Blogs 2015

NECESITABA VOLVER A SENEGAL

Nerea Roldán Galdós

Necesitaba volver a Senegal, sentir su calor, su luz, su caos, su colorido, su polvo, sus olores, su gente…en estos meses lo había echado mucho de menos y lo anhelaba, quería rencontrarme con todo.

A nivel profesional, este segundo viaje, era una prueba, queríamos la confirmación de que este proyecto era viable y sostenible, de que merecía la pena seguir hacia delante y de que a través de él se podía llegar realmente a las mujeres con secuelas obstétricas y mejorar su calidad de vida.

El objetivo principal era trabajar el dolor perineal. Para que os podáis hacer una idea, imaginaros un dolor incómodo que de repente se agudiza (de la intensidad de un dolor de muelas) pero en la vagina, ano, labios…, que aumenta y puede llegar a ser insoportable cada vez que vas al baño, que tienes relaciones sexuales o cada vez que estás sentada o de pie un rato. Si no recibes un buen tratamiento puede quedarse contigo muchos años, e incluso, no llegar a desaparecer nunca…

No fueron nada fáciles los preparativos, parecía que íbamos a contra corriente, acontecimientos familiares y personales difíciles, fractura de mano que no consolida y a una semana de

irnos, el médico no le da el alta a Raquel, y le dice que “ni hablar de ir a Senegal” demasiada gente que me pregunta por mi hijo pequeño de 6 años :“pero, ¿otra vez te vas?, Si te acabas de ir… y lo vuelves a dejar solo, ¿y qué dice él?...”

Pacientes en Madrid que no te ponen buena cara porque te vuelves a ir dos veces en un año. En fin, como les tuve que decir a algunas personas: “Te doy las gracias porque aunque es mi compromiso ir, y así lo siento y así quiero que sea, de forma indirecta también te influye a ti, y es que realmente creo que igualar estos dos mundos es y debe ser compromiso de todos, así que gracias por la parte que te toca”

No teníamos ni idea de lo que nos íbamos a encontrar, ni en el hospital Saint Jean de Dieu, ni en Beer, desconocíamos la aceptación que podría tener el programa que habíamos propuesto, qué tal habría funcionado la difusión, y si serían capaces las mujeres de romper con sus tabúes y venir a recibir su tratamiento. Éramos, como se suele decir, un mar de dudas.

Y en medio de ese mar, ya nos encontrábamos en Dakar. Cuando nos vino a recoger el director del hospital lo primero que hicimos fue preguntarle por el plan de los días y por el número de mujeres a tratar, él nos comentó que no había, que ya se vería y que a ver si venían…. Así que después de escuchar esas palabras nuestro mar era ya un océano inmenso: ¿qué pasaría durante las dos próximas semanas?...

El primer día después del primer tratamiento teníamos varias mujeres esperando a ser tratadas, todas venían sin cita y dispuestas a esperar lo que hiciera falta. Entre medias de los tratamientos, la preparación al parto, guiada completamente por el equipo de allí, nuestro colega Folly, y la matrona Marie Theresse, quedamos muy satisfechas al comprobar que el primer objetivo del proyecto se había conseguido: introducir la preparación al parto, además muy completa y basada en los ejercicios que habíamos propuesto en el curso que impartimos en el mes de Marzo, muy específicos para conseguir un parto fácil y evitar secuelas postparto.

Tenemos que reconocer que el principio nos resultó un tanto desconcertante, cambia la raza, el tono muscular es diferente, la elasticidad del tejido, la postura, algunas referencias…hasta que encontramos los parámetros de normalidad (adaptar las escalas de la raza blanca a la negra) y coincidimos en las valoraciones, tardamos todo el primer día. Además de todo esto, sumamos que hay casos donde hay mucho dolor y el tratamiento es duro, largo e invasivo, trabajamos con técnicas manuales vía vaginal y anal y a veces con sondas. La primera sesión de cada una resultó muy difícil, teníamos la sensación de estar invadiendo su cuerpo, no se atrevían a penas a mirarnos a los ojos, los apartaban, respondían a nuestras preguntas vagamente, fue muy extraño. Como me dijo Raquel después de un día trabajo: “En realidad esto no es nada fácil, es duro, hay que estar preparado”

Cuando acudían a la segunda sesión, era todo totalmente diferente, ya se encontraban mucho mejor, había menos dolor, te miraban, te sonreían, ya sabían a lo que venían, y eran conscientes de que lo que les hacías era bueno para ellas.

