Blogs 2013

SENEGAL, UNA EXPLOSIÓN DE VIDA, ALEGRÍA Y COLOR

Isabel Tomás

Senegal nunca había estado en mi lista de países a los que quería viajar, a pesar de tener mucha relación con él porque la empresa donde trabajo tiene allí una filial y a menudo hablo con ellos. Pero hace aproximadamente un año y por casua-lidad, un amigo, Víctor, me habló de Yakaar África. Había regresado de un viaje a Senegal y había estado viendo los proyectos que estaba llevando a cabo en distintos poblados. Vino encantado del país y sobre todo de su gente. Como sabía que mi empresa tenía allí una filial me propuso la posibilidad de que colaboraran con Yakaar. Nos reunimos con José María para que nos contara con más detalle y profundidad lo que estaba haciendo la ONG y me gustó tanto su filosofía y proyecto que poco después empezó mi colaboración personal con ellos. En Mayo asistí a la asamblea y todos los socios hablaban maravillas de Senegal, me decían que tenía que ir. Al principio no me llamaba mucho la atención la idea, por todos esos mitos que tiene África, pero en Junio empezamos a organizar el viaje y el pasado 28 de Noviembre un grupo de 12 personas cogimos un avión rumbo a Dakar para pasar 10 días inolvidables en los que vivimos emociones muy intensas difíciles de plasmar y transmitir en un relato.

La aventura comenzó cuando llegamos a Dakar a la 1 de la madrugada, el aeropuerto era un caos de gente en el control de pasaportes, en el control de visados y sobre todo a la hora de recoger el equipaje. Llevábamos tantas cosas que de repente aparecieron un montón de chicos ofreciéndose para ayudarnos y hubo un momento que ya no sabíamos quién nos ayudaba. Por fin salimos del aeropuerto y allí estaba Demba, nuestro guía protector que ha estado en todo momento con nosotros siendo uno más de esta familia de “Toubabs” que hemos formado durante nuestro viaje. De camino al hotel la ciudad estaba desértica, sin embargo, al día siguiente pu-dimos comprobar que Dakar es una ciudad bulliciosa y caótica pero ordenada dentro de su desorden. Cruzar una calle era todo un reto, aunque cuando te decidías a hacerlo los conductores eran educados y paraban para que cruzáramos. Visitamos, junto con Ambrosio, los sitios típicos de la ciudad y después cogimos un barco con dirección a la Isla de Gore, un lugar precioso, lleno de encanto y de color, con una gente maravillosa.

Tras un primer día muy intenso nos embarcamos en un ferry en el que viajamos toda la noche para llegar por la mañana a Ziguinchor. Una vez allí y mientras esperábamos para colocar todo el equipaje en la furgoneta, porque en Senegal todo va despacio, “nanka, nanka”, decidimos ir a dar una vuelta por la ciudad. Reinaba el caos y el bullicio, era una explosión de alegría y color, mucha gente se nos acercaba para saludarnos, necesitábamos comprar agua y un chico muy amable se ofreció a acompañarnos a una tienda, eso es lo que ellos llaman la “teranga”, la hospitalidad que caracteriza al pueblo senegalés y que hace que te enganche tanto. Una vez cargado todo en la furgoneta, nuestra segunda casa durante los siguientes 9 días, comenzamos el viaje por el África profunda y nuestro recorrido por los proyectos de Yakaar África. De camino a la Isla de Carabane paramos en el pueblo de Baficán, donde vimos las instalaciones que han montado para la transformación de la fruta en mermelada y sirope y el taller de costura. Como era sábado la escuela estaba cerrada pero les dejamos material escolar a los responsables y estuvimos en el pueblo charlando con su gente y jugando con los niños. La experiencia fue increíble los niños se acercaban a saludarnos, todos querían darnos la mano, estuvimos jugando con ellos y haciéndonos fotos porque les encanta que les hagas fotos y luego verse en las cámaras. Cuando repartimos globos y caramelos me llamó la atención que, a pesar de estar deseando recibir el regalo, los niños hicieron una fila perfecta para ir cogiéndolos uno a uno. Fueron momentos entrañables en los que todos disfrutamos.

Por la tarde llegamos a Carabane, una isla preciosa, como un pequeño paraíso donde pasamos la tarde visitándola y viendo la maternidad, otro de los proyectos de Yakaar. La matrona, junto con Demba, nos estuvieron contando todo el proyecto y su forma de trabajar. Ella era muy joven pero hablaba con una gran profesionalidad y respeto hacía su trabajo, nos mostró en todo momento su alegría por nuestra visita y apoyo. Por la noche asistimos a un espectáculo que las mujeres de la isla habían preparado para los visitantes. Fue muy bonito, lleno de ritmo y de color, la verdad es que llevan el ritmo metido en la sangre, y nos hicieron a todos partícipes de su alegría sacándonos a bailar, pasamos una velada muy divertida.

Al día siguiente visitamos la Isla de Hitu y allí volvimos a disfrutar de la compañía de sus gentes y sobre todo de los juegos con los niños. Recorrimos la isla, visitamos el pueblo y finalmente estuvimos en la escuela entregando equipamiento deportivo y escolar. Compartimos momentos inolvidables con los niños, jugando, cantando y bailando, son una explosión de alegría que al estar con ellos se te contagia. Les encantaba que les cogieras a la sillita a la reina, les balancearas, les dieras vueltas, fue una experiencia muy divertida para ellos y sobre todo para nosotros porque hicieron que nos trasport-áramos por un rato a nuestra niñez.

Seguimos nuestro camino hacía Kolda atravesando un paisaje lleno de frondosos árboles, una explosión de color que nunca me hubiese imaginado que podía tener Senegal. La ciudad, como todas las senegalesas, era un caos y muy bulliciosa pero después de 4 días ya era parte de nosotros, así que estábamos encantados. Por la noche era curioso ver como coches, unos con luces otros no, bicicletas y peatones conviven perfectamente en la calles de arena sin ningún tipo de problema, el orden que hay dentro de su desorden es algo increíble.

El día siguiente fue un día de mucha furgoneta, íbamos camino del campamento solidario Eco Badián y atravesamos todo el parque natural. Un viaje muy bonito en el que pudimos disfrutar de un paisaje lleno de colores rojizos, debido al terreno arcilloso, que le daban una luz especial. Vimos monos en libertad pero no tuvimos la suerte de ver a los famosos leones senegaleses. Llegamos al campamento y sin descargar nuestras mochilas nos fuimos en busca de los hipopótamos del río Gambia pero no hubo suerte, así que a la mañana siguiente sin desistir en el intento volvimos a buscarlos. Esta vez tampoco tuvimos suerte, los hipopótamos eran un poco tímidos y les daba vergüenza salir a darnos los buenos días, en fin que tendremos que regresar para que la próxima vez salgan a saludarnos. De regreso al campamento, donde nos trataron muy bien, repartimos equipamientos deportivos y nos marchamos rumbo a Kedougou. Allí nos esperaba Aruna, un estupendo chico senegalés con el que cogimos un 4x4 para ir a la cascada de Dindefelo. El camino fue toda una aventura y la caminata hasta la cascada un paseo por un entorno que te hacía sentir dentro de la selva. La cascada es una maravilla de la naturaleza que nos hizo disfrutar de un baño totalmente reparador después del intenso calor que habíamos pasado durante la caminata.

Volvimos a Kedougou a descansar y recuperar fuerzas para nuestra próxima visita, el poblado de los Bedick. Una vez allí y en cuanto nos vieron aparecer, la gente se acercaba a saludarnos. Estuvimos visitando la escuela y charlando con el profesor para luego visitar el resto del poblado, la plaza, el mercado, etc., pudimos disfrutar del contacto con la gente y hacer muchos juegos con los niños, fue muy divertido. Demba nos enseño un Baobab enorme y muy antiguo que hay en el poblado y allí, junto con los niños, hicimos un círculo para rodearlo, fue uno de los momentos que con más cariño recuerdo del viaje, todos unimos nuestras manos y nuestras energías se fundieron en una sola.

Las horas que pasamos con ellos estuvieron llenas de risas y alegría, los niños nos mostraron su cariño e ilusión y nosotros lo vivíamos con ellos. Cuando nos marchábamos los niños seguían agarrados a nuestras manos y algunos de ellos, los más mayores, bajaron con nosotros de regreso a Ibel, donde pasamos un rato con la gente de allí, disfrutando de ellos y de la mirada de los niños cuando les repartíamos ropa, globos, caramelos, etc., una mirada llena de ilusión y alegría, porque en Senegal los niños tienen una mirada especial que te cautiva.

De regreso a Kedougou paramos en su famoso mercado de telas, era una explosión de vida, todo lleno de color que hace que hasta en un mercado caótico te sientas arropada por la alegría y el buen rollo que transmite la gente. Volvimos a ponernos en camino rumbo a Tamba, pero antes de llegar a nuestro destino paramos en una escuela donde Yakaar también colabora para entregar material escolar y deportivo. Cuando entramos en el aula de los más pequeños todos estaban callados repitiendo las vocales que otro niño más mayor les indicaba y al vernos se quedaron callados sonriéndonos, no sabían que hacer si acercarse o no, decidimos acercarnos nosotros y extenderles nuestras manos. Todos nos querían saludar, nos rodeaban y cogían nuestras manos, estuvimos jugando y bailando con ellos, fue un rato muy divertido. Después y en agradecimiento por el material que habíamos llevado, los niños cantaron una canción y la verdad es que fue un momento muy emotivo, se te encogía el corazón.

