Blogs 2011

LO CONSIDERO UNA TRAGEDIA QUE HA AFECTADO A MI GENTE

Alvaro Alonso

Cuando estuve en mayo en Senegal por primera vez en mi vida, lo describí como un país de Ceibas, Baobabs y Tamarindos. Después de visitar Casamance debo añadir los manglares que son como los setos que protegen los jardines, clavando las raíces en el cieno.

Si el norte es la frontera del Sahara, enormemente llano, arenoso bosque de Baobabs dispersos, Casamance es el preludio de la selva, la antesala del jardín del edén. Aparte de los manglares que ocultan desde el mar la tierra firme abundan las palmeras y el bosque frondoso. Ahora que la sangre ha dejado de correr, aunque el ejercito aun permanece apostado con tanquetas y landrovers en la carretera de Kolda y en la de Bignona, parece un sitio aun más paradisiaco, más idílico, con un tremendo potencial turístico.

Hemos estado unos días en Ziguinchor para después trasladarnos a Carabane donde hemos permanecido 5 días. La sensación de paraíso es aún mayor si cabe debido al natural aislamiento de un pueblo que vive a media hora en barca de cualquier otro sitio. De los proyectos de Carabane prácticamente no voy a hablar ya que los lleva Araceli y creo que debe ser ella la que lo haga.

Estando en Carabane me cuentan la tragedia del Joola, el naufragio del ferry Dakar–Ziguinchor donde murieron alrededor de 2000 personas. Me quedo de piedra. No puedo concebir que no hubiera oído hablar siquiera de ello, mas si cabe siendo como soy una persona que vive pegada a la radio, que lee los periódicos. ¿Como es posible?. ¿Hasta que punto la sociedad española puede ser tan insensible a los males de África que semejante tragedia no es cubierta por la prensa ni conmemorada en ningún momento?. Murieron más que en el Titanic y casi tantos como en las Torres gemelas. Murieron ahogados como perros en algún punto de la costa de Gambia. La diferencia entre el que era y el que soy es que realmente me siento afectado, considero el naufragio una tragedia que ha afectado a mi gente.

GRACIAS YAKAARAFRICANOS

Jose María Piñero

Estoy a punto de iniciar mi quinto viaje a Senegal y antes de irme quería dar las gracias a todos los “yakaarafricanos” que han permitido que esta aventura sea posible y que nos ayudan y nos apoyan de manera activa para que cada día crezca un poquito más. Que sepáis que cada idea, cada aportación por pequeña que sea, cada frase de apoyo, cada “me gusta”, cada pequeño gesto lo sentimos como un triunfo, como una muestra de que estamos en el buen camino. También nos gustan las críticas, aunque no sean frecuentes, esperemos que no sea porque no os atrevéis, !adelante con ellas!

En otros viajes he “obligado” a los niños y las gentes de Senegal a hacerse fotos o pequeños videos con unos cartelitos que decían gracias fulanito o gracias menganito. Ellos no tienen ningún problema en hacerlo, incluso creo que les gusta, pero yo debo reconocer que me siento mal haciéndolo, me parece poco natural, excesivamente dirigido. Así que yo, que sí que me siento naturalmente agradecido y que en esto no me dirige nadie voy a hacerlo y por adelantado.

Había pensado en nombrar a todos estos yakaarafricanos especialmente activos y dedicarles alguna frasecilla ingeniosa, pero mi ingenio no da para tanto y, sobre todo, para tantos. Además ¿Qué pasa con los que me olvidara? Así que al final he decidido hacer una especie de poster-collage con todos ellos. Así, el que falte siempre podrá pensar (y seguramente será cierto) que es porque no tenía una foto suya a mano. De todos modos entre mi memoria y las prisas alguien se me olvidará, perdón.

Que sepáis que, aunque ”no aparezcan en al foto”, no nos olvidamos, ni mucho menos, de esa mayoría, silenciosa pero terriblemente fiel, que aporta religiosamente sus euros todos los meses y que es la que realmente aporta solidez y seguridad para que este proyecto pueda seguir adelante.

Tampoco nos olvidamos de aquellos, pocos gracias a Dios, a los que la crisis les ha impedido seguir con nosotros, sabemos que seguís estando ahí, !ya vendrán tiempos mejores!. Tampoco de aquellos a los que hemos decepcionado, creo que sólo 3, para nosotros ha sido el mayor fracaso, pero gracias por bajarnos de la nube.

En fin, deseadnos suerte en este viaje al que partimos con la ilusión de siempre. Un fuerte abrazo y MUCHAS GRACIAS.

ME HACÉIS FALTA

Araceli Torres

Ahora aquí en el aeropuerto de Ziguinchor escribo esto porque creo que sería incapaz de hacerlo en España.

Hoy para mi cobra sentido esa famosa frase que decimos tanto los españoles......."no hay palabras", hoy yo no las tengo, no tengo palabras para describir la tristeza que me invade...solo hago que llorar y llorar en este desolado aeropuerto, que me lleva camino a mi realidad en España.

Han sido 20 días de sentimientos contradictorios, felicidad, impotencia, rabia.....por no poder hacer nada más, orgullo por el trabajo realizado y gran sorpresa por la reacción del pueblo de Carabane por querer aprender y su tremenda humildad.

Me han hecho sentir como en mi casa.......

¿Y ahora porqué siento este vacío?

Parte de mi corazón se ha quedado en esta isla, con los niños que me hacían feliz cada vez que paseaba por el pueblo y se escuchaban gritos de Mariaaaaa…., venían corriendo a darme un abrazo y besos........ya no puedo escribir más........demasiada tristeza.

Solo sé que regresare pronto porque ellos me hacen ser mejor persona

Gracias a todo el pueblo de Carabane, no sabéis la falta que hacéis en mi vida.

YO TAMBIÉN VOLVERÉ

Lara

Creo que es sabido por todos los que me conocéis el enganche que tengo con Senegal, pero esta vez me he pasado de la raya y el día anterior a la salida del último viaje, ya estaba haciendo planes para el próximo, así que entre mi familia y mis amigos me han etiquetado como "la ansias" del grupo y debo de reconocer que tienen razón. Como ya he hecho mi aportación a modo de informe sobre lo que he visto en los proyectos que tenemos entre manos, he preferido dejar paso a mi hija, para que sea ella la que exprese las sensaciones de su primer viaje a Senegal (Pepa)

Soy Lara, tengo 24 años(que por cierto los cumplí en la Langue de Babarie) y cuando mi madre me propuso viajar a Senegal, acepté sin pensármelo dos veces. Tenía ante mí la oportunidad de conocer el país del que ella está enamorada. Supongo que cada viajero tiene su escala de valores a la hora de vivir su experiencia y que en aportaciones de este estilo a los boletines se habrá hablado ya de casi todos los aspectos.

