Síntesis de historia de España 1808-1936

Síntesis de Historia contemporánea de España:1808- 1936

Autor: José Fermín Garralda Arizcun

Síntesis de Historia contemporánea de España: 1808-1936

C/ Arrieta nº 2 - 31002 Pamplona – Navarra - España

Colección: Nueva Bermeja nº 21

http://historiadenavarraacuba.blogspot.com

Año 2019

Queda prohibida la reproducción total o parcial del texto de este trabajo sin permiso. Está protegido.

Observación: se estudian las etapas en letra 14, no las ampliaciones o explicaciones en letra 12.

ÍNDICE:

1. La monarquía hispánica (lectura): s. XVI y XVII

2. Del absolutismo al ‘despotismo ilustrado’: el afrancesado siglo XVIII. Cambios desde el poder político.

3. España en la encrucijada. Comienzos del siglo XIX. La ocasión perdida.

3.1. Fernando VII (1808-1833)

3.1.1. 1808-1814: no ejerce el poder porque está preso en Bayona.

A. Guerra por la Independencia

B. Constitución de 1812

C. Tres tendencias políticas: conservadora, renovadora, innovadora

3.1.2. 1814-1820: Sexenio absolutista

3.1.3. 1820-1823: Trienio Liberal

3.1.4. 1823-1833: Década absolutista

Se cercena la restauración de la monarquía hispánica

4.La construcción del Estado liberal (1833-1931): la revolución desde arriba.

4.1. Isabel II: 1833-1868

4.1.1. Minoría de edad (1833-1844)

A. Regencia de María Cristina de Nápoles y Sicilia (1833-1840)

B. Regencia de Baldomero Espartero (1840-1843).

4.1.2. Mayoría de edad (1844-1868). Doña Isabel cumple 13 años.

A. Década liberal moderada (1844-1854)

B. Revolución de 1854 (la Vicalvarada)

C. Unión liberal (1856-1863)

D. Años finales (1863-1868):

4.2. Sexenio revolucionario (1868-1874): liberal radical.

4.2.1. La Revolución

4.2.2. Amadeo I de Saboya 2-I-1870 a 11-II-1873

4.2.3. Primera República 11-II-1873 a 1874. Carácter liberal radical.

4.2.4. Hacia la dictadura republicana. Régimen de Interinidad

4.3. Restauración alfonsina. Liberal moderada, 1874-1923 y 1930.

1) Alfonso XII, 1874-1885

2) Alfonso XIII, 1885-1930

4.3.2.1. Minoría de edad: Regencia de Mª Cristina de Habsburgo y Lorena 1885-1902

4.3.2.2. Mayoría de edad: 1902-1931.

Año 1917

4.3.2.3. Dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930)

Directorio militar (1923 a 1925)

Gabinete civil (1925 a 1927)

Etapa final (1927 a 1930).

4.3.2.4. Caída de Alfonso XIII o de la monarquía liberal (enero 1930- abril 1931).

5. IIª República (1931-36) y guerra civil (1936-39)

5.1. El 14-IV-1931 se proclama la IIª República

5.2. Gobierno Provisional

5.3. Bienio social azañista (1931-1933), de “Izquierdas” o “jacobino”.

5.4. Bienio radical cedista (1933-1935). Partido Radical

5.5. Elecciones del 16 de febrero de 1936. Se crea el Frente Popular. Falsificación postelectoral de actas y evolución del doble poder.

5.6. Guerra civil 1936-1939

6. 1937-1975. El nuevo Estado. Dictadura de emergencia del general Franco, prolongada en el tiempo. Desarrollismo económico y social, y reinstauración de la Casa de Borbón.

Postguerra y evolución de la política 1939-1946

Reconocimiento internacional, configuración del Estado y ley de Sucesión en don Juan Carlos a título de rey.

De la autarquía anterior a 1959 a la evolución, y el desarrollismo económico y social

Los últimos años de 1973 a 1975: ETA, el almirante Carrero Blanco…

7.La instauración del liberalismo y socialismo en 1978, proceso hacia un anti-1978 y posible recuperación de España.

1. La monarquía hispánica

La historia de lo que será España se inicia con el sustrato prerromano y la creación de la provincia de Hispania en la época romana, mucho antes que los Reyes Católicos significasen el culminar medieval. Durante seis siglos, Hispania dependió de Roma.

Los visigodos suponían en muchos aspectos la continuación de Roma, y originaron una monarquía propiamente peninsular e independiente de un poder exterior. Esta monarquía se configuró plenamente con la abjuración de la herejía arriana por el rey Recaredo y su conversión al catolicismo en el IIIer Concilio de Toledo (589). Es la brillante época de San Leandro, San Isidoro, Paulo Orosio, San Fulgencio, San Ildefonso… A partir de entonces y también por otros aspectos, el acontecer histórico de España ha estado íntimamente unido a la religión católica.

La Edad Media supuso la pérdida (711) de España, la lenta recuperación -reconquista y repoblación- con la forja de los cinco reinos hispánicos (llamados después las Españas). Estos desembocan en la conquista de Granada (6-I-1492), el descubrimiento y civilización de América (12-X-1492), la conquista e incorporación de Navarra a Castilla manteniéndose como Reino POR SÍ (1512), y el paso de la monarquía feudal de la Edad Media a la monarquía efectiva de la Edad Moderna. Durante varios siglos España fue madre de múltiples pueblos, luego quedará el brillo la civilización hispánica, es decir, la Hispanidad, hablándose así del universalismo hispano.

Siglo XVI

Cuando fallecen los Reyes Católicos (Isabel en 1504 y Fernando en 1516), se había consumado definitivamente la unidad territorial de España, una Corona con variedad y diversidad de Reinos. Ello da paso a la época de los Austrias “mayores” (Carlos I y Felipe II).

La civilización hispánica. Tras descubrir América en 1492, España civilizará todo el continente en el aspecto religioso y humanizador, de organización territorial y social, creando importantes instituciones como los virreinatos, las audiencias, encomiendas, mitas, reducciones del Paraguay, obrajes, misiones…, dando origen a seis mil y pico leyes de Indias sacadas de unas 30.000 Reales Cédulas…, publicando diccionarios sobre las lenguas nativas, difundiendo la imprenta, las universidades, y originando un arte propio (el arte colonial). La Corona, gracias al Patronato Regio, será la responsable de ayudar a la Iglesia con medios materiales, la organización y su protección, además de llevar a cabo sus propias labores de gobierno y mejora.

España será la primera potencia mundial aunque no lo pretendiese. Se volcará en América, y mirará de forma comprometida al resto de Europa, cuya Cristiandad defendió frente a la disgregación protestante, a la razón de Estado del renacimiento paganizante (Maquiavelo…), y al ataque turco (sitio de Viena 1529, Túnez 1535, Lepanto 1571). A su vez, también se defenderá la integridad de las posesiones del Rey de España en los Países Bajos de Norte (futura Holanda), Flandes, Luxemburgo, Borgoña y Franco-Condado, Italia etc. ambicionadas ya por protestantes o bien por Francia.

La Monarquía tradicional de España o las Españas, era efectiva (tenía medios de gobierno), preeminencial (el honor del monarca estaba por encima de la nobleza), autoritaria (la nobleza está subordinada al monarca y le ayuda a gobernar en encargos concretos) y templada (Cortes, Fueros, cuerpos intermedios y jurisdicciones sociales, y libertades).

S. XVII

Austriasmenores” (Felipe III, Felipe IV y Carlos II): mantienen la tradición política de España aunque con una tendencia al crecimiento administrativo, burocrático y centralizador debido a las especiales circunstancias de guerra (Unión de Armas del conde duque de Olivares en 1626). La crisis de 1640 -Portugal, Sicilia, Nápoles, Cerdeña, Andalucía, Vizcaya, Cataluña etc.- fue básicamente de agotamiento. En la segunda mitad del siglo, la crisis económica, material y social será tremenda, mejorándose desde 1680 y surgiendo un movimiento interesante llamado los “novadores” (Corona Baratech). La mejora del s. XVIII se anunciaba a finales del s. XVII, hacia 1680.

El primer gran conflicto europeo fue la guerra de los Treinta años (1618-1648) que acabará con la paz de Westfalia-Münster en 1648. En esta paz se busca el equilibrio internacional y Holanda obtendrá su independencia. Francia y España continuarán en guerra hasta la paz de los Pirineos en 1659, que ocurrida la victoria de Rocroi será favorable a Francia. Tras 1648 y 1659, España pasará a ser la segunda potencia europea, aunque siga siendo la primera en el mundo conocido.

2. Del absolutismo al ‘despotismo ilustrado’: el afrancesado s. XVIII. Cambios desde el poder político.

El absolutismo tiene un origen francés. Antes fracasaron los intentos de centralización realizados por el conde duque de Olivares en unas circunstancias límite, ante el esfuerzo que exigía la guerra de los Treinta Años (1618-48). De ahí las revueltas de 1640.

El absolutismo afrancesado llega a España a través de Felipe V en 1700. Este era nieto de Luis XIV de Francia, casado con María Teresa de Austria, hija de Felipe IV.

El absolutismo no es propiamente español sino que choca con la tradición hispánica. La prueba es que la pérdida de los Fueros de 1707 a 1714 tiene lugar después de la guerra civil por la sucesión a la Corona de España, aunque todos querían que su respectivo candidato (Felipe o Carlos de Austria) fuese el rey de toda España. Al absolutismo le costó mucho cuajar en España. El Reino de Navarra mantendrá su historia foral y anti absolutista -una excepción en la Europa del Despotismo Ilustrado-, peligrando a finales del s. XVIII ante las actuaciones de los ministros de Carlos III y Carlos IV (Godoy).

S. XVIII

Ésta es la época de los Borbones (Felipe V, Luis I, de nuevo Felipe V, Fernando VI, Carlos III y Carlos IV).

La guerra de Sucesión (1700-1714) es la segunda gran guerra europea que acaba con las paces de Utrecht-Rastadt en 1713-14. Estalla por la sucesión de la corona de España. Los Reinos de España se dividen en 1705: la Corona de Castilla sigue a Felipe V y la de Aragón al archiduque de Austria, aunque en 1700 los Reinos de la Corona de Aragón habían jurado fidelidad a don Felipe. La guerra de España y Francia contra todos los demás, termina en tablas. Sin embargo, el rey de España pierde todos los territorios que debía gobernar en Europa.

Tras la guerra de Sucesión, los Reinos de la Corona de Aragón pierden sus Fueros (Zaragoza y Valencia en 1707, y Cataluña y Mallorca en 1713-14: son los decretos de Nueva Planta). El decreto de supresión foral de 1707 es típicamente absolutista, no sólo por el hecho de suprimir los Fueros por la rebelión, sino por el marco político que establece previamente, de manera que esa “rebelión” es más un pretexto que el motivo fundamental. Sólo mantienen los Fueros públicos el Reino de Navarra, el Señorío de Vizcaya, y las Provincias (con mayúscula) de Guipúzcoa y Álava porque se mantuvieron fieles a Felipe V una vez aceptada su sucesión.

El modelo es monarquía absoluta, centralista y unitaria de impronta francesa. En ella, el Rey hace la ley (mediante Reales Cédulas y Decretos) prescindiendo de las Cortes y los Fueros, aunque todavía se respeten los cuerpos intermedios y jurisdicciones sociales. En 1713 Felipe V cambia la ley sucesoria -sustituye la ley sálica procedente de Francia por la semi-sálica- con acuerdo de las Cortes, lo que ignorará Fernando VII en 1832.

El absolutismo, como práctica política, se irá “saltando” las leyes fundamentales. Evolucionará hacia el despotismo ilustrado o ministerial, que fue la moda política de Europa, concretamente en tiempos de Carlos III y Carlos IV de España. Dicho despotismo ilustrado afirma “todo para el pueblo pero sin el pueblo”, y el regalismo, esto es, atribuir al rey derechos propios y no sólo delegados sobre la administración de la Iglesia.

Desde 1767 (los ministros de Carlos III), pero sobre todo en 1796 (Godoy) y luego en 1829 (Fernando VII), Navarra verá amenazados su Fueros por el despotismo ilustrado. El liberalismo los suprimirá en las Constituciones afrancesadas de Bayona (1808) y de Cádiz (1812), los suprimirá tras el pronunciamiento militar de 1820, y en 1841 se impondrá la ley Paccionada por la que Navarra pasa de Reino milenario a Provincia. Dicha ley Paccionada se hizo justamente tras la primera guerra carlista, donde los foralistas tradicionales fueron derrotados.

Con Carlos III tiene lugar el motín de Esquilache (1766), y la consiguiente expulsión de los jesuitas de toda la Monarquía en 1767, unida a la confiscación de sus propiedades. La Pragmática de Carlos III del 31-III-1767 expulsaba a los Jesuitas de la España peninsular, insular y de América, “por razones que me reservo a mi Real pecho”. Dicha expulsión se debió a la oposición de los filoenciclopedistas -de talante racionalista como el conde de Aranda-, pues la gran preparación científica de los jesuitas y su gran presencia en la enseñanza y la universidad demostraba la vinculación -no oposición- entre razón humana y Fe católica. Pero la expulsión también se debió a las envidias, a la administración jesuítica de las reducciones guaraníes en América, e incluso a los celos de ciertas Órdenes religiosas contrarias a los jesuitas. Por lo mismo, Carlos III presionó con éxito al Papa Clemente XIV para que suprimiese la fidelísima Compañía de Jesús, que tenía un voto especial de obediencia al Papa. Este voto compensaba la rebeldía protestante del s. XVI. Por el éxito de estas presiones, Carlos III recompensó a José Moñino con el título de conde de Floridablanca. También se expulsó a los jesuitas de otras monarquías católicas como Portugal y Francia… que presionaron al Papa en una sospechosa convergencia de objetivos. Por otro lado, el regalismo carolino supuso la intromisión del Estado en cuestiones eclesiásticas, lo mismo que el jansenismo en Francia. La persecución que sufrieron los Jesuitas en el llamado siglo de las “luces”, la continuará el liberalismo radical del s. XIX y la IIª República.