Reanudamos nuestra marcha desde Tamba hacía la Isla de Mar pasando antes por Kaolack y Ndangane, donde cogíamos una barca para ir a la isla. Durante el camino pasamos por pueblos de etnia Mandinga y pudimos ver que los hombres siguen manteniendo sus costumbres, la mayoría de ellos estaban tumbados bajo los árboles resguardándose del calor mientras las mujeres caminaban con grandes cestos o tinajas en la cabeza que llevaban en equilibrio de una manera magistral. El viaje en barca hasta la Isla de Mar fue precioso, el paisaje es muy bonito, todo rodeado de vegetación y un montón de aves, pelícanos, gruyas, garzas, allí estuvimos en el campamento Essamaye donde nos acogieron con gran hospitalidad. La estancia en la isla fue muy agradable, pudimos contemplar una de las mejores puestas de sol que hemos visto. Por la noche el cielo era una explosión de lucecitas y los sonidos todo un recital de cantos de distintas aves, es una isla con mucha energía y te la transmite.

A la mañana siguiente y con mucha pena, reanudamos nuestro camino hasta Mbour, donde fuimos a ver la llegada de los pescadores, algo que no hay que perderse porque es único. Llegamos al puerto y cruzamos las instalaciones, la concentración de olores era muy fuerte e intensa y en algunos momentos te echaban para atrás pensando, ¿dónde me he metido? Sin embargo, cuando salimos a la playa la visión desde arriba era espectacular, una explosión de luz y color, un montón de gente, unos limpiando y vendiendo pescado, otros esperando o ayudando a los pescadores, las mujeres con sus vestidos de colores tan vivos, todo el mundo de aquí para allá, era un caos moverte entre los vendedores pero fue fantástico y me encantó.

Y llegó el último día, por la mañana disfrutamos de la maravillosa playa de Mbour siendo todos conscientes que nuestra aventura llegaba a su fin. Después de comer pusimos rumbo a Dakar pasando antes por el Lago Rosa y atravesando en 4x4 las dunas del rally Paris-Dakar.

La culminación de este recorrido fue estupenda cuando al bajar una de las dunas llegamos a las kilométricas playas de Dakar con una luz blanca increíble que nos hizo disfrutar de uno de los espectáculos naturales más bonitos que he visto y cumplir uno de los sueños de Eduardo.

Tras este gran fin de viaje nos dirigimos al aeropuerto para coger un avión que nos traería de vuelta a nuestra vida, tan diferente a lo que habíamos vivido en los últimos días. Nos despedimos de nuestros gran amigo Demba con un hasta luego porque nos volveremos a ver en Senegal para seguir descubriendo ese país tan lleno de alegría, color y vida que nos ha robado a todos un trozo de nuestro corazón.

Para finalizar el relato de este viaje tan especial quiero dar las gracias a Yakaar África por permitirnos ser parte de sus proyectos y participar en ellos, por darnos la oportunidad de visitarlos y vivirlos intensamente con su gente. Enhorabuena por la labor que estáis haciendo y todo nuestro apoyo para seguir con ella. Gracias a Ambrosio y Aruna que nos acompañaron y cuidaron en alguna etapa de esta aventura y gracias a todas aquellas personas que hemos conocido en el camino, por su amabilidad y hospitalidad hacía nosotros, gracias por contagiarnos vuestra alegría.

Especial agradecimiento a Demba por haber sido el anfitrión perfecto, por enseñarnos el verdadero Senegal, el que mucha gente no ve, por presentarnos a su maravillosa gente que nos ha enseñado tanto y con la que hemos vivido momentos inolvidables. Felicitarle por la labor tan admirable que está haciendo, ayudando y enseñando a su país a utilizar sus recursos para hacer de él un lugar mejor, felicidades porque es todo un acto de amor hacía tu tierra, sigue así te apoyaremos.

Y a mis compañeros de viaje, Mª José, Carmela, Carlos, Víctor, Eduardo, Lourdes, Mª Jesús, Luís, Inma, Manolo y el Seco, mil gracias por haber compartido conmigo esta aventura tan especial que ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Todos y cada uno habéis sido una parte esencial de este viaje y habéis contribuido a que saliera perfecto. Gracias porque todos juntos hemos formado una pequeña familia de “Toubabs” donde hemos compartido risas, emociones, alguna que otra Flag y sobre todo momentos inolvidables. GRACIAS!!!!!!.

SENEGAL, ME HAS EMBRIAGADO

Antonia Alonso

Aixxxxx ….África…. que ganas de volver!! Me encanta. Primera vez a Senegal. Viajo con tres amigas, Carmen, Elisa y Carla!! . Es la primera vez que hacemos unas vacaciones que apuntan al turismo sostenible… vamos a ver!

Al llegar a Dakar nos esperan 2 chicos, Demba y Daouda .Nos llevan al hotel La Madrague. Un bañito y a dormir. Por la mañana después de un paseíto por la playa, nos vienen a recoger.

Como me gusta esa sensación de calor y humedad, sí! Estamos en África. Mi gen africano está contento, se siente en casita. Veo “Superete Antonia” , “Robe Carmen”..je je lo dicho, como en casa!!

Vamos en dirección al Lago Rosa. Sal y más sal, montañas de sal. Visitamos un poblado peul. Pasamos por una parte de las dunas del París –Dakar junto a la playa más diáfana nunca vista, solo agua y arena, nada más, un paisaje espectacular. Mercados, gente, especias, colores y colores y más colores.

Ese día acabamos en Hotel Horizon Bleu. Vistas con una puesta de sol espectacular y más tarde, un aguacero que al volver a la habitación el agua nos llegaba a los tobillos.

Nos dirigimos al país Basari, hemos hecho muchos km, visto mucha gente. Estamos a día 13 y el 15 de octubre es la fiesta del cordero, algo parecido a nuestra Navidad. La gente compra y vende corderos para la comida de ese día, estrenan ropa, al parecer estos días hay mucho consumo. Lo peor es la suciedad que queda en todos los mercados, se va acumu-lando día a día y se forman montañas de basura, llega un momento que forma parte del paisaje.

Nuevo día. Por el camino nos paramos en un poblado mandinga. Todavía no nos conocemos mucho. Lo que sabemos hasta ahora es que Demba, nuestro guía, es agente de Viajes, Demba Tours y además es socio fundador de una ONG que se llama YAKAAR ÁFRICA. A grosso modo parece que el objetivo de esta asociación es que los africanos vivan dignamente en África. Los valores que les acompañan son de sentido común… dar la caña y no el pescado. Intentan erradicar la idea del blanco como una mina y trabajan la concienciación en poblados para la escolarización de los niños, etc. Trabajan en proyectos, sobre todo con mujeres. Les enseñan a llevar la economía del hogar y además tienen proyectos para que puedan desarrollarse de forma independiente (construir huertos, pequeñas fábricas de mermelada …)

Al parecer esta organización tiene otros proyectos con organizaciones como mutuas médicas para operar niños e España (pasillo verde creo), entrega de bicicletas, ordenadores y material escolar para colegios...

Últimamente nuestro día a día es escuchar la cantidad de mangantes, todos ellos señores de pro que destruyen países y se entra en una dinámica poco favorecedora para el progreso. Pero hay otra cara de la moneda, hay gente anónima que ayuda a construir futuros mejores! Un halo de esperanza! Senegal me ha dejado el corazón “touché”. En general gran “feeling” con las personas. Lugar en el mundo donde la diferencia de culturas no es impedimento para la comunicación y el respeto. Me ha encantado el poder hablar abiertamente, asumiendo cada uno su parte de historia y circunstancias. Ahh….y el optimismo ¡! Pensar que los granos de arena hacen camino y da igual en qué proporción porque todos tienen el mismo fin…. La prosperidad! Ojalá sea así, yo también lo creo! Por lo menos hay que intentarlo!

En África hay mucho para hacer, siempre ha sido el continente desprotegido. Por intereses de otras naciones siempre ha venido bien mantenerles en una situación desfavorecida. Pero en contrapartida los africanos son muy fuertes! Y con su compromiso seguro que la dirección será otra!

Después de ver lo que he visto e informarme un poco sobre Yakaar he pensado que aportaré mi pequeña cuota mensual, será un granito. A raíz de algunas conversaciones con Demba, me encantaría poder participar en algún proyecto, todos tenemos algún punto fuerte a desarrollar…por qué no?

Me ha entusiasmado que la mentalidad de un perfil de gente entre 30 y 40 años que son ahora la parte activa del país ha evolucionado a que cambie la realidad que tienen, sintiéndose muy orgullosos de su país, vendiéndolo al exterior y captando corazones de personas absolutamente normales y que puedan implicarse en ese objetivo sólo por el hecho de conocerles y querer compartir con ellos esa realidad a partir del momento.

Conseguir las cosas a partir de la ilusión, como los niños, con una ambición relajada…. nanca nanca ¡! Qué gran acierto!

Los km que hicimos merecieron la pena. Atravesamos un parque natural. Vimos monos y un enorme facóquero. La policía nos paró … apuntaron hasta el color de ojos… poca broma ¡!

