Querida familia Fábregat y Yakaar África,
Nos gustaría extenderles nuestro más sincero agradecimiento por darnos la oportunidad de participar en el maravilloso viaje a Senegal, que tuvo lugar del 18 de julio al 2 de agosto de 2025.
Esta estancia quedará grabada en nuestra memoria como una experiencia humana y cultural excepcional. Nos conmovió sinceramente su amabilidad, su apertura y el espíritu familiar que pudo crear a lo largo de este viaje.
Gracias a Yakaar África, hemos vivido momentos ricos en descubrimientos, emociones e intercambios. Supisteis cómo hacer que esta estancia fuera cálida, instructiva y profundamente humana al mismo tiempo.
Gracias por acogernos como miembros de pleno derecho de la familia, con tanta generosidad y amabilidad. Esperamos de todo corazón que nuestros caminos se vuelvan a cruzar, aquí o en Valencia.
Con toda nuestra gratitud.
Hola, me llamo Laura, tengo 11 años y este verano he estado en Senegal con mi familia. Fuimos a visitar a dos niños que vinieron a Valencia a operarse y que se quedaron con nosotros durante un tiempo. Thierno vino con 8 años y estuvo 9 meses, y Kalidou con 16, que se quedó 1 año. Ellos fueron el principal motivo de nuestro viaje.
El viaje comenzó en Dakar, donde nos recogieron Mor y… ¡sorpresa! También estaba Thierno. Ni mi yaya, ni mi hermana, ni yo sabíamos nada, así que cuando lo vimos en el aeropuerto fue una sorpresa increíble.
Una experiencia inolvidable fue la visita al poblado Beddik, donde conocimos a un montón de niños que no paraban de decirnos: “¡foto, foto!”. Nos hicimos miles de fotos con ellos, fue genial.
Los niños eran encantadores y nos contaron que caminaban 20 km cada día para ir al colegio, porque vivían en lo alto de una montaña.
Otro día nos adentramos en un bosque y al final encontramos una cascada preciosa. Nos bañamos y nos tiramos desde una roca. Al principio tenía mucho miedo, pero luego me encantó y disfruté un montón.
También fuimos a un desierto en todoterreno y allí montamos en camello. Thierno tenía un miedo tremendo y mi padre, mi madre, mi hermana y yo no podíamos parar de reír al verle con esa cara de susto.
Otra cosa que me gustó mucho fue visitar las radios. Aunque en Valencia también hay, nunca las había visto por dentro y me llamó mucho la atención.
En un campamento fuimos a buscar hipopótamos. La primera vez no vimos ninguno y me puse un poco triste. Al día siguiente volvimos a intentarlo, pero tampoco aparecieron. Aun así, el paseo mereció la pena.
La comida en general me gustó mucho, aunque picaba muchísimo. Lo que más me encantó fueron los plátanos y los mangos, ¡estaban riquísimos! Cada vez que veía plátanos en alguna tienda, le pedía a Mor que me comprara.
Una de las experiencias más bonitas fue la visita a un orfanato. Fue algo que me impresionó muchísimo. Yo de mayor quiero ser profe. No quería irme de ese lugar, y todo el rato le insistía a Demba para que nos dejara quedarnos un ratito más. Estuve todo el tiempo con un bebé en brazos, y tengo clarísimo que cuando cumpla 18 años quiero ir como voluntaria. Los paisajes, las playas y la gente eran espectaculares. Ya tengo ganas de volver.
El viaje terminó con muchas lágrimas, pero también con muchísima felicidad por todo lo que vivimos juntos. Ojalá podamos repetirlo algún día.
De todo lo que vivimos en Senegal, lo que más nos gustó fueron las personas y sus vidas, y los proyectos que conocimos a lo largo de todo Senegal. Fuimos con Yakaar, y aunque el plan era visitar iniciativas de desarrollo, terminamos viviendo una experiencia mucho más interesante, una mezcla de turismo, aprendizaje y conexión humana que fue nueva y totalmente diferente para nosotros.
Conocimos a universitarios que nos hablaron de sus estudios y de cómo llegaron desde aldeas lejanas para perseguir sus sueños. Descubrimos la vida en los pueblos y concesiones: huertas comunitarias, pozos de agua, bibliotecas con energía solar, escuelas llenas de risas y niños descalzos corriendo entre mujeres elegantísimas, con vestidos de colores que hacían del día a día una fiesta.
Viajamos muchos kilómetros en furgoneta, atravesando caminos de tierra roja entre baobabs gigantes y árboles cargados de mangos. Dormimos en cabañas algunas noches y otras frente al mar, junto a ríos o cataratas remotas donde nos dimos un baño, hasta que vimos una serpiente en el agua.
Una tarde conocimos a un grupo de jóvenes que dirige una radio comunitaria para más de 50.000 personas: educaban, entretenían, y lo hacían con una pasión que contagiaba. Otra tarde, conocimos al rey de Oussouye que reina sobre 27 tribus, con su elegante traje rojo, que distingue a la persona elegida por el resto de sus conciudadanos por un sistema demo-crático-místico-onírico que no entendimos muy bien.
Sin olvidar al conservador del museo al aire libre de Boucotte que nos enseñó desde la técnica para trepar por las ceibas hasta, como aprovechan los elementos naturales para fabricar herramientas.