La primera semana transcurrió muy rápida, todos los días tratábamos a muchas mujeres.

El Viernes a primera hora salimos hacía Beer, tampoco sabíamos lo que nos íbamos a encontrar así que de nuevo esa sensación de incertidumbre, a la que creo que nos iremos acostumbrando.

Sorprendidas nada más entrar en el ambulatorio por el cambio, sólo habían pasado 8 meses desde nuestra visita anterior; Oumy estaba embarazada, su casa estaba vallada, las paredes blancas relucían, había luz y teníamos una sala nueva donde trabajar…..no podemos decir que las condiciones de la sala fueran muy higiénicas, había todo tipo de bichos y nuestra camilla estaba oxidada, sucia, y parecía que cobraba vida de todos los animalitos que habían decidido hacer de ella su casa.

Habíamos hecho unos carteles donde explicábamos las patologías que íbamos a tratar, sabíamos que los mismos no

llegarían directamente a la gente, había que saber leer y además estaban en francés, pero más que nada era un reclamo y un guion para Oumy y las matronas. Funcionaron bien y regular, bien porque llegamos a atender a 19 mujeres frente a un máximo de 15 mujeres que nos habíamos propuesto, tomando como factor límite el tiempo, y regular porque sólo derivaron un tipo de patología, trabajamos sobre el dolor abdominal y pélvico, no vimos desgarros ni disfunciones sexuales, ni secuelas importantes, y la pena es que estamos seguras de que en Beer tiene que haber muchas mujeres con estos problemas, pero bueno, como suelo decirme a mí misma: poco a poco…

Estábamos solas, sólo hablaban wolof y no teníamos a nadie que nos tradujera, así que íbamos con nuestras 5 preguntas en wolof que nos había preparado la matrona de San Juan de Dios para por lo menos, saber qué teníamos que tratar.

Una vez más nos quedamos sorprendidas por la cantidad de mujeres que aparecieron para recibir su tratamiento, por orden de llegada las íbamos tratando, en algún momento se nos llegaron a juntar hasta 6 mujeres esperando, teniendo en cuenta que las sesiones duran casi una hora, es de valorar lo que pudieron llegar a esperar algunas de ellas.

Lo mejor de Beer, ha sido volver a estar con Oumy, sus hermanas y su madre, estrechar lazos, hemos pasado ratos inolvidables, nos han cuidado fenomenal, y comer los platos típicos senegaleses tan bien cocinados por ellas es todo un lujo para dos amantes de la comida como somos Raquel y yo. El Viernes ya cuando casi anochecía nos dimos un paseo con Oumy y con Musampa (creo que se llamaba así, el presidente del comité de salud) nos llevaron a una casa donde había mucha gente, nos sentamos, nos pusieron a dos bebés con nosotras, nos pasaron para beber unos vasitos con una infusión. Entre las oraciones de los musulmanes, y los coloridos trajes de las mujeres, pasamos un atardecer único, sumergidas en ese ambiente tan diferente a lo nuestro. Musampa nos contó que el Domingo había un bautizo al que asistiría todo el pueblo y que estábamos invitadas...

Lo más inquietante llegó la primera noche. Dormíamos en un colchón en el suelo sin mosquitera, y mis amigas las cucarachas ya llegando la noche empezaron a aparecer por todas lados, no contentas con subirse a los sofás se subían también al colchón, sí, a ese colchón en el que nos tocaba dormir, me da igual que se suban pero que no lo hagan cuando nosotras estemos dormidas, pero claro, no respetaron mis deseos…así que bueno, qué le íbamos a hacer…pensaba que no dormiría nada, pero me sorprendí a mí misma durmiendo 4 horas seguidas, no me lo creía, cuando me desperté y eran las 5. Al levantarnos ya teníamos rondando una por la almohada dos por los pies y otra grande boca arriba a mi ladito pero en el suelo…en fin…!prueba superada!. Y de la segunda noche, ni me acuerdo lo que dormí o deje de dormir así que eso es buena señal. Parece que poco a poco me voy haciendo con los animales de Senegal.

El Domingo era nuestro único día libre, decidimos dedicarlo a hacer turismo acompañadas por Ambrosio. Mientras estábamos esperando a que él viniera a buscarnos, llamaron al teléfono de Oumy, era nuestro amigo Musampa, estaba esperando a que fuéramos para empezar la ceremonia del bautizo, así que fuimos al bautizo.