Vista de lagos salados y muchos baobabs. Atravesamos el río Gambia ya casi de noche y nos dirigimos al campamento ECO BADIAN. También allí se paraba el mundo Qué lugar! Un comedor central rodeado de cabañas y al lado de un río con algún hipopótamo. Además para magnificar la sensación, luna llena, paz, calma y cielo estrellado! Me evocaba a la película Mogambo, como protas Ava Gardner, Clark Gable y Grace Kelly!! En algún momento me sentí como Ava Gardner en la ducha, jeje!

Clark no estaba, pero sí Musa. Madre mía, 25 hijos. Conocimos a los 2 pequeños. El lugar invitaba al nanca, nanca, así que perfecto para seguir cargando pilas!

Al salir de allí, dirección Dindefelo, pasamos de nuevo por el río Gambia. Agua y mucho color (también calor…jaja.. algo así como 40 grados). Mujeres lavando. Lugar emblemático, Estampa para foto.

Llegamos a Dindefelo. Hicimos un trecking, hasta una cascada. Nos acompañó además de Demba otro guía, Doba, encantador con mayúsculas… La sensación en Dindefelo es como si el tiempo se parase. El camino hasta llegar allí, los colores verde, azul y marrón intenso. La pequeña caminata hasta la cascada, un rato de baño, alguna charradeta espiritual, aprendiendo un poco de wolof y algunos amigos de Demba y Doba muy agradables. La sensación de estar en el “culo” del mundo y no necesitar nada más que lo que tienes en ese momento.

Con los niños vivimos momentos muy divertidos. Supongo que igual que a mí me atrae su color y esos ojazos negros y vidriosos a ellos les chocaba la piel clara y los ojos claros. Ja, ja, qué abrazos, qué besos…. Solidaridad ante…una galleta… si no hay para todos …. Sólo un trozo…A los niños les marcan mucho, les infunden respeto…., sobre todo hacia los mayores…. Aixxx que aquí se nos está olvidando un poco!!

A veces no somos conscientes de que el tipo de vida que llevamos nos hace olvidar lo básico, no tenemos la culpa, porque nuestra realidad nos lleva hacia otros menesteres…o sí …porque a veces entramos en sistemas por el mero hecho de que si no te quedas fuera de lo estándar o lo que está de moda y a lo mejor a veces tendríamos que valorar si aunque seamos raros… sería mejor no entrar y no arrastrar.

Estoy mística… pero es que lo me provoca todo esto es pensar en lo monstruosos en que nos convierten los excesos. Más tengo, más quiero, menos comparto. Ya sé que no estoy descubriendo la sopa del ajo, pero volver a valores tan básicos …me alegra, diré que me produce hasta nostalgia. Y si esas conversaciones salen…será porque en el fondo lo tenemos ahí dentro, no?

Dejamos Dindefelo dirección Kedougou, volviendo por una ruta preciosa que con las lluvias y los charcos que habían quedado en el camino el paisaje era espectacular. Vimos buitres y ……. muchos colores.

Salimos a tomar algo en Kedougou. Daouda vino a recogernos para la vuelta. Lo agradecimos porque ya no se veía nada. De hecho todas las poblaciones se mueven al lado de la carretera que es el único sitio por donde hay resquicios de luz

El hotel donde estábamos era Bedik… un hotel con vistas… que paisaje, una paz cargada de pilas…indescriptible, aixxx, aixxx!!

Salimos por la mañana hacia un poblado Iwol en la montaña. A algunas nos dio la flojera y nos dividimos. Según lo que nos contaron y las fotos merecía la pena. Allí Demba estuvo al tanto de los proyectos que hacen, según me contaron las chicas fue muy íntegro en su discurso.

Las dos más flojas nos quedamos en un poblado peul que estaba más a mano. También fue una experiencia agradable con más niños y algunos guías que se quedaron con nosotros. Eran muy jóvenes y con muchas ganas de aprender. Coincidió que era la fiesta del cordero, así que en el poblado iban todos elegantísimos con trajes recién estrenados. Llevábamos un abanico y estuvimos enseñando a unas niñas a abrirlo y cerrarlo para abanicarse…. Otro momentazo con los niños.

Daouda nos vino a buscar y con nuestros chicos 3D (Demba-Doba y Daouda) nos fuimos a comer a casa de Doba, con su esposa, cuñada e hija (tres bellezas). Nos deleitaron con un couscous de cordero y verduras y por fin……. llegó el momento de tomar té senegalés. Dios mío… qué tiene ese té? La verdad es que en dosis normales no puedo opinar, quizás me excedí.. en cualquier caso lo recomiendo. Al parecer la “leyenda” es que el primer te, amargo como la muerte; el segundo té, cálido como la familia y el tercer té, dulce como el amor. Claro que yo que me tomé cinco lo que puedo decir es Insomnio y mucha energía que por cierto….perdura en el tiempo.

Tés aparte, pasamos un rato muy agradable, como en familia, destacando un poco más esa calidad humana de la gente que nos acompañó durante el viaje.

Salimos dirección Tambacounda, más km y hasta un Relais. Esto implicaba como norma un bañito, un rato de cháchara agradable y a descansar. Yo con tantos tés en vez de soñar me dediqué a pensar, imposible dormir!!

Por la mañana salimos destino a la Isla del Mar. Comimos en Kaolack, en un restaurante de un senegalés blanco, de origen libanés. Un lugar pintoresco, intermedio entre el caos y el ritmo africano aderezado por gente local turistas y hombres de negocios, con mucha vida. El Sr. nos contó que se quería jubilar y vender en restaurante…. Se me ponen los dientes largos, vamos que me veo sustituyéndole… lo vende caro…Aixxxx

Después de comer tocó despedida de Doba, sniff, sniff!! Aunque esa alegría que desprende y de la que te impregnas, ese savoir faire y la filosofía empapada del nanca nanca y el inch alá, hace que siempre exista la posibilidad de volver a vernos…por qué no?

Y el resto, hacia la isla del Mar. Porrrrr favorrrrr qué lugar….. qué paisajes, que puestas de sol, que quietud, de nuevo el “culo” del mundo…. Da igual lo que pase fuera de allí…..

No sé si esas pilas tan cargadas que traje de Senegal son efecto del té o los lugares en que estuvimos que también te irradian cierto magnetismo. Y la luna llena…allí mirándonos.. Espectacular!

Durante el traslado a la isla, conocimos a un francés, muestra de las sensaciones llevadas al extremo … Hace 35 años, él tendrá unos 65 , fue a Senegal y ya no volvió a Francia. Lleva 10 años viviendo en la Isla, tiene mujer y un nene de 2 añitos. Allí alquila habitaciones y hace excursiones para ir a pescar durmiendo al vivac (cielo abierto). También nos contó al ver un barco que nos produjo curiosidad porque estaba flotando pero tumbado, que era de un amigo suyo que había llegado allí hace 10 años y como se le estropeó el barco pues pensó que allí se tenía que quedar, se casó y ha tenido hijos así que allí está.

Caminito ya con un paisaje más exótico, palmerales, hacia Mbour, llegamos al Hotel Blue África.

Allí empezó la famosa Teranga… hay que vivirla! Artistas y filósofos en las cabañas de la playita, música y danza, cháchara y también se para el mundo.

Por la tarde fuimos al mercado del pescado. Dios! Eso es para verlo y al ser fiesta el aforo estaba a la mitad. Personas y personas entrando y saliendo del mar con el pescado, carros con caballos y burros, sacos, barcas y….. muuuuuchos coloresssss!!!!

Paseíto por el mercado, compramos telas, cháchara….eso sí, montañas de basura producidas por las ventas a destajo y mimetizadas con el ambiente…

Durante la cena coincidimos con un grupo que eran de la asociación Yakaar África, venían de Valencia y habían hecho un viaje por la Cassamance. Les acompañaban Ambrosio y Chiekh. Ya nos eran familiares porque nuestros chicos nos habían hablado de ellos también. Estuvimos intercambiando experiencias bajo el cielo estrellado en la playa.

Al día siguiente fuimos a la Reserva de Bandía . Avestruces, monos, cebras, jirafas, antílopes caballo, gacelas, hienas, tortugas, cocodrilos y a la estrella… rinocerontes. Nos la enseñó Samba. Un guía que vive parte del tiempo en España. También encantador y por supuesto nuestro Demba que no nos dejó solas ni a sol ni a sombra durante todo el viaje!

Después de comer llegó la hora de despedirnos de nuestros ya chicos 2D (Demba y Daouda). A Demba lo volveríamos a ver el último día pero Daouda se nos iba a otra “misión”. El hombre tranquilo que nos enseñó su filosofía del nanca nanca y el inch alá. ¿Por qué no?

Un par de días más en Mbour. Un poco de relax bajo las palmeras y los cocos, algún bañito, teranga y más teranga, fuego, brisa marina, luna llena y la danza del león…qué más se puede pedir. Conocimos también a un chico camerunés que aunque vive en Europa lleva a su África en el corazón… no me extraña!!.