En todos los sitios que visitamos vimos el agradecimiento de la gente a Yakaar África. Para muchos representa no solo una ayuda, sino un compromiso para construir un futuro mejor.
Y en medio de todo, los mercados, el bullicio, los saludos cálidos... Lo que parecía lejano terminó siendo cercano: gente alegre, joven, generosa, con ganas de superar todas las dificultades. Senegal fue mucho más que un destino. Fue descubrir otra parte del mundo, y cómo se puede ser feliz con menos... o quizás, con lo justo.
En 2024 mi padre hizo su primer viaje a Senegal con Yakaar y no dudó ni un segundo que el viaje me iba a encantar tanto como a él. Este año fuimos los dos y, tal y como él pensaba, ese viaje se ha convertido en uno de los más espectaculares y especiales de mi vida.
Senegal es un país increíble, con unos paisajes que parecen demasiado bonitos e impresionantes como para ser reales. Como por ejemplo la cascada de Dindefelo, la isla de Carabane, la isla de Gorée, así como cada uno de sus mercados, pueblos, playas y ciudades.
No sólo el país es fascinante, su sociedad y ciudadanos también lo son. En Senegal las relaciones son más estrechas y las familias, núcleos de gran importancia social, se amplían. Los tíos no son solo tíos, también actúan como padres y madres, los vecinos son como familia y hasta a los desconocidos se les puede llegar a tratar como tal recibiéndoles en sus casas y dándoles de comer.
Este ambiente familiar llega incluso a las figuras de poder como los reyes o los jefes de los pueblos para los que los problemas de sus vecinos son también suyos y todos son como una familia.
Es un país con una riqueza cultural enorme, en él conviven en un clima de respeto y tolerancia personas y grupos muy diversos como musulmanes, animistas y cristianos o los diferentes grupos étnicos como los wolof, los fula o los jola, con sus respectivos idiomas y dialectos.
En este clima de diversidad parece difícil encontrar un punto en común y generar proyectos que puedan ser comunes para todos pero desde Yakaar han conseguido hacerlo. Han conseguido encontrar esas necesidades comunes que tiene el país y adaptarlas a las condiciones concretas de cada caso y región, escuchando siempre las necesidades que van surgiendo y haciendo un seguimiento exhaustivo de todos los proyectos para poder mejorar y modificar cada uno de ellos en caso que sea necesario.
Todos y cada uno de los proyectos que se llevan a cabo persiguen el fin último de dotar de las herramientas necesarias para garantizar la autonomía de cada persona, región y en consecuencia del país. Ayudar a la gente a poder ayudarse a sí mismos es la auténtica ayuda y sin duda, la más efectiva, generar autonomía y aprovechar los recursos propios para solucionar los problemas auto-percibidos.
Y esta última parte es muy importante ya que, en muchas ocasiones, desde una mirada externa, se pueden obviar o pasar por alto necesidades que, desde dentro, son evidentes.
Es por ello que es tan importante el contacto directo con la gente, el trato cara a cara, el ir allí y ver de verdad cómo está la situación y qué se puede hacer, no especular con teorías desde casa.
Por último me gustaría hablar de las ayudas a la educación y formación que ofrece Yakaar, en mi opinión este proyecto es el más importante ya que, si se persigue un cambio, no hay mayor ni mejor agente de cambio que la juventud. ¿Quién podría entender mejor la situación y problemas del país que los propios senegaleses? Y quién mejor que los jóvenes para, desde el respeto y el amor a su historia, tradiciones y cultura, generar cambios efectivos que traigan progreso y modernidad y que conviertan el país en el que ellos quieren para sí mismos y para sus hijos. Es por ello que es necesario tener una juventud formada y con las herramientas necesarias y, para ello, el primer paso es facilitar el acceso y generar oportunidades laborales y formativas.
Senegal es un país muy joven, casi un 75% de su población tienen menos de 35 años, por lo que una juventud con iniciativa, con recursos y formada es la clave para hacer del país un lugar mejor.
Para acabar quiero decir, como ya dije en la introducción que este viaje ha sido uno de los más especiales de mi vida y, sin duda, el más bonito. He aprendido mucho de sus tradiciones y su cultura, del respeto a lo diferente, de la convivencia con gente diferente, de las ganas de mejorar y de hacer cosas que tenían todas las personas con las que nos hemos cruzado, de hospitalidad, de amistad y, recalco una vez más, de familia o familiaridad mejor dicho. Estoy deseando volver y, a poder ser, con un grupo tan bueno como el que fuimos, que a pesar de que no nos conociéramos y de nuestras diferencias, hemos ido a una y hemos hecho que el viaje sea aún mejor.
Por ultimo agradecer a José María y a Demba por dirigir y organizar todo y hacer de guías y contarnos tanto sobre este país del que conocía tan poco, a Mor por haber sido un conductor excepcional, a Alfa y a todo el resto de miembros de Yakaar por hacer de Senegal un lugar mejor a través de esta asociación y por haber hecho posible que lo viera con mis propios ojos. Gracias a todas las personas que me han acompañado en este viaje por haberme ayudado a vivir una experiencia tan maravillosa.
Y gracias a mi padre por pensar en mí para este viaje, por saber que me iba a encantar y por haberme llevado con él.
VISITAS CON JOSÉ
Nada más llegar a España, José María nos llevó a visitar la ciudad de Madrid, empezando por la gran avenida de Alcalá, pasando por la Puerta de Alcalá hasta la rotonda de Las Cibeles, con el Ayuntamiento de Madrid al lado y el Banco de España, y luego caminamos hasta la Plaza Mayor, una de las plazas más emblemáticas de Madrid e incluso de España.