En este momento recuerdo paisajes preciosos, vegetación exuberante, olores distintos a los que estoy habituada, construcciones sencillas y a la vez entrañables, atardeceres sobrecogedores..... pero lo que recuerdo con mayor intensidad son los NIÑOS.

En Senegal hay muchísimos niños, y todos ellos están en mi retina y en mi recuerdo, los alegres, los tristes, los vestidos y los desnudos, los limpitos y los harapientos, con brillo en los ojos y con lágrimas, con mocos, muchos mocos, con esas manitas que se cogían a las mías y que parecía que no querían soltar nunca, con ganas de jugar o simplemente de estar en mis brazos. Luego están los niños del botecito (talibé, creo que se llaman), esos niños de la calle a quien nadie echa de menos y que no tienen una cara amable que los espere al llegar a casa y que si pudiera los hubiera metido a todos en un autobús y me los hubiera traído.

También están los niños-hermanos albinos, que no llegarán a hacerse mayores y que ni siquiera pueden disfrutar de la libertad que les otorga el ser niños porque no pueden hacer una vida normal y porque sus padres no pueden ni saben tratarlos y ayudarlos. Así que ya veis, todos estos niños son los que han ocupado mi corazón en el viaje y se han venido conmigo.

Pero me ha quedado un huequecito para Ambrosio, ese hombre bueno, amable, amigo.....ahora ya tengo muy claro porqué mi madre habla tanto y tan bien de él. Es una persona diferente y muy especial.

Bueno, el resultado de todo esto es que HACE UNA SEMANA QUE VOLVÍ DE SENEGAL Y YA LO ESTOY ECHANDO DE MENOS. Yo también volveré........

REFLEXIONES DE LAURA

Gracias a todos, pues me he vuelto y ya tengo ganas de volver

Laura Blanco

A muchos de los que ya habéis viajado y parado por esos lares no os extrañará en absoluto que diga que me he sentido como en casa, y a los que todavía no habéis podido, pues que deciros, que como en casa no se está en ningún lado, así que ya sabéis, un tiempecito por allí es algo más que magnífico.

Y efectivamente, mi estancia en Senegal, mirada con detenimiento y tranquilidad ha sido mucho más de lo que yo podía esperar. Sé que en el boletín de agosto os conté en resumido como iban los proyectos por el País Bassari y que Carmen en el de septiembre os dio algunos detalles más, pero lo que uno siente y experimenta merece algunas líneas para ser expresado.

Mi viaje duró un mes, estando tres semanas en el País Bassari y unos tres días en Ile de Carabane, el resto de jornadas se las dejamos al transporte, pues como bien sabéis es una fuente de aprendizaje única, y por eso quise disfrutar de viajar en todo tipo de transporte.

Hubo muchos desplazamientos, los 7 plazas con sus apretados y pegajosos asientos, el bus Dakar – Kedougou, que tardó nada más que catorce horas pero haciéndome un intensivo en música senegalesa, no paró de sonar en toda la noche, las tres horas de espera haciendo autostop para llegar a Kedougou, las caminatas por los senderos rojos siempre atentos ante la llegada de algún vehículo de cuatro, tres o dos ruedas que nos pudiera transportar… Pero la verdad algunos se te quedan incrustados en la retina, cómo el camino anaranjado por el reflejo del sol naciente que surqué a bordo de una motocicleta, con las aguas estancadas de las recientes lluvias y la naturaleza por testigo, o el viaje en la piragua que se adentra en las aguas del río Casamance para llegar a un lugar paradisiaco, Ile de Carabane. Los manglares, las aves, el sonido del motor, y las miradas cruzadas entre los individuos nacidos sobre la misma arena, hacen que el viaje sea irrepetible.

Los pueblos, o dicho mejor las gentes de los pueblos en los que pase mi estancia tienen ya un lugar muy merecido en mi subconsciente, pues con un toque mágico consiguen que te sientas como en casa, y eso tus entrañas y tus neuronas no lo olvidan. Son una descarga de buena energía que te engancha sanamente.

En Bandafassi, mi día era un no parar pero con ritmo africano, las maña-nas las dedicaba a las gestiones, conocer a los cargos importantes del pueblo, conversar con ellos, con la población de sus necesidades o anhe-laciones, preparar las clases, ir a Kedougou, subir a Dindefelo, ir a ver al carpintero, realizar alguna marcha por los altiplanos de la zona, trabajar con las mujeres.

Sobre las cuentas de la huerta, o lavar mi ropa a mano, por cierto tardaba más de dos horas, una patosa al lado de la elegancia con la que estrujaban la colada mis amigas africanas. Entre las 2 y las 3 empezábamos las clases de español, siempre con un buen té y a la sombra del árbol. Después, a trabajar un par de horitas a la huerta, azada en mano y espalda quebrada. Antes de que anocheciera volvía a Indhar, las mujeres siempre se preocupaban para que no volviera cuando ya había caído la noche. Y allí a la luz de la luna me esperaban los alumnos del curso nocturno, o si estaban muy cansados siempre podía intercambiar lindas y agradables melodías lingüísticas con los aventureros de alma y espíritu que pernoctaban en el campamento.

En cambio en Ile de Carabane, fue algo diferente, la tranquili-dad y el sosiego africa-no me invadieron real-mente y disfrute de tres días maravillosos de la mano de Jean–Cristophe, a quién quiero agradecer des-de aquí su incon-mensurable amabili-dad y gentileza. A su cargo pude disfrutar de hermosas puestas de sol, sendas entre cangrejos, conversaciones artísticas y no tan artísticas, platos extremadamente exquisitos a cargo de su hermana Odile, de cervezas y sonidos de tambores…un sinfín de sensaciones innumerables que guardo en mis adentros hasta que pueda volver a revivirlas.

Cómo veis el lenguaje muchas veces se queda escueto para transmitir tantas sensaciones juntas.

No me gustaría acabar estos párrafos, sin decir que gracias a Ambrosio, Demba, y José María, pendientes en todo mo-mento de cómo me encon-traba, esto no hubiera sido posible, y que sin Paco la práctica de mis bailes senegaleses no hubiera sido la misma. Mis agra-decimientos más sinceros a Assanatou, Marem, Aminata y Binta, cuatro mujeres espléndidas de Bandafassi (entre muchas otras), a toda la familia y amigos de Jean–Cristophe que me acogieron en el seno de la isla como si fuera originaria de allí, a Carmen y Miguel, por hacerme participe de ese momento tan maravilloso como fue su boda, a Ambrosio y su familia, y Demba, que me cuidaron día a día desde la distancia y la cercanía con cariño e ilusión.

Gracias a todos pues me he vuelto y ya tengo ganas de volver.

CÓMO NO VOLVER…..