En ese momento tuve la sensación de haber remontado en el tiempo cientos y cientos de años, diría que hasta podría encontrarme en un nacimiento viviente, en Jerusalén. Nos encantó.

El resto del día estuvimos muy a gusto, en buena compañía, disfrutando y conociendo sitios nuevos de nuestro querido Senegal. Nos sirvió para coger energía y empezar nuestra segunda semana de trabajo en el hospital con fuerzas y con muchas ganas. A medida que iban pasando los días estábamos cada vez más contentas con los resultados y con la evolución de nuestras pacientes, y por supuesto, con el equipo. Hemos trabajado mucho y muy bien, la verdad es que no puedo estar más satisfecha por cómo ha salido todo, y me siento muy orgullosa de cada uno de ellos.

A medida que se iba acercando el último día se iba apoderando de mí una nostalgia que no sentí la primera vez, tenía ganas de volver a casa y por supuesto de estar con toda mi familia, y de que mis padres vieran una vez más que su hija pequeña volvía sana y salva, pero sentía que se había pasado todo demasiado rápido, que iba a echar mucho de menos a todos y las sensaciones que en mí despierta Senegal.

Al final cuando vuelves vas haciendo reflexiones y te das cuenta de dónde tienes que ir enfocando el proyecto, parece que está todo mucho más claro, los errores te guían, Senegal habla y te muestra el camino.

Lo que espero de Senegal es que en cada viaje me siga sorprendiendo, no quiero acabar acostumbrándome a sus mujeres guapas y sus telas, a la amabilidad de la gente, a su bullicio, a sus paisajes, a las sonrisas de los niños, a sus bichos…quiero vivirlo siempre con la misma intensidad, como la primera vez, y espero en cada viaje descubrir algo nuevo.

Nuestra siguiente misión está programada para el próximo mes de Abril, con destino La Casamance, estoy segura de que volveremos a vivir momentos inolvidables.

10 DÍAS, MAS DE 40 ACTIVIDADES

José Maria Piñero

Los amigos me dicen: ¡Qué mérito tienes! Y yo pienso: si supierais cómo disfruto, no diríais lo mismo. Como prueba este collage, que bien se podría haber titulado ¿Dónde está Wally?, porque estoy en todas y cada una de las 40 fotografías y en todas con la misma cara de idiota encantado. Sólo espero que no se rompa el encanto y seguir muchos mas años haciendo lo que más me gusta y recibiendo el cariño de la gente mas agradecida que he conocido.

ORGULLOSA, SATISFECHA Y ESPERANZADA

Miriam Sielva Motellón

Como médico residente de Pediatría de segundo año, me decidí a realizar este viaje, con toda la ilusión de poder ayudar en lo que sea posible, de conocer otro mundo totalmente distinto al que estoy acostumbrada, y de poder aprender de lo desconocido; con todos los miedos de un médico en formación, de una nueva forma de trabajo en la que el ojo clínico es la única herramienta de la que dispone, el miedo de una persona que hasta hace poco había vivido en hogar familiar.

Al comienzo una mezcla de sentimientos encontrados: alegría de conocer gente nueva, que desde el principio me inspiraron total confianza; sorpresa y tristeza al presenciar y dormir en las afueras de Yakaar, con calles desordenadas, repletas de gente, vehículos, animales y residuos.

Enseguida llegamos a isla Carabane, y diría que es aquí donde mayor fue mi asombro. Paraíso donde los haya. Gente hospitalaria. No podía creer que estuviera en África. Degustamos las comidas típicas senegalesas, nuevas para mí, y riquísimas.

Tan grata y placentera fue mi estancia en Carabane como el traslado en Cayuco que realizamos para acudir al próximo poblado: Oussouye. Bosques de árboles frondosos, Baobabs enormes, cocoteros y palmeras, un viaje fascinante. No así el lugar en que íbamos a residir los próximos días, una estancia con paredes de adobe, con bajitos techos de paja, ubicada como el resto de viviendas en el interior de los bosques, repletos de animales e insectos con los que hasta ahora no había familiarizado, no tan de cerca. Supongo que fue el cambio lo que hizo que todo se relativizara. Definiría esta parte del viaje como la menos gratificante para mí. Nuestro trabajo en Kagnout fue algo más desordenado, gente hospitalaria pero más demandante, con patologías algo más graves.