En la Plaza Mayor aprovechamos para dar una vuelta y visitar los numerosos cafés y restaurantes que ofrecen unas vistas impresionantes, donde incluso comimos en uno de ellos, degustando platos como bocadillo de calamares y patatas bravas, que me encantaron. Visitamos las arcadas, los edificios históricos que rodean la plaza e incluso la estatua de Felipe III a caballo en el centro de la plaza.
Después también visitamos el Palacio Real y la Catedral de la Almudena, así como el Hotel RIU de Madrid, con una vista aérea que nos permitió contemplar la magnífica ciudad de Madrid.
La visita a la Puerta del Sol, plaza central de Madrid donde se encuentra el Kilómetro 0, así como la estatua del oso y el madroño, emblema de la ciudad, verdadero centro neurálgico de la capital, está muy bien comunicada con Callao, la Plaza Santa Ana, la Plaza Mayor, la Ópera de Madrid o el Paseo del Prado, nos permitió descubrir el ambiente de esta emblemática plaza de Madrid.
Lugar de encuentro habitual de los madrileños y visita obligada para todos los visitantes, aquí convergen varias de las calles más transitadas, como la Mayor, Arenal, Alcalá y Preciados.
VISITA CON ROBERTO
Con Roberto pudimos visitar las cuatro torres situadas en el barrio de La Castellana, en Madrid. Estas torres son símbolos de la modernidad y la arquitectura contemporánea de Madrid, y ofrecen unas vistas impresio-nantes de la ciudad.
A continuación, fuimos a visitar la mezquita más grande de Madrid. La arquitectura de esta mezquita es impresionante, con dos espacios expositivos que los visitantes pueden visitar. Este magnífico lugar era considerado una maravilla por los seguidores de ambas religiones, la musulmana y la cristiana. Después de las visitas con Roberto, decidimos juntos ir a un restaurante donde tomamos algunos platos.
VISITAS CON ANA, RAQUEL y SILVIA
Primero pasamos por el barrio más caro de Madrid para luego dirigirnos al museo de Madrid. Desde este museo, pudimos visitar las colecciones de antigüedades prehis-tóricas, celtas, ibéricas, griegas y romanas, así como objetos medievales.
A continuación, visitamos el gran parque de Madrid, el Retiro. Un parque con una vegetación extraordinaria que alberga un gran estanque rectangular frente al cual se erige el monumento a Alfonso XII.Y, por último, al volver, pasamos por la antigua estación de Madrid, Atocha para luego ir a comer a un restaurante senegalés con diferentes platos senegaleses.
VISITAS CON CARMEN Y LOLA
En Alcalá de Henares, hicimos una visita guiada que nos permitió ver los principales puntos de interés de esta ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad, como la universidad de 1499, la calle Mayor de Alcalá, que es la calle principal del centro de la ciudad y data del siglo XII, la casa natal de Cervantes y los barrios musulmán, cristiano y judío.
También visitamos la catedral de Alcalá de Henares, con su arquitectura gótica, y los nidos de las cigüeñas, que son un verdadero tesoro de la ciudad, ya que se instalaron allí mucho antes que Cervantes. Y, por último, fuimos a un restaurante cercano al estadio Santiago Bernabéu, donde comimos callos a la madrileña y, a continuación, pudimos visitar este emblemático estadio.
VISITAS CON ANTONIO
Nuestra primera visita fue a Toledo, con un guía que nos permitió recorrer esta ciudad histórica, visitando la catedral de Toledo, la puerta de Bisagra, el puente de San Martín, el palacio de Alcalá de Toledo y la iglesia de Santo Tomé. Después de la visita, comimos en un restaurante.
Y, por último, nuestra última visita con Antonio fue a Puerto de San Vicente, donde recorrimos las montañas, luego visitamos Guadalupe y, por último, visitamos Trujillo e incluso comimos en la Plaza Mayor
VISITA A VILAFRANCA
Marc y Judit nos permitieron conocer un poco esta ciudad, visitando su catedral, su Plaza Mayor y también su jardín público. También comimos algunos platos típicos de esta ciudad.
VISITA A BARCELONA
Nuestra visita a Barcelona, una ciudad que también me encanta y que es muy visitada por los turistas, fue una visita guiada por Mila y Mónica, que nos llevaron al Museo de la Marina, a la estatua de Colón situada en lo alto de la columna y que apunta hacia el mar, y luego fuimos a un restaurante senegalés donde cada uno de nosotros eligió su plato. Después fuimos a visitar la catedral de la Sagrada Familia, una catedral que me impresionó mucho por su arquitectura única, su fachada de la Pasión y su fachada de la Natividad.
CONCLUSIÓN SOBRE EL VIAJE A ESPAÑA
En resumen, mi visita a España fue una experiencia enriquecedora y memorable, ya que me permitió descubrir la riqueza cultural, histórica, paisajística y gastronó-mica de este hermoso país. España me pareció un país muy acogedor y tolerante, ya que en solo un mes me recibió con los brazos abiertos, como si fuera parte de él. No puedo terminar sin dar las gracias a la fundación ICAI y a CARRITAS, que nos dieron la oportunidad de realizar nuestros cursos teóricos y prácticos.
