Mi reflexión ante las elecciones (2023)

(Por José Fermín Garralda) -

Compita Vd. económicamente con la partitocracia y el gran capital. Ya me dirá si puede hacerlo. Pues bien, aunque los carlistas se presentaron, con ilusión y éxito, al Senado de las Cortes española y al Parlamento Europeo en varias ocasiones, no es posible rivalizar con el gran capital, el control de los medios de comunicación, y el perdón del Gobierno concedido a los bancos, ni hacerse escuchar en los ambientes polarizados, el teatro y guiñol, el culto a la imagen, y la irreflexión, enrarecimiento y exclusión. Tantos desaguisados pueden arreglarse, pero en un plazo largo y con sanas reacciones insospechadas, que vendrán.

Ahora bien, no presentarse a elecciones no debe suponer el silencio ante el sistema que se ha impuesto poco apoco. Quien no pueda presentarse a ellas, no debe guardar silencio cuando se vulneran abiertamente principios y derechos fundamentales, y se controla, arruina y amordaza a un ciudadano que, además, carece de cauce para expresarse en una Navarra cada vez más desorientada y convertida en región piloto de la Agenda 2030. No quiero se aguafiestas, pero estas elecciones son un paso más a la esclavitud.

PRIMERO. Casi todos los partidos políticos han hecho posible la llegada de los puntos oscuros de la Agenda 2030. He ahí el error de largo plazo de la pésima política. Dejarles hacer, es situarse al final de un largo proceso e iniciar otro sin libertades. La partitocracia se rinde a ello porque se juega su acceso al poder, del  que depende su existencia.

Denuncie Vds. que todos o casi todos los partidos políticos han asumido lo principal, unas leyes contrarias a: la vida del ser humano imagen de Dios, al matrimonio, la familia, la adopción, la decencia pública, el respeto a la propiedad de la persona corriente, la agricultura e industria propias, la naturaleza al servicio del hombre de la que se aprovecha y cuida.

Estas leyes, desde la Ley de Educación de Villar Palasí en 1972, del divorcio con Suárez, el aborto con González y un largo etcétera in crescendo, han entrado siempre por la puerta trasera, con engaños y trampas. Pero hay más: hoy muchos partidos políticos niegan el derecho primario e inviolable de los padres a la educación de sus hijos, y cooperan en una programada corrupción de la infancia. ¿Cómo apoyar a cada nuevo mártir que debe haber? ¿No hay que hablar ya de ello y ofrecer soluciones? Es necesario crear un escudo en la calle, en el ambiente, en cada caso particular.

Una cosa es que el Parlamento de Navarra esté bajo la Ley general, y otra que no pueda hacer ninguna objeción, ninguna labor positiva y valiente. Más aún, la Comunidad Foral, por ser precisamente Foral, debe resistir cuando el  Gobierno vulnera los derechos fundamentales o los derechos de Navarra. Lo exige la realidad de las cosas. El actual estatismo es radicalmente enemigo del Fuero, el Derecho y las libertades.

Los principios y derechos fundamentales son preconstitucionales. La Constitución de 1978, plantada en el lado equivocado, lo dejaba en el aire; sin Dios toda quiebra era posible –y así ha sido- y la reinterpretación de aquella los ha negado uno a uno. De ahí que el término “preconstitucional” debe ser sustituido por el de pre estatal, pre gubernamental, o inalienable mande quien mande. Deben ser respetados por todos para la convivencia y la paz. La Justicia es el nombre de la paz. Y sin Justicia que nadie se extrañe la más absoluta opresión y el conflicto, cuyos nubarrones se anuncian en el horizonte cercano. La actual cascada de vulneraciones es fruto de la perversión del sistema político y la descristianización. Los carlistas lo anunciábamos en 1976, y antes, y que nadie se lleve a engaño.

