Blogs 2018

SENEGAL, CINCO AÑOS Y MEDIO DESPUES

Álvaro Moral Alonso

Senegal es parte de mi vida. Fue mi primer contacto con África, mi continente favorito revisitado ampliamente con posterioridad y es mi contacto directo con el mundo de la cooperación. Siempre digo que de Senegal es difícil hablar: A Senegal hay que ir y conocerlo. Solamente allí uno entiende el verdadero significado de ese país, el calor de la gente, la sonrisa de un niño, el olor de una calle… No hay ni catedrales ni museos, ni siquiera hay (tantos) lugares naturales excelsos, no hacen safaris y no hay grandes montañas ni ríos navegables y, sin embargo, te quiero, como dijo el otro. Han pasado cinco años largos y hay sensibles diferencias y elementos ciertamente estables.

El país avanza en materias de infraestructuras. Nuevo (y flamante) aeropuerto con aspecto de nave espacial y tamaño adecuado, limpio y funcional. Nueva autopista de peaje entre el aeropuerto y Dakar, gestionada por la francesa Eiffage, con telepeaje pero pocas cabinas. Asimismo y alrededor de esa autopista, una nueva ciudad, Diamniadio con un flamante nuevo centro de convenciones, un palacio de los deportes, un hotel Radisson y un montón de viviendas en construcción. Una especie de híbrido entre Marina D’or y Madrid Norte que se verá en el futuro si es un acierto o un erial para rodar películas distópicas.

En fase de obra, asimismo, una autopista entre el aeropuerto y Kaolack pasando por Mbour y Fatick y un tren entre Dakar y el aeropuerto que, todo hay que decirlo, no le gusta nada a Ambrosio que duda de la relación coste – beneficio de la infraestructura. ¡Que dudas más razonables!. La lamentable carretera entre Tambacounda y Mako sigue igual de lamentable pero al menos está construyéndose lo que genera que haya un montón de desvíos provisionales extremadamente rudimentarios y polvorientos. Por cierto, en un país de coches viejos, parque móvil francés de los 70 y camiones más viejos, todavía la maquinaria de hora brilla con luz propia: nueva y es de dimensiones adecuadas.

Y la carretera entre Fatick y Kaolack está arreglada. “Nunca vi tantos agujeros tan profundos” me atreví a decir en aquel primer contacto en mi primer día en Senegal, allá por Mayo de 2011. Me hago mayor. Ya no hay agujeros.

Aunque no he ido, las cosas mejoran por el sur, por Basse Casamance. Me consta que el muelle de Carabane está abierto y allí para el Ferry Dakar - Ziguinchor. Y el puente que cruzará el rio Gambia y que evitará coger el mítico ferry se abrirá el año que viene lo que generará un ahorro de tiempo muy importante para los movimientos norte sur del país.

Todo esto no existía hace cinco años y medio. Muy contento e impactado positivamente.

En las regiones de Tambacounda y Kedougou sin embargo las noticias no son tan positivas. Antes subíamos en furgoneta a Dindefelo y ya no se puede ya que la carretera está mucho peor y hay que hacerlo en todoterreno. La carretera de Bandafassi está en obras y es un vía crucis llegar. Y eso que es temporada seca. País Bassari, país aparte.

Los países se desarrollan, muchas veces, en torno a las infraestructuras. Yo soy ingeniero de Caminos y soy, precisamente, muy crítico con el desarrollismo y pienso que la planificación de infraestructuras es, en muchos casos, deficiente y poco técnica, muy de la mano de impulsos políticos e intereses privados. No cabe, sin embargo, dudar de su valor intrínseco y de su incidencia en la vida de las personas, el ahorro de tiempo individual y colectivo que generan y la mejora en ese aspecto de la calidad de vida y en otros, como el medio ambiente, el empleo etc…. En ese sentido tengo que decir que Senegal me ha sorprendido para bien. Como pasa en casi todos lados, estas infraestructuras son centralistas (todo para Dakar, todo para Madrid ¡ejem!) pero por algo se empieza.

Sin embargo, las infraestructuras de más rápida implantación son las de telecomunicaciones. Antenas nuevas y flamantes en cada pueblo por aislado que esté, en las islas del delta de Sine Saloum, por ejemplo… cobertura ·3G más que buena y en cada lugar y Smart phones generalizados entre la población. Facebook y Google llegan antes que el agua, que la medicina o que otros bienes de consumo, síntoma del mundo en que vivimos y de las prioridades de las sociedades.

Hace cinco años era un país de Nokias con tapa, de tarjetas prepago que se vendían en los atascos y de SMS. Ya no lo es… En ese aspecto la brecha digital entre mundos uno tiene la sensación de que se estrecha.

Kedougou vive entre el polvo y el humo de los incendios provocados para quemar los campos en esta época del año lo cual genera un atardecer aún más rojo y una noche singular, londinense, olorosa. No existe ya Chez Diao, donde me tomaba una cerveza y me conectaba al wi fi a la espera de que saliera el sept place pero el mercado sigue ahí, la “Epicerie” de precios europeos también y la gente sigue jugando al futbol en cada esquina, soñando, quizás, con Salif Diao, el ídolo local que jugó en el Liverpool y en la mítica selección de los Leones de la Teranga que jugó los cuartos de final del mundial de 2002.

Y Dindefelo… uno tiene la sensación de que pasarán 75 (o 750) años y seguirá igual, para bien y para mal. Si Senegal es mi casa, Dindefelo es mi cuna, el único sitio al que no era negociable no volver, en este ansiado retorno. Mar de plástico, urbanismo peul, verdor de sabana… Las tiendas de la plaza, la mini gasolinera, el colegio… no pasan los años por allí y uno tiene la sensación de que es un lugar previsiblemente estable, una joya aislada, un reino remoto. Para mi, gallina en la piel recorrer sus calles, sus piedras, su cascada, con ese calor de mediodía pegajoso, el sudor arrastrando la crema solar, saludos y más saludos….

Por último, Yakaarafrica, cinco años después… ¡como hemos crecido compañeros! Y que orgulloso estoy de ésta mi ONG, de Demba, de Ambrosio, de José María, de todos vosotros. Las huertas, el cooperativismo, las becas para poder estudiar en Dakar o Ziguinchor, las misiones sanitarias, el campamento de Bandafassi, las maternidades… ¡tantas cosas!. La cooperación es, desde mi punto de vista, es un poco como un fractal: algo tan complejo que a medida que te acercas al problema, crece en complejidad y, en ese sentido, en mitad de la niebla, gente como Demba te dan seguridad en la gestión, conocimiento, esfuerzo, entendimiento de la gente. Merece la pena. Algunas veces los proyectos salen y otras no pero e camino es el que es, los valores siguen ahí y la voluntad es de cambiar el mundo para mejor, de poner un plato en la mesa, un bolígrafo en la mochila de un niño o una pastilla de hierro en la cabaña de una mujer embarazada y anémica.

Senegal, país hospitalario y familiar. Una cosa os pido: Cuando un africano se os acerque a venderos un collar o un pañuelo o cualquier tontería interpeladle en Wolof o francés y acercaros a su ser, a su experiencia vital. Por poco cariño humano que deis, por breve que sea el encuentro, será algo que haréis en el buen sentido, en el sentido de la Teranga, en el sentido de la humanidad, de la fraternidad como valor intrínseco.

Y la última diferencia: Demba está casado y Ambrosio tiene una hija más. Y están más gordos y más guapos, como diría mi abuela, pero igual de amables. Cheikh y Doba, sin embargo han hecho un pacto con el diablo y no envejecen.

Un abrazo compañeros.

SENEGAL TE HACE REGRESAR AL ORIGEN

Sandra Garrido Sotomayor

Necesitaba recuperarme, para recordar la esencia de quien soy, después de un tiempo duro, por muchas circunstancias, que ahora no vienen al caso, pero que han marcado mi vida en estos últimos tiempos, indicándome la necesidad de resituarme de nuevo.

Senegal te ayuda a esto, el cambio que produce en ti, poniéndote en tu sitio, cargándote las pilas de nuevo, para regresar con otras ganas. Sin casi WIFI, así es…, sin interrupciones, y sin interferencias más allá de tus propios pensamientos cruzados, que en momentos puntuales te devuelven a la realidad.

Sus diferentes paisajes, playas, olores, sabores, sus colores; en cada sitio es diferente, pero que te muestran diferentes perspectivas en cada sitio que visitas, y en cada sitio de una manera distinta.

La idea que traía en este viaje era no sólo limpiar mi mente, sino aprovechar para visitar el país, junto a mi hermano, y unos amigos, socios de Yakaar África, y conocer también algunos de los proyectos que tiene esta ONG en el país.

Los primeros días del viaje los pasamos en el interior del país, cruzando Gambia, y cuya primera dirección era Agnack, y realizar visita al pueblo de Cheikh, y ver la posibilidad de realizar diferentes proyectos en este pequeño, pero entrañable pueblo, donde tuve presente el valor de crecer en la familia, el orgullo de pertenencia, del saber donde están los TUYOS, por lo que nos contaba y mostraba Cheikh, en cada momento con su gente…

En ellos reconocí las ganas de desarrollo, y de querer progresar con el impulso del amor propio, a través de sus propias ganas de seguir creciendo. Visitamos su escuela, donde transmiten a sus más de 200 niñas y niños de 3 a 16 años la educación, necesaria para su futuro, y que nos solicitaban, como posible proyecto a corto o medio plazo, la ayuda, porque uno de los edificios estaba sin techo al caer un árbol y golpearlo, y otro, el de los más pequeños, necesitaba arreglarse por dentro. Así como también, reforzar con materiales las escuelas, etc. Visitamos también su centro de salud, y su maternidad donde conocimos a una enfermera, que atiende las necesidades primarias del pueblo, y según nos contó, a más de 25 mujeres embarazadas que sin este acompañamiento local tienen que recorrer muchos kilómetros, hasta Ziguinchor, sólo para hacerse una ecografía, opción que aun no es factible tener en el centro ya que no tienen ecógrafo.

Después de la visita terminamos en casa de Cheikh, donde su familia nos abrió los brazos, y su casa, juntos para compartir con ellos, su maravillosa comida (por supuesto el Ceebu jen, o thiéboudienne, plato típico nacional de Senegal, una especie de paella), que nos unió alrededor de una agradable conversación, mientras las niñas y niños de la zona no dejaban de observarnos.

Nuestro camino al sur nos llevó por largas carreteras, con baches a cada paso, además, a través de todo el recorrido se pueden contemplar los campos, su TIERRA, que es parte también de su esencia. Observamos sus cultivos, sus árboles: frutales, como no…, también a lo largo de todo el recorrido, sus impresionantes Baobab; veíamos rebaños de animales, que en algunos casos detenían nuestro transcurrir, pequeños poblados dispersos por toda la geografía, mujeres cargando con sus niños vendiendo fruta, en cada mercado que salpica, las orillas de las carreteras, en cada pequeña ciudad que atravesamos, y que nos llevaba hasta la frontera con Gambia.

Sentir la llegada del amanecer, por las destartaladas carreteras del Senegal, hasta cruzar por el ferry, una no!!, hasta dos veces, en este viaje, toda una aventura!!

Al final llegar a Casamance, y allí, continuar visitando varios proyectos de Yakaar: escuelas, huertas, granjas, algún centro de salud y la cooperativa de mujeres de Dindefelo, en las que trabajaban muchas de las mujeres de la zona, ya de forma autónoma, fabricando mermeladas, fruta seca y zumos que llevaban a la puerta de las escuelas durante los recreos.

Uno de nuestros objetivos, dentro de la visita, y cómo uno de los proyectos para desarrollar en breve por Yakaar África, estaba situado en la isla de Carabane, esto es, la mejora de la biblioteca de la isla, donde estuvimos analizando la viabilidad de dotar de electricidad fotovoltaica, a través de placas solares, para que las niñas y los niños, puedan leer o hacer los deberes al salir del colegio, al no tener luz.

Carabane nos hizo disfrutar de un paraíso en la tierra, de la sensación de compartir con sus gentes, una vida tranquila, disfrutando ratos de charla y calma en la playa, sin más, y también aprovechando para visitar algunos otros proyectos, como el centro de maternidad que están funcionando fenomenal.

Acabamos el viaje, regresando y aprovechando para visitar la Isla de las Conchas, su pueblo, la iglesia y el cementerio de la isla. En el que hay que destacar, el único cementerio del mundo construido sobre conchas, y que además es un claro ejemplo de tolerancia y convivencia, al compartir este espacio entre cristianos y musulmanes porque, como nos dijo nuestro guía local José Gregorio, “la religión debe enseñarnos valores no ser una excusa para pelear”.

Así es Senegal, brevemente en todo lo que he visto y sentido, lo que más me impacta, es su gente. La esencia de Senegal, las personas, que a diferencia de nosotros, disfrutan intensamente de cada pequeña cosa, lo que maravilla al instante, y se refleja en sus ojos, en sus sonrisas, que te hacen regresar al origen, que te indican que es lo básico, sin necesidad de tener tantas cosas materiales como a nosotros para poder así vivir en comunidad. El sentir de la gente y crecer en familia, en una sociedad con sus propias reglas, que hace que la convivencia resalte de una manera brutal, aunque existan algunas veces diferencias, entre las etnias, culturas, religiones, y razas...).

Resalta la tolerancia extrema que más a menudo deberíamos recordar entre todos.

MUJERES, LOS PILARES INVISIBLES DE SENEGAL

Hace unos días fue publicado en la sección PLANETA FUTURO de EL PAIS un interesante reportaje fotográfico sobre las mujeres de Senegal. El reportaje nos ha impresionado no sólo por la exactitud de la descripción de la mujer senegalesa sino porque conocemos a algunas de ellas ya que son mujeres de poblados donde trabajmos tanto en el País Bassari (Nandoumary) como en la Casamance (Boucotte).

La mujer senegalesa es el centro de nuestro proyectos por su dedicación a la familia. Ellas son las que tienen la altísima responsabilidad de alimentar adecuadamente a todos sus miembros, y en el ejercicio de esa importante misión no reparan en hacer todos los esfuerzos posibles para connseguirlo. Ellsa son las que llevan las huertas y granjas, las que trabajan en las telas y el jabón, las que hacen mermeladas y zumos. Todo lo que sea necesario para ayudar a su familia y a sus hijos. Por eso no podemos dejar de dedicarles este epqeuño homenaje reproduciendo los mejores párrafos del reportaje mencionado que podéis consultar en su totalidad ene:

https://elpais.com/elpais/2017/08/23/album/1503483654_213272.html#foto_gal_10

“La Constitución senegalesa afirma que los hombres y las mujeres son iguales ante la Ley. Sin embargo la autoridad paternal y marital prevalecen en la sociedad senegalesa, especialmente en las zonas rurales donde vive la mayor parte de la población, y aún hay en vigor numerosas leyes discriminatorias hacia las mujeres.

El 56% de la población senegalesa vive en zonas rurales. Las mujeres están a cargo de cuidar a los menores, transportar agua para sus familias y cocinar. También trabajan en el campo durante la siembra y la recolección.

Las mujeres senegalesas sufren una fuerte discriminación social y no pueden ejercer sus derechos. Apenas tienen acceso a la propiedad y a los créditos bancarios a pesar de que constituyen la mayor fuerza de trabajo del país y de que su labor en agricultura y ganadería es esencial.

La mayoría trabaja en el sector informal donde están expuestas a abusos y aún existe una elevada tasa de abandono escolar femenino. Sólo el 43% de las mujeres mayores de 15 años saben leer, frente al 68 % de los hombres, según el Banco Mundial.

La ablación y otras formas de violencia de género son ilegales, pero aún muy comunes debido a una falta de persecución y penalización de dichas prácticas por parte del Estado. Las mujeres senegalesas sostienen el país pero son invisibles en la sociedad.

Más del 80% de las mujeres trabajan en el sector informal, el cual constituye el 41.6% del PIB en Senegal. La falta de regulación conlleva la precariedad e inseguridad laboral para todas estas trabajadoras que están excluidas del sistema de seguridad social y expuestas a abusos en su lugar de empleo.

La esperanza de vida en Senegal es de 68 años para las mujeres y 64 para los hombres. Ellas tienen cinco hijos de media y un acceso muy limitado a servicios para la salud sexual y reproductiva.

Un elevado porcentaje de mujeres en las áreas rurales tiene anemia, especialmente aquellas que están embarazadas.

Las mujeres suelen ser ofrecidas en matrimonio a edad muy temprana, y la mitad de ellas forman parte de uniones polígamas en las que comparten la carga del trabajo doméstico.

En 2015, el 78.5% de la población total y el 67% de la rural tuvo acceso a una 'fuente de agua mejorada'. Sin embargo, solo el 34% de la población rural tuvo acceso a un sistema de saneamiento adecuado ese mismo año.

Al final de la estación seca la comida y el agua escasean. Los aldeanos se alimentan de los pocos víveres que quedan de la última cosecha de arroz y maíz. También cuentan con cacahuetes, mangos y la fruta del baobab.”

VIAJE A SENEGAL: INOLVIDABLE E INSPIRADOR

Julio Martin

“La aventura de viajar consiste en ser capaz de vivir como un evento extraordinario la vida cotidiana de otras gentes en parajes lejanos a tu hogar” (Javier Reverte, escritor, viajero y periodista)

“El auténtico viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en tener una mirada nueva” (Marcel Proust, escritor)

De vez en cuando, al pensar en el viaje de las vacaciones, surgía África como un destino posible. Nos atraía vivir la realidad de uno de los países del África negra y cambiar la mirada distorsionada que tenemos desde nuestro mundo desarrollado. Pero nunca hasta este año nos lo planteamos seriamente. Demasiadas incertidumbres. Viajar a Senegal con Demba y su equipo surgió como una oportunidad muy atractiva. A sólo 4.5 horas de Madrid, paisajes, flora, fauna, tradiciones, costumbres, cultura popular, guías senegaleses que hablan español, aman su país y aprecian el nuestro, referencias excelentes de anteriores viajeros, proyectos humanitarios, etc. Queríamos compartir esta experiencia con nuestros hijos y sus parejas, quienes también se entusiasmaron con tan ilusionante viaje. Demba nos ofreció formar un único grupo solo con nosotros. Así que este mes de Agosto nos fuimos los seis a Senegal, a pasar ocho días en compañía de Ambrosio y Cheikh, nuestros guías y ya amigos de Demba Tours ( https://guiasenegal.es/) y Yakaar África (http://yakaarafrica.com/ ). A continuación, os dejo mi relato personal de esta fantástica experiencia. En vez de una narración cronológica (con algunas pequeñas variantes, la ruta la podéis encontrar en https://guiasenegal.es/wp-content/uploads/2015/10/8_Dias_S_Louis_Saloum.pdf ), he preferido destacar lo que más me ha tocado la fibra, agrupándolo por tipos.

PAISAJES NATURALES

Las excursiones fluviales del río Senegal en la Lengua de Barbaria y del delta Sine-Saloum permiten disfrutar de unas regiones naturales magníficas para la observación de aves (pelícanos, garzas, marabúes) en ecosistemas singulares con manglares e islas con arenales. Nota: quien encuentre al ingeniero que diseñó el fallido canal de la Lengua, que avise para darle su merecido. Para ver mamíferos herbívoros en su entorno natural, qué mejor que moverse en 4x4 por la reserva de Bandía: jirafas, búfalos, antílopes, gacelas, “pumbas”. Enormes tortugas, hienas, gacelas y flamencos en humedales los verás paseando por las pistas de tierra de la reserva de Guembeul.

El Lago Rosa (precioso incluso descolorido) y las dunas en las estribaciones de la fantástica playa en el Atlántico famosa por el Rally (si puedes, ve preparado para un chapuzón: te apetecerá). La playa fluvial del Senegal en el Ocean&Savane a la puesta del sol y la cercana playa del océano en la Lengua de Barbaria a la otra orilla del rio (a tiro de un corto traslado en barca y un paseo; ¡cuidado no tropieces al subir y bajar de la barca!). Disfrutar de las playas extensas y aún salvajes de Palmarin, Mbour y Saly donde llegaréis a comer o dormir (si te gusta el baño, ve siempre preparado para la ocasión). El desierto de Lompoul, el paseo por las dunas buscando divisar el mar en la distancia, el amanecer.

