Rafael Gambra Ciudad. Foto:SP')

En el día de ayer el país apostató públicamente de su fe. Dejó de considerarse católico en su Constitución -fruto de la soberanía popular-, y, por lo tanto, en sus leyes y actos públicos (…). Negado Cristo en su santa fe, y la religión o religación del país para con su Dios, ya todo será posible y opinable en sus leyes y en sus costumbres. Nada podrá oponerse seriamente al divorcio, ni al aborto, ni al incesto, ni a la homosexualidad legalizada, ni al nudismo, ni a la eutanasia, ni a los cultos satánicos ni a los crímenes rituales(14).

Este segundo cometido está vinculado al primero tanto en sí mismo, como por darse las adecuadas circunstancias sociales. Luego vendrá la denuncia profética de Mons. Guerra Campos que explica en 1980 la apostasía ocurrida (15).

Este reinado social de N. S. Jesucristo debe ser la matriz para comparar en ella todo ideario y programa político. La tesis, según recuerda Álvaro D’Ors en 1987, es la siguiente:

1. No puede haber, después de la Redención, una potestad legítima que no se reconozca como delegación divina, de Cristo Rey, a quien compete la única soberanía de este mundo. Las otras potestades sólo merecen una obediencia provisional y relativa. 2. En todo caso, los actos concretos de la potestad no obligan moralmente más que cuando no contradicen los preceptos morales que sabemos impuestos por Dios, pues hay que obedecer a Dios más que a los hombres. 10. La Iglesia debe ser universalmente reconocida como intérprete auténtica del derecho natural. De su autoridad depende la obligación moral de acatar el poder constituido(16).

En este mal de la apostasía no deben caer quienes se reúnen en estas XXX Jornadas tras la celebración del XIV Centenario de la conversión de Recaredo en el año 589, siendo desde luego muy desgraciado el que caigan otros. Los aquí presentes se opondrán a ello, y recurrirán a los católicos con el objeto que cumplan sus propias y gozosas obligaciones. Si no quieren, se las recordarán. Si no las saben, también se las enseñarán.

(Banderas de España con el Sgdo. Corazón de Jesús y bandera del Vaticano. Zaragoza, San Juan de los Panetes. Foto:JFG2018)

Hablemos un poco de las circunstancias en las aplicaciones, tema éste profundizado en España a finales del siglo XIX, como reacción al liberalismo-católico del sistema de la restauración Alfonsina de 1874, y quizás también a cierto cambio de la diplomacia vaticana leonina en vistas del predominio de los estados liberales europeos, del kulturkampf alemán, y de la revolución proletaria o socialista que amenazaba con destruir sociedades y gobiernos a finales del siglo XIX. Para León XIII, aceptar las instituciones francesas no significaba aceptar la legislación de sus gobiernos: era el ralliement francés (17) que dio unos pésimos resultados prácticos.

Podría ocurrir que un país protestante (Suecia), o profundamente dividido en materia religiosa (los USA), o con muchos agnósticos, estuviese en hipótesis, siendo prácticamente imposible o muy imprudente urgir el reinado social de Jesucristo mientras dura esa situación. Pero España es diferente pues su sociología, sus necesidades políticas, sus amigos y enemigos, su psiquis y temperamento… justifican que ésta exigencia práctica deba ser actual y actualizadora.

En España la tesis es aplicable si los católicos cumplen, si no se refugian en las interpretaciones realizadas por la Democracia-cristiana sobre el Concilio Vaticano II, y además es necesaria para subsistir como comunidad política. En el peor de los casos, de cambiar las circunstancias sociológicas, la hipótesis nunca deberá convertirse en tesis. De dicho Concilio hay que advertir que mantiene la doctrina católica tradicional, que el poder civil confesional católico es diferente a la tolerancia o libertad práctica del culto externo y proselitismo de los no católicos, y que la restricción de estos en un país como España se podía seguir manteniendo según los obispos que vinieron de las sesiones conciliares.

Si en 1989 los jornadistas mantenían la tesis católica para la política, concretada en la confesionalidad católica del Estado y en la limitación del cultor externo y proselitismo de las falsas religiones (J.1, 1989, J. 2, 1991), también la mantienen hoy (J. 25, 2014 y J. 30, 2019). Lo han demostrado durante estos 30 años. Otra cosa es que la unidad católica sea el único tema a tratar, y que en la exposición de la temática general ante la sociedad semipagana se refiera de una u otra manera, en uno u otro momento, aún sin ceder un ápice en su planteamiento.

Si los españoles quisieran, se debería plantear en las elecciones del actual sistema político como medio -no como fin-: pero es que no quieren, nadie les ha enseñado, hasta los maestros de Israel han retirado indignamente la tesis quizás atemorizados por el temor escénico, quizás para justificar las malas prácticas del triunfo político liberal, o por convencimiento liberal según los casos. Desde luego, el sistema político liberal y sus enormes medios de propaganda se opondría a dicho planteamiento electoral, de ser éste frontal. Este es el gran problema, que si bien antes era un problema ad extra del territorio español, desde el final del Concilio comenzó a ser ad intra por la interpretación liberal del Concilio.