Al día siguiente, Sally, otra realidad, otro nivel. Nos volvimos pronto a Mbour. Los días que estuvimos en la playa, conocimos a un grupo de mujeres que vendían allí. Benda, una mujer increíble, la primera esposa de su marido, 5 hijos y una belleza serena, 47 años. Su amiga, la madre de Marie Bernardette de 6 meses, era la 8ª hija y tenía ya 2 nietos, sólo 41 años. Cada día echábamos un ratillo con ellas y sus amigas intercambiando impresiones, no podían creer que nosotras fuéramos solteras. Lo que más curioso me parece es que teniendo la limitación del idioma y de la cultura, puedes llegar con según que gente a ciertos niveles de conexión en este estado de dejarse fluir….

Chiekh vino a buscarnos para llevarnos a Dakar. Allí nos esperaba Demba! Qué alegría verle! Nos da una vuelta por el mercado de extranjeros, zona de los ministerios, ayunta-miento y el puerto. Y nos acompañó a la Isla de Goree, de estilo colonial. A mí personalmente el tema de los esclavos me produce pavor. Me acuerdo de pequeña haber visto RAICES, el famoso Kunta Kinte y es que hablar de esclavitud me encoge un poco el estómago, pues es algo que no me cabe en la cabeza.

La primera vez que vi algo similar fue en Zanzíbar y me impresionó mucho, las estancias donde estaban, los elementos de tortura. En fin… El resto de la isla… preciosa!!

Vuelta a Dakar . Se acerca el final del viaje. La mente me va a 1000 revoluciones pensando que podría hacer yo y dónde si decidiese un cambio de vida radical…

Se me ocurren cientos de cosas. Sólo hace falta un revulsivo para dejar lo que hago ahora, aunque todavía me gusta. Bueno, siempre quedan las vacaciones…

Ahh entre medio de todo este viaje, me he dejado la Isla de las Conchas. Peculiar, todo el suelo de conchas. Conviven musul-manes y católicos en vida…. Y también en la muerte. Según dicen es el único cementerio del mundo en que están juntos aunque en zonas separadas. Otro lugar muy agradable para visitar! Cenamos con Demba y Chiekh y nos dejaron en el aeropuerto. Sniff Sniff….Hasta pronto ¡!

y…SENEGAL … BA BENEEN… WAAW BA BENEEN, me has encantado, me has embriagado, espero volver…. Inch alá!!!

Resumiendo, ya que me he pasado un poco con todo este palabrerío, en Senegal a lo mejor no hay muchos monumentos que ver, pero se ven muchas cosas, no hay muchas cosas para hacer, pero se pueden hacer muchas cosas, y es un país que te atrapa. Diría que el secreto son los senegaleses, ejemplo de mentes abiertas y receptivos a lo que va saliendo. Animo a Yakaar África y otras asociaciones a que no decaigan en esa aportación al desarrollo de ese país y teniendo en cuenta que al final es un intercambio del que nosotros también tenemos que aprender y recordar esos valores que alguna vez tuvimos y que en nuestro fondo están pero estamos aparcando. Ojalá encontremos el equilibrio entre todos!.

SENEGAL TROCHI 2013

Ruth Lopez, en representación del grupo “Trochi”

Se agolpan en mi mente tantas imágenes, emociones y sensaciones que resulta difícil comenzar el relato de nuestro viaje a Senegal. Empezaré por comentar que somos un grupo de amigos viajeros que intenta entender las costumbres y cultura de la gente de los lugares que visitamos con mentalidad abierta y espíritu positivo. Nosotros lo llamamos “espíritu trochi”.

Hace tiempo que nos rondaba la idea de conocer África y pensábamos que Senegal podía ser un buen comienzo. Después de leer algunas recomendaciones de otros viajeros, contactamos con Demba para planificar el viaje al País Bassari. Es así como conocimos la existencia de Yakaar África, sus orígenes, filosofía y los proyectos que desarrollan en la zona.

Llegamos la madrugada del 29 de noviembre a Dakar, cargados de equipaje, con maletas llenas de ilusión y la solidaridad de las personas de nuestro entorno. Durante diez intensos días, imposibles de resumir, recorrimos lugares maravillosos, pero sobre todo disfrutamos y conocimos la teranga de los senegaleses. Visitamos colegios, dispensarios médicos, pobla-dos, huertas y tanta gente.... Recuerdo las sonrisas de los niños, las miradas, los saludos, los paisajes, los colores.... y la emoción contenida.

Intuíamos que esta iba a ser una experiencia distinta pero nuestras expectativas han sido superadas con creces. Hemos recibido una lección de humildad, generosidad y esperanza. Generosidad de personas como Ambroise y Demba que creen en la posibilidad de una vida mejor para los senegaleses.

Ya han pasado un par de semanas desde que volvimos y sentimos que Senegal ha calado en nosotros. Por unos días hemos formado parte de Yakaar África, tanto es así que muchos de nosotros queremos seguir apoyando su labor porque sentimos que la esperanza debe llegar a lugares olvidados. Volveremos.

¿AVENTURA? AL FONDO A LA IZQUIERDA...

Irene de las Heras

Me gustaría compartir con vosotros la experiencia más intensa de mi vida. Aquí os dejo una pequeña memoria de experiencias de mi viaje a África, el país de la hospitalidad, o país teranga como dicen por aquí.

Mi llegada a Dakar fue un poco desconcertante entre tanto ruido y tanta gente. Me esperaba una amiga en el aeropuerto de Dakar. Fuimos a su casa al ruidoso barrio de Gran Yoff, donde compartíamos todo con el edificio. Quedaban pocos días para que empezara la esperada fiesta de tabaski (fiesta del cordero), en la locura del mercado entre la música mbalax a todo volumen y los corderos por todas partes corriendo entre los coches y los puestos de comida, intentábamos buscar los preparativos para la fiesta.

Ese mismo día cogíamos el autobús a la noche para la ciudad polvorienta y sofocante de Tambacounda, la puerta de entrada al esperado País Bassari. Me despertó el bullicio de la gente con los preparativos, la música y los gritos de los corderos. Un buen desayuno, el vestido para la ocasión, y el sacrificio de los corderos, mirando a la meca, cuchillo en mano y a rezar. Desde bien temprano la gente venía a visitarnos, y pasábamos el día comiendo y bailando, un té para reposar y a volver a empezar.

Después de pasar unos días en Tambacounda, cojo el sept place dirección a Kedougou. Me esperan en el garaje, comemos en casa de un amigo y partimos a Bandafassi; Allí me espera Harouna, y no tardan en venir los niños a darme la bienvenida. El sitio es increíble, pero es la gente que no deja de sorprenderme en este país, como se desviven por la gente. El ritmo va muy poco a poco, pero rápidamente me voy acostumbrando y la energía de los niños me da fuerza y creatividad para hacer cosas con ellos.

Empecé a hacer un taller de pulseras de macramé, empezaron a venir los jóvenes del pueblo para aprender y rápidamente empezaron ellos solos a fabricar. Fue muy gratificante ver como disfrutaban haciendo las pulseras, y sorprendente lo rápido que aprendían.

Acompañada de mi hermano mayor Harouna, le llamo así por su constante compañía y atención. Visitábamos los pueblos de alrededores y se preocupaba por mí en todo momento.

La semana siguiente de mi llegada a Bandafassi, llega Carmen y Estela, unas bellísimas personas que gracias a ellas pude ponerme al día de los proyectos que se están realizando. Pasamos una semana juntas de huerta en huerta, conociendo a la gente de los pueblos, hablando con los representantes de las huertas, y observando el papel tan importante que desemplea la mujer en este país.

Justo antes de que partieran Carmen y Estela, estuvimos repartiendo la ropa y los materiales para el colegio. Con muchísima paciencia intentábamos que los niños se calmaran, pero la calma solo duraba un par de minutos. Nunca antes había visto a tantos niños y madres juntos gritando por una prenda o un lápiz. Aquí realmente aprendes a valorar lo que tenemos, lo que desperdiciamos y el continuo consumismo que nos ciega a ver estas cosas. En menos de una hora se había acabado todo, y las madres los días siguientes venían a preguntarte si quedaba alguna cosa para su hijo.

Mi última semana en Bandafassi, la dedique a trabajar la concienciación de limpieza con los niños, y con la ayuda de Assanatou, hablar con los representantes de cada punto donde se iban a poner los cubos. Los niños respondían muy bien cuando hacíamos los juegos, aunque cuando me despistaba les veía tirando las cosas al suelo. Inch allá poco a poco con ayuda de la gente del pueblo vamos cambiando esa costumbre.

Una de las cosas que tenía muchas ganas de hacer era de poder dar las clases de español a los niños. Fue un poco complicada la organización ya que los niños empezaban la escuela, y otros tenían que ayudar a sus madres. Finalmente solo puede hacerlo espontáneamente durante una semana.

Esa misma semana nacía una niña en el pueblo. Estuvimos comiendo y bailando hasta la noche. Llego el día de despedirme, después de 3 semanas en Bandafassi, me llevo la energía, el color, la generosidad y la vitalidad de la gente. La música, el baile, la naturaleza, la fuerza de las mujeres y la creatividad que se respira en África me han permitido abrirme y expresar mis sentimientos desde el corazón, sin miedo.

Descubrí esas cualidades que todos llevamos dentro, que una vez descubiertas nos hacen mejores personas.