Los días pasaban y mis compañeros y yo ya éramos como una

familia. Veinticuatro horas juntos y ningún conflicto, más bien todo lo contrario, siempre sonriendo y apoyándonos en todo. Aprovechábamos el tiempo libre para conocer las gentes, sus costumbres, sus campos de cultivo o sus talleres de costura.

Finalizada nuestra estancia en la región de Casamance, nos dirigimos, después de un largo viaje, hacia País Bassari. En primer lugar Dindefelo: Un lugar precioso, primitivo, rural, la imagen que los occidentales tenemos de África. Rodeado de un precioso paisaje de montañas que día tras día me embelesaba. Cabañas pequeñitas construidas a base de adobe, paja y madera, y una mezcla de restos de materiales diversos usados para “tapar huecos”. Gente por todas partes, esperando ansiosos nuestra llegada. Simpatía y hospitalidad es lo que se respiraba. Yo ya estaba más que acostumbrada a este tipo de vida. Sin agua corriente, sin luz, sin paredes que aislaran del medio externo, y yo me encontraba mejor que nunca. El trabajo no obstante fue muy duro: muchos niños, y muy muy enfermos. Conocimos aquí a nuestros traductores, personas muy especiales con un grandísimo corazón y que posteriormente continuarían con nosotros.

Último poblado: Bandafassi. Ya con el final tan cerca, los días pasaron rapidísimo. Apenas comenzamos a trabajar cuando ya estábamos recogiendo los materiales y haciendo maletas. Alegre de saber que enseguida vería a mi gente, a la que silenciosamente había echado mucho de menos, pero nostálgica y triste de que esto acabara.

Mención aparte (porque de no ser así tendría que mencionarlos en cada renglón) a dos maravillosas personas que nos acompañaron durante todo el viaje: Ambroisse y Cheikh. Sin ellos nada hubiera sido lo mismo. Desde el principio me inspiraron confianza y seguridad, pero día a día me sorprendían gratamente. Tan protectores, tan humanos, tan humildes, tan solidarios, tan serenos, tan resolutivos, tan trabajadores, tan dispuestos a todo…no hay una sola palabra que defina a estos personajes. Ojalá las personas fuéramos así.

En definitiva, muy contenta, orgullosa, satisfecha y esperanzada me encuentro después de esta experiencia vivida. Sin duda repetiría.

YA FORMÁIS PARTE DE NOSOTROS

María Elisa Buendía Miñano

Cuando nos propusieron participar en la misión sanitaria de Yakaar África todo eran dudas. Siempre había tenido en mente participar en un proyecto de cooperación sanitaria, pero no tenía claro si ahora era el momento. Fue al escuchar con qué entusiasmo relataban su experiencia los compañeros que habían viajado otros años, cuando me empezó a picar el gusanillo. El remate final fue mi reunión con Pepa Conejos, nuestra abanderada, que con ilusión y paciencia resolvió todas mis dudas. Ya estaba convencida.

De nuestra primera reunión de grupo me lleve una muy grata impresión. Me pareció un equipo equilibrado, con ganas de trabajar y buen humor. ¡Y nos acabábamos de conocer! Las semanas previas al viaje fueron intensas; preparar las cajas con medicación, organizar el equipaje…Sin darnos cuenta ya estábamos montados en el avión camino a Dakar.

Desde el primer día me sentí bien acogida por Senegal. Siempre recibidos con una sonrisa y un saludo amable, doy fe de que se trata del país de la hospitalidad.

Sus paisajes eran todo un estímulo para los sentidos. Lo abigarrado de las calles de las ciudades con todo tipo de vehículos abarrotados, animales vagando y mercados coloridos; la caída del sol sobre la tierra roja del País Bassari, con sus chozas de adobe y paja; los bosques de baobabs y las tortuosas raíces de las ceibas; la calidez de sus playas salpicadas de cocoteros; la caótica llegada de los pescadores a Mbour en sus cayucos…

En nuestra gran ruta senegalesa, cada amanecer era una nueva aventura. Hubo algún contratiempo (pérdida de maletas, pinchazo de furgoneta, visitantes varios en las habitaciones, caminos plagados de baches y charcos difíciles de franquear…) pero siempre afrontados con buen humor.

