Blogs 2014

SENEGAL BY DAVID & ESTEBAN

Esteban Benito y David Gómez

Nuestro viaje empieza con un proyecto de voluntariado en una Fundación en Senegal, perteneciente a una conocida, que acabó antes de ni siquiera llegar al país. Durante la escala del vuelo a Dakar conocimos a una gran persona nativa de St. Louis que nos informó de cómo funcionaban realmente las cosas allí. Esto ocasionó discrepancias con la Fundación y rompimos lazos aún en Portugal. A partir de aquí el destino se hizo cargo de nosotros y, el quinto día de la aventura, tras una conversación telefónica con nuestros familiares en España, nos ponen en contacto con unos chicos vecinos de toda la vida: Judit y Marc, nuestros ángeles del destino y miembros de la ONG que nos va a permitir materializar el sueño que a Senegal íbamos a buscar: Yakaar África.

Un caluroso y asombroso despliegue de personas encargadas del buen funcionamiento de la ONG en Senegal: Demba (quien se convertirá en nuestro guía el resto del viaje, y gran amigo el resto de nuestras vidas), Ambrosio y Doba (quien nos acogerá en su casa la primera noche tras todo un laaargo día en “set place”), nos llevan a emprender la marcha e iniciar la experiencia en Bandafassi. Allí, Yakaar África, nos proporciona una casita donde hospedarnos y una motocicleta para poder movernos por los diferentes poblados de alrededor donde tienen distribuidas sus huertas y granjas.

Por si eso no fuese más que suficiente, las familias del poblado se ofrecen a cocinarnos y ofrecernos sus escasos recursos alimentarios cada medio día y cada noche. Por primera vez en nuestra vida conocemos el valor real de la gratitud, la amabilidad, la cortesía, el desinterés, la felicidad y toda esa humanidad que parece que hemos perdido en esta nuestra “sociedad desarrollada”.

Llega el momento de volver a desplazarse, esta vez hacia el suroeste, para encontrarnos con Demba. Tras pasar noche en Tambacounda y dos días de trayecto en “set place”, llegamos a Ziguinchor donde, al fin, tenemos el placer de conocer a Demba en PERSONA (sí, en mayúsculas y bien grande, tan grande como la persona que es). Programamos un poco el calendario y las tareas en las que vamos a poder colaborar, pasamos noche y al día siguiente nos movemos a Oussouye, un nuevo lugar que nos atrapará y nos sorprenderá día tras día con su gente, su vegetación, su fauna, su magia… Aquí en la región de Cassamance es donde, definitivamente, Yakaar África nos atrapa con su impoluta filosofía, con su actitud, con sus proyectos, con su saber hacer y con sus exitosos resultados.

Varias semanas después de nuestra llegada, Demba nos tenía preparada la guinda final: pasar cuatro días en la isla de Carabane. Un PARAÍSO.

Seguro que todos habréis escuchado eso de que “en África todo es posible”. Bien, pues no es un dicho sino una realidad. Senegal, Yakaar África y todas las personas que forman parte han conseguido que cada día y cada momento superase al anterior. Cuando crees que ya nada puede ser más intenso, algo mucho más grande se te presenta.

Saben cuántas veces nos llegamos a decir entre nosotros: ¡Increíble!? Tantas como hasta para llegar un día en el que decidimos dejar de escribir nuestros diarios debido a que ya no encontrábamos palabras en nuestro pobre diccionario para describir todo lo que estaba sucediendo. Sentimos no poder transmitir ni una pequeña parte de todo lo vivido en ese maravilloso país, así como sentimos no haber conseguido transmitirlo ni siquiera a nuestros familiares y amigos más cercanos. Solo existe una manera de saber lo que es la Vida en estado puro y es estando allí, con toda esa gente que nos acogió y nos lo dio todo después de que unos “conocidos” nos dejasen “tirados”.

Queremos agradecer a Senegal, a toda su gente y en especial a Yakaar África todo lo que han hecho por nosotros y esperamos que algún día podamos corresponderles de la misma manera.

No sabemos quienes éramos antes de esta experiencia donde nos hemos podido encontrar a nosotros mismos, pero ahora sí podemos asegurar que somos David y Esteban, dos chicos a los que han cambiado la vida radicalmente.

Dos chicos que están haciendo trámites para poner un orden coherente en sus vidas y que están deseando que en breve se den las circunstancias que nos permitan formar parte de alguna manera de este proyecto.

No queremos despedirnos sin antes dar las gracias, una a una (esperamos no dejarnos a nadie), a todas esas personas que nos lo dieron TODO a cambio de nada: Judit, Marc, Demba, Ambrosio, Doba y su familia, Nicolás, Marem Ly y su marido, Idy, Aisha, Diburu, Kariya, Assanatou y toda su familia (en especial a esa pequeña angelito llamada Laura), Uri, Haruna, Mayula, Kumba, Kareem, todos los niños que nos visitaban día a día para jugar con ellos, Mamadou, Musaa Sow, Babacar, Paquita, todas las mujeres que forman parte de las Cooperativas de mujeres y que trabajan incombustiblemente en huertas, granjas y confección de mermeladas, Juliana, Cécile, Dingo (el enérgico perro que nos custodiaba), Franceline, Ami, Ibou, Pau y el resto de la familia (nuestra nueva familia), Therence, Christopher, Papau, Elena, Ousmane y toda su troupe, Honorine, Hermine, Léa, Poupé, Yolanda, Clarita, Sylviane y todas esas personas con las que nos fuimos cruzando y nos fueron llenando de energía y gratitud.

¡¡Jërëjëf waay!!

FORMAN PARTE DE MI FAMILIA

Laura Blanco Vereda

Si he tardado en escribir estas palabras ha sido porque mi incorporación a mi rutina laboral después de unos meses fuera de ella por motivos de salud me ha requerido grandes dosis de energía y tiempo, y porque en el fondo, aunque yo no me había dado cuenta, creo que quería guardar mis impresiones y sensaciones para mí, como cuando alguien tiene algo valioso entre manos, y durante cierto tiempo quiere disfrutarlo en soledad.

Estoy descubriendo que al igual que hace tres años escribí largos y tendidos párrafos, ahora mis palabras son más parcas no por tener menos entusiasmo, ni mucho menos, sino porque considero que lo vivido en este último viaje a Senegal es algo más personal y difícil de transmitir en unas cuantas líneas.

Senegal, Demba, Cheikh, Bandafassi, Assanatou, Binta… forman parte de mi familia (entendiendo familia como la red de personas que tú eliges para te acompañen en un divertido viaje “la vida”) y los lazos que hemos establecido a pesar de que la distancia en muchas ocasiones juegue a debilitarlos siguen estando presentes. Tengo ganas de volver a casa (entendiendo casa como aquellos lugares en los que uno se siente confortable, relajado, y dónde tiene ganas de volver).

Tengo ganas de volver, tengo ganas de volver a convivir, de volver a crecer con ellos y de reír.

Si hay algo que ha sido clave para establecer estas relaciones ha sido la cooperación. Cooperación entendida como ganas de ayudarnos unos a otros, hombro con hombro, codo con codo, con el ánimo de escuchar el aliento del otro y sus quejas o ilusiones, y que te permite conocer a las personas y concerté a ti mismo. Si algo he echado de menos en este último viaje ha sido un período más largo de cooperación, pues este viaje llevaba una carga más intensa de turismo que ha sido maravillosa pero diferente.

Sé que no es un texto muy enjundioso, pero como dije al principio hay emociones que han de guardarse a buen recaudo para desempolvarlas cuando de nuevo vuelvas a encontrar a las personas con las que las compartiste.

Gracias a mis inseparables compañeras de viaje, Patri, Esme, Ana por querer compartir esas semanas conmigo.

Gracias a Demba por estar siempre atento, disponible y de buen humor.

Gracias a Cheikh, por abrirnos las puertas de su casa para disfrutar de su familia y de sus quehaceres.

Gracias Haruna, Doba a todos los guías y amigos de Demba, que siempre están dispuestos a mostrarnos las maravillas de la gente que habita

Gracias a Assanatou y toda la familia de Bandafassi por hacerme sentir como en casa, por apreciarme y querer compartir su tiempo y lo que tienen conmigo.

Gracias a José María, por perseguirme con buen humor y comprensión para que escribiera estas palabras.