No vamos a entrar aquí sobre si la declaración “Dignitatis Humanae” conciliar es compatible o no con la doctrina católica de siempre llamada tradicional: unos como Leopoldo Eulogio-Palacios y, entre nosotros, Rafael Gambra, creen que no es compatible, y otros como Victorio Rodríguez O.P. y, entre nosotros, Pérez-Argos S.J., creen que sí aunque –señalen- existan varios desajustes a clarificar o algunos puntos a ser corregidos. La polémica entre Gambra y Pérez-Argos estuvo servida en el quincenal “Siempre P’alante” (18).

Por eso, en 1989 y 1991 la confesionalidad católica fue el título de las Jornadas haciéndolo equivalente a la Unidad Católica, más de ocho veces aquella ha sido objeto de conferencias (1993, 1997, 2001, 2003, 2005, 2009, 2010, 2013…), y ha estado presente en todo momento.

El tercer lugar, este año 2019 es muy especial porque en él se celebra el centenario de la consagración de España al Corazón de Jesús. España fue consagrada por don Alfonso XIII, rey constitucional, el 30 de junio de 1919, y de nuevo por el Generalísimo Franco el 30 de mayo de 1969, una vez reconstruido el monumento del Cerro de los Ángeles que había sido dinamitado en 1936.

Los reyes de la dinastía legítima también realizaron sus consagraciones, según explica T. Jaurrieta en el digital “Ahora-Información” (2019). En primer lugar, Carlos VII -Carlos de Borbón y Austria-Este- fue el primer rey español que consagró su persona y familia, sus Ejércitos, y las autoridades civiles de la España que gobernaba y que estaban presentes en el Acto, al Sagrado Corazón de Jesús, el 16 de junio de 1875. Lo hizo en Orduña, Vizcaya (“El Cuartel Real” 16 y 19-VI-1875).

Hacía ya más de dos años su hermano, el infante Don Alfonso Carlos, había ordenado que en la bandera de sus zuavos se colocara el emblema del Corazón de Jesús sobre las armas del Papa y las de España, consagrándole también sus zuavos y al Ejército de Cataluña y Aragón.

Don Jaime, hijo de Carlos VII, firmará un manifiesto del 24-III-1919, declarándose hijo sumiso de la Iglesia, obediente al Papa, y deseando, por encima de toda aspiración, el triunfo del reinado social de Jesucristo en el mundo.

El 3-VI-1932, don Alfonso Carlos I, prometía solemnemente ante la asamblea legitimista de Toulouse, “que, si la Divina Providencia dispone que sea yo llamado a regir los destinos de España, será entronizado el Sagrado Corazón de Jesús en el escudo nacional”. Lo mismo hará con la misma solemnidad en su manifiesto de 1934.

  1. El futuro

A ejercer la virtud de la esperanza, ayudan algunas “sorpresas” que Dios providente ofrece hoy en el ámbito temporal.

¿Quién iba a predecir lo ocurrido en el mundo y la Iglesia durante estos 25 años? Por ejemplo, la caída de la URSS, su desintegración política hasta crearse la CEI, y la caída del muro de Berlín en 1989, fecha en la que se celebró el bicentenario de la Revolución francesa tan utilizada por los marxistas. Ahí también el dominio económico del mundo por China, destacado por importantes economistas como Julián Pabón, hasta llegar, según Gordon Thomas, al terrorismo según escribe en Semillas de odio. La conexión china con el terrorismo internacional (2002).

Estamos contemplando, impávidos y con el único recurso de la oración y recogida de firmas en la Red, la fortaleza cristiana hasta el martirio de muchísimos cristianos en manos de los mahometanos en el Próximo Oriente.

Súmase la gozosa elevación a los altares de tantísimos beatos de la Cruzada española de 1936, la canonización de Juan Pablo II, de Juan XXIII, el Papa de Pacem in Terris y Mater et magistra, y de Pablo VI, el Papa de la Humanae vitae y de un siempre pulcro magisterio, que llegó a manifestar que “el humo de Satanás ha entrado en la Iglesia” y escribir sobre su deseo de que quien le sucediese llevase a la Iglesia a mejor suerte (19). ¿Quién iba a imaginar cómo el pus del enorme pecado de no pocos clérigos iba a salir con tal virulencia en estos últimos años? ¿Quién iba a imaginar también la multitud de películas comerciales que se han editado sobre temas religiosos como el Padre Pío, Los cristeros, Guardianes de la Fe, La última cima etc. que antes eran impensables publicar? ¿Y las manifestaciones de millones de personas, familias enteras, en Madrid, Barcelona y otros lugares en defensa de la vida, el matrimonio, la familia, el derecho a la educación, la unidad de España…?