José y Pilar. Senegal Junio 2011

Era la primera vez que viajábamos a África, y la primera vez que lo hacíamos a la aventura… normalmente te vas a una agencia y te organizan un viaje, claro un viaje “turístico”….pero esta vez buscábamos otra cosa, al principio había dudas….saldrá bien?, desconocíamos con quien viajaríamos, pero la sensación con la que hemos regresado a España es que no podía haber estado mejor, han sido nueve días en lo que hemos estado en verdadero contacto con la gente, en los que hemos sentido el país.

Volamos por la noche, nerviosos después de tantos días esperando ese momento. Y por fin llegamos a Dakar, y conocimos a Demba, Ambrosio y Paco. Demba se venía para España, por lo que no hicimos la ruta con él. La primeras imágenes que vimos causaban un poco de shock, esas calles empolvadas de tierra rojiza, coches que era imposible imaginar que podrían andar, puestos y gente en movimiento por todas partes… esas miradas de los niños, el colorido….hizo falta poco para empezar a sentir cosas muy especiales en el corazón.

¡¡¡Qué recuerdos!!!, la noche en Langue de Barbarie, la música de timbales, los bailes con la gente del campamento, la risa contagiosa de Paco. Los paseos por el puerto de Saint Louis, la llegada de los pescadores y las mujeres con esas enormes cestas llenas de pescado en la cabeza, Ambrosio con una enorme langosta, el gran mercado, su olor y variedad de productos.

La llegada al desierto de Loumpoul, asombrados por su belleza, las carreras por las dunas tirándonos con Ambrosio con la tablas de snow, las risas jugando al aiwale con la chica de las haimas.

Esos trayectos por carretera, los baobabs, la pasada por Keur Massar, Touba, Diourbel…Kaolak.

Paramos en un bosque de baobabs, nos vimos rodeados por niños que se agarraban a nuestras manos y a penas nos dejaban andar, sus miradas, sus sonrisas.

De camino a Tambacounda paramos en un colegio, impactante, les dejamos material escolar que llevábamos, el profesor nos contaba lo mal que funcionaba el sistema, todo lo que había por hacer, nos cantaron una canción antes de irnos, uuuf, un nudo en la garganta, realmente te deja marcado.

Cruzamos el parque de Niokolo Koba con dirección a Mako. Conocimos a Alberto, zaragozano que está de voluntario en Eco Badian, nos contó los proyectos que desarrollan con los campamentos solidarios.

Conocimos algunos de los proyectos de la asociación, fuimos a Dindefelo, a su preciosa cascada, los ratos con la gente del pueblo, estuvimos con Ambrosio y Sidi a ver los pozos que se están construyendo para las huertas, uno de ellos había que reformarlo antes de que empezasen las lluvias, conocimos a las mujeres que van a trabajar en ellas, impacientes por poder empezar.

En Bandafassi conocimos el proyecto para las mujeres, el pozo, la huerta, el criadero de pollos, de cabras… vimos lo avanzada que estaba ya la cabaña de Leontine para los voluntarios.

Cómo no, subimos a la montaña para conocer el poblado Iwol, a sus mujeres a los niños. Toda una zona realmente bonita… Mako, Dindefelo, Bandafassi, Kedougou.

La llegada a Ndangane, los saltos de alegría por la victoria del partido de fútbol Senegal-Camerún que vimos en un bar, el trayecto en barca hacia el campamento, los manglares, las carreras con las piraguas, claro ganó Ambrosio, jajaja, jugando a la petanca con los chicos del campamento, el atardecer.

Visitas a Joal Fadiouth, la Isla de las Conchas, el puerto de Mbour, sus bonitas playas, la reserva de Bandia, la Isla de Goree, en fin toda una aventura que no olvidaremos, sobre todo por el recuerdo de la sonrisa de su gente y la amabilidad que a pesar de todo tienen.

Tuvimos el placer de conocer a la familia de Sidi y de Ambrosio, para los que junto a Paco y Demba siempre tendremos nuestros mejores deseos.

Así que, hemos regresado pensando, cómo no volver…. y por supuesto cómo poder ayudar. Ambrosio nos ha sabido transmitir lo necesitada que está África en general y lo importante que es que ayudemos a levantar estos países, también lo necesario que es un cambio de mentalidad en sus gentes para que aprendan a construir su propio futuro.

!!!!Una experiencia inolvidable! !!!!

Cómo no disponíamos de más días nos faltó por conocer la zona de Cassamance, que esperamos sea posible pronto.

BODA DE CARMEN Y MIGUEL EN SENEGAL

Después del emocionante relato sobre la petición de mano de nuestra Vicepresidenta Carmen por parte de Miguel, también socio de Yakaar, en un número anterior de nuestro boletín, ahora es Carmen la que nos cuenta en primera persona su no menos emocionante y original boda. ¡¡¡¡¡ENHORABUENA A AMBOS!!!!

CARTA DE KOFFI

Koffi de Souza

Muchos de vosotros ya conocéis a Koffi, un chico senegalés que estudia en Dakar con el apoyo de uno de nuestros simpatizantes y al que en fechas recientes y gracias a las gestiones de Bikes Solidarias y al patrocinio de la empresa PYME SISTEMAS INFORMÁTICOS S.L le hemos propor-cionado un ordenador portátil para que pueda avanzar en sus estudios. Koffi con ocasión de nuestra asamblea ha hecho el considerable esfuerzo de enviarnos este texto que creemos resulta de especial valor.

Señor el presidente, vicepresidente, tesoro, secretario, vocales buenas tardes. Tengo el honor y el más gran placer de escrivos en unas palabras mi punto de ver sobre la asociación Yakaar África. Como lo habéis dicho Yakaar África significa el futuro responsable, el basado en el propio esfuerzo de ese continente enorme y marginado que es ÁFRICA. Me gustan mucho los puntos elegidos por la tercera asamblea y he elegido algunos de los proyectos y dar mi punto de ver. Pienso que las opiniones, las ideas y las críticas de cada uno son las bienvenidas por el buen funcionamiento de la asociación.

Según los proyectos he elegido tres o cuatro para debatir de eso. Pero sobre todo saludo mucho de los proyectos que habéis realizando en Hitu con la escuela infantil, Lucha contra la malaria y la desnutrición, proyecto sanitaria agrícola y granado en Bandafassi y Dindefelo etc.

Hitu, Carabane y las islas alrededores son islas donde los niños encuentran todos tipos de enfermedades. ellos son inconsciente y no tienen ninguno seguimiento sobre todo Hitu. Pienso que luchar con la malaria en estos localidades es una buena cosa por lo población que le necesita. Estoy contento también con la busca de un barco a la población de Hitu una vez cuando esté enfermo puede evacuar a los enfermedades sobre todo las mujeres embarazadas que encuentran muchas dificultades. Pienso con el barco la población de Hitu va a hacer un gran HUFF DE ALEGRIA. Aprovecho de la ocasión para felicitar a Aracely Torres quien se muestro compromete con la sanitad. No lo digo para tirarla flores no verdad. Me acuerdo cuando hemos conocido a Carabane ha llevado medicamentos y camisetas y ha efectuado un trabajo de médico para cuidar a una chica que tenía heridas en todo el cuerpo. FELICIDADES ARACELY.