Por otra parte, Carlos III promovió reformas en la península y en América. Por ejemplo, modificó los virreinatos de América, consolidó sus Intendencias, reorganizó el Estado y dio origen a la Junta de Estado (1787). Carlos III impulsó la reforma casi todas las áreas de gobierno: la Marina, territorial, y la organización municipal. Decretó la libertad del comercio de granos, el libre comercio con América (1778) y liberó el comercio del aceite, se estimuló la agricultura (fisiocracia) y la industria, y se creó el Banco de San Carlos. Se acometen abundantes obras públicas, de canales, la red radial de caminos con centro en Madrid, con preocupación por el embellecimiento y por mejorar la calidad de vida, y se repueblan zonas abandonadas. Se reforman los colegios mayores y la educación, se promueven las Bellas Artes, se reforma el Ejército (Nuevas Ordenanzas militares) y la disciplina interna de las Órdenes religiosas. También hay reformas sociales y en las diversiones públicas (se potencian las comedias y se regulan las corridas de los toros).

Con Carlos IV el despotismo ilustrado ministerial llega a su auge, sucediéndose muchos ministros entre los que destaca el impopular Manuel Godoy. Olavide estuvo a punto de promover un cisma contra la catolicidad de la Iglesia. La Revolución francesa (1789) influyó en algunos sectores sociales acomodados, aunque llegarán a España sacerdotes franceses no juramentados (es decir, refractarios) que mostrarán el carácter anticristiano de la revolución. La monarquía absolutista borbónica carecía de representación social, así como de los resortes para que la sociedad frenase a los todopoderosos ministros. A fines del s. XVIII, a Hacienda Real atravesaba una grave crisis. España se enfrentará -por Dios y por el rey- a la Revolución francesa en la guerra contra la Convención de 1793 a 1795, para luego pactar con ella en 1795. El pueblo no entendió esta decisión de pactar realizada por el incapaz Godoy. España y Francia se aliarán, y fueron derrotadas en Trafalgar (1805). En esta heroica derrota, España perderá la flota que tanto le había costado rehacer durante todo el siglo. Los ministros de la España monárquica y la Francia republicana y revolucionaria, firmarán el Tratado de Fontainebleau (1807), que permitió a Napoleón llevar a sus tropas hacia Portugal para poner en práctica el bloqueo continental decretado contra Gran Bretaña. Para tentar a Godoy, Napoleón divide Portugal en dos, disponiendo que el Sur fuese para este último a título de rey.

Analizar las postrimerías del siglo XVIII supone desvelar una situación insostenible y el alejamiento de la España oficial respecto a la mejor tradición española.

* * *

3. España en la encrucijada. Comienzos del siglo XIX. La ocasión perdida.

Precedente. La guerra contra la Convención francesa por revolucionaria (1793-1795). El lema de las tropas españolas es el tradicional y propiamente español: religión católica, rey y patria, según figura en los estandartes de los voluntarios navarros y catalanes -para ellos la “Guerra Gran”-. Por entonces reinaba Carlos IV.

Hemos dicho que, para poner fin a esta guerra, Manuel Godoy firmó la paz de Basilea con la Francia revolucionaria en 1795. Así, España, de ser enemiga de la Francia revolucionaria, en adelante se convertirá en su amiga y mantendrá dos guerras contra Inglaterra de la mano del gran corso. El pueblo español no entenderá este cambio, y manifestará cada vez con más fuerza su enemistad hacia el advenedizo Godoy. En Trafalgar la flota española y francesa es derrotada por la inglesa de Horacio Nelson (1805), volatilizándose los proyectos de Napoleón para invadir Gran Bretaña.

En el tratado de Fontainebleau (1806) España deja a Napoleón atravesar la vieja piel de toro con sus tropas para ir a Portugal, pero las águilas francesas del mariscal Junot se quedarán en las fortalezas, ciudades y torres españolas coronadas por la cruz de su fe.

Motín de Aranjuez, 17-19-III-1808: estuvo dirigido por ciertos nobles y militares “fernandinos” contrarios a Godoy y sus caprichos.

Delante del palacio de Aranjuez se consiguió la dimisión de Godoy y después la abdicación –condicionada según dijo quien abdicó- de Carlos IV en su hijo Fernando VII. A los cuatro días, el mariscal francés Murat, cuñado de Napoleón, entraba en Madrid con sus aguerridas huestes. Parecía que las águilas imperiales de vuelo pagano iban a sustituir las torres catedralicias de la hispanidad.

3.1. Fernando VII (1808-1833)

Es el hijo mayor de Carlos IV. En su reinado se distinguen 4 fases:

3.1.1. 1808-1814: no ejerce el poder porque está preso por Napoleón en Bayona.

En 1808 Napoleón atrae a la familia real a Bayona mediante engaño.

A. La guerra por la Independencia se inicia el 2 de mayo de 1808 y se prolonga hasta diciembre de 1813 (tratado de Valençay). Los motivos de esta larga y popular guerra fueron: religión católica, independencia de la patria, y rey Fernando.

El 2 de mayo tiene lugar la sublevación popular en Madrid (La carga de los mamelucos, Goya), sofocada y reprimida (Los fusilamientos del 3 de mayo, Goya).

Se alzaron los capitales Luis Daoiz, Pedro Velarde y el teniente Ruiz Mendoza; no los coroneles y brigadieres, ni las clases más acomodadas.

El alcalde de Móstoles, don Andrés Torrejón, hace una llamada para ayudar la sublevación de Madrid. Es el inicio de la resistencia y guerra de los españoles contra Napoleón que mantiene a su hermano José (I) como intruso.

Abdicaciones de Bayona 1808: Fernando VII y Carlos IV abdicaron en Napoleón por la fuerza -era fácil presionarles estando España ocupada por los Ejércitos imperiales-, quien trasladó la corona de la monarquía española a su hermano José, que desde hacía muy poco ocupaba el trono de Nápoles.

José (I) Bonaparte no fue jurado Rey por las Cortes españolas, y sólo fue aceptado por una minoría: los afrancesados del despotismo ministerial (marqués de Azanza, Urquijo, Cevallos, Cabarrús…). Jovellanos rechazó servir al usurpador. No en vano a Napoleón se le llamó el ladrón de Europa.

Hasta finales del mes de mayo, los españoles se sublevan en diversos y lejanos entre sí puntos de la geografía española.

Se sublevan en Asturias y Valencia 23-V; Zaragoza, Cartagena y Badajoz 24-V; Sevilla, Córdoba, León, Mallorca 27-V; Cádiz y Granada 29-V, y La Coruña 1-V. En cada caso y muchos otros se crean Juntas provinciales, y luego la Junta Central. Tras ello, se crea una Regencia que sustituye a la persona del monarca que se encontraba preso en Bayona.

La constitución de Bayona 1808 fue impuesta a España por Napoleón. Sigue el modelo de las francesas de 1791, 1795 etc.

Es una Carta otorgada (ni expone el sistema tradicional, ni expresa la soberanía nacional) y es claramente afrancesada; la Constitución de Cádiz de 1812 se inspira en sus mismas fuentes y tienen mucho en común.

La batalla de Bailén, en la que el general Castaños venció al mariscal Dupont, hizo que Napoleón, sobrecogido, viniese a España. Esta fue la primera humillación grave que recibían los ejércitos de Napoleón y una prueba de que no eran invencibles. En Somosierra y mediante movimientos de tropas, Napoleón desarticuló a los Ejércitos españoles. Los franceses sitiaron las ciudades de Zaragoza (general Palafox) y Gerona (general Álvarez de Castro), que resistieron heroicamente a los franceses. Todos sus habitantes fueron héroes durante los asedios. En Zaragoza hubo dos Sitios, y fracasaron los mariscales: Lefevre y Verdier, luego Moncey y Mortier, Junot y Lannes. Gerona sufrió tres sitios, fracasando Verdier, Saint-Cyr y capitulando la ciudad ante Augereau. A continuación, surgió la guerrilla popular, que con apoyo inglés se transformará en Ejércitos. El guerrillero Espoz y Mina –¡oh héroe navarro!- creará un ejército de 18.000 hombres con apoyo inglés. Otros guerrilleros son el Cura Merino y Juan Martín Díaz “el Empecinado”, Julián Sánchez. La guerrilla es un pueblo en Armas que golpea de forma sorpresiva al enemigo. Las batallas para recuperar España (españoles, ingleses con Wellington y portugueses) tienen lugar en Talavera, Chiclana, Salamanca, Arapiles, San Marcial, Vitoria y Sorauren, Bruch…

La guerra en España junto con la campaña de Rusia (1812) fueron un desastre para los Ejércitos imperiales de Napoleón. Así lo reconocerá el gran corso en sus Memorias de Santa Elena: su gloria se hundió en España y Rusia.

B. La Constitución de Cádiz de 1812, en plena guerra por la Independencia, fue fruto de unas Cortes irregulares y poco o nada representativas. La Regencia reunió Cortes para lograr medios militares para resistir a Napoleón, pero en ella se hizo otra cosa quizás por influjo de los secretarios de las mismas Cortes. Esta Constitución la redactó el mismo jurista liberal y afrancesado que la de Bayona: Ranz Romanillos.

Declararon aspectos diferentes y aún contrarios a los que el español defendía frente a Napoleón. El texto es extranjerizante y en muchos puntos contrario a las instituciones, leyes y tradiciones españolas. Fue casi una copia de las Constituciones francesas de 1791, 1795 etc. Muchos diputados tenían ideas afrancesadas aunque fuesen enemigos de José I, existiendo entre ellos muchos suplentes pues España estaba ocupada por Napoleón. Cuando llegaron los diputados “titulares”, de mayoría realista o tradicional, la Constitución liberal ya estaba redactada y proclamada.

Su carácter político fue liberal radical y sus principios fueron:

Se reconoce la confesionalidad católica del Estado y la unidad católica en el ejercicio público -manifestaciones externas y de apostolado- de la religión. Esto fue una concesión a los abundantes clérigos de la Cámara, a la sociedad española, al carácter de los españoles y a las causas religiosas de la guerra conta Napoleón. Se hizo una política regalista, y una tímida desamortización eclesiástica por la que el Estado se apropiaba de algunos bienes de la Iglesia para venderlos al mejor postor. Estas Cortes inician la desamortización eclesiástica por la que el Estado se apropiaba de los bienes de la Iglesia para venderlos, ya anunciada en tiempos de Carlos IV. Se aprueban las órdenes de José (I) referentes a la supresión de conventos.

Se declara la soberanía nacional (impropia de una monarquía según Jovellanos), la separación absoluta entre el poder legislativo, ejecutivo y judicial (de hecho muchas veces entrarán en conflicto), la igualdad absoluta de todos ante la ley. Se declara el centralismo y uniformismo (regional, municipal, grupal), se desconocen los Fueros del Reino de Navarra, del Señorío de Vizcaya, y las Provincias de Guipúzcoa y Álava, se crean las Provincias con los Jefes Políticos y la diputaciones provinciales. Se otorgan derechos absolutos (ilimitados en la práctica) al individuo aunque sin una declaración articulada a diferencia de otras Constituciones, se declara la libertad absoluta de imprenta pudiendo atacarlo todo salvo las personas de los diputados. Se establece la milicia nacional voluntaria como alternativa al Ejército regular, se liquida el orden estamental, se suprime la Inquisición con la hipócrita promesa de dar leyes protectoras a la Iglesia (este tribunal no era como la de antaño sino que tenía atribuciones secundarias relativas al examen de libros y doctrinas)… También se suprime el voto de Santiago, nada costoso y observado por la devoción de los españoles.

El rey goza del poder ejecutivo y da cuentas al legislativo, el legislativo es unicameral, y se proclama el sufragio universal masculino e indirecto del individuo.

Libertad de trabajo, supresión de los gremios en el ámbito organizativo y laboral, libertad de producción, tráfico, comercio y precios.

Entre los liberales destacan Argüelles, Alcalá Galiano, Quintana, Muñoz Torrero, Calatrava, Oliveros, Gallego, Mejía, Golfin… Entre los tradicionales figuran el obispo de Orense (Pedro de Quevedo), Inguanzo, Borruel, Gutiérrez de la Huerta, Valiente, Capmany destacó en la defensa de los gremios...

Estuvo vigente en 1812-1814, 1820-23, y 1836-37.

Aunque el desarrollo práctico de dicha Constitución tiene continuidad respecto a la práctica política del despotismo ilustrado, la Constitución fundamenta buena parte de la política oficial o Estado español de la Edad Contemporánea.

El lema del Liberalismo era el de la revolución francesa: Libertad, Igualdad y Fraternidad pero, como en dicha Revolución, entendidas según el racionalismo y la secularización.

C. Tres tendencias políticas. En ese momento y hasta 1833, habrá básicamente tres tendencias políticas en España:

a) Conservadores, absolutistas (monarquía absoluta y despotismo ilustrado), o realistas “fernandinos”. Estos desaparecen en 1833 sumándose a los innovadores o liberales moderados y -algunos- a los carlistas.

a) Renovadores, tradicionales (monarquía efectiva) o realistas. Se mantienen antes y tras 1833. Hacia 1827 se comenzarán a llamar carlistas, con momentos de un gran auge en 1833, 1868, 1931-39, y la década de 1960.

A este último quehacer es fiel la dinastía borbónica de los descendientes de la rama de Carlos V, hermano de Fernando VII.

Afirma Jovellanos: “Y aquí notaré que oigo hablar mucho de hacer en las mismas Cortes una nueva Constitución, y aun de ejecutarla; y en esto sí que, a mi juicio, habría mucho inconveniente y peligro. ¿Por ventura no tiene España su Constitución? Tiénela, sin duda; porque ¿qué otra cosa es una Constitución que el conjunto de Leyes Fundamentales que fijan los derechos del soberano y de los súbditos, y los medios saludables de preservar unos y otros? ¿Y quién duda que España tiene estas Leyes y las conoce? ¿Hay algunas que el despotismo haya atacado y destruido? Restablézcanse. ¿Falta alguna medida saludable para asegurar la observancia de todas? Establézcase. Nuestra constitución, entonces, se hallará hecha y merecerá ser envidiada por todos los pueblos de la tierra que amen la justicia, el orden, el sosiego público y la libertad, que no puede existir sin ellos” (1810, se respeta la grafía).

b) Innovadores, liberales moderados (conservadores del liberalismo) o radicales (llamados a sí mismos progresistas). Se dividirán en moderados (doceañistas) y radicales (veinteañistas).

La decisión de Fernando VII de que la corona pasase a su hija doña Isabel, que acababa de nacer, hace que los liberales apoyen el trono de Doña Isabel y sus descendientes por interés de partido. Tras 1833 ocupan siempre los Gobiernos, incluyendo los de la Iª República. El trono de la rama dinástica isabelina se asocia al liberalismo.

3.1.2. 1814-1820: Sexenio absolutista

Fernando VII es liberado en el Tratado de Valençay y llega a España.

