Don Ángel Montes, en la Navarra que tanto admiraba (q.e.p.d.).

Acabo de enterarme del fallecimiento de un hombre de bien, don Ángel Montes, padre de familia, carlista fidelísimo y requeté. Amigo: descansa en paz y que el Padre te acoja en su seno de Amor.

Conocí a don Ángel en Navarra hace año y medio. Vino a Navarra con un gran esfuerzo, a una Navarra que no le merecía.

Me dejó impresionado por su gran bondad, su sencillez y agradecimiento. Sobre todo por su capacidad de sacrificio debido a su delicada salud, así como por su vigor espiritual, humano y carlista. Como era un hombre bueno, veía la bondad en los demás aunque estuviesen llenos de defectos y debilidades.

Don Ángel, un hombre recio y de corazón, tenía y tiene un corazón muy grande. Que interceda por nosotros. Era un alma limpia. Fue amigo del testimonio católico y español en la calle, donde se presentan las dificultades de la vida. No, no son flores al amigo que se nos ha ido, sino reconocer en él un EJEMPLO a seguir. ¡Ay todo lo que me sugiere el ejemplo de don Ángel para aplicármelo a mi mismo, y gritarlo a la rosa de los vientos entre los correligionarios que flaqueamos!

He aquí al lector una CRÓNICA de lo que escribí en su visita a Navarra.

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28 y 29 de mayo de 2016. Un grupo de carlistas de Pamplona recibió al veterano don Ángel Montes, carlista andaluz afincado en Madrid. Con sus 83 años y sus grandes dificultades físicas, don Ángel ha querido venir a visitar Navarra, tierra de la que tiene grandes recuerdos y una enorme admiración.

La aportación heroica de Navarra en la Cruzada guarda para don Ángel una gran admiración y llega hasta a tener resonancias de leyenda. Desde luego, teniendo en cuenta la actualidad, su admiración se queda en lo que Navarra fue, en el deber y sus valores todavía ocultos. Su padre estuvo de Guardia Civil con 22 años, siendo soltero, en tierra de Lumbier.

Por diversos motivos fallaron varios de los comprometidos, le recibieron diez correligionarios. Fallaron Miguel y esposa porque el primero acababa de ser ingresado en el hospital, así como algunos amigos de Leiza entre otros.

Ángel llegó a Pamplona en tren a las 12:15, y, recogido en la estación, visitó a la capilla de San Fermín, allá en la parroquia de San Lorenzo. Como había celebraciones religiosas, vio al santo desde lejos. Esperó a los restantes amigos en el restaurante de la residencia San Fco. Javier, donde degustaron un exquisito menú. En la mesa de gran tamaño y rectangular, Silvita Baleztena nos presidió y, junto a él, Ángel Montes. Ambos son veteranos y el homenaje era para ellos.

Al inicio de la comida, un joven representante de la Asociación Cruz de Borgoña, leyó unas palabras de bienvenida al servicio del reinado social de Jesucristo y de nuestras tradiciones. A los postres se repartió, plastificadas, las pegatinas de gran tamaño que iluminan no pocas zonas del casco Viejo: bandera de España con la estatua de los Fueros por un lado, y por el otro la bandera de Navarra con su escudo laureado y la misma estatua foral. En ambos lados aparece la leyenda: Para la esperanza, Tradición; Para el futuro, los Fueros. Repartió varias en vascuence: Itxaropenerako, Tradizioa; Etorkizunean, Foruak. En ambos lados y al pie de la estatua: www.carlistas.es CTC (Aspas). También se repartió el pin del centenario de Zumalacárregui. A continuación, las palabras de bienvenida, ante Silvita y nuestro emocionado veterano, fueron las siguientes:

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Queridos amigos:

Estamos todos muy de acuerdo en dar nuestra más calurosa bienvenida a nuestro veterano Ángel Montes. Y con él a nuestros veterano Miguel Garisoain, y a las margaritas Mª Eugenia su esposa y Silvita Baleztena, aunque el primero haya ingresado en el hospital de forma repentina. Les echamos en falta.