OS ECHO DE MENOS

Ana Peral

Echo de menos vuestras mezquitas. Echo de menos el olor de las cebollas rojas y el sabor del té senegalés. Vuestros caminos de tierra y vuestras carreteras llenas de baches. Vuestra música, hasta en el más roñoso de los sept places. Vuestros pueblos en mitad de la vegetación. Vuestros niños sonrientes y cariñosos, que te cogían la mano nada más verte. Echo de menos vuestras sonrisas, blancas y sinceras. Vuestra forma de caminar y de hacer las cosas, como si el tiempo no corriera en vuestra contra, todo con calma y con una sonrisa.

Echo de menos a los senegaleses, con su curiosa forma de ligar con las blancas. A las senegalesas, con su fuerza de voluntad, que esconden debajo de su esbelta y frágil apariencia. Echo de menos escribir cada noche como si fuera la última, como si mis palabras fueran el aliento de toda una vida porque, al fin y al cabo, es lo que ha sido para mí este viaje. Aprendí tantas cosas de gente tan diferente, tantas tradiciones y formas de ver la vida, que nunca hubiera pensado que bastaría con 3 semanas y una libreta para guardarlas. Gracias, Senegal, por descu-brirme la magia de África de tu mano.

UNOS DÍAS DE VACACIONES

Antonia Alonso

Unos días de vacaciones….Desconectar, desconectar, desconectar….. Cassamance? …Demba me comento que si iba podría echar una mano a una cooperativa de mujeres que hacían una feria. Puede ser interesante. Antes de salir me comentó Demba que la feria se había suspendido. En alguna ocasión habíamos hablado de hacer algo para los jóvenes que estudian para guías así que podríamos organizar algo

Como llegué muy tarde pasé la noche en Banjul y al día siguiente hacia la frontera de Senegal donde me encontré con Demba. Toda una experiencia los controles policiales, aduanas y cambios de coche. Tardamos en llegar a Ziguinchor alguna hora más de lo previsto y además tuvimos que llegar hasta la frontera de MPack con Guinea Bissau que era el sitio donde podían hacerme el visado por cuestión de equipamiento policial.

Demba ya se había movido un poco con lo último que habíamos hablado, buscando un perfil de estudiantes de actividades turísticas.

Así que el miércoles tarde estuvimos preparando el seminario. Al final haciendo un brainstorming entre lo que teníamos con algunos contactos de Demba y lo que podíamos aportar nosotros preparamos un pequeño seminario de tres días cuyo objeto era principalmente motivar a los estudiantes, dada la falta de trabajo que están viviendo, principalmente explicándoles las salidas laborales que pueden tener en cuenta y no se queden con la única idea de guías turísticos.

Jueves 16

Nos presentamos. Contamos algo de nuestras experiencias personales enfocadas al tema del turismo.

Son 9 estudiantes, que ven en Demba una referencia. Yo vengo de otro mundo. Les explico que el turismo es para mí tan variado que es una aventura, una pasión en todas sus vertientes, personal y profesional y que como todas las pasiones hay que salir a buscarla. Les pongo un ejemplo personal, con la moraleja de que a veces te trazas un camino y otros se van cruzando.

Puedes llegar a cambiar la dirección…o no.. si así lo decides. Lo importante es ser consecuente con las decisiones, y lo que está claro es que el camino se hace andando aunque cambien las vivencias.

Se presentan ellos (5 chicos y 4 chicas), para mí un regalo. Escuchar a todos con las ideas tan sumamente claras, no me lo esperaba. Con gran elocuencia, de 9 formas distintas y casi todos con un mismo objetivo, ayudar a su país (8 de Senegal y 2 de Guinea Bissau) siendo muy conscientes de las debilidades existentes. Supongo que también son conscientes de las fortalezas aunque estas se les reservaron.

Demba se encargó de comentarles el potencial de este país así como el de los países colindantes y de la importancia de internet y las redes sociales en este tipo de trabajo. También muy importante los contactos.

A grandes rasgos les expliqué todas las áreas que contempla el turismo, centrándome en la parte teórica de guía turístico. Rematando Demba con la puesta en práctica de la realización de un viaje o itinerario.

Viernes 17

Aprovechando un poco mi experiencia les hemos hablado de la gestión de un aeropuerto enfocado principalmente a los distintos oficios que se pueden llegar a realizar. Gran desconocido en los libros del turismo. Creo que sólo lo conocemos los que tenemos la gran suerte de poder verle las tripas.

Aparte de explicarles algunos conceptos básicos para que se puedan entender mejor algunas cosas como procesos de pasajeros y equipajes y el personal que interviene en ellos directa o indirectamente vinculados al turismo, el por qué de la infraestructura, zonas de seguridad, etc. visto desde una perspectiva profesional y no como usuario, incidimos especialmente en los oficios más relacionados con el turismo (compañías aéreas, compañías handling, servicio de información, etc.).

Los alumnos han dado un feedback muy positivo ya que para la mayoría el tema era desconocido y se les ha abierto un abanico de posibilidades.

Aunque la visita estaba prevista para el día siguiente, pues Demba tenía que ultimar detalles con el Comandante del aeropuerto, se adelantó y fue esa misma tarde ya que nos dijeron que justamente llegaban 2 aviones.

Sin comer y corriendo allí nos plantamos con un taxi y por el camino íbamos convocando a los estudiantes en media hora. Mi sorpresa fue que todos sin excepción acudieron a pesar de las prisas.

Llegamos y previo lavado de manos con lejía y tomarnos la temperatura como medida preventiva para el ébola, nos dejaron entrar. El comandante puso la visita en manos del jefe de seguridad y operaciones quien muy amable y profesionalmente nos enseñó todas las instalaciones y nos explicó los procesos de embarque y desembarque de los pasajeros, procesos de seguridad y handling tal y como habíamos estado comentando por la mañana de forma teórica.

El responsable de la compañía handling nos puso en contacto con el piloto de un avión de la compañía Trans Air. Un chico español que está desplazado a Dakar y hace vuelos domésticos a Ziguinchor. Dejó subir a los chicos al avión por lo que estuvieron aun más encantados.

Para culminar la visita nos enseñaron la Sala de Autoridades del Aeropuerto, curiosamente estaba el Embajador de España con el que coincidimos.

Finalizada la visita acudimos a Colobane, a hablar con la cooperativa de mujeres que llevan el centro de transformación.

Nos han recibido la presidenta, la tesorera y cuatro mujeres más. KASUMAY KASUMAY. Encantadoras. Nos han explicado que hacen, como se organizan, lo que les ha aportado la cooperativa y los problemas que aun tienen por resolver.

Trabajan muchas cosas, cereales, comida de bebe, tomate concentrado, jabones varios (cedro, acacia, pepino y ordinarios), agua de lejía (quitamanchas) y también hacen pan y pastelería. Según me comentó Demba, Yakaar les proporcionó un horno con el que han aumentado de 3 a 24 panes y moldes para los jabones.

Transforman los cereales y judías en harinas, los envasan y sellan en bolsas. Aun les falta poder etiquetarlos.

Todos estos productos los venden en su propio poblado y otros poblados vecinos, donde llegan a pie ya que no tienen otro medio de transporte.

Lo más entrañable ha sido cuando nos han explicado lo que les ha aportado a ellas la cooperativa. Vivir juntas y en familia. Esto les ha hecho conocerse mejor y según dicen más tolerantes y han mejorado su calidad de vida.

De todas formas les siguen faltando medios como una máquina para triturar el mijo. La anécdota ha sido que ellas me hablaban de “milk” y yo durante un rato me hacía polvo porque no entendía que tenían que triturar la leche. Cuando hemos desecho el entuerto nos hemos reído bastante.

También nos han transmitido que les falta un local para poder vender y exponer los productos.

Al día siguiente harán la fiesta del Jauare, según parece la hacen 3 veces al año para recaudar fondos. Hacen comida, venden bebidas y pasan toda la noche en danza.

Están muy motivadas. Ojala puedan progresar y ver los frutos pronto. Se lo merecen!. Hoy día redondo.

Sábado 18

Hoy, Rama, la responsable de la agencia de viajes nos ha explicado la gestión, sistema de reservas y el turismo emisor y receptor de las agencias en Senegal a día de hoy.

Para concluir el seminario nos hemos ido a tomar algo a Bambolón, un bar en el centro de Ziguinchor. Después de hacer unas fotos y algunas conversaciones un poco más personales hemos hecho un pequeño briefing que ha ido de lo más profesional a lo más afectuoso y viceversa.

