La crisis de Cataluña hoy, anunciada en 1906

Algunas verdades y la raíz de la crisis.

NO HAY nada nuevo bajo el sol. Ni siquiera la boutade del secesionismo actual en Cataluña, la organización de su referéndum independentista y unilateral, las fuerzas sociales que lo apoyan, y la acción de la masonería.

¿Cómo se ha llegado hasta este extremo? ¿Qué implica? ¿Cómo salir de la actual crisis?

Todo ello nos lo explica el obispo de Vich don José Torras y Bages en 1906. Conviene leer entero su folleto (1). Como no el acceso a él es difícil, al menos recogemos algunos fragmentos significativos, precedidos de nuestra tesis y un breve comentario.

Al final añadimos cuatro afirmaciones de Ahora-Información para completar el legalismo del Sr. Rajoy -e incluso refutar su actitud-, que el lector pueden situar en varias de las tesis extraídas de Torras y Bages.

1ª TESIS. La paulatina descomposición social en la que ha caído Cataluña y el resto de España, conlleva la división y muerte de sus sociedades. Esto, favorecido por el poder absoluto de ciertos burócratas como Puigdemont, Junqueras, Forcadell, Mas… -nosotros añadimos sus nombres-, ha desembocado en la tiranía de los más atrevidos sobre la población.

Torras y Bages afirma lo siguiente:

“La paz social, la paz interna, la regularidad en el ritmo de la vida es el mayor de todos los bienes de que puede disfrutar la sociedad (…) Aquella sentencia evangélica, “todo reino dividido entre sí quedará desolado”, es una sentencia de sentido común. Porque la irregularidad del ritmo, las perturbaciones del organismo y los conflictos de humores significan un estado morboso, una alteración en la salud, y por lo tanto una propensión á la muerte. Una sociedad cuando muere, muere siempre por descomposición orgánica (…) porque una comunidad humana es sociedad en cuanto tiene una ley, un ritmo de vida sin la cual no sería otra cosa que una turba (…) Hay en las sociedades algo personal y permanente, algo substancial que da cohesión á las partes, unidad al conjunto y carácter á la forma, algo que no se creó ni por un decreto soberano ni por un plebiscito popular; existe una integridad moral de la patria contra la cual no es lícito atentar, porque sería atacar á la misma vida de la patria. Existe en esa entidad moral que llamamos patria, una ponderación y equilibrio de humores que es locura querer manosear. Es claro que esta ponderación no es invariable, que las proporciones que la constituyen cambian sin que se pierda el equilibrio, porque son efecto del natural movimiento de la vida; pero si un burócrata audaz quisiera poner mano en aquella ponderación y equilibrio de fuerzas sociales, y tratar la vida social, el organismo viviente de un pueblo, á su antojo, amputando sus miembros y sajando vísceras, si el quisiere dictar las leyes de la vida, con un fiat de pretenciosa omnipotencia, si en vez de dejar que el cuerpo social se desarrolle y desenvuelva en virtud de la ley de su propia vida, el burócrata pretendiese amoldarle y hacerle tomar la configuración por él imaginada y preferida, entonces á ese burócrata no le llaméis demócrata, ni amante del gobierno popular, sinó tirano de los ciudadanos y enemigo de la libertad”. TORRAS Y BAGES, José, “Los excesos del Estado. Á los liberales de buena fe”, Vich, Imp. de Anglada, 1906, 67 pp., p. 10-12

2ª TESIS. Los opresores de Cataluña no son sus ciudadanos, ni el resto de España, sino sus burócratas separatistas.

Hoy día, la vida y la muerte de los pueblos está en manos del poder civil soberano y todopoderoso que origina y manipula una sociedad raquítica. Hoy, unos suponen que dicho poder civil es el Estado español y otros que son los separatistas que copan las instituciones catalanas. Pues bien, es evidente que no se trata del Estado español porque ni él ni tampoco España nacieron “ahora”, ni en 1978 que es cuando una españolía configurada consintió la Constitución de dicho año porque así se lo exigieron sus líderes civiles (don Juan Carlos, Suárez, Fernández Miranda…) y eclesiásticos (Mons. Tarancón y gran parte del episcopado a excepción de unos siete u ocho prelados clarividentes). Ni siquiera España ha oprimido a Cataluña, toda vez que durante cuarenta años ha vivido su mayor autogobierno (delegado del Estado) de su historia.

