La primera "Javierada" en 1940. Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz (III)

LA PRIMERA JAVIERADA EN 1940

La Javierada suena en el mundo entero. No sólo los Sanfermines. Llamamos Javierada a la peregrinación a pie, masiva y religiosa de navarros, al castillo y cuna de San Francisco Javier, patrono de las Misiones y de las Indias. Y de Navarra. Este año celebramos el 75 aniversario de la Javierada diocesana y el Papa ha concedido a la Iglesia en Navarra el Año Jubilar Javierano.

La Javierada como tal no nació en 1941 sino el 10 de marzo de 1940. Ésta de 1940 no fue la primera peregrinación, pues hubo otras en 1886, 1895, 1922 y el 12-III-1939. En esta última, popular, numerosa, y que utilizó el tren El Irati, fue para pedir al santo patrón de Navarra “por la pronta y victoriosa terminación de nuestra cruzada (“Diario de Navarra”, 14-III-1939). Pero ninguna de ella se hizo “a pie”.

La Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz inició las Javieradas. Fue erigida por el obispo mons. Olaechea en el monasterio de Irache el 26-XII-1939. El lugar simbolizaba una Navarra firme en su tradición católica. La Hermandad es canónica, rinde sufragios por los navarros muertos por Dios y por España, se une espiritualmente a ellos, y busca la perfección y caridad cristiana de sus miembros.

Que la Hermandad iniciase las Javieradas lo dicen los hechos, y el que fue su delegado capellán supremo, don José Manuel Pascual Hermoso de Mendoza (DdN 25-II-1990). Lo admite “Diario de Navarra”. Lo transmiten los historiadores José Miguel Arregui (1998), Andrés-Gallego (2003) y Fortún (2010), enciclopedias y hasta Wikipedia. Lo testimonia por escrito José Ángel Zubiaur Alegre en noviembre de 2004, subprior de la Hermandad en 1939 y miembro suyo hasta fallecer en 2012.

Don José Manuel Pascual afirma que la Hermandad “nació para que no se perdiera el espíritu de los navarros después de la guerra”. Ya antes, al erigirla en Irache, mons. Olaechea sacó a relucir el espíritu de Javier. “La Javierada fue una idea de don Marcelino Olaechea. Su nacimiento no se le puede atribuir a nadie más que a don Marcelino. Yo no era más que un ejecutor de la idea de don Marcelino”: así afirma el capellán de la Hermandad sobre la peregrinación de 1940. “En febrero de 1940 nos llamó (a la Hermandad) a palacio para hablarnos de Javier. Allí surgió la Javierada por idea de él. A don Marcelino no le gustaba el nombre de “Marcha a Javier”. Era más partidario del nombre de “Javierada”, porque el espíritu de ésta era distinto al de una marcha. El decía que era hacernos como Javier, no ir a Javier, era hacernos con el espíritu de Javier” (DdN, 25-II-1990). Esta es la clave.

Hay dos relatos y coincidentes de la Javierada de 1940: el de su capellán (1990) y de Zubiaur (XI-2004). La Hermandad peregrinó andando el sábado día 9 de marzo y el domingo 10. Peregrinaron para cumplir la marcha que pensaron hacer y no pudieron el 3-XII-1939, para “dar gracias al apóstol bendito por haber salido incólumes de los lances de la guerra y para implorar su protección sobre España entera”. Así de sencillo. Zubiaur añade que “había que dar gracias a Dios y pedirle que en lo sucesivo librase a la Patria de caer en las mismas causas que produjeron la tragedia que nos había tocado vivir” en 1936 (carta, nov. 2004).