La Providencia actúa en el tiempo, y en él purga a los hombres y corrige sus yerros. Hoy, cuando ya parece todo deshecho, un grupo de seglares católicos por la Unidad Católica ejercen año tras año su obligación a los pies de Ntra. Sra. del Pilar. Recuerdan la pérdida de la España oficial católica en 1978, y nunca se han plegado a ella:

Pero aquel basamento, por las intrigas y turbias maniobras de la otra España, quebró, y la unidad católica saltó hecha añicos en mil pedazos. Con titánicos esfuerzos y ríos de sangre se venía conservando, y reencontrando cuando alguna vez se perdió temporalmente. Pero influjos y presiones venidos de donde menos se podían temer nos la arrebataron -¿para siempre?-, tras una breve e irrisoria polémica, desde la mullida y reconfortante trinchera de las butacas de un Parlamento, de la cual el pueblo español ni se enteró. Fue el año 1978” (César Navarrete S.J., SP’, nº 168, 19-V-1989).

¿Quién iba a predecir estos 30 años de Jornadas y que “Siempre P’alante” llegase al número 827, si no es por la gracia de Dios al que únicamente deseamos servir, pues de este mundo sólo sacamos a nuestro favor boinazos y coscorrones? -así diría el buen amigo Sancho-.

Tras la negativa a la Constitución por motivos religiosos ya explicada de Don Marcelo en su pastoral de 1978, después de su nueva pastoral sobre el matrimonio y el divorcio, y tras la contradictoria soledad que hemos sufrido por parte de muchos pastores, ¿quién iba a imaginar que la mitra y el báculo del arzobispo de Zaragoza, Mons. Manuel Ureña Pastor, haya visitado a los jornadistas, les haya alentado y pastoreado con gozo desde el año 2006 hasta 2014? En sus homilías, Mons. Ureña ha dejado claro un magisterio que tenemos presente en nuestro hacer, pues los jornadistas siempre han sido y son una parte gozosa de la Santa Iglesia, sobreviviendo a aquella parte del alto clero español con el que discreparon rotundamente sobre ciertos aspectos relativos a la Constitución de 1978.

Recientemente, en 2019, y para evitar el despeñadero al que conducen los principios del liberalismo en España, algunos españoles de a pie están ofreciendo una mistificación entre la revolución y el cristianismo. Pero tales mixturas no son originales ni nuevas. Álvaro D’ Ors nos advertía, pocos años antes de morir en 2004, que llegaría un momento -ya estamos en él- en el que la natural reacción al caos y la inmoralidad iba a hacer surgir unas llamadas nuevas derechas en Europa, pero que tendrían una impronta paganizante: es el caso de Alemania, Francia, Italia y muchos otros países. Según él, nosotros les debíamos recordar la doctrina social de la Iglesia de siempre, y, por parte de Navarra, el viejo Reyno debía de aportar la concepción de los Fueros a la Europa del momento. De lo contrario, la situación final sería peor que la primera.

Otras conclusiones de las XXV Jornadas

Hay tres tipos de conclusiones.

Primero, unas conclusiones conformes a los temas abordados, publicadas en el quincenal “Siempre P’alante”.

Otras conclusiones son prácticas, como éstas:

    1. Promover la creación de nuevas uniones seglares (C., 1992).

    2. Potenciar el apostolado de la Prensa

    3. Agradecer la labor de la revista quincenal “Siempre P’alante” y estimular las ayudas económicas como portavoz de las Jornadas.

    4. Animar a realizar las limosnas adecuadamente.

    5. Utilizar las nuevas tecnologías

    6. Reeditar los documentos que recogen la Fe de la Iglesia

    7. Difundir el libro de Félix Sardá y Salvany El liberalismo es pecado.

    8. Realizar un censo de organizaciones, publicaciones y personas que defiendan la Unidad Católica.

    9. Pedir a los sacerdotes que no perjudiquen –saboteen- sino que recuerden la existencia de la vocación política entre los católicos.

    10. Agradecer a la jerarquía católica sus indicaciones en materia electoral (C., 1994).

    11. Estimular la acción política de base católica dentro y fuera del período electoral.

    12. El contacto de los católicos de distintas ciudades, regiones, y el extranjero.

    13. Evitar la infiltración de los “sedicientes católicos que tienen conducta política mala o aun simplemente dudosa o equívoca” (C., 1994), o de los llamados pacifistas (C., 1995).

    14. Evitar invocaciones a “una falsa caridad y un falso ecumenismo” (C., 1998).

Hay conclusiones que adelantan lo que seguramente será el futuro, y además señalan el camino a seguir. En efecto, hoy los seglares se muestran incapaces debido a que muchos católicos han dejado el campo al liberalismo conservador o radical. La culpa no es de los que permanecen fieles, pues hacen todo lo que pueden, sino de los católicos infieles.