En Valencia, es aclamado como “El Deseado” por los españoles que salían a los caminos. En uso de sus atribuciones no acepta la Constitución de 1812, aunque por eso los liberales hablarán paradójicamente de un golpe de Estado del Rey, apoyado en el general en jefe de Valencia, el navarro Francisco Javier Elío. Se detiene a los principales liberales: Conde de Toreno, el poeta Quintana, Martínez de la Rosa, Gallego, Villanueva, Argüelles…

El manifiesto de los Persas (1814) es un texto muy importante que 69 diputados realistas, dirigidos por el marqués de Mataflorida, presentan al Rey en 1814. Fue una ocasión perdida. Le proponen una forma de gobierno tradicional -con reformas a la española- y no absolutista ni liberal. Pertenece al realismo renovador (Suárez Verdeguer, Comellas, Diz-Lois, Garralda, Fdez. de la Cigoña…). El rey lo recibió pero lo olvidó enseguida.

Si el Manifiesto no hace hincapié en los Fueros es porque se suponen para aquellos que los poseen (Reino de Navarra, Señorío de Vizcaya, Provincias de Guipúzcoa y Álava) y porque el texto se extiende a todos los españoles.

3.1.3. 1820-1823: Trienio Liberal

Mediante un pronunciamiento militar, Rafael Riego proclama la Constitución de 1812 en Cabezas de San Juan (Cádiz). Fernando VII acepta, a desgana y por presiones, dicha Constitución liberal.

En vez de dirigir las tropas hacia América para dominar la sublevación, Riego las dirige contra el rey como cabeza del Estado. Al final, aunque Riego estaba siendo copado por las tropas reales en Andalucía, el rey cede ante el pronunciamiento de Quiroga en Galicia, las presiones del conde de Montijo (H:.) y por su carácter voluble.

Se crea la Milicia Voluntaria urbana para apoyar el nuevo sistema. Los mandos intermedios del Ejército eran por lo general liberales, pues se habían contagiado del liberalismo estando presos en Francia.

Pululan las sociedades patrióticas (agrupaciones de café convertidas en clubs revolucionarios) y secretas (masonería, comunería y anilleros).

En 1822 estallará un enfrentamiento entre liberales moderados y exaltados.

Se acentuó el desgobierno y las sociedades secretas salieron a la luz pública, reuniéndose en los cafés. Anticlericalismo: se suprime a los Jesuitas, se disuelven las congregaciones religiosas, se suprimen todos los monasterios de las órdenes monacales, y se rompen relaciones con la Santa Sede.

Guerra realista 1821-1822 en Navarra, Guipúzcoa, Cataluña (lema: religión, patria, monarca como suprema potestas, y, en Navarra y lo que serán las Vascongadas, los Fueros). El llamado Ejército de la Fé que actúa entre Navarra y Huesca, llega a tener 3.000 hombres armados.

Se crea la Regencia de Urgel con el Barón de Eroles, que sigue el Manifiesto de los Persas, y sus declaraciones son expresamente forales. También aparece la Regencia de Oyarzun. Las regencias sustituyen a la persona del rey al que consideraban preso del gobierno liberal.

Al Ejército realista le apoyarán los “Cien mil Hijos de San Luis” (35.000 franceses) del duque de Angulema (Luis Antonio de Borbón), enviados por Francia (Luis XVIII) en abril de 1823, según se acuerda en el Congreso de Verona, en plena Europa de los Congresos propios de la Restauración.

El liberalismo español quedará sin apoyos en 1823, de modo que los franceses se pasearon por toda la piel de toro hasta Cádiz. El 1 de octubre Fernando VII retoma el poder absoluto, descontentando así a los que le entregaron el manifiesto de los persas y a muchos realistas.

3.1.4. 1823-1833: Década absolutista

En esta etapa está presente el absolutismo con reformas al estilo despotismo ilustrado. Podrían hacerse reformas de calado político pero no se realizaron.

Fernando VII sigue olvidando la propuesta realista-renovadora del Manifiesto de los Persas. Se crea el cuerpo armado de Voluntarios Realistas frente a una posible revolución liberal (salvo en Navarra por no ser conforme a los Fueros). Para cerrar agravios se promulgó la amnistía de 1824 y se entregó no pocos puestos oficiales -incluso importantes- a antiguos afrancesados y liberales del trienio. Hay abundantes reformas, siendo la etapa menos desabrida del reinado de Fernando VII.

Desde 1823 Fernando VII da entrada a antiguos afrancesados y liberales del Trienio, lo que no contentó a los liberales y descontentó mucho a los realistas. Los militares realizan multitud de pronunciamientos liberales, como el de Mina-Torrijos (1830), todos los cuales fracasan. La sociedad no los quería.

También fracasarán los conatos revolucionarios en la frontera de los Pirineos, propios de la Revolución europea de 1830.

Tiene lugar una sublevación de los agraviados o “malcontents” (1827) en Cataluña, que fue mal conocida hasta las aportaciones de Federico Suárez. La dirigen los Realistas o tradicionalistas contra los ministros liberales. El rey acude a Cataluña. Se ejecuta -oh paradoja- a los jefes realistas. Se pierde la ocasión de un cambio y reforma política a lo tradicional.

En este tiempo se pierden casi todas las posesiones en América, que se sublevaron bajo la dirección de los criollos (españoles nacidos en América) y el apoyo inglés, constituyéndose en Repúblicas independientes. La presencia de España se reduce a las islas de Cuba y Puerto Rico.

Hay varias de las etapas en la independencia en América (emancipación). Fue una guerra civil en la misma América, porque hubo americanos que deseaban seguir en España.

Por ejemplo, la población negra en Colombia se puso al lado de España (Corsi Otárola), lo mismo que el virreinato del Perú (virreyes Abascal y La Serna), Liniers en Buenos Aires etc. Hubo españoles en América muy valerosos. Se destacan cinco fases: 1808-1809 (reconocimiento general de la autoridad de Fernando VII), 1809-1814 (España dominó la situación -Cancharrayada en Chile- gracias a Boves, aunque Argentina logró la independencia), 1814-1816 (Fernando VII impone su autoridad gracias a Morillo, salvo en Buenos Aires y algún foco en Nueva Granada,), 1816-1820 (San Martín y Bolívar logran el triunfo fue de los secesionistas en Chacabuco, Maipú, Pichincha y Boyacá) y 1820-1824 (victoria de los separatistas de Ayacucho). Recordemos la “oportuna” traición del pronunciamiento de Riego en Cádiz en 1820, el apoyo inglés a los separatistas, la oposición de Inglaterra a que la Quíntuple Alianza interviniese a favor de España, la declaración de Estados Unidos de que cualquier intervención europea en el Hemisferio Sur era una amenaza para la paz (doctrina Monroe).

Los militares insurrectos fueron Itúrbide, Simón Bolívar, José San Martín, O'Higgins, Pueyrredón, Antonio José de Sucre.

Tras la muerte de su tercera esposa, el rey casa por cuarta vez con María Cristina de Borbón (1829). Cuando la reina estaba en los primeros meses de su embarazo, el rey Fernando, enfermo, y decretó -sin convocar Cortes- la Pragmática Sanción del 23-III-1830 que reconocía el derecho a las mujeres a heredar el trono, según el sistema de las Partidas de Alfonso X el Sabio. Por esta disposición, Fernando VII daría la corona a su futura hija Isabel. Sin embargo, en la Pragmática el monarca ignoró la ley fundamental de las Cortes de 1713, elaborada entre las Cortes -los procuradores fueron a sus pueblos a tomar poderes para tratar expresamente el tema que se les propuso- y el Rey. La Ley de 1713 la mantuvo Carlos IV tras las Cortes de 1789, ya por no publicar la vuelta a las Partidas aprobada por estas últimas, ya por no recoger el hipotético cambio legal en la posterior Recopilación de leyes de 1802.

Según las Cortes de 1713 (ley semi-sálica) la Corona correspondía a su hermano Carlos antes que a su hija Isabel. En efecto, según la ley semi-sálica las mujeres podían gobernar pero sólo una vez que todos los varones directos de la familia hubiesen fallecido. El Rey Fernando VII decretó la Pragmática por ser absolutista, aunque el absolutismo fuese una praxis opuesta a las Leyes fundamentales de la Monarquía, y creyó que podía saltarse las Leyes en lo que respecta a la sucesión del titular de la corona. El rey actuó contra la ley porque no reunió Cortes para cambiar la ley semi-sálica de 1713. Doña Isabel nacerá siete meses después de la Pragmática, el 30-X-1830.

Es más, y estando muy enfermo, el 18-IX-1832 el rey anulará por decreto la Pragmática Sanción para no perjudicar los derechos de su hermano Carlos, debido a “la impopularidad de la Pragmática, así como lo inevitable de una guerra civil” (Suárez V.) Sin embargo, esta derogación no se llevó oficialmente a la práctica por un auténtico golpe de Estado isabelino, que provocó la caída del Ministerio e “hizo desaparecer el documento” (Sucesos de la Granja, 1832). En este momento entra en juego la infanta Luisa Carlota (hermana de María Cristina) y Fco. de Paula (hermano del rey) que habían contraído matrimonio: su hijo Fco. de Asís luego casará con su prima Isabel.

Tras ello, el 6-X-1832 María Cristina asumió las funciones de Regente. Tomó las medidas siguientes: 1º) permitir el regreso de muchos liberales emigrados, formándose un partido liberal-moderado favorable a doña Isabel; 2º) desarticular las fuerzas partidarias de don Carlos (Voluntarios Realistas, capitanes generales, y ayuntamientos); 3º) reunir unas supuestas Cortes restringidas para proclamar a Isabel como “princesa de Asturias” el 20-VI-1833. Meses antes, el 30-XII-1832 el rey había derogado el decreto derogatorio del 18-IX-1832.

Así, antes de morir Fernando VII (29-IX-1833) queda ultimado el tránsito del Antiguo al Nuevo Régimen al menos sobre el papel. El 4-X-1833 don Carlos V, que estaba desterrado en Lisboa, firmaba el Manifiesto de Abrantes declarándose sucesor de Fernando VII, y gran parte de España estaba con él. El infante tenía una elevada conciencia del Derecho; por algo se lee que no había cedido ante Napoleón en las abdicaciones de Bayona. El 24-X-1833 los liberales y otros isabelinos proclamarán a Isabel como reina, y al día siguiente, el Decreto del 25-X-1833 excluirá a don Carlos y sus descendientes.

Don Carlos V (y VIII de Navarra) representa la legalidad monárquica (legitimidad de origen) y el gobierno tradicional a lo cristiano y no absolutista (legitimidad de ejercicio); mientras que Isabel II (y I de Navarra) representa la voluntad absoluta del gobernante de hecho, y dará la ocasión al triunfo de la Revolución liberal. La Corona le correspondía según la ley a don Carlos. El conflicto fue sucesorio pero, sobre todo, de ideas y valores. Por un lado, seguía vigente aquello por lo que los españoles lucharon en la guerra por la independencia. Por otro, los liberales aprovecharon bien la ocasión de la minoría de edad de doña Isabel para instaurar el Estado liberal.

* * *

4.La construcción del Estado liberal (1833-1931): la Revolución desde arriba.

4.1. Isabel II: 1833-1868

4.1.1. Minoría de edad (1833-1844). Regencias de Mª Cristina y de Espartero.

A) Regencia de María Cristina de Nápoles y Sicilia (1833-1840).

Estatuto Real de Cea Bermúdez, 1834. No es una Constitución sino un compromiso con la revolución liberal al establecer el gobierno parlamentario. Estatuto significa que el rey se desposee de algunos de sus derechos políticos.

Los principios del Estatuto son: soberanía real (no nacional), no hay separación plena de poderes, el rey tiene el poder ejecutivo, el legislativo es bicameral (como en Inglaterra y Francia), no hay declaración de derechos, carácter conservador, sufragio censitario, vigencia 1834-36. Su naturaleza es como la Carta otorgada de Luis XVIII en Francia.

Estalla la guerra civil (isabelinos contra carlistas que en general eran realistas renovadores) de 1833 a 1839 en el Norte y hasta 1840 en Levante.

A Carlos V le apoyan los realistas renovadores (ajenos al absolutismo y despotismo ilustrado) y algunos de los antiguos fernandinos. En España prácticamente todos habían aceptado a Fernando VII como el legítimo rey hasta el día de su muerte, y sobre todo don Carlos.

A Isabel II le apoyan los liberales (innovadores) en bloque y algunos absolutistas fernandinos (conservadores, ej. como el conde de Guenduláin en Navarra, porque para ellos la voluntad del Rey era la ley).

Don Carlos y gran parte del pueblo español que le apoyaba, defendía: Dios, Religión, Patria, Rey con la suprema potestas, Cortes, Fueros (vid. Andrés-Gallego, Bullón de Mendoza, Wilhelmsen, Asín…).

En resumen, la política de Don Carlos seguía la tendencia de la monarquía efectiva de los s. XVI y XVII, con las debidas actualizaciones. Tiene muy en cuenta el ya citado Manifiesto de los Persas de 1814. Los liberales confundían interesadamente lo que es un gobierno de orden en el que el rey tuviese la última palabra, con el absolutismo. Siempre es alguien el que tiene la última palabra y uno quien firma la ley.

La guerra de los Siete Años fue larga. El pueblo español en general era carlista (los prueban los datos cualitativos, el que las tropas de don Carlos entrasen en numerosas ciudades en sus Expediciones por España etc.). La administración dirigida por Don Carlos dominaba efectivamente Navarra, Vascongadas, Cataluña, Valencia, la zona del Maestrazgo…. salvo las grandes ciudades. Durante bastante tiempo triunfaron las Armas de Don Carlos, dirigidas por Zumalacárregui en Navarra y Vascongadas (el “tío Tomás” para sus voluntarios), Zaratiegui, Elío, Gómez… y en Levante por Ramón Cabrera (el “tigre del Maestrazgo”). Los isabelinos tenían en su poder las fortalezas de las ciudades, el Ejército, las finanzas del Estado, la Deuda pública, el funcionariado, y el reconocimiento internacional de países como Portugal, Francia e Inglaterra que les ayudaron con armas y abundantes tropas… Zumalacárregui derrotó a las legiones portuguesa, francesa e inglesa. La guerra fue muy dura y se arbitró el Convenio Elliot para humanizarla. Zumalacárregui falleció de una herida en el sitio de Bilbao. A continuación hubo varias expediciones carlistas que recorrieron la península (Gómez, Guergué, la expedición Real, Zaratiegui…). Se pasó de la preponderancia militar carlista a estar en tablas. Después Espartero vence en el puente de Luchana (Vizcaya).