Y siempre el paisaje de la sabana, los bosques de baobab, las acacias espinosas, las ceibas. Arboles centenarios, sagrados, monumentales que se convierten en el paisaje de referencia durante el recorrido y que forman parte de la cultura y tradición senegalesas (en el escudo de Senegal aparece un baobab). Pronto sentirás su peculiar belleza, pero no te quedes en ello. Son también lugares de culto pagano, de misticismo, de adoración para los animistas, de enterramiento (que te cuenten alguna de las leyendas y sobre los griots). Y si echas de menos el verde, tranquilo, según vayas al sur empezarás a ver plantaciones y más vegetación.

GENTE Y COSTUMBRES

Desde que aterrizas en Dakar, ya percibes que la vida es diferente. El bullicio, la sensación aparente de caos y la relajación del tiempo (“nosotros tenemos el reloj, ellos el tiempo”) son denominadores comunes durante el viaje a los que es aconsejable acostumbrarse pronto. A lo largo de los días empiezas a descubrir el significado de la “teranga”: el espíritu de la hospitalidad asociado también a la tolerancia, respeto, solidaridad y felicidad. Lo sientes en actos tan cotidianos como los saludos, los agradecimientos (por consideración y respeto, trata de usar expresiones sencillas en wolof), las invitaciones, la tertulia, el ritual del té senegalés.

No importa el lugar ni el momento del día, protagonista es el colorido de las vestimentas femeninas, el gusto de la mujer por su cuidado estético. Y en todos los lugares, los niños. Sus juegos, sus miradas intrigantes y agradecidas cuando les das algún bolígrafo o un chupa-chups. La educación aún no es obligatoria en Senegal, por lo que todo esfuerzo encaminado a garantizar el acceso a la escuela es una de las mejores apuestas por el futuro.

La vida rural se desarrolla a lo largo de las carreteras y los caminos, plagados de puestos de alimentos (mangos, verduras, frutos secos), de talleres profesionales (ebanistas, herreros), de mercado de animales (cabras, corderos), puestos de comida rápida (tanganas), talleres de coche (no te extrañes ver un motor desmontado colgado de un árbol), toldos para la tertulia o el descanso a la sombra, lugares de recreo infantil (campos de fútbol más o menos improvisados), recarga de móviles (la revolución tecnológica sin fronteras), etc. Los cruces de caminos son efervescentes. Todo está a la vista desde tu asiento en la furgoneta, pero si tienes oportunidad bájate. Una llamada de atención a dirigentes e instituciones: los residuos esparcidos descontroladamente a lo largo de las carreteras.

Pero si hay dos lugares donde se puede sentir la vida en Senegal en plenitud éstos son los mercados (rurales o urbanos como en Saint Louis, Kaolack y Dakar) y los barrios de pescadores (en Saint Louis y el desembarco en la playa de Mbour). El impacto es brutal para los sentidos y el espíritu. El bullicio, el colorido, los olores (aviso: lleva perfume para cuidarte del fuerte olor del pescado), la actividad frenética. Supera la primera impresión y ve sin prisa, pasea sosegadamente con tiempo y paciencia para comprar si te interesa algo de lo que ves, sin prejuicios, con tus sentidos abiertos hasta que se saturen (que se saturarán; entonces, para). Podrás hacerte una ligera idea de la dureza que supone mantenerse en una economía de subsistencia en la que el mañana no está asegurado y el hoy hay que trabajárselo cada día. El trabajo en las salinas del Lago Rosa es otra muestra de la exigencia física a la que la población con menos medios está sometida.

La compra de artículos requiere el regateo. Es una práctica natural. Tendrás que acostumbrarte a ello, pero tampoco te obsesiones, no te lo tomes como una competición. Siempre te podrás permitir pagar de más y a tu vendedor le ayudarás.

CULTURA

El 90% de la población senegalesa es musulmana. El resto cristiana y animista. Dependiendo de tu sensibilidad notarás más o menos la presencia del islam en la vida civil cotidiana. Para mí fue sutil: pequeñas mezquitas, vestimentas, imágenes en coches. Consideración aparte merece Touba, la ciudad santa del muridismo. Una ciudad estado en sí misma, donde el marabut (líder espiritual) también dirige de facto la vida civil de la ciudad y la fe de 6 millones de fervorosos fieles en todo el mundo. Proclaman su tolerancia y espíritu solidario, si bien en las calles de Touba no se puede fumar, beber ni oír música, la mujer no puede vestir pantalón, las parejas no pueden besarse, ni rezar juntos en la mezquita. Un ambiente un tanto intimidatorio, pero juzga tú mismo al final de la visita.

Como contrapunto, la pequeña isla de Fadiouth (o de Las Conchas), uno de los lugares más pintorescos del viaje. Habitada por una comunidad 90% cristiana, que vive en total armonía con musulmanes, hasta el punto de compartir tanto la gestión democrática y el espacio civil como el sitio sagrado de su bello cementerio de conchas. Sorprende la organización urbanística, sus animadas callejuelas y el entorno paisajístico (y los muchos cerdos).

Tuvimos la ocasión de visitar varios poblados agrícolas y ganaderos, alguno de ellos nómadas. Impacta observar la realidad de este estilo de vida tan distante. Economía sostenible y minimalista. Gente solidaria y autosuficiente, que viven dignamente con lo imprescindible (aunque puedan llegar a usar pequeñas placas solares).

La cultura africana tribal pudimos saborearla gracias a las danzas al son de los djembés alrededor de la hoguera nocturna en el campamento de haimas del desierto de Loumpoul. Un momento con magia que nos dejó con las ganas de volver a vivirlo en otras ocasiones.

Un sitio icónico es la isla de Gorée, en la costa de Dakar. Antiguo centro neurálgico del tráfico de esclavos, actualmente representa su memoria y es un emblema de multiculturalidad, habitada por artistas locales. Tardarás en olvidar el paseo por sus callejas entre casas pintadas de colores vivos y mientras te transportas mentalmente a los tiempos de la esclavitud, para no olvidarla y luchar porque desaparezcan las versiones contemporáneas de la misma.

La gastronomía es estupenda. Tanto en los restaurantes locales a los que nos llevaron Ambu y Cheikh como en los alojamientos. Variada, basada en el producto, saludable, sin exceso de cocción ni condimentación. Ninguno del grupo se perdió una comida. La base es el arroz, pero muy bien acompañado. El Tiebboudiene es el plato típico: arroz, verduras y pescado. La Yassa (salsa de cebolla marinada) no suele faltar como acompañamiento de pollo o pescado. El pescado a la parrilla es delicioso, al igual que las brochetas. Las mermeladas de frutos especiales como el baobab, el hibisco. Y el mango, para chuparse los dedos, mucho mejor que el que comemos en España. Hasta los exóticos zumos embotellados de las gasolineras EKV tienen un puntazo.

PAISAJE URBANO: MONUMENTOS Y EDIFICIOS

Senegal no es país que se caracterice por su monumentalidad. Las edificaciones históricas más antiguas datan de la época colonial. A destacar los edificios de la Plaza de la República y el mercado de Kermel en Dakar y la cuidad de Saint Louis, a la que se accede por el emblemático puente metálico de Faidherbe. Antigua capital del país en la época de la colonización francesa, mantiene barrios con casas coloniales de mucho encanto. Uno de ellos el Hotel de la Poste, donde dicen se alojaba Antoine de Saint-Exupéry, autor de El Principito, como piloto del Aeropostal. Una pena que muchas de las edificaciones estén deterioradas, a pesar de que la ciudad está declarada Patrimonio Mundial de la Unesco. Mención especial para la mezquita de Touba, una de las más grandes de África (si no la más) en extensión. Impresionante no sólo por su riqueza arquitectónica, sino por su significado espiritual (ver apartado de Cultura). Especialmente agradable el paseo por las callejas y las edificaciones de las bien urbanizadas islas de Gorée y Faidouh.

NUESTROS AMIGOS-GUÍAS

Un especial reconocimiento y agradecimiento a nuestros guías, ya amigos, de Demba Tours. Demba, Ambrosio (Ambu) y Cheikh son unos tipos fantásticos, tanto como personas como profesionales. Todo lo tenían previsto y planificado y desde el principio se integraron como nuestros acompañantes. Educados, respetuosos, cordiales, siempre dispuestos a ayudar y a atender nuestras necesidades y gustos (el agua fría, la dieta vegetariana, el mango, las compras, etc.). Y con un conocimiento vastísimo del país, de la cultura, costumbres, naturaleza. Los establecimientos elegidos para pernoctar fueron fantásticos por el enclave y por la calidad de los servicios. Cualquier pregunta o duda suscitada la respondían y las tertulias siempre eran amenas y ricas. Tres hurras por ellos.

MOMENTOS ESPECIALES

“La felicidad son momentos de descuido, tres segundos conquistados al olvido, ese instante que saluda y ya se ha ido” (Juan Mari Montes, canción La Felicidad https://www.youtube.com/watch?v=CSP0tkvqlc0 ).

Lo más grande se esconde en las pequeñas cosas cotidianas, y es que el Dios de las pequeñas cosas existe https://es.wikipedia.org/wiki/El_dios_de_las_pequeñas_cosas. Ahí van algunos de esos momentos mágicos con encanto especial:

  • La cena de la primera noche recién llegados al hotel desde el aeropuerto: un simple rollito relleno comprado en un kiosko de gasolinera, “¡Bien, ya estamos aquí, empieza la aventura!”.
  • Las risas y alegría de mi familia: “estamos disfrutando”.
  • Las tertulias en la furgoneta o en las cenas: “compartiendo vivencias”
  • La mirada de un niño al que le das la mano y un obsequio: “intriga, agradecimiento, cariño”
  • La llegada de pescadores en Mbour: “inmerso en otro mundo, soy un alienígena”
  • Saborear un mango a la sombra de un baobab: “simplemente sabroso”
  • Las danzas al son de los djembés en el desierto: “sentir el latido de África”
  • Puesta de sol a las orillas del Senegal en Lengua Barbaria: “belleza natural”
  • Saborear un pescado a la parrilla en un restaurante local: “¡qué rico!”
  • Baño al anochecer en una playa de Mbour: “¡qué relajo!”
  • El abrazo a Ambu y Cheikh en Bandia al acabar el viaje: “gracias amigos, hasta siempre”

En resumen, ocho días intensos llenos de experiencias que nos han sumergido en las gentes, costumbres y paisajes de este país del África negra que ya se nos ha metido dentro para siempre. Inolvidable e inspirador. Gracias amigos Demba, Ambu y Cheikh.

¡Jërëjëf! ¡Jàmm ak jàmm!

SENEGAL ES UN DESTINO MUY DIFERENTE

por Helena y David

Cuando respondes que estas vacaciones irás a Senegal, los primeros segundos se llenan de silencio. Tras este pequeño impasse causado por la sorpresa de un destino considerado atípico, la respuesta se apresura a enunciar que será un viaje diferente, muy especial y que te cambiará. Que es diferente es verdad, Senegal tiene su propia identidad.

Cuando te dicen que el país tiene bellos paisajes, maravillosos colores y característicos olores, es verdad. Muestra de ello son: las increíbles lomas de sal que bordean el Lago Rosa, las generosas costas atlánticas bordadas de barcos, el contraste del azul cielo con las dunas de Loumpoul, el verde sin pantone de País Bassari, el remanso de paz de Carabane,... y otras cosas más sencillas como la protección de los baobab, la dulzura de los mangos, los vivaces colores de los vestidos…

Y todo este conjunto lo hace un destino muy diferente de los que se hayan podido visitar. Que es especial también es cierto. Las cosas que se antojan sencillas no lo son tanto y viceversa: las muestras de solidaridad, la cálida acogida y hospitalidad, la lucha por un futuro, la convivencia de ambición y conformismo,…

Pero sobre todo especial, gracias al buen hacer de Demba y su equipo. Ellos nos han permitido conocer su país de una forma honesta y única. Desde un primer momento nos han hecho sentir parte de su pequeña familia. Para nosotros era nuestro primer viaje organizado y también nuestra primera vez en un país africano, y gracias a ellos hemos podido disfrutar de una experiencia de diez. En cuanto a que te cambiará, quizá es un poco ambicioso o precipitado, pero ndanka, ndanka … ¿quién sabe? ¡El tiempo lo dirá!

Muchas gracias Demba, Ambrosse, Cheikh y Babacar!

SENEGAL ENAMORA

por Juanma & Jani

Cuando empezamos a planificar el viaje de este año, lo cierto es que Senegal no estaba en la lista. No obstante, llevábamos años queriendo hacer un viaje a África y por otro lado, queríamos vivir una experiencia de cooperación o como mínimo de “concienciación”. Hablando con un amigo que estuvo contigo hace unos años, nos dijo: “Si no lo tenéis claro, tenéis que ir a Senegal. No sé cómo explicarlo, pero Senegal enamora. Ha sido uno del mejores viajes que he hecho en mi vida”.

Como recomendación nos pareció más que suficiente para organizar el viaje y en menos de tres semanas estábamos contigo en el aeropuerto de Dakar. Han sido dos semanas muy intensas, donde hemos hecho muchísimos kilómetros, muchas horas de carreteras (de todo tipo); observando el esplendor de la naturaleza senegalesa: los bosques de baobabs o de ceibas, las asombrosas construcciones de termitas, ríos, cascadas, la fauna de todo tipo; como el mono verde, el hipopótamo o las vacas que les gusta relajarse en las playas de Cap Skirring.

Hay que agradecerle también a nuestro chofer Babacar, como afrontaba las largas jornadas de conducción, siempre con una sonrisa (hasta cuando te metías con él por ser de Mbour). Hemos convivido con vosotros y conocido vuestras tradiciones; mercados; fiestas; música, vuestro té (ideal para socializar); comidas… Por cierto, los pimientos Taison consiguieron doblegar a mi padre. Sin duda son lo más picante que ha probado.

Por otro lado, la experiencia que nos ofrecisteis, visitando los distintos proyectos que desde Yakaar África realizáis no pudo ser más enriquecedora. Enhorabuena por ser como eres Demba, es admirable tu bondad e implicación con tu país. Solo por conocerte el viaje ha merecido la pena. Antes de iniciar el viaje, leímos en una guía, que para viajar a Senegal hay que dejar los prejuicios a un lado, dejarte llevar, estar abierto a disfrutar de todo lo que el país te ofrece.

Así lo hemos hecho y una vez vivida la experiencia, hacemos nuestras las palabras de mi amigo Marc: Senegal enamora.

Ha sido uno de los mejores viajes que he hecho en mi vida. Muchas gracias por todo. Un abrazo muy fuerte.

VIAJE A SENEGAL CON OUSMANE

por José Manuel Felpeto

Emprendo este viaje con mucha ilusión, por ayudar a la gente, de momento a Ousmane, para que visite a su familia, cosa que creo que es muy buena para él, pero sobre todo por ayudarme a mí, no quiero hacerme ilusiones, peo creo que este viaje va a ser muy positivo.

En mis anteriores experiencias en África, he descubierto que al principio las personas que viven allí tienen cierto recelo de nosotros, cosa que no me extraña, después de los años de expolio y sometimiento al que les hemos sometido, luego entras en la sensación, por lo menos en mi caso, que intentan aprovecharse de ti, todo lo posible. Y así me he ido moviendo de una sensación a otra en estos días y creo que así seguirá durante todo el viaje.

Luego, sin embargo, he visto mucha bondad, cosa sorprendente, ya que siempre he pensado que el tener que luchar día a día por salir adelante, te volvía egoísta, pero no, he visto detalles que ojalá tuviera mucha gente de otros países a los que llamamos civilizados.

Los primeros días están siendo duros, ves injusticias grandes, personas que necesitan medicinas o pruebas médicas que no pueden permitirse, una chica en el pueblo de Ousmane, ha tenido un aborto reciente, y no puede ir al hospital porque no tiene dinero para pagar ni quiera el paracetamol que le ha recetado el enfermero local, y luego ves personas que van conduciendo coches que supondrían el alimento de una familia durante toda su vida. Además, como en todos los lados del mundo, tienen sus prioridades, extrañamente tergiversadas, pueden pasar todo los días comiendo a base de arroz con lo que pueden acompañar, y sin embargo todos van con móviles, de tiempos de Mari Castaña, pero les da un estatus, o no tienen frigorífico en casa, pero sí televisiones y antenas parabólicas, o equipos de música.

He visto ya a varios españoles deambulando por aquí, cosa que me alegra bastante, y la cara que llevan es un poco de susto, supongo que la misma que yo al llegar a Dakar y no conocer a nadie, pero la verdad que todos las personas que están haciendo de guías son muy buena gente y saben ganarse la confianza. Daniel, Arouna, Assane, que son los que hasta ahora he conocido, son muy majetes, y se lo curran bastante para que la gente disfrute el viaje.

Yo con el que más trato tengo es con Daniel, que se ha portado muy bien con Ousmane y conmigo, moviéndose en la dicotomía que he comentado antes con el dinero, pero la verdad, de una manera bastante justa.

Es interesante la manera que ofrecen para realizar este viaje, y como introducen al extranjero en su mundo, y la idea de que cuenten lo que pasa aquí, para atraer más personas y que se fomente la creación de cosas por aquí.

A este respecto, he de decir que la mentalidad africana es igual en todas partes, como me dijeron hace poco en España, la prisa mata, hay gente aquí muy buena, muy implicada, y con ganas de hacer cosas, y luego hay, muchos que no dan ni palo al agua, que solamente dejan pasar el tiempo delante de sus narices, se han acomodado a su manera de vivir y les da lo mismo una cosa u otra. Claro esto lo veo desde el prisma europeo, de intentar aprovechar todo el tiempo del mundo en hacer todo lo posible para mejorar nuestra posición en la vida, pero es una pena ver, que por desidia de ciertas personas, cosas que se han hecho, que son muy buenas, se estén echando a perder.

Hemos llegado a Landieni, y ha sido bonito el reencuentro, un tanto frío para mi gusto europeo, pero cada cual tiene sus costumbres. Yo me he instalado ya en mis aposentos en Bandafassi, ya por fin estamos en nuestro destino, a ver lo que nos deparan estos días que voy a pasar por aquí….

En cuanto a mi idea principal, a la hora de venir aquí, ayudar dentro de mis posibilidades, sanitariamente, he de decir que tras el rechazo del enfermero local, me centro en el pueblo de Landieni, todo el mundo, cada vez que aparezco por allí, me viene a ver, diciendo lo malos que están, hay gente que esta deshidratada, con problemas de tensión, artrosis, y montón de problemas crónicos, derivados de una alimentación precaria, cosa sorprendente, porque aquí agua hay bastante y frutas, verduras y otras muchas cosas para hacer una dieta equilibrada, con abundante agua, pero ni beben agua, y apenas están acostumbrados a comer bananas o mangos que están buenísimos.

Cierto es que cualquier cosa que les pase, aquí se multiplica por mil, ya que el escaso acceso que tienen a medicamentos, tan simples como el paracetamol, o el ibuprofeno, significa que van a sufrir bastante más. Es curioso el ver como confían en que cualquier tipo de medicina, les va a curar todos los problemas que tienen, y pasan completamente de cualquier cultura preventiva, me recuerda bastante a lo que pasa en España, al igual que aquí, confían que solamente tomando las medicinas, van a poder comer cualquier cosa, o no hacer ejercicio alguno.

El calor aquí es bastante jorobado, ya que hay mucha humedad, estoy bebiendo agua de continuo, y a Ousmane le pasa igual, hemos comprado mucha más agua, que la que teníamos prevista al principio, pero es que, es súper necesaria, tengo hasta envidia de no poder beber el agua de aquí, hay tanta por todos lados. En este punto, he de decir que en los días que llevo aquí apenas ha llovido, una fuerte tormenta en el viaje periplo, por Senegal desde Dakar a Bandafassi, y esta noche que ha caído mucha agua, esto ha servido para que refresque un poco, y corre viento, cosa que se agradece, pero vamos, no me veo yo poniéndome un abrigo aquí, por lo menos de momento.

Al principio se me ha hecho cuesta arriba, pero poco a poco voy entreteniendo mi tiempo, y aunque los días son muy largos, entre unas cosas y otras, se van pasando, me gusta la soledad, y, aunque aquí estoy rodeado de gente, a veces me encuentro bastante solo. Aprovecho los momentos de las comidas para hablar con las dos mujeres y sus familias que me han “acogido” para comer, Assanatou y Marème.