Saludo mucho el proyecto de ayudar a las mujeres de Hitu con el molino para facilitar sus trabajos difíciles y laboriosos.

El tema de la conciencia sobre el peligro de venir en Europa queda siempre de actualidad. Cualquier sea las consecuencias humanas unos insisten ir y tienen como eslogan (BARCA O BARCAK) que quiere decir llegar o morir.

Las causas que les empujan a querer ir son numerosos: Falta de empleos, los pescadores no están feliz como antes, unos tienen vergüenza vivir en el mismo techo con sus parientes que toman en carga sus mujeres y niños.

Unos dicen que el estatus de un hombre es intentar cosas difíciles y prefieren morir que vivir en unas condiciones inhumanas.

Yo Koffi de Souza nunca haré eso, eso no significa que tengo miedo no, cada persona tiene su modo de ver, su manera de reflexionar, sus objetivos. Gustaría mucho ir en Europa pero si debería hacerlo será legalmente con mis papeles y una vez allá no necesitaría hacer el juego de escondite con la Policía. Con eso puedo guardar mi dignidad y cada persona me respeta y no usar el medio peligro donde las suertes de morir pueden estimar a 99 por ciento. Tengo un objetivo por mi país y gustaría trabajar mucho y un día hacer parte de ellos que han participando al desarrollo de nuestro país y no voy a esperar que alguien viene de fuera para desarrollar mi país. Mi Familia necesito mucho de mí y debo hacer todo para que sea feliz de yo y también personas simpáticas que no cesan de apoyarme en mis estudios para un día sea un referente en mi país y no quiero decepcionarles.

Llamo a todos mis hermanos y hermanas de dejar esta práctica. Deseo a Yakaar África que la conciencia sea un éxito. He manipulado mucho la palabra y siento si he hablado de algunas cosas que pueden hacer frustrado quién me disculpe.

Por fin se acabo mi punto de ver sobre las temas que he elegido. GRACIAS A YAKAAR AFRICA CON SU PRESIDENTE SIMPATICO, GRACIAS A BIKES SOLIDARIAS, GRACIAS A PYME SYSTEMAS INFORMATICAS Y DESEO Y FELIZ PAREJA A CARMEN CON NANKA NANKA.

UN GRAN BESO

¡NO FUIMOS A SENEGAL PARA ESTO!

Joseba Mugartegui y familia

No, no fuimos a Senegal para esto... Somos una familia muy viajera (matrimonio y 2 hijas de 14 y 12 años), la pequeña con 6 meses estaba viendo las pirámides... ya conocíamos África negra, y tratamos siempre de que nuestros viajes Sean un poco especiales, de mezclarnos con la gente..., pero aun así, éste viaje nos pilló por sorpresa.

Fuimos a Senegal para hacer turismo, conocer un país más, ver el colorido, probar la comida... y descansar algún día en una playa paradisíaca…Salimos de casa con nuestras megamaletas, contentos de dejar atrás las bufandas y abrigos del invierno... y volvimos cabizbajos, esquivándonos las miradas en el aeropuerto y tragando con dificultad una bola que todos, los cuatro, teníamos en la garganta. ¿Qué ha pasado en diez días? No nos lo explicamos, pero ha sido EL VIAJE con mayúsculas y hemos vuelto transformados.

De algún modo hemos "sentido" el país. Sus habitantes se nos han metido dentro y hemos vuelto con muchos deberes para hacer aquí.

Realmente resulta difícil explicarlo con palabras, pero quizá estas imágenes 1o expliquen y quizá nosotros mismos podamos llegar a entenderlo.

No tiene sentido explicaros las ciudades que visitamos, ni las cosas que vimos, puesto que la mayoría de vosotros conoce el país mucho mejor que nosotros (de momento), por ello os describiré el viaje en términos de sentimientos, de vivencias.

Nuestro viaje tuvo dos fases:

La primera En Cassamance con Demba como guía , que nos cambió el "chip" occi-dental y nos ayudó a dejarnos llevar por el famoso danka danka.

Llegamos con prisas, ganas de aprovechar el tiempo, programa del viaje "en ristre", día 20 aquí, día 21 allí...y lo abandonamos al segundo día.

Se trata de ir de casa en casa, de poblado en poblado, de escuela en escuela, ¿a qué?,pues a nada en especial, a disfrutar de dejar pasar el tiempo, a estar con ellos, a jugar con los niños, a verles lavar, cocinar, charlar, bailar con ellos y siempre sonreír.

Demba acertó la contraseña, y nos abrió el corazón, y los senegaleses se colaron dentro, y aun no han salido: Eva,y otra vez Eva, Papau, Ambrosio, y otra vez Eva, Chris, Cecile, Auguste, Leopolde, Bea, ...y otra vez Eva, tantos otros que sus nombres hemos olvidado pero no sus caras ni sus sonrisas, ni sus pequeñas manitas... ¡os deseamos lo mejor!.

La segunda fase en el Delta de Sine-Solum con “Vie" de guía que nos dio alegría, reímos sin parar con este hombre tan sencillo, con sus ocurrencias, sus dificultades con el idioma, tan transparente como un niño, aliándose con nuestras hijas para hacer travesuras... Fueron también días intensos, de experiencias inolvidables: a la caza de puestas de sol en Toulab Diaolow, cenando al borde del agua en Sine Saloum durmiendo en una casa típica, jugando al París- Dakar por las dunas del Lac Rose, el Land Rover a tope por la orilla de la playa rozando las olas, a la caza de una rana que vino de ilegal en una mochila y a la que las niñas bautizaron kassumay.

HISTORIA DE UNA BODA

Miguel Alonso

Carmen, nuestra Vicepresidenta de Yakaar África, y Miguel se casan y han decidido hacernos parte de esa bonita aventura. Como primer paso Miguel nos cuentan la historia de una boda, su boda, en la que seguro que encontramos muchos puntos de conexión con nuestras actividades en África.

Bueno, pues parece que la maravillosa aventura de nuestra boda avanza “nanka nanka” hacia su destino.

De todas formas todo empezó con una petición de mano un poco especial (bueno, especial supongo que son todas) porque desde que conozco a Carmen (siglo pasado, cruda realidad, pero realidad) su amor por África está presente en todo lo que le rodea.

Siempre me pareció exagerado lo que decía de que la primera palabra que pronunció fue 'África' pero con el paso del tiempo y las conversaciones con su familia me confirman que fue así. Curioso pero cierto. Luego, más adelante, me enseña su primera muñeca. Como no: negra y de pelo rizado.

Empiezo a plantearme si realmente e-lla vino de África y se estableció aquí y perdió la pigmentación, aunque ella no lo sabe. Por tener, tiene un sexto sentido inquietante y que acierta como un pleno al quince que me recuerda a esa parte de África ritual y misteriosa en contacto con los espíritus de los antepasados.