El abrazo de Vergara fue entre Espartero (liberal) y Rafael Maroto una vez que éste fusiló a cinco jefes carlistas en Estella y fue declarado traidor por el rey. En Vergara no hubo ningún batallón navarro ni alavés, y pone fin a la Guerra del Norte en 1839, tras el intento de Elío de aguantar en Navarra. En la conciencia de los combatientes el abrazo quedó como la traición de Vergara. No tuvieron el sentimiento de derrotados sino de traicionados. La guerra se mantuvo un año más en Valencia y Cataluña, resistiendo Cabrera a todo el Ejército liberal que se nutría de reemplazos obligatorios.

Sucesos de La Granja: unos sargentos imponen a la Regente Mª Cristina la Constitución de 1812. De ahí se publicará la constitución liberal progresista de 1837:

Es la segunda Constitución. Recoge la soberanía nacional, la colaboración entre los tres poderes, se reconoce al rey el poder ejecutivo, el legislativo es bicameral, hay declaración de derechos, sufragio censitario, tiene un carácter progresista y está vigente de 1837 a 1845.

Desamortización eclesiástica de Mendizábal, 1837. Bienes en manos muertas significa que no se poseían con intención de venderlos, precisamente para que la institución pudiese mantenerse a lo largo del tiempo, por lo que en ese sentido eran improductivos. Muchos bienes se alquilaban a la gente sencilla a bajo precio.

En la desamortización, el Estado liberal en bancarrota arrebató los bienes en manos muertas a la Iglesia -“insigne latrocinio” según Menéndez Pelayo- creando sobre todo una nueva clase social adicta a las nuevas instituciones. Al malvender los bienes con ello obtuvo poco provecho económico.

Con la desamortización no se resolvió el déficit de la Hacienda, ni se realizó reforma agraria alguna. Las propiedades se malvendieron, no se obtuvo ni la cuarta parte del importe previsto, y las compraron los desaprensivos de la burguesía adinerada y la aristocracia. Los campesinos que se servían de los bienes de la Iglesia pagando poco precio por el alquiler salieron muy perjudicados. La Iglesia quedó empobrecida, lo que perjudicaba a sus necesidades de apostolado.

En Madrid y otras ciudades hubo una cruenta persecución religiosa.

Habiendo aparecido una epidemia de cólera, los agitadores sectarios acusaron a los religiosos de haber envenenado las aguas. Este fue el pretexto para la matanza de frailes e incendios de conventos en Madrid en 1834 y 1835.

Álvarez-Mendizábal -llegó desde Londres- suprimió las congregaciones religiosas y Toreno abolió la Compañía de Jesús (recordemos que también lo hizo el conde de Aranda en 1767)

B) Regencia de Baldomero Espartero (1840-1843). Es una época de gobierno liberal radical o “progresista”. Espartero expulsa a Mª Cristina de la Regencia, porque él era liberal progresista y ella liberal moderada, aunque cuando tenga la edad firmará todo lo que se le decía. Espartero se casó con una mujer muy rica de Logroño.

Gobernará dictatorialmente, la aplicación del librecambismo sublevará Barcelona -que bombardeará la ciudad desde el castillo de Montjuic-, hasta que una coalición de partidos, con el triunfo de Narváez en Torrejón de Ardoz, le obligó a dejar el poder y a salir de España.

4.1.2.Mayoría de edad (1844-1868). Doña Isabel cumple 13 años.

A) Década liberal moderada (1844-1854). Gobierna el general Ramón Narváez. Se hacen numerosas y a veces interesantes reformas en la administración. Se publica la Constitución moderada de 1845:

Es la tercera Constitución. Se silencia la confesionalidad religiosa del poder civil, afirma una soberanía compartida entre el trono y la nación, no hay separación de poderes, el ejecutivo lo tiene el rey, el legislativo es bicameral, no hay declaración de derechos, tiene un carácter conservador, sufragio censitario, y está vigente en 1845-54 y 1856-68. El sufragio es censitario -y masculino-, de manera que sólo votan y son elegidos quienes pagan una contribución directa al Estado en la cantidad que en ambos casos se estipula.

Debido al control del poder por Narváez, en España fracasa la Revolución europea de 1848.

Segunda guerra carlista de Carlos VI entre 1846-1849, sobre todo fue en Cataluña y Valencia. La promovió Cabrera. Los principios y móviles son los mismos que en la primera: Dios, Patria, Rey legítimo.

Concordato con la Santa Sede 1851, soluciona el problema de la desamortización perdonando a los compradores la compra de bienes de la Iglesia y sin exigir su devolución. Este Concordato reguló las relaciones entre la Iglesia y el Estado hasta 1931. Con frecuencia el Papa protestó contra la infracción de dicho Concordato por parte de los Gobiernos liberales, no obstante ser éste tan amplio en punto a concesiones al poder civil.

Se debate la boda de Isabel II, quien se casa con su primo Fco. de Asís, duque de Cádiz (1846).

Se crean la Guardia Civil y el Banco de España (1856), se unifican los pesos y medidas, se unifica el Código Penal, y los alcaldes los elige el Gobierno.

B) Revolución de 1854 (la Vicalvarada). Con ella se inicia el Bienio progresista o liberal radical (1854-1856).

En julio se proclama el Manifiesto de Manzanares, redactado por Cánovas del Castillo. Hay barricadas en Madrid. El pronunciamiento de O’Donnell en Vicálvaro (Madrid) es incierto, pues los sublevados se retiran tras su encuentro con las tropas del Gobierno. Las elecciones de noviembre llevaron al general Espartero al gobierno. Se redacta un proyecto de Constitución progresista que no se lleva a término: Soberanía nacional, separación de poderes, el rey dirige el ejecutivo, Cortes bicamerales, hay declaración de derechos, y sufragio censitario.

Pascual Madoz hace una nueva desamortización en 1955, civil (ayuntamientos) y lo que quedaba de la eclesiástica. Como tras 1837, los nuevos propietarios suben las rentas a los agricultores y estos se quedan sin el aprovechamiento de los comunales. Espartero fue sustituido por O’Donnell, que se enfrenta a la Milicia Nacional y será sustituido por Narváez.

C) Unión liberal (1856-1863). Gobierna el general O’Donnell. En este sector están los más progresistas de los moderados y los más moderados de los progresistas. Sería un partido “centrista” -pero liberal-, mientras que Narváez era más conservador de la revolución liberal. Se centraliza la enseñanza pública con la ley Moyano (1857).

España hace con éxito su política exterior:

Guerra de la Conchinchina (Vietnam en apoyo a Napoleón III)

Guerra contra Perú y Chile en 1866: España no había reconocido la independencia del Perú y sus relaciones eran anómalas debido al estatuto jurídico de los españoles. El almirante Méndez Núñez bombardea Valparaíso y El Callao.

Guerra de África (Marruecos), con las victorias de Prim en Castillejos, y O’Donnell en Wad-Ras y Tetuán. La paz de Wad-Ras decepcionó a la opinión española.

Expedición a México con franceses e ingleses porque el revolucionario Benito Juárez se negaba a pagar las deudas que México tenía con estos tres países europeos. Prim se retiró a La Habana -menos mal, diríamos- y dejó sólo a Napoleón III, que mantuvo una innecesaria e infructuosa guerra en México.

D) Años finales (1863-1868): son de una gran inestabilidad.

Se turnan los generales: Narváez. Espartero, O’Donnell, y se les suman otros políticos civiles como González Bravo, Olózaga etc. Hay intentos de pronunciamientos liberal-radicales.

El Gobierno sofoca las sublevaciones agrarias (Loja, 1861), una protesta de los estudiantes en Madrid en la llamada Noche de San Daniel (1865), y el general Serrano domina un motín progresista de sargentos en el Cuartel de San Gil (1866) que serán pasados por las Armas.

Los llamados neocatólicos isabelinos se pasan a las filas carlistas.

Algunos prohombres que tras ser isabelinos aceptaron a Carlos VII, fueron: González Bravo, Cándido Nocedal, su hijo Ramón, Aparisi Guijarro, el pamplonés Mena e Irurzun, Nombela, el navarro (de Viana) Fco. Navarro Villoslada y un larguísimo etc. En este período los carlistas obtendrán muchos diputados a Cortes a pesar de las trampas electorales de los liberales y desarrollarán una gran campaña de prensa llegando a tener más de 65 periódicos...

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4.2. Sexenio revolucionario (1868-1874): liberal radical.

4.2.1. La Revolución:

En el Pacto de Ostende (Bélgica), los enemigos de los liberales moderados realizan una alianza: unionistas, radicales (auto titulados progresistas) y demócratas.

Debido a causas políticas como la escasa representatividad del régimen, y el enriquecimiento de algunos con la Bolsa y el ferrocarril, y a causas económicas como la quiebra de la industria siderurgia y textil, los bancos y ferrocarriles, tiene lugar la Revolución Gloriosa o septembrina de 1868. Se subleva el general Juan Prim, que era liberal radical o progresista.

Prim actúa con los generales Serrano (unionista), Topete y Dulce. El lema es “abajo los Borbones”, y “soberanía nacional”. La sublevación de la Armada de Topete es en Cádiz, como en 1820. El marqués de Novaliches fue derrotado en el puente de Alcolea por Serrano. A Isabel II no le apoyan los suyos y, desde San Sebastián en donde veraneaba, se exilia a París.

Gobierno provisional: lo preside Serrano (duque de la Torre), con Prim (marqués de Castillejos), y otros como Topete, Zorrilla, Sagasta, Figuerola…

Se constituyen Juntas y los Voluntarios de la Libertad o grupos de ciudadanos armados. El Gobierno disuelve las Juntas. La peseta se convierte en unidad monetaria. Se favorece la entrada de capital extranjero. Se proclaman todas las libertades abstractas y sin límite alguno, quebrando luego las libertades reales. Hay sublevaciones campesinas sometidas por el Ejército.

Constitución liberal radical de 1869. Es la 4ª. Se declara la soberanía nacional, la separación de poderes, el rey dirige el ejecutivo, Cortes bicamerales, declaración de derechos cívicos absolutos, sufragio universal masculino, Cortes bicamerales (el Senado sería elegido por provincias) y vigencia de 1869 a 1873. Se afirma que la religión católica es de la nación y no del Estado, y se pierde totalmente la unidad católica jurídica por la libertad de cultos (como si el Estado fuese indiferente en materia de religión, máxime en una nación del 98% de católicos). Ello originará una gran protesta en España. Más adelante habrá una política anticlerical. Se sufre la secularización de la vida pública mediante las leyes del matrimonio civil (1870) y la secularización de los cementerios.

Se proclama la monarquía parlamentaria.

Los radicales, casi en totalidad monárquicos, buscaban un Rey.

Serrano es designado regente.

Durante un año se rechazan hasta 13 candidaturas. Espartero no acepta ser rey. Se fracasa al proponer a Don Carlos VII de Borbón (hijo de Juan III, y nieto de Carlos V y VIII de Navarra), pues según él ya era el rey, y no quería gobernar con la bandera de la Revolución. Se propone a Leopoldo Hohenzollern Simaringen (“olé olé si me eligen” cantó con gracia desenvuelta la copla española) y, como era prusiano, Napoleón III se opuso a esta candidatura. Se encuentra al duque de Aosta, don Amadeo de Saboya (el hijo de Víctor Manuel II de Italia, el rey excomulgado por usurpar los Estados pontificios). De 311 votos emitidos, don Amadeo obtuvo tan sólo 191 votos. Un monarca es de todos los españoles.

El “grito de Yara” comienza la guerra independentista en Cuba dirigida por Máximo Gómez y Antonio Maceo. Dura diez años. Sigue el ejemplo de sublevaciones en España.

4.2.2. Amadeo I de Saboya 2-I-1870 a 11-II-1873:

Don Amadeo es elegido el 16-XI, llega a Cartagena el 30-XII-1870 y a Madrid el 2-I-1871.

Tenía cualidades personales, pero no logró la adhesión y ayuda que esperaba de los partidos políticos que le apoyaban. Nada más llegar el 30-XII, el general Prim, su valedor más cualificado, es asesinado por un anarquista en la calle Serrano de Madrid. Ni la mayoría de las fuerzas políticas ni tampoco la mayoría del pueblo, le prestaron apoyo. Sufrió los gobiernos ineficaces y las desavenencias entre todos los políticos del Régimen.

Por las trampas electorales, y viendo que nada podría conseguir por la vía electoral de voto universal e individualista, señalada por el Gobierno liberal, Carlos VII declara la guerra, que dura de 1872 a 1876.

Debido a la inestabilidad política y los problemas, Serrano pide la suspensión de las garantías constitucionales en junio de 1872. Don Amadeo se marcha de España, cansado de todos, el 10-II-1873.

Hay tres guerras simultaneas: las tres “C”: carlista, Cuba y cantonal.

Guerra carlista: 1872-1876. Al apoyo de muchos a Carlos VII de Borbón Austria-Este, se suma el de los neocatólicos isabelinos que abandonan a Isabel ya por ideas, ya por temor a la Revolución radical, y se hacen carlistas. El lema es: Dios, Patria, Fueros y Rey, con Cortes, representación social, rey que reina porque gobierna… Como siempre se hace hincapié en la Religión (se quiere recuperar la unidad católica jurídica y legal, y evitar la persecución religiosa, o bien evitar que se utilice la política para propagar el descreimiento religioso) y los Fueros, y se apoda a Amadeo I como “el extranjero”.

Don Carlos VII será el monarca de mayor capacidad de la rama carlista. Joven, tendrá arrojo, dotes de gobierno, y será rey efectivo en parte de España durante unos años y después rey de derecho en el destierro -así le gustaba decir-. Gracias a la dinastía, fidelísima a los muchos que la apoyaban, el tradicionalismo social y político (“conservar renovando y renovar conservando”) pervivió, estará presente en los momentos más difíciles de la política española, y será el sector político más antiguo y decidido de España.

Se creó en el Norte lo que se ha llamado (quizás impropiamente) un “Estado” carlista (Montero Díaz) con su administración pública, instituciones, tribunales de Justicia y Códigos de Derecho, Ejército, impuestos, telégrafos, moneda, sellos, universidad etc. Además del apoyo de muchos en toda España (quizás Extremadura fuese la región menos carlista), al joven don Carlos le apoyan las mismas zonas que en la primera guerra: Navarra, Vascongadas, Cantabria, Norte de Castilla, Cataluña, Valencia, Teruel (Maestrazgo). Seguramente son las zonas de mejor configuración y defensa debido al relieve accidentado. Generales carlistas: Rada, Ollo, Radica, Mendiry, Dorregaray, Elío, Aizpurúa, Lizarraga, Pérula, Ramón Argonz (será nombrado marqués de la Fidelidad por don Carlos). Numerosas victorias carlistas: Lácar, Montejurra I y II, Abárzuza, Eraúl… Los carlistas ocupan ciudades como Estella, Eibar, Tolosa, Urgel, Solsona etc. Pamplona se sitia desde Miravalles, El Perdón, Carrascal y San Cristóbal. También se asedian Bilbao, Vitoria y San Sebastián). Victorias liberales: Somorrostro.