En una sociedad así, no es apetecible vivir, porque el día que nos  pase algo parecido, nadie saldrá en nuestra defensa, nadie dirá “esta boca es mía”. Ejemplos hemos tenido con ocasión del Covid, con la negación de la objeción de conciencia a los padres y alumnos por la flamante Educación para la ciudadanía (2006) y por las barbaridades a peor que conocemos hoy... Hemos llegado a un punto final en el que se pretende  impedir cualquier restauración del hombre y sociedad, salvo cuando llegue el momento -que llegará, acelerémoslo- en que la sociedad se dé cuenta a qué extremos inhumanos y de chaladura mental se ha llegado.

Más que las palabras electorales y distracciones de programas vacíos y  retóricas fofas, importan los hechos. Ser utilizado por los poderosos a cambio del poder, es pan agusanado para hoy y hambre para mañana. Ya lo verán quienes se dejan engañar. Y este poder, ¿para qué?

Cada vez haya más navarros de distintas procedencias que rechazan el control del gran capitalismo transnacional sobre la política y sociedad, y el control inadmisible del Estado y la administración pública sobre nuestras vidas de ciudadanos y vecinos libres. Cada vez son más que rechazan que se utilice la tecnología para controlar y dirigir al hombre. Desearíamos que se uniesen en esto, pues la vieja Pamplona parece un campo de concentración, y lo anuncian mayor. Las cosas mal hechas por el cortoplacismo pasan una tremenda factura.

Ante la realidad de las cosas, el consejo de Solzhenitsyn el 18-II-1974 fue que si la mentira se extiende, que no sea a través mía: ¡rechacemos la mentira! Es parte de la revolución moral necesaria, el no firmar lo que no se piensa, no votar lo que no se quiere y no apoyar conscientemente la mentira en nada.  Decía Chesterton que cuando una sociedad deja de ser cristiana no llega ni siquiera al ámbito natural sino que se convierte en antinatural.

SEGUNDO. Concentrar la política en unos pocos días cada cuatro años, y de esta manera, no la hace social, ni representativa, ni participativa. Ni siquiera  se garantiza la representación, ni el control al representante, ni el sufragio universal de intereses

La sociedad exige respeto a sus instituciones sociales, libres, autónomas y no subvencionadas, para crecer y que el Estado se reduzca a los debidos límites, libre de la  partitocracia, las oligarquías y una burocratización excesiva y sin rostro.

El Gobierno de Navarra no debe ser un delegado del Estado toda vez que Navarra es la única comunidad Foral de España, que es pactista, con derechos propios, anteriores al Estado y administración pública.

Los carlistas valoramos la enorme importancia de la política y somos contrarios al retraimiento social, que se convierta en una maquinaria para alcanzar y conservar el  poder a toda costa, utilizando a los ignorantes y ambiciosos para imponer el reino de la chapuza, incluso con clientelismos, con trampas electorales, y perdiendo toda dignidad por pactos inconfesables con los amigos de etarras y con los separatistas.

La derecha liberal -que se decía conservadora, profesaba ser católica, y se manifestaba hasta piadosa-  tuvo el triste mérito de paralizar lo bueno ante el avance de lo malo, e imposibilitar  hoy la sana reacción de gran parte de la sociedad, que cada vez es menor por el pésimo ejemplo de las instituciones. ¿Quién practicó desde hace décadas el laisser faire, laisser passez, y decía que la política no era tan importante, que había que dedicarse a la vida cotidiana y de apostolado sin complicaciones políticas, que debían crecer las rentas ad intra aunque al final estas se han terminado ad extra… comiéndose la calle lo que es de la casa?

TERCERO. Exigimos el respeto a los Fueros. El derecho a la vida y la familia son el primer Fuero; sin su respeto todo cae como un castillo de naipes. El Derecho Civil Foral de Navarra (compilado en 1973), ha sido quebrado por el actual Derecho Público, y hoy se nos arranca el sano orgullo por nuestro milenario Reino. La actual Gobierno nos ha hecho bajar a segunda división en el desarrollo, lo que favorece la absorción de Navarra por la CAV.