Don Marcelino enfervorizó en la basílica de San Ignacio a las 7 de la tarde a la veintena de caballeros que salieron de Pamplona. En Noáin empezó a caer shirimiri y luego granizo y nieve. En Monreal estaban calados; aquí el cura les ofreció cobijo y una estufa, Cesáreo Sanz Orrio no pudo continuar por las ampollas regresando así a Pamplona, se unieron otros jóvenes, y tomaron el último bocado. Durante la noche andando hizo un tiempo “infernal”. El pater iba con paraguas y todo remangado como para jugar a pelota. Pasaron por Idocin, Loiti, venta de Judas, foz de Lumbier, ruinas romanas de Liédena, hasta la ciudad de Sangüesa sobre las 6 de la mañana. Ahí se unieron diferentes grupos; el más numeroso de Tafalla con unos 40, dirigido por Florencio Aoiz ("el templao"), de Tudela (dirigidos por Román Añón) etc. Ya el viernes día 8 habían llegado peregrinos a pie desde Monreal y Villava.

En el camino, ayuno eucarístico (desde las doce de la noche), rosarios, anécdotas, cantos y cansancio. Tras un descanso en Sangüesa se continuó la caminata mañanera a Javier. Era el 10 de marzo, fiesta de los Mártires de la Tradición. Todo eran cuestas. Los peregrinos entraron en el pueblo de Javier (en la explanada de hoy) con sus capotes, su cruz y bandera. El pater se quedó en Sagüesa porque tenía los pies muy hinchados; ahí celebró la Santa Misa, pues –es otra clave- “sabía que el obispo la iba a celebrar en Javier y después me llevaron en coche. Yo esperé al grupo en Javier. Nos reunimos en el frontón, que se llenó. Estaríamos unos 200 o 300” (DdN, 25-II-1990). “El pueblo (de Javier) era pobre. No había hospedería. El santo nos recibió con los brazos abiertos, como está en la imagen. Por su mediación dimos gracias a Dios por las gracias recibidas en la guerra y por la paz. Y terminamos con la petición de nuestro via-crucis: “Recoge también Señor las almas de los que murieron por tu Fe, que no es fenecer sino mudar”. Así empezó lo que se llama “Javierada” (Zubiaur). Con este cimiento, para el 8-9-III-1941 el obispo convocó la Javierada diocesana señalando como organizadores a la Hermandad y a la Sección Masculina de Acción Católica (DdN, 3-III-1990).

Este Año Jubilar Javierano la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz peregrina andando a Javier, con el mismo espíritu que sus mayores, que le impulsa hacia el siglo XXI a lo Javier. La Hermandad no languidece en 2015, es pequeña, pero es. Ante la persecución que sufre hoy de los políticos enemigos de su espíritu, con mayoría en el Parlamento de Navarra, apelaría a los católicos navarros.

José Fermín Garralda Arizcun

Esta fotografía recoge la presidencia de los Caballeros Voluntarios de la Cruz en la Santa Misa celebrada por mons. Olaechea Loizaga en el frontón del colegio de los PP. Jesuitas de Javier en la primera Javierada del 10 de marzo de 1940. De izda. a drcha.: Narciso Ripa Obanos (prior, maestro en Lumbier, había sido oficial del requeté y más tarde será inspector de Enseñanza), don José Manuel Pascual Hermoso de Mendoza (capellán), otro caballero, Luis Martínez Erro (2ª plano), José María González de Echávarri (con gafas, era médico) y Juan Villanueva Unzu (archivo HCVC). De Pamplona fueron José Ángel Zubiaur, Jesús Ollaquindia, Antonio Aznárez y un largo etc. En total estaban entre 200 y 300.

Publicado en el quincenal católico navarro "Siempre P'alante" nº 735, 1-III-2015, pág. 14

ADDENDA: En dicha página hay un error pues donde se dice que González de Echávarri era maestro en Lumbier, se debe decir que lo era Ripa Obanos

Detalle de la Bóveda del Monumento de Navarra

a los Muertos en la Cruzada. Foto:JFG2005

Detalle en blanco y negro de la pintura al fresco del

valenciano R. Stolz Viciano (1950) en la cúpula de dicho

Monumento (archivo HCVC)

Via Crucis de la Javierada del año 2005. Foto:JFG2010

José Fermín Garralda Arizcun

Dr. en Historia

Fotos:HCVC y JFG. Prohibida la reproducción sin permiso del autor