Tras la concentración "Aborto no. Dios ama al embrión" (25-IX)

Nuestra reflexión

DEBE DE SER la única pancarta de España que sale a la calle todos los 25 de cada mes. Se coloca enfrente del Parlamento de Navarra durante media hora (de 8 a 8 y media de la tarde). Por eso vemos que la gente está paralizada, sobre todo si cada vez hay más temas explosivos en la sociedad. Aquí ocurre todo y es como si nada ocurriese.

En efecto, la sangría del aborto es tal que ha llegado a insensibilizar el espíritu.

Parece que nadie se da por aludido. Los buenos se refugian en sí mismos, ignorando que si huyen a las catacumbas otros ocuparán su sitio en la sociedad.

¿Cómo vamos a tener paz en las conciencias, tranquilidad en la sociedad, esperanza en el futuro, trabajo y un buen pasar la vida, si matamos -hay que decirlo- a nuestros hijos? La sociedad es responsable de esto, los políticos y Gobiernos son culpables de este enorme crimen colectivo. Lógicamente, esto pasa una enorme factura.

Dos patinetes de tres niños que estaban junto a la pancarta nos han inspirado el vacío de nuestra sociedad, la ausencia del hombre futuro. Luego dirán que la sociedad está envejecida, que las pensiones se tambalean y que se acerca la eutanasia. ¿Los responsables?: la actual generación, una generación que -si Dios no lo remedia pronto- la damos por perdida.

Una persona joven se nos sumó espontánea. Otra más, algo madura, lo hizo antes de tomar el autobús aunque no sabía bien por qué estábamos ahí a pesar de la claridad de la pancarta. Se le explicó y quedó conforme, mostrando con su lenguaje que utilizaba bien el habla del lugar. Una chavala, maja y rubia ella, atravesó en una bicicleta delante de la pancarta como una exhalación, reafirmándose sobre sus pies, a la vez que levantaba su brazo con el puño en alto, con un además desafiante, diciendo: "!Libertad para las mujeres¡".

Se le contestó: "PERO TU YA VIVES". Y -claro- ella calló. Y otra manifestante dijo: "LIBERTAD PARA LOS HIJOS". Y -claro- de nuevo volvió a callar...

Mujeres, hijos, vida...va todo unido. Eso de "libertad" para las mujeres para abortar no es más que esclavitud y angustia para las mujeres que abortan. ¿Qué abortero se acuerda de ellas cuando ellas matan al fruto de su vientre, una vida diferente, distinta a la suya, la de su hijo?.

Nunca como hoy la mujer está tan esclavizada. La mujer empezó siendo utilizada y cosificada mediante la pornografía que nos presentaban como "libertadora" -¿se acuerdan de "Interviú" y tantas otras revistas y programas televisivos pornográficos, responsables del actual pudridero social?-, y ahora la mujer es agredida sexualmente, y hasta empujada miserablemente a matar a su hijo.

¿Libertad o esclavitud inmunda? Por sus frutos los conocemos.

Estos frutos son consecuencia de la expulsión de Dios de las leyes. Los hay que minusvaloran la importancia de las leyes civiles, y resulta que en España los grandes males vienen después de las leyes injustas. Ya sabemos que una persona puede ser muy santa en medio del lodazal y rodeada de mil leyes inmundas, pero ocurre que en España primero se hace la mala ley, luego el Estado estimula el mal, casi simultáneamente los buenos callan y se refugian en su vida privada y -todo lo más- en el apostolado de confidencia y de grupo pequeño. No se olvide que la ley civil tiene un gran poder educativo -no sólo tiene una dimensión coercitiva según Santo Tomás- y al "gran público" -es decir, a todos nosotros- no se le deben multiplicar los peligros ni los riesgos. Los semipelagianos insistieron mucho en la ley y derecho naturales, pero han de saber que sin la Gracia estamos acabados, no podemos ir a parte alguna. "Sin Mi nada podéis hacer" -¿nos acordamos?-. Cierto que el "No al aborto" es de ley natural, es decir, obligatorio y universal, pero la fuerza no se saca de la naturaleza cuando es tentada, sino de la Gracia divina.

Pamplona, 25-IX-2017