Si algunas conclusiones de las Jornadas pueden parecer algo utópicas, es porque el liberalismo se ha generalizado entre los católicos, y no porque sean inconvenientes para el cumplimiento de las obligaciones actuales de estos últimos. Las conclusiones simplemente atrevidas, que sirven como inicio de oposición activa a la ideología del liberalismo, son estas:

    1. Potenciar el estudio de la Historia de España sobre 1936.

    2. Crear pequeñas unidades de católicos militantes de ámbito local y regional.

    3. Aglutinar en pequeñas unidades a quienes deban utilizar los medios digitales.

    4. Promover el contacto entre los jornadistas y sus amigos mediante una Red Alerta.

    5. Crear una secretaría que vigile la expansión y actuación de las religiones falsas y que contrarreste su propaganda.

    6. Rearmar las asociaciones católicas piadosas para que no acepten a las personas que siguen una política dudosa para un católico.

    7. Proponer a la Conferencia Episcopal Española reuniones de trabajo sobre la Reconquista de la Unidad Católica de España.

    8. Sostener económicamente donde sea necesaria la ayuda política interna e internacional.

    9. Ayudar a los católicos no liberales que atraviesan todo tipo de apuros -políticos, sociales y familiares- debido a la persecución.

    10. Reforzar la comunicación con grupos análogos existentes en las actuales naciones de Europa (c. 1993, 1998).

    11. Frenar “la tendencia de algunos católicos a aliarse con cualquiera, invocando un falso ecumenismo” (C., 1998).

    12. Exhortar a los católicos a que se preocupen más de la evangelización de los mahometanos, y defender a los españoles del proselitismo del Islam o sumisión.

Colofón

En estos 30 años, los jornadistas perseverantes consideran que lo mantenido por ellos en 1989 sigue vigente. En el apéndice recogemos algunos textos de varias de sus firmas más luminosas en el desarrollo de las Jornadas de 1989 y las segundas de 1991.

Primero, lo mantenido sigue vigente porque teológicamente es lo debido a Dios, al que puede responder un pueblo de bautizados aunque por decadencia de las costumbres, ignorancia y abandono de cierto clero, los católicos han llegado a asumir grandes errores teórico-prácticos. Este asumir es por deficiencia y no por virtud, por defecto y no por ser debido, por ignorancia y deformación muchas veces involuntaria por fallar los maestros y caer en un engaño colectivo y casi mecánico como no hubo otro en la historia de España.

Segundo, porque es básicamente lo santo y bueno mantenido por los padres y abuelos en una España que, aunque con grandes heridas, hoy sigue siendo básica y sociológicamente la misma. Las pésimas circunstancias actuales también se dieron en 1868 y 1931, y aunque hoy sean objetivamente más graves, los de entonces las consideraban subjetivamente igualmente dramáticas.

En tercer lugar, consideran que lo mantenido sigue vigente porque hoy es más necesario que nunca: España y los españoles sólo tendrán conciencia de sí mismos como tales, en la Fe católica hecha familia, sociedad y fundamento colectivo, y sólo en ella estarán unidos en la diversidad. El patriotismo constitucional del Sr. Aznar fue un pretendido y fallido remiendo importado de Alemania –de nuevo un extranjerismo ideológico impulsado por Jürgen Habermas - que nada soluciona y sí todo lo agrava en España.

En cuarto lugar, lo mantenido sigue vigente, porque la actual y paulatina descristianización durante 40 años, muestra que España es un pueblo de contradicciones. Estas nunca han debido extrañar y resitúan las exageraciones existentes para el mal, que atemorizan y excitan los ánimos de muchos porque se aprecia que están fuera de la realidad.

Los españoles deben redescubrir y asumir muchos de los aspectos de los que pueden hacer gala, siendo el principal la Fe católica que es lo único que les une de verdad, a la vez que advierten sus defectos y peligros. Cierto clero llamado progresista –que de progreso o mejora no entiende nada- tiene mil cautelas para afirmar que no influye en la política mientras que otros llamados de la misma manera influyen abiertamente en cuestiones temporales con un clericalismo inaceptable (por ejemplo el actual señor obispo de Solsona, Novell i Gomà). Mientras tanto, el pueblo se desvive en sus procesiones y la piedad popular donde hay mucho de espiritual. Si el anticlericalismo in crescendo prueba la pérdida de la Fe, también muestra la mucha Fe católica en la sociedad, aunque parte de la motivación de los primeros sean probar hasta donde pueden llegar a ofender. Las decisiones de los políticos contra la vida humana del nasciturus, la familia, la educación y la fe católica son artificiales, y su empeño sólo muestra la activa presencia del maligno y que los españoles no son lo que se quiere hacer de ellos. Seguramente desean volver a declarar lo que Azaña: “España ha dejado de ser católica”.