Tampoco pueden pretender que lo vasco desuna a los navarros, cuando en Navarra la tradición vasca es fundamental allá donde esté, sin imposiciones ni violencias. Navarra ha sido una maravillosa síntesis ajena a los conflictos ideológicos artificiales, ejemplo de convivencia y unión entre sus gentes y abierta al mundo.

CUATRO. Se cosecha lo que se siembra. Cada vez es mayor separación entre la Navarra real y la oficial que se subordina al nuevo despotismo ilustrado títere de las modas creadas y la Agenda 2030.

Cada vez haya más navarros indignados por la falta de principios y la excesiva ambición de algunas ideologías. También ha indignado la división política en estas elecciones de los ideológicamente semejantes.

El todos contra todos, es contrario al bien común. El todos contra uno, es traumático. El reparto del pastel entre quienes pierden las elecciones, es una injusticia e inmoralidad. En una Navarra no enrarecida artificialmente es mucho más lo que une que lo que separa; por eso, en contacto con la realidad, las candidaturas independientes tienen mucho que decir. El oportunismo postelectoral aumenta el poder de las oligarquías y la partitocracia, y hasta algunos podrían querer no ganar para poder pactar.

El perfil del debate electoral ha sido bajísimo como dando a entender que todo está hecho. Hay diferencias importantes (Navarra-Euskadi, España o el separatismo, y la educación), que se callan sistemáticamente para no alterar al partido bisagra que da el poder contra de Navarra.

No se entiende la fatuidad, presunción y falsa seguridad de unos, ni lo imparable sino tramposo de otros cuando gobiernan en la sombra de los primeros -socialistas ambiciosos-, ni la división artificial y desconcertante del llamado sector conservador, ni la falta total de programa en casi todos. Todos piensan en alianzas pero no dicen cuáles, aunque se sospechan con fundamento.

QUINTO. Busqué con lógica y encontré lo más sencillo, debiendo negar la mayor. En la situación límite que impone la Agenda 2030, hay que estar dispuesto a ceder lo límite y hasta ceder el poder político -un imposible para la partitocracia- por mantenerse libre de ella: qué más da que la Agenda 2030 venga por Pamplona, Vitoria o Madrid. Importa mucho dejar bien claro en la conciencia social y política, que nunca se debe ceder ante las malas leyes y prácticas que quiebran frontalmente la vida de los navarros así como la enorme personalidad de Navarra como viejo Reino milenario.

No traguemos lo más terrible como es el aborto voluntario y frivolizar con la vida humana. Con otro ropaje algunos dijeron hace décadas: antes prefiero una España roja que rota. Pues no, este dilema es un engaño: ni roja ni rota, si es roja ya está rota, y lo roto siempre se puede unir. Lo que importa es resistir a la Agenda 2030 y lo que ha conducido a ella, y trabajar y hacer posible esas resistencia. Resistir ya es, hoy día, ganar.

Navarra sólo se existirá si proclama con todas sus consecuencias: Nor Jaungoikoa aña? -¿Quién como Dios?-, Bendito sea el Señor Dios mío (Benedictus dominus Deus meus, leyenda del antiguo escudo del Reyno), y el por la libertad de la patria, permaneced libres como pueblo (Pro libertate patria gens libera state, Divisa de los Infanzones de Obanos).

Esperemos que el ataque iconoclasta, ideológico y partidista que utiliza el pasado como una herramienta, no arranque, ni como pasatiempo talibán, las piedras del palacio de Diputación que contienen las dos últimas inscripciones.

Hay algunas reacciones sanas en el cuerpo social, pero sólo podrán ser vistas con esperanza si no ponen tronos a las premisas y cadalsos a las consecuencias.

José F. Garralda - Pte. de la CTC de Navarra

Estas reflexiones asumen la Nota ofrecida por la CTC de Navarra.


Tomado de "Ahora-Información", 26 de mayo de 2023