El primer regalo que le hice para metérmela en el bolsillo cuando todavía no éramos novios fue una foto de una mujer bedick de la contra-portada de una revista de National Geographic ampliada a la enésima potencia para que diera lugar a un impresionante póster que hace años abandonó su habitación para en la actualidad establecerse en un rincón preferente del salón de nuestra casa, (quien nos iba a decir que años después iríamos a verlos) aparte de que toda la decoración de casa es africana.

Durante años participamos en asociaciones de nuestra ciudad en las que trabajábamos, ayudando a que la estancia en Vigo fuera lo más plácida posible para los africanos que llegaban a la ciudad, con asesoramiento laboral, legal e intercambio de culturas, con fiestas africanas, charlas de los senegaleses en colegios contando como viven el día a día los niños allí, clases de cocina senegalesa, clases de wolof, clases de español y un largo etc. Tanto es así que Carmen celebraba sus cumpleaños.

en los locales de la asociación y se reunían hasta 60 y 70 personas, la mayoría africanos, sobre todo de Senegal.

Por todo lo dicho, no era de extrañar que en nuestros planes estuviera un viaje a África y eso fue lo que hicimos. Fue un viaje que nos impactó. Primero por conocer a Demba. Una persona que además de trabajar para ganarse la vida, vive por y para su pueblo, ayudando en todo aquello que puede aportar para que sus vecinos tengan una vida más agradable.

Pues bueno, después de repetirme durante años de que yo nunca superaría la petición de mano de su amiga que la llevaron por sorpresa a Venecia y en una góndola a la luz de la luna le pidieron matrimonio, yo le dije que 'nanka, nanka' que sin prisa pero que la mía superaría cualquier cosa que a ella se le pudiera imaginar.

De tal manera que, aprovechando uno de los viajes de Pilar, Pediatra, a Senegal, cuando ya estaban en pleno trabajo, se me ocurrió enviarle un correo a Demba pidiendo que hiciera una foto en uno de los poblados por los que pasaran con los niños de un colegio y que pusieran en cartulinas o folios una frase parecida a “Carmen, ¿quieres casarte conmigo?.

Pues, como siempre, servicial, Demba ejecutó con maestría mi plan indicándoles a los sanitarios mi intención y que escribieran los cartelillos para hacer la gran foto.

No tuve más que esperar a que Pilar regresara para imprimir esa gran foto y en una romántica cena con productos de la tierra, tras brindar con ella con vino albariño y darnos una buena panzada de mariscada, salimos a la terraza de nuestra casa para brindar con cava cuando de repente unos fuegos artificiales de múltiples colores iluminaron el cielo (tengo que dar las gracias a un partido político de la zona que estaba celebrando su fiesta anual, la inestimable colaboración en la belleza del momento).

Fue en ese instante cuando le dije que el postre estaba en el lado de fuera de la ventana del salón (no fuera a descubrirlo si lo dejaba dentro) y encima de una columna, totalmente a oscuras, estaba una rosa roja colocada encima de un sobre en el que aparecía la gran foto (que tenemos enmarcada y colgada en la pared del pasillo de nuestra casa)

Creo que desde que abrió el sobre no la vi llorar tanto en mi vida, fueron unos eternos minutos que supusieron que yo, con cara de tonto esperando una respuesta veía como Carmen lloraba y lloraba diciendo que bonito, que bonito es lo mejor que me podías hacer para pedirme que me casara contigo (me río yo de las góndolas). Bueno, pues que no hubo respuesta en un buen rato. Yo preguntando si sí o no y ella con el snif snif es que... es que esto.... buaaaaaaaaaaaa. Y dale. Vuelta a empezar. Después de un buen rato se decide a contestar y por fin sale el SI. Así que a empezar con los preparativos.

Y, como no iba a ser de otra manera, dos bodas (una senegalesa, la más importante para nosotros y otra española). La 1ª planteada para la segunda quincena de Julio si todo sale bien (vuelos, permisos de vacaciones, etc…) en la Isla de Carabane y la 2ª el 10 de septiembre con la familia y grandes amistades. La primera será sorpresa hasta para nosotros, la segunda estamos en pleno proceso de diseño.

Nuestra boda tiene que ser ante todo solidaria, que parte de lo que hacemos aquí repercuta de alguna manera en África.

Y ¿como empezamos?. Pues con invitaciones africanas para nuestra boda en España, mandamos el material y ahora nos vemos recibiendo unas invitaciones desde Bandafasi y Dindefelo que nos trajo Jose Manuel Torres directamente desde allí, por lo que le estamos muy agradecidos. A él, Demba, Ambrosio y a toda la gente de los dos poblados que nos ayudaron con sus dibujos.

Durante unos días estuvimos preparando las cartulinas y, eligiendo el texto que pondríamos en las invitaciones, se las mandamos a Murcia para que las entregaran en destino y luego con Ambrosio fueron a un colegio donde nos harían los dibujos que decorarán las invitaciones. Creo que hasta volvieron a clase por la tarde para hacerlas, sin ser horas de clase. Les estamos profundamente agradecidos, a los chicos y a todos aquellos que lo hicieron posible.

Así que en lugar de gastar aquí el dinero en una imprenta, le enviaremos dinero a Demba para que compre en Kedougou material escolar u otras cosas que necesiten en los colegios, agradeciéndoles su maravilloso trabajo.

Esto que mostramos a continuación son imágenes del proceso de elaboración de las invitaciones y el resultado final, del que estamos encantados e ilusionados y con ganas de entregarle a nuestra gente esas obras de arte.

SOMOS DE PAPEL

Blanca

Llevo aquí 15 días (en Senegal, para los que no lo sepan) pero me parece mucho más. Al principio todo es intenso y diferente, conozco la sensación. El choque inevitable del calor, la humedad, la falta de luz en las calles de tierra y el idioma, se pasa a las 24 horas. Una vez habituada, empieza la aventura...

Después de pasar un par de días en Mbour descansando y disfrutando, fuimos al poblado serere Soudiane Dimle que está a unos 40 km de la ciudad. ¿Dónde exactamente? Hacia allí o hacia allá, no aparece en el mapa, son poblados rurales en medio de la sabana senegalesa, chozas de barro y paja, sin luz, sin agua.

El viernes hubo una boda a la que no pude ir pero continuaron con las celebraciones y los invitados durante el fin de semana. Llegamos de noche y solo se veía alguna lucecita de una linterna o una vela... la gente estaba sentada y tumbada en las esterillas y todos me saludaban dando la mano pero yo no distinguía sus rostros. Unas chicas empezaron a bailar delante de mi y yo respondí haciendo lo mismo, se reían.