Demba les ha dado un speach de los que él sabe hacer sin desviarse del tema, centrándose sobre todo en las salidas profesionales e importancia de las nuevas tecnologías en este oficio, así como toda la motivación y ánimos para continuar.

Yo he seguido con la motivación, no me he podido resistir a decirles lo asombrada que estaba por su entrega y estímulo y la suerte que tienen sus países de tenerles, de que esta sea una generación tan comprometida.

Luego han tomado ellos la palabra y me han vuelto han sorprender. Tras estos días y los agradecimientos pertinentes nos dicen que el grupo se ha conocido mejor y han llegado a una conclusión….que juntos avanzarán mucho más y lo van a intentar. Para empezar se van a crear un mail común o un grupo en Facebook para todos los temas e ideas que les surjan al respecto. Chapeau!!

Por la tarde nos encontramos con un ex jugador de futbol que es ahora el entrenador de los equipos en Colobane.

No es seguro pero por medio de un particular que pertenece a otra organización sin ánimo de lucro que trabajan principalmente en Gambia y cuyo objeto principal es fomentar el deporte, nos han comentado que sería posible obtener ropa de deporte y calzado para equipos sólidos. El entrenador nos comentó que estarían encantados ya que uno de los problemas que tenían era principalmente este. Los equipos que están funcionando son uno de adultos y otro de cadetes. Sin promesas, les comentamos que miraremos que se puede hacer en este sentido.

Por la noche asistimos a la fiesta del Jauare que organizaba la cooperativa de mujeres. Comida, bebida y baile hasta el amanecer.

Domingo 19

Dejamos Ziguinchor con destino Oussouye. Antes nos pasamos por Colobane, comiendo con la familia de una de las mujeres de la cooperativa. Prepararon un delicioso Thiebou Dienne y dejamos que aplacase el sol cobijados bajo un enorme árbol que era algo así como agua en el desierto.

Llegamos al campamento, unas vistas fantásticas. Salimos a dar una vuelta, a medida que avanza la noche la temperatura se hace más llevadera.

Quedamos con Dominique, un profesor de español del Lycée. Hablamos un largo rato de temas relacionados con la situación actual tanto en España como en Senegal.

Volvimos al campamento y…..sorpresa… huevos fritos como entrantes. Al parecer han hecho curso de cocina española. Está decorado con telas y mosaicos de colores. El entorno es muy verde y los árboles muy grandes. Un poco de cháchara para preparar el día siguiente y a dormir.

Lunes 20

Por la mañana hemos ido a visitar a las mujeres de Bougham a la huerta. Estaban trabajando ya a pleno sol y nos han acogido muy cálidamente.

Demba les ha hablado respecto a los proyectos que Yakaar África mantiene en esta cooperativa y que yo le acompañaba para ver que se está haciendo y poder informar al resto de socios en España. Rápidamente nos han traído un banco que han colocado en el único recoveco donde había una diminuta sombra y una pequeñísima mujer nos ha dado un gran discurso, que se basaba principalmente en el agradecimiento a Yakaar África por las ayudas que están recibiendo tanto en la huerta como en la granja de pollos y querían transmitirnos el mensaje de que anteriormente habían intentado cosas que no habían conseguido ver frutos pero con el apoyo de Yakaar África han visto que es posible su desarrollo y estaban muy ilusionadas y motivadas para continuar.

Les hemos entregado gafas de sol para todas y se las han puesto para la foto. Momento muy divertido. Previamente habíamos adquirido en Oussouye alambre que les hemos entregado para el vallado que había que reparar, pues los animales lo rompen.

Después hemos ido a visitar a otro grupo de mujeres en la huerta de Bouhimbane. Como les resulta difícil llevar el tema de las finanzas y la gestión hay un hombre del poblado que les echa una mano en todo esto y también se ha unido a nosotros para explicarnos la situación.

Al parecer tienen problemas para encontrar gente que continúe con la construcción de la nave que albergará a los cerdos aunque ya está bastante

Demba les ha explicado que respecto a la huerta, una persona de la Escuela de Agricultura acudirá durante un tiempo a enseñarles a cultivar algunos productos.

Hemos visitado tanto la huerta como la nave mientras intercambiábamos preguntas entre risa y risa

Y para finalizar la mañana antes de comer, hemos ido a casa de Fatu Mendes. Se quemó la cara a los 6 años. Ahora tiene 13 y al parecer algunos médicos españoles que lo han visitado han hecho un informe favorable para la posible operación.

Demba ha revisado toda la documentación que solicitan para poder trasladar al niño a España.

Después de una siestecilla a la sombra para poder continuar , pues el calor nos pone un poco el freno, salimos caminando hacia CAROUNAT, 4 kilómetros de paseo.

Durante el paseo nos entretuvimos con unos niños que llamaban nuestra atención haciendo piruetas y tirándose de todas las formas posibles al agua y de paso cogían los pescados que entraban en la presa. La puesta de sol hizo que el momento fuese mágico.

Así que casi al anochecer llegamos a casa de Angelique, presidenta de la una cooperativa que trabajan también con huerta y granja de pollos. En este caso nos comentó la situación pero por el momento son autosuficientes desde hace aproximadamente un año.

La vuelta, otros 4 km a la oscuridad de una noche sin luna, con muchas estrellas, eso sí y algún coche que pasaba de tanto en cuanto. Nos amenazó la tormenta de rayos y truenos durante todo el camino, pero se portó bien con nosotros y descargó justo cuando llegamos al campamento donde Maxi nos esperaba con comida a la española. El calor se disipó por la lluvia así que para acabar, otro día redondo.

Martes 21

Hemos ido a visitar otra cooperativa de mujeres de la empresa de transformación de frutas en mermeladas, zumos, siropes y fruta seca.

El problema principal que nos han trasladado es el coste de la gran cantidad de azúcar que necesitan y los botes nuevos para envasar (los reciclados no pueden venderlos a sitios como hoteles o restaurantes).

Han avanzado en varias cosas como el etiquetado de los botes aunque les ha surgido algún problemilla de última hora. La chica que llevaba la contabilidad y los temas administrativos se ha ido de Oussouye . En todas las etiquetas está referenciado su mail, lo que les genera gran intranquilidad. Están buscando como conseguir nuevas etiquetas, no obstante les hemos dado algunas ideas para que puedan reutilizar las que ya tienen impresas sin que tengan que añadir costes adicionales.

Para los temas administrativos parece ser que un hombre les va a echar una mano aunque hoy no hemos podido verle porque estaba en Dakar.

Por la tarde nos fuimos a Elinkine para coger una piragua y por fin para mí…..Ohhhh Île de Carabane, cuantas veces habré oído “Ohhhh Carabane”.

Según nos acercábamos, la sensación del estar el paraíso era mayor. Kasumay Carabane Pues sí, si es realmente el paraíso.

Miércoles 22

Visitamos la maternidad. Cecile a su cargo, una mujer realmente encantadora me explicó que la maternidad la había construido una turista creo que inglesa. Estaba muy agradecida a los turistas porque comentaba que prácticamente todo lo que se había conseguido era gracias a donaciones.

Ahora realmente viven una situación complicada, pues ni siquiera cubren los gastos del sueldo de ella y la segunda partera que llevan varios meses sin cobrar y es de unos treinta euros por cabeza.

La financiación del centro es a partir de las visitas pre y postparto y los medicamentos que venden El número de niños que están naciendo ahora anualmente son aproximadamente unos 20.

Jueves 23

Teníamos que salir para volver a Oussouye y llevarnos con nosotros hasta Ziguinchor a un par de mujeres de la cooperativa para adquirir pollos para la granja por un problema logístico se retrasaron los pollos así que nos quedamos un día más en el paraíso de Caravane disfrutando de lo que te ofrece la isla. Tranquilidad, calma, paisajes preciosos que son una combinación del verde de la tierra con el azul del mar y del cielo y tierras pantanosas, buena comida, interacción con sus gentes y vivir la música y las danzas africanas.

Viernes 24

Dejamos Carabane, llegamos a tierra firme y por el camino recogimos a las mujeres de la cooperativa y las llevamos a Ziguinchor para comprar los pollitos.

Sábado 25

Después de ir viendo como se llenaban varios 7 plazas dirección Gambia, ya había un sitio para mí.

Upssss, que me tengo ir. Bueeeeno, pues sniff snifff.