Oligarquías de fuera y dentro de España quieren cambiar por completo a España y los españoles, y con ello desmontar todo lo que España ha sido y aún sigue siendo. Pues no, no se confunda la apariencia con la realidad. El desafío galopante y la llegada repentina de todos los males -ahora la eutanasia- muestra que nada de esto es natural, coherente, ni propio. Es artificial como el mal mismo, importado y metido con fórceps y trampas y dinero, por lo mismo que en México el anticlericalismo es un adefesio y nada tiene que ver con el pueblo mexicano, el pueblo de Ntra. Sra. de Guadalupe. España sigue siendo la tierra de María. En España, la única manera de superar la cascada de males en cadena e in crescendo es definirse a sí misma, es corregirlos por elevación. Más todavía, si las ideologías y sectas disolventes plantean de facto proclamar el laicismo, la República y la persecución a lo católico y la misma naturaleza humana en los espacios públicos, la justicia y la enseñanza de los hijos…, los católicos no resabiados de liberalismo reclamarán una salida real a los problemas, una definición propia, como es el reconocimiento del reinado social de Jesucristo, que no por revestir formas algo diferentes a las antiguas deja de ser real como explica con claridad el magisterio de León XIII, por ejemplo.

¿Por qué el pueblo español, mal dirigido por laicos y clérigos, traicionó el reinado social de N.S. Jesucristo en 1978? ¿Qué complejos y comodidades, compromisos con otros, miedos y vértigos, y falta de fe… y sentido de lo real que adivinaba la deconstrucción del futuro, existieron entonces?

Digamos que uno de los grandes éxitos de los sectarios en España -infiltrados hoy en todos los grandes partidos políticos- ha sido convencer a muchos que la Cruz enfrenta a los españoles entre sí, que la Cruz no reconcilia, y que no reconcilió a los españoles tras 1939.

En esto último se equivocan como un hecho sociológico. Es decir: ¿no terminó el pueblo español reconciliado con unos gobiernos de inspiración católica –otra cosa son sus contenidos temporales- bastante antes de fallecer el general Franco? ¿No comenzó a cerrar los ojos y oídos, abandonándose a los nuevos maestros de la fe, con la crisis clerical, la ley de libertad religiosa indebida e innecesaria- de 1967 etc.? ¿Olvidan los gestos y agresiones de los enemigos de la religión católica como la tal Mestre, el tal Azcona, otros y otras?

Creer que la Cruz no reconcilia, supone una mala memoria histórica, una pérdida de Fé, y una dejación y abandono entre los católicos, que ha sido acompañada por la claudicación de las élites civiles y eclesiásticas, la expansión de la ideología liberal –que crea la falsa antítesis de “o dictadura o liberal-socialismo”-, el silencio de los “buenos”, y los complejos creados entre los fieles por la una agresiva militancia anticristiana.

En 1978, quienes menos debían, hicieron el juego a los sectarios y la masonería, al creer que la repetida reconciliación debía conllevar el destronamiento de N. S. Jesucristo en las leyes. Esto ha conllevado destronarlo de la misma sociedad, luego en la familia y ahora en la persona. La corrupción de la infancia en la educación es la máxima prueba de ello.

Ahora vienen las lágrimas de cocodrilo entre los católicos, que ojalá estén acompañadas por algo de nerviosismo para trabajar en la nueva evangelización y en la defensa los derechos imprescriptibles de los padres a la educación de sus hijos. (¿Y por qué no los derechos imprescriptibles de concebido y aún no nacido?). Vienen ahora –decimos- cuando, por abandonos culpables de los buenos, ciertas oligarquías han entronizado el anti evangelio y anti decálogo, entronizándose a sí mismas. Quitan a Dios y la religión católica y se ponen ellos, escudados en el Estado como nuevo ídolo -esto es, la ley de la democracia aunque sea agnóstica e inhumana-, a la vez que cultivan y promueven el odio y el enfrentamiento.

Quitaron a la Iglesia católica y se pusieron ellos en su lugar.

El problema de fondo está en si los españoles aceptan las leyes moralmente injustas como expresión de la voluntad general consagrada en una Constitución que desgraciadamente todos aclaman y que algunos llaman “la mentirosa”. Si aceptan tales leyes para otros, ¿por qué no para sí mismos? En efecto, preguntémonos quién es nuestro Dios, porque allá donde Dios muere en la conciencia del hombre se sigue la muerte del hombre imagen de Dios (Juan Pablo II, Año internacional de la Juventud).