DESCUBRIENDO ÁFRICA

Stella González

Me desperté un día y descubrí que estaba en “África”, con sus olores, sus colores, su amable gente, su ruido, su desorden, su caos, todo era África…La tierra roja, el color verde intenso, la frondosidad de los bosques.., los niños corriendo por todas partes.., en caminos, en pueblos, en escuelas, en callejuelas, ese olor a tierra, a aire…estaba en Senegal.

¡Ah¡ mi nombre es Stella González Salgado, nací en Ourense, soy funcionaria de Justicia, y hace ya muchos años que quería viajar a Senegal, doy las gracias de antemano a Yakaar África y sobre todo a la gente que ha vivido esta experiencia conmigo y que más adelante relataré.

Hace ya mucho tiempo, empecé a oír a mi amiga Carmen Gutiérrez hablar de su experiencia en Senegal, se le iluminaba la cara… era como si le cambiara la mirada … fue algo contagioso y dije: “África tiene que ser algo muy especial”. Después de mucho pensarlo y de viajar a otros innumerables lugares, me decidí y pensé… ¡es hora de cumplir un sueño¡...y decidí viajar con ella a Senegal. Es difícil resumir la experiencia vivida y aún más plasmar los sentimientos y sensaciones, pero lo intentaré…...

Viajar por Senegal es descubrir el África negra, es un país de playas extensas, frondosos bosques, colores y olores por todas partes, el lugar de la teranga, donde lo mejor es convivir con su gente y disfrutar de todo lo que te rodea. Hay lugares de belleza inigualable, da igual País Bassari, Cassamance, los parques naturales, sus ríos , es algo difícil de olvidar. Es el país de la “teranga” que significa bienvenidos u hospitalidad en lengua wolof, un sentimiento que te acompaña desde que llegas hasta que te vas, no olvidaré nunca la hospitalidad de su gente y el haber entrado en contacto con el África más profunda.

Me sorprendieron sus paisajes fértiles, su exuberante vegetación y su fauna tremendamente diversa, todo ello unido a la posibilidad de profundizar con etnias diferentes, e indígenas de arraigadas costumbres, que te ofrecen una clase magistral sobre la cultura africana occidental.

Viajamos (Carmen, Alicia y yo) el 24 de octubre de 2013, llegamos a Dakar de noche, allí en el aeropuerto nos esperaba… Demba.. “un sol” como yo le llamo y Cheikh al que conocí poco, pero que me pareció una persona encantadora y con una alegría innata.

A Demba ya lo había conocido en Vigo hace meses y me pareció una persona especial, un ser entrañable y encantador.

Dormimos esa noche en Dakar, me impresiono y desconcertó el caos que reina en la ciudad, la gente, el tráfico, el ruido, los niños de la calle, también la miseria y la pobreza... en general todo. Dakar es una ciudad caótica pero con un colorido excepcional.

Al día siguiente nos fuimos con Demba a Berr y pude comprobar al amanecer los colores del paisaje, los árboles, la gente, la ropa, el color, todo era color, fueron tres las cosas que más me impresionaron en este viaje: “el color”, “ la teranga” y la “pobreza”, dejo al final lo malo porque soy demasiado optimista como para hablar solo de eso, pero os lo podréis imaginar..

Al llegar a Berr ya nos esperaban en la maternidad, la matrona y los representantes locales, las reuniones en Senegal son larguísimas, pero siempre llegan a un acuerdo, nos expusieron claramente sus necesidades ya que a primera vista compruebas que la gente o no tiene nada o tiene muy poco. Allí tuvimos la oportunidad de ver a un bebe que acababa de nacer, ¡un regalo extraordinario¡

ciudad, en su ambiente, su atardecer, y al anochecer cogimos un autobús hacia Kedougou… (lo recomiendo, no pegamos ojo, pero nos reímos un montón…) Llegamos a Kedougou por la mañana, allí nos esperaba Arouna de Ibel que estuvo con nosotras dos días junto con Aliou y Arouna de Bandafassi.

Llegar a Bandafassi me enmudeció, un poblado al pie de las montañas, esas montañas de una vegetación verde salvaje que te deja con la mirada fija, como atónita, los niños corriendo para recibirnos, la novedad del pueblo, todos querían ver quiénes y cómo éramos. Me llamo la atención el entusiasmo de los niños, corriendo y agarrándonos de las manos, mirándonos con curiosidad, su sonrisa, su vitalidad, su cariño.

En ese maravilloso pueblo estuvimos seis días de aquí para allá, en “moto” por todos las aldeas de los alrededores. Dande, Dindefelo, Nathia, Boundikoundy, Thiabedji, Lougué, Iwol…etc. Fueron unos días agotadores viendo huertas, granjas, pozos de agua, centros de salud, escuchando las necesidades de la gente. Pero el agotamiento compensaba al haber conocido a gente tan maravillosa como conocimos.

Ni las fotos, ni todo lo que pueda contaros conseguirán plasmar las sensaciones y sentimientos que he experimentado, sobre todo al descubrir la miseria, la pobreza y escasez de casi todo, y a pesar de que algunos momentos vividos fueron muy duros, se te olvidaban con la alegría y la amabilidad de la gente y de los niños.

Normalmente nos despertábamos muy temprano para ir a por agua al pozo (toda una aventura porque tenía más fuerza un niño de 6 años que nosotras), después de ducharnos (a calderos, toda una experiencia), recorríamos poblados, adentrándonos en su bullicio, en su día a día, con su gente, trabajando, metiéndonos en su espacio. Formamos por unos días parte de sus vidas, de sus mercados, de sus fiestas y eventos, de sus reuniones.

Me impresionó lo que Yakaar África ha conseguido en esos pueblos, no puedo entender como con tan poco dinero se puede conseguir tanto, la verdad quiero desde aquí dar la enhorabuena a todos ellos por hacer la vida más fácil a esa gente que no tiene nada… y mi agradecimiento a los chicos que nos acompañaron Arouna de Ibel, Aliou, Arouna de Bandafassi, Seidu de Ibel,… ¡unos crack de la supervivencia¡ y también a Irene una voluntaria que nos encontramos en el poblado. Nos reímos mucho con ellos en las motos y no nos dejaron ni un solo momento solas.

El día uno de noviembre partimos hacia Cassamance, la tropical Cassamance como decía yo.. después de dos días de calor y aventuras varias en las que conocimos a muchas gente (incluidos a varios españoles), llegamos por fin a Ziguinchor…(si conocéis la carretera entenderéis el ¡por fin¡). La ciudad también caótica donde las haya, es una ciudad más abierta, con una luz especial, la atraviesa el rio Cassamance (un caudaloso y extenso río navegable, lleno de vida), la llegada de los pescadores es digna de ver, por su colorido, su gente y la variedad de especies; así como el mercado de los artistas y otras muchas cosas que tiene la ciudad.

En Ziguinchor nos encontramos a Papau otro amigo que nos envió Demba como los chicos de Bandafassi… nuestro “Dembita” nos cuidó desde el primer día, no nos dejaba solas ni a sol ni a sombra .. siempre enviaba a alguien a buscarnos…

De Ziguinchor fuimos a Oussouye un pueblo lleno de vida donde hay un cyber café de Yakaar y pasando por Baficán compramos mermeladas y maravillosos batiks. Para finalmente acabar en barco hacia la tropical isla de Carabane, preciosa y auténtica isla. Allí pudimos descansar y relajarnos, es una isla llena de palmeras, con extensos arrozales, donde el tiempo parece haberse detenido y el silencio es lo que más

llama la atención, la calma, la paz. Destacar la gran labor de las dos matronas que están en el centro de salud, increíble lo que hacen esas mujeres, ellas solas se ocupan de todo, dan de comer a los enfermos, hacen la comida, desbrozan hierba de los alrededores del centro para limpiarlo, son unas todoterreno impresionantes…

Un día después llegamos a Mbour donde estuvimos conviviendo con una familia senegalesa, fueron amabilísimos y nos reímos mucho hablando de las tan dispares costumbres de nuestros países, de nuestra diferente vida, de nuestra forma de pensar y de la suya, era como la confrontación de dos mundos.

Al salir de Mbour estuvimos comiendo con la familia de Ambrosio y con Doba, dos amigos de Yakaar, mi agradecimiento a ellos por su gran cordialidad y su amabilidad, pasamos un día inolvidable, y al final acabamos con nuestro gran amigo Demba, viajando hacia Dakar con un libanés muy gracioso que nos recogió en la carretera (pero esa es otra historia).

Al llegar a Dakar volvió el caos, el ruido, pero lo más maravilloso al volver, fue descubrir la isla de Gorée, la isla de los esclavos, donde se mezcla la belleza de la isla con sus preciosas casas; con la terrible historia de esclavitud vivida hace siglos allí, se te ponen los pelos de punta de solo pensar los esclavos que salieron de aquel lugar, las condiciones en las que iban y cuál era la vida que les esperaba. Es bueno recordar la historia para que hechos así jamás se vuelvan a repetir.

Acabando mi relato, no quiero más que dar las ¡gracias¡. Mi gratitud a la vida por haberme brindado la oportunidad de conocer a esos niños, a esa gente y ese país, de demostrarme que existe otro mundo aparte del nuestro, aparte del que vemos todos los días.