Al día siguiente, me ducho mirando al cielo, en un cubículo de paja sin techo donde han puesto un barreño con agua y un cazo. Así se bañaban mis padres en Vallecas y no hace tantos años. Los niños se han despertado con esta sorpresa y no pueden apartar los ojos de mi, algunos sonríen, otros lloran por tener delante a una “toubab” (así nos llaman a los blancos). Los más atrevidos, se van acercando, me tocan los brazos y las manos. Observan mis lunares y lo comentan entre ellos, los cuentan una y otra vez y se ríen. Quieren coger mis gafas de colores, tocan mi cara, mi pelo liso y se pelean por sentarse a mi lado, ¡ya somos amigos!

Todo el mundo es muy amable, me hablan en francés pero yo no entiendo casi nada, dicen mi nombre y observan todo lo que hago o digo. Se preocupan por mi comida y yo les digo que quiero comer lo que ellos y como ellos, cous-cous con carne en una bandeja grande en el suelo y con la mano... pero no se fían de mi habilidad para comer así (yo tampoco). Además hombres y mujeres comen separados, así que me lo preparan en un plato para mi sola y me lo ponen, por respeto, dentro de la choza que comparto con otra chica del poblado llamada Rokeya, bueno... se llama así desde que se casó porque los maridos deciden si les cambian el nombre o no. De repente, ha aparecido una silla que llevan allá donde voy. Me hace mucha gracia y a veces me siento en el suelo con ellos pero otras veces mi españolismo, me puede y la utilizo. Siempre tengo 2 o 3 niños encima que siguen contando mis lunares, jugando con mis manos, durmiendo o mirándose en el reflejo de las gafas de sol, lo cual les divierte mucho.

Llega la noche y otra vez no veo nada, ellos se mueven con facilidad y yo soy un pato mareado. Además tengo que beber agua mineral de las botellas que compré, tomarme la pastilla para la malaria, bañarme en Relec para los mosquitos, ponerme crema protectora factor 50 para no achicharrarme... En Senegal dicen que los europeos tenemos una “pequeña naturaleza”, es una bonita forma de decir que somos de papel...

Sobre las 7 amanece y empieza la vida en el poblado. Cocinan con leña y para todo el mundo, siempre es lo mismo, cous-cous con leche, con carne, con pescado, siempre igual. Los niños mayores van a la escuela y los pequeños juegan libres entre las cabras, las gallinas y los gatos.

Las mujeres muelen mijo para hacer el cous-cous, cocinan, acunan al bebé que llevan a la espalda y dan de mamar a otro que llora tirando de sus faldas, barren sus chozas, cortan la carne, friegan los cacharros, lavan la ropa, van a por leña y sirven a los hombres constantemente. Y bromean y ríen todo el rato. ¿Y ellos? Pues ven la vida pasar, hablan y beben té, hablan y beben té, una cabezadita tal vez... Esperan a que llegue la época de lluvias para sembrar los campos de cacahuete y mijo, pero no hacen nada más. No hay trabajo en el campo y tampoco en la ciudad. Y ellas no dan abasto. Yo observo espeluznada y tengo que controlarme para no soltar un speech del tipo “¡Eeeh! Chicas, esto no tiene por qué ser así, no sois esclavaaas, valéis mucho más... ¡Revolución!” Pero sé que no debo, por cultura y por educación, además seguramente no lo entenderían. El hecho de que no tenga hijos ni marido a mi edad ya les parece lo suficiente bizarro...

Consigo desayunar fuera de la choza pero la silla me persigue... ¡me parto de risa! Hay que ir a por agua, así que me uno a la expedición de hombres y me subo a un carro de madera lleno de garrafas, tirado por un caballo. Está lejos pero menos mal que la protección 50 de Mercadona, ¡funciona! Echan un cubo con una cuerda dentro del pozo y así, una a una, se van llenando todas las garrafas. Yo ayudo con el embudo y un pastor que pasa por allí con sus vacas no da crédito a lo que ve, me mira sin pestañear.

Volvemos con el agua y las mujeres se van a lavar la ropa con los cestos en la cabeza. No paran.

Y llega la hora de marchar. Pido al guía que me traduzca, agradezco la hospitalidad y amabilidad a todo el mundo pero en especial a las mujeres por su duro trabajo y por lo bien que me han cuidado y también a la chica que ha compartido su choza conmigo mientras su marido dormía en alguna otra. Ellas me dicen que ha sido un honor tenerme como invitada y me agradecen que haya jugado con sus niños y que haya ido a por agua... ¡Adiós Toubab! Me quedo con ganas de contarles muchas cosas pero creo que es mejor así…

OSKIA Y OSCAR EN SENEGAL

Oskia y Oscar

Por fin estamos en el avión, nos lo han retrasado un par de veces y pensábamos que nunca iba a llegar este momento. Estamos cansados pero no podemos dejar de comentar lo que hemos vivido durante estos 9 intensos días.

Llegamos tarde a Dakar, recorrimos varios kilómetros en la noche oscura hasta nuestro hotel en las orillas del mar cercanas a Mbour. Entretenidos observando las extrañas formas de las sombras de los baobabs reflejados en la luz de la luna intentábamos averiguar información de nuestros nuevos compañeros de viaje. José María lo intuimos activo, inquieto, con nuestra misma mentalidad occidental de querer saberlo todo cuanto antes. En cambio Demba ponía la tranquilidad. “bienvenidos a la aventura” recuerdo que fue lo primero que nos dijo, una vez logramos subir a su furgoneta, rodeados por decenas de taxistas.

Ciertamente ahí empezaron 9 días de pequeñas vivencias:

El recibimiento de Bafican. El atardecer en Toubab Dialaw. La huerta de Bandafassi , sus mujeres y la emoción de todos al ver que el esfuerzo para tener un trozo de tierra fértil daba sus primeros resultados. El viejo hechicero en Hitu, su estado penoso y la dignidad y el respeto con la que realizaba su “trabajo”. Acostarse en la cabaña de Mako mientras escuchas cantar a los niños. Djembes y dundunes en Carabane. La casa de los esclavos de Goré. La picardía de Celestino. Salsa de cebolla con arroz, salsa de cebolla con cuscús, salsa de cebolla con espagueti, salsa de cebolla con todo!! Más canciones y bailes de niños en la guardería de Hitu. La camiseta verde de Papau. Demba y…“tranquilo, yo soy el guía”. Ceibas y baobabs. La sonrisa de Angelique y beber coca-cola en su cama. Las conversaciones con Eric y Nieves1. Las frías aguas de la cascada de Dindefelo. Oscuridad en las noches sin electricidad. Las canciones de Christoff a la guitarra. Baches en la carretera. Las sonrisas de los niños y la mirada de los ancianos. Más baches en la carretera. Gloria y su casa de botellas. La familia de Ambrosio. Los plátanos. Los encantos de Mbour según Paco. El arte de regatear y el arte de saber que estás pagando de más y sonreír porque no sabes regatear. El amargo sabor de la cola que llevamos a Iwol. Haruna y… “Yo lo que diga Demba”. Los manglares del río Cassamance. Las risas contagiosas con Pierre, Demba, Paco y Christoff sin saber una palabra de Wolof.