Es hermoso el Mensaje de San Juan XXIII con motivo de la consagración de la basílica del Valle de los Caídos, enviado el 5-VI-1960. Es un canto a la tradición hispánica y la reconciliación lograda, mientras reclama fidelidad al mensaje social del cristianismo, en el caso de desear como se deseaba mantener la convivencia y los lazos de unión entre los españoles. Dice así:

Testigo es la Historia de que los altos ideales cristianos dieron cohesión e impulso a sus antepasados para las grandes empresas; y de que, cuando decayeron tales ideales, se mermaron y debilitaron igualmente sus lazos de unión, poniéndose en peligro su límpida y heroica trayectoria secular. Nos alegramos de que la España que llevó la fe a tantas naciones quiera hoy seguir trabajando para que (…) el solar hispánico, que se ufana justamente de ser cuna de civilización cristiana y faro de expansión misionera, continúe y aun supere tales glorias, siendo fiel a (…) la realización del mensaje social del cristianismo, sin cuyos principios y doctrina fácilmente se resquebraja el edificio de la convivencia humana(20).

Y terminamos. Proponemos para el futuro lo mismo que aconsejó el publicista Luis Veuillot hace casi dos siglos. Sin embargo, nosotros ponemos en paralelo o simultáneamente el trabajo por la conversión personal propia de la nueva evangelización, con la recuperación de la unidad Católica por parte de los españoles convertidos y conscientes. No sabemos si Luis Veuillot fue a modo de profeta, pero pasados dos siglos desde entonces nuestro mundo se retuerce necesitando a Dios más que nunca, incluido el ámbito político –constitucional, normativo y de participación real-. Europa se muere de vieja, se muere porque la increencia produce enfermedades mentales, se muere por el aborto y la eutanasia que llega, se muere por la adoración a la naturaleza… sin hombre, se muere por el odio del demonio a Dios que se “venga” en su obra predilecta que es el mismo hombre, se muere el hombre y los pueblos. El pueblo húngaro lo ha visto, y ha obrado en consecuencia, incluyendo a Dios en su Constitución e instituciones, y señalando unas realidades objetivas y no sujetas a permanente discusión. El pueblo polaco también es un adelantado. Otros políticos se van dando cuenta. España, la adormecida por su alto clero en 1978, es un desierto donde los atrevidos consideran su laboratorio de experimentación. Veuillot dice así:

(…) cuando llegue el tiempo, cuando se cumpla la prueba y que sea preciso reconstituir el edificio social, según las reglas eternas, sea mañana, sea dentro de siglos, los católicos arreglarán las cosas, como para sí mismos; sin darse cuidado de aquellos, que quisieran continuar en la muerte, establecerán leyes de vida. Colocarán a Jesucristo en su puesto, arriba, y ya no se le insultará más. Educarán a los hijos para conocer a Dios y honrar a sus padres. Sostendrán la indisolubilidad del matrimonio, y si a los disidentes les parece mal, sus hijos lo aceptarán como un bien. Impondrán la observación religiosa del domingo (sic.) para cuenta y para bien de la sociedad entera, dejando a los libre pensadores y a los judíos la libertad de celebrar, por su propia cuenta, el lunes o el sábado. Aquellos a quienes esta ley pudiera molestar serán molestados. Ya no se negará el respeto al Criador y el descanso a la criatura, con el único fin de contentar a algunos maniáticos, cuyo frenesí lleva tan neciamente y con tanta insolencia todo un pueblo al pecado. Sus casas serán, por otra parte, como las nuestras, más sólidas y sus campos más fecundos.

En pocas palabras, la sociedad católica será católica y los disidentes que ella tolere, conocerán su caridad, pero no destruirán su unidad.

Esto es cuanto se puede, de parte de los católicos, contestar a la esfinge y estas son las palabras que la matarán. La esfinge no es invulnerable; tenemos contra ella las armas, que necesitamos. El Arcángel no venció al Rebelde con las armas materiales, pero con esta palabra: ¿Quis ut Deus? Y Satanás cayó aplastado por un rayo de luz(21).

El 5-V-2019, los Jornadistas de las XXX Jornadas de la Unidad Católica realizan su consagración al Sgdo. Corazón de Jesús. Foto:JFG2019

¿Qué hay cizaña? ¡No importa! / Lo sabe el Amo. / ¡Que se alegren los trigos! / Es lindo el campo. (…) / No hables de la cizaña / Ella habla demasiado. / Mira al trigo; no mires / a la cizaña tanto. / ¿Cizaña en toneladas? / De trigo, ¡hasta de grano! / Y en todo caso, / ¡lo sabe el Amo! / ¡Que se alegren los trigos! / Es lindo el campo” (…) (Ramón Cué S.J.) (22).

Dios Jaungoikoa tiene la Palabra. La única. ¡Pues que viva Cristo Rey!

José Fermín Garralda

NOTAS:

(1) GARRALDA ARIZCUN, J.F., “Historia reciente de la Unidad Católica: un gran bien a conservar en España. XXV Jornadas de ‘Seglares Españoles por la Unidad Católica’ ”, Contiene 3 Partes: Parte 1ª: 78 pp., Parte 2ª: 85 pp. y Parte 3ª: 52 pp. Está publicado el historiadenavarraacuba.blogspot.com, entrada del 1-VIII-2015.