La primera, está relacionada con el jefe de Bandafassi, y se ve que las dos, son de las familias más acomodadas de la zona, dentro de las precariedades, la comida es muy buena, varía poco, pero es lo que hay, en casa de Marème, hablo bastante con su hija de 19 años Geneve, que me ha sorprendido bastante, ella y su madre, se escapan de la mentalidad de la zona, esta chica está estudiando y lo último en lo que piensa es en casarse y tener hijos, según ella, su padre, que trabaja en un barco, desde joven, le ha permitido estudiar, y que se convierta en una persona de provecho.

Como es de suponer, aquí son muy machistas, el hombre hace y deshace a su antojo y dispone de su mujer o mujeres a su antojo, con un poco más de respeto que en otros sitios en los que he estado, ya que se “dignan” en mirar a los ojos a la mujer cuando les habla, pero, aquí ves a muchas mujeres de muy corta edad, para nuestras convenciones, con niños y familia a su cargo, y realizando todo el trabajo de la casa, más muchas tareas relacionadas con el campo y con los animales, mientras los hombres están con sus motos, o charlando en grupos…..

Por eso encontrarme con familias que tengan tan claro, el luchar contra las convenciones sociales que por aquí campan, me alegra mucho. Con el tema de determinar la edad de la gente aquí, es bastante complicado, como en todos los países de África, la gente joven, parece más joven de lo que es realmente, y la gente en cuanto pasa de los cuarenta, envejecen a un ritmo bestial, a parte del hecho que no hay un control fiable de la edad, personas que he visto de 50 0 60 años, parecen 20 o 30 años mayores, con una artrosis súper avanzada y con la expresión de su rostro muy envejecida.

Ayer conocí en Kedougou, a un señor que me estuvo contando su vida, desde la 1ª guerra mundial, según él, yo creo que sería la segunda, hasta el momento la persona más mayor que he visto por aquí, la verdad es que fue muy interesante, porque ese hombre ha vivido toda la historia reciente de este país, de primera mano, junto a personas relacionadas con los cambios que ha habido en este país.

En Kedougou, estuve en el mercado, para comprar unas telas, y llevarlas de recuerdo, ha sido intenso, menos mal que mi pituitaria aguanta bien los olores desagradables, pero alguien debería explicarles que hay cosas que conviene no mezclar, las “pescaderías” y “carnicerías” son para verlas, y la conservación de los alimentos deja mucho que desear, todo esto al lado de las tiendas de ropa y demás, encerrado en un lugar sin apenas luz, y mucha gente hablando en voz alta.

Esta noche le he prometido a Ousmane, que voy a dormir con él en su casa, la verdad lo he estado retrasando, buscando cualquier excusa, porque las condiciones no son buenas, me rio de mí mismo, y de lo machote que era en España, diciéndole a todo el mundo, que pretendía quedarme en Landieni todo el mes, no creo que lo aguantara, se nota la comodidad occidental que corre por mis venas, y busco aferrarme a ella. Pero, creo que Ousmane necesita que esté por allí, y también creo que si no lo hago ofendería a la familia de Ousmane.

Me llevaré el ordenador y pondré una película a los niños, que seguro que les hace ilusión. Bueno, pues la primera noche en Landieni, ha sido complicada, al principio, pintaba bien, he estado jugando al fútbol con los muchachos de la aldea, es increíble ver lo que son capaces de hacer con unas zapatillas hechas polvo, o incluso descalzos, tienen la piel de los pies impenetrable, me lo he pasado muy bien, luego como ya había comentado les he puesto una peli en el ordenador, se ha juntado la familia entera, bueno casi, niños y mayores, a ver la película, que estaba en español, pero les daba igual, ha sido emocionante verles reunidos viendo la peli, y riéndose de las tonterías que pasaban, mientras tomaban el té, y la mujeres, como no, hacían un montón de cosas, pelar cacahuetes, atender a los niños…..

Lo peor ha venido después, Ousmane, ha empezado diciendo que tenía mucho frío, le he tomado la temperatura, y tenía 40 grados, ahí se me ha venido encima todo, siendo consciente de la fragilidad de cualquier niño de 9 años, y más aún de Ousmane, con todo lo que lleva encima, le he dado paracetamol, y ha pasado la noche más o menos, pero yo no he dormido nada, preocupado por si tenía malaria, que íbamos a hacer para que le atendieran en condiciones óptimas, y lo inútil que me sentía por no poder hacer nada más.

Por la mañana Ousmane, ya se encontraba mejor, ha desayunado bien, he hablado con José María, que bueno lo de poder comunicarme, me ha añadido a un grupo de WhatsApp de médicos, y me ha descubierto una serie de cajas que hay en el campamento de Yakaar que me pueden ayudar mucho en mi estancia. Le hemos hecho la prueba de la malaria a Ousmane y todo está bien, a tomar paracetamol y listo. Este niño es muy fuerte.

Mención aparte lo del enfermero de Bandafassi, Massali, tiene su chiringuito montado, es espectacular el “ritmo” de trabajo que lleva, eso sí la labor que hace es encomiable, pero sacando dinero de personas que, en el caso de algunas de ellas, no pueden permitirse. He conocido a Jada, una voluntaria americana, que ayuda en el centro de salud, y he visto lo que un lugar como este, puede hacer contigo, es imposible cambiarte, este lugar te cambia a ti.

Bueno tras pasar el susto, unido a mi primera experiencia motera, y tras preparar la comida para Daniel, Ousmane y para mí, he tenido una lección, han venido mis anfitrionas, y se han quejado de lo poco que como, si les oyeran la gente que me conoce, y que no podía hacer yo las labores del hogar, que esto molesta a la gente aquí, que no debo lavar mi ropa, ni limpiar la habitación. Obviamente les he explicado, que lo hago por costumbre, no por molestarles, pero que lo tendré en cuenta para las siguientes ocasiones. Lo de no comer más, no es porque no quiera, la comida está muy buena, es porque no me entra más, con toda el agua que bebo, no me apetece comer mucho que digamos, y el plan adelgazamiento, creo que está dando sus frutos.

Ya llevo una semana aquí y ya me valen bien unos pantalones que antes me estaban muy apretados. Ya he adaptado, creo, mi metabolismo a este clima, y he regulado el mecanismo de entrada y de salida de alimentos y cosas que sobran, que los primeros 4 días han sido complicados al respecto, cada vez que orino, soy consciente de lo importante de beber agua, y realizar todas las funciones metabólicas con normalidad, porque aquí una deshidratación está a la orden del día.

Por la tarde, tras volver a visitar a Ousmane y ver que estaba bien, junto con Daniel, subí a un pueblo que se llama Bandafassi Etoire, o algo así, que maravilla de sitio, parecía un decorado, está en la montaña que hay justo al lado de Bandafassi, las vistas, el pueblo, es increíblemente bonito. Fue un poco más de lo mismo, en cuanto a la gente, varias personas con mucha fiebre, deshidratadas, explicándoles lo que tienen que hacer, y pasando completamente, la “Mame” del pueblo, nos dio un paseo por el pueblo, que no pedimos, quejándose que no tenían agua, que tenían que andar mucho rato para coger agua, que los extranjeros no dejábamos dinero ahí arriba, que solamente lo dejábamos abajo, todo esto con un móvil en la mano, comprobando todo el rato si tenía cobertura o no….

Resulta que estas personas han decidido vivir allí arriba, porque son católicos animistas y no quieren “mezclarse” con los musulmanes, privándose así de ciertas “comodidades”, de todas formas, allí arriba tienen mucho agua, y creo que si invirtiesen el dinero en hacer un buen pozo, en vez de tener saldo en sus móviles, podría ser que su vida fuera un poco mejor. Pero, es su vida……

Tras una semana por estos lares, he de decir que me gusta, hay gente muy maja, que intenta salir adelante, pero no a costa de pisar a otros, y gente muy buena, también, como en todos los sitios, hay gente peor, pero la balanza se inclina a lo positivo, al principio, como ya he dicho, pensaba que se me iba a hacer muy difícil e estar aquí, y “aguantar” este mes, pero resulta que ya no estoy aguantando, que estoy disfrutando, y esto hace que todo sea mejor. Me he hecho muy amigo de muchos niños de por aquí, les pongo pelis, y vienen todos a verlas, soy el toubab, tonto y solo que anda por aquí, pero se lo pasan bien, y eso es lo que más importa.

El lunes tuve la oportunidad de disfrutar de la burocracia senegalesa, que diversión, por suerte, todo ha ido bien, y tras varias llamadas y ponerme un poco nervioso y enfadarme, todo se ha hecho, bueno, falta por recoger el documento para alargar el permiso de residencia en España de Ousmane, pero bueno, esto depende de un notario y cierto tiempo. La verdad es que ha sido bastante frustrante, por un lado ver a Bilali, más preocupado de enseñar a su hijo a sus antiguos compañeros de trabajo y amigos, que primero hacer todo lo que se debe hacer y luego dedicarse a esto.

En fin, supongo que esto va con lo que pienso, que aquí hay que compensar la vida del día a día e intentar sacar provecho de todo, y por otro lado, que pese a haber intentado organizar todo para que se realizara todo bien, luego las cosas salen de otra manera, íbamos a ir en coche, al final en moto, íbamos a tener el dinero preparado, y al final, ha habido que llamar a mucha gente para conseguirlo, en fin la mentalidad de aquí, inchalah, dios proveerá. Tras un lunes de infarto, y tras dejar a Ousmane bien, me he ido de excursión 4 días para conocer un poco más esta zona, la verdad que ha sido una experiencia muy chula, he conocido sitios maravillosos, pero sobre todo, he conocido gente muy interesante, el primer día en Takomayo o Yabecare, según a quien preguntes, a orilla del río Gambia.

El sitio maravilloso, poder bañarse en el Gambia, con su corriente, parecía un paisaje sacado de Memorias de África, eso sí un calor agobiante dentro de la cabaña, que me han obligado a dormir en un mirador, y experimentar la lluvia en su máximo esplendor, o eso creía…… También en Takomayo, he podido ver una cosa muy interesante, tienen un taller de costura, donde enseñan a unas 24 niñas de 12 a 17 años a coser, siempre niñas, son las que van a construir el futuro de este país….

Luego he pasado dos noches en un campamento en Dindefelo, ha sido una cura muy buena, por los sitios tan maravillosos que he conocido. Las cascadas, los paisajes de Dindefelo, son espectaculares, una maravilla de la naturaleza, que van a estar en mi mente siempre, pero las gentes mucho más, las partidas de Awale, con un hombre que vendía artículos africanos, las conversaciones con Román, un artista local que se hace llamar así, cuyo arte me ha encantado, el hombre del centro de interpretación, las chicas de Barcelona y California, que trabajan en el instituto Jane Godall, todos marcan esta etapa del viaje, mi viaje en soledad a la cascada de Dindefelo, un momento mágico que ha marcado el viaje, el ver que puedo hablar por teléfono en tiempo real, con mi familia, todo ha sido memorable.

Tras este paréntesis, vuelta a la realidad del viaje, me ha llamado Bilali, todo preocupado porque había equivocado la medicación, por suerte nada grave, pero claro el hombre pensaba que casi había matado a su hijo, en fin, cualquiera puede equivocarse. He vuelto a Bandafassi, en medio de un aguacero, digno de mención, ir en moto, calado hasta los huesos, atravesando charcos enormes, y pensando en la caída, ha sido una experiencia súper intensa, muy divertida, pasado el miedo inicial. Vuelta a Bandafassi, y visita a Ousmane en Landieni, curarle las heridillas que tiene, y comprobar la medicación como está.

Por la tarde, me invitaron a una boda, muy chula, mucho colorido, muy horteras en los vestidos, me dijo Daniel que fuera arreglado, y allí las chicas iban súper peripuestas, y los chicos como van siempre, como no, en la boda las mujeres por un lado y los hombres por otro, me explicaron la ceremonia, y es algo así como que la novia ha estado una semana en una casa con su familia, después han estado dos días de fiesta, escuchando música a todo trapo, esto es digno de mencionar, que aquí no saben escuchar música a volumen normal, se entera toda la región que hay una fiesta. Y después del sarao, la novia se va otra semana a su casa, si después de esta semana vuelve a casa del marido, ya está confirmado el matrimonio…… Muy peculiar.

He ido a cenar a casa de Assanatou, es una mujer maravillosa, se preocupa por mí, más que mi madre, y ahí me he encontrado con Jada, la voluntaria americana, tras un inicio bastante frío, después hemos estado hablando bastante, mezclando idiomas, y ha resultado bastante interesante, sus ideas para el desarrollo de la gente de aquí, está completamente integrada y habla, se comporta y viste como ellos, pero va sembrando ideas de cambio poco a poco, cosa que parece que resulta efectiva. Cada día que pasa me enamoro más de Lamarana, la hija pequeña de Assanatou, es un amor, ahora le ha dado repetir todo como un loro.

Hoy me he ido a hacer una marcha por la parte de arriba de Bandafassi, me he llevado algo de comida y he aprovechado a hacer una marcha muy chula, la pena no conocer bien los caminos, ya que me he metido en unos cuantos berenjenales, pero ha estado divertido.

Hay un montón de cosas interesantes que hacer por aquí, en plan deporte multi-aventura y no está para nada explotado, barranquismo, rappel, escalada, la pena la falta de información y publicidad para poder explotarlo convenientemente, y atraer beneficios al pueblo. Me ha hecho mucha gracia, ya que me he encontrado con Assanatou, antes de empezar la marcha, y me ha dicho que tuviera mucho cuidado, y luego por la tarde ha pasado por el campamento, para comprobar si estaba bien, es un encanto. Esto me lleva a una reflexión, para la gente de aquí, somos como unos seres inútiles que no sabemos hacer nada, no sabemos arreglar cosas, no sabemos andar por la montaña, no sabemos montar en moto, y tienen un instinto de sobreprotección para con nosotros enorme, sin embargo somos nosotros quienes tenemos más conocimientos que ellos, y no se dejan indicar como hacer las cosas, el otro día con Daniel, tenía que hacer un nudo, y pese a que sé, cien mil veces mejor que él hacerlos, le costó Dios y ayuda dejarme hacerlo, es muy curioso…

Tras el día de descanso, y ver mi primera película entera yo solo, he ido a cenar a casa de Marème, me ha estado explicando su situación familiar, con su marido, y es complicada, él vive en Dakar con otra esposa, y viene a verle un mes al año, le tiene abandonada, y ella debe sacar adelante a su familia, trabaja mucho, cultiva y vende los productos de cultivo, también vende hielo, en fin hace todo lo que puede por sacar adelante a su familia. Todo bien, mañana domingo, le he prometido a Ousmane pasar el día con él, aprovechare para dar clase a Bagale de español, y también para hacer visitillas a la gente por allí.

La semana que viene vamos a ver si terminamos de apañar los papeles de Ousmane y puedo hacer una visita a Salemata, y Ethiolo, el típico país Bassari. Bueno, he pasado el día en Landieni, y he conocido a Ramata, una chica de 16 años que también ha sido operada en España, del mismo problema que Ousmane, he visto el problema que plantea esta intervención en la vida de estas personas.

Ramata, ha estado unos 4 meses en España, y la vuelta a su vida cotidiana, ha sido dura, está como loca por salir de aquí y volver allí, obviamente la vida es distinta, las oportunidades de estudiar, hacer una vida que nosotros consideramos normal, es totalmente inviable, si no tienes mucho dinero, es una putada enorme, y me da que pensar, en Ousmane, en que va a ser de su futuro, si tiene posibilidades de quedarse en España, o si eso es una quimera, y también me da que pensar en todos esos chicos y chicas en España, que tiran por la borda todas las oportunidades que se les ofrece, no estaría de más, traerles aquí una temporada, para que vean las tonterías que hacen y lo afortunados que son, por vivir donde viven.

El día ha sido largo, pero también me ha servido para descansar, hemos estado en el campo, viendo como sembraban maíz, me ha recordado a mis tiempos infantiles en Galicia, luego viendo pasar el tiempo en la aldea, hemos visto una película, hemos comido, la pobre Adama Core, con toda su buena intención, me ha preparado unas patatas fritas, quemadas y bañadas en aceite, pero lo aprecio más que si hubiera comido en el restaurante más caro, para ellos, la patata es un lujo.

Lo que me da miedo es la tensión de Ousmane, la comida aquí es muy fuerte, mucho sal, mucho azúcar, se la he controlado varias veces y la tiene bien.

Ayer lunes en Kedougou, ya he terminado de solucionar todos los papeleos de Ousmane, y me alegro mogollón, además pude hablar con varias personas en España, y ponerme al día de WhatsApp, somos totalmente dependientes de la tecnología de las comunicaciones, y no podemos vivir sin ella, para mi es la vía de escape y poder sobrellevar mejor esto, no me imagino como hubiera sido esto, sin poder contactar con mis seres queridos, cosa que me lleva a reflexionar sobre esta dependencia e intentar poner remedio, pero me temo que va a ser difícil.

Llevo dos días riéndome mucho porque resulta que vienen 10 personas españolas a pasar la noche al campamento donde estoy, y aquí todo el mundo se ha vuelto loco, dentro de su idiosincrasia, están nerviosos, y haciendo todo con prisa, (su prisa), están quitando las hierbas, arreglando los baños, Demba, ha dicho que tiene que estar todo listo, y están que pierden el culo por hacer las cosas, a mí, me han invitado “amablemente” a abandonar el campamento por una noche, ya que no tienen espacio para todos, así que esta noche dormiré en casa de Assanatou.

Hablando con Daniel, me he percatado que el miércoles aquí es el TABASKI, o fiesta del cordero, con lo que se paraliza todo, así que debemos adelantar un día la salida de Landieni hacia Mbour, para poder llegar allí el martes y poder estar cerca del aeropuerto para la salida el jueves. Se lo he contado Demba, para que empezara a organizar todo, y se le había pasado lo del Tabaski, en fin, ahora andan por aquí bastante atareados, y supongo que no pueden estar a todo.

El jueves he conseguido coger un 7 plazas, que en realidad son 10 plazas, incluido el conductor, para ir a Salemata, que está a 80 kilómetros, y se tarda unas dos horas y media, pese al apretujón, ha merecido la pena, una vez en Salemata, hemos recorrido unos 6 kilómetros andando, para adentrarnos en el país Bassari, y llegar a un sitio llamado Ethiolo, a un campamento que regenta un hombre llamado Balinngho, todo un personaje de unos 60 años, que parece que tiene 80, pero muy majete, me ha estado contando la historia de los Bassari y su cultura, me ha dejado un libro, y la verdad que he aprendido un par de cosas, sobre esta etnia y su cultura.

Después, tras soltar pasta, me han dado un paseo por la aldea, que es bastante grande (viven unas 2000 personas), para lo que hay por aquí, ha coincidido que se celebra una ceremonia de tránsito para los jóvenes hacia la madurez, me han dejado ver un poco de los preparativos, y me han explicado un poco, de lo que se trata, y la verdad que ha estado bastante bien, luego las tradicionales visitas sanitarias, cosa que me ha sorprendido, que allí tienen unas instalaciones sanitarias muy competentes, pero como siempre quieren solamente que les dé medicamentos, un chaval que estaba pillando un resfriado bastante gordo, se ha quedado alucinado, cuando le he dicho que no tenía medicinas para eso, pero que podía utilizar las hojas del eucalipto, (que he visto varios, y me ha hecho mucha ilusión) para ayudarle a respirar mejor, haciendo vahos, me ha mirado con cara muy rara, yo alucino que gente que tiene a su alrededor tal cantidad de árboles y plantas, desconozcan en su gran mayoría el uso que le puedan dar, exceptuando el árbol del Carité, y otro que utilizan como desinfectante, ellos sabrán.

Ethiolo es un lugar mágico, la montaña, el color, la gente orgullosa de su etnia, y con un cierto porte de orgullo…. Me ha gustado mucho y es muy recomendable la visita. Luego ya la vuelta a Bandafassi, a pasar el último fin de semana aquí, creía que nada podía ser peor que el viaje de ida en el 9 plazas, pero aquí eso, nunca puedes asegurarlo, íbamos 10 en el coche porque los niños no cuentan como plaza, y además no se podían bajar las ventanas de atrás, encima íbamos en la parte de atrás y me ha tocado compartir espacio con la mujer más gorda que he visto hasta ahora en Senegal, ha sido horrible, dos horas y media sin poder moverme, doliéndome todo y con un calor horrible. Inmersión total….