El pronunciamiento liberal de Martínez Campos contra la República anunciaba una época de orden, cohesionó al Estado liberal, y éste volcó todo su poder para poner fin a la guerra carlista. El Gobierno liberal tenía todos los recursos del Estado -finanzas, hacienda, administración, diplomacia..-, el apoyo de Francia y Reino Unido, y un ejército de reemplazo.

Guerra de Cuba: se inicia con el Grito de Yara. Así como los liberales radicales se sublevan contra Isabel II, los grupos independentistas cubanos se quieren separar de España, motivados por su ideología y los intereses yankees. Dura de 1868 a 1878/79, diez años más las “guerra chiquita”. Desde los EE.UU. se apoya a las guerrillas insurrectas. Martínez Campos logra que la guerra termine mediante el Convenio de Zanjón (1878), prometiendo a Cuba una autonomía que llegará muy tarde.

El movimiento obrero aumenta su actividad con huelgas y la ocupación de tierras, en Andalucía, Cataluña y Levante. La 1ª AIT (Asociación Internacional de Trabajadores, marxista y anarquista) es declarada ilegal en 1872.

4.2.3. Primera República 11-II-1873 a 1874. Carácter liberal radical.

El 11-II-1873, Amadeo de Saboya abandona el trono liberal harto de las luchas entre los partidos políticos -élites minoritarias- que le apoyaban. Se marcha de España. Huérfanos de rey en Madrid, se proclama la República.

A) Una república sin republicanos. Dura once meses.

En este breve período hay una gran inestabilidad política y numerosos enfrentamientos entre los pocos republicanos que había en España, pues unos eran centralistas y otros federalistas.

En 1873 se había redactado el proyecto de una Constitución republicana federal, que no se lleva a término.

Esta federación divide a Estaña en pequeños estados que se federan en una unidad superior. Nada tiene que ver con la llamada federación histórica; aquella es racionalista y voluntarista, ésta es irreversible, forma una nación y une a todos en la religión, el monarca y la política exterior e interior.

Principios: soberanía nacional, un presidente electivo sustituiría al rey hereditario, separación de poderes, el ejecutivo lo tiene el consejo de ministros, Cortes (Parlamento) bicamerales, con declaración de derechos, carácter progresista, y sufragio universal.

Los presidentes del Gobierno de la República (entre todos ellos juntos duran once meses) son los siguientes: Estanislao Figueras (4 meses), Fco. Pi y Margall (federal), Nicolás Salmerón (unitario, dimite por no querer firmar sentencias de muerte dictadas por los tribunales militares ante la insurrección cantonal) y Emilio Castelar (unitario y conservador, dimite el 2-I-1874).

Guerra cantonal: 1873-74.

Es algo posterior a Amadeo I. Los cantones son diferentes territorios en los que se divide España, que se declaran soberanos y forman pequeños Estados, fruto del ensayo de federalismo de la Iª República y de las ideas de Pi y Margall (federalismo racionalista y no federación histórica).

Cuando las Cortes de Madrid proclaman la República Democrática Federal, en Barcelona se declara la República Independiente de Catalunya; lo mismo Málaga, Cádiz, Sevilla, Granada, Valencia, Cartagena y otras muchas ciudades. Fue ridículo y una prueba de la desorientación y decadencia de los españoles, que cantones como el de Cartagena declarase la guerra a Madrid. Las “repúblicas” de Granada y Jaén también se declararon la guerra. Un regimiento amotinado dió muerte en Cataluña a su coronel. Los carlistas aprovechan la desintegración final, fruto del liberalismo, para imprimir mayor actividad a la guerra.

El quinto presidente elegido fue Eduardo Palanca, pero el golpe de Estado republicano del general Pavía a comienzos de 1874, al ocupar militarmente el Congreso, le impide tomar posesión del cargo. Pavía disuelve el Parlamento.

Continúa la guerra de Cuba y sobre todo el levantamiento general carlista, que es el más importante y significativo de esta etapa. En efecto, este último era el auténticamente español, reclamaba el derecho y ofrecía la solución -así lo creían- a los problemas de la nación. Por su parte, entre los gubernamentales no se entendían, quizás por su radicalismo y republicanismo, avivándose la lucha entre los partidos.

B) Hacia la dictadura republicana. Régimen de Interinidad

Durante unos meses (de enero al 28-XII-1874), el general Serrano disolvió las Cortes, nombró un Régimen de Interinidad, forma un Gobierno provisional, y reduj0 la guerra cantonal (López Domínguez ocupa el cantón de Cartagena) y el caos federalista. Serrano buscaba una dictadura republicana, al estilo de Francia durante esa época (Mac Mahon, que continuó a Napoleón III, fue elegido presidente de la IIIª República francesa para 6 años).

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4.3. Restauración alfonsina. Liberal moderada, 1874-1930.

1. Alfonso XII, 1874-1885

A) Pronunciamiento. Llega a España por el pronunciamiento militar del general liberal conservador y monárquico Arsenio Martínez Campos en Sagunto (Valencia), el 28-XII-1874.

El general Martínez Campos y Antonio Cánovas del Castillo (el de la Vicalvarada) traen a España al hijo de doña Isabel, que expresa sus contradictorias intenciones en el Manifiesto de Sandhurst (1-XII-74), de ser católico como sus mayores pero liberal como su siglo. Llega a Madrid el 11-I-1875.

A esta época se le llama la Restauración alfonsina o liberal moderada. Pretende insertar elementos tradicionales en la Revolución liberal para moderarla y mantenerla. Si no es por los conservadores de la Revolución, ésta hubiera caído víctima de sus propios excesos. Se potencia el Estado, la lucha de partidos políticos (bipartidismo), el centralismo y el uniformismo. Como los partidos liberales, el conservador y el radical, se apoyaron mutuamente, la revolución liberal siguió in crescendo desarrollando toda su lógica interna.

Una cualidad de interés es que, a diferencia de lo ocurrido desde 1833, el Ejército quedará en los cuarteles y será ajeno a los partidos políticos aunque efectivamente sustente el régimen político liberal.

B) Ámbito militar:

1º Continúa y pone fin a la guerra Carlista en 1876.

Los dos primos, Carlos VII y Alfonso XII, se enfrentaron en los llanos de Montejurra (Navarra) con la derrota del segundo que estuvo a punto de caer prisionero de don Carlos. La guerra carlista termina en 1876 con el triunfo armado alfonsino debido a la superioridad numérica y material que gozaba el Estado y a las levas de soldados (las quintas). En aquella época era complicadísimo conquistar una ciudad desde el exterior. Por ejemplo, Pamplona se sitió sin éxito desde El Perdón, Miravalles, San Cristóbal, y el Carrascal.

2ºContinúa la guerra de Cuba que finaliza con el Convenio de Zanjón (1878) al prometer una autonomía a la isla, aunque -hemos dicho- llegará muy tarde.

3º Se pone fin a la guerra cantonal. De ahí que se llamó a don Alfonso “el pacificador”.

C) Ámbito político:

El artífice del sistema de la Restauración fue Cánovas del Castillo.

La revolución siguió un proceso in crescendo.

La Constitución de 1876 tuvo un carácter liberal moderado:

Principios de esta quinta Constitución: soberanía de las Cortes con el rey, Estado unitario, colaboración y equilibrio de poderes, el rey tiene el poder ejecutivo, legislativo bicameral (Congreso y Senado), realiza una declaración de derechos individuales, carácter conservador, sufragio censitario (universal desde 1890). Vigente en 1876-1923, 1930-31.

Su art. 11 de tolerancia de cultos y proselitismo externo no católico –que mantiene la pérdida de la unidad católica de 1869- chocó con la situación social en España, con el episcopado español y con Pío IX, que condenó dicho art. 11. Recordemos que socialmente, en España, la casi totalidad de la población era católica y que la sociedad estaba una situación de tesis católica, haciendo impropia, innecesaria y contraproducente la tolerancia de cultos y del proselitismo propia de una situación de hipótesis.

Cánovas suprime los Fueros de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava en 1876. Navarra había perdido casi todos -pero no la raíz pactista del Fuero- en 1841. Como contraste, don Carlos VII había jurado los Fueros durante la guerra y consagrado España al Corazón de Jesús.

Hay dos partidos que se apoyan mutuamente: el partido liberal conservador y el liberal radical (fusionista). Además se establece el turno pacífico del poder.

Cánovas quiso incluir en el sistema a todos los españoles. Atrajo al marqués de Pidal por la “derecha” y a los republicanos posibilistas por la “izquierda”.

Los carlistas no siguieron a Pidal y consideraron su planteamiento como una trampa política. Además Pidal aceptará el art. 11 al que antes se había opuesto. Don Carlos mantuvo desde el palacio de Loredán de Venecia, sus Derechos al trono y, además, se identificaba con la restauración de la tradición española. Destacan sus jefes delegados: Cándido y Ramón Nocedal (éste último hará la escisión “integrista”), Navarro Villoslada, y el marqués de Cerralbo como trabajador incansable.

Poco después aparecerán el PSOE, el anarquismo, y los nacionalismos más o menos separatistas en Vizcaya y Cataluña.

Los líderes de los dos partidos del sistema fueron: el del partido liberal conservador Antonio Cánovas del Castillo, y el del partido liberal radical Práxedes Mateo Sagasta (H.:).

Hubo inundaciones en las provincias de Alicante, Murcia y Almería, terremotos en Málaga y Granada, y el cólera morbo en algunas provincias de Levante y en la de Madrid.

Al ocupar Alemania algunas islas del archipiélago de las Carolinas, pertenecientes a España, surgió el conflicto; para evitar que fuese a más, ambas partes tomaron como árbitro al papa León XIII, que falló que se debía reconocer la soberanía de España en aquellas islas.

Alfonso XII fallecía de tuberculosis el 25-XI-1885 siendo muy joven.

Su primera esposa fue Mª de las Mercedes de Orleans, que también muere muy joven. Su segunda esposa fue María Cristina de Habsburgo y Lorena, procedente de Austria. Siendo austríaca era muy simpatizante del Carlismo pero siendo Regente se mostró anticarlista. Alfonso XII deja dos hijas y a la reina embarazada. El 17-V-1886 nacía su hijo Alfonso XIII.

Los dos partidos, conservador y radical -fusionista-, acuerda en El Pardo el turnismo de partidos.

2. Alfonso XIII, 1885-1930

4.3.2.1. Minoría de edad: Regencia de Mª Cristina de Habsburgo y Lorena. 1885-1902

Don Alfonso nace algunos meses después de fallecer su padre.

A. En el ámbito político, los dos partidos liberales se turnan en el poder. Es la época del turnismo. Gobernaban las oligarquías que controlaban ambos partidos. La oligarquía actuaba en política de forma caciquil y controlaba las elecciones (caciquismo electoral). Para ello se falseaban las elecciones. Las trampas electorales eran las siguientes:

1º) encasillado o amaño por el ministro de Gobernación Emilio Robledo, de modo que los oligarcas de un partido actuaban y los del otro se retraían,

2º) compra de votos,

3º) pucherazo o trampa en el mismo colegio electoral: control de urnas, intervención de las autoridades locales, actas en blanco, recontar votos no emitidos y olvidar otros sí depositados.

El caciquismo de la época distorsionaba la vida social y política.

A ello se le sumaban las trampas electorales y el turnismo de partidos, acordado entre los dos partidos liberales de la Restauración alfonsina, dirigido por el Gran Elector, que era el ministro de Gobernación.

Como el partido liberal conservador mantenía la legislación del partido radical, la sociedad que le apoyaba fue quedando cada vez más descontenta mientras que el partido radical se iba quedando sin programa: entre otros motivos esto provocó que los radicales reavivasen el anticlericalismo con Canalejas.

B. En el ámbito socio-laboral:

1º) Se inició el obrerismo socialista en 1879, localizado en Madrid, Bilbao y Asturias.

El socialismo lo importa a España Paul Lafargue (cuñado de Marx). Se crea el PSOE en 1879 (Pablo Iglesias) y la UGT en 1888, que son marxistas (lema: “proletarios de la tierra, uníos”).

Este socialismo no es utópico ni proletario sino marxista (materialismo dialéctico y materialismo histórico con dictadura del proletariado; minusvalora al campesinado y lo dirige un partido monolítico, disciplinado y profesional).

2º) El anarquismo lo importa Fanelli, discípulo de Bakunin, en 1868. Se extiende por Cataluña, Valencia, Andalucía (fachada mediterránea).

El anarquismo es similar al marxismo pero rechazando todo Estado en cualquier momento de la evolución histórica, su organización es individualista, se valora al campesinado, y sus métodos son terroristas.

Los primeros anarquistas atentaron contra Alfonso XII, Martínez Campos y Cánovas (fue asesinado). La “Mano Negra” se hizo tristemente célebre en el campo andaluz.

3º) Se desarrollan los sindicatos católicos obreros y agrarios.

Los estimula el marqués de Comillas, y sobre todo el P. Vicent, el P. Palau etc. Los sindicatos confesionales católicos llegarán a contar con 600.000 familias adheridas en 1923. El 5-V-1891 el papa León XIII publica la encíclica Rerum Novarum -De las cosas nuevas- relativa al trabajo y a las obligaciones y derechos de patronos y obreros.

Destacan la Acción Social Popular, la Federación de Sindicatos Católicos y la Solidaridad de Trabajadores Vascos (STV). El primer sindicato de clase -sólo de obreros- será carlista y se creará en Cataluña.

C. En el ámbito territorial, el Regionalismo estuvo frente a frente contra el incipiente nacionalismo:

a) Desarrollo del Regionalismo. La Región no tiene relación alguna con el nacionalismo. Es defendido por diferentes tendencias. Entre ellas, los carlistas o tradicionalistas serán los más decididos, pues defienden la existencia de las Regiones históricas con sus propias instituciones sociales y políticas.