Ba beneen yoon o mejor aun jàmm ak jàmm

Esto se acaba. Senegal, me sigues embriagando. Sigo siendo una “toubab” pero de esta manera he podido acercarme un poco más a la realidad del país y sus gentes.

Ahhh, creo que desconecté en el minuto 1, ha sido fácil.

Demba, Yakaar África…. Jërëjëf

TRES SEMANAS EN SENEGAL NO ES NADA

Patricia García Peña

Tres semanas en Senegal no es nada, pero a la vez es mucho. Es suficiente para hacerte una idea de lo que significa nacer en un país del tercer mundo.

Suficiente para alucinar con los coches viejísimos, con la parsimonia al echar gasolina con el motor encendido, con la lentitud para hacer cualquier cosa, con los mil tipos de transportes, con las basuras esparcidas por calles, bosques y playas, para alucinar con los baños públicos y con las historias que cuenta la gente sobre hermanos, primos y amigos que intentaron llegar a Europa.

Suficiente para pasarlo mal con el intenso calor, con el sudor desde primera hora de la mañana, con el agobio en los mercados, con los problemas gástricos, con la precariedad en las habitaciones de los hoteles y con algunos casi accidentes de barca.

Suficiente para enamorarte de la luz brillante y cegadora del mediodía, de las lluvias torrenciales, de las mujeres trabajadoras y fuertes, de la amabilidad de la gente, de las cascadas y las montañas del interior del país, de la complicidad con tus compis de viaje, de los niños sucios pidiendo regalos, de saludar a la gente, de la belleza de hombres y mujeres, de sus cuerpos atléticos, de los atardeceres en la costa, de los tambores y ritmos africanos, de las canciones, de la gente que te invita a comer a su casa y no pide nada a cambio, de las playas, de las personas que serán el cambio.

Suficiente para recomendar a todo el mundo que vaya, y que lo disfrute.

SENEGAL, SENEGAL... PAÍS DEL QUE POCO ESPERABA Y TANTO RECIBÍ.

Esmeralda Angulo

Viaje lleno de anécdotas, conversaciones, encuentros y vidas. No me veo capaz de resumir esas tres semanas en un párrafo, pero haré lo que pueda ;)

Comenzamos el viaje con la mejor compañía, Demba y Cheikh, unos auténticos ejemplos del "país de la Teranga" (hospi-talidad). Con ellos bailamos, reímos, aprendimos su lengua y compartimos mil y una historias de vida. Después, seguimos nuestro viaje en solitario y nos adentramos en la vida y costumbres de la gente de Senegal. Bandaffasi, Kedougou, Ziguinchor, Cap Skirring, Carabane ... Puestos ambulantes, piropos, regateo, playas, vegetación, cascadas, niños, canciones, bailes, arroz con pescado, comidas, risotadas, tubabs y alguna que otra proposición de matrimonio. Todo fue compartido con unos y con otros con esa gran cualidad que tienen los senegaleses, su hospitalidad.

Y os preguntaréis ¿con qué te quedas? Pues me quedo con una imagen que no puedo borrar de mi mente. En una ocasión, íbamos en un "sept place" de vuelta a Dakar con cuatro desconocidos y un chófer que apenas hablaba francés. Después de mucho aguantar, le pedimos al conductor que parase para estirar las piernas y "hacer una parada técnica". El caso es que, cuando ya nos íbamos a ir, el coche no arrancaba y no había nadie a nuestro alrededor; pero, en cuanto nos bajamos a empujar, de repente nos encontramos con varias personas que habían parado a ayudarnos, incluso unos chavales que estaban en el campo vinieron corriendo a ayudar.

Gracias, Senegal, por abrirme un poquito más los ojos y por contagiarme de tu magia

¿QUÉ TAL LAS VACACIONES?

Marta Torres.

¿Qué responder a esta pregunta? ¿Cómo resumir mi viaje a Senegal en una palabra o en una frase corta? Me debato entre fue la experiencia más alucinante de mi vida, fue increíblemente triste, frustrante, diferente, agotador, no fueron vacaciones, repetiré o un, por favor, vete tú y vívelo tu mism@.

Este viaje a estado rodeado de duda, temor, cambios de última hora y muchas muchas ganas. El Ébola está cerca ¿lo sabes?, en África hace mucho calor, tu estomago es delicado ¿Qué vas a comer?, no salgas sola a la calle, seguro que es peligroso ¿Cómo llevas el francés? Si le hubiera dado vueltas a todo esto no me habría movido de Londres o quizás habría buscado un destino relajante donde pasar 3 semanas de vacaciones o quizás… o quizás… o quizás… pero mejor, fui, vi, viví y volví en una pieza.

Mi destino fue Beer, a unos 40-50 min de Dakar. Demba me recogió en el aeropuerto un domingo de noche y el lunes me dejó en el centro de salud, lo que fue mi casa y mi curro durante 3 semanas. La primera impresión fue bastante buena entre comillas. - Ésta es tu habitación (un colchón en el suelo con una manta de invierno doblada, pues sí que baja la temperatura de noche pensé yo). - Y este va a ser tu baño (WC, lavabo y ¡ducha! Pues yo pensaba que me encontraría un agujero en el suelo, así que respiré aliviada). Luego me enseñaron el centro de salud que está a escasos 5 metros de la casa. Primero la oficina con escritorio grande lleno de cosas y camilla en buen estado. Luego una mini sala de curas, un poco oscura para mi gusto y finalmente la maternidad con dos habitaciones y una sala de partos, que como bien dijo mi tía ¡parece una cocina! Todo esto no pintaba mal, salvo por el calor abrasador que ya me hacía sudar más allá de lo estrictamente necesario.

Me recibieron un chico senegalés que vive en Santurce, la “matrona”, el presidente y el vicepresidente del comité de salud y varias personas del pueblo. La enfermera llegó por la tarde tras un largo día de curso en otro pueblo. Se llama Oumy tiene 35 años, está casada y vive con su hermana, su prima de siete años a la que ha adoptado y su madre que está enferma. Su marido vive en otro pueblo y lo ve una vez a la semana, si puede venir claro. Estos datos aunque no lo parezcan son importantes. Para quien no me conozca, me presento. Me llamo Marta y también soy enfermera. Soy española y vivo en Londres desde hace cuatro años. Trabajo en una clínica privada de caderas y paso sentada 8-9 horas diarias de lunes a viernes, hablo, pincho, sonrío y educo a mis pacientes que tienen mucho o bastante dinero sobre qué ocurrirá durante todo el pre y el post operatorio. Soltera, con una gran familia y bien rodeada de buenos amigos.

Volvamos a Beer. Lo que era mi cama se convirtió en la cama de Oumy que compartiría conmigo. Lo que era mi baño realmente era el baño que funcionaba mal y a ratos para toda la familia y el calor de aquel día se fue multiplicando por momentos. Hasta ahí todo correcto.

El martes empezó el trabajo. Oumy comenzó a rezar a las siete y yo espere a que terminara y entré directa a la ducha. No había dormido nada porque el calor no me dejaba ni respirar y el ventilador no apuntó hacia mí en toda la noche. El patio que comparten la casa y el centro de salud es de arena y a esas horas ya estaba lleno de gente sentada o echada en el suelo esperando. Caminaban muchos kilómetros para verme, realmente caminaban para ver a la doctora blanca.

Sin descanso vimos un paciente detrás de otro hasta que no quedó nadie en el patio. Comimos a las cinco de la tarde. Después de la comida picante que sorprendentemente no agujereó mi estómago nos echamos tres segundos y empezaron a picar a la puerta. Más pacientes esperando.

Así fueron un día tras otro. Veinte, treinta, cuarenta personas. Todos con problemas mayores o menores. Casos muy tristes. El más triste fue curar a un bebé de seis meses que parecía que moriría en mis manos. Tenía una quemadura del cuello a las ingles y toda la espalda. Llevaba un mes en ese estado, sin llorar ni moverse. El centro de salud al que iba a hacerse las curas estaba cerrado por vacaciones y nadie le había curado desde entonces. Hablé con Oumy con quien me entendía en inglés y le pedí que por favor le dijera a la madre que lo llevaran a un hospital. Cuando me quise dar cuenta se habían llevado el bote de ibuprofeno para bebés y a día de hoy dudo que siguieran mi consejo.