Ahora vamos a comenzar el proceso de despedida de Landieni y Bandafassi, y preparar las cosas para irnos, mañana comeremos en Landieni y el domingo quiero preparar una comida para la gente que me ha ayudado aquí a disfrutar de esta experiencia, veremos a ver qué tal…. Ayer estuve en Landieni, comimos allí, les llevé unos botes de piña de postre, y me pareció alucinante, comen solo los hombres y los niños, las niñas no, por suerte he cogido unas latas más y se la he dado a ellas, las cosas son siempre igual.

Luego la tarde tranquila, viendo pelis, y cenando en casa de Marème, muy bien. Aquí todo es caótico, pero tienen cosas buenas, te puedes fiar completamente de ellos, he comprado dos sacos, uno de arroz y otro de maíz para dejárselos a la familia de Ousmane, le hemos dado el dinero a unos chicos y lo han comprado y dejado en el campamento de Yakaar, para unas cosas son la leche, pero por otro lado, se puede confiar en ellos.

He comprado comida para hacer una pequeña fiesta de despedida de Landieni, he preparado la comida, y para los materiales y el fuego que hay aquí, no ha salido mal del todo, se ha apuntado mogollón de gente, y al final no había mucha comida para todos, han dicho que estaba muy buena, pero creo que ha sido por cortesía, luego se han puesto todos a hablar en Pular, y han pasado de mí, como siempre, son así, no lo hacen a mal, pero deben cuidar las formas, sobre todo porque pueden hablar en francés, y así participan todos.

Bueno mi última noche en Bandafassi, empezamos el viaje de vuelta, a ver qué pasa ahora…. Ya estamos en Mbour, en el hotel de la playa, en estos días que no he escrito nada, han pasado multitud de cosas, lo primero la despedida de Landieni, ha sido triste, emotiva y muy hermosa, todos llorando, cuando piensas que la gente de aquí no te puede sorprender, van y lo hacen, a menudo etiquetas a la gente por el poco tiempo que les has conocido, que van a hacer esto o lo otro, y te equivocas.

He estado hablando con Bilali, ha dicho una cosa muy interesante, Ousmane, ya no es un niño senegalés, se comporta y actúa como un niño español, y se nota, la diferencia con sus hermanos es abismal, creo que si Ousmane volviera a Landieni a vivir, le supondría un grave problema de adaptación y psicológico. A mí, se me ha caído el alma a los pies, al escuchar a un padre decir esto, pero yo haría lo mismo.

Tras un viaje infernal hasta Tambacounda, camiones volcados, terreno impracticable, hemos llegado a Tambacounda, contacto con la civilización, andamos justos de presupuesto, pero tiramos adelante, he tenido que poner yo dinero, para poder coger otro transporte hasta Mbour, que me han dicho que me devolverán.

Bañito en la piscina de un hotel súper chulo, que por supuesto no nos hemos alojado en él, para esto no hay presupuesto, ja ja ja…. Pero vamos en el que hemos estado, está bien, y supera con creces la situación en la que estábamos antes.

Nos hemos despedido de Daniel, espero volver a verle, se ha portado muy bien con nosotros, y pese a ser un poco alocado, y con ideas muy peregrinas, es buena gente, espero que le vaya muy bien. Coger otro 7 plazas, nos ha tocado viajar con carnero a bordo y un conductor enorme, cosa que influye en tu comodidad, si te sientas detrás de él, he conocido a un chaval de aquí que vive en Barcelona, y trabaja en un restaurante (Topic, calle valencia 190) y me ha estado contando sus sensaciones de la vida en España y la diferencia con la vida aquí, ha sido muy crítico y coincidimos en muchos puntos de vista.

Tras parada de una hora, para que el conductor comprara un par de carneros, para el Tabaski, llegada a Mbour, pese a haberle dicho varias veces que nos dejara en la Gare de 7 plazas, para variar ha hecho lo que le ha dado la gana, y menos mal que el chico de Barcelona ha estado al quite, que si no acabamos en Dakar, He conseguido hablar con Cheikh, y nos hemos venido al hotel .

Tras un amanecer maravilloso, emprendemos el día del cordero, resulta que viene de la misma historia que Abraham y el sacrificio a Dios, si es que todas las religiones hablan de las mismas cosas. La celebración ha estado bien, ha sido una comida en familia, lo gracioso, que le había dicho a Cheikh, que no podía ver el cordero, se lo han tomado al pie de la letra, y me habían preparado una mesa en otra habitación, separado del resto, les he explicado que era una manera de hablar, y que por supuesto iba a comer con ellos, en el mismo sitio.

La verdad que tienen cosas increíbles a la hora de ser hospitalarios, y tratar bien a las personas, he conocido a toda la familia, y ha estado bien, una cuñada de Cheikh, tiene artrosis bestial, con 46 años, le he dejado la crema que llevaba para tema de articulaciones, y he conocido a la madre, llevaba tatuajes de algo parecido a la Henna, eran muy chulos, cuando ha visto los míos ha alucinado, al explicarle que no se van nunca….

Último día en Senegal, por delante esperan 36 horas intensas de inmersión total en mi normalidad, espero que los trámites burocráticos sean leves, de todas formas, voy con tiempo para que no haya problemas. Nos acompañan Cheikh y Ambroise, por si acaso Ousmane se queda sin billete. Emprendemos rumbo a España, después de 27 días, de una experiencia increíble, dura por momentos, pero muy intensa, una maravillosa manera de conocer un país, su cultura, sus gentes, y de conocerse a uno mismo, un poco mejor. Estoy deseando llegar, y compartir estos momentos con Ana y Eva Luna, y sobre todo disfrutar de estar con ellas.

La verdad es que ha sido un viaje que me ha marcado mucho, y en el que leyendo mis primeras impresiones, veo cómo ha ido evolucionando mi opinión sobre las personas y las circunstancias que me he ido encontrando, al principio pensaba en mejorar la vida de la gente que me iba a encontrar, y al final son ellos, los que han mejorado la mía. También he aprendido que la mejor manera de ayudar en este país, en mi opinión, es la de integrarse en su cultura, vivir con ellos, y poco a poco introducir pequeños cambios. Es un gran país al que hay que guiar desde dentro.

Y sobre todo dejar la evolución en manos de las personas adecuadas. Ya que, de la impresión inicial de lo mal que estaba todo, y de lo mucho que hay por hacer, paso a pensar, que es un lugar donde la gente vive bien, solo que con las prioridades trastocadas, donde le dan importancia a cosas más superficiales, y cosas que para nosotros son de vital importancia, ellos las tienen en lugares secundarios. Pese a ello, me voy con la sensación grata de querer volver, y disfrutar con mi familia de este lugar, un sitio en el que merece la pena estar…Diarama Bui………..

Jose Manuel pel.MOV

GRACIAS POR ENSEÑARNOS SENEGAL

por Jorge Calvete

Quiero daros las gracias, a YAKAAR y todo su equipo, Demba, Ambrosio, Daniel, Alfa, Babacar, Cheikh, José María, por enseñarnos su país, SENEGAL, si también José María forma parte de este país. Por mostrarnos sus costumbres, pueblos, etnias, sociedades, lugares.... todo lo que cabe en 10 días, un recorrido fantástico visitando todos esos maravillosos proyectos de la Asociación/ONG que habéis creado y hecho crecer.

Con gente como vosotros Senegal crecerá un poco más rápido y podrá desarrollarse para que su gente pueda vivir mejor. Gracias al grupo por hacerme a mí y a mi hija disfrutar de esta experiencia en vuestra compañía. Gracias Raquel y Mario por vuestra naturalidad y facilitar la estancia a Andrea, Rosa por esa alegría que nos has transmitido, Carmen por estar siempre pendiente, José Mari y Carmen aportando el punto “serio” y responsable, Gema y David por ser tan cercanos, Juan y José “ Los Del Valle” cuando necesitéis un Manager para vuestro monologo a dos voces llamadme soy vuestra persona, lo que nos hemos reído, Ricardo por ser nuestro tesorero y estar siempre pendiente que no nos faltará de nada, y a ti José María por proponernos esta aventura y enseñarnos todo lo que con esfuerzo y dedicación se puede aportar en este país.

Nos pediste tolerancia y la hemos tenido, creo que hemos sido un buen grupo. La experiencia en Senegal me ha servido en el aspecto personal a conocer un nuevo país, no un lugar en el sentido usual. Senegal, lo que Yakaar nos ha enseñado, desde luego dista mucho de ser un destino tradicional, es tal y como nos prometiste un viaje distinto, un viaje en el que aprender, comprender, e involucrarte en la actuación de Yakaar en Senegal, en su gente, en su cultura, en sus costumbres en su disposición a aceptar al que viene, en su capacidad de entender las distintas creencias y religiones, en su destreza por sobrevivir.

Lo que nos habéis mostrado es un país al que le queda muchísimo recorrido para alcanzar una condición mínima de desarrollo, la labor pendiente es infinita, pero desde luego vosotros estáis colaborando a que algún día se produzca.

Como hablamos en más de una ocasión, el choque cultural es tan alto que nos cuesta entender su situación. Cómo Yakaar debe hacer tantos esfuerzos para conseguir coordinar un proyecto de huerto?, cómo Yakaar debe encontrar al líder natural para que lidere los proyectos y estos no mueran una vez que están en marcha?, el esfuerzo por formar líderes para que se pongan al frente de la población y luchar por mejorar su situación me parece el proyecto más ambicioso que Yakaar tiene en este momento.

El choque cultural es el que nos impide entender porqué cuando a la madre de los albinos se le proporcionan gafas, túnicas, protector solar…, todo lo que Yakaar puede ofrecer, no hace el uso que debiera, pero Yakaar no desiste y sigue visitándola para conseguirlo.

El mismo choque es el que no nos permite comprender porqué “toda” la fuerza del trabajo reside en la mujer, y sin embargo nos hace entender que la planificación familiar se está tratando de expandir en la sociedad, porqué ahora la edad a la que las mujeres se casan y empiezan a tener hijos se acerca a la mayoría de edad, porqué no les importa que sus ciudades y pueblos estén llenos de plásticos, suficiente tienen con sobrevivir. Aunque como hemos visto en Senegal nadie muere de hambre y sed, la suerte de localizarse geográficamente donde está, y la geología y pluviometría de la que disponen que hacen que exista agua en el subsuelo a una distancia alcanzable, convierten a Senegal en un país con problemas de nutrición, pero (y esta es una impresión de europeo miope) mejorables con una cultura de desarrollo. Los proyectos de cooperativas agrarias deben extenderse por el país para mejorar su situación alimenticia.

El problema es que este cambio no es rápido, es muy lento hacen falta generaciones para conseguirlo, pero cuanto antes se empiece, antes se producirá. Hace falta escolarización y educación, el sistema que existe hoy en el país genera falta de conocimiento y cultura, e imposibilidad a algunos miembros de la familia de dedicarse a otras labores que no sean el cuidado de los pequeños. Los proyectos de escuela infantil son para los que lo pueden disfrutar, una bendición, ya lo decía el líder de los tres pueblos” que Yakaar me pida que le baje la Luna del cielo, y yo lo haré. Lo que habéis hecho aquí por nosotros es impagable”. Pero no sé si los esfuerzos de Senegal como país van en este sentido. Los proyectos de maternidad también los considero un gran acierto, con la tasa de natalidad por madre que existe, que las mujeres tengan un sitio con unas mínimas condiciones donde dar a luz les ofrece una garantía higiénico/sanitarias que en su casa no dispondrían, con esto se reducen enormemente los problemas en el parto.

También hay que destacar la diferencia de desarrollo entre el interior y la parte del país con salida al océano, el contacto con otras culturas ha posibilitado el progreso en esta parte del país. La tecnología de la que disponen, la cultura de desarrollo va muy por delante, las diferencias entre el País Bassari y Casamance son muy grandes. Se trata de África, hay mucho por hacer, pero me alegro de haber conocido y comprendido parte. Quizás he echado en falta conocer, más a fondo, Dakar, para saber dónde se produce ese 90% del PIB del país. Conocer Goree es una experiencia imprescindible, tanto por su arquitectura como por su historia. José María, vuelvo a darte las gracias, ahora no en sentido personal sino en reconocimiento que gracias a gente como tú que encuentran tiempo, ganas y fuerzas de desarrollar estas labores, cada día el mundo es mejor

SENEGAL, OJOS QUE HABLAN

Carmen Juan-Aracil

Senegal suena a mar, a djembé, a pies descalzos que bailan, a choque rítmico de trozos de bambú, a cantos de pájaros, a wolof, un idioma de palabras cortas y sonoras y tono vehemente.

Senegal huele a polvo, polvo rojo que se impregna en todas partes y a todas horas; huele a calor y a sudor y a veces a sal.

Su textura es áspera, como lo son las manos de los senegaleses, pero también abierta, acogedora, tolerante y franca.

Senegal sabe a pan de mono, a hibisco, a yassa picante y sabrosa, a mango arracimado, a anacardos.

Color y calor, mucho color y mucho calor, piel muy negra y dientes muy blancos con sonrisas enormes, llanuras infinitas perfilando un horizonte recortado por árboles vigorosos y extraños.

En Senegal he encontrado miradas profundas, miradas enigmáticas, miradas intensas, miradas perdidas y encontradas.

Allí he vuelto a ver ojos que hablan.

Djeredieuf, Senegal.

TIERRA DE TERANGA

Ricardo Conejo

Escribo estas líneas pocos días después de concluir un viaje especial. Han sido casi dos semanas en Senegal, recorriendo por primera vez gran parte del país, conociendo de primera mano sus paisajes, su gastronomía, sus poblados y ciudades, sus costumbres y, lo más importante de todo, su gente.

En este viaje, organizado por el equipo de la asociación Yakaar África, se ha conjugado a la perfección la componente turística, con aquélla que podríamos llamar solidaria. Gracias a ésta última, hemos tomado contacto con varios de los proyectos que la asociación desarrolla en diferentes partes del país. Intentaré mostrar a continuación, aunque sea de forma resumida, las sensaciones que me ha dejado este recorrido, una experiencia enriquecedora que recomendaría a todo el mundo vivir en alguna ocasión.

En primer lugar, quiero destacar el potencial turístico de Senegal. Aunque sólo fuera por conocer el país desde la perspectiva del simple turista, creo sinceramente que merece la pena. A mí en particular, me han gustado todas y cada una de las regiones que hemos visitado. La Isla de las Conchas, ejemplo de tolerancia y convivencia entre sus habitantes de credo cristiano y musulmán. El delta del río Sine Saloum, con sus manglares, sus embarcaderos adormecidos por el brillo del sol vespertino en las aguas del río, sus imponentes pelícanos y garzas que remontan el vuelo al paso de las canoas. Kaolack y sus pirámides de cacahuetes. La bulliciosa Tambacounda, todo un cruce de caminos. El Parque Nacional de Niokolo Koba, con sus acacias y baobabs, la fauna salvaje que se deja ver a los bordes de la carretera, facóqueros, gacelas, monos. El río Gambia y sus perezosos hipopótamos, los atardeceres pausados en compañía de la sinfonía del bosque, innumerables sonidos de aves, mamíferos e insectos cobijados en la fronda, la noche iluminada por la luna llena que riela en las aguas del Gambia. El país Bassari y sus poblados de otro tiempo en el Senegal oriental, caminos de tierra rojiza, montañas y cascadas. La Casamance en el sur del país lindando con Guinea Bissau, “la mejor tierra del mundo” según nuestro querido Demba, guía y miembro de Yakaar África y originario de la región, con su verdor y abundancia de agua, sus innumerables mangos y ceibas gigantes casi milenarias, sus playas kilométricas, la tierra de la etnia Djola y lugar donde sus miembros realizan el rito de iniciación en el bosque sagrado. Y finalmente la capital del país, Dakar, la isla de Goree de importancia estratégica militar en el pasado e infame historial esclavista, concluyendo el viaje en el Lago Rosa con sus acopios de sal en la orillas.

Como habrás notado, Senegal ofrece muchos atractivos turísticos. Pero, ¿no te has dado cuenta ya de algo? Todavía no he hablado del pueblo senegalés, de su gente. Y lo he hecho a propósito, porque considero que debe relatarse de forma separada, otorgándole una relevancia por encima del resto de atractivos del país, que ya has visto son muchos. Y es que esta segunda componente del viaje, la humana, el contacto directo y cercano con los habitantes, ha sido con diferencia la que ha dejado en mí una huella indeleble y más me ha emocionado.

Durante el viaje hemos visitado regiones y poblados en los que Yakaar África desarrolla algún proyecto. Huertas gestionadas por cooperativas de mujeres, casas de maternidad o dispensarios de salud, escuelas infantiles, granjas y talleres de producción artesanal. Contribuciones al desarrollo de los poblados que, cuantitativamente pueden parecer modestas, pero cuya importancia cualitativa y real es enorme. Nunca olvidaré los recibimientos que nos han dado en muchos de los poblados, con música, cánticos, bailes, algarabía, discursos, regalos y palabras de agradecimiento. En este sentido, destacaría dos momentos que a mí me resultaron especiales. Por un lado, la acogida que nos dispensaron en Thiangue, un pequeño poblado situado en una zona remota y totalmente aislada del País Bassari, donde Yakaar África ha realizado misiones sanitarias de consulta gratuitas y ha construido una pequeña Casa de Maternidad, gracias a la cual las parturientas ya no tienen que desplazarse a otra localidad, pudiendo dar a luz en condiciones de higiene y cuidado aceptables. Pues bien, a nuestra llegada, nos recibieron mujeres y niños con cánticos y bailes, alborozo y agradecimiento, con la presidenta de las mujeres a la cabeza. Fue muy bonito visitar la recientemente inaugurada Casa de Maternidad, en cuyo interior había una mujer que había dado a luz pocas horas antes, descansando con su bebé en los brazos y a la que felicitamos. Igualmente emotivo para mí fue acceder a la pequeña sala donde se almacenan ordenadamente las medicinas, y ver pintado en una de sus paredes un corazón con una inscripción de agradecimiento a Pepa Conejos Meseguer, la enfermera que había pasado consulta en el pueblo e impulsado el proyecto de la Casa de Maternidad. Reconozco que se me humedecieron los ojos al verlo y sentir que representaba la gratitud sincera de un pueblo, expresada con sencillez pero con mucha verdad, en un lugar donde la precariedad en medios materiales es evidente y salta a la vista.

La segunda acogida que me impresionó fue la que recibimos en Santhiaba, aldea de la región de Casamance, donde se inauguraba con motivo de nuestra visita la escuela infantil que ha construido Yakaar África. Fuimos recibidos por los niños que darán clase en dicha escuela, con edades comprendidas entre los 3 y 6 años, que nos dieron la bienvenida ordenados y en fila, cantando. Tras ello nos acompañaron con los adultos en comitiva hasta el lugar de la escuela, sin que cesaran la música y los cánticos en ningún momento, continuando los bailes y el alborozo. Tras ello, tomamos asiento y hubo palabras de agradecimiento de los notables del poblado y después de los responsables de Yakaar África, concluyendo el acto con la entrega de regalos que nos hicieron a algunos representantes del grupo. Yo fui uno de los agraciados y me resulto muy bonito recibir un presente de manos de la profesora responsable de la escuela infantil.

Al final, comimos al aire libre un yassa poulet riquísimo, sentados en varios grupos mixtos de españoles y senegaleses alrededor de grandes cazuelas que se situaban en el centro de cada grupo.

En general, la acogida ha sido siempre ejemplar en todos los rincones y poblados que hemos visitado. Una muestra permanente de gratitud, que cuando se recibe de personas que tienen poco o muy poco para subsistir en su día a día, adquiere mucho más valor.

Quiero también mencionar otro momento emotivo del viaje. Fue la visita a la antigua Casa de Esclavos situada en la Isla de Goree. La historia de ese lugar de oprobio creo que es bien conocida, por lo que no entraré en detalles. Lo que si me gustaría relatar es la sensación que tuve durante la visita guiada al recinto. A medida que nos daban los detalles del trato que recibían los hombres, mujeres y niños que allí estaban temporalmente antes de ser vendidos como esclavos, y veíamos los lugares en los que eran recluidos y hacinados, un sentimiento de indignación y profunda tristeza iba creciendo en mí, llegando a hacerse un nudo en mi garganta. Era la etapa final del viaje y ya había entrado en contacto muchos días con esa gente tan cariñosa, cercana y alegre. ¿Cómo es posible que un trato tan inhumano se haya dado a sus antepasados? Afortunadamente es parte del pasado, aunque formas de semi-esclavitud sigan presentes en muchos rincones del planeta. Es importante conocer la historia y no olvidar, con esperanza en que el futuro será siempre mejor y más justo, como el propio nombre de Yakaar África así lo indica.