Par ellos, dichas Regiones no tienen derechos concedidos por el Estado sino derechos propios, anteriores al Estado y además de carácter histórico y concreto -los Fueros-. Así, más allá del regionalismo administrativo, ellos defendían el Regionalismo histórico y político. En Vizcaya, Guipúzcoa y Álava, que tenían Fueros e instituciones separadas entre sí, el Regionalismo es carlista, mientras que en Cataluña también se encuentran en él elementos no carlistas.

b) Se inician los nacionalismos periféricos vasco -abiertamente separatista- y catalán. Hemos dicho que el nacionalismo (disgregador) y el Regionalismo (con mayúscula) cultural y político, son totalmente distintos.

El nacionalismo catalán (o anticatalán según otros) lo inicia Prat de la Riba en 1899. Es más moderado que el del PNV de Sabino Arana.

No son nacionalistas en Cataluña: ni el movimiento catalanista de la Renaixença, ni las Bases de Manresa que piden autonomía como proyecto del ala conservadora y católica, ni la Lliga Regionalista de Francesc Cambó (1901), ni Solidaritat Catalana (1906). La Mancomunidad de Cataluña (1914) es una autonomía administrativa y no política. Sí es nacionalista el toterrismo (el tot o res: todo o nada).

El nacionalismo vasco (o antivasco según otros) imita al catalán, y en su caso será abiertamente secesionista. Lo fundan los hermanos Sabino y Luis Arana Goiri -hablan de bizkaitarrismo para Vizcaya- en 1894. Cuando Sabino Arana muere en 1903, los afiliados al PNV no sobrepasaban el millar. Arana será es abiertamente separatista hasta que al final de su vida cambie de táctica.

Sabino Arana era separatista pero no nacionalista. Será su amigo Engracio de Aranzadi (Kizkitza) quien formule el nacionalismo: al estilo Italia y Alemania, con una clara influencia romántica e idealista, transformadora de la realidad, que afirma la soberanía nacional, y que confunde los Fueros con la independencia y la patria -padres, patrimonio- con la generación de los iguales. No pertenecen al nacionalismo el movimiento cultural de los euskaros en Navarra, que incluía a todos los sectores políticos, también el carlista.

Arana funda el Euzkeldun Batzokija (1894) y el Bizkai Buru Batzar 1895), germen del futuro PNV.

Será el liberal vizcaíno Ramón De la Sota, naviero y hombre de muchos recursos económicos, quien salve al PNV de su final.

Nacionalismo y Carlismo no tienen relación de dependencia. Sabino Arana era de familia carlista, pero él rompió con el Carlismo al hacerse integrista, y luego transformará su integrismo en nacionalismo y secesionismo por influencia de Luis viviendo en Barcelona.

D. En el ámbito militar.

Se sufre una breve guerra de Melilla (1893) contra las tribus (cábilas) que inician el ataque contra el protectorado español en Marruecos.

A fines del siglo, cierto conflicto costó la vida del general Margallo. El problema fue resuelto por Martínez Campos, sometiendo a los rifeños y obligando al sultán de Marruecos a pagar 20 millones de pesetas de indemnización. Pocos años después, estalla otro conflicto cuando los cabileños asesinaron a algunos marineros españoles en el campo de Melilla. El general Marina hizo prodigios de valor en los combates del Gurugú y del Barranco del Lobo.

Los yankees iniciaron la guerra de Filipinas (1896), que inicialmente fue sofocada por España. Se renovó en 1898 cuando los yankees apoyaron una nueva insurrección, venciendo aquellos al almirante Montojo en la batalla de Cavite.

Más dura y prologada fue la guerra civil que estalló en Cuba (Grito de Baire 1895-1898), entre los cubanos partidarios de seguir con España y los independentistas, apoyados estos últimos por muchos de color. La España peninsular lógicamente estaba con los primeros, y los yankees con estos últimos. Las ambiciones yankees sobre las posesiones españolas hizo que transformasen la explosión de su acorazado Maine en motivo de guerra, aunque no se demostró que fuese hundido por los españoles. La guerra hispano-yankee terminaba con la paz de París 1898.

A la crisis económica de Cuba en 1893 se sumó el que España no reconociese la autonomía de la isla, la agitación de los separatistas, y el apoyo yankee a estos. La Guerra tuvo tres fases: Martínez Campos fracasó, luego el general Weyler fue ganando la guerra al dividir la isla en trochas, y al final el general Blanco -puesto por el nuevo gobierno liberal radical- volvió a fracasar. Es casualidad que Cánovas del Castillo fuese asesinado por un anarquista en 1897.

Los yankees entran en la Guerra de Cuba precisamente cuando los españoles (Weyler) la iban ganando a los insurrectos cubanos. El pretexto yankee fue que la guerra iba siendo larga, a lo que se unía el poder de la prensa amarilla de los EE.UU.. El almirante Cervera fue un héroe español. Fue enviado con la flota española, aunque advirtió al gobierno que España no estaba preparada para un combate naval. La flota fue hundida en Santiago de Cuba. Los yankees fueron valientemente detenidos por los españoles cuyo heróico Ejército estaba dispuesto a defender la isla palmo a palmo. El Gobierno exigió a las tropas la rendición. Y fin. En la paz de París de 1898, los yankees arrebataron a España: Cuba (era España desde 1492), Puerto Rico (idem.), Filipinas (desde 1565) y la isla de Guap. Todos estos territorios se convirtieron en un protectorado de los EE.UU.

Al año siguiente, Alemania comprará a España las islas Carolinas, Marianas y Palaos.

Tales hechos y la situación resultante dio origen a lo que se llamó el “Desastre”. Así comenzó una época crítica en la conciencia nacional española. Se inició la Generación del 98 y el movimiento regeneracionista. No en vano, Maeztu (que de izquierdista pasará a ser tradicional y será asesinado en 1936) escribirá su ensayo En Defensa de la Hispanidad.

Mientras toda Europa se “desparramaba” por Asia y África, España perdía sus últimos territorios americanos de su admirable historia, que continuó de otra manera.

Guerra hispano-yankee de 1898. La declaración de guerra de los EE.UU. a España fue contraria al Derecho internacional. Pero fue un hecho. Así ha ocurrido muchas veces en la historia de España y universal. Los yankees entraron en guerra manipulando el tema de la explosión del Maine, cuando el general Weyler iba ganando el conflicto a los separatistas cubanos. La guerra en Cuba fue una guerra civil, donde parte de los cubanos estaban con España y otra parte incluida buena parte de la población de color- eran secesionistas estimulados por los yankees.

4.3.2.2. Mayoría de edad: 17-V-1902 al 14-IV-1931

La situación:

A) En el ámbito político.

Continúa el turnismo de partidos, aunque se agudiza su crisis para 1898.

Hay un recambio de líderes del partido moderado: a Cánovas le suceden Silvela, Maura y Dato. Al partido radical pertenecerá José Canalejas (autor de la anticlerical -aunque algo más aparente que real- Ley del candado, 1910).

El partido Liberal se había quedado sin programa concreto (todo lo suyo iba siendo aceptado por los conservadores) por lo que adoptará circunstancialmente la reducción del número de religiosos en España mediante la Ley del candado. La ocasión fue que muchas órdenes religiosas francesas estaban llegando a España debido a la persecución anticlerical de la IIIª República. Pues bien, la ley del candado prohibía el establecimiento de nuevas Órdenes en España durante dos años, aunque prácticamente todas las que iban a entrar se hallaban en España.

El parlamentarismo iba siendo considerado estéril. Hubo gobiernos de concentración formados por varios partidos políticos.

El regeneracionismo fue un movimiento político cultural de composición compleja que se proponía: terminar con el caciquismo, asistir a las verdaderas necesidades de la sociedad, estimular las fuentes de riqueza, sanear la Hacienda pública, difundir la educación (Joaquín Costa, Ganivet, el carlista Vázquez de Mella…). Distinguía la “España real” y la “España oficial” y advertía un abismo entre ambas.

En este período se erigió el monumento al Sgdo. Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles, como centro geográfico de la península, de modo que el 30-V-1919 Alfonso XIII consagraba España a dicho Corazón. Asistió el Gobierno en pleno.

B) El ámbito del obrerismo revolucionario.

Se crea el sindicato anarquista (lema: ni Dios, ni Estado, ni Patrón) CNT (Confederación Nacional del Trabajo) en 1910-11. De ella se escindirá la FAI (Federación Anarquista Ibérica) en 1927, que era todavía más radical.

Los líderes de la CNT serán Ángel Pestaña Nuñez, Salvador Seguí, y Juan Peiró. Son asesinados por anarquistas: el liberal conservador Cánovas (1897 -balneario de Santa Águeda, Guipúzcoa- por Angiolillo, sucediéndole en el Gobierno Francisco Silvela), el liberal radical José Canalejas (12-XI-1912 -puerta del Sol por Manuel Pardiñas), el liberal conservador Eduardo Dato (8-III-1921). Alfonso XIII sufrió varios atentados (el de Morral en el día de su boda con Victoria Eugenia de Battemberg, causando numerosos muertos y heridos…). También fue asesinado en Zaragoza el cardenal Soldevilla.

Los gobiernos moderados desarrollarán interesantes leyes en materia laboral y obrera.

La Semana Trágica de Barcelona y otras poblaciones de 1909 fue una reacción anarquista, socialista y republicana (obrerismo revolucionario, nacionalismo) ante el embarque de tropas para ir a la guerra de África. Hubo abundantes muertos.

El anarquista Fco. Ferrer Guardia fue considerado el cabecilla y fue fusilado; era masón y su trágico fin levantó una ola de indignación en otros países. Alfonso XIII retiró su confianza a Antonio Maura.

España no entra en la primera guerra mundial, que costó a Europa ríos de sangre durante más de cuatro años. España fue neutral y se benefició por la venta de pertrechos.

C) En la crisis de 1917.

Este año tuvo graves consecuencias para España pues pudo ser el fin de la monarquía liberal alfonsina. España se salvó por la incapacidad de que se uniesen los intereses militares, catalanistas nacionalistas, republicanos y socialistas.

1. Sobre el Ejército: aparecen las Juntas Militares de Defensa (1916) con un carácter corporativo, esto es, una especie de sindicalismo militar de oficiales y suboficiales formado al margen del Gobierno. Suponen una amenaza a la disciplina militar.

2. En 1917 se sufrió una huelga general y oleada de terrorismo que expresaban la crisis existente en otros países de Europa (Rusia, Alemania...).

3. En 1917 tiene lugar la Asamblea de Parlamentarios en Barcelona que solicitaron unas Cortes constituyentes para cambiar la Constitución de 1876 e imponer la autonomía política. La preside Francesc Cambó. Concurren catalanistas, republicanos y socialistas.

4. En 1919 la huelga de La Canadiense fue tremenda.

5. En 1920 se rompe el pacto UGT-CNT y comienza el terrorismo cenetista.

D) En el ámbito militar.

Se mantiene una dura y larga guerra en Marruecos en 1921.

¿Por qué? Porque la Conferencia de Algeciras con Francia (1906) dio a España el protectorado del Norte de Marruecos, que fue rechazado por los indígenas del Rif. El anterior desastre del Barranco del Lobo (1909) ya citado, y el nuevo desastre de Annual (1921), supusieron dos grandes derrotas de España frente al caudillo rifeño Abd-el-Krim.

4.3.2.3. Dictadura de Miguel Primo de Rivera (13-IX-1923 a 28-I-1930)

Primo de Rivera era el capitán general de Cataluña.

Se propuso solucionar “el derrotismo humillante de Marruecos, la marea de responsabilidades y la anarquía”. Se propuso la formación del “Directorio inspector militar, con carácter provisional”. Sigue las ideas de Joaquín Costa de crear “un paréntesis de curación”, transitorio y de urgencia.

La dictadura surgió para solucionar los numerosos problemas. Para ello suspendió la Constitución de 1876. Sus motivos fueron:

1. el empuje revolucionario de 1917,

1. el anarquismo (continuos atentados y muchos mortales),

2. el pistolerismo ya de los agresores anarquistas ya de los industriales que se defendían en Barcelona,

3. las tendencias separatistas,

4. las derrotas en África,

5. la total decadencia de los partidos políticos y el desprestigio de la política.

La dictadura fue en su origen apoyada por el Ejército y por el pueblo español en general. Mantuvo a Alfonso XIII quien la aceptó desde el primer momento. Algún importante socialista fue miembro del Consejo de Estado. Los socialistas decían que con el desorden y caos social y político, no se podía hacer una revolución proletaria.

Se identifican tres fases: Directorio militar (13-IX-1923 a 1925) Gabinete civil (1925 a 1927), etapa final (1927 al 28-I-1930). En ésta última, el dictador quiso dar continuidad al régimen superando el régimen político iniciado en 1876.

A. Directorio militar (1923 a 1925):

Restablece el orden público.

Organiza un ágil sistema de administración central, provincial y municipal.

Se crea el somatén, a modo de la milicia civil catalana y la Santa Hermandad de Castilla con Isabel I.

Se crea un solo partido, la Unión Patriótica (1924), para reunir a “hombres de todas las ideas” empeñados en la reconstrucción de España.

Se obtuvo un gran triunfo con la derrota de los rifeños de Abd-el-Krim en Marruecos, gracias al desembarco de Alhucemas realizado con apoyo francés (1925).

Ahí cuajaron jóvenes valores militares, de un Ejército eficiente, como José Varela, José Sanjurjo Sacanell (nació en Pamplona), Emilio Mola Vidal, Vicente Rojo, Muñoz Grandes, José Millán Astray y Francisco Franco (que el 1-X-1936 será Jefe de Estado).

B. Gabinete civil (1925-1927):

Se hizo una política inspirada en el regeneracionismo.

Primo de Rivera se rodeó con grandes colaboradores que emprendieron notables reformas socioeconómicas, educativas etc.

Citemos algunos: José Calvo Sotelo, Aunós (Trabajo) y Guadalhorce.

Se hicieron grandes mejoras materiales: CAMPSA, Iberia, telefónica, líneas ferroviarias, embalses, canales y regadíos, Confederaciones Hidrográficas, reformas de hacienda,

Se organiza el trabajo:

Código del Trabajo, Organización Corporativa del Trabajo (1926), Corporaciones o asociaciones de carácter estrictamente laboral....

C. Etapa final (1927-1930).

Se crea una Asamblea Nacional Consultiva para hacer una nueva Constitución con un intento de renovación (Anteproyecto de Constitución de la monarquía, 1929). La de 1876 se había suspendido, y se creyó que no era posible volver a ella con éxito. El intento no prosperó.