El trabajo en equipo ha sido excepcional, siempre coordinado

coordinado y fluido, unido a la hora de tomar decisiones en el manejo de los pacientes más complejos. Agradecer también el esfuerzo de los traductores, que atendieron con nosotras manos a mano a los niños, tratándolos siempre con cariño y haciendo en muchos casos de auxiliares y educadores.

De los niños siempre hay cosas que aprender. Me sorprendió su madurez e independencia. Era llamativo ver como con menos de diez años acudían solos a la consulta, incluso con hermanos más pequeños a su cargo. Pero si hay algo que los caracteriza es su espíritu alegre, el momento álgido del día eran las últimas horas de la tarde, en las que los dispensarios se convertían en una explosión de alegría infantil entre juegos, globos y sonrisas.

Creo que es una sensación compartida el pensar que de la experiencia hemos salido más enriquecidos personalmente de lo que hemos podido aportar. Sin duda, hemos puesto toda nuestra ilusión y esfuerzo en nuestro trabajo, pero queda el sinsabor de haber resuelto casos agudos y que siempre queda tarea pendiente. Aunque tengo la tranquilidad y la confianza de que hay compañeros trabajando allí, al pie del cañón.

Gracias al equipo de Yakaar África, a Ambrosio, a Cheikh, a Demba, a Doba…porque vuestro esfuerzo diario es lo que marca la diferencia. Y, ¡gracias por cuidarnos tan bien y preocuparos tanto por nuestra comodidad! Por compartir tantos momentos agradables. Ya formáis parte de nosotros.

Me siento orgullosa de haber tomado la decisión de participar en la misión sanitaria. Siento que he vuelto impregnada de experiencias, emociones y vivencias que me han edificado. He aprendido de su hospitalidad, de su sencillez y alegría de vivir; he aprendido que muchas preocupaciones frívolas son innecesarias, que cosas esenciales son muy pocas, y que otras son tan esenciales que deben ser un derecho de todos. Gracias por esta oportunidad.

SENEGAL, PAIS DE SORPRESAS

Irene Bastida

El viaje ha sido una experiencia muy enriquecedora. Para los cuatro era la primera vez que viajábamos al África negra. Para descubrir el país y su esencia tuvimos la suerte de contar con la guía y la compañía de Demba, y la conducción y el cuidado de Vieux.

Ellos dos nos han acompañado durante todo el viaje y nos han mostrado la belleza del país que aparte de deleitar nuestra vista con sus paisajes y colores nos han cultivado en alma con sus historias y sus gentes.

Desde las playas de Saint Louis, el desierto de Loumpoul a las montañas y mesetas del país Bassari hemos podido disfrutar de paisajes salvajes, vírgenes, coloridos, naturales y en ocasiones increíbles. Unas veces calles abarrotadas de gente, muchos niños, con dinamismo, actividad que se desarrollaba en un caos ordenado.

Otras, calles tranquilas entre cabañas donde las cabras y algunas mujeres transportando cargas pesadas sobre sus cabezas dibujan la escena.

De lo más enriquecedor ha sido poder conocer cómo en el centro de salud de Beer la enfermera Oumy trabaja con escasos medios aportando salud a su pueblo. Conocer la vida de las tribus en el país Bassari.

Tomar el té senegalés durante un largo rato, entorno a una tetera, y participar en interesantes conversaciones que nos han permitido conocernos mejor.

Sobre todo la alegría con la que nos han recibido y nos han tratado siempre, sin excepción.

Desde luego después de esos 11 días no te quedan nada más que unas ganas irreprimibles de volver allí para alargar tu experiencia con ellos.

UN VIAJE ABSOLUTAMENTE INOLVIDABLE

Pedro Montero

Cuando contactamos con Demba a través de internet, buscábamos como siempre una manera de viajar que nos posibilitara conocer el pais y su gente, pero además deseábamos que nuestra estancia y el dinero gastado repercutiera directamente en los locales y no en agencias intermediarias. No solamente cumplimos nuestros objetivos iniciales sino que este viaje se convirtió en una de las experiencias más enriquecedoras que hemos disfrutado a lo largo y ancho del mundo.

Del país y su belleza, poco más podemos decir que no se pueda consultar en una guía, pero destacamos la variedad de paisajes: desierto, sabana, selva impenetrable, playa tropical, que hicieron más amenas si cabe las 3 semanas que estuvimos recorriendo Senegal.