El pueblo senegalés, por mi experiencia en este viaje, es de natural alegre, cercano, acogedor. En el idioma Wolof, lengua oficial de Senegal, la palabra “teranga” significa “hospitalidad”. Tras este viaje, no me cabe ninguna duda de que Senegal es con todo merecimiento conocida como Tierra de Teranga. La sonrisa y la amabilidad no faltan en cualquier lugar al que se vaya, sonrisas sinceras y miradas limpias, de las que llegan al corazón.

Concluyo este breve relato del viaje mostrando una vez más mi agradecimiento a Yakaar África por haber organizado un recorrido tan atractivo y enriquecedor, que me ha permitido conocer gente extraordinaria. Empezando por el propio equipo de la organización con José María a la cabeza y los voluntarios senegaleses que hemos conocido como Demba, Ambrosio, Cheij, Babakar, Doba, Alpha o Daniel. Al resto de compañeros de viaje en cuya compañía se ha hecho el recorrido tan ameno. Y finalmente a todos los senegaleses, en la mayoría de los casos anónimos, cuyo trato, aunque haya sido breve, me ha dejado tan buen sabor de boca y me ha hecho comprender lo que es la “teranga” senegalesa. Mi gratitud hacia todos ellos.

SE HACE CAMINO AL ANDAR

Jose Maria Pelaez y Carmen Indurria

Han transcurrido días desde que aterrizamos en Madrid procedentes del nuevo aeropuerto internacional Blaise Diagne (entre Mbour y Thiès), cerca de Dakar, la ciudad más occidental de África continental. Poco que ver con Barajas. Senegal no es de los países más desarrollados (cuarto PIB) entre los quince de África Occidental, una de las veintidós subregiones que la ONU contempla en nuestro mundo.

Fuimos, principalmente, porque teníamos dos curiosidades (y porque en esta etapa de nuestras vidas podíamos permitirnos satisfacerlas, que no se nos olvide). Nuestras incursiones meridionales allende el Estrecho se limitaban al Magreb. Nada habíamos tocado, olido o degustado más al sur. Sólo conocíamos de esa parte de África lo visto y oído en el cine y los medios.

Senegal brinda una excelente oportunidad de "aventurarse" en la sabana tropical y conocer a sus moradores nativos, esos que en los sesenta veíamos negros y que ahora mentamos como subsaharianos, morenos o de color (obscuro). Allí el 'toubab' es el europeo blanco; alguno llegamos a ver, como Bruno "el francés", que nos llevó en su 4×4 a la cascada de Dindefelo. Además, el vuelo de Madrid a Dakar con Iberia es razonable, aunque haya que vacunarse y asumir ciertas incomodidades si deseas acrecentar lo que ya crees saber.

También queríamos experimentar directamente las sensaciones que nos había transmitido nuestro amigo José María, al que conocemos desde hace muchos años. En 2016 nos unimos a la asociación de ayuda al desarrollo que promovió en febrero de 2009. Supimos de su constitución años después y, tras seguir durante un tiempo lo que comparte en internet, decidimos añadir un 'puñadito de arena' (aunque ésta abunde en Senegal). Posteriormente tuvimos varias oportunidades de charlar con él sobre lo que hacían, tanto allí como aquí, y quedamos emplazados para un viaje. Una cosa es que te lo cuenten y otra pasar allí varios días guiados por quienes conocen bien aquellos territorios.

Y hablamos en plural porque Yakaar nació del cariño por su tierra y compatriotas de un gran equipo de profesionales senegaleses del turismo que ahora se centran en orientar y acompañar a los españoles que viajan por ella, sean o no socios de la ONG. Conocimos a Demba, Ambrosio, Cheikh, Babacar, Doba, Alpha, Daniel… Tienen sus ocupaciones, pero también aportan tiempo, conocimientos y medios para intentar ayudar a sus compatriotas, y lo van consiguiendo, según hemos podido verificar, aunque no todo salga como se proyecta.

¿Qué clase de asistencia buscan para mejorar su vida? Habitualmente esa pregunta lleva a otras: ¿qué se persigue concretamente?, ¿hasta dónde se pretende llegar?, ¿hablamos del Senegal de Dakar o del de Sine-Saloum, País Bassari o Casamance?, (zonas que hemos visitado). ¿Comparamos con Nigeria, Ghana, Francia o España…? Nos parece que, en realidad, poco importan los patrones o indicadores socioeconómicos en este caso. Las necesidades saltan a la vista si Demba o Ambrosio te llevan a ver, y te cuentan, cómo viven en los poblados y 'concesiones' tradicionales, como han hecho con nosotros. Si encima hablamos de estadísticas, la cosa queda aún más clara. Por ejemplo, en uno de los coches hablamos de quién era el mayor de la expedición; José María y Demba bromearon sobre que no bastaba una simple comparación de edades; había que considerar también las distintas esperanzas de vida: 66,8 vs. 83,4 años.

Cuando no estás en Dakar, o en los 'resorts' de las playas de la Grande y Petite Côte (norte y sur de Dakar/Cap Vert), pronto notas que no hay casi de nada, excepto hospitalidad, alegría y respeto a los mayores y tradiciones. Percibes que algo puedes hacer ya que la vida económica en muchas zonas de la España rural de los años 40 debía de ser comparable, según hemos escuchado a nuestros mayores, y eso ha cambiado mucho. Tabién ves los distingos, claro, como las omnipresentes antenas de telefonía móvil, los animales sueltos cruzando las calzadas y la proliferación de mezquitas y 'daaras' (escuelas coránicas), con sus ventajas e inconvenientes.

En la mayor parte de Senegal (Dakar concentra la mayor parte del PIB), la economía es muy elemental: agroganadería y pesca de subsistencia, comercio básico de alimentos/artesanía, algo de minería y campamentos de turismo mochilero/solidario. Lógicamente, el cuidado de la salud necesita mejorar mucho, y también los recursos disponibles para educación. Esto se lo habíamos escuchado a José María, y conocíamos su opinión sobre que muchos senegaleses del campo aprovecharían una ayuda en estos ámbitos. El compromiso y dedicación de Yakaar Africa en sus nueve años de vida así lo ha probado.

Cuando regresas y repasas la información ves que el gobierno senegalés tiene un PSE (Plan Senegal Emergente) y un PAP (Plan de Acciones Prioritarias). Es de suponer que busquen desempeñar un papel análogo al de los Planes de Desarrollo Económico y Social de España tras el Plan de Estabilización de 1959. Lo que ocurre es que en España tuvimos un gran impulso externo con la adhesión de España a la UE en 1986, que inyectó en nuestra economía muchos fondos para el desarrollo regional (FEDER). ¿Podrá Yakaar —junto a las ONG con las que colabora— desempeñar un papel similar? Creemos que no, evidentemente, pero también creemos que se hace camino al andar y se alcanzan los destinos. Seguiremos.

SENEGAL NO TE DEJA INDIFERENTE

Gema Ramos y David Montero

Te lo pueden haber contado, lo puedes haber leído en varios sitios, incluso lo puedes haber oído comentar en multitud de tertulias o visto en reportajes televisivos, pero nada de eso es comparable a las sensaciones vividas una vez que lo ves in situ, esas sensaciones esas experiencias, esas miradas no pueden dejar indiferente a nadie, en una palabra, impresiona.

Salimos con ilusión e incertidumbre de lo que nos encontraríamos allí ese viernes 27 de Abril, comenzamos bien, atasco generalizado en Madrid por ser inicio de un gran puente, a pesar de todas las dificultades circulatorias llegamos sin problemas a Barajas todo en orden y en hora.

Equipo completo, Jose María, Rosa y Carmen, Raquel y Mario, Carmen y José María, Jorge y Andrea, Pepe y Juan, Ricardo, Gema y David, además nos acompaña Malamine tras su estancia en España para ser operado de sus dolencias cardiacas, ya hablaremos de él más adelante, pero adelanto que en el corto espacio de tiempo que hemos coincidido con él ha sido capaz de transmitirnos mucha, mucha ilusión, la despedida de sus padres de acogida, que le acompañan hasta el aeropuerto es dura, pero la vida es así.

Vuelo de unas cuatro horas entre Madrid y Dakar, llegada al aeropuerto, pasaporte en mano, cartilla amarilla y con la respuesta aprendida, Adresse? Mbour Hotel Blue África, equipaje en orden, bueno casi todo porque ya dábamos por perdidas un par de cajas de Jose María, que habían salido por la cinta de equipajes especiales, allí estaban. A primera vista parece un aeropuerto normal, a los que estamos acostumbrados en países europeos está nuevo estrenado en Enero de este año, pero nada más salir te vas dando cuenta de que allí hay algo más. Nos reciben Demba, Ambrosio, Babacar y Cheikh, nuestros fieles acompañantes durante todo el viaje.

Allí está el padre de Malamine, muy joven parece para que se estila por España, recibe con alegría a su hijo, pero no es algo efusivo y cariñoso, por lo menos no tanto como lo que podríamos imaginar después de volver curado desde España, nos cuesta entender esa “frialdad”, pero ahí se va Mal amín con su maleta, su guitarra, su patinete y lleno de ilusión y emociones.

Llegamos a nuestros vehículos rodeados de varios individuos ajenos a nuestra organización, parece que sólo quieren ayudar, pero por si acaso atentos al equipaje, no pasó nada, todo controlado.

Camino de Mbour carretera más o menos normal, con gente en los cruces ofreciendo sus productos, vendiendo, algo normal allí. En el trayecto vamos viendo el entorno que nos rodea, edificaciones básicas, sin terminar diría yo y con multitud de comercios, sus comercios abiertos todavía a esas horas.

Llegada al hotel Blue África tras tambalearnos por un camino de tierra, más o menos irregular, la calle asfaltada llega donde llega, no hay más. Reparto de habitaciones y a cenar, bueno vamos fuera que en el hotel no estaba previsto, fast food de la suya pero vistas las condiciones nos volvemos a comerla a nuestro hotel con una gazelle bien fresquita, que cerveza más rica en su botella de 2/3, curioso buena cerveza en un país de mayoría musulmana. Todos a dormir que mañana hay que madrugar.

Desayuno con fundamento, buen pan, aunque no tanto como nos había asegurado Jose María, pero con el aceitito que se marcaron los hermanos Valle nos valía para darnos la alegría mañanera diaria, esa botella de ginebra forrada de papel de bolas y rellena de zumo de olivas fue inolvidable y fundamental durante todo el viaje. Tras el desayuno el banco viene a nosotros, sí un empleado con tacos de billetes mugrientos bien grapados nos facilita el cambio a Francos CFA que necesitemos, incluso para aportar al bote de bebidas y gastos varios que gestionará con diligencia y mano férrea nuestro amigo Ricardo.

En ruta hacia la isla de las conchas, allí guía local, que lo tienen bien organizado, entrada por el puente de madera, bueno, no todo, que vimos estructura metálica, cruce con lugareños y sus carromatos, amables y acostumbrados a los turistas. Ya en la isla ves por ti mismo que el nombre de isla de las conchas es por algo, todo son conchas, el suelo plagado de ellas, sus tumbas tapadas con conchas, no con tierra, conchas por todos lados. Podemos comprobar algo que caracteriza al país, la tolerancia, en este caso entre religiones, aquí mayoría cristiana sobre musulmana, al revés que el país, se nota esto hay muchos cerdos vagando por la isla. Comienzan los primeros regateos con los vendedores, es lo que nos va a tocar durante todo el viaje, que pereza, además regatees lo que regatees sabes que te estarán engañando, es su forma de comerciar. Montamos en cayuco a tracción por palo y musculo humano para cruzar a una isla, que poca estabilidad tiene eso, pero con que destreza lo mueven. A la vuelta gazelle fresquita que el cuerpo lo pide.

Camino delta del Sine Saloum, visitamos al grupo de mujeres que se les ha ayudado con el proyecto de Yakaar para fabricar mermeladas y una la granja de pollos, nos reciben con sus mejores galas y con bailes de bienvenida, esto será una tónica durante visitas a otras comunidades, que hospitalidad más entrañable. Me impresiona la sencillez de los proyectos, lo básicos que son y sobre todo la filosofía de colaboración, la importancia de implicar a los lugareños es fundamental. Así lo va dejando claro Jose María en sus discursos, se trata de ayudar al niño a que empiece a caminar y en cuanto se pueda dejarle solo. Eso sí, este grupo no deja su faceta vendedora de lado, antes de irnos nos abordan con sus productos tradicionales, vuelta al regateo y como no algo tienes que llevar.

Comida en “chiringuito de playa” comenzamos con el menú, arroz y pollo, aunque aquí comenzamos con gambas y en vez de pollo un pescado muy digno.

Ni siesta ni ná, camino de Kaolack, en el camino parada para ver esos impresionantes acopios de cacahuetes, madre mía que barbaridad, menudas montañas de manises. Mi hija Lucia alergia extrema al cacahuete ni acercarse por aquí podría.

Llegada al hotel Horizon Bleus de Kaolack, aquí sí que empieza la dieta a base de arroz y yassa poulet, por cierto bien rica esa salsa de cebolla. Tras la cena un refrigerio en la terraza al aire libre donde los mosquitos imponen su ley, imprescindible en Mosi Guard, Relec o similar. Por cierto el bote no quiere saber nada de refrigerios nocturnos, nuestro auditor nos lo deja claro el que quiera cubata que se lo costee de su bolsillo.

A la mañana siguiente, tras otro desayuno con fundamento, paramos a ver uno de sus mercados, madre mía que caos, cuanto amontonamiento y cuanta suciedad junta. En estas “ciudades” de edificaciones de bloques a medio terminar me cuesta dilucidar cuales están habitadas y cuales no, parece increíble que puedan vivir en ciertos sitios, por supuesto sin luz, sin agua y con una cantidad de basura alrededor de la que destaco la cantidad ingente de plásticos que hay, de donde han salido, bueno acumulados durante años y no retirados por nadie, claro no hay quien los quite y si los quitasen que van a hacer con ellos, otro problema generarían. Vemos un puesto de medicina tradicional donde se comercializan raíces de todo tipo para las más variopintas dolencias, ya nos dice Demba que esta medicina tiene sus adeptos ya que el acceso a la medicina que nosotros conocemos como convencional es inalcanzable para la gran mayoría, era de suponer visto lo visto hasta ahora.

Camino de Tambacounda y tras parar en un campo de Baobabs, singulares e impresionantes estos árboles y la mayoría de los vistos por allí por su majestuosidad, es lo que más me ha sorprendido, creo que por inesperado, de la naturaleza que nos hemos encontrado. Alto en poblado mandinga donde hay varios niños albinos, impresiona, todos negros como el azabache y allí están ellos blanquitos pero con rasgos africanos, parece que integrados en la comunidad, no les marginan e incluso sacrifican como habíamos oído que hacen en otros sitios. El bebe apenas abre los ojos y al ponerle unas gafas de sol frente a sus ojitos los abre sin problemas, están cegados por la luz, además de protector solar que Jose María les deja en cantidad deberíamos enviarles gafas de sol, esperemos la usen cuando las reciban. Baño de multitud de niños, una agradable constante en nuestras visitas a los poblados, sus caras sonrientes se quedarán grabadas en nuestras retinas por mucho tiempo. Por cierto, poblado pobre, pero digno, más limpio que esas “ciudades” y con la hospitalidad senegalesa constante a mencionar en todo momento, nos enseñan el interior de sus cabañas, con sus colchones de paja, bien construido, dentro no hace el asfixiante calor que tenemos fuera.

Viaje infernal, tras unos primeros engañosos kilómetros de carretera en buenas condiciones nos adentramos en una kilometrada de camino bacheado con zonas de obras, llevan varios años ejecutando la deseada carretera, y no les queda poco. La maquinaria que utilizan parece estar en buen estado y lo que hemos visto que han ejecutado no tiene mala pinta, ahora bien con el trasiego de camiones que hemos visto no sé si les durará mucho así. En el camino nos cruzamos con infinidad de camiones, van vacíos, según nos dicen, y es camino más corto para llegar a Mali, se ahorran unos 400 km, pero ganan una cantidad de baches, saltos y golpes contra el techo que no sé yo si les merecerá la pena, amén de la cantidad de pinchazos que tienen, constante en el país, sin pudor se paran en donde pueden y hala, a reparar, el que venga por detrás ya pasará por donde pueda, ni uno solo de estos vehículos pasaría la ITV en España, madre mía que parque móvil más vetusto, tienen miles de km y los que les quedan por hacer. Nos encontramos con un autobús que lleva varias semanas parado, esperando que vengan a repararlo, por el aspecto que tiene va para largo, su aspecto es de desguace. Ambrosio cuanto queda??? Su respuesta siempre es que poco, unos kilómetros, yo creo que se lo va inventando.

Tras traqueteo por los viales quebrados del centro de Senegal llegamos a Tambacounda, comida del menú oficial en Horizons Bleus y tras reposo necesario para dejar pasar el sol majestuoso ahora en su zenit partimos hacia el campamento de Wassadou en el parque de Niokolo Koba. Llegada al campamento, entrega de llaves, llave y linterna, y eso?, aquí hay luz por generador y a determinada hora de apaga, así que no pierdas la llave con linterna que te hará falta.

Paseo en barca por el río Gambia, hay suerte, además de los impresionantes árboles que nos rodean vemos monos, muchos monos y al hipopótamo que nos saluda desde sus dominios, por cierto la lancha pequeña e inestable con unos chalecos salvavidas nuevecitos pá verla. Aquí coincidimos más españoles, Campamentos Solidarios, es su grupo, siempre agradable encontrarte con compatriotas lejos de casa. Cena en el campamento, variante sobre el menú oficial, espaguetis con una salsa algo picante riquísimos. A dormir que ya no hay luz y el generador poco le queda, busca tu cabaña y no te encuentres algo en el camino ni dentro de tus aposentos. Constante nocturna todas las noches, caza dentro de tu habitación, os aseguro que todas, todas las noches hemos cazado algo, en la habitación, dentro de la cama o incluso debajo de ella, Gema me decía mira debajo a ver si hay algo, yo le decía que nos lo podíamos evitar, lo que allí estuviese allí debía de seguir. Eso sí, mosquitera y Mosi Guard todas las noches que era de imprescindible uso.

Desayuno con fundamento, incluye Malarone “of course”, y camino de Kedougou, carretera infernal de nuevo, pero llevada de mejor manera que venimos entrenados del día anterior, a nuestra llegada al Horizons Bleus, alojamiento digno, calor infernal y de nuevo menú oficial, que calor están obras en el hotel, quien les mandará, han sustituido la cubierta de paja por planchas y que poca afortunada sustitución, aquello es un horno, hasta las botellas de la pobre gazelle se calientan a toda velocidad, menudo caldo.

Por la tarde visita al poblado de Ousmane, niño que todavía sigue en España para finalizar su tratamiento, camino bacheado, pero nuestro conductor se maneja con soltura en estas condiciones, que mérito tiene moverse por aquí y no pinchar ni una sola vez. Antes pasamos por otro poblado donde Yakaar tiene un campamento que utilizan en sus estancias por la zona y para pasar consulta en sus misiones sanitarias, nos recibe el albañil del pueblo quien ha construido las cabañas, amable y servicial como todas las gentes que nos cruzamos. Llegados al poblado de Ousmane nos reciben con bailes y sus sonrisas, las mejores las de los niños que rápidamente se te acercan y te agarran de la mano, transmiten un cariño difícil de olvidar. Nos enseñan con orgullo su poblado, pobre pero digno, y su huerto construido con la ayuda de Yakaar, mucho les queda por hacer en este huerto, que un poco primitivo parece, pero se les ve con ilusión y ganas de trabajar, a ellas porque a ellos no parece que les vaya el tema, las mujeres se encargan de trabajarlo. Ya de vuelta, regalos oficiales incluidos, el pollo vivo nos lo tenemos que traer, sería una ofensa dejarlo allí, seguro que ellos lo necesitan más que nosotros, pero no se trata de ofender a nadie, Doba, el guía local que nos acompaña “cuidará” conveniente del bicho. Se nos hace de noche tras una interesante visita vespertina, en la que el grupo se ha dividido entre los que hemos ido al poblado de Ousmane y los que se han quedado para ir al mercado, que parece que no les ha gustado mucho. Cena de menú oficial y a dormir que el día siguiente espera.