APRECIACIONES
Con gran emoción que me despido de ustedes para regresar a mi país (Senegal). Mi estancia aquí ha sido maravillosa, rica en experiencias y encuentros. Aprecio especial-mente su dinamismo y flexibilidad. Estoy muy contento de haberles tenido como anfitriones. De hecho, me ha sorprendido gratamente vuestra presencia y disponi-bilidad, ya que no esperaba que tuvierais tiempo para nosotros, porque sabía que aquí la gente está muy ocupada, pero no hemos tenido ningún problema con eso. Y, sobre todo, he visto muchas cosas agradables y modernas que me han impresionado aquí en España, como:
La construcción de edificios como bancos, palacios, ciertos diseños y, sobre todo, el pueblo de Toledo, el pueblo de Ávila y la Universidad de Alcalá.
La construcción de la gran mezquita de Madrid.
La construcción de catedrales como las de Madrid, Toledo, Ávila y la catedral familiar de Barcelona, que es muy moderna.
La construcción de los museos de Madrid y el museo marítimo de Barcelona, que son muy modernos e históricos. He visto muchas cosas que había aprendido en la escuela de forma teórica y que nunca había visto en mi vida.
La construcción de las estatuas de escritores y reyes también es moderna.
AGRADECIMIENTOS
Esta formación ha significado mucho para mí, ya que representa un reconocimiento a mi compromiso y refuerza aún más mi motivación. He aprendido mucho de esta estancia. Doy las gracias a todos los componentes de Yakaar África que estuvieron presentes o nos acompañaron desde la distancia. Doy las gracias una vez más a José María y a su familia por el tiempo que pasamos en su casa, siempre atentos a nuestras necesidades.
Les pido que me perdonen por las tonterías que he cometido sin darme cuenta.
Porque nadie es perfecto y puedo hacer algo malo sin darme cuenta, lo que no es mi intención, sino que simplemente nuestras culturas son diferentes. Doy las gracias de nuevo a José María por las visitas que hicimos (la calle Alcalá, la Puerta de Alcalá, la Fuente de Cibeles, la Plaza Mayor, la Plaza de España, el Palacio Real, el Hotel Riu, las catedrales de Madrid, el Ikono, el Reina Sofía y la empresa GFM Photovoltaïque).
Agradezco a CARMEN el tiempo que pasé con ella
Agradezco a ROBERTO la visita que hicimos con él (la Gran Mezquita de Madrid y el área empresarial 5 Torres).
Agradezco a ANA, SILVIA y RAQUEL la visita que hicimos con ellas (la calle más cara de Madrid, el Museo Nacional del Prado, el Parque del Retiro, Lavapiés y un restaurante senegalés, y gracias por la comida).
Doy las gracias a CARMEN y LOLA por la visita a la Universidad de Alcalá, donde nos dieron mucha información sobre la universidad y la historia del servicio, y por la visita al estadio Santiago Bernabéu y la comida.
Doy las gracias de nuevo a MARC y a su mujer Judith y a los padres de Judith, de Villafranca, que nos acogieron en su casa durante los tres días.
Doy las gracias a MILA y MONICA, de Barcelona, por la visita (el Museo Marítimo, la Catedral Familia, la plaza donde atracan muchos barcos y un restaurante senegalés) y por la comida. Gracias de nuevo a MILA por la noche que pasamos en su casa.
Agradezco a PEDRO por la visita (el recorrido por Ávila y Segovia) y la comida.
Muchas gracias también a ANTONIO por la visita (a Toledo, el pueblo de Guadalupe, la montaña de Pico Villuer-cas, la plaza mayor de Trujillo y las dos noches que pasamos en su bonito pueblo, Puerto de San Vicente, sin olvidar las comidas.
Doy las gracias a PACO y a su amigo DANIEL por la visita a las instalaciones fotovoltaicas en el pueblo de Villarrubia y al técnico LAUREANO, a quien encontramos allí.
Gracias de nuevo a PACO por la visita a lago Casa de Campo y por las comidas.
Agradezco a nuestro profesor JOSE MADRID por su experiencia y los conocimientos que compartió con nosotros, así como por la visita a Cáritas para practicar un poco, y gracias de nuevo a sus colegas profesores que encontramos allí y por la comida.
Agradezco a BEATRIZ, de ICAI, por su acogida y amabilidad, sin olvidar las comidas.
Quiero enviarles este mensaje para agradecerles sinceramente a todos los miembros de Yakaar África por su confianza, su apoyo, su amabilidad y la calidad de la formación en energía fotovoltaica (solar) que impartieron del 3 al 19 de junio de 2025. Las herramientas y competencias adquiridas durante esta formación son de gran utilidad para mi evolución profesional. Estoy convencido de que me serán beneficiosas en el ejercicio de mis funciones dentro de su asociación. Me alegro de haber tenido la oportunidad de participar en esta formación y espero poder profundizar en estos conocimientos en el futuro.
MENÚS
Las comidas son extraordinarias, he comido muy bien, a pesar de que es la primera vez que pruebo la comida española, pero me ha gustado todo, no he encontrado ningún plato que no estuviera bueno.
Os echaré mucho de menos y siempre pensaré en vosotros. Si vuestra agenda os lo permite, estaré encantado de volver a veros en mi país.
PD: en resumen, me ha encantado vuestro país, para mí todo es genial, moderno y muy impresionante.