En 3 semanas vimos a casi 500 pacientes. Principalmente con vértigo, dolor de cabeza, cataratas, vómito, fiebre, diarrea, dolor de espalda, heridas infectadas pequeñas y enormes, erupciones cutáneas, Malaria, dolor de oídos, conjuntivitis, embarazadas, mujeres de parto, tos, falta de apetito… Mi gran problema era la frustración de querer ayudar más y no poder, porque para empezar no tenía material que ayuda al diagnóstico (recordad que tampoco soy médico) y para seguir, ellos no tenían recursos económicos. Si yo sabía exactamente lo que debían tomar o lo que debían hacer, ellos o no tenían el dinero para comprarlo o no tenían el dinero para pagar el taxi hasta el hospital o la farmacia más cercana. Una realidad muy injusta que si empiezas a comparar con la tuya de verdad, España o Londres en mi caso, no dejas de llorar.

Las curas feas se fueron repitiendo y mi insistencia, que ya rozaba la pesadez, por mejorar las condiciones del centro fue sacando su fruto. Las ventanas necesitaban deshacerse de las telarañas, la oficina necesitaba una buena organización, en cada habitación se necesitaba un cuenco con agua para lavar-se las manos y había que empezar a cambiarse los guantes.

Oumy empezó a hacerme caso y en las dos últimas semanas ya no necesitó que le recordara a cada segundo: ANTES y DESPUÉS, - Wash your hands!

Mis días siguieron pasando con la rutina rutinaria de muchos pacientes diarios, poco descanso y varios episodios de diarrea personal galopante que me noquearon hasta la necesidad de hidratación intravenosa. Me llevaron una tarde a la playa, y no dudé en bañarme, compramos pescado y caminamos por el pueblo. Arena, pobreza, basura, niños solos por la calle, basura, madres con niños a las espaldas, basura, hombres cargados de cosas, burros cargados de niños, su imperfecto caos que me dejó con la boca abierta. También visitamos Dakar una tarde Oumy y yo, llegamos en taxi y fuimos directas al hospital. Allí nos encontramos con su primo que trabaja en Farmacia. Le compra los medicamentos a él y así se asegura que sus pacientes los toman. Si les haces una receta el 90% no tiene el dinero para ir hasta la farmacia y mucho menos para pagar los medicamentos que salen bastante caros. Hicimos una buena compra y volvimos al poblado. Armario de medicinas ordenado y completo, ¡qué gusto!

Ah! Olvidaba comentar una situación que me cabreó en sobremanera. Al segundo día vino una mujer con una tensión arterial de 240/140, para quien no entienda de estas cosas, ¡la tensión estaba altísima y necesitaba atención ya! Necesitaba tratamiento y yo le decía que se fuera al hospital pero no podía pagar el transporte ni dejar a su familia. A Oumy se le encendió la bombilla y me dijo que quizás tenía algo. Sacó una maleta sucia con insectos llena de medicación en español. Yakaar Africa la había llevado / enviado (no sé los detalles) amablemente hacía bastante tiempo y allí encontré varias cosas para darle a aquella mujer y a varios más pero me entristeció encontrar unas 20 cajas de medicamentos para el colesterol, otras 10 de Sintrom, ciertos sobres para pacientes en diálisis e incluso medicación para cáncer de próstata.

Oumy no entendía los prospectos por eso mantuvo la maleta todo ese tiempo de fondo de armario. Y me pregunto, ¿envia-mos lo que necesitan o lo que sobra? Ahí queda la pregunta.

Mi mayor shock mezclado con tristeza y enfado monumental llegó el quinto día. Oumy había salido con su hermana a las 4 de la mañana hacia su pueblo a varias horas de Beer porque su hermano bautizaba a su bebé y ella estaba obligada a ir. Entendí que llegaría por la tarde, inocente de mí, Oumy llegó al día siguiente. Pasé consulta con un chico del comité de salud que hacía las veces de traductor. Tenía un nivel de inglés bajo lo que consiguió que nos entendiéramos a medias y a mí se me hinchara más la vena del cuello que ya venía bien dilatada gracias a las condiciones ambientales y al corte de electricidad que impidió que funcionara el maldito ventilador en todo el día.

Tras una dura jornada, de no entender ni al traductor ni a los pacientes, de hacer mi papel de enfermera blanca intentando hacer milagros con gasas, Betadine, Silvederma, azúcar y un montón de medicación sin prospecto, caí rendida ante mi plato de arroz blanco. Un respiro por favor, pero no, lo mejor estaba aún por llegar. Khady (la matrona) picaba insistentemente la verja mientras nos disponíamos a cenar. PARTOOO!!! – ¿Ahora? Vi a la parturienta y mirándole a los ojos y en silencio le pedí que por favor dilatara todo lo que tuviera que dilatar cuando llegara Oumy, pero no antes. Como no hablamos el mismo idioma pues no me entendió y decidió que la dilatación llegaría despacio pero esa noche. Pasamos a la sala de partos, sucia y muy oscura para mi gusto, con una caja de cartón con algodón que daba pena y asco, con una cajita de guantes y varias pinzas para poner en los ombliguitos de los recién nacidos. Pocas cosas más había allí.

Me dediqué a recibir gritos de la matrona que me hablaba en su idioma (Wolof) el cual obviamente no comprendo y de vez en cuando caía en la cuenta y probaba con un francés peor que el mío. A duras penas comprendía que necesitaba esto o lo otro. Yo, con predisposición total tintada de nerviosismo naturalmente debido a que aquél iba a ser mi primer parto y en tierras extranjeras y en condiciones no ideales, iba corriendo y cogía lo que creía que me pedía. Muchas veces (y digo muchas) bien y muchas otras totalmente innecesaria mi visita a la oficina (abre con llave, cierra con llave, está oscuro y hace calor, ¡ojo! mosquitos).

En esta situación entraba la hija de la matrona, de escaso año y medio, pegada a su espalda (literal). Tosía y lloraba. La parturienta saltaba de la cama con cada contracción y yo perseguía a Khady con la caja de guantes para que se quitara los sucios y aunque no se lavara las manos porque no teníamos agua, para que por favor, dejara de tocar lo más interno de la parturienta, a su hija, las puertas, los botes y todo lo que pillaba con la misma mano. Mientras la pobre mujer dilataba a la velocidad que camina un caracol, a Khady le dio por tirar un colchón en la sala de partos y dar de mamar a su hija, al menos así dejó de llorar, ¡qué buena idea! Mi cara era un cuadro, me imaginaba en primero de carrera cuando vi mi primer parto (este era el segundo) en una sala bien blanca, con muchos trapos verdes, con mucha gente, mucha limpieza, mucha luz, mucho de todo en general. Y me vi allí con una mujer retorciéndose de dolor, la matrona dando el pecho en el suelo, la habitación pobremente iluminada, un calor infernal, ningún tipo de seguridad de que aquello llegaría a buen puerto y unas ganas de gritarle a la matrona en español un - Cochina cámbiate los guantes YA!!

La mujer dilató tras varios pinchazos de oxitocina que bien dudé de la idea de esa “matrona” sobre los tiempos y las dosis. El bebé salió despacio, se me resbalaba, hubo desgarro materno y sinceramente un alivio tremendo al verlo fuera. Ahora tocaba coser el desgarro y de repente la mujer salió de su fatiga y semi-inconsciencia para comunicarse conmigo por primera vez y en francés. Me dijo un: - Sí, me coses, pero sin dolor, eh? Bajo amenaza y consiguiente escalofrío puse el primer punto, no veía nada, porque repito que no había casi luz, así que Khady tuvo que ayudarme con el siguiente punto mientras sujetaba su móvil con la boca para alumbrar la operación.

Cuando todo terminó limpiamos con lejía y la madre caminó hasta la habitación de descanso, bien merecido por cierto. Antes de irnos a dormir Khady no dudó en limpiarle la boca al recién nacido con el algodón de la caja maldita y el mismo guante que usó para todo lo relatado aquí arriba. Esa noche dormí mal, ¡qué asco! ¡Qué injusto! ¡Qué pena!

Al principio describí quién es Oumy y quién soy yo. No pude evitar compararme todos los días con esta mujer. La suerte que tengo de haber nacido en un continente con posibilidades, de haber estudiado y tener un buen trabajo. De tener un techo sin goteras, electricidad 24 horas y agua corriendo cuando yo decido. De tener a mi disposición un sistema de salud que aunque a veces lento o menos eficaz de lo deseado está ahí y tiene materiales, maquinitas, médicos y maravillosas enfermeras que saben bien de higiene. Es duro volver con todo aquello en la cabeza. Oumy es enfermera igual que yo, hemos compartido cama, mantel y horas de trabajo y he intentado estar al mismo ritmo que ella, sin conseguirlo. Fueron sólo tres semanas y ella lleva en ese pueblo tres años y no quiere abandonar. Me explicaba que las personas de ese pueblo la necesitan. Ha conseguido que empiecen a tomar anticonceptivos, que vayan al centro a dar a luz para evitar problemas en casa y muchos ya aparecen de vez en cuando a controlarse la tensión. Es cuestión de tiempo dice, pero estoy en ello. Olé y Olé, ya me gustaría a mí hacer la mitad de bien que esta mujer hace en su día a día.