Salida en 4x4 hacia Dindefelo, en 4x4??? Sí, imprescindible, menudo camino de cabras, ideal para cualquier emergencia, en el camino pasamos por la ruta que siguen hacia-desde Guinea Conakry, vehículos de última generación cargados hasta las orejas se cruzan con nosotros.

Antes de llegar visitamos el huerta, esta parece más evolucionada, con grupos de bombeo y depósitos, sí señor, además Tamarindos que sus ramas son ideales para hacer cepillos de dientes, sacamos navaja y cepillos de tamarindo para todos, hemos encontrado el secreto de la blanca dentadura africana, que sencillo parece, como se enteren las industrias del ramo cortan todos los tamarindos del mundo. En Dindefelo, como siempre nos reciben con sus mejores galas y hospitalidad, tras bailes y discursos parte de la comitiva partimos hacia la cascada, caminata de unos 40 minutos en la que llegamos a una impresionante cascada natural de más de 50 metros de altura con una poza de agua fría, que no helada y que agradecemos la zambullida refrescante. Día festivo y lleno de bulliciosos jóvenes, no podemos disfrutar el encanto de ese mágico lugar en silencio, pero por el contrario podemos ver como se divierten ellos en su medio natural, como se reúnen, hacen un fuego con hojas y palos y ponen a asar animalillos que se comen como merendola, paloma nos decían que era, aspecto más de lagarto o rata tenía, pero qué más da.

Volvimos a comer al campamento de Dindefelo, arroz tostado, no recuerdo su nombre, con verdura y carne, realmente rico rico. Por la tarde visita a la maternidad de Thiangue, llegamos delante, que Jose María vino después en moto tras gestionar una visita en Dindefelo, ir en moto tiene su aquel por estos lares, menudo camino tortuoso y claro pantalón quemado con el tubo de escape. Bailes y bienvenida impresionante discurso que de la matrona del poblado en el que da las gracias porque ahora tienen una maternidad donde “no les entran las gallinas”, puffff. Allí encontramos a una recién parida, había dado a luz la noche anterior todo había ido bien y tanto la madre como el niño tienen un magnifico aspecto, la madre naturaleza ayuda un montón. Nos hacemos fotos con los lugareños y lugareñas, una de ellas, Aissatou dice llamarse, me pide que le envíe las fotos de ella y sus pequeños, tiene dos más uno que viene en camino a sus veinte añitos, por WhatsApp, pero allí hay cobertura??, pues sí, allí en la montaña llegan las ondas y ellos tienen teléfono.

Vuelta al hotel que comienza el fútbol, allí llegamos y otro grupo de españoles nos encontramos, de Málaga son, jóvenes y aventureros, ni vacunas ni ná se han puesto, uno de ellos toma malarone los otros a pecho descubierto, suerte les deseamos aunque los virus no sé si saben de eso. Bueno, vemos un partido lleno de emoción y con final feliz, que más se podía pedir, bueno sí, un refrigerio con hielos de la zona que esperemos no nos haga un roto en el pantalón. Cena con menú oficial y prontito a la cama que al día siguiente tenemos más emociones.

Hacia el pueblo de Ibel vamos para subir la montaña de Iwol, nos acompañan Alfa y Daniel, que duro nos lo había puesto Jose María y no es para tanto, un paseíto mañanero por la montaña que a todos nos vendrá bien. En la subida nos encontramos con unos niños que tienen las manos ensangrentadas, pensamos que heridas, pero no, han cazado una rata enorme y allí llevan su trofeo, al hombro de uno de ellos. Les lavamos las manos y les damos un quesito que ha sobrado en el desayuno del hotel, no saben que es, no lo han visto nunca, pero les enseñamos a pelarlo y lo comen con gusto, que alegría da ver la cara que ponen.

Ya en el poblado encontramos la tribu Beddick, vemos su tradición, hemos tenido mucha suerte hay varios jóvenes haciendo el rito de iniciación y ha vuelto al pueblo para comer algo, según nos comentan van a estar unos meses por la selva aprendiendo, están haciendo una su “mili” van con sus taparrabos y su circuncisión recién hecha, tan felices. En el poblado nos reciben amablemente y como siempre intentando vendernos sus cosas, Alfa le da nueces… en señal de agradecimiento, parece que esa es la costumbre. Mantienen sus tradiciones, no nos debemos de subir a su montaña sagrada, nos advierte Daniel, pero tienen una iglesia cristiana que un sacerdote francés les ayudó a construir, es curioso ver símbolos cristianos en esta zona tan recóndita del país. Impresionante, mayestático aparece el baobab en el centro del pueblo, 23 metros de diámetro, nos sentimos pequeños a su lado, además parece que dentro de este hay alguien enterrado, se hace un agujero en el árbol se introduce el cadáver y se vuelve a tapar, con el tiempo el baobab se regenera y allí queda el cuerpo, que curioso.

Compramos unos mangos que bien ricos estaban y nos bajamos hacia Ibel, en el camino nos encontramos con un grupo de hombres bebiendo vino de palma a la sombre de un tamarindo, tranquilos parece que andan y sin prisa. Nosotros también necesitamos beber algo y paramos en el quiosco de….allí Yakaar les ha puesto un frigorífico con paneles solares y nos esperan unas cervezas fresquitas, cerveza y algo para picar claro, jamoncito y lomo que nos da fuerzas para seguir con el camino, que no ha sido tan duro como lo pintaban, los hermanos Valle han batido el record de edad de ascensión a la montaña de Iwol, 72 años y sin problemas. No todo el grupo ha subido algunos han optado por la visita a una maternidad y taller de costura, también ha tenido que estar interesante.

Vuelta al hotel en Kedougou para una comida rápida de bocadillo despedida de Doba, Alfa y Daniel. De nuevo camino tortuoso hacia Tambacounda, allí seguía el autobús que vimos días antes esperando a ser reparado y lo que le quedará, llegamos justo para cenar, menú oficial una vez más y tras la cena, refrigerio rápido y a la cama que mañana hay ruta de nuevo, por supuesto antes de cenar caza en la habitación que algo pillamos.

Desayuno con fundamento y camino a Ziguinchor pasando por Kolda y parando para ver el mercado, caos y suciedad, es lo que hay. Hoy el viaje es algo más tenso, pasamos por zona más conflictiva y vemos más ejército, pero afortunadamente todo marcha sin complicaciones. Llegamos a Ziguinchor y se cumple lo que Jose María nos avisó, esto es África y aquí pasan cosas, no hay hotel, no han respetado la reserva, pero Demba es tío de recursos y arreglado está el tema, comemos en otro sitio, caluroso donde los haya y partimos hacia Cap Skirring, el sitio más “turístico” de los que hemos estado, el hotel Le Paillote afrancesado total y de muy bonita estampa. Tarde de paseo por la playa donde algunos en el paseo pretenden llegar hasta Guinea Bissau, largo camino parece. Había vacas en esa inmensa playa y ahí ni comen ni beben, que curioso que harán. Cena diferente y copa en el mirador, todos tranquilos esa noche.

A la mañana siguiente visita a un nuevo huerto, bastante más evolucionado que los que vimos anteriormente, visita en Niambalang a la casa que recoge el agua de lluvia, una construcción tradicional y pensada de la que nos dicen que quedan pocas, casa de planta circular con las habitaciones en el perímetro y con una zona central con un pozo coronado por un tronco de cono invertido que recoge las aguas de lluvia, curiosa construcción. Después que tenemos audiencia con el rey de los animistas, lleno de tradición y misterio, nos recibe, atiende a nuestras preguntas y nos dejan hacer fotos con él, en sala anexa no sé si en nuestro honor o porque tocaba en hora de oración un chivo es sacrificado sobre la marcha, no lo vemos, pero lo oímos perfectamente. Que suerte hemos tenido, esto no es ni normal ni fácil de conseguir. Parada para tomar refrigerio de zumo de jengibre, pica un poquito y de tamarindo, dulzón pero refrescante

A comer que hoy Demba ha conseguido sacarnos el menú ha encontrado langostas en el campamento “no stress”, se agradece el cambio y están suficientemente sabrosas, comida tranquila, bueno las chicas como siempre aprovechan para hacer algunas compras en el tenderete del campamento, no paran. Tras la comida paseo, vemos en la playa mujeres recolectando conchas, árido grueso para hormigones, hay que ingeniárselas y estos lo hacen. Vemos el abandonado hotel…….que Jose María quiere comprarse, pero se le han adelantado hay un francés que ya ha empezado las obras de rehabilitación, habrá que volver a ver qué tal le queda. Vuelta al hotel, baño rápido en la playa fresquita, cena tranquila que al día siguiente hay más ruta.

Algunos aprovechan, madrugan y se van de paseo matutino por la playa, bueno es hacer ejercicio para tener hambre desayunar de nuevo con fundamento.

Salida hacia el mercado de Cap Skirring compras variadas y después salida hacia Mlomp donde visitamos la casa de dos alturas, para ellos es un reto, pero no me explico porque no han desarrollado técnica para construir en altura a lo largo de los años. Allí, por supuesto niños con una sonrisa que no se nos borrará de la retina en mucho tiempo. Dos jóvenes se trabajan el ponerse extensiones en el pelo, como si tuvieran poco, que trabajo tiene, allí en la entrada a esta centenaria casa que si no se ha caído ya pues no creo que se caiga, pero cualquier cosa podría pasar. Allí al lado están las ceibas gigantes, que árboles más bonitos, como ya he comentado, quizás por desconocido e inesperado, lo arboles lo que más me ha llamado la atención de la naturaleza de Senegal.

De allí al poblado ….….donde se acaba de inaugurar una escuela proyecto de Yakaar, nos esperaban como siempre con una fiesta, música baile, sus mejores galas y una sonrisa, como siempre una inolvidable sonrisa. Atención especial merece la clase de los pequeños, allí había más de 25, engalanados con sus telas de colores de no más de 5 o 6 años, educados y quietos los tenía su profesora, que mérito que no estuviesen por allí danzando, enredando, como es propio de los niños de su edad. La profesora, no más de 20 años tendría con su hija de 2 ó 3 años de la mano por la clase, hay que conciliar y aquí lo tienen claro. Escuela de construcción sencilla, muy sencilla, incluso con una estructura que a simple vista nos hace pensar endeble y con algunas vigas de difícil encaje en nuestro modelo de elementos finitos, aquí lo que manda es la tradición y el buen hacer del albañil del pueblo.

Tras los bailes, discursos de agradecimiento y entrega de regalos, comida en común con la gente del poblado en grupos mezclados de españoles y lugareños, comida típica de arroz y pollo, muy buena, ellos comen con la mano, como es tradición, algunos nos animamos y manos a la obra. Algo difícil de entender, al menos para mí, comemos los adultos y después lo que sobra se lo pasan a los niños, repito será su costumbre paro para mi difícil de entender.

Después de la comida camino de Elinkine donde dejamos los coches y en barca hasta la isla de Carabane. Antes de montar en la barca nos despedimos de Jose María que en post del deber se tiene que volver a España, le echaremos de menos, y nos despedimos de Babacar y Cheikh que veremos en Dakar de nuevo. Ellos se van por carretera cruzando Gambia hasta Dakar.

Llegada a Carabane, ya vamos cansados, son días de mucho trote, pero todavía nos queda ilusión y ganas de conocer, además aquí esperamos ver de nuevo a Malamine, que hoy no está, tendrá que ser mañana. Visitamos a la familia de Demba, se nota que es su pueblo, en cada esquina saludando y visitamos también el cementerio, algún francés hay enterrado por allí. Conocemos por fin al famoso Paco Carabane, el espabilado de la isla, eliges tela, te toma medidas y en un ratito te confecciona lo que quieras, tiene hasta un taco de fotos con modelos, otros que han pasado antes que nosotros y va haciendo instantáneas con su móvil, nosotros pasaremos a ser parte de ese muestrario en breve, en cuanto termine nuestros modelos. Pero con qué medios trabaja, máquinas de coser manuales y lo de la plancha oxidada sobre la botella de camping gas que no mancha es espectacular, bravo Paco.

En el hotel cena tranquila y algo distinta, pescado al horno muy rico, captain, dicen Demba y Ambrosio que es, tras la cena visita al bar con música de djembe, pero poca cuerda nos queda, una visita rápida y a descansar que mañana más.

Desayuno con fundamento de nuevo, gastando las existencias que nos quedaban, inolvidables van a ser los desayunos por esos ibéricos, ese aceite y como no por esa aleche en polvo que me recuerda a cuando era niño y no había otra cosa, que mala está.

Visitamos la biblioteca, proyecto de Yakaar, la nueva iglesia, muy bonita y con una estampa curiosa, no ha venido el cura y hay una treintena de jóvenes, de entre 4 y 15 años, ellos solos rezando, ellos solos con orden y sin alboroto de los más pequeños. Después la maternidad, donde la matrona nos explica con ilusión como funcionan y los medios que tienen, que como nos podemos imaginar son escasos, muy escasos. Nos piden medicinas, antes de abandonar la isla de Carabane les dejaremos todas las que podamos que nuestro viaje está tocando a su fin y afortunadamente no las vamos a necesitar.

Comida en el Relax, por fin vemos a Malamine, lleno de alegría e ilusión, me tiene que explicar donde corre el patinete que se ha traído, allí no hay por dónde pero él seguro que algún sitio ha encontrado, un trozo de acera junto a la maternidad me dice. Está alegre y confiado junto a nosotros, pero a la hora de la despedida le noto triste, lógico ha conocido otro mundo y lo echa de menos, quiere estudiar mucho y venir a España a estudiar medicina, pero de la de operar ehhh, madera tiene, que en 6 meses que ha estado allí habla perfectamente castellano y era el mejor haciendo divisiones en su clase.

Todos al puerto que a las tres de la tarde cierran la verja y no entra nadie más, allí nos despedimos de Malamine con una lágrima en la mejilla y un nudo en la garganta, nos vemos pronto dice. En el embarque nos encontramos con Paco Carabane, se viene a Dakar para comprar telas, hemos acabado con sus existencias y debe reponer, dice que vengamos siempre, seremos bien recibidos y con nuestras compras le hemos dado para vivir más de cinco meses, se lo merece.

Tras varios controles de pasaporte, no se para que tantos si estamos más que controlados, accedemos al barco que ha llegado puntual. Camarotes de cuatro, pequeños pero dignos, el barco se mueve que no se yo quien va a dormir ahí. Hemos coincidido con una familia de gallegos, matrimonio con dos niños 8-9 años que trabajan el Dakar en una pesquera, llevan casi un año por aquí y están haciendo turismo, nos dan su visión de vivir en Senegal no es tan mala, pero Dakar en concreto es un caos y están deseando cambiar de destino, andarines parecen, como en anteriores ocasiones da gusto encontrarse con compatriotas lejos de casa. En el barco la biodramina es la reina algún amago del mal cuerpo tenemos hasta los gallegos nos han pedido pastillas, Paco Carabane ibuprofeno quería, tanto trabajo el hemos dado, je je je.

Cena en el barco, poca cena, bastante bien se han portado nuestros cuerpos hasta ahora que no se han quejado lo más mínimo a pesar del cambio de alimentación, agua y malarone diario, pero algo revuelto empieza a estar ya, esperemos que nada grave, solo unas visitas con urgencia al excusado y nada más, pero por si acaso no echemos mucho al buche que se puede complicar la cosa. Al camarote a maldormir, no pegamos ojo y al amanecer estamos en el puerto de Dakar, desayuno en el barco y a tierra firme que no se mueve.

En el puerto nos reencontramos con nuestro coche y los amables Babacar y Cheikh, allí estaban esperando, les dejamos nuestras maletas y nosotros a otro barco rumbo a la isla de Gorée. Isla turística, pero con historia. Alucinante el campo de futbol donde entrena el equipo local, ganador de varias ligas, tierra, piedras y un baobab dentro del campo que seguro que les ayuda a mejorar sus estrategias. En la parte alta vemos como hacen los cuadros de arena, preciosos y por supuesto compramos alguno y tallas de madera, regateando, que lucha y sabes que te están engañando. Visitamos la casa de los esclavos, impresionante y sin comentarios, me negué a hacer ninguna foto se te estremece el cuerpo sólo de pensar que ocurrió allí. Desde entro de una de las celdas, con un ventanuco que daba al mar vemos pasar una patrullera, Guardia Civil pone, nos explican que hay varias en Dakar y prefieren interceptar cayucos allí que no en alta mar o llegando a Canarias que puede ser mucho más dramático, un drama del que hay que concienciar a la juventud, es su absurdo.

Vuelta la barco para regresar a Dakar, pero sorpresa como puede ser que esté programada la salida a las 12h y se haya adelantado diez minutos, increíble, pero cierto perdemos el barco, tranquilidad, relajación esperamos tomando una cervecita y el siguiente vendrá en una hora, además esta parada a algunos nos viene muy bien, hay que evitar emergencias intestinales en sitios inadecuados.

Barco a Dakar donde nos están esperando Cheikh, Babacar y Demba que se quedaron en tierra, vuelta rápida por Dakar, la parte noble, con tráfico caótico, no nos enseñan toda la miseria de la ciudad que nos comentó la familia gallega y salimos hacia el lago Rosa. En el camino de nos enseñan dos grandes edificios construidos por los chinos, regalo a la ciudad, ja ja ja, algo y no poco habrán sacado a cambio, la presencia de grandes multinacionales no es gratis.

Tomamos la única autopista que hay, de peaje por supuesto, y concesionada a una multinacional francesa, no está mal, pero las edificaciones que vemos desde los vehículos son cochambre y desorden, la tónica de estos lares.

Por fin llegamos al Lago Rosa, comida, menú típico para despedirnos convenientemente, poca cosa que no está el intestino para muchas fiestas. Tras la comida algunos reposan otros pasean por los tenderetes y otros viajecito en barca por el Lago Rosa, rosa o marrón, porque imaginación hay que echarle para verlo rosa. Desde la barca metemos la mano en el agua y se queda impregnada de una grasa resbaladiza, crema de Karité que utilizan los que se sumergen en el agua para extraer la sal y proteger sus cuerpos de la agresividad del agua salada, poco sana parece esa actividad. Antes de partir nos acercamos a ver las montoneras de sal y allí Demba nos explica como trabajan los operarios de las salinas, mucho más organizado de lo que parece. Nos acosan de nuevo las mujeres con la venta de sus productos, parece que se saltan la regla no escrita de dejar que los guías expliquen y luego cerca de los coches intentar vender, eso hace enfurecer a Demba que con cuatro voces las mantiene a raya.

Partimos hacia el aeropuerto, con tiempo de sobra, pero el tráfico es caótico, la autopista está ahí al lado pero no hay acceso, una pena. Atravesamos varias “poblaciones” con gente, animales y vehículos de todo tipo por las calles, incluso vehículos averiados que estrechan las calzadas y hacen más espesa la circulación, difícil arreglo tiene esto.

Llegada al aeropuerto despedida emocionada de nuestros guías, Ambrosio y Demba y como no de nuestros conductores Babacar y Cheikh, nos han regalado cacahuetes para todos, hasta en eso son detallistas, allá vamos todos a facturar, menos Ricardo que se queda un par de días más en Dakar por trabajo. Controles varios de pasaporte, que pesados, y por fin parece que volvemos a casa, ahí está el avión y nosotros dispuestos.

Vuelo sin incidencias y con el cansancio que traemos medio dormidos se hace corto, llegamos a Barajas, tarde, cansados, a casa, si a casa, hogar dulce hogar.

Traemos la retina llena de improntas que no olvidaremos jamás aquello no puede dejar indiferente a nadie que tenga corazón, si alguno no se conmueve con lo vivido no merece ser considerado ser humano. Estoy seguro que aquí nos veremos engullidos por nuestra sociedad y nuestra forma de vida en breve, pero jamás podremos olvidar lo vivido y nos va a hacer ver las cosas de otra manera, con más esperanza y tolerancia.

Si os encontráis a alguno que se queje aquí me lo mandáis que le voy a mandar a allí para que vea lo que es tenerlo difícil.