Hubo un creciente descontento en élites políticas y militares, polarizado en 1927, lo que se expresó en:

· La ofensiva liberal-dinástica

· La ofensiva republicana

· La “Sanjuanada” que fue una conspiración político-militar

· El conflicto con el Cuerpo de Artillería que termina con su disolución. Este Cuerpo no aceptaba los ascensos del escalafón por los méritos que Primo de Rivera quería imponerles.

· La aventura del nacionalista Maciá en Prats de Moxó que pretendía invadir Cataluña.

· En 1927 se funda la FAI (Federación Anarquista Ibérica) separada de la CNT, y que era más radical que ésta.

· El socialismo rompe su colaboración con el régimen.

El crack de la Bolsa de Nueva York en 1929 conllevó la crisis a Europa y a España en ella. Se empezó a sufrir la consiguiente Gran Depresión económica occidental. España perdió la llegada de capitales y la peseta perdió su valor, aumentando el paro laboral.

Alfonso XIII utilizó todos sus recursos para desmarcarse de Primo de Rivera.

El 28-I-1929 el general Primo de Rivera dimitió, marchó a París, y fallecía el 15 de marzo, entristecido por el abandono del que había sido objeto por parte de los capitanes generales y altos jefes militares (respondieron con una evasiva cuando en enero de 1930 les preguntó cuál era su actitud ante el Régimen) y del propio don Alfonso.

Las Exposiciones Internacionales de Barcelona e Iberoamericana de Sevilla (1929-1930) demostraban la actividad y el progreso del país.

4.3.2.4. Caída de la monarquía liberal en Alfonso XIII (enero 1930- abril 1931).

Don Alfonso designó al general Dámaso Berenguer para retomar la Constitución de 1876. A pesar de ser este régimen llamado la “Dictablanda”, los problemas económicos y sociales crecieron.

Hubo alfonsinos que se hicieron republicanos: Niceto Alcalá Zamora, Miguel Maura y Gamazo.

Aparece la Asociación Republicana Militar, y la Agrupación al Servicio de la República (Ortega y Gasset, Marañón, Pérez de Ayala).

El Pacto de San Sebastián (17-VIII-1930) unió a los líderes republicanos, socialistas y nacionalistas. Su finalidad era crear un Comité Ejecutivo Republicano presidido por Alcalá-Zamora y otorgar la autonomía política a Cataluña. El Comité planeó una sublevación para el día 15-XII.

Se boicotearon las elecciones generales para reunir Cortes Constituyentes.

Hubo varios pronunciamientos militares pro-republicanos fallidos: el de Cuatro Vientos (Madrid) y el más importante de Jaca (Huesca, 12-XII-1930). Al fracasar el de Jaca, los capitanes Galán y García Hernández fueron fusilados tras un consejo de Guerra, siendo considerados después como mártires de la República.

Algunos intelectuales forman el grupo “Al Servicio de la República” (Ortega y Gasset, Marañón, Pérez de Ayala…).

Existía entonces un elevado paro laboral, fruto de la gran crisis económica que sufría Europa entera. La cotización internacional de la peseta entra en crisis aguda.

Un nuevo gobierno de febrero de 1931 presidido por el almirante Aznar convocó unas elecciones municipales, celebradas el 12-IV-1931. No se plantearon como Monarquía o República sino tan sólo como candidaturas municipales. Hubo más concejales monárquicos e independientes (40.324) que republicanos antimonárquicos (40.168), aunque en las principales ciudades hubo más republicanos. En Cataluña y Vascongadas ganaban los nacionalistas que eran integristas y no revolucionarios.

Esto hizo pensar a don Alfonso XIII que “ya no tengo el amor de mi pueblo”. Saltándose la legalidad, el 14 de abril don Alfonso abandonó interinamente España con posibilidad de volver, dejándola señora de sus destinos; pero ya no volvió. López Estrada habla de un golpe de Estado por parte de don Alfonso.

Por el contrario, la llamada dinastía carlista (a don Jaime le sucedió Alfonso Carlos I como rey de España -así decía-) reconocía desde el destierro sus derechos legítimos, su forma de gobierno a la española, y sus obligaciones intransferibles.

5.De la IIª República (1931-36/39) a la guerra civil (1934, 1936-39)

5.1. El 14-IV-1931 se proclama la IIª República.

Muchos españoles la recibieron con ilusión, porque suponía un gran cambio. No obstante, fue degenerando en desórdenes, pronunciamientos civiles y hacia el marxismo más radical. La persecución religiosa estará como trasfondo desde su comienzo.

Las circunstancias sociales eran de una crisis monetaria y económica internacional, de crisis política y social.

5.2. Gobierno Provisional.

Está copado por elementos de la izquierda proletaria y burguesa (y H.:). Desde el inicio:

a) No se convocan Cortes constituyentes.

a) Los nacionalistas catalanes se manifestaron abiertamente separatistas (Maciá y La Esquerra)

b) Hubo un desbordamiento anticlerical en Madrid y las principales ciudades, muchas veces azuzado por sectores anticlericales, sobre todo del 10 al 12 de mayo. Ardieron una serie de casas religiosas en Madrid y provincias (sobre todo Andalucía).

c) Hubo un impulso anarcosindicalista, hostil a los socialistas.

d) Se expulsa al primado de España el cardenal Segura por el recelo de éste hacia el nuevo Régimen.

Se reúnen las Cortes Constituyentes aunque las elecciones de junio no se presentaron como tales. Se elabora la Constitución de 1931. Las derechas, dispersas, sacaron pocos escaños, aunque luego ganarán por mucho en noviembre de 1933.

La Constitución decía que el Estado no tenía religión (caso único en la historia de España desde el año 589) y además se pusieron las bases para una posterior actuación anticlerical. Se decía que España una República de trabajadores de todas las clases. Cortes unicamerales. Admitía las autonomías pero no era un Estado federal sino integral. Se instauraba el sufragio universal femenino -lo que favoreció a las derechas pues el voto de la mujer era más “conservador” que el de los varones- a pesar de la oposición de las izquierdas. Admite la socialización de la propiedad. Admite la nacionalización de los servicios públicos fundamentales.

5.3. Bienio socialazañista (1931-1933), de “Izquierdas” o “jacobino”.

Presidente de la República: Alcalá Zamora (conservador, republicano y notario acomodado)

Presidente del Gobierno: Manuel Azaña (intelectual de la izquierda acomodada)

Hay importantes miembros de la masonería en el PSOE, Izquierda Republicana, partido Radical Socialista etc.

En esta etapa, la izquierda proletaria (PSOE: Largo Caballero, Prieto, Besteiro que era más moderado, Fdo. de los Ríos) tiene una gran presencia, con apoyo de los anarquistas -que debido a sus principios no estaban en Gobierno alguno (CNT y FAI)- y la izquierda burguesa. El Partico Comunista será pequeño, organizado y eficaz: inicialmente tiende a infiltrarse en otros partidos como en el PSOE (Santiago Carrillo).

Azaña hizo votar en el Parlamento la Ley de Defensa de la República, que suprimía las garantías individuales para así controlar toda oposición al régimen republicano.

Se pretendió realizar muchos cambios-ruptura de lo existente, en materias como educación, religiosa, agraria y Ejército.

Actividad anticlerical. En lo religioso se sufre una agitación anticlerical.

Se declaró el ateísmo práctico en la Constitución, la separación absoluta entre la Iglesia y el Estado -en la práctica el Estado actuará sobre y contra la Iglesia católica-, la libertad de cultos acatólicos, la secularización de la enseñanza (escuela única y estatal, obligatoria, gratuita y laicista -sin Dios o contra Dios-, con supresión tanto de los crucifijos de las escuelas como de la asignatura de religión etc.), la secularización de los cementerios, la expulsión del cardenal Segura, la supresión del subsidio estatal al clero percibido a título de indemnización por la desamortización liberal, la expulsión de los Jesuitas (1932), se prohíbe la enseñanza a las órdenes religiosas a las que se obliga a cerrar sus centros educativos, y los atentados e incendios en iglesias y conventos quedan impunes. Azaña dijo que “España ha dejado de ser católica”.

Los jesuitas, hombres de religión y ciencia y grandes educadores, fueron expulsados de España como con Carlos III.

En lo político se concede el Estatuto Catalán (23-IX-1932, Maciá y Luis Companys). El Gobierno veía con mucho recelo el carácter moderado y católico del nacionalismo vasco de entonces, de manera que el Estatuto Vasco se concederá durante la guerra una vez que el PNV de Vizcaya y Guipúzcoa -no de Navarra y Álava- opte por la República aún revolucionaria.

Se hace una reforma agraria consistente en expropiar a los latifundistas y repartir sus tierras a los jornaleros, pero olvidando que el problema era cómo trabajarlas mejor, su modernización y productividad.

El gobierno progresista de Azaña reprime con gran dureza la agitación anarcosindicalista en Castilblanco y Casas Viejas en Cádiz….

La reforma del Ejército siguió la consigna de “triturar al Ejército”: de reducir el número de oficiales (“ley del retiro”), de crear agrupaciones políticas republicanas entre los mandos, reducir los recursos, trasladar mandos. Para el orden público se crean los Guardias de Asalto.

Como reacción, en 1932 el general Sanjurjo se subleva en Madrid y Sevilla, pero fracasa rotundamente: es condenado a muerte, indultado y encarcelado, y a los años se le expulsará de España.

Aparece la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) como partido de derechas muy mayoritario que aglutinaba a gran parte de la derecha sociológica. Era monárquico pero sin propugnar la monarquía, ya por táctica ya por la poca disposición de don Alfonso de Borbón que había abandonado su cargo aún saltándose la ley; así, la CEDA aceptaba de hecho la República, consolidándola a su vez. Su líder era José María Gil Robles.

Otros partidos políticos de derechas eran: los agrarios (pactan con la CEDA), la Comunión Tradicionalista Carlista (CTC, los carlistas de siempre con Fal Conde como delegado regio de Alfonso Carlos I, que mantenían su Ideario de 1833 del Dios, Patria, Fueros, Rey, Cortes… porque lo consideraban fundamental para España, propio y hasta vivido por buena parte de la sociedad; experimentados en política, tendían a no pactar con otros grupos), y Renovación Española (los únicos alfonsinos, con José Calvo Sotelo -ministro con Primo de Rivera y asesinado en 1936-, Ramiro de Maeztu como intelectual de la Generación de 1914 -autor de En defensa de la Hispanidad- igualmente asesinado, Goicoechea). Luego aparecen la Falange Española (José Antonio Primo de Rivera, hijo del don Miguel que fue dictador, partidario de un nacionalismo español, del centralismo, nacionaliza Bancos y con gestos externos del fascismo del momento), y las JONS (Hedilla, Albiñana) con un estilo muy diferente a los anteriores y tomando aspectos de Mussolini.

5.4. Bienio radical cedista (nov. 1933-1935). El Partido Radical.

La CEDA y, en segundo lugar, el Partido Radical (con H:.), ganaron las elecciones. Fue un gran triunfo electoral para el “Centro-derecha” del momento. Fueron criticados por otros de “derechas”. Sus gobiernos hicieron una labor rectificadora del bienio anterior, aunque con poco éxito debido a sus propios planteamientos, a los problemas internos del Partido Radical y a la oposición violenta de la izquierda.

Continúa como Presidente de la República Alcalá Zamora (de pensamiento derechas), que extrañamente no da el poder a la CEDA -partido ganador en las elecciones- sino al partido Radical.

Se sucederán varios presidentes del Gobierno, que pertenecerán al Partido Radical (en su día fue la izquierda burguesa y anticlerical). Gil Robles, líder de la CEDA, que había ganado las elecciones, no será presidente y sólo al final será ministro. Todo ello era muy chocante, y al parecer se debía a los temores o celos del presidente de República Alcalá Zamora. Importantes masones como Lerroux etc. del Partido Radical estarán en el Gobierno y la CEDA pactó con.

Se desarticulan las actuaciones del bienio anterior.

No se concede el Estatuto a los nacionalistas del PNV.

Cuando Gil Robles quiso que incluyesen tres ministros de la CEDA (repetimos que era el partido mayoritario y ganador de las elecciones) el PSOE, la CNT anarquista, el PC comunista, y los nacionalistas de Cataluña, hicieron la Revolución de Octubre de 1934 en Asturias y Cataluña. Se trataba de un golpe de Estado, de un levantamiento armado contrario a las leyes, una sublevación anticonstitucional, que –se ha dicho- quitará cualquier pretexto a la izquierda para condenar el alzamiento de 1936.

La Revolución de 1934 no triunfó en Madrid, ni en la industrial Vizcaya donde había mucho socialista en la siderurgia, pero sí triunfó momentáneamente en Cataluña y sobre todo en Asturias. En Cataluña se proclamó el Estado Catalán y en Asturias se proclamó la República Socialista. Aquí se alzaron quizá más de 50.000 mineros, armados, con los explosivos de las minas de carbón, y liderados por la CNT, UGT y los comunistas.

En Cataluña la Revolución se sofocó con rapidez, a pesar de la dureza de los anarquistas y la flojera de los separatistas conservadores.

En Asturias hubo una verdadera guerra civil y una persecución religiosa (estudiada por Ángel Garralda). Al final, el Gobierno envió al Ejército (López Ochoa, que será asesinado en 1936), a la Legión Extranjera, a las tropas de Regulares (dirigidas por el general Franco) y controlará la situación. La izquierda jaleó y explotó después hábil y políticamente el tema de los presos.

Tras ello, Gil Robles será ministro de Guerra del quinto ministerio -nunca fue presidente de Gobierno-, reestructuró el Ejército y nombró al general Franco Jefe del Estado Mayor Central.

El posterior escándalo de estraperlo (unas máquinas de juego en el casino de San Sebastián) manchó de lleno hasta el descrédito al partido Radical, aliado con la CEDA, lo que puso fin a esta etapa. En ella la CEDA estuvo casi ausente -salvo muy al final- a pesar de ganar las elecciones. Esta etapa significó un fracaso en las pretendidas reformas constitucional, electoral, social y agraria.

En diciembre de 1935, y con el exministro de la Gobernación Portela Valladares, que se hizo cargo del Gobierno, el presidente de la República, Alcalá Zamora, decidió poner fin a la “república de derechas”.

5.5. Elecciones del 16 de febrero de 1936. Se crea el Frente Popular. Falsificación postelectoral de actas y evolución del doble poder.

Azaña sustituirá a Alcalá Zamora como presidente de la República mediante una argucia legal, para ser él nombrado como tal.

De estas elecciones se han dado resultados bien expresivos: Frente Popular (izquierdas) 34’ 3% de los votos (iban todos los sectores unidos); Derechas 33’ 2% (iban desunidas) y Centro 5’ 4%.