Más bien hay que decir que es la partitocracia nacional-separatista la que se salta la historia, la que anula siglos de vida en común, genera división hacia fuera y un duro enfrentamiento interior, y la que ha actuado de forma vil y tiránica durante décadas en su propia tierra deformando inteligencias, voluntades y sentimientos, creando prohibiciones grotescas etc., aunque -es preciso decirlo- con el consentimiento acomplejado y cómplice de UCD, PP y PSOE. Ahora que no nos lloren.

Para los separatistas catalanes la democracia es casi sólo palabras, pues ha sido de antemano cuando se han separado del resto de los españoles. Dentro de Cataluña su democracia ha sido durante décadas y es hoy, airada y perseguidora.

Los separatistas de hoy actúan como la masonería de ayer. En efecto, y según Torras y Bages, cuando ésta controla la administración pública: “no buscan sus inspiraciones en el país (añadimos que en el país catalán y menos que en el español por actuar de entrada contra el resto de España), ni hacen las leyes siguiendo los deseos de los pueblos, ni para el régimen de estos atienden á la natural complexión de los mismos, á sus sentimientos, á sus creencias, á sus tradiciones, á sus hábitos y á sus reales necesidades. La doctrina, la voluntad, el interés y el dogma de la secta se imponen, ésta tiene un molde, y el país se ha de sujetar á sus formas. De aquí el uniformismo imperante, y el ciego carácter doctrinario que suele informar á la política moderna”.

Y esto que vale para los separatistas, se podría aplicar a los legisladores de 1978.

3ª TESIS. A menos cristianismo, más estatismo nacionalista y, con él, más el separatismo. Desde 1978 las autonomías son un estatismo en un redil pequeño, porque el Estado central les delegó atribuciones siendo el Estado español -además- débil. Y es débil por denostar toda la historia anterior y la España tradicional (foral), por su liberalismo y europeísmo, por sus complejos de herederos del franquismo, y por su servilismo ante los que se visten de antifranquistas.

El estatismo de los nacionalistas se salta el derecho común de todos los españoles y origina un nuevo derecho totalitario en su cantón.

Los políticos hablan de política a la vez que manosean la naturaleza -la familia, la educación, los medios de comunicación…- y la Religión, entrometiéndose en las materias mixtas comunes a ambas sociedades. Si la Secta masónica es separatista y, dentro de Cataluña, estatista y totalitaria, también tiene odio al cristianismo, aunque hoy muchos clérigos en Cataluña (dicen que 300) estén apoyando la secesión y el golpe de Estado separatista. Puede ser que lo hagan para congraciarse con sus enemigos potenciales o bien porque han sido captados por ellos y han politizado la religión.

Para colmo de males, según Torras y Bages:

“En virtud de la lógica social siempre que el Cristianismo se debilita, la potestad política se hace más absoluta, porque disminuida en ciertas almas aquella fuerza, directora, suavísima, amorosa y amplia (que es el cristianismo), el Estado quiere invadir y dominar la conciencia de los ciudadanos, y erigirse en arbitro absoluto del movimiento humano”. Así, las sociedades que no tienen la ley sobrenatural de vida del Evangelio, crean su propio ídolo que es la nación- Estado, de manera que: “El gran peligro moderno es la tiranía política ó sea la anulación del principio jurídico, que significa lo mismo que la destrucción del derecho humano, de cuya tendencia es síntoma elocuente el socialismo de Estado, que es á donde se dirigen inconscientemente una gran parte de políticos modernos”. Así: “El querer convertir la política en una religión, imponerla como un dogma, echar la Religión de la sociedad, y colocar en lugar suyo la política, es de una trascendencia tan inhumana, que creemos sinceramente que los que tan cosa intentan, los apóstoles del laicismo, ni ellos mismos saben lo que hacen” (p. 28). Un Estado así ni es ni puede ser suave ni misericordioso.

4ª TESIS. España es un resultado milenario, ni se funda en un momento dado (una Constitución), ni depende de una generación secesionista en el caso que la hubiere.

Sin los trámites de la historia, España no sería un Estado ni un organismo político. “De aquí -señala Torras y Bages- es que el derecho es esencialmente humano y eminentemente histórico, porque el derecho es vida, y la vida es una historia. La vida nacional de España es la historia de España. Por su historia España es lo que es. Sin historia no hay España. España sin historia, en estado de naturaleza, no existe, y si existiera significaría un pueblo informe, incoloro, neutro, con los distintivos solamente de los pueblos salvajes. Por eso nosotros, amantes de la vida y del derecho que en el órden social y jurídico se confunden, hemos propugnado en favor de la subsistencia de España del derecho de las distintas regiones que integran el Estado, porque esto significa circulación de vida, y es condición necesaria de belleza y de fecundidad. Y todo esto supone la historia, y la historia es el proceso de la vida, y esta significa la providencia” (p. 32).