Del 23 de mayo al 23 de junio de 2025, tuve el inmenso privilegio de ser seleccionado entre los estudiantes de Yakaar África para participar en un viaje de formación sobre energía fotovoltaica en España.
Acompañado por otros dos estudiantes, esta experiencia fue mucho más que un viaje de aprendizaje: fue un encuentro conmovedor con lugares, personas y emociones.
Nada más llegar a Madrid, fui acogido en la casa de Francisco Tovar Rodríguez, a quien llamo cariñosamente Paco, un hombre de gran corazón, rodeado de sus dos adorables hijos: Blanca y Édouard. En su casa no solo encontré un techo: encontré un hogar, calidez humana, una familia de corazón. Paco me lo ofreció todo con una generosidad desarmante: acceso a su biblioteca, su gimnasio, su cocina, sus consejos y, sobre todo, su presencia benevolente. Sus hijos, alegres y cariñosos, fueron para mí como un hermano y una hermana. Me sentí profundamente como en casa en esa casa de Madrid. Una casa donde se comparte, se ríe y se aprende a convivir.
Al día siguiente de mi llegada, comencé a explorar Madrid con los ojos llenos de ilusión. El 24 de mayo visitamos el Museo Nacional de Ciencias Naturales y, por la noche... se cumplió el sueño de toda una vida: asistí a un partido del Real Madrid en el estadio Santiago Bernabéu.
Fue uno de los días más bonitos de mi vida. Sentir la emoción de un estadio vibrante, la adrenalina en cada ocasión de gol, vivir ese momento en directo... fue una sensación inexplicable, una alegría pura que nunca olvidaré.
Gracias al incansable José María, siempre sonriente, siempre dispuesto a hacernos descubrir nuevos lugares, y con él probé el mítico plato que tanto me gusta, Las Bravas. Visitamos: el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el universo visual de Ikono Madrid y, sobre todo, el Hotel Riu Plaza España. Este último me marcó profun-damente: me encantan las alturas, y desde allí arriba, observar Madrid como si el mundo se extendiera bajo mis pies fue un momento de pura magia.
Luego está Antonio, un hombre radiante, lleno de vida, energía y generosidad. Inmediatamente sentí una conexión única con él, como si fuéramos dos almas gemelas. Me impresionó, me hizo reír y, sobre todo, ¡me hizo comer como nunca!
Con él, vivimos un viaje profundamente humano:
Estancia en su casa de campo (tranquilidad, naturaleza, autenticidad)
Visita a Toledo, ciudad llena de historia, y a Guadalupe, un lugar de espiritualidad y belleza
Participación en una misa en honor a San Antonio de Padua: un momento fuerte, espiritualmente intenso.
Visita a magníficas iglesias, ricamente decoradas
Ascenso al Pico Villuercas, un momento sublime para mí, que estoy fascinado por las cimas y las vistas que ofrecen.
Y esa comida excepcional en el restaurante La Troya, en la Plaza Mayor de Trujillo, donde probé los mejores platos españoles de toda mi estancia: merluza al horno, bacalao al horno, tortilla, salsa de torta... Un auténtico festín para el corazón y el alma.
Con Carmen y Lola descubrí el alma de España. Me transmitieron su pasión por Don Quijote de la Mancha, ese héroe soñador y luchador. En Alcalá de Henares visitamos cada callejuela, cada monumento, cada iglesia resplandeciente. La Universidad de Alcalá y sus tesoros arquitectónicos queda-rán grabados en mi memoria.
Por la noche, alrededor de una mesa, compartimos platos típicos madrileños (callos a la madrileña, calamares, morcilla, tortilla de bacalao) y conversaciones profundas sobre la poligamia, la política y las diferencias culturales. Fue enriquecedor, humano, conmovedor. Y por si fuera poco, terminamos el día con una visita al museo del Real Madrid... Cuando me encontré frente a la Copa de la Liga de Campeones, sentí un escalofrío. Era más que un sueño, una emoción indescriptible.
Raquel y Sylvia, dos mujeres enérgicas y bondadosas, nos llevaron a visitar el Parque del Retiro, un auténtico tesoro natural en pleno centro de Madrid, y el Museo Arqueológico Nacional, rico en historia y emociones.
Nuestra estancia en Barcelona fue corta, pero intensa y mágica. Primero nos alojamos en Villafranca con Judith y Marc, una familia adorable, generosa y alegre. Su madre, Anna, nos deleitó con platos deliciosos, y pasé momentos inolvidables con sus hijos Max y los gemelos, jugando al fútbol como si fuéramos todos hermanos de juego. Espero que algún día se conviertan en los nuevos Pedri o Lamine Yamal.
Con Mónica y Mila, dos mujeres dinámicas y muy entrañables, exploramos el corazón de Barcelona: desde el museo marítimo hasta la imponente y majestuosa Sagrada Familia. Un lugar impresionante, a la vez espiritual, artístico y humano.
En el plano académico y profesional, tuvimos la suerte de recibir formación de José Madrid, un formador apasionado, a la vez pedagogo y profesional, y por supuesto ferviente seguidor del Real Madrid.
Con él, comprender los principios de la energía fotovoltaica se volvió muy sencillo, ya que sabía transmitir los conceptos con simplicidad y precisión. Estudiamos:
El dimensionamiento de las instalaciones fotovoltaicas.
La elección del material (paneles, baterías, inversores, bombas).
