Nuestro recibimiento a un veterano carlista

RECIBIMIENTO del Veterano: don Ángel Montes

Queridos amigos:

Estamos todos muy de acuerdo en dar nuestra más calurosa bienvenida a nuestro veterano Ángel Montes. Y en él a nuestros veterano Miguel Garisoain, y las margaritas Mª Eugenia y Silvita Baleztena.

También estamos todos muy de acuerdo en esta junta entorno a la mesa, que os merecéis un monumento, pero hoy por hoy no podemos hacéroslo. Es seguro que preferís mucho más que os llevemos constantemente en nuestro corazón. Y en el corazón de quienes nos sucedan.

Y como os llevamos en nuestro corazón, os decimos: GRACIAS.

Gracias por vuestra perseverancia en la Verdad de Dios y de los hombres, por ser como sois, por vuestros ideales, por no dar el brazo a torcer ante las iras del mundo.

Gracias por todo lo que nos habéis enseñado con vuestra cercanía, con vuestra presencia, con vuestra paciencia. Que como dice algún pasaje del Evangelio que a mi cada vez me gusta más: Y con la paciencia salvaréis vuestras almas

Gracias Angel Montes por tu entusiasmo. Por hacer ese viaje largo y algo incómodo como es venir de Madrid. Gracias por el testimonio que das desde tu casa a sus vecinos según me dice Belén, y por estar el pasado sábado día 21 celebrando el XXX aniversario de la confluencia de los carlistas en la Comunión Tradicionalista Carlista en El Escorial aquel 1986. Fíjate, Ángel: aquí hace poco hicimos una campaña titulada: “Vecinos”.

Gracias, Silvita –Silvitica te llamaban, como tercera y más joven Silvia de la familia-, por su perseverancia y por los muchos artículos que escribiste en El Pensamiento Navarro allá por los años 1975-1980 y luego en Siempre P’alante.

Doy las gracias Miguel Garisoain Fernández, pues no ha podido estar con nosotros por su ingreso en el hospital esta mañana. Gracias por tu olfato político, por tu enseñanza política, por formarnos cuando éramos jóvenes y por aceptar la alta responsabilidad en materia de legitimidad que en su día tomaste sobre tus hombros. Gracias María Eugenia por sostener a tu esposo Miguel y por cuidárnoslo ahora.

También recordamos a otros veteranos como a Santiago y el Quijote que lleva dentro mientras nos recuerda los grandes y buenos principios de “¡Quién como Dios!; gracias a Felipe Vives, a Teófilo Andueza, a Carlos Etayo, y a don Ignacio de Orbe Tuero.

Mirad: aunque seamos políticos, nosotros somos una Comunión de hombres libres. Somos una cadena de transmisión de vida que no se pone nerviosa por lo mal que hoy están las cosas, porque sabemos por qué vivimos y para Quién morimos, porque “Ante Dios nunca serás héroe anónimo”. Dios mismo, vosotros veteranos, nuestros hijos… dais sentido a lo que hacemos hoy.

Gracias por vincularnos estrechamente con el viejo Carlismo, que es viejo o antiguo como el buen vino, la buena amistad, los buenos principios, la bondad del corazón, como España misma. Más que viejo, el Carlismo es vetusto, de siempre, como la España de siempre. Carlismo que está vivo como tradición en España –por eso los españoles hoy están desorientados y maltratados fuera de su quicio-, Carlismo que está vivo en la necesidad de Dios, Patria, Fueros y Rey. Carlismo que está vivo –decimos- en vosotros y en nuestros hijos, vivo como carne y sangre que hoy se agita hambrienta de verdad, solidez y serenidad.

Gracias porque vuestra presencia nos anima, y no sabéis cuánto, en este mismo momento en el que algún correligionario muy querido flaquea con afán de resultados a corto plazo. Los carlistas tenemos nuestro plazo largo y plazo medio; en el plazo corto trabajamos todo lo que podemos, y buscamos resultados, pero sin ponernos nerviosos.

Gracias por no dejarnos solos. Por eso, a los demás os diré: no dejéis nunca solo a un correligionario, más todavía si se muestra como es ante el mundo y trabaja de forma desinteresada por la Causa, que no es suya sino de Dios y la de los españoles sus conciudadanos.

Gracias por venir Ángel Montes. Gracias a ti, Silvita.

Gracias.

José Fermín Garralda

Pte de la CTC de Navarra

Pamplona, 21-V-2016