(2) GARRALDA, “Actitud socio-política del español al inicio del Tercer milenio, en el periodismo de Manuel de Santa Cruz” (Col.: Nueva Bermeja nº 19, 2019, 94 pp.) publicado en historiadenavarraacuba.blogspot.com, entrada del 21-VIII-2019.

(3) Avance del Manifiesto de los Seglares católicos en Toledo, 1989, “Siempre P’alante”, nº 179, 2-XII-1989

(4) Vivencias de Jesús Ortiz Ortín, “Toledo 89 en el recuerdo”, SP’ nº 694, 16-IV-2013, p. 15

(5) BOIVIN, Esteban, “Las etapas del laicismo”, Rev. “Roca Viva”, nº 37, 38 y 39 (1968), 25 pp. ; CORZO J.M., “Contribución a una crítica sobre el derecho al error”, Madrid, Rev., Verbo” (VII-VIII, 1979) pág. 791-820; IGARTUA, Juan Manuel, “Los derechos del hombre según la Iglesia”, Barcelona, Rev. “Cristiandad”, nº 561-562 (XI-XII-1977) pág. 280-283 hasta el nº 598-599 (I-II-1981) pág. 20-25 etc.

(6) “El Pensamiento Navarro”, jueves 30-XI-1978

(7) “Siempre P’alante”, nº 173, 1-IX-1989 p. 11 a nº 190, 19-V-1990. Así escribieron en carta dirigida al cardenal arzobispo de Toledo, don Julián Gil de Sagredo (SP’ nº 180, 16-XII-1989), Eulogio Ramírez (SP’ nº 182, 19-I-1990) y la Comisión organizadora de las Jornadas de 1989 (SP’ nº 183, 3-II-1990). A continuación la Junta de Seglares por la reconquista de la Unidad Católica lo comunicó al cardenal Ratzinger en su viaje a España (SP’ nº 184, 17-II-1990).

(8) A modo de ejemplo, se han comentado unas memorias por LÓPEZ, Francisco C., Las memorias del cardenal Fernando Sebastián. Un ejemplo de heterodoxia, Madrid, Círculo Hispanoamericano Isabel la Católica, 2018, 155 pp.

(9) GARRALDA ARIZCUN, J. F., "Los 500 números de Siempre P'alante", Madrid, Rev. "Verbo", nº 423-424 (marzo-abril 2004), pág. 306-317; IDEM. “Jornadas por la Unidad Católica de España en Zaragoza, XXIXª edición desde 1989”, Rev. digital “Ahora-Información”, 17-IV-2018.

(10) RAMIÉRE, Enrique, S.I., La soberanía social de Jesucristo, Barcelona, Ed. Cristiandad, 1951, 248 pp., pág. 44-45

(11) El Pensamiento Navarro (EPN), martes, 23-V-1978. La división en el clero español no data de 1978 sino que venía de años atrás. En 1971 se celebraron dos Asambleas paralelas pero de muy distinto carácter. La Hermandad Sacerdotal Española, que reunía a 4.000 sacerdotes y religiosos en España, celebró su Asamblea Nacional sobre los errores del progresismo moderno en Madrid (9 y 10-IX-1971), como prevención y respuesta a la Asamblea Conjunta de Obispos y Sacerdotes celebrada también en Madrid unos días después (13-IX-1971). Roma obligará a modificar parte de las conclusiones de ésta última: HERMANDAD…., La Hermandad Sacerdotal Española y la Asamblea Conjunta de Obispos y Sacerdotes, San Sebastián, La Hermandad Sacerdotal de San Ignacio de Loyola, 1971, 2 vols. La división en el clero español no era de 1978 sino anterior. HERMANDAD…. (Luis Madrid Corcuera), Historia de un gran amor a la Iglesia (no correspondido), Madrid, Hermandad..., 1990, 472 pp.

(12) RODRÍGUEZ, Victorino, “La voluntad del pueblo en el origen y mantenimiento del poder político”, Madrid, Rev. “Iglesia-Mundo”, nº 125-126; ÍDEM, Barcelona, Rev. “Cristiandad”, nº 554 (IV-1977) pág. 85-89. Hay otro Manifiesto de 37 firmantes fechado en Madrid, Rev. “Roma”, nº 47 (XII-1976). BACHS CORTINA José, “Carta al Rey”, Madrid, “Fuerza Nueva”, nº 522 (8-I-1977) pág. 31; ZAFRA VALVERDE, José, “La revolución ‘legal’ en España”, en “El Alcázar”, 24, 25, 26 y 27-V-1984; VIDAL CANALS, Francisco, “La transición, ¿reforma o ruptura? Por el honor y la libertad de la Corona”, en “El Alcázar”, (7, 8, 9-III-1984)