He de decir que tras ese complicado parto compartí lo vivido con Oumy y todas mis preocupaciones en cuanto a la higiene, la falta de material y de agua. Juntas limpiamos la sala de partos, guantes, lejía y sábanas para cubrir cuando todo estuvo limpio para que cuando llegue el siguiente parto todo permanezca limpio. Así fue, cinco días antes de terminar mi viaje tuvimos un parto a las seis de la mañana.

Todo el material en su sitio, fuera la sábana blanca y mujer con sus 9cm de dilatación bien traídos de casa a la camilla. Botellas de agua para lavarnos, jabón, guantes y empieza la acción. Oumy estaba allí, lo que alivió toda mi angustia. Al bebé le costó salir porque la madre era primeriza y no estaba muy puesta en eso de empujar, pero salió, lloró y se le limpió la boca con un guante limpio y un algodón que daba gusto verlo. No tuvimos que salir de la sala de partos para nada y Oumy realizó una costura perfecta con ayuda de una linternita de minero que le puse en la cabeza. Todo sobre ruedas. Parto limpio y buen sabor de boca.

He vuelto, ya estoy en casa. Todavía no me he podido dar un baño largo, cuento los cuadrados de papel higiénico que uso y amo más que nunca el momento en el que me cruzo con un camión de basura. Llegué el domingo pasado y el lunes vuelta al curro, una larga semana con mucho trabajo acumulado. Hoy es sábado y mi cuerpo ha dicho BASTA. Fiebre y malestar general. Pero tengo un día libre, un día para mí y para mi descanso, sabiendo que no llamará ningún paciente a mi puerta y que no tendré que salir de la cama para atender un parto. No dejo de compararme con Oumy.

Volver es duro, porque lo vivido es una experiencia alucinante que te cambia y sólo puedo compartir con vosotros a través de palabras, fotos o videos, a no ser que queráis encaminaros en la misma aventura y hagáis un alto en vuestra vida para dejar un pedacito de vosotros en algún punto del planeta. Hacer un voluntariado como éste debería ser una asignatura obligatoria en el colegio. No somos lo que tenemos, sino lo que hacemos. Manos vacías me recibieron y me despidieron con sonrisas, cariño y palabras de agradecimiento. Gracias a todas las personas que conocí allí y que hicieron que mi primera experiencia como enfermera voluntaria haya marcado un antes y un después en mi vida. Gracias Yakaar Africa por la oportunidad, por haber aportado y por seguir aportando tanto a Senegal. Jai-rruh-jef (Gracias).

UN VIAJE INOLVIDABLE

Marta de Frutos y Antonio

No era nuestra primera ni segunda vez en África. Este verano decidimos descubrir otro rincón de este continente. Nuestra llegada a Dakar, nos impactó el caos en el que vive esta capital. Ruido, tráfico,… Nos esperaba Demba. Tuve la oportunidad de conocerlo en Madrid unas semanas antes, y después de charlar, sabía que habría un antes y un después de nuestro viaje. Así ha sido. El remolino de sentimientos es indescriptible.

Continuamos nuestro viaje a País Bassari con Vieux, nuestro guía y amigo, el cual nos introdujo en la cultura senegalesa. En el viaje pudimos disfrutar del cambio de paisaje que supone desplazarnos desde el norte al sur del país, quedándonos gratamente sorprendidos por la diversidad de tonalidades de la vegetación. Especialmente nos encantó cruzar el parque Niokolo-Koba, y la paciencia de Vieux parando el coche cada pocos metros para que pudiéramos observar la variedad de animales que el parque alberga.

Desde España un amigo senegalés ya nos había hablado de la famosa “teranga” senegalesa, el carácter extrovertido y alegre de sus gentes. Podemos afirmar que no exageraba en nada. Mención especial merece la invitación que recibimos para asistir a un entierro, donde pudimos comprobar que si una persona había vivido plenamente, el entierro puede convertirse en una fiesta para homenajear al difunto.

Visitamos diferentes proyectos de Yakaar África, como granjas de pollos, huertas, talleres de costura o la cooperativa de confituras, y a la vez intentamos aportar nuestro granito de arena dejando material hospitalario en diferentes dispensarios. Vimos el gran apoyo que se brinda a la comunidad con el desarrollo de estos proyectos, dando una oportunidad a sus gentes de mejorar sus condiciones de vida.

Con estas palabras queremos agradecer a todo el equipo Yakaar África la oportunidad que nos ha dado de conocer un país tan maravilloso, a Demba, Vieux, Papau y Doba por su amable acogida y habernos hecho sentir como en casa. Hay un antes y después para nosotros en este viaje, y de lo que estamos seguros es de que volveremos, 'INSHALLAH'!!!

OTRA MANERA DE VIAJAR

Koldo Burgoa

Cuando viajamos a un nuevo país, tanto Gosia como yo, siempre intentamos hacerlo con la menor información que nos es posible, a fin de no crearnos ningún prejuicio ni tener ninguna idea preconcebida antes de llegar. Por eso, llegar a Senegal y ver el contraste de culturas que aquí habitan es impresionante. De hecho, entre su cultura y la nuestra, sus condiciones de vida y las nuestras, también hay un abismo. El hecho de tener una vasta experiencia viajando e integrándonos en diferentes culturas nos va a ser muy útil.

“Para descubrir un país, hay que introducirse en la vida de barrio de las ciudades medianas”

El hecho de llegar a Dakar, un aeropuerto ruidoso donde te esperan cientos de personas a grito pelado intentando llevarte en su taxi, impacta. Pero, impacta mucho menos cuando durante el viaje has estado hablando con un Senegalés afincado en España y a la llegada te ayuda desinteresadamente. La ciudad, tan bulliciosa como el aeropuerto, llena de comerciantes y buscavidas… Esto no puede ser Senegal. Y no lo es, para descubrir un país hay que salir de la capital, introducirte en la vida de barrio de las ciudades medianas, aceptar la hospitalidad espontanea de los locales o sentarte bajo un mangal en el pueblo más pequeño que te encuentres en el camino. Parar y tras esperar unos minutos sin hacer mucho esfuerzo, tan solo con saludar a la familia que allí se encuentra, empezarán a hablarte y a interesarse por ti, tan pronto como se acostumbren a tu presencia. Ahí empieza la teranga (hospitalidad) Senegalesa. El límite de dicha hospitalidad no tiene límite, así que hay que saber decir: es suficiente, muchísimas gracias, estamos eternamente agradecidos y volar hacia la siguiente experiencia.

Sin embargo, como he dicho, es un país de contraste; el toubab, o blanco, siempre tiene la ligera sensación de ser engañado en casi todos los comercios que pisa, sensación de que están cobrándole más que al anterior cliente por el mismo servicio o producto, o que cuando pide un kilo le ponen kilo y medio para sacarle algo más. Aquí ya dependerá de la experiencia, sangre fría y saber tomarse las cosas con humor y paciencia para evitar eso y regatear.

Pero, en cierta manera, puedes entender la trapisonda, cuando vas viendo y entendiendo la realidad en la que viven: una mujer que con un ridículo sueldo de su puesto en el mercado mantiene casi 20 bocas y un hijo en la universidad, ves cientos de chavales en corros de a 5 en las puertas de casas, sentados, desde las 8 de la mañana hasta altas horas de la noche, sin oficio ni beneficio. U observas el lamentable estado de las carreteras que une las poblaciones en las que no hay industria o producción importante para su exportación. Efectivamente, aunque viajes casi sin dinero como es nuestro caso, haciendo autoestop y alojándote en sus casas, aun así, tu eres consciente de que tienes más que ellos.