Por esos votos de más, con 4’5 millones para cada ámbito político, el Frente Popular obtuvo muchos más escaños en el Congreso de los diputados que sus oponentes. Las izquierdas tuvieron 263 escaños y las derechas sólo 168 en la primera vuelta, a causa de la Ley electoral. Así, sumados los escaños de la Derecha con los del Centro no daban la mayoría al centroderecha en este segundo período, aunque sí tenían mayoría sumados los votos. Por otra parte, se anularon no pocas Actas de diputados de derechas, por ejemplo varias carlistas según explican los números del “Boletín de Orientación Tradicionalista” de 1936.

Recientemente ha caído uno de los mitos de la izquierda (S. Payne). ¿Por qué? Dos autores, Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa, han demostrado que hubo fraudes y violencia destinados a asegurar la victoria de las candidaturas izquierdistas de febrero de 1936. La izquierda no ganó las elecciones sino que las ganaron los candidatos de derecha, que obtuvieron 700.000 papeletas más. Hubo una falsificación postelectoral, manipulándose el recuento de hasta 50 de los 240 escaños del parlamento. (Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular, España, Ed. Espasa, 2017) .

Por otra parte, existía un doble poder: el Gobierno y la calle, como en la Rusia de las Revoluciones de 1917. En España se iniciará el camino a la Revolución social mediante desórdenes, huelgas, y hasta asesinatos, agravado esto con la pasividad del Gobierno. Las Derechas padecieron un verdadero terrorismo en los meses anteriores a la sublevación. Es una falsedad propagandística decir que había democracia. Se asistió al desarrollo de una Revolución dentro de la República. Por ello, si desde 1931 la República se vinculaba al anticlericalismo, ahora también se irá identificando con la revolución social-comunista y con el nacionalismo separatista. Así es como se llegó al borde de la guerra.

Tras el 16 de febrero de 1936 se instalará de facto un Gobierno del Frente Popular como Azaña como presidente de la República, sustituyendo a Alcalá Zamora. Las Memorias de este son muy significativas de lo que pasó. Casares Quiroga fue nombrado jefe de Gobierno.

Los generales de mayor prestigio fueron alejados de sus puestos: Goded a Baleares, Franco a Canarias, Mola a Pamplona, mientras que Sanjurjo estaba en su exilio portugués. A su vez, José Antonio Primo de Rivera (fundador de la Falange) estaba recluido en la Cárcel Modelo de Madrid y luego fue llevado a Alicante siendo fusilado.

Desde febrero, con las izquierdas revolucionarias en el poder y dominando la calle, y en un proceso de caos organizado, se camina desgraciada y trágicamente hacia la guerra civil, que estalla el 18 de julio de 1936 y dura hasta el 1 de abril de 1939. Todos se estaban preparando para el estallido.

5.6. Guerra civil 1936-1939

Sólo realizaremos algunas consideraciones.

Más que hablar de República hay que advertir que se trata de una República revolucionaria que a modo de secuestra la forma republicana de Gobierno. El PSOE de Largo Caballero (el “Lenin español”) buscaba hacer una Revolución como en la URSS donde mandaba Stalin.

La chispa del alzamiento fue el asesinato de José Calvo Sotelo el día 13 de julio, diputado de Renovación Española que fue ministro con Primo de Rivera; este recordaba en las Cortes todo lo que estaba ocurriendo, el camino hacia la revolución y la inactividad del Gobierno republicano.

Fue asesinado por unos guardias de asalto, funcionarios del Estado; que estos fuesen agentes de la autoridad es muy significativo. Antes otros habían asesinado al izquierdista teniente Castillo, entre los graves desórdenes y los muchos asesinatos cometidos, que desde febrero jalonaban el camino hacia la revolución.

Azaña no era capaz de frenar el proceso de descomposición de la República, y ya no controlaba a quienes se entregaban al terror y la violencia, siendo el paro laboral, la crisis económica y bajo nivel de vida de no pocos, lo que les predisponía a la demagogia y a toda clase de extremos.

Alguien ha escrito que “el sino de Azaña le hizo continuar como presidente nominal de una república igualmente nominal y con apenas nada en común con la del 14 de abril” (Pío Moa).

La República recogía diversos fracasos: en la legislación, como experiencia democrática y de convivencia, y al intentar reformas no realizadas en materia social, educativa y economía.

Todos se preparaban. Las milicias socialistas desfilarán desarmadas por las calles de las grandes ciudades, también los anarquistas, los requetés carlistas preparaban con maniobras en el campo, las milicias falangistas se encuadraban, y sólo las JAP (juventud de la CEDA) quedarán inactivas. Luego las JAP se disolverán como un azucarillo para ingresar en el requeté o bien en la Falange. Los nacionalistas vascos se dividen desde el comienzo de la guerra, pues los de Navarra y Álava (aunque había pocos) se sumaron a los nacionales sublevados con Arturo Campión a la cabeza.

Un sector de mandos militares conspiró para restablecer una República de orden, donde no hubiese impunidad callejera, ni injusticia social, y para evitar el camino a la revolución marxista. Algunos militares sublevados eran de sentimientos monárquicos tradicionales (Valera, Sanjurjo…) o liberales alfonsinos (Fanjul, Franco…) y otros republicanos (Mola, Cabanellas, Queipo de Llano...). Vendrá una dura guerra. El pronunciamiento militar fracasó y siguió como guerra civil porque grandes sectores sociales se sumaron (Alonso Bacquer). El Gobierno republicano dejó hacer a los sublevados buscando capturarlos al final. Los sublevados creían que todo iba a resolverse en poco tiempo, pero se equivocaron. Si el pronunciamiento militar fracasó, buena parte de la sociedad lo hizo triunfar en calidad de alzamiento nacional y, al fin, en una guerra planteada como choque de civilizaciones.

Frente a la fidelidad de buena parte de los altos mandos militares hacia la República revolucionaria (Miaja, Rojo…) –no así de los oficiales-, el general Franco se sublevó en Canarias, Mola (que había pactado al fin con los carlistas unas condiciones y era el director de la conspiración) en Pamplona, Sanjurjo en Lisboa aunque murió al despegar su avioneta para regresar a España, Cabanellas se subleva en Zaragoza, Queipo de Llano en Sevilla, y otros en diferentes lugares de España (Baleares, Cádiz, Oviedo, Galicia, Castilla…). Como entre los militares sublevados había bastantes de tendencia republicana, los carlistas exigieron la bandera roja y gualda, suprimir la legislación anticatólica y el divorcio, suprimir los partidos políticos para lograr otro tipo de representación social.

Desde el comienzo de la guerra, la resistencia armada se consideró por muchos y por el clero español como una Cruzada, debido al anticlericalismo de la Constitución de 1931 y su legislación posterior, a la persecución religiosa sufrida durante años, a la persecución de Asturias en 1934 y la persecución religiosa mantenida durante la guerra, y al propósito declarado de muchos líderes izquierdistas de destruir todo signo católico y la misma Iglesia en España. La persecución religiosa en la zona dominada por la república-revolucionaria consistió en la prohibición de todo culto, el destrozo de 20.000 templos y del patrimonio religioso. El telón de fondo era la revolución bolchevique, la revolución en Rusia y lo después ocurrido en aquel gran país. Quizás esto ayude a comprender holocaustos sangrientos como el de Paracuellos del Jarama.

“De este modo, en España, que en este caso se centra en la retaguardia del bando republicano, se asesinó a 4.184 sacerdotes, 2.365 frailes y religiosos, 283 monjas y más de 3.000 seglares. En total, unos 10.000 muertos por el delito de ser católicos y no renegar de ello. De ellos, unos 3.000 fueron asesinados entre julio y agosto de 1936. Una persecución furibunda que no encontró en el bando republicano ningún tipo de freno por parte de los dirigentes. Igualmente, ejecutaron a trece obispos. Doce de ellos murieron en 1936. Prelados de Jaén, Tarragona, Ciudad Real Lérida, Barcelona, Cuenca, Guadix, Sigüenza, Orihuela, Segorbe, Almería y Barbastro murieron al comienzo de la contienda. Tan sólo el de Teruel murió cerca del final de la guerra. Especialmente cruel fue la muerte del obispo de Barbastro. Esta diócesis fue literalmente barrida de sacerdotes” (Libertad Digital, 14-X-2013).

Las milicias populares nacionales fueron las requetés o carlistas (sus mandos, que salieron al campo del honor por orden del rey Alfonso Carlos I, pactaron condiciones con el Ejército -Mola y Sanjurjo-, aunque al morir ambos en accidente de aviación, Franco no las asumió) o las banderas de voluntarios falangistas. Dentro del bando republicano, hubo, además del Ejército, importantes milicias populares anarquistas y socialistas, además de las Brigadas Internacionales de la IIIª AIT.

Las regiones más ricas e industriales, las más pobladas, casi toda la Marina y la Aviación, así como el Tesoro Público estaban con el Gobierno de Madrid.

Más que hablar de República hay que tratar de la República revolucionaria o de una Revolución que secuestra la forma republicana de Gobierno. Era evidente que se estaba viviendo un calculado proceso hacia la revolución socialista similar a la URSS.

Durante la guerra, los revolucionarios lucharán entre sí, haciéndose la guerra unos a otros, pues el Partido Comunista eliminó a los trotskistas del POUM, a los anarquistas y, al final, los pro-comunistas y partidarios de Stalin mandarán en Madrid. Por último, el golpe de Estado del coronel Casado contra la revolución republicana en Madrid fracasó (De la Cierva). Estos conflictos políticos internos fueron una de las causas por las que el Gobierno de Madrid perdiese la guerra. Por su parte, en el bando alzado o sublevado habrá unidad de mando militar y político, dedicándose más a ganar la guerra que a hacer política. No obstante, el Decreto de Unificación impuesto por Franco en abril de 1937, perjudicó muchísimo a los carlistas (tradicionalistas que se consideraban herederos de los de 1833 y la España de siempre) y con ellos a sus voluntarios requetés -aunque siguieron en el Frente de batalla-, pues conllevaba la supresión del Carlismo o tradicionalismo político como fuerza política independiente.

La guerra fue larga y dura, y si Franco no la acabó antes fue para evitar un mayor coste humano. Hubo presencia de tropas y aporte material de otros países europeos, en cantidad similar a cada bando. También hubo en ambos penosos sucesos de represión en muy diversas partes.

En 1937 se iniciará el gobierno del general Franco -con el título de generalísimo-, la creación del partido único FET de las JONS, y una dictadura mantenida hasta 1975. La guerra terminó el 1-IV-1939. Con él se hizo la reconstrucción social y concretamente el despegue material de España a partir de 1960, llegando al puesto 8º ó 10º entre los países industrializados del mundo. Son hechos; otra cosa es el juicio extra histórico. No decimos más, pues como todo esto es otro tema, tan sólo queda planteado.

Durante la guerra se podría estudiar:

El pronunciamiento militar prolongado en alzamiento nacional. La división de España en dos bandos y la diversidad en su seno: los nacionales y los republicanos revolucionarios. El frente y la retaguardia con las represiones. La persecución religiosa. El sentido de Cruzada religiosa católica. La Revolución dentro de la República, que destruyó ésta. Los apoyos extranjeros. La campaña y enérgica resistencia de Madrid: resistencia heroica del alcázar de Toledo, batallas del Jarama, Guadalajara y Brunete.

Dentro del lado Nacional, los Tercios de Requetés vivieron a fondo el sentido religioso de los acontecimientos. Carlos VII no “volvió” aunque lo prometiese (“Volveré” dijo en Valcarlos de Navarra en 1876), pero su hermano Alfonso Carlos I dio la orden, desde su exilio en Viena, de levantamiento armado contra la República revolucionaria. Participaron unos 60.000 requetés y unos 6.000 perdieron la vida. Pueden explicarse las banderas de Falange, y los cuerpos del Ejército regular. Dentro del lado Revolucionario destacan las milicias anarquistas (Durruti…), los distintos cuerpos de milicianos, los brigadistas internacionales, el ejército regular de los generales Miaja, Rojo etc. y los comisarios políticos.

La guerra del Norte: Guipúzcoa, Vizcaya y el cinturón de hierro de Bilbao, Santander, heroica resistencia de Oviedo, Asturias.

La batalla del Ebro sobre Teruel. Llegada al Mediterráneo.

Ocupación de Barcelona y Gerona.

La toma de Madrid. Golpe de Estado del coronel Casado contra Negrín.

Movimientos finales sobre Valencia y Alicante.

El expolio del Tesoro español a beneficio de Moscú y el expolio cometido por quienes se fueron al exilio hasta Méjico y otros lugares.

Consecuencias.

6. 1937-1975. El nuevo Estado. Dictadura de emergencia del general Franco, prolongada en el tiempo. Estabilidad e industrialización de España. Reinstauración de la Casa de Borbón.

La postguerra y la evolución de la política de 1939 a 1946.

El reconocimiento internacional de España, la configuración del Estado español y la ley de Sucesión en don Juan Carlos de Borbón a título de rey.

De la autarquía anterior a 1959 a la evolución e industrialización, y el desarrollismo económico y social, hasta llegar al puesto número 8 o bien 10 entre los países más desarrollados.

Los últimos años de 1973 a 1975: ETA, el almirante Carrero Blanco, Arias Navarro y “el espíritu del 12 de febrero” etc.

7.Instauración del liberalismo y socialismo en 1978, proceso hacia un anti-1978 y posible recuperación de España.

El proceso de transición-ruptura política: Ley de 1976, Constitución 1978, y otras leyes.

La desvertebración social y el crecimiento de la partitocracia. Dos partidos predominantes.

La crisis económica de 1973, los Pactos de la Moncloa, las sucesivas crisis económicas, y la entrada de España en la CEE/UE (1986) y la OTAN

Un proceso político: UCD (Suárez, Calvo Sotelo) -PSOE (F. González) -PP (J.M. Aznar) -PSOE (Rodríguez Zapatero) -PP (M. Rajoy) – PSOE (Sánchez): vaivenes y crisis.

Las desmoralización y el descreimiento religioso de los españoles.

La práctica el golpismo del comandante Tejero en las Cortes Madrid y el más reciente del parlamento de Cataluña.

El terrorismo de ETA y la amenaza como chantaje a la sociedad y las instituciones.

La crisis económica. La entrada en la CEE 1986 y la OTAN. Las sucesivas crisis económicas en España hasta 2007.

José Fermín Garralda Arizcun

Pamplona, 1-VI-2019

Laus Deo