(13) Además de la Pastoral de Mons. Marcelo González Martín, véase, entre otros, GUERRA CAMPOS, José, Mons., “¿Constitución sin Dios para un pueblo cristiano?” Madrid, Rev. “Roca Viva”, nº 130 (X-1978), pág. 587-589; lo mismo, en “¿Qué Pasa?”, nº 643 (15-31-X-1978); FRANCO CASCON, Luis, Mons., “Argumentos y aclaraciones sobre la actual Constitución Española”, “El Cruzado Español”, nº 543-547 (XII-1980 o I-1981); TEMIÑO Ángel, Mons., “La Constitución española”, Madrid, Rev. “Roca Viva”, nº 131, (XI-1978), pág. 662-664; PRIETO RIVERA, M., “Ante la proyectada Constitución española”, Madrid, Rev. “Roca Viva”, nº 123 (III-1978), pág. 129-132; CALZADA Juan, “¿Cómo votar en el referéndum de la nueva Constitución Española?”, Madrid, Rev. “Roca Viva”, nº 131, (XI-1978), pág. 609-612; VV.AA., “Intelectuales españoles ante la Constitución”, Madrid, Rev. “Roca Viva”, nº 132 (XII-1978), pág. 691-692. Este manifiesto, recomendando el voto negativo a la Constitución, lo firmaron 61 intelectuales; S.A., “Confesionalidad del Estado”, Madrid, “¿Qué Pasa?, nº 638 (1 a 15-VIII-1978), p. 10-11; MADRID CORCUERA, Luis, “Non possumus”, Madrid, Rev. “Roca Viva”, nº 130 (X-1978), pág.537-538; CHANTEIRO F.P. de, “¿Católicos y, a la vez, ateos?”, Madrid, “¿Qué Pasa?”, nº 640 (1-15-IX-1978); ÍDEM., “El ‘¿si o no a Dios?’ de la Iglesia en España” ídem., nº 643 (15-31-X-1978), p. 14-15; ÍDEM. “¿Es hoy España ‘independiente de Dios’?”, ídem., nº 665 (IX-1979) p. 14-15 y ss.; RODRÍGUEZ Victorino, Madrid, Rev. “Iglesia-Mundo”, nº 209, (15-31-X-1980); MONSEGÚ, Bernardo, “Presente y futuro de la España católica según su eminencia el Cardenal Primado”, Madrid, Rev. “Roca Viva”, nº 138 (VI-1979), pág. 344-347: VALLET DE GOYTISOLO, Juan, “¿Constitución o anticonstitución?, Valencia, “Aparisi Guijarro”, nº 25 (III-1979), pág. 5-7

(14) El Pensamiento Navarro (EPN), 28-V-1978

(15) EPN, 3-I-1980, Melchor Cano

(16) Álvaro d’Ors, La violencia y el orden, Madrid, Ed. Dyrsa, 1987, 127 pp. pág. 120-121).

(17) HAVARD DE LA MONTAGNE, Historia de la democracia cristiana. De Lamennais a Georges Bidault, Madrid, Editorial Tradicionalista, 1950, 402 pp. A la política del ralliement leonino se refiere muchas veces Manuel de Santa Cruz en “Siempre P’alante” para distanciarse de ella.

(18) “Siempre P’alante”, nº 217, 1-IX-1991; 218, 15-IX-1991; 223, 1-XII-1991; 226, 16-I-1992). Previamente, Gambra había impartido y publicado una conferencia el “Boletín FF” (nº 36) en 1985, y Pérez Argós había escrito sobre el tema en la revista “Verbo” en 1984 (nº 229-230) y de nuevo en 1989 (nº 277-278).

(19) “Un texto inédito de Pablo VI. Me llega a las manos el texto ‘Pensamiento sobre la muerte’, que fue escrito por Pablo VI casi al final de su vida y que ahora se ha hecho público en Italia. En él, leo: “El drama de mis responsabilidades parece sugerir como solución providencial, mi éxodo de este mundo para que la Providencia pueda manifestarse y llevar a la Iglesia a mejor suerte”. Estremecedor”, “El Pensamiento Navarro”, 10-VIII-1979.

(20) CABALLERO José, Corazón de España. Historia del Monumento del Cerro de los Ángeles (1900-1976), Madrid, Ed. Fe católica, 1977, 211 pp. Véase también, “Alfa y Omega”, jueves 10-IV-2014 p. 6)

(21) VEUILLOT, Luis, La ilusión liberal, Barcelona, La Propaganda Catalana, 1884, 214 pp. traducida de la 3ª ed. francesa por Luis Oliver y Riera, 165 pp., pág. 154-157

(22) CUÉ, Ramón, S. J., Yo creo en la alegría. Canciones para tiempo de angustia, Madrid, 1973, 76 pp., p. 47

APÉNDICES:

Nº 1: Relación de los temas de las Jornadas anuales

Nº 2: Relación de conferencias y conferenciantes

Nº 3: Relación onomástica de conferenciantes

Nº 4: Textos de “Siempre P’alante” relacionados con la 1ª y 2ª Jornadas.