No conseguimos mantener una conversación ordenada y creemos que no es solo por el cansancio, las ideas se nos amontonan y saltamos de un recuerdo a otro. El contraste es fuerte, los paisajes, los colores, los sonidos, los olores. Volvemos confundidos. Los primeros días solo pensábamos en que queríamos ayudar, pensábamos en dar dinero o en cómo organizar algo que nos permitiera conseguir fondos para apoyar los proyectos de Yakaar.

Escuchábamos las conversaciones de Demba y José María en el asiento de atrás mientras cruzábamos el País Bassari y empezamos a comprender que la importancia de la ayuda económica es parcial mientras no haya un cambio de mentalidad, se necesita que ellos también se comprometan con los proyectos, que tengan iniciativa. “Hay que dar pero hay que exigir” decía Demba “No pagaremos el molino entero, que ellos ahorren la mitad de lo que cuesta”. Nos imaginábamos como sería estar allí, vivir en el campamento de Leontine y visitar todas las mañanas la huerta, nos preguntábamos si habría algo de lo que sabemos que podría ser útil allá, si les serviría nuestra ayuda, si podríamos colaborar a que ese cambio de mentalidad fuese real.

Y entonces vimos centros médicos cerrados porque nadie pensó cuando se invirtió en ello que nadie los utilizaría, observamos en niños y mayores el gesto automático de pedir algo al “toubab”, vimos con horror como la televisión estaba llevando lo peor de nuestro sociedad en forma de consumismo entre los mas jóvenes, Zuley chulea de móvil pero lleva una camiseta raída. No entendemos cómo puede plantarse un cartel en mitad de la nada de una compañía de telefonía. Pero no veis que no tienen nada!! Porque quieren sacarles lo poco que tienen, ¿es otra forma de colonialismo?. Pero y sus gobiernos, es que no hacen nada!,

Hablamos de ayudar, hablamos de que ellos mismos se tienen que ayudar, hablamos de cuantas cosas nos sobran aquí en Occidente y cuantas faltan en África. Senegal nos despierta el corazón adormecido. Dudamos de la ayuda desinteresada, el “dar por dar”. Pero creemos que por encima de todo, están esos niños de hoy, de ahora, ellos necesitan medicinas, educación y comida. Hay que sacarlos de la basura, todo lo demás es relativo. Demba sabe marcar los tiempos para ser realmente efectivos, confiamos en él y en José María. Por nuestra parte ha sido un viaje fantástico. Como dicen por ahí, Senegal tiene algo que engancha, volveremos.

PEQUEÑOS RETRATOS DE SENEGALESES

Jose M. Piñero

Demba. Demba es el líder. Nada parece moverse en Senegal sin su ayuda. Todo el mundo padece una extraña enfermedad: la “Demba-dependencia”. De pronto, descubrí con espanto que me había conta-giado. ¿Hacer algo en Senegal sin contar con Demba? Imposible. No hay que preocuparse: estamos en buenas manos. Un camarero de Kedougou definía de manera extremadamente sencilla qué es Demba: “Demba ha ayudado mucho, a mucha gente, por aquí”


Ambrosio. Reconozco que no me apetecía ir a tu casa. Pensé que me iba a quedar sin cenar y acerté, bendito ayuno. En tu casa recibí una de las lecciones más importantes de mi vida; ¿Cómo tantas personas, en un espacio tan reducido y que carecen casi de todo pueden trasmitir tanta alegría y tanta felicidad?. Sólo Ambrosio y su familia deben conocer el secreto.


Angelique. Tampoco queríamos entrar en tu casa. Pero nos obligaste, nos sentaste en tu cama (no había otro sitio). Apareciste de repente con una botella de 2l. de Coca Cola en la mano. Nos agasajaste, nos obsequiaste nos sedujiste con tu belleza y con tu amabilidad y caímos rendidos a los encantos de la mujer africana del futuro.


Christoff. Christoff está aprendiendo a tocar la guitarra. No sé si te sentías mal porque te invitábamos a comer, pero, entre plato y plato, nos regalabas una nueva canción. No hacía falta, tu presencia envuelve el entorno de un can-dor especial. Tus composiciones sencillas y tranquilas son un bálsamo de paz. No te olvides de componer el himno de YAKAAR.


Celestino. Dicen que te falta un poquito para ser normal, pero nosotros sabemos que te sobran cualidades para ser una persona extraordinaria. Me pediste un cochecito y lo cambiaste cinco veces, al final te quedaste con un viejo transformer. Menos mal que no te diste cuenta de que te hubiera dado todo lo que me hubieras pedido…Me duele pensar que alguna vez te hayan podido hacer daño por ser tan especial.


Koffi. Koffi es la humildad perso-nificada. Es el humilde en el país de los humildes. También nos abriste las puertas de tu hogar. ¿Hogar? Que extraño significado debe tener esa palabra en las condiciones en las que tú vives. Pero, te han brindado una oportunidad y no la vas a dejar escapar. Llegará un día en que el gran Koffi sea un referente para el futuro de muchos senegaleses.


Marème Ly. Marème Ly es la Presidenta del Comité de gestión de las mujeres de Bandafassi. Su as-pecto me recuerda a una virgen “moreneta”, no sé si ésto le parecerá un insulto, pero pretende ser todo lo contrario. Marème Ly consiguió arrancarme la única lagrimita del viaje cuando acertó a decir justo lo que queríamos oir: “pensábamos que no teníamos futuro, pero hemos visto que con nuestro trabajo y vuestra ayuda las cosas pueden mejorar”. Filosofía YAKAAR en estado puro. Touché.


Quedan muchos retratos más, como el de Amadou el niño de Bandafassi que estuvo más de una hora esperándome quietecito, con su tímida sonrisa, a la puerta del campamento para que le diera el regalo que le había prometido. O como Paco, Cheju, Papau, Karim, Mahmoud, Haruna, Daniel, Joel, Pierre, Alpha o el pueblo entero de Baficán. Dios mío, pero, ¿sólo he estado 9 días en Senegal?Parecería que he pasado allí toda una vida.

VIAJE A SENEGAL DE RAQUEL Y PAULA

Raquel Orts

Llegamos a Senegal un poco por casualidad. Como todas las cosas buenas, que siempre vienen fáciles y casi sin darte cuenta. Y los culpables fueron, cómo no, José María y Demba.

Mi amiga Paula y yo queríamos desaparecer de Madrid unos días en Navidad y aunque al principio, he de reconocerlo, elegimos otro destino, salió mal, y pronto Senegal se convirtió en la gran alternativa. Y es que había una razón básica: sabíamos que íbamos a estar bien desde antes de irnos porque tanto José María como Demba se iban a ocupar de todo y harían todo lo posible para que la experiencia saliera bien.