Mi gratitud a todos los que han vivido conmigo esos días y que me han hecho la estancia increíble, por transportarme a otro mundo y a otra época, por hacerme participe de sus vidas y de sus sentimientos y sobre todo mi gratitud a toda esa gente que no he nombrado y que estáis ahí, siento no haber nombrado a todos, pero sino este relato sería interminable…¡gracias a todos. Y sobre todo mi gratitud a Yakaar África, a Demba y a mi amiga Carmen, gracias a todos por haber llegado un día a mi vida. ¡UN BICO¡ (besos en gallego), ¡hasta la próxima¡ Volveré muy pronto.

MISIÓN VETERINARIA 2013

VIAJE A “MI PAÍS BASSARI”

Ramón Grau

Como fotógrafo, siempre busco imágenes que me llenen, si además puedo juntarlas con experiencias y emociones, creo sin ánimo a equivocarme que es una de las más grandes satisfacciones que puedo tener.

Eso precisamente me ocurrió, nos ocurrió a un grupo que organicé para irnos a Senegal, concretamente a país Bassari a que conocieran y experimentaran, realizando un taller de fotografía.

Salimos hacia nuestro destino el pasado día 7 de septiembre, y empezaron los problemas de retrasos de vuelos y pérdidas de conexiones; aunque enseguida les transmití: nanka nanka…..no pasa nada.

Solucionado todo, y llegados con un día de retraso a Dakar, nos recibió el omnipresente e incansable “Demba”, y empezamos la aventura hacia país Bassari.

De camino, Dominique, nuestro guía, les iba explicando los pormenores del país, y el trabajo que está realizando Yakaar África en la zona, donde iríamos a ver alguna de las huertas que allí están creciendo y dando sus frutos.

El grupo, Carmen, Eva, Edel y Luis, enseguida descubrieron que Senegal es diferente, sus gentes, sus colores, sus olores y la amabilidad que reina por todas partes,….el ritmo es distinto al nuestro y eso lo captaron y quedaron fascinados.

Igualmente fascinados quedaron cuando llegamos a nuestro destino, si me permitís, “mi país Bassari”, si, digo “mi”, porque me siento parte de él, porque me siento en casa cuando estoy en los poblados, en los campamentos y disfruto reflejando en mi cámara todo lo que veo y siento; porque veo el enorme trabajo que están haciendo las gentes con Yakaar África, huertas, pozos, granjas, visitas sanitarias....y todo porque queremos mejorar ese país que lo sentimos como nuestro.

Fueron 8 días de vivencias, de risas, de problemas también, pero afortunadamente, todos se resolvieron y la lluvia, nos respetó durante el día y nos dejó conocer y disfrutar país Bassari.

Gracias a todo el grupo, y especialmente a Yakaar África y a Demba, por como son, incansables y con unos equipos humanos impagables.

Pronto volveremos, sin lugar a dudas, espero poder hacerlo muy muy pronto.

ENAMORADOS DE LA TERANGA

Paula Lafora y Arturo Merelo

Cuando Ambrosio nos dió la bienvenida al país de la HOSPITALIDAD no sabíamos lo que eso iba a significar para nosotros dos semanas después. Nunca en ningún otro sitio, en ninguna otra parte del mundo, hemos encontrado personas de tan alta calidad humana como en Senegal. Estos 13 días por el país no los vamos a olvidar nunca y esperamos que sean los primeros de muchos a lo largo de nuestra vida.

Comenzamos nuestra ruta rumbo a Kaolak, parando en el lago rosa, rodeado de kilos y kilos de sal, y visitando las dunas del París Dakar.

Por la tarde visitamos el segundo mercado más grande de África y vimos la puesta de sol mirando al lago salado Kaolak. Aún no lo sabíamos pero, al día siguiente, nuestro viaje empezaba realmente.

El destino del segundo día fue el campamento solidario de Mako. De camino hacia allí nuestro guía, y ahora ya amigo, Vieux, paró en un poblado ( el primero de todos los que visitamos) en donde nos recibieron con los brazos abiertos, nos abrieron las puertas de sus casas y los niños nos rodearon y nos dieron la mano con una inocencia y unas sonrisas que hoy en día son difíciles de encontrar...

El plan de viaje que Demba nos preparó consistía en recorrer el país visitando los diferentes proyectos de Yakaar. Hemos estado en el poblado mandinga de los niños albinos, en Bandafassi, Ríndetelo, Baficán, en Carabane...En todos ellos se repitió siempre esta amabilidad, esta hospitalidad.

El objetivo principal de nuestro viaje era llevar hasta Bandafassi el material escolar, la ropa y las medicinas que nuestra familias y amigos nos llevaron a la boda (no lo hemos contado hasta ahora pero toda esta aventura ha sido nuestro viaje de novios.)

En Bandafassi nos alojamos en la cabaña de Yakaar, que está estupenda. Por cierto, el huésped anterior se dejó un montón de calcetines colgados en una cuerda. Ya está instalado el depósito de agua pero, según nos explicó Ambrosio, el fontanero en un alarde de creatividad, puso la tubería con forma de "u" de tal forma que la ducha no tiene presión y no sale el agua. Sin embargo el lavabo funciona muy bien.

Al ser época de lluvia la huerta estaba parada. Nos dijeron que ya estaba totalmente vallada y que ahora están comenzando una segunda huerta para la que les vendría bien más semillas. Ahora mismo nos dijeron que necesitaban insecticidas y nos comentaron que tenían problemas con la cañería porque los animales las rompían. Tienen que encontrar un modo de protegerla para que no puedan pisarlas o morderlas.

Tuvimos la suerte de pasar la noche en Bandafassi justo el día anterior a una boda. Fueron muy amables con nosotros y nos invitaron a su fiesta. ¡Qué divertido y cuántos bailes! Parece mentira cómo bailan de bien con los niños atados a la espalda.

Pero lo que de verdad nos llamó la atención en Bandafassi fue lo bien organizado y coordinado que tenéis los proyectos en Yakaar. Como os comentábamos antes, en una de las bol-sas llevábamos medicinas que debíamos dejar en la cabaña hasta que en septiembre fuera la caravana médica. Sin em-bargo, al llegar, preguntamos si la enfermera podía necesitar algo de ibuprofeno y paracetamol hasta entonces. Quisimos darles algunos medicamentos y nos dijeron que esa decisión debía tomarla en asamblea. Nos quedamos impresionados.

Tanto en Bandafassi, como en Dindefelo y los demás poblados nos preguntaron por muchos de los que ya habéis estado con ellos por allí. Todos os tienen un cariño enorme.

En Dindefelo, además de visitar las huertas, tuvimos el privilegio de comer un arroz riquísimo hecho con verduras de una de ellas. Todas, excepto una, estaban en reposo hasta el fin de la época de lluvias. En general están contentos, aunque nos comentaron, en la que está justamente en Dindefelo, que necesitarían una casetilla para poder dejar las herramientas y protegerse un poco de sol cuando descansan.

Si bien cuando llegamos a Bandafassi el espíritu era festivo, al llegar a Baficán la situación era muy distinta. Un amigo del poblado de al lado había fallecido la noche anterior y estaban todos de duelo.

Aún así, y a pesar de las circunstancias, estuvieron muy contentos de recibirnos. Nos enseñaron el centro de transformación de frutas y el taller de costura. Tienen puesto un cartel de Yakaar y un montón de fotos con varios de vosotros nada más entrar. En particular nos preguntaron mucho por Paula, una de vuestras voluntarias que por lo que nos contaron se puso enferma y se tuvo que ir antes de tiempo. Basta un minuto hablando con ellos para ver que os están muy agradecidos y que se sienten muy orgullosos de pertenecer a Yakaar.

La buena noticia, que en los próximos días va a llegar a Baficán, es que Demba y Ambrosio les están gestionando justo lo que nos dijeron que más necesitaban: un frigorífico. Quieren poder conservar mejor los zumos y las mermeladas y comprar bebidas para que los viajeros puedan hacer un alto en su camino y tomar algo frío.

En el taller de costura vimos los últimos vestidos que habían hecho (muy bonitos, la verdad) y nos comentaron que quizá necesitarían que alguien fuera a enseñarles un poco más. La responsable del taller es sólo una chica y dice, además, que le faltan algunos conocimientos.

Al salir de Baficán continuamos nuestro viaje hasta la isla de Carabane. ¡Qué maravilla! El proyecto de limpieza que habéis hecho allí es impresionante. Estuvimos con Cecilia, la responsable de la maternidad que nos encargó que os enviáramos muchos recuerdos de su parte. Además de alguna medicina que les hace falta, nos llevaron a ver la bomba de agua. Al estar a ras de suelo y sin proteger se daña bastante. Nos comentó que necesitarían algo para taparlo y protegerlo. Después de visitar la isla, no sin antes hacer la parada obligatoria en Paco Carabane, comenzamos nuestro viaje de vuelta de Dakar.

Desde entonces sólo han pasado tres semanas y no hay día en que no hablemos del viaje, en que no nos acordemos de todos ellos.

Queremos daros la enhorabuena a todos los que formáis parte de Yakaar. Tenéis un proyecto maravilloso y emocionante que ayuda a muchas familias y os estamos muy agradecidos por darnos esta oportunidad, que se ha convertido en una auténtica lección de vida.

HA CAMBIADO MI PERSPECTIVA DE LA REALIDAD

Raul de Lucas

Durante el mes de Junio hemos tenido a Raúl de Lucas como voluntario de Yakaar en el País Bassari. Raúl no es hombre de muchas palabras pero si que ha sido capaz de expresar sus sentimientos hacia nuestros amigos de Senegal.

