Golpe al Estado en las Cortes españolas, ley de amnistía y Constitución

(por José Fermín Garralda)-

Recuerdo que nada más asistir al golpe contra el Estado en Cataluña el 27-X-2017 (mejor contra España y los españoles), televisado en directo para toda España (lo cual deja perplejo a cualquiera), nadie dijo lo que realmente era. Se dejó hacer a ver qué pasaba. Y quien juega con fuego –los conservadores están condenados a eso desde 1978- se quema. Desde la CTC de Navarra llamamos golpistas a los políticos locales que lo  aceptaron. Luego los tribunales quisieron ser benévolos, y Sánchez soltó  en breve a los presos. Pues bien, no nos quejemos: de aquellos polvos estos lodos.

Anteayer, jueves 3o de mayo de 2024, el PSOE y sus secuaces acaban de dar un golpe al Estado con la Ley de Amnistía y además en sede parlamentaria, y pocos dicen lo que realmente es. Claro, de decirlo, aquí pasaría algo muy gordo, don Felipe y el Ejército tendrían que mover ficha, y la derecha de nuevo sería culpable. Magistral para los radicales y sumamente contradictorio para los conservadores. Tener muchas instituciones de papel y carecer de poder, da nada sirve. Autoridad sin poder no funciona.

Esto nos hace ver que la Constitución dice y puede tan poco, que aquí todo vale. Al régimen y sistema actual sólo importan las formas y esas no mucho: sobre todo importa de quién se trate. Por eso, hay ciudadanos de segunda desde 1978.

Ya han logrado que nuestro resorte psicológico actúe así: lo haces tú, pues malo, lo hago yo, pues bueno. El radical siempre gana y el conservador siempre pierde, aun con las mayorías absolutas de Aznar y Rajoy. Para eso está la demonización en exclusiva de julio de 1936. De manual y mandil por medio. (Otra cosa es, para quien no lo sepa, que los conservadores sean parte del sistema liberal-socialista, lo que explica bien la inutilidad de tal mayoría absoluta que no obstante al PSOE no le interesa tener sino con los pactos que hace).

La verdad de fondo es que en democracia hemos visto muchos golpes al Estado, porque don Juan Carlos, Suárez y la partitocracia se inauguraron de esa manera, con engaños, mentiras y un sinfín de encopetadas complicidades, incluso clericales. Como estos días, aunque sólo quedan algunos tribunales de Justicia. La voz “profética” del clero ya ha desaparecido de escena: por la cuenta que le trae y estar siempre a la defensiva. Tantos golpes al Estado muestran que el régimen actual es una farsa.

Para evitar dicha arbitrariedad y manipulación hay que EXIGIR -y poder exigir- que ellos cumplan las leyes que ellos se han dado y jurado. Quede claro de entrada que no está mal referirse a la Constitución como hacen Núñez Feijóo y Abascal para evitar la arbitrariedad, mentiras y fraude electoral del PSOE, evitar la burla a España de sus amigos golpistas y separatistas, y evitar una pérdida de soberanía. Ya lo explicaba Vázquez de Mella. Con la ley de Amnistía, el PSOE y sus secuaces quiebran directamente la Constitución a la que se auto obligaron al jurar sus cargos. Como ésta quiebra no es ajena a los que siempre buscaron romper España, ¿qué se esperaban Vds.? ¿Y por qué derecha e izquierda les admitieron en las Cortes españolas?

Lo contradictorio con dicha exigencia es que la Constitución sea causa principal de tan nefastas consecuencias, lo que nadie quiere reconocer. Aunque esto último no  sea evidente y haya que demostrarlo, el hecho es que los Sres. Núñez Feijóo y Abascal ponen tronos a las premisas y cadalsos a las consecuencias.

Si todo se hunde, deberá surgir algo totalmente nuevo, pero -claro- de izquierdas. Al PSOE de Rodríguez Zapatero y Sánchez, y a sus comparsas, les encanta que la Constitución de 1978 se vaya hundiendo, lo que consiguen con la ley de Amnistía. Y si el PSOE lo oculta verbalmente para mantener las formas, los comunistas y separatistas se muestran indiferentes -y felices- ante tal hundimiento, pues sólo quieren “cobrar”, estos últimos por los siete votos necesarios para la presidencia del Sr. Sánchez.

En suma: se elevó la Constitución a los altares como primer paso -en él se han  quedado el PP y Vox-, y se dará un  segundo paso sustituyéndola. Las idolatrías del liberalismo son contradictoria y siempre pasan factura.

Para buscar otra Constitución o no tener Norma alguna, el primer paso es vulnerar directamente la de 1978, y sobe todo quebrar la conciencia y la paciencia de todos los españoles con la ley de Amnistía como estrategia en la actual guerra psicológica.

Aunque la ley de Amnistía ha echado por tierra la Constitución, Feijóo lo ha ocultado diciendo que el acta de defunción era realmente la del PSOE. ¿No ha querido adelantar acontecimientos dejándonos en el vacío? ¿Querrá de ésta manera salvar a don Felipe de Borbón, que firma todo, y paralizar a las instituciones que resten -tras los tribunales- como garantes del derecho y la unidad de España?

Está visto que los conservadores no pueden frenar el radicalismo -éste siempre se los come, aunque ambos se coman a todos los españoles-, ni salvarnos de las consecuencias lógicas y finales de la Constitución a la que ellos se aferran aunque ésta sea la causante de la Gloriosa traca final.

Sin ocultar lo bueno que Núñez Feijóo y Abascal puedan hacer ante el Asalto a lo que queda de España y los españoles, su principal error e insuficiencia está el poner cadalsos a las consecuencias y tronos a las premisas, y en hablar mucho, actuar poco y carecer de instituciones solventes. La república coronada está a salvo por ahora -el tal todo firmará aunque pueda y deba no hacerlo-, hasta que eso que llaman memoria histórica actúe.

Pues nada, tendremos que hablar mucho más de la tradición española -que existe- y, sobre todo, vivirla.

Publicado en "Ahora Información", 1 de junio de 2024