La instalación de bombas solares y equipos asociados.
Una parte muy enriquecedora del programa tuvo lugar en el centro de formación de Cáritas, donde realizamos prácticas con material real, en condiciones similares a las del terreno. Estas sesiones me permitieron desarrollar habilidades concretas y una visión técnica más clara.
También tuvimos un encuentro muy memorable con el doctor Laureano, un empresario del sector de las instalaciones solares, dotado de un fuerte espíritu emprendedor y una dedicación extraor-dinaria. Durante un día completo, traba-jamos a su lado en un proyecto de instalación real: bombas solares, paneles, inversores... Lo instalamos todo juntos, paso a paso, con sus explicaciones muy claras.
Fue una formación exigente, pero muy enriquecedora, que combinaba teoría, práctica e inspiración empresarial. Personal-mente, me conmovió mucho el ejemplo del Dr. Laureano, que me reafirmó en mi deseo de crear algún día mi propio negocio en el sector de la energía solar. Esta estancia reforzó mi convicción: cuando te gusta lo que haces, puedes lograr cualquier cosa.
También quiero expresar mi más sincero agradecimiento a María José, la esposa de José María, que nos acogió con una generosidad y una amabilidad extraor-dinarias durante los últimos días de nuestra estancia. Su paciencia y atención me permitieron aprender a nadar correcta-mente, una experiencia personal muy valiosa que nunca olvidaré. También nos maravilló con su increíble talento culinario, revelando la amplitud de sus conocimientos a través de deliciosos platos, preparados con amor.
Gracias de todo corazón por su amabilidad. Un cordial agradecimiento también a Pedro, por sus visitas a Ávila, un lugar magnífico, impregnado de historia y serenidad, que permanecerá grabado en mi memoria.
Me voy de España enriquecido, emocio-nado y agradecido a:
Yakaar África por la oportunidad,
Francisco (Paco) y su familia por su inestimable acogida,
José María y Antonio, mi alter ego,
Don Sebastián por su luz espiritual,
José Madrid y el Dr. Laureano, por su transmisión y su amabilidad,
Carmen, Lola, Sylvia, Raquel, Judith, Marc, Mónica, Mila, Anna... y todos aquellos que se cruzaron en mi camino y me marcaron para siempre.
Muchas gracias también a Beatriz, una mujer atenta y bondadosa que nos preparaba cada día la comida después de clase. Su amabilidad nos conmovió mucho. Muchísimas gracias al ICAI por abrir sus puertas a nuestra formación.
España me acogió como a un hijo. Sus habitantes me abrieron su corazón.
Sus paisajes, sus platos, sus tradiciones y su gente me han llegado al alma.
Esta estancia seguirá siendo uno de los capítulos más bonitos de mi vida, y nunca dejaré de hablar de ella con emoción.
El 24 de abril de 2025 un grupo de desconocidos iniciamos un viaje a Senegal para realizar un periplo muy completo ideado por el encantador de serpientes y a la sazón Presidente de Yakaar, José María Piñero. Tal y como lo vende, piensas que vas a realizar un tour semituristico por diversas zonas de Senegal, con mucho calor, intermina-bles horas de coche, comida y hoteles regulares con algunos campamentos dudosos y algunas visitas a actúa-ciones de Yakaar. Con este panorama, las ganas de ir justitas, es mas fue necesario una actuación de guerra de guerrillas en forma de comida para que el matrimonio Piñero nos terminara de convencer para que fuéramos. Nunca se lo agradeceremos lo suficiente.
Continuando por el final, el viaje ha sido maravilloso, lleno de emociones y encuentros emotivos, naturaleza, sitios preciosos, encuentros increíbles con los senegaleses siempre alegres y un sinfín de sensaciones. Consiguieron que un grupo de desconocidos compar-tiéramos 11 días increíbles. Senegal, Que lección de vida!!!!!!!!
En primer lugar, lección de vida de todo el pueblo senegalés, porque a pesar de las carencias que aparentemente tienen, su alegría de vivir hace que las mismas las superen día a día. Que gusto da ver toda la alegría que expresan sus caras en todo momento. También da mucha envidia el modelo de sociedad que aún mantienen, habitando toda la familia junta en una concesión, lo que permite que todos colaboren y se ayuden entre ellos; y facilita tener niños porque siempre hay alguien que los cuide; son el futuro de Senegal, el 75% de la población del país tiene menos de 35 años.
En segundo lugar, lección de vida de Demba, compañero de viaje de José María en YAKAAR, por el amor a su tierra y a sus compatriotas.
Es realmente impactante ver que en este mundo tan mercantilizado aún queda gente con principios e ilusiones para luchar por su pueblo de verdad, tratando de llevar el bien y la ayuda hasta los más escondidos y necesitados parajes; como tutela a sus chicos y como siempre está pendiente de todos y al quite de quien puede necesitar su ayuda, aunque sea en el último extremo de Senegal.