También estamos todos muy de acuerdo en esta junta entorno a la mesa, que os merecéis un monumento, pero hoy por hoy no podemos hacéroslo. Es seguro que preferís mucho más que os llevemos constantemente en nuestro corazón. Y en el corazón de quienes nos sucedan.

Y como os llevamos en nuestro corazón, os decimos: GRACIAS.

Gracias por vuestra perseverancia en la Verdad de Dios y de los hombres, por ser como sois, por vuestros ideales, por no dar el brazo a torcer ante las iras del mundo.

Gracias por todo lo que nos habéis enseñado con vuestra cercanía, con vuestra presencia, con vuestra paciencia. Que como dice algún pasaje del Evangelio que a mi cada vez me gusta más: Y con la paciencia salvaréis vuestras almas

Gracias Angel Montes por tu entusiasmo. Por hacer ese viaje largo y algo incómodo como es venir de Madrid. Gracias por el testimonio que das desde tu casa a sus vecinos según me dice Belén, y por estar el pasado sábado día 21 celebrando el XXX aniversario de la confluencia de los carlistas en la Comunión Tradicionalista Carlista en El Escorial aquel 1986. Fíjate, Ángel: aquí hace poco hicimos una campaña titulada: “Vecinos”.

Gracias, Silvita –Silvitica te llamaban, como tercera y más joven Silvia de la familia-, por su perseverancia y por los muchos artículos que escribiste en El Pensamiento Navarro allá por los años 1975-1980 y luego en Siempre P’alante.

Doy las gracias Miguel Garisoain Fernández, pues no ha podido estar con nosotros por su ingreso en el hospital esta mañana. Gracias por tu olfato político, por tu enseñanza política, por formarnos cuando éramos jóvenes y por aceptar la alta responsabilidad en materia de legitimidad que en su día tomaste sobre tus hombros. Gracias María Eugenia por sostener a tu esposo Miguel y por cuidárnoslo ahora.

También recordamos a otros veteranos como a Santiago y el Quijote que lleva dentro mientras nos recuerda los grandes y buenos principios de “¡Quién como Dios!; gracias a Felipe Vives, a Teófilo Andueza, a Carlos Etayo, y a don Ignacio de Orbe Tuero.

Mirad: aunque seamos políticos, nosotros somos una Comunión de hombres libres. Somos una cadena de transmisión de vida que no se pone nerviosa por lo mal que hoy están las cosas, porque sabemos por qué vivimos y para Quién morimos, porque “Ante Dios nunca serás héroe anónimo”. Dios mismo, vosotros veteranos, nuestros hijos… dais sentido a lo que hacemos hoy.

Gracias por vincularnos estrechamente con el viejo Carlismo, que es viejo o antiguo como el buen vino, la buena amistad, los buenos principios, la bondad del corazón, como España misma. Más que viejo, el Carlismo es vetusto, de siempre, como la España de siempre. Carlismo que está vivo como tradición en España –por eso los españoles hoy están desorientados y maltratados fuera de su quicio-, Carlismo que está vivo en la necesidad de Dios, Patria, Fueros y Rey. Carlismo que está vivo –decimos- en vosotros y en nuestros hijos, vivo como carne y sangre que hoy se agita hambrienta de verdad, solidez y serenidad.

Gracias porque vuestra presencia nos anima, y no sabéis cuánto, en este mismo momento en el que algún correligionario muy querido flaquea con afán de resultados a corto plazo. Los carlistas tenemos nuestro plazo largo y plazo medio; en el plazo corto trabajamos todo lo que podemos, y buscamos resultados, pero sin ponernos nerviosos.

Gracias por no dejarnos solos. Por eso, a los demás os diré: no dejéis nunca solo a un correligionario, más todavía si se muestra como es ante el mundo y trabaja de forma desinteresada por la Causa, que no es suya sino de Dios y la de los españoles sus conciudadanos.

Gracias por venir Ángel Montes. Gracias a ti, Silvita.

Gracias.