No digo que lo de aquí no sea mejorable, por supuesto que lo es, pero la gran diferencia es que aquí si te esfuerzas puedes salir, allí no solo es difícil sino que llega a ser imposible.

Tienen unos factores imposibles de levantar, los países desarrollados a través de sus multinacionales no tienen ningún interés en que cambie aquello, sus recursos naturales son interesantes y baratos así, sus dirigentes son corrompidos por estos y se encargan de mantener el pueblo a raya, tienen un clima que ayuda poco y una religión que no les permitirá avanzar nunca, rezar y tener muchas mujeres e hijos, pero la cultura del esfuerzo va a ser difícil de inculcar. Salvando las distancias hemos visto situaciones de nuestra España de la postguerra, pero con la gran diferencia de que nuestros abuelos estaban impregnados de esa cultura del esfuerzo, debería de servirles para tener un aliciente aquí y ahora y convencerse de que se puede mejorar y mucho, es difícil, pero poco a poco que queda mucho por hacer.

Gracias grupo por hacernos pasar unos días muy agradables en vuestra compañía, gracias Yakaar África por enseñarnos la gran labor que estáis realizando, gracias Jose Maria por comandar la nave, que no sé cómo te da tiempo para ello, estoy convencido que tienes un pacto el rey de los animistas y tus días tienen más de 24 horas, si no es imposible.

BREVES ANOTACIONES AL VIAJE A SENEGAL

Juan del Valle

El título es impreciso al igual que la intencionalidad u objetivo de estos párrafos.

Tan sólo se trata de apuntar algunas sensaciones al respecto de este viaje sorpresivo, al mismo tiempo esperable, aunque la realidad de lo vivido es superior a la ficción preconocida.

Uno de los aspectos destacables del viaje, indefinible desde el punto de vista turístico??, ha sido la organización. Como digo, indefinible, pero perfecta por la improvisación eficientemente resuelta, todo ello realizado por el equipo de apoyo, nativo, conocedor a la perfección del medio en que nos encontráramos, con alternativas siempre bien venidas, realizadas con la discreción propia de nuestros guías o quizás cualidad intrínseca del mismo pueblo senegalés.

Nos habéis metido hasta en la sopa de las aldeas, quiero decir que he disfrutado de la intimidad de las gentes, de su casa, costumbres, y han mostrado su naturalidad sin complejos, enseñándonos sus valores, tesoro que en muchos casos occidente ha perdido. En este sentido,YAKAAR con su equipo guía nativo de Senegal, Demba, Ambrosio, Cheikh, Daniel….ha conseguido introducirnos hasta el tuétano de la sociedad senegalesa.

En definitiva, nos habéis proporcionado multitud de experiencias de todo tipo, vitales (de “vida” que no de otro sentido), que han removido la cosita por dentro, también decir que sin compasión pues ante la necesidad, ellos parecen ser felices con sus ausencias materiales.

Otras experiencias han sido las turísticas, visuales, fotográficas, de costumbres y relacionales para conocer otras gentes y convivir 24 horas con nuevas gentes y que todo ello ha provocado que no olvidaremos todo lo que comprende este gran viaje.

Muchas gracias por todo,

LA TERANGA M’A TOUCHÉ

José Del Valle Lindes

Permíteme en primer lugar que te agradezca la oportunidad que nos has ofrecido para realizar el maravilloso viaje que hemos vivido. También me gustaría expresar mis sensaciones que, por lo que hemos hablado los participantes, son comunes a casi todos.

En primer lugar, y no por eso lo más importante, la organización técnica que ha sido muy buena ya que todo ha discurrido con normalidad, como si fuese fácil. Si no hubiera sido así ¿cómo se explica la rápida sustitución de un hotel cuando el previsto falla? o ¿cómo se puede organizar una comida en el poblado de Shanthiaba-woolof de excelente calidad y ¡hasta con bebidas muy frías!? Enhorabuena al equipo de Demba. El recorrido ha sido extraordinario por la cantidad de lugares y personas distintas que hemos podido conocer pero debiera producirse un milagro y poder vivir los lugares vividos e incluso más con menos kms.

Entremos en lo verdaderamente importante que es el grupo que hemos disfrutado de la maravillosa experiencia y sobre todo las personas con las que hemos tenido ocasión de convivir, aunque con algunos grupos humanos se hizo corta esta convivencia. Del primero solo decir que ha sido un grupo heterogéneo pero bien avenido que ha hecho que todo sea fácil y agradable. Esto es mérito del organizador aunque creo que ha podido ayudar que todos pretendíamos un mismo objetivo: conocer unos seres humanos que han resultado ser portadores de muchos de los valores que ha perdido “nuestra civilización”.

El calor humano, la generosidad, la alegría, la excelente acogida... del pueblo senegalés, que hemos conocido, ha hecho que me sienta emocionado y “envidioso” de todas esas virtudes de las que no disfrutamos con frecuencia.

Resaltemos el mérito de Demba, Ambrosio y todo el personal que nos ha acompañado que, por estar más cerca de los europeos, podían haber perdido parte de las virtudes citadas y sin embargo mantienen las virtudes de su pueblo. Sentí una gran emoción cuando, el primer día del viaje Demba me comentaba que cuando él era pequeño tenía una situación más desahogada que otros vecinos y que cuando hacían la comida la compartían con todos aquellos que se acercaban por su casa. ¡Como contrasta esto con nuestra cultura de “yo, mí, me, conmigo...”!

Y comentemos sobre, algo muy importante que hemos conocido, YAKAAR AFRICA

Me he convencido que estáis haciendo una labor maravillosa bajo tu callada, abnegada e imprescindible dirección y la colaboración también imprescindible, generosa y pegada al terreno de Demba y sus amigos.

Tengo conocimiento de algunas otras ONGs y no se puede decir de todas ellas lo que podemos decir, después del viaje, de Yakaar África “Todo lo recaudado llega a los poblados sin perdidas por el camino” y creo que este éxito se debe fundamentalmente, por supuesto a vuestra generosidad, y a estar presentes con mucha asiduidad en los proyectos desde el principio y durante su desarrollo.

Espero no haber desentonado entre tanta generosidad y, aunque sea con lo menos valioso, me permitáis colaborar con yakaar para ayudar al pueblo de la TERANGA y ¡ojala! algún día ellos puedan ayudarnos trayéndonos su generosidad y alegría.

DESCUBRIR SENEGAL DE LA MANO DE YAKAAR ÁFRICA

Rosa Marina

Cuando supe de la oportunidad de realizar este viaje, me surgieron muchas dudas acerca de la conveniencia de llevarlo a cabo. Al final, mis ganas de conocer un nuevo país y, sobre todo, de hacerlo de la mano de Yakaar África me motivaron para emprender la aventura.

Había leído algo sobre este maravilloso país y su acogedora gente pero, no podía imaginar los increíbles matices y sensaciones vividas a lo largo del viaje.

Hemos recorrido el país de Este a Oeste y a la inversa, por caminos intransitables visitando los poblados más recónditos, donde vive la gente más auténtica y agradecida que jamás haya visto. Las miradas de esos niños tendiéndonos sus manos para saludar, la alegría de esas mujeres que trabajan de sol con sus hijos a cuestas. Nos recibían siempre con sus mejores galas y al son de su música, bailando y haciéndote sentir una más entre ellas; lo que nos empujaba inmediatamente a meternos de lleno en su baile y sus tradiciones.

En cada poblado que visitábamos sentía la necesidad de involucrarme en sus tareas para conocer el esfuerzo que realizan día a día. Desde sacar el agua del pozo, machar el mijo, cocinar al fuego, lavar la ropa, regar la huerta, criar pollos etc…….Increíble, el trabajo que las mujeres senegalesas llevan a cabo para sacar adelante a sus hijos y, con tan pocos recursos!

Me ha impresionado el color y calidez de las miradas de las niñas y niños, la ternura con que te dan su mano y te tocan para constatar que, no es un sueño sino una realidad lo que están viendo. Te dan tanto, a cambio de tan poco! Apenas les dabas unos caramelos, algún juguetito o simplemente un apretón de manos o un hola.

Hasta el comienzo del viaje, tenía un somero conocimiento, a través de sus boletines mensuales, de los proyectos que está llevando a cabo Yakaar África en Senegal pero, ha sido ahora en el viaje cuando he podido constatar la inmensa labor que está desarrollando Yakaar en este maravilloso país y ello, porque dicha labor está centrada en mejorar las condiciones de vida de las personas más necesitadas.

Gracias a Yakaar África por haberme dado esta gran oportunidad.

HASTA PRONTO SENEGAL

Laia Segrelles y Ana Corbalán

¡¡Yarama!! Somos Ana y Laia, dos de las pediatras de la última misión sanitaria. Escribir, sin duda, no es lo nuestro, pero ante la insistencia de nuestro querido Jose María nos hemos puesto manos a la obra.

Somos amigas y compañeras de profesión desde hace tiempo y aunque en el último año no compartimos hospital, a las dos nos venía rondando en la cabeza la idea de la cooperación sanitaria. Por diferentes motivos parecía que nunca llegaba ni el momento ni el proyecto adecuado.

Todo comenzó con un simple email, cuando Laia se puso en contacto con José María. A partir de ahí y tras la baja de una pediatra aparecía al fin la oportunidad de embarcarnos en esta gran aventura y lo mejor de todo poder ir juntas.

Y poco a poco, entre ilusiones, ganas, cajas de medicación, nervios, preparativos…llegó el 19 de Enero. El punto de encuentro fue el aeropuerto de Barajas donde por primera vez estábamos todo el equipo al completo. Sorprendentemente encajamos todos a la perfección desde el primer momento, eramos unos “perfectos desconocidos” que durante 21 días íbamos a compartir mucho más que trabajo.

Aterrizados en Dakar nos recibieron nuestros compañeros senegaleses con una gran sonrisa y si ya las impresiones eran buenas pasaron a ser mejores. Tras las presentaciones y los reencuentros, ahora sí, nos poníamos rumbo hacía el País Bassari.

Horas y horas de carreteras infinitas, con sus baches y el polvo pertinente pero eso sí con un conductor y paisaje de primera. Charlas y más charlas y con ellas las primeras anécdotas y risas compartidas.

De pronto y sin darnos cuenta ya estábamos en Dindefelo y llegó la hora de ponerse a trabajar. Son muchas las sensaciones que recordamos, sobre todo había una gran dosis energía y ganas de empezar con la faena pero a la vez surgían muchas preguntas: ¿íbamos a cuadrar en la forma de trabajar?, ¿podría la tensión con nosotros?, ¿sabríamos organizarnos en un ambiente tan diferente al nuestro?...pero poco a poco estos pequeños miedos e incertidumbres se iban a ir resolviendo.

Y entre pacientes, diferentes centros de salud y al grito de “Allez, allez, a la maternité” fueron pasando las intensas jornadas de trabajo, entre risas, compañerismo, ratos buenos y a veces no tan buenos, pero siempre con una profesionalidad y una dedicación impecable de todo equipo. Por ello daros las gracias a cada uno de vosotros compañeros. Hemos sido un equipo inmejorable que todo hay que decirlo, para ser primerizos no se nos ha dado nada mal.

Como mención especial hablar del equipo pediátrico porque con vosotras iríamos al fin del mundo. Desde el minuto cero encajamos a la perfección y eso hizo que todo fuera más fácil hasta el punto de que parecía que trabajábamos desde siempre juntas. Gracias chicas.

Y no podemos no dedicarle unas líneas especiales a la tercera pediatra en discordia: Cova. Ha sido un placer, no podíamos haber tenido mejor “compañera de viaje”. Mil gracias por compartir toda tu experiencia en cooperación con estas dos “novatas” y por enseñarnos día a día. Y por supuesto “my friend” que esto es solo el principio de una gran amistad.

Y ya para ir acabando, dar las gracias a Yakaar África y a José María por permitirnos formar parte de esta octava misión sanitaria y por la labor que desempeñan.

Y por último y no por ello menos importante, agradecer a todos nuestros compañeros senegaleses el importante papel que han desempeñado. Gracias por hacernos más fácil el trabajo, por ser nuestra voz y nuestros oídos en cada consulta, por cuidarnos, en definitiva por convertiros en nuestros amigos. Vuestras grandes sonrisas y la de todos nuestros pequeños pacientes y sus familias nos acompañaran para siempre…y es que sin duda Senegal deja huella.

RECONCILIÁNDOME CON SENEGAL

Amaya Fuentes. Cónsul de España en Dakar

Viviendo en Dakar desde hace algo más de año y medio, conviviendo a diario con el polvo, la contaminación y la falta de gestión de residuos, uno se da cuenta de lo que es África hoy en día, el subdesarrollo y la pobreza. Uno puede llegar a sentir desesperanza por el futuro e incluso querer marcharse lejos de aquí, porque también es humano no querer ver aquello que le hace sufrir. Entonces, uno sale de Dakar y se va alejando cada vez más, y esa desesperanza se va diluyendo con cada kilómetro que uno avanza. No porque haya menos pobreza, hay la misma, o quizá más, pero las personas sonríen más y tienen muchos más árboles alrededor.

El viaje a la región de Kedougou resultó magnífico. Salimos de Dakar un domingo de finales del mes de febrero. Nuestra primera parada fue en Wassadou, contemplando las magníficas vistas del río Gambia desde el campamento en que nos instalamos, viendo resoplar a los hipopótamos y volar a los pájaros azules. Al día siguiente entramos al Parque del Niokolo Koba. Ahí cometimos el error de llegar entrada la mañana, en lugar de madrugar para poder ver más animales. El parque es precioso, salvaje, y como tal no tiene nada que ver con las reservas de animales al uso en Sudáfrica o en Kenia. La naturaleza, en su estado natural, no puede alimentar a tan altas densidades de animales, y la prueba es que en el Niokolo, salvo que te acerques a los puntos de agua, apena se ven monos (babuínos muy grandes, eso sí). El viaje desde allí hasta Mako, al otro lado del parque, nos lo habían descrito como terrible. No lo fue tanto, y de hecho lo recorrimos en la mitad del tiempo previsto. Pero sí, la carretera, por lo demás estupenda en todos los demás tramos, está en obras...a la africana. El campamento en Mako fue toda una sorpresa: limpio, bonito, acogedor. La última etapa del viaje fue ya en Dindefelo, donde intentamos ver, infructuosamente, a los chimpancés. Pero el intento mereció la pena. En nuestro haber queda el haber recorrido la sabana africana a la búsqueda de auténticos chimpancés salvajes, y el haberlos oído. Quien haya visto las películas de Tarzán de Johnny Weissmuller sabrá a qué me refiero. Y casi pisamos una enorme víbora. ¿Qué más aventura se puede pedir? La cascada de Dindefelo y sus heladas aguas completaron esa etapa. Pero a mi lo que más me gustó fue la visita al pueblo beddik de Ewol. Cuando llegamos a la cima de la colina parecía que estábamos en un cuento de hadas. He viajado mucho, pero no sé si alguna vez había visto un pueblo que me haya resultado tan absolutamente encantador.

La región de Kedougou tiene algo especial. Quizá sea su paisaje, todavía relativamente poco modificado por la presencia humana. Pero más probablemente sea su gente: amable, hospitalaria, agradecida.

Muchas gracias a José María y a todo su equipo en Dakar y en la zona, sin ellos este viaje no habría podido hacerse realidad.

MEMORIAS DE SENEGAL

Emma Colman

Patricia, Ricardo y yo, somos amigos y compañeros de trabajo (tripulantes de vuelo). Habíamos visitado ya otros destinos en África como Marruecos o Cabo Verde, pero teníamos ganas de adentrarnos y conocer aún más este continente, y escogimos Senegal.

Teníamos claro desde un primer momento que debíamos visitar País Bassari. Cómo sólo disponíamos de una semana, decidimos contratar un guía, y así fue como conocimos a Demba.

Llegamos a Dakar un martes por la noche, donde nos esperaba Che, nuestro conductor, y Demba. Pasamos nuestra primera noche en Mbour. Al día siguiente pudimos disfrutar de un maravilloso desayuno con vistas al mar.

Nos dirigimos hacia Wassadou. Durante el camino hicimos una parada en un bosque de baobabs, donde se nos acercaron un grupo de niños. Allí pudimos ver por primera vez esas sonrisas, alegres y curiosas, que nunca olvidaremos.

Después de comer en Tambacounda, llegamos al campamento de Wassadou. Nos encantaron las cabañas donde íbamos a pasar la noche. Nos dirigimos al río Gambia, dónde dimos un paseo en piragua y donde vimos pájaros, monos e ¡hipopótamos! Sin olvidar la puesta de sol, espectacular.

Al día siguiente pudimos seguir disfrutando de los numerosos animales que se esconden en el el parque de Niokolo Koba. Al atardecer llegamos a Mako, donde vimos a las mujeres lavar la ropa en el río Gambia. Ya en el campamento solidario, aprovechamos para darnos un baño en el río. Más tarde, disfrutamos de una maravillosa cena, dónde conocimos al resto de habitantes del campamento, y probamos el famoso té senegalés (Neejna!/¡Delicioso!). Recuerdo las bromas que hacían y las risas que nos echamos, pasamos un muy buen rato.

El viernes, recorrimos las polvorientas carreteras que nos condujeron a Dindefello. Allí pudimos disfrutar y refrescarnos bajo la mágica y mística cascada. Por la tarde llegamos a Ibel, dónde de la mano de Arouna, pudimos conocer el pueblo y los proyectos de Yakaar África allí. Fue hermoso también ver como jugaban los niños construyéndose pequeñas tiendas de campaña con palos y sábanas. Pudimos, además, repartir algo de ropa, velas y jabones que llevábamos para las chicas del poblado. Tras la cena vivimos un momento de incertidumbre, ya que se escucharon gritos y todo el pueblo acudió corriendo para ver qué pasaba, incluído nosotros. Las hienas habían atacado una vaca. Fue emocionante ver como todo el pueblo acudió a la llamada de socorro y se volcó en intentar encontrar la vaca.

Al día siguiente visitamos la aldea de la tribu Bedick en Iwol. Tras subir la montaña, no voy a decir que fuera fácil, tuvimos la recompensa de poder disfrutar de la belleza del paisaje. Pudimos conocer al jefe del poblado y la historia de la aldea. También llevamos material escolar que repartimos entre los niños, y velas y jabones para las mujeres. Compramos algún souvenir, y la mujer del jefe tuvo el gesto de regalarme una púa de puercoespín para ponérmela en el piercing de la nariz, tal y como llevan ellas como símbolo de belleza.

Seguimos nuestro camino hacia Tambacounda donde descansamos hasta el día siguiente. Una vez en Ndangane, nos embarcamos hacía la Isla de Mar, dónde disfrutamos de la playa, de la versión del té senegalés de Demba, de pescaditos a la brasa y de otra espectacular puesta de sol.

Continuamos nuestra ruta visitando la característica isla de las conchas de Joal Fadiouth, y su cementerio de cristianos y musulmanes. Una vez en Mbour, presenciamos la llegada de los pescadores. Fue una experiencia caminar por el mercado, caótico a la vez que bello, entre tanta gente, y tanta variedad de productos, colores y olores.

Amanecemos en Mbour. En nuestro último día en Senegal nos adentramos en el parque natural de Bandia, para ver rinocerontes, cebras, jirafas, cocodrilos… Después nos dirigimos a Dakar, pero el tráfico no nos permite avanzar mucho, así que decidimos dirigirnos al ferry que nos llevará a la Isla de Gorée. Fue muy emotivo visitar una de las casas de esclavos y recordar el genocidio que vivió el pueblo africano, que a veces parece que olvidamos.

Tras una breve parada en el Lago Rosa, llegamos al aeropuerto de Blaise Diagne de Dakar, dónde nos despedimos de nuestros compañeros de viaje Cheikh y Demba.

Para acabar quería agradecer a mis compañeros de aventuras, Patricia y Ricardo. Ha sido un placer compartir este viaje con vosotros. A Cheikh, por ser el mejor conductor del mundo y esquivar tantos baches durante kilómetros, y por enseñarnos la música senegalesa. A Demba, por contagiarnos con su filosofía de vida y hacernos reflexionar. Realmente ha sido muy enriquecedor escucharte. Gracias también por mostrarnos Senegal tal y como es, y por compartir con nosotros los frutos que están dando los proyectos de Yakaar África, como las huertas y granjas.