Por último, lección de vida de nuestro presidente, el trabajo que está haciendo con YAKAAR es sencillamente increíble, pero eso ya lo sabéis todos. Pero una cosa es saberlo y otra vivirlo: con los estudiantes universitarios becados, orgullosos de sus estudios y de la posibilidad de hacer realidad un sueño impensable para ellos, es muy gratificante ver en su cara la ilusión del futuro que imaginan y escuchar los proyectos que tienen; con los niños en la escuela, cantando y bailando, cogiéndote la mano como si te conocieran de toda la vida, y entregándote todo su cariño y agradeci-miento sin saber quién eres ni porque lo hacen; después están las huertas de las mujeres, que gran oportunidad para ellas y sus familias, además de servir para dar de comer a sus familias es una oportunidad para sentirse útiles y las misiones médicas, aunque en este viaje no ha habido; y los pueblos donde se realizan todas estas actividades, que con su gratitud y expresividad ponen la piel de gallina cuando ves la alegría que expanden.
¡Que grandes momentos!. Gracias José María por tu generosidad, que gran lección; y por supuesto, gracias también a María José, que gran compañera has encontrado en tu periplo.
No quería terminar esta breve reseña sin mencionar los atractivos turísticos que tiene Senegal y hemos visto: Lago Rosa, Dakar, Isla de Gore, el universo de los cayucos, Delta del Sine Saloum, Iwol, poblado beddick, cascada de Kedougou, rey de Oussouye, Carabane, Cap Skirring, Mlomp, los mercados y tantos otros. Pues en esto también nos engañó nuestro presidente, pues los atractivos turísticos de Senegal también son muy interesantes y tampoco nos había avisado.
En resumen, nuestro presidente no vale como guía turístico, no tiene dotes para el turismo, nos dijo que íbamos a un viaje de desventuras e incomodidades y nos hemos encontrado con un viaje fantástico con encuentros muy emotivos, con unas experiencias difíciles de describir, una naturaleza muy diversa y unos hoteles y campamentos muy aceptables. No iba a tener de todo, ya atesora una inteligencia y una generosidad fuera de lo común, vende muy mal un viaje excepcional. Menos mal que tiene de apoyo a Demba para cubrir sus lagunas, y que su amor por su país y sus gentes le hace estar permanentemente ensalzando sus muchas virtudes.
Muchas gracias por todo
Impresiones de Senegal.....o descubriendo Senegal, un país del África Subsahariana o del África Negra, me atrevería a decir que desconocido en nuestro país, y que encierra maravillosos "tesoros", comenzado por sus gentes y su “teranga" ....y también sus "oscuridades" a través de la pobreza y todo lo que ello conlleva........
Confieso que tenía ganas de conocer Senegal pero no como un paquete turístico, sino que quería descubrir, o al menos aproximarme, al Senegal auténtico, al que viven sus habitantes en toda su diversidad, porque no hay un único Senegal y a través de este viaje hemos recorrido gran parte del país lo que nos ha permitido descubrir y conocer esa diversidad y singularidad que le caracteriza......sus diferentes dialectos, con el Wolof como mayoritario, sin perjuicio del peso de la cultura colonial francesa, la convivencia, hasta ahora armónica, de la religión musul-mana mayoritaria con la cristiana animista, sus cantos y bailes tribales/locales, su amabilidad en la bienvenida y acogida y su generosidad para compartir lo mucho o poco que puedan ofrecer...
Y es en este contexto en el que se desa-rrolla la labor de YAKAAR ÁFRICA......una labor que, a priori, puede parecer una gota en el océano dadas las necesidades de la población a la que quieren llegar, pero que para dicha población significa muchísimo, y esta es la primera conclusión que he extraído in situ del viaje, y es que con muy poco se puede hacer mucho, se puede mejorar el día a día de las personas, así, mediante bombas para facilitar el acceso al agua de los pozos, instalando placas solares para posibilitar el acceso a la electricidad, creando pequeños huertos a las afueras de los poblados y formando y responsabilizando a las mujeres de su cultivo y mantenimiento, mejorando así con ello la base de su alimentación, creando pequeños dispensarios para la atención primaria básica y dinamizar medidas higiénico-sanitarias básicas, poniendo en marcha guarderías...... el trabajo de Yakaar África va más allá, no se limita a sentar estas bases sino que hace un seguimiento continuo del desarrollo y evolución de los proyectos.
Parte de ese seguimiento se hace a través de los propios jóvenes becados en su formación por Yakaar, que posteriormente revierten sus conocimientos en la colaboración con el desarrollo de dichos proyectos en sus localidades de origen a modo de "modelo de cooperación circular", que creo merece la pena poner en valor.
Asimismo, una iniciativa de Yakaar llamó especialmente mi atención y fue la ayuda para el sostenimiento de una emisora de radio......una acción que creo tiene un gran valor dado que a través de las ondas se pude llegar a mucha gente y coadyuvar con ello a la difusión de muchas campañas en beneficio de la población, como pueden serlo las medidas de sensibilización en materia de higiene, vacunación, educación sexual, prevención de enfermedades, también en el ámbito medioambiental como el tratamiento de residuos......[hago aquí un breve inciso], si hay algo que me ha llamado la atención es la gran acumulación de plásticos y del resto de residuos, en todos los poblados ......Cierto es que cuando las necesidades más primarias no están cubiertas, el tratamiento de la basura es una cuestión secundaria, pero creo que debería abordarse porqué ello está íntimamente ligado al cuidado de la salud, Aunque José Maria nos trasladó que se habían puesto en marcha varios proyectos en este sentido sin demasiado éxito.
Animaría a no dar por perdida esta batalla y seguir impulsando proyectos de tratamiento de plásticos y demás residuos.