José Fermín Garralda. Pte de la CTC de Navarra. Pamplona, 21-V-2016

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La conversación fue muy animada. Alguno contó cosas que no se sabían. Incluso Silvita se cambió de nombre, pues contó que hay tres generaciones de Silvias en su familia, y que ella era la tercera: Silvia, Silvita y Silvitita. Tras el café y la copa, cada cual volvió a sus planes individuales.

Un grupo fue a la cripta del monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada. Hacía muy buen tiempo. En este lugar sagrado entraron: Silvita, Ángel, Belén, un joven y José Fermín. Este lugar sagrado estaba siendo visitado por Ángel por vez primera. Lógicamente, para don Ángel lo acontecido en las vidas de los ocho caballeros enterrados en la cripta tenía un especialísimo significado. Al llegar delante del sarcófago de Mola, don Ángel, calado con su boina roja desde que llegó a Pamplona, saludó. José Fermín había explicado en la residencia y retomó de nuevo en este lugar, cuestiones relativas al monumento y la cripta. Se leyeron las Noticias de los carteles sobre cada uno de los difuntos cuyos restos mortales reposan en ella. Sí, el lugar es sagrado. Todos nos emocionamos, singularmente nuestro veterano.

Hecho el primer reconocimiento, y todos sentados delante del Altar de la pequeña capilla, José Fermín regaló a don Ángel la medalla de los 25 años de Paz que se editó en 1961. La medalla, de gran tamaño, consiste en el escudo de Navarra con la laureada coloreada, y la cruz inserta en él, pendiente de la bandera de España como plica. Tras la entrega de la medalla en una bonita caja, se le prendió en la solapa derecha de la cazadora de Ángel. Luego se rezó el Via Crucis, con cantos apropiados al mismo. Silvita y Ángel, algo cansados, permanecieron sentados delante del Altar.

Al salir de la cripta, cayó una gran tormenta con abundante lluvia. El grupo se mojó fácilmente cuando cruzó la plaza Conde de Rodezno. Tras esperar un rato en lo porches junto a Carlos III, tomaron el coche y fueron al castillo de Javier. Antes, acompañaron a Silvita a su casa, a la que se le notaba muy contenta.

La cena, acompañada de otro amigo de edad, fue seguida del reposo de la noche, y, tras el desayuno a las diez del día siguiente, se asistió a la Santa Misa en la capilla de las Misioneras de Cristo Jesús a las once y media. A continuación, se acompañó al Santísimo en procesión del Corpus Christi, junto con todos los habitantes de la localidad, hasta la plaza mayor del pueblo de Javier. Lucía el sol, radiante, y hacía calor. El veterano, que había pasado mala noche, tuvo que sentarse en un banco al final del recorrido. A continuación se omitió la visita al castillo de Javier –y al Santo Cristo sonriente de Javier- y la visita al museo carlista de Tabar. Pamplona les esperaba porque ya era la una del mediodía.

En la misma residencia del día anterior, seis comensales estuvieron con don Ángel Montes. Luego fue la despedida.

Creo que don Ángel se lleva un estupendo recuerdo de su Navarra. Ojalá pueda volver. Está delicado pero nunca se sabe qué puede pasar en el futuro próximo.

Agradezco a don Ángel Montes su presencia en Navarra, y lo hago en nombre de todos los carlistas, por el entusiasmo que ha demostrado, su generosidad, y su notorio agradecimiento personal. Nos ha unido a nosotros desde su lejanía y también en la cercanía de su visita. Es un ejemplo para todos, sobre todo los jóvenes. Ojalá los veteranos hagan de nexo de unión y reaviven los entusiasmos que reviven en nosotros. No dejemos a nadie solo, unámonos en la vida, dejémonos unirnos por ellos, y continuemos construyendo nuestras vidas, las de nuestros conciudadanos, y exponiendo con firmeza la totalidad del programa recogido por la CTC desde el congreso de unidad de 1986.

Esta reunión y convivencia la han organizado Belén, que conoció al veterano don Ángel en el desarrollo de las actividades de Socorro Blanco, y Sancho. Se agradece especialmente a los jóvenes de Cruz de Borgoña su representación.

José Fermín G.