Y así fue. Yo había oído ya contar muchas cosas tanto de Senegal como de Yakaar Africa a través de José María (que en su día fue mi jefe, así que le tenía que escuchar atenta-mente) y poco a poco la idea de visitar ese país fue pasando del no más ro tundo, para qué decir lo contrario, a una posibilidad cada vez mayor. Y no podemos estar más contentas de que nos decidiéramos a ir.

Os adelanto que nosotras queríamos ir de turistas. Y Senegal ofrece esa posibilidad de empezar a conocer África, su realidad y sus gentes, más allá de lo que te puedan contar, casi sin darte cuenta. Y por eso te sorprende tanto ese país lleno de contrastes desde el momento en que llegas. Por eso, aunque no es cuestión de contaros con detalle el tour que nos preparó Demba, sí creo que es una buena oportunidad para animar a todos aquellos indecisos qué no saben con qué se van a encontrar.

A Senegal puedes ir a descansar, a bañarte en el mar, cuando en España es de valientes quitarse la bufanda, a dormir en el desierto bajo un cielo plagado de estrellas que es imposible olvidar o en buen hotel que podría estar en cualquier lugar.

Pero te permite, al mismo tiempo, adentrarte a conocer África, no la parte más exótica de safaris que nos imaginamos desde aquí, sino visitando ciudades más grandes como San Louis, en la costa o Kaolack, en el interior, o pequeños poblados que te vas encontrando mientras recorres en coche las distintas zonas del país.

Aterrizamos en Dakar la madrugada del 1 de enero y la primera mañana nos fuimos a visitar el Lago rosa y a subir las dunas del rally París-Dakar en un jeep descapotable. Es el mejor desestresante que existe, pasar de la ciudad a 0 grados al viento de las dunas en la cara y encontrarte, de repente, con el mar en la cara.

Por la tarde nos fuimos a Sant Louis. Y aquí es donde por primera vez me sorprendió ese contraste al que me refería antes. La llegada a Sant Louis no te la esperas: es un lugar muy, animado, bullicioso, lleno de gente , de niños por todas partes, de barcas de pescadores, de animales, de colores y de olores, de antiguas casas coloniales y de repente, te dejan en un hotel pegado al mar, con árboles y palmeras donde al abrir la puerta de la habitación te encuentras

pisando la arena de una playa infinita y prácticamente desierta. Y es como un portazo a la vida que se queda fuera. Allí nos quedamos dos noches e hicimos excursiones como la visita, en una barquita a motor, a la isla de los pájaros de Djoudj.

La tercera noche (en realidad, la cuarta del viaje) la pasamos en el campamento Ocean y Savane, en la Lengua de Barbaria, al que también se llega en barca. Bueno, campamento… por llamarlo de alguna manera. Siempre te imaginas los campa-mentos como algo cutre, será por algún tipo de trauma infantil, pero esto… en la vida he visto un sitio igual, rodeada por un lado del mar y de otro del río, con una jaima enorme donde servían las comidas y donde coincidía toda la gente que estaba en el campamento y que tenían todos un punto en común: daban buen rollo, tanto la gente que trabajaba allí, como los turistas, guías y demás.

Por la noche se pusieron a tocar los tambores y a bailar con danzas tribales. A Paula la sacaron a bailar y yo todavía me estoy riendo. A las diez y media, eso sí, tenías que irte a dormir porque cortaban la luz. Y es que en Senegal hay problemas con el suministro eléctrico.

Al día siguiente pasamos la mañana en la playa y, después de comer, nos fuimos hacia el desierto de Loumpoul. De camino, pasamos por varios poblados donde paramos a poner gasolina y a comprar fruta y agua y movernos un poco por sus calles.

Estás en África, hay que pisarla, hay que bajar del coche y verla en directo, tomarle en pulso, ver como sales de un sitio donde te aíslan, por decirlo de alguna manera, en un mundo turístico, si así lo quieres, pero cuando cruzas esa puerta ves gente que vive sin nada, sin nevera, que tienen que salar el pescado porque no lo pueden tener en casa, niños que andan kilómetros hasta llegar a una escuela donde apenas lleva un

trando mientras recorres en coche las distintas zonas del país.

Aterrizamos en Dakar la madrugada del 1 de enero y la primera mañana nos fuimos a visitar el Lago rosa y a subir las dunas del rally París-Dakar en un jeep descapotable. Es el mejor desestresante que existe, pasar de la ciudad a 0 grados al viento de las dunas en la cara y encontrarte, de repente, con el mar en la cara.

cuaderno y un boli y donde esa mezcla entre el mundo más africano y el más europeo se ve hasta en la convivencia en la manera de vestir: hombres y mujeres vestidos con vaqueros y camisetas con otros vestidos con sus trajes largos de mil colores.

La llegada al desierto fue muy divertida, en una especie de camión todo terreno descapotable donde nunca pensarías que cabe tanta gente. Ni tantos bultos. No hay manera de describirlo, hay que verlo. Por la noche hubo más bailes y un cuscús de cabra servido en distintas jaimas en las que te metías y compartías mesa con la gente que iba entrando. Bueno, yo, lo que es entrar, no entraba muy bien, la gente alta ahí lo tiene un poco complicado. Pero vuelve a llamar la atención el buen am-biente entre desconocidos de todo tipo que sin quererlo se juntan.

Nosotras no queríamos dejar Senegal sin visitar Sally, la parte de la costa más turística, comercial y conocida. Fuimos a la isla de las conchas antes de llegar a Sally. Y en Sally pues eso, hotelazo, hamaca en la orilla del mar y baño en una playa que es como una piscina, recuerda mucho al mediterráneo. Y, el último día de nuestro viaje, visitamos Dakar y la isla de Gorée, que está frente a su costa. Para qué decir más veces que todo te sorprende, que te indigna visitar la casa de los esclavos o que recibes mucho más de lo que te esperas.

Como veréis no era cuestión de contar con detalle lo que ha sido el viaje. Sólo quería transmitir que, a veces, sobre todo leyendo boletines como este que nos reflejan la realidad y la necesidad de un país como Senegal, podemos pensar que un viaje así no es para nosotros, que no podemos ponernos a curar niños, a cavar un pozo o que no tenemos ni idea de plantar un huerto. Y nos quedamos en casa o viendo lo de siempre. Pero que se puede empezar de otra manera, dejando que te cuiden ellos cuando te llevan a esos sitios que no te esperas y que te dejan con la boca abierta, para luego, casi sin darte cuenta, empezar a asomarte a su país, a lo que son, a lo que tienen, a lo que quieren y a lo que necesitan. Y entonces te das cuenta de que YAKAAR AFRICA, por ejemplo, no es solo un nombre. Al final Senegal es un claro ejemplo de este mundo.

Así que gracias a los que nos animasteis a ir y mucho ánimo para la labor que estáis haciendo, a la próxima nos toca la parte sur!