Mi primera impresión sinceramente fue de algo de desaso-siego. No había hecho un viaje así nunca y aquello era muy diferente. Los primeros días, formaron parte de mi viaje hasta que llegué a Bandafassi donde me sentí feliz al llegar al poblado y ver mi cabaña. Desde el principio fueron como una familia para mí. Nunca había visto gente tan hospitalaria y sobre todo atentos. Había días que incluso me juntaba con varias comidas.

En líneas generales, las huertas se hallan algo inactivas debido a la reciente recogida de las cosechas y el final de la estación seca. Sin embargo, hay ciertas huertas que gracias a su proximidad a ríos o pozos siguen ligeramente su actividad.

Otras se están preparando para la estación húmeda para plantar arroz y otros alimentos pero prácticamente ninguna ha dejado de funcionar del todo. Ya sea por semilleros o por siembras en pequeñas zonas, casi todas están con algo de actividad. La extensión de ciertas de ellas me ha impresionado igual que la variedad de la plantación.

Pero lo más impactante ha sido el número de huertas y de gente implicada en ellas.

Por otro lado, hay una tarea pendiente que parece difícil de solucionar. Parte del tejado de la granja de Bandafassi está hundido y tiene difícil arreglo. Sin embargo, ciertos jóvenes están dispuestos a colaborar y seguramente que pronto lo veamos terminado.

Con Arouna especialmente entablé una gran amistad. Estuvimos todos los días a todas horas juntos. Le cogí mucho cariño. En general, cogí cariño a mucha gente pues mi cabaña nunca estaba sola. Bandafassi fundamentalmente me ha enganchado y me sentía seguro allí. Es increíble como la gente me saludaba y como querían comunicarse enseguida conmigo. Espero la próxima vez saber más francés.

Me ha gustado sentir el cambio y vivir con esa gente porque me ha cambiado mi perspectiva de la realidad.

DOS ENFERMERAS INTRÉPIDAS

Carmen Miquel y Elena Ortiz

Yo también me pregunto por dónde empezar, pues bien somos dos viajeras adictas a África. Allí siempre nos hemos sentido como en casa, pero tengo que decir que este país, Senegal, nos ha maravillado no tanto el país en sí, sino mas bien sus gentes y en particular sus mujeres, la disponibilidad y las ganas de aprender. También Demba y toda la gente Senegalesa que trabaja para Yakaar África y el empeño que ponían para que todo estuviese a nuestro gusto, sin poner la mínima objeción.

Nuestra primera incursión en el proyecto fue impartir una charla de alimentación en la Isla de Carabane, donde Araceli nos había avisado de que no esperáramos mucha audiencia, nuestra sorpresa fue muy distinta, no solo se lleno el aforo en el Hotel Carabane sino que tras una hora de charla interactiva donde ellas fueron muy participativas y creíamos que estarían cansadas, propusimos continuar el día siguiente, nos contes-taron que no estaban cansadas y que querían más informa-ción. Y ese fue nuestro objetivo el resto de la misión, que ellos fueran los protagonistas de esta historia. Lo mismo ocurrió en Baficán, donde la propia maestra de la escuela se implicó además de las mujeres que nos hacían la comida, para dar una charla sobre el dolor ocular que observamos en el 98% de la población y la elaboración de suero para lavado ocular.

En fin podría seguir escribiendo frases y frases y no acabaría, pero no me quiero olvidar del Equipo, porque creo que con otra gente la misión no hubiera sido lo mismo, ni tampoco de Demba, el incansable. Ha sido una experiencia inolvidable que esperamos poder repetir.

LA VIDA CONTINUA...

Pepa Conejos

Viajo por sexta vez a Senegal y sigo experimentando ese gusanillo en el estómago cuando abandono el aeropuerto....¿Estará Ambrosio esperándome, como siempre?.Cuando le veo allí, al otro lado de la valla amarilla de rigor, me relajo y las sensaciones empiezan a fluir de nuevo. Todo sigue igual, el feliz encuentro, la cariñosa acogida, el calor que nos envuelve, los olores, las voces, los dialectos.......

Esta vez viajo en misión sanitaria y tengo grandes esperanzas en este grupo y en el trabajo que vamos a realizar. Vamos al Pais Bassari, la parte que mas me gusta..... AMO EL PAIS BASSARI y no concibo viajar a Senegal sin ir allí. Estoy nerviosa solo de pensarlo. Volver a ver a la gente conocida, vivir en los campamentos que tan bien nos acogen, comer ese arroz tan maravilloso, disfrutar, porque no es sufrir, las altas temperaturas. No tengo pegas, todo me gusta allí.

Al llegar compruebo con satisfacción que se alegran de vernos y que nos recuerdan como si no hubiera pasado el tiempo. Todo va bien; nuestra ayuda es bienvenida y apreciada y trabajamos con gusto e ilusión.

Un día, al final de la jornada en el dispensario de Dindefello, la veo allí, en medio de la plaza, como si el mundo se hubiera detenido, sentadita en su orinal. Entonces siento que, afortunadamente, la vida continua........

CUENTO DE ABRIL

Alvaro Moral Alonso

Tras dormir debajo de una ligera manta, muy bien, tras el pesado viaje del día anterior, decidí levantarme tarde y no desayunar.

Una vez despertada entre el silencio, tan solo iba a beber un té verde mientras observaba la intensidad azul del Océano Atlántico. Coloqué un cojín en el asiento bajo de mimbre de la esquina y me acoplé, levemente recostada. Acerqué la mesilla oscura del otro lado de la cama para dejar la taza y abrí la puerta de la terraza para escuchar el repetido rugido de las olas.

Cuando los posos se quedaron secos me vestí con una falda amarilla y negra y aquella camisa verde que me regalaron hace años y me dirigí a la calle.

Caminé tranquilamente por las calles de arena hasta la casa de mi amiga, la que se vino desde nuestra aldea hace años siguiendo a su marido, donde comimos arroz con pescado. A pesar de no tener ganas, una vez comidos, nos echamos una pequeña siesta.

Por la tarde estuvimos hablando, jugué un rato con sus hijos y, después de un buen rato, cuando se aplacaba el calor, me dirigí al mercado a comprar un poco de gel y una bolsa de cayena que me había pedido mi madre.

Estando en el mercado me detuve en un puesto pequeño, regentado por un anciano, que vendía bisutería de colores.

Tras comentar lo divino y lo humano y, a pesar de no comprar nada, tomamos un té, tranquilamente, y proseguí mi camino. Era la primera vez que salía de mi aldea y las distancias me parecían enormes. Dudé tanto en aceptar la invitación que todo tenía un aire de irrealidad.

Llegué a la casa de mi anfitrión, cené un poco de arroz con salsa de cacahuete y me senté, otra vez, delante del mar de Mbour, ya con un poncho sobre los hombros para abrigarme.

Comprobé que no tenía llamadas en el móvil y esperé a que llegara el sueño. Ya en la cama, relajada, me pregunte a mi misma: ¿Que voy a hacer mañana?

Me llamo Aminata, tengo 30 años hoy es el primer día de mi vida que me lo pregunto.

Dedicado a todas las mujeres africanas que nunca tienen tiempo.

JORNADA DE FORMACIÓN DE MATRONAS EN BANDAFASSI

Andrea y Maribi.

Soy Andrea, médico italiano recién licenciado. Viajo con mi pareja Maribi, fisioterapeuta de Sevilla.

Viajando por Senegal sin un objetivo preciso, pero receptivos a los encuentros. En un día fresquito de Saint-Louis conocimos a Blanca y a Vitor. Ellos nos contaron que decidieron colaborar con Yakaar África en un proyecto de huertos en la zona de Bandafassi, en el País Bassari.

Tras unos pocos días y un par de llamadas, Maribi y yo ya estábamos en el bus destino Kedougou.

Una vez llegados a Bandafassi nos dimos cuenta que Blanca e Vitor ya estaban haciendo un óptimo trabajo en los huertos así que pensamos involucrarnos en algo sobre la salud, nuestro campo de trabajo.

Visitando el Poste de Santé entramos en contacto con una realidad fuerte y dura, pero también caracterizada por el esfuerzo de personas que a pesar de las dificultades (sobre todo la falta de agua corriente debido a una serie infinita de problemas, siguiendo con la falta de electricidad durante la mayor parte del día) y la pobreza se implican todo lo que pueden en este trabajo tan importante. De todos la que más nos impresionó fue la matrona de Bandafassi, Lucie, una enérgica mujer de la Cassamance que nos pareció como un faro dentro de la noche. Determinada y preparada, ella visita e informa impecablemente a cada mujer que se sienta en su ambulatorio, haciendo un trabajo de información y responsabilizarían fundamental.