En lo que coincidimos toda la familia es que lo mejor del viaje fue sin duda la relación que establecimos enseguida con Demba, Ambrosio y Cheikh, una relación que trascendía lo meramente profesional.

Fue como viajar con todas las comodidades y con unos grandes amigos cuidándonos y enseñándonos su país. Ellos nos mostraron la realidad de Senegal, no solo la que sale bien en las fotos, y nos permitieron conocerla, sentirla y amarla, abriéndonos las puertas de sus casas, sus amigos y vecinos.

ME SIENTO TAN LLENA QUE SEGURO VOLVERÉ

Marta Vidal Bujanda

Hola soy Marta!

Estoy ansiosa de contaros mi experiencia de voluntaria en Senegal con Yakaar. He estado 2 meses en la zona de Cassamance. 2 meses de mi vida inolvidables.

Esta experiencia me ha dejado claro que si hay gente que ayuda a los que lo necesitan. He tenido la oportunidad de conocer los proyectos de Yakaar y os puedo decir que de ser interesantes también son totalmente humanitarios ayudando a las mujeres a desarrollar sus habilidades , para montar su negocio y vivir de ello. Como por ejemplo, la ayuda a las mujeres para montar su fábrica para producir zumos. Estuve trabajando con ellas. Fue un poco duro pero, la emoción que me producía la sonrisa de aquellas mujeres y la alegría con la que trabajaban nunca se me olvidara.

Pero esto fue solo un proyecto. También vi construcciones destinadas a aulas para niños en edad no escolar. Otra actividad que hice fue cuidar niños en un orfanato. En poco tiempo les coges cariño y ellos a ti. El agradecimiento que demuestran a poco que les das es inmenso. ¡Cuanto tenemos para dar y ni siquiera lo sabemos!

En fin, me siento tan llena que aseguro volveré. Una cosa a decir es sobre la ONG Yakaar. Tuve problemas en otra zona de Senegal y no dudaron en ayudarme. No puedo estar más agradecida. Así que si vuelvo será con esta organización.

Este pequeño relato me ha dado solo para contaros una mínima parte de mi experiencia en Cassamance.

MI EXPERIENCIA EN ESPAÑA

Doba Diallo

Del día 28 de mayo hasta el 30 de junio 2015.

El día 28 mayo día de la salida no me dejaban salir en el aeropuerto de Dakar porque no estaba confirmado mi billete de avión, me habían dado solo 2 min para confirmarlo gracias a Demba llamo rápidamente a Jose Maria para que lo confirme al final todo bien salimos del aeropuerto de Dakar hacia Madrid, primera vez subir en avión, llegamos en el aeropuerto de Madrid, primera vez de ver un aeropuerto tan grande, primera vez de ver un tren sin conductor...

Nos esperaba Jose Maria a la salida, nos llevó a su casa sobre las 5h de la mañana todo tranquilo, yo digo que tranquilo esta Madrid; José Maria me dijo: espera de aquí a 3h la calle estará llena de gente. Dormimos poco, a las 10 h de la mañana Demba me enseñó Madrid por primera vez. Había mucha gente en la calle, lo que me sorprendió es que la gente no se saluda, decía a Demba aquí no se saluda, me dijo que no es como allí.

La tarde con José María vimos más cosas de Madrid nos llevó a sitios donde había muchas gentes, con mucho ambiente, gran sorpresa para mí.

La primera vez que cogí el Metro y el AVE una experiencia inolvidable.

Después de visitar casi todo España: todo bien en imagen general, bien trabajado la infraestructura etc...Todo bonito.

Pero hay cosas que no van bien ves gente pidiendo en calle como aquí, gente que no tienen trabajo; hay inmigrantes que están vendiendo por la calle los que no tienen papeles siempre corriendo de la policía, no es fácil.

Un consejo para los jóvenes de mi tierra: en España nada es fácil, los que tienen trabajo en España trabajan mucho para conseguir algo, nada es fácil allí.

Para mi he aprendido muchos de este viaje y me va servir mucho para mi trabajo.

Mil gracias a todos los amigos españoles que nos han tratado bien en este viaje

Yo digo mil gracias a todos que me han ayudado a realizar este viaje a PAPA DEMBA DIENG, JOSE MARIA, Yakaar África, Agustín, etc.

Gracias por todo amigos hasta pronto