Un nuevo éxito del joven novelista Javier Serena

Lugar de encuentro entre el personaje y el autor,

Y lugar de encuentro entre el editor, el autor y los lectores...

HA SIDO en la librería-café WALDEN de Pamplona. En su salón de exposición y lectura ha tenido lugar la presentación de la nueva novela corta Atila. Un escritor indescifrable, editada por la joven editorial Tropo Editores de Zaragoza. Estamos ante una novela de poca extensión pero intensa de 176 páginas. Una novela muy apta para el hombre de hoy.

Más que una joven promesa, la obra de Javier Serena es una realidad. Esta es su tercera novela. Le anteceden: las torres de El Carpio (2009) y La estación baldía (2012) con la que fue finalista del Premio Joven 2011 de la Universidad Complutense de Madrid. Ha ganado diversos premios pero es el lector el que ante Atila. Un escritor indescifrable debe aplicar su juicio.

Las palabras de un editor.

Oscar, joven y activo editor entre Zaragoza y Huesca, ha realizado la presentación del título número 40 de la colección "Voces" de la editorial. Cuenta al público lector cómo conoció el manuscrito de Javier Serena. Le llegan más de mil al año, y a juicio de varios críticos de la editorial, la novela es de una calidad espectacular. En ella vuelve a la vida Aliocha Coll, un escritor que arriesgó y experimentó el arte de la novela en los años ochenta, en los que había un mundo abierto. Aliocha es un seudónimo y Coll es el apellido que el escritor mantuvo. Su difícil obra de vanguardia no encontró la acogida de los lectores. Tenía cuarenta y dos años cuando se suicidó.

Ante nuestro joven autor.

Javier Serena como autor ha atravesado indudables riesgos. Riesgo vital es hoy la escritura, pues a su enorme dificultad per se se le suma el posible fracaso del ejercicio del alma que comunica. Pues bien, la publicación editorial de Atila. Un escritor indescifrable, ha sido un éxito de reconocimiento a un intenso trabajo personal y a un arte singular como el del escritor. Muchos hemos acompañado con cariño al joven autor en el acto de presentación de su trabajo. Es de justicia. Es de amor. En este riesgo tampoco fue ajeno el novelista creador convertido en personaje central del libro, cuyo suicidio fue algo muy desgraciado, como un deseo de decir algo sin saber qué; en realidad fue un acto horrible. Creador, en realidad, sólo es Dios.

Y las palabras del joven autor.

A Javier Serena le ha interesado la obra de Aliocha Coll, pero más el personaje. Ya desde el inicio de su acercamiento al hombre, le interesó la persona, de la que no hay casi bibliografía y se presenta algo así como un personaje nebuloso. Cierto médico muy bien situado en la burguesía catalana se dedicó a la novela, de difícil futuro personal, y arriesgó todo por segunda vez cuando renunció a escribir de una forma legible; le decían los editores bien situados como él entre la burguesía catalana: "escribe, que te publicaremos". Sí, pero escribir ¿qué y cómo?

Javier Serena conoció a Aliocha Coll a través de la obra de Javier Marías.Son dicho Javier Marías y Valls quienes reafirman que la obra de ficción de Aliocha Coll era ilegible. Este autor publicó en los ochenta, en los momentos de la nueva narrativa. Hizo una apuesta deliberada y extrema al dedicarse a la novela experimental. A pesar de ser ilegible, editó lo que le editaron por la convicción que él tenía en su entorno. Aliocha Coll persiguió a propósito la Vanguardia, y tuvo el propósito firme de llegar a la ilegibilidad. Su obra era novedosa -más que algo nuevo- por ser conscientemente ilegible. Un ejemplo o muestra de esto fue su libro Atila, que redactó en París. También Julián Ríos fue otro vanguardista que estuvo en esta gran ciudad eifélica durante esa época. A pesar de ello, Javier Serena cree que la novela Atila de Aliocha Coll es talentosa, inteligente, aunque exprese un autismo absoluto. Así, más que como autor, Aliocha Coll se situó como personaje literario.

Nuestro joven autor ha hecho una ficción libre. El suyo no es un libro histórico, y su personaje no es un hombre anónimo. Para él Aliocha Coll tiene una gran fuerza simbólica. Esta novela ha intentado acercarse de alguna manera a un personaje asumido en una estela de ficción que recrea los últimos años de una vida. Y que Dios perdone el trágico fin de Aliocha Coll. Y le acoja.

La narrativa de estas páginas es vigorosa y rápida.

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José Fermín Garralda