5ª TESIS. El Estado central según el liberalismo vacía el ser y espíritu de España, con la contradicción de exigir seguidamente a los secesionistas el respeto a una ley constitucional que mantiene formalmente dicha vaciedad. Por eso tememos que tras el intnto de referéndum del 1 de Octubre los constitucionalistas se pongan a “consensuar” y “negociar” un cambio de la ley e incluso la Constitución, a favor de los secesionistas.

“En esta materia esos políticos caen en una enorme contradicción. Dictan leyes y fulminan penas contra los que atentan á la integridad del Estado, es decir, á sus miembros externos, y en cambio ellos como si la sociedad española en vez de ser un ente con vida propia fuera una pura abstracción, una construcción elaborada en las oficinas ministeriales, no un ser viviente con sentimientos, conexiones, ideas, gustos y aspiraciones propios, ello, pigmeos, quieren á gusto ó á disgusto del país crear una nueva España, crearla de la nada, es decir, una sociedad nueva con un nombre viejo, sociedad á la moda según el último figurín llegado del extranjero” (p. 33). “La política no es un arte creador, como las bellas artes, sino un arte ó hábito gubernativo, y ha de admitir la vida nacional tal como existe” (p. 33).

6ª TESIS. El secesionismo es “contra” España y no a favor de Cataluña, reducida ella -y España- a una forma externa y folclórica. El secesionismo quiere “ganar” todo para sí, pero en realidad pierde todo toda vez que origina un totalitarismo muy próximo a la vida cotidiana del hombre de la calle y, por ello, es doblemente opresor.

Ni el radicalismo ni la masonería poseen un espíritu de veras, “su principio ó razón de ser es la negación, por consiguiente no es principio fecundante, sinó disolvente, y no puede infundir la vida sinó la disolución y la muerte” (p. 41). Todo ello está vinculado al deseo de extirpar el cristianismo de la sociedad. El radicalismo etc. más que del pueblo, vive “del amoroso calor que les presta el Estado moderno” (p. 46). “Una sociedad que no respeta el derecho significa una sociedad relajada y por consiguiente enferma y próxima a la desorganización, porque le derecho es la afirmación de vida en los distintos miembros del organismo” (p. 57).

7ª TESIS. No respetar el límite de la ley y del derecho significa la descomposición social, una agresión a todas las demás partes interesadas, es decir, al resto de los españoles, y significa también el absolutismo del nuevo Estado que se desea crear y de la nueva idea que se desea que surja e impere. No respetar a los demás implica no respetarse ahora -pero tampoco luego- a sí mismo. ¿Ley? ¿Derecho? : ¡fuerza y voluntad! Sí; la nueva esclavitud.

EN CONCLUSIÓN: El referéndum planteado hace daño a Cataluña y los catalanes y desprecia a España y los españoles. Es el pistoletazo de salida para una cadena de referéndums propiciados entre nacionalistas y marxistas o neocomunistas en toda España. Genera en enfrentamiento entre cada autonomía y España, y dentro de cada autonomía convertida en un “futuro” Estado, como signo de la balcanización o reinos Taifas de la península hispánica. Esta decadencia moral, esta disgregación política, la falta de relevo generacional, el todos contra todos, y la ruina económica, conllevará la desaparición de España, los españoles y los habitantes de la antigua piel de toro de la faz de la tierra. Si la materia vence al espíritu -sobre todo en un país idealista y quijotesco como España-, la sola materia entrará en descomposición.

ADENDA.

En Ahora Información se han afirmado cuatro tesis que calla el Sr. Rajoy y que completan el recurso del presidente únicamente a la legalidad, separada y al margen de la legitimidad, la historia, la política y hasta sus propios votantes:

    1. Hay realidades históricas que una generación no tiene derecho a liquidarlas por medio del voto o la democracia.

    2. La clase política que está potenciando hoy el referéndum es heredera de la clase política que ha expoliado las arcas públicas.

    3. El modo de convocar el referéndum ha sido por medio del control y la manipulación social.

    4. El neocomunismo podémico quiere imponer la plurinacionalidad y no la foralidad de España

José Fermín Garralda Arizcun

Pamplona, 23-IX-2017.

(1) TORRAS Y BAGES, José, “Los excesos del Estado. Á los liberales de buena fe”, Vich, Imp. de Anglada, 1906, 67 pp.