He comenzado estas breves reflexiones indicando que quería conocer y descubrir Senegal desde otra perspectiva, y todo el equipo de Yakaar África, encabezado por José Maria y apoyado por Demba y Mor, nos, me han brindado esa oportunidad, descubriéndonos las distintas realidades sin edulcorar, de este maravilloso país que como me comentaba Demba en nuestras conversaciones en francés, está luchando por consolidar la democracia, alentar los avances sociales y el desarrollo económico y crear las oportunidades para que las nuevas generaciones de senegaleses no se vean obligadas a dejar su país buscando un futuro en Europa, muchas veces a costa de sus propias vidas ........y quisiera terminar como empecé, con la TERANGA, esa hospitalidad ancestral africana, representada en este caso por las mujeres y los niños senegaleses, que con sus miradas y sonrisas, expresadas también a través de sus danzas, transmiten esa hospitalidad, esa amabilidad, esa tranquilidad de espíritu que marca la primera vez que se siente y contagia el deseo de querer volver a África.
Qué puedo decir de mi reciente viaje a Senegal, cómo resumirlo en pocas palabras.
Ha sido una experiencia muy enrique-cedora y gratificante, te pone los pies en la tierra y te saca de tu zona de confort. Se lo recomiendo a todo el mundo.
Demba tenía todo muy bien organizado, tanto los hoteles como la comida. Se agradecía especialmente la piscina, que nos permitía hacer la tertulia en remojo para soportar el calor. Los compañeros de viaje han sido un lujo, formábamos un grupo heterogéneo, pero bien avenido, con conversaciones muy interesantes.
Hemos visitado lugares muy especiales, y poblados auténticos. La gente senegalesa es encantadora, te recibe con una alegría y una simpatía abrumadora. Te hacen sentir uno más compartiendo sus costumbres y sus casas.
El choque cultural es importante, y nos resulta muy difícil entender su vida con nuestros ojos de occidentales, pero pronto te das cuenta de que sus prioridades no son las nuestras, viven con lo esencial y sin embargo se cuidan unos a otros de forma admirable.
He vuelto con un popurrí de sentimientos: empatía, admiración, y a la vez inquietud por no poder hacer más, pero sobre todo, “orgullo”. Me siento muy orgullosa de participar con un pequeñísimo grano de arena en Yakaar África.
Los proyectos en marcha (estudiantes becados, instalación de placas solares, las huertas, etc.), en mi opinión, son la mejor forma de apoyar para que ellos lideren su propio progreso.
Ha terminado el viaje y ya en casa, cuando trato de visualizar las imágenes que me han quedado grabadas durante esos 10 días en los que recorrí Senegal con “Yakaar África” aparecen niños, muchos niños; telas coloridas, mujeres trabajadas y trabajando, con bebés a las espalda, vestidas con esa indumentaria que transmite alegría aunque ésta no exista; paisajes impresionantes, animales, sobre todo cabras y mucha basura no orgánica, porque la orgánica se la comen los cuadrúpedos. Pero el país es mucho más que estas impresiones básicas, porque la vida allí es muy intensa, variada y dispar.
No voy a dedicarle tiempo a describir la zona turística, obviamente más “occiden-talizada”, pero semejante a todos los lugares turísticos del tercer mundo -beneficiados con naturaleza, sol, mar y bellos ejemplares humanos de ambos sexos-, a los que acuden turistas del primer mundo con el fin de gozar en los espacios construidos para disfrute de ese tipo de clientela.
Por el contrario, sí aparecieron lugares, personas y situaciones que me impactaron. Casi todo el mundo sabe que de Senegal partieron la mayor parte de los esclavos para Estados Unidos, igual que ahora parten muchos cayucos hacia Europa. Sin embargo, estremece ver en la isla de Gore , ”in situ”, la llamada “puerta sin retorno” a través de la desaparecían las personas vendidas a la que con argollas en los pies introducían de mala manera en un barco que las llevaba a un destino maldito.
Frente a esta triste imagen, por la mañana habíamos disfrutado de un almuerzo con los jóvenes becados por “Yakaar África”, que en la universidad de la capital estudian diferentes disciplinas. Proceden de las zonas más pobres del País, pero transmiten la ilusión que tienen por terminar sus estudios de enfermería, matrona o perito agrícola para mejorar sus vidas y la de las personas que les rodean.
Contagian ese deseo que me contaron de trabajar por su país y mejorarlo para que los jóvenes no tengan deseos ni necesidad de emigrar en un viaje hacia un destino incierto en el que arriesgan sus vidas.
Me gustó mucho cómo viven familias completas en lo que ellos denominan “concesiones”, pero que a mi me parece más fácil entender si lo llamo comuna. El marido con las mujeres que tenga -pueden ser hasta cuatro-, todos los hijos que ellas hayan parido; los hermanos del cabeza de familia, los primos, los abuelos si viven…, moran en unas chozas de forma redonda con tejados de paja. Se ayudan entre ellos y en lo que vi, parece reinar la cordialidad. Obviamente, deben existir rencillas, pero éstas no se suelen exhibir ante las visitas. En una de estas “concesiones” cerca de Mako, vive el guía local que, entre otras cosas, nos enseñó el taller de un buscador de oro, tenía tres mujeres y 15 hijos. Pero el resto de los adultos de la comuna no le debían andar a la zaga pues en ese recinto no dejaban de aparecer niños.
Hacían el recorrido cuatro veces al día y tengo que decir que subir a su pueblo entre riscos y