Nos preguntamos que podíamos aportar y mirando alrededor, viendo familias tan numerosas y madres tan jóvenes, pensamos que era prioritaria una mayor información sobre los métodos de planificación familiar. Hablando con Lucie aprendimos que en los pueblos cercanos hay cerca de 15 matronas que, con una preparación profesional muy básica y sin salario, asisten a los nacimientos en sus poblados y representan la primera, y muchas veces la única referencia que tienen las mujeres embarazadas y cada mujer en general sobre el mundo de la sexualidad y de los métodos anticonceptivos. Fue así que pensamos ponernos en contacto con ellas para realizar un día de formación en que transmitir la información básica sobre la planificación familiar. Lucie recibió nuestra propuesta muy bien y sacó un manual impreso por el Ministerio de la Salud cuyo tema era exactamente este. De ahí se trató de organizar el día, convocar las matronas y hacer las fotocopias, tres pequeñas cosas que en un pueblo perdido de Senegal pueden ocuparte varios días... Pero al final lo conseguimos, fijamos el día y nos preparamos cada uno una parte de la presentación. Las matronas respondieron muy bien y solo una no asistió porque estaba enferma. Nos sorprendió darnos cuenta que esta era como tanto la segunda o tercera vez que se encontraban todas, y había matronas con más de 20 años de experiencia!

La formación empezó el jueves 14 de febrero sobre las 9.30 de la mañana en una sala de la parte nueva del Poste de Santé. Empezamos explicando los objetivos del día de formación, las razones para que sea necesaria la planificación familiar y los riesgos para las mujeres que no la hacen. Luego fue Lucie a dar una explicación completa de los métodos anticonceptivos naturales, hormonales y de barrera.

La comida se hizo en la misma sala de la formación en un ambiente muy alegre, comiendo todos en el suelo en grandes platos comunes. Por la tarde terminamos con una práctica en parejas con una matrona haciendo de sí misma y la otra como si fuera una paciente, así que cada una debía demostrar saber explicar correctamente los varios métodos disponibles, las ventajas y desventajas de cada método y por fin aconsejar el mejor según la situación. Fue así que llegamos a las cinco de la tarde y cada matrona fue regresando a su pueblo.

El día fue intenso y emocionante, nos sentimos muy afortunados de poder participar en un momento tan especial y nos maravilló darnos cuenta que este podía ser el inicio de una nueva fase en el trabajo de las matronas ya que con un presupuesto tan pequeño, hablamos de 30000 cfa, el correspondiente de 50 euros, se puede dar lugar a un evento tan significativo para las matronas y por consecuencia a todas las mujeres de sus poblados.

Lucie nos hizo saber de nuevo lo importante que había sido esta formación en la que había tenido oportunidad de comunicar información tan básica como que cada nacimiento debe ser registrado en un libro oficial del Estado, práctica que toda vía no se lleva a cabo en todos los poblados de la región de Bandafassi. Además de la falta de información e organización que esto conlleva, quien actualmente carece del acta de nacimiento no tiene derecho a la realización de estudios superiores

Despidiéndonos de Lucie nos transmitió el interés de poder reunirse con las matronas de su región por lo menos cada tres meses, ya que normalmente no hay presupuesto para organizar los encuentros. En este sentido queríamos proponer a Yakaar África, si lo ve como algo interesante, de participar en la organización de más formaciones poniéndose de acuerdo con Lucie sobre la frecuencia y los argumentos. Una vez más queríamos subrayar la preparación y la determinación de esta mujer que creemos pueda ser una óptima aliada para proyectos futuros.

Gracias a Yakaar África para habernos ofrecido esta espléndida posibilidad de colaboración, y gracias obviamente al maravilloso pueblo de Bandafassi que nos ha dado mucho más de lo que hemos podido aportar nosotros.

NO QUERER IRSE NUNCA MÁS

Ester Nart.

En 2008 yo era una chavalilla de 23 años, ansiosa por conocer y viajar, empezaba a tener un buen trabajo, y unos maravillosos compañeros, así que como la mayoría de los niños que teníamos en el centro en el que trabajaba eran de Gambia y Senegal decidimos hacer un viaje conjunto para descubrir y conocer un poco más de qué nos hablaban nuestras familias.

Como Gambia por aquél entonces estaba un poco en conflictos políticos, pues decidimos no arriesgar tanto e irnos a Senegal. Contactamos con un chico llamado Mahamadou, que se nos ofreció de guía y nos facilitó un chofer y nos hizo una propuesta de ruta muy bonita.

Éramos 7, 2 parejas y 3 chicas. Ninguno de nosotros había estado antes en un país africano (descontando Marruecos, Tunez,…), en la África negra que la llamamos aquí. Fuimos a las visitas de vacunación internacional y bueno empezaron los miedos, y es que la verdad, no sé si es que ponen a las enfermeras más miedicas o es que es su trabajo para que seas extremamente precavido…

La primera vez que viajas a un país como Senegal y pones los pies en el suelo, nada más bajar del avión empiezas a pensar que como fue que se te ocurrió irte a un lugar así.

Te invade un calor bochornoso, en menos de 5 minutos tienes las manos llenas de polvo, te entra la sed y no paras de recordar a esa enfermera diciéndote que debes mantener las manos limpias, no ponértelas en la boca para nada, no beber nada que no sea precintado, ni se te ocurra tomarte un zumo, una ensalada, etc. Así que con ese calor y esa sed empiezas a agobiarte y te acabas en 3 minutos toda el agua que te quedaba. Te embadurnas de Relec Extreme, te bajas las mangas de la camiseta, de los pantalones, porque, como decía la enfermera hipocondriaca, el “Lariam” no va a evitar que cojas la malaria, simplemente hará que sea más leve, pero lo más importante es ir bien tapado y que no te pique nada!! Y empiezas a sudar!

Quizás exagero un poco, pero éramos tan novatos y tan jóvenes! (Seguimos siendo jóvenes, pero menos novatos)

Después del agobio inicial, miras a tus compañeros, te relajas por aquello que dicen “mal de muchos consuelo de tontos” y empiezas a abrir los sentidos para empezar a disfrutar. De repente se empieza a pasar el calor, tu cuerpo se acostumbra a los olores, a la noche de ese país, a ver sonrisas en la oscuridad, a la música, al sonido… Y al día siguiente es cuando empieza el amor.

Mi amor fue tan grande esa primera vez que en 2009 fuimos a Mali con los mismos 7 que habíamos ido a Senegal el año anterior y 5 más, nuestro poder de convicción se debe al brillo de nuestros ojos al volver de aquel primer contacto africano. En 2010 fui a Sudáfrica, menos intenso, pero muy interesante histórica y culturalmente.

En 2011, la llamada africana, como he escuchado algunas veces, seguía insistiendo. Esa vez embauqué a una amiga, Cristina, para que me acompañara a Senegal, otra vez. Entré en el foro viajeros para ver si podía recuperar el contacto de Mahamadou, y descubrí los fabulosos comentarios que dejaban los foristas sobre Demba. Ojeé la página web de su ONG y contactamos con él. Todo fue sencillo, rápido, intentamos regatearle el precio (el regateo es uno de mis deportes favoritos), y aun sin verle ni conocerle nos pareció un chico encantador.

Fueron 17 días magníficos, obviamente no sufrí ningún ataque de pánico como en la primera vez y mi experiencia hizo que Cristina, mi amiga, pudiera disfrutar des del primer minuto de todo lo que nos rodeaba. Demba nos dejó en manos de Dominique y Cheikh, unos guías excelentes y unas personas magníficas. Disfruté de ese viaje como de ningún otro en mi vida. Pude compartir, experimentar, vivenciar y empaparme de una cantidad de cosas que no olvidaré en toda mi vida. Es difícil explicar con palabras que se siente en lugares como Bandafassi, compartiendo momentos con Leontina, en la isla de Itu cuando un brujo te hace un hechizo para que seas fértil y tus sueños de ser mama se cumplan;

cuando sientes el calor de la mano de un niño en Mako mientras te bañas con él en el río para terminar ayudando a su mamá a lavar la ropa (ella riéndose, como no, de tu poca habilidad lavando con una pastilla de jabón y una piedra); cuando una anciana ciega te acaricia la piel de la cara y te dice que eres hermosa, te sienta a su lado y te aprieta la mano mientras te cuenta historias que casi no entiendes. O cuando la mamá de Dominique te invita en su casa a un agua de un coco recién cortado; Podría estar diciendo cositas lindas que sentí infinitamente, porque creo que hasta mis problemas estomacales fueron un buen recuerdo.

Compartir una juerga con los atractivos hombres de Carabane; enseñar palabras españolas a un niño mientras su mama te trenza el pelo, y terminar bailando, comiendo coco y riéndote sin parar con toda la familia; empaparte de sudor paseando por el mercado de Kaolack y empaparte los pies de restos de pescado en Mbour mientras ves llegar a los pescadores; cantarle el cumpleaños feliz a Cristina viendo como se le llenan los ojos de emoción y que el pastel de cumpleaños sean dos mangos riquísimos

y QUE SE TE CAIGAN LAS LÁGRIMAS AL DESPEDIRTE DE DOMINIQUE Y CHEIKH Y NO QUERER IRSE NUNCA MÁS A CASA POR MIEDO DE NO ENCONTRAR SENSACIONES TAN PURAS Y AUTENTICAS COMO LAS QUE HAS TENIDO EN SENEGAL.

Senegal es para vivirlo, para soñarlo pero sobre todo para contarlo y repetirlo sin límites, sin miedos, con ilusiones, con el corazón abierto y con las ganas de empaparte de una magia que es indescriptible.

Así que aquí estoy, intentado empezar a formar parte de la familia de Yakaar Africa, para saciar mis añoranzas.