“Con los ridículos 3,9 euros que has gastado en el mercado van a comer 20 personas”

El día que acompañas al mercado a hacer las compras del día, resulta interesante ver como con los ridículos 3,9 euros que has gastado, van a comer esas 20 personas que esperan en casa. Ese día incluso habrá más salsa, verduras y pescado o carne en el arroz que de costumbre. Sin embargo, pese a que solemos contribuir a la economía familiar cuando viajamos nunca damos dinero. El dinero, al igual aquí que en Europa, se esfuma.

En este país, al igual que en los vecinos y probablemente en todo África, necesita acciones e iniciativas que desarrollen la educación, pues no es obligatoria aun en Senegal y el absentismo escolar es muy alto. A nosotras como profesoras nos sangra especialmente ver a niños mendigando. Además, hacen falta proyectos sostenibles que, partiendo de las necesidades que observe cada comunidad local, ayudemos a desarrollar la economía local y formar a dichas personas en su gestión, así como dotarlos de herramientas o maquinaria que además de usar sepan mantener, pues un generador importado, sin mantenimiento no dura, una explotación avícola sin comprensión de la necesidad de almacenaje de alimentos en un país donde la distribución de pienso no es de flujo constante, crea perdidas de producción y puede ser la diferencia entre una iniciativa genial o un desastre que caiga en desuso y, por tanto, resulte en un derroche de dinero europeo gastado a la africana.

“La capacidad de gestión local marca la diferencia entre una iniciativa de éxito o un derroche de dinero europeo gastado a la africana”

Senegal necesita formar a personas con mucha iniciativa, capacidad gestora y una gran sensibilidad social, que desarrollen proyectos en sus comunidades a partir de las necesidades que ellas tengan, que además, vean la necesidad de que dichos proyectos se sustenten por si mismos en el futuro: necesitan personas con visión de proyección a futuro y capacidad de previsión que den origen y desarrollen las iniciativas que desde allí surjan.

Y, de esta manera, durante nuestro viaje, sin pisar hoteles, viendo las sencillas vidas, escuchando sus necesidades, observando algunas iniciativas locales de éxito y escuchando como han llegado hasta ellas; vas planteándote el modo en que podrías ayudar desde allí o desde aquí, trabajando sobre el terreno. Si aun, con la mejor de nuestras intenciones, conseguimos los buenos propósitos que nos proponíamos. Y, en nuestra divagación personal y reflexión con locales, el viaje de turismo se convierte en un viaje de sensibilidad social.

UNA EXPERIENCIA VITAL QUE RECORDAREMOS SIEMPRE

Lore Mutiloa, Igor Rubio y Bruno Benés.

Lore, Igor y Bruno son tres estudiante de Ingeniería de Caminos de Santander que han decidido hacer su proyecto de fin de carrera en temas de cooperación. A través de nuestro socio José Luis Gil les propusimos hacer un proyecto de gestión de recursos ambientales en la isla de Carabane y este es el relato de su experiencia allí.

Quizás no éramos del todo conscientes de la aventura y experiencia que estábamos a punto de vivir, en parte porque la confirmación de nuestro viaje a la isla de Carabane se produjo con una semana de antelación. Para los tres era nuestra primera vez en África. Demba nos dio la bienvenida en Dakar, según él, la entrada al África negra. En seguida se fueron los nervios a lo desconocido, en gran parte gracias a la hospitalidad de Demba y Vieux.

Tan solo estuvimos un día en Dakar, pero fue más que suficiente para que uno se dé cuenta de que no es Europa, probablemente es la ciudad más caótica en la que ninguno de los tres ha estado nunca. Pese a todo, disfrutamos mucho de nuestro primer día en Senegal gracias a Vieux, con el que visitamos el Lago Rosa, así como el centro de la ciudad.

Aunque disfrutamos mucho de nuestra estancia en Dakar, estábamos deseando llegar a Carabane, tan solo contábamos con buenas referencias a cerca de la isla y de sus gentes. Y no defraudó, ya desde el barco podíamos ver la belleza del lugar y cuando llegamos pudimos verlo directamente, mientras jugábamos con un grupo de niños y niñas que se acercó con muchas ganas de jugar, todo nos parecía tan surrealista…

Luego, gracias al equipo de Yakaar África, con gran experiencia y conocimiento de la isla, fue cuando pudimos conocer de cerca el pueblo, su funcionamiento y los proyectos llevados a cabo por Yakaar África. Y gracias a ellos pasamos uno de los mejores momentos de nuestra visita a Carabane, cuando una familia nos invitó al té. Debido a nuestra inexperiencia, pensábamos que esto nos llevaría como mucho una hora, pero resultó ser que tomar el té no es más que una excusa para socializar y pasar la tarde hablando. Al final, para nuestra sorpresa, se alargó durante una tarde entera, en la que pudimos aprender sobre las costumbres y tradiciones de la gente de la isla de una manera muy directa, viviéndolo con ellos. Estábamos sorprendidos de la increíble hospitalidad que demostraron hacia unos desconocidos como nosotros.

La verdad es que no tenemos más que palabras de agrade-cimiento hacia el equipo de Yakaar África, desde el primer día nos acogió con los brazos abiertos, nos ayudó muchísimo en nuestro proyecto y además se encargó de organizarnos alguna que otra excursión. De hecho, el mayor logro para nuestro proyecto fue conseguir el catastro del pueblo del año 1894, lo más parecido a un mapa que se podía conseguir.

Gran parte de nuestro trabajo consistió en tomar medidas, completar el mapa y situar distintas letrinas, pozos y espacios libres en él, y una vez más, allá por donde íbamos, nos acompañaba un gran grupo de niños y niñas, haciendo muy entretenido el trabajo de campo.

Además tuvimos la ayuda de otra gran persona, Chris, de quien ya nos habló Demba. Fue quien se encargó de completar la información acerca de la historia de la isla, así como de las costumbres y el día a día de la gente ya que ha vivido allí durante toda su vida. Otro de los momentos cumbre de la visita fue cuando fuimos invitados por él y por otros jóvenes de Carabane a ver y participar en un espectáculo de percusión alrededor de una hoguera. Fue indescriptible aquella sensación, las estrellas, la hoguera, el ritmo de la percusión…

Con Chris, tuvimos la oportunidad de poner a prueba nuestras habilidades para la pesca. Pasamos una gran mañana, pero lo mejor vino después, cuando comimos lo que pescamos, acompañado con arroz y con la famosa salsa yassa De hecho, aunque teníamos muy buenas referencias acerca de la comida, creo que nos llevamos una gran sorpresa, nos encantó, si bien es verdad que no es muy variado.

Para nuestro último día dejamos la traca final: excursión a los manglares, a lo que hay que sumarle la comida que consistía en ostras, y por la noche acudimos a una fiesta organizada por las mujeres católicas.

En lo que a la excursión se refiere, fue simplemente espectacular recorrer los manglares con la lancha mientras nuestros amigos Pierre y Cheikh cortaban las raíces llenas de ostras.

Casi igual de espectacular fue la comilona a base de ostras, que aparte de estar muy buenas, entretiene muchísimo abrirlas.

Para culminar el día, nos sorprendieron con la noticia de la existencia de una fiesta organizada por las mujeres católicas. Decidimos acudir, sin esperar mucho, pero para nuestra sorpresa nos encontramos con un evento muy parecido al que podríamos encontrar aquí, es decir, música, alcohol y, sobre todo, mucho baile. La edad no era ningún problema, todo el mundo bailaba y de una manera muy llamativa además, incluso mujeres de más de 60 años, a nuestro parecer.

Nos pareció curioso el hecho de que en una festividad cristiana hubiera musulmanes, lo cual demuestra la gran tolerancia que existe en ese país entre las diferentes religiones. Pero más curioso aún fue el hecho de que la mayoría fueran con alguna copa de más. Nos hizo gracia que nuestro amigo Chris nos dijera que se les conocía como musulmanes de izquierdas.

El último día y después de un larga espera embarcamos en el barco. Nos sorprende la efusividad con la que nos despiden en el Barracuda (que ha sido nuestro alojamiento durante la estancia en Carabane) y nos da mucha pena dejar la isla, la gente nos ha conquistado.

Finalmente llegó el día de volver, no antes sin pasar otro día en Dakar junto con Ambrosio, el cual aprovechamos para visitar la isla de Gorée, bella por su arquitectura e impactante por su historia.

Ya de vuelta en casa hemos tenido tiempo para digerir la aventura vivida, una experiencia muy enriquecedora a nivel educativo, ya que hemos aprendido mucho sobre las soluciones que dan a diferentes problemas ingenieriles con los pocos recursos con los que cuentan, pero sobre todo muy enriquecedora a nivel personal. Una de esas experiencias vitales que recordaremos siempre.