Me gustaría animar a la gente a que visite este maravilloso país, con gente aún más maravillosa. Te reafirmas en la idea de lo podrida que está nuestra sociedad y de lo mucho que tenemos que aprender del pueblo senegalés, empezando por el respeto, el compartir, el vivir con poco y ser feliz, y el sonreír.

Siempre llevaremos este viaje en nuestra memoria y en nuestro corazón, y después de conocer la labor que hacéis, esperamos poder colaborar con vosotros durante mucho tiempo, y poder regresar a ese maravilloso lugar en la tierra, que es Senegal.

ESTOY EN DEUDA CON SENEGAL

Isabel Chacón Pascual

Mi primer viaje a Senegal, y espero que no sea el último, no ha podido ser más positivo, Yakaar significa esperanza en wolof, y este es mi sentimiento después de esta misión, esperanza de futuro en este maravilloso país llamado Sunu Gaal (nuestra patera).

He conocido un país vital y creativo, donde la alegría de vivir se manifiesta en todos los ámbitos. Me ha sorprendido la dureza del País Bassari y el encanto de su gente, el pueblo de Iwol, la cascada de Dindefelo, la encantadora isla de Carabane. Me causo gran impacto la isla de Gorée, por ser la última tierra africana vista por los esclavos… me sorprendieron las casas pintadas en tonos pastel y su aspecto agradable, que no sugiere su uso en el pasado, al visitar la casa de los esclavos se me puso un nudo en el estomago porque sentía el peso de la barbarie y se me hizo difícil tragar su escalofriante historia.

Pero después de un paseo por sus deliciosas calles sin asfaltar subiendo al castillo, comprando artesanía con el divertido e incansable regateo y el sensacional plato de pescado de la comida, mitigaron esa triste sensación de estar en un lugar donde hubo tanto sufrimiento.

Nos han cuidado y mimado con la comida, no he comido mejor y más sano en mi vida, me ha encantado el té senegales: el primero amargo como la muerte, el segundo dulce como la vida y el tercero suave como el amor.

He dejado medio corazón en Senegal, allí lo deje con mi pequeño Malifa, mi niño que no sonreía y en el que pienso todos los días… también con todos los senegaleses que nos ayudaron en esta misión, Ambrosio con sus mimos, sus cafés mañaneros y sus celebres frases, Cheikh con su sonrisa y profesionalidad en la conducción y Demba con su cautivadora manera de contar historias de su país; con todos los traductores por su inmenso corazón y el compromiso con su pueblo: Diaw, Alpha, Arouna, Boudi, Daniel, Idi, Salif…

Gracias especiales a Diaw por su ayuda, sus traducciones de peul y su paciencia con mi escaso y torpe vocabulario, su eterna sonrisa me acompaño y reconfortó los primeros y difíciles días, cuando aún estaba tan desubicada tratando de entender todo este mundo.

Gracias especiales a Alpha por su filosofía de vida y su tesón, sin él no hubiera conseguido subir a Iwol, me consta que sería un gran profesional ayudando a la gente, tienes que luchar por ello. Gracias especiales a Boudi por ser tan divertido, por el paseo en moto y por hacernos reír tanto, la mejor terapia después de esos días tan duros. Gracias especiales a Salif por ser el mejor guía y traductor de esa maravillosa isla de Carabane, gran pescador y gran persona, con unos valores y amor por la tradición de su pueblo, que hacen sentirme “chiquitita” ante su inmensa humanidad.

Gracias a todo el equipo, Carmen, Saray, Nieves, Mónica, Alicia, Marta, Manolo, Covadonga, Ana y Laia, juntos hemos formado un buen y completo equipo, hemos trabajado duramente, hemos llorado, reído y bailado, ha habido momentos vividos con vosotros difíciles de olvidar.

Y, por último, gracias a Pepa por confiar en mí sin apenas conocerme; y a José María por darme esta oportunidad, como bien me dijiste un día, ya estoy abducida por Senegal y su gente. Siempre he tenido la sensación de ser afortunada por haber nacido en el lado bueno de la orilla, y después de esta experiencia, no puedo evitar entristecerme por la situación de todas estas personas, una dura realidad de este incongruente mundo.

Salgo más enriquecida de esta experiencia de lo que he podido aportar, estoy en deuda con todo el pueblo senegalés, gracias por vuestras enseñanzas y hospitalidad.

AHORA SONRÍO CADA DOS POR TRES

Nieves Merchan

Soy mejor lectora que escritora y va ser muy difícil plasmar en palabras todos los sentimientos y emociones vividas en estas tres semanas pasadas en Senegal. Aún no he canalizado y asimilado todo lo vivido allí.

Como poder explicar esa mirada de asombro de un niño, que con los ojos te lo dicen todo o esa sonrisa, o ese apretón de manos y esa mirada de las personas adultas que a falta de poder comunicarse, ya que no hablamos el mismo idioma, querían expresar su agradecimiento y gratitud hacia nosotros???

Ha sido una experiencia muy bonita y gratificante. Con alegrías y tristezas, pero con mucho ánimo y ganas de trabajar de todo el equipo.

Para mí ha sido la primera experiencia como cooperante en una misión sanitaria, y tengo que dar las gracias a todo el equipo, tanto a los integrantes españoles como a todos mis compañeros senegaleses que nos han estado acompañando día a día y colaborando con nosotros en cada uno de los consultorios que hemos estado, por haber hecho de esta una experiencia única e inolvidable.

Dicen que nos olvidaremos, pero yo creo que no, es verdad que no la recordaremos con tanta intensidad como ahora...yo ahora sonrío cada dos por tres , yo sola, recordando ciertos momentos, y por experiencia creo que ese recuerdo se conserva mucho tiempo.

Mi participación en esta misión , fue como se suele decir por casualidad, y el destino me lo tenía reservado... Una de las participantes tuvo que renunciar a ir y solicitaron a una persona que hablase francés.

Mis compañeras Mónica Otón y Carmen Benítez, que ya eran integrantes del grupo, se acordaron de mi...Nunca creí que el francés me aportaría tantas satisfacciones!!!!

Sin pensármelo dos veces, acepte enseguida. Me contaron un poco en qué consistía el proyecto ...pero lo que más me animo fue cuando me contaron que otras 2 compañeras más de la unidad donde trabajamos también iban...éramos un total de 4 enfermeras y una médico adjunta de las urgencias del Ramón y Cajal donde trabajamos.

Tengo que agradecer también a José María Piñero, coordinador de la misión, junto a Alicia Simón, el dejarme participar en esta misión, que además me ha permitido conocer a un grupo de personas extraordinarias de las que he aprendido mucho...su simpatía, generosidad, y alegría ha hecho que hiciésemos un equipo magnifico...

Espero que en un futuro nos podamos reunir pronto y poder organizar otra misión ...y así poder volver a dejar nuestro granito de arena entre esta gente senegalesa ....

GRACIAS a todos por estas 3 semanas tan entrañables...

SOMOS PARTE DE SU FUTURO

Saray Blanco

Una llamada, una propuesta, mi intuición y un objetivo. Estos cuatro elementos se dieron, en menos de 10 minutos, para hacer salir de mi boca un “sí” al proyecto de ayuda humanitaria de Yakaar África.

Entre preparativos, organización personal, laboral y últimas despedidas el 19 de Enero llegó, hora de embarcarse rumbo a Senegal.

Los nervios y la exaltación se palpaban en las presentaciones de cada uno de nosotros en la terminal de Barajas.

Éramos los pocos blancos que estábamos en el vuelo, este viaje va a ser de contrastes, pensé. Llegamos a Dakar y el caos se respiraba, nuestras 11 cajas estaban a buen recaudo, nuestros chicos nos esperaban (Demba, Ambrosio, Siri, Arouna, Alpha, Cheiikh…) con su enorme sonrisa.

Nos queda por delante 600km, carreteras de fino asfalto y tierra roja, baobabs y ceibas acompañándonos por el camino, poblados de musulmanes, cristianos y hasta animistas juntos, donde la lealtad y el respeto son esencias de la convivencia. Paradas improvisadas, historias que nos adentraban en la región, anécdotas y soniquetes que nos mantienen en alerta a ratos y dormidos en otros.

Cheiikh nuestro conductor incansable, prudente y paciente lidió con el grupo de “españolitos” llenos de energía que se iba disipando mientras pasaban los días de encierro en el furgón blanco, al llegar a Dindefelo la energía nos sobrevino de nuevo porque así somos, intensos para todo.

Queríamos ponernos en marcha, conocer a nuestros pacientes y la patología que prevalecía en la zona, al final el deseo era calmar nuestras dudas e impaciencia por empezar.

Nos enfundamos nuestros pijamas verdes, las ganas y nuestras mejores sonrisas para afrontar el primer contacto con el África negra y nos encontramos con su “teranga” (hospitalidad) que lo hizo todo fácil. Su gratitud, sus miradas y hasta sus bendiciones nos conquistaron.

Cinco centros de salud nos esperaban Thiabedji, Bandafassi, Carounate, Cagnout, Carabane, cientos de niños procedentes de escuelas, orfanatos y familias, adultos y ancianos que aguardaban a ser vistos, muchos de ellos con dolencias crónicas que esperan la dosis de analgésico poco asequible, porque allí las prioridades son otras. Los agentes de salud, matronas y enfermeros se mantienen fieles a su cita anual con el grupo de cooperantes españoles, su voluntad y su hospitalidad nos acompaña durante los días en sus aldeas. Las necesidades entre regiones son palpables, los recursos básicos marcan claras diferencias, éstos nos hace diseñar metas y expectativas según avanza la misión. En algunos momentos la frustración o las dudas, el cansancio o las desigualdades te aprietan por dentro, pero el día a día estratégicamente diseñado no te permite bajar la guardia y es ahí cuando te das cuenta que las montañas se construyen con pequeños granos.

Nosotros seremos parte del futuro de algunos de los niños que serán operados en Dakar o en Madrid, también seremos algo circunstancial o en otros casos un recuerdo olvidado.

No siempre es directamente proporcional la implicación y la voluntad sobre el objetivo a alcanzar o al menos en los tiempos programados, pero lo que si mantengo y refuerzo es la necesidad de repartir lo mucho nuestro con lo exiguo de ellos, porque nadie eligió ser de aquí o de allí.

Y así terminamos , vaciando las once pesadas cajas cargadas de medicamentos, energía y aliento para traernos algunas más ligeras que mantendremos, espero, por algún tiempo en nuestro recuerdo llenas de relatos, valores y sentimientos.

VIAJE A SENEGAL CON OUSMANE

Camilo Martinez. Ricardo García y Oscar Rodriguez

Recién llegados de nuestro viaje a Senegal todavía tenemos presentes en nuestra retina las sonrisas de los niños, el paisaje de la sabana surcado por polvorientas pistas de tierra rojiza, el encanto de sus poblados, y esos incansables rituales de saludos que hacen tan humanas a las gentes de ese país independientemente de su lengua, etnia o religión.

El viaje tenía como objetivo principal acompañar a Ousmane a su pueblo natal por un período de una semana. Como sabréis la mayoría, después de año y medio en España y una operación de corazón en el Hospital Gregorio Marañón, Ousmane todavía sigue recibiendo mucha medicación que le impide de momento regresar de forma definitiva a su país. Por esta razón, se decidió organizar este viaje para que Ousmane pudiese retomar sus lazos familiares y evitar así el desarraigo familiar que se estaba produciendo.

Un cierto escepticismo se notaba en Ousmane el día del viaje, como si no acabase de creer que realmente iba a volver a su tierra. Pero esa incredulidad desapareció en cuanto llegamos a Senegal y mientras miraba por la ventanilla del coche nos comentaba: “Pues sí que parece que estamos en Senegal, porque está todo lleno de negritos, ….las calles llenas de negritos…, los coches llenos de negritos…”.

Con la inmejorable compañía de Demba y Cheik, y tras día y medio de viaje llegamos a Bandafassi donde nos unímos a Jose María y a todo el equipo de la misión sanitaria y juntos nos fuimos a Landieni, el pueblo natal de Ousmane, donde estaban todos preparados para recibirle.

El reencuentro de Ousmane con la familia fue de lo más emotivo. Allí estaban sus padres y sus hermanos y el reencuentro acabó en una fiesta en la que participó todo el poblado y donde no faltaron la música ni los bailes tradicionales para dar la bienvenida a Ousmane y agradecernos a los Toubabs el esfuerzo que estábamos haciendo para la recuperación del niño.

Teníamos cierta preocupación con respecto a la reacción de Ousmane al verse de nuevo en su pueblo y rodeado de su familia y amigos. En nuestras cabezas retumbaban las frases lapidarias que tanto habíamos oído entre algunos de nuestros conocidos…: “Ousmane no querrá volver a Senegal”, “…después de haber vivido en España no va a querer quedarse allí”, …. “Con todos los juguetes que aquí tiene, y según se comé aquí estará deseando volver a España”…. Las dudas se disiparon enseguida. Después de los primeros momentos en los que Ousmane se vio desbordado al encontrarse a todo su pueblo rodeándole y deseando saludarle, enseguida se tranquilizó y pudimos sentir que Ousmane había llegado a su CASA y estaba entre los suyos. El año y medio que había pasado en España no podía pesar tanto como sus primeros 7 años de vida.

Nos sorprendió la naturalidad y rapidez con la que Ousmane se integró de nuevo a la vida de su pueblo, a su familia y a sus amigos. Después de los saludos iniciales y tras unos bailes, amenizados por un grupo de música local, nos fuimos a comer el tradicional Thiebou yapp (arroz con pollo y salsa de cebolla). Todos nos sentamos en el suelo entorno a los grandes platos comida y a los españoles…y a Ousmane, nos entregaron una cuchara para comer. Ousmane se dirigió a nosotros y sosteniendo la cuchara preguntó : “¿Tengo que usar la cuchara o puedo comer con la mano como los demás?”. Le dijimos que por supuesto comiese como quisiera, e inmediatamente comenzó a comer con la mano a la manera tradicional. Se le veía exultante disfrutando con cada bocado de comida. Al terminar preguntó si podía irse a jugar con sus amigos, salió de la cabaña y fue rodeado de un montón de niños de los que ya no se volvería a separar en toda la semana.

Todas las tardes estuvimos yendo a visitarle y pudimos ver como los miedos a que no se integrase, a que no quisiese quedarse sólo en el poblado etc…, eran infundados. Cuando íbamos a verle nos encontrábamos a un Ousmane alegre, y agotado de tanto jugar con sus amigos, no había momento para el aburrimiento. Como detalle, cuando el último día fuimos a preparar su maleta para el regreso nos encontramos varios juguetes y pinturas que había quedado en repartir entre sus amigos. Le preguntamos por qué no los había repartido, y su contestación fue ..”uuuyyy se me olvidó!!!”.

La última mañana tuvo sus momentos duros cuando se despidió de sus padres y hermanos, pero Ousmane lo llevo con mucha madurez sabiendo que ese era el plan inicial y que de momento debía volver a España para continuar con sus tratamientos médicos. Lo que pudimos experimentar durante el viaje de regreso fue que Ousmane había disfrutado en grande de esa semana con su familia, con sus amigos, comiendo sus comidas favoritas, pudiendo dormir con sus queridos hermanos Mamadou, Aya y Suley, corriendo entre los baobabs y cabañas de su pueblo y descubriendo que todavía entendía su lengua materna aunque le costase hablarla... Y ante la pregunta de si le gustaría volver a Landieni en verano cuando tuviese vacaciones en el cole su respuesta fue un rotundo “SI”.

Durante nuestro viaje también hemos tenido la inmensa suerte de poder “vivir” de primera mano otros proyectos que “Yakaar África” desarrolla en esta región de Senegal. Así pudimos ver la dedicación y el esfuerzo desarrollado por todo el equipo médico que compone la misión sanitaria y que desarrolla una labor admirable facilitando asistencia médica gratuita a cientos de personas. Y poder compartir con ellos entrañables cenas escuchando las experiencias vividas con los enfermos durante el duro día de trabajo.

También pudimos ver el estupendo estado en que se encuentra la huerta de Ibel en la que con tanta dedicación trabajan las mujeres de la zona. Así como tener la oportunidad de repartir entre niños y jóvenes los 200 kg de ropa, calzado y juguetes que la ONG Mano a Mano de Iberia nos había donado.

Y hasta tuvimos tiempo para subir a Iwol disfrutando de la compañía y las sabias palabras de Demba y a la cascada de Dindefelo de la mano de Doba, y compartir entrañables momentos con los lugareños en los que nunca falto una rica comida y un buen té haciendo gala de la Teranga senegalesa.

En este viaje a Senegal hemos tenido la oportunidad de vivir experiencias muy intensas y gratificantes. Queremos haceros partícipes de ello, y agradecer a toda la familia de Yakaar Africa el haberlo hecho posible.

Gracias a todos!!

SENEGAL: EL VIAJE DE OUSMANE Y YAKAAR ÁFRICA

Charo Mathias y Jesús Martinez

Preparando el viaje a Senegal decidimos hacerlo de una manera distinta, optando por visitar el País Bassari alojándonos en campamentos en vez de en hoteles, con el fin de tener un contacto más directo con el país, sus gentes y su cultura. Lo que en ningún caso se nos pasó por la imaginación, fue el inesperado y sorprendente encuentro que tuvimos una noche en el campamento solidario de Bandia, con Camilo, Óscar y Ricardo, tres madrileños que iban acompañando a un niño senegalés llamado Ousmane.

Lo primero que nos llamó la atención de Ousmane fue su simpatía, su alegría y su perfecto dominio del idioma español. Pero lo que realmente nos impresionó fue conocer su historia. Con tan solo 9 años ya había sido operado hacía algo más de año y medio de una grave cardiopatía en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, gracias a la Asociación Yakaar África. Después de todo ese tiempo en Madrid, decidieron que era bueno y conveniente que Ousmane volviera durante una semana a su poblado con el fin de estar con su familia y no perder sus raíces.

Al día siguiente, visitando el poblado de Iwol coincidimos con un grupo de españoles y, casualidades de la vida (o no), se trataba de un equipo de cooperantes en misión sanitaria en Senegal, que habían venido a través de Yakaar África. Charlando con ellos, nos enteramos que algunos de sus miembros habían participado activamente en el tratamiento y recuperación de Ousmane. Nos pareció admirable el esfuerzo de estas personas que, de una manera tan desinteresada, con tanta alegría, cariño y profesionalidad dedican parte de su tiempo libre a ayudar a la gente que lo necesita. Y, sobre todo, teniendo en cuenta que los medios y condiciones son muy básicos si los comparamos con los que tenemos en España.

Como colofón a esta maravillosa experiencia, y gracias a nuestro guía Thafa y a Demba, que tuvo la deferencia de invitarnos (MUCHAS GRACIAS DE CORAZÓN), pudimos compartir un rato con Ousmane y su familia, que nos acogieron con una gran sonrisa, cariño y amabilidad en su poblado; así como conocer de primera mano la gran labor sanitaria que realiza Yakaar África en Senegal, en este caso en el centro sanitario de Thiabedji. Posteriormente, nos invitaron a comer la mejor Yassa de pollo que probamos en Senegal (quizás fuera debido a la grata compañía y al cariño con el que lo cocinaron las mujeres del poblado) y durante la comida tuvimos la oportunidad de que José María Piñero (Presidente de Yakaar África) nos explicara cómo se había desarrollado el proceso de Ousmane, de otros niños que también habían trasladado a operar a España, así como las acciones que están llevando a cabo en Senegal.

Al volver a España nos preguntábamos qué nos había impresionado e impactado más de Senegal, ¿con qué nos quedábamos? Y finalmente ambos coincidíamos en que éste había sido un viaje especial, había sido el viaje de Ousmane y Yakaar África. Y, como decía José Mª en su comentario en Facebook, esta pareja de madrileños se siente ya parte de Yakaar África.

Muchas gracias de todo corazón a Yakaar África y especialmente a José María, Camilo, Demba, Thafa y, por supuesto, a todo el grupo de cooperantes, personal sanitario y equipo de Senegal por permitirnos compartir esta experiencia que nos ha enseñado tanto y nos ha hecho sentir tan bien, por la labor tan maravillosa y especial que realizáis con gran alegría y profesionalidad de manera tan altruista y desinteresada.

Como se suele decir “África engancha” y en esta ocasión nos “ha enganchado Yakaar África”.