Por último, nos gustaría dar las gracias a Yakaar África por habernos dado la oportunidad de desarrollar este proyecto y por habernos tratado tan bien durante nuestra estancia en Senegal. Agradecemos igualmente el apoyo que hemos recibido por parte de Oxital, sin su ayuda sería imposible nuestra visita a Carabane.

MISIÓN SANITARIA 2014

MI PRIMERA MISION SANITARIA EN SENEGAL

Carmen Trigo

Todo empezó en el aeropuerto Madrid donde nos encontramos las 10 compañeras de la misión y Mª Jose la voluntaria que nos acompañó los primeros días, aunque en realidad todo había empezado bastante antes, los 2 meses anteriores repasando mi francés, leyendo las enfermedades tropicales e imaginando como seria la salud y la enfermedad en África, aunque me tranquilizaba pensar que mis compañeras de Vigo ya habían estado y repetían y también viendo el listado que confecciono el médico de la misión anterior donde comprobé que a los senegaleses les dolían las mismas cosas que a los españoles.

La misión sanitaria la comenzamos en Bandafassi donde estuvimos 2 días y vimos a 75 adultos luego seguimos a Dindefelo que durante 2 días y medio consultamos a 132 personas, después de un largo viaje llegamos a la zona de Cassamance y allí en Cagnout pasmos consulta 2 días viendo 126 pacientes y por último la preciosa isla de Carabane aunque el tiempo allí fue escaso solamente consultamos durante 1 día atendiendo a 75 personas.

No encontré diferencias significativas en cuanto a las patologías por las que consultaban en las distintas poblaciones, tenían dolores musculares, astenia intensa, molestias odontológicas, gástricas y mucha patología ocular por lo que fueron de gran ayuda las gafas que llevábamos, tanto las de presbicia como las de sol. También reconfirmamos que hay un índice elevado de anemia entre la población adulta. Lo que me resulto más difícil fue hacer el diagnóstico de la patología intestinal, saber si se trataba de una simple gastroenteritis inespecífica, una parasitosis, etc.; probablemente habría que formarse un poco más en estas patologías más específicas de las zonas tropicales para las próximas misiones. También habría que consensuar la actuación ante las patologías crónicas sobre todo la hipertensión arterial que tiene una

prevalencia importante ya que los pacientes diagnosticados en oct 2013 y que se les dejo medicación, esperábamos que acudiesen esta vez para revisión y no acudieron. De todas formas a los diagnosticados en esta misión también se les proporciono el tratamiento hasta el mes de octubre.

Realmente fueron días de trabajo intenso, quizá se necesitasen más horas de consulta en cada dispensario aunque no se visitasen las dos zonas en la misma misión, también quiero decir que el cansancio lo arreglábamos con un vasito de nuestra cerveza favorita Gazelle con un poquito de Sprite (todo un éxito la Gazelle))

Bueno después de esta experiencia me volví a España diciendo eso de "cuantas comodidades tenemos nosotros y que protegidos estamos con nuestro sistema sanitario", realmente me impresionó ver lo difícil que lo tienen ellos al no poder pagarse una medicación básica ni acudir a una consulta médica.

Quiero terminar con un agradecimiento a todos los que me ayudaron, sobre todo a mis colaboradores en la consulta: los traductores (Daniel, Cheikh y Ambrosio) y a Araceli que tomo todas las tensiones e hizo todos los lavados de ojos que dejaron un poco mejor las miradas de nuestros pacientes.

CORTO PERO INTENSO

Claudi, Anna, Fina, Josep, Guillem, Neus y Montse

Es la segunda vez que visitamos Senegal, teníamos muchas ganas de volver, poder respirar el ambiente senegalés y sentir el cariño de su gente. También es una tierra de contrastes extremos que invita a la reflexión personal, quizás este motivo lo hace tan especial y te engancha, cuando te vas ya tienes ganas de volver otra vez.

Hemos vivido nuestro viaje cada minuto. Cada uno de ellos diferente, por eso se nos pasaron los días como semanas, un viaje corto pero intenso. Demba, amigo y guía, nos acompañó en todo momento y nos acercó a la cultura senegalesa y a los proyectos de Yakaar África , pudiendo visitar algunos de ellos y ver todo el trabajo que se está realizando para mejorar la calidad de vida en los diferentes poblados. Entregamos medicamentos, material escolar, gafas de sol y graduadas, ropa, gorras, etc etc.

Tuvimos la ocasión de conocer a la familia de Pape en Carabane, el chico que se le está pagando los estudios entre varios socios de Yakaar, fue muy entrañable la visita. Conocimos la madre de Edouard el primer niño operado en Barcelona gracias al convenio que tiene sanitas con Yakaar `` pasillo verde’’, le entregamos fotos de su hijo en el hospital con los médicos y con la familia de acogida, fue un momento muy emotivo.

Esta vez y como la anterior, guardaremos en el corazón sus paisajes, la humanidad de la gente, sus ritmos que te envuelven de energía y alegría y sobre todo las sonrisas de los niños, que son la vida futura de África, ellos tiene que luchar por la injusticia y la escasez haciéndolos más valientes, por eso sus sonrisas son tan especiales.

Agradecer a Demba sus ganas de enseñarnos su país, haciéndonos levantar cada día temprano para poder llenarnos el día de experiencias sensacionales, por su profesionalidad y compañerismo. En el grupo éramos ocho, nosotros siete y Demba!. Gracias también a Rigoberto, el conductor que nos acompañó la primera parte del viaje enseñándonos a cantar y hablar un poco de Wolof.

Esperamos volver pronto!!

LAURA, ENFERMERA EN BEER

Laura Abascal

Laura Abascal es enfermera y trabaja en oftalmología por lo que se ha trasladado a Senegal con mas de 260 gafas graduadas. En este breve informe nos cuenta su experiencia en el Centro de Salud de Berr, financiado en parte por YAKAAR ÁFRICA.

Qué experiencia tan gratificante ha sido para mí venir a Senegal! Durante mi estancia en Beer me he sentido acompañada en todo momento por los miembros del comité de salud, y en especial por Oumy (la enfermera) que para mi es una hermana. Son personas estupendas, que te dan todo lo que tienen sin esperar nada de ti.

En cuanto a mi trabajo en Beer como enfermera, pude traer finalmente unas 260 gafas, de las cuales he repartido más de 150. Al final del proyecto ya me veía con dificultades de graduar a la gente debido a que solo me quedaban las graduaciones más altas. He podido observar los problemas oculares de 250 personas, de los cuales he visto 40 casos de cataratas prácticamente blancas, 19 casos de conjuntivitis, 37 de quemaduras corneales a causa del sol, y 15 casos de pterigium con problemas de visión.

¡Es tan grande el daño que ocasiona el sol en Senegal a la salud óptica!

Durante este tiempo me he dado cuenta de lo importante que es la prevención en un sitio como Senegal, ya que en gran parte de los casos tanto de cataratas, pterigium y quemaduras corneales, estos, se podrían haber evitado, o minimizado, con unas simples gafas de sol. Por eso desde España espero poder conseguir más y mandar de nuevo a Beer.

Me he encontrado con varios casos en los que no he podido hacer nada, ya que los problemas necesitaban operación. Pero son tantos los casos de niños, adultos y ancianos a los que con unas simples gafas por fín han podido ver sin problemas, que con eso me quedo, con sus sonrisas, y sus caras de asombro al poder ver con claridad.

Por otro lado también he estado ejerciendo trabajo como enfermera en el centro de salud. Me he encontrado con una enfermera eficiente, responsable y profesional, que conoce muy bien su trabajo, y que para este pueblo lo es todo en cuanto a salud. Oumy es una gran enfermera y sobre todo una gran persona. Así que he podido aprender mucho de ella, y juntas creo que hemos hecho un gran trabajo.

Como necesidades para el centro de salud destacaría:

  • Gafas de sol para prevenir los problemas ocasionados por el sol.
  • Más material de curas, sobre todo unas tijeras nuevas, ya que las que hay no cortan a penas.
  • Un electrocardiograma.

Después de este mes tan intenso, tan grato, lleno de experiencias nuevas y de personas increíbles, ya me toca volverme a España, y pienso en que fue tan fácil el encuentro, la adaptación y la vida aquí, que ahora la despedida se me hace muy difícil, más de lo que pensaba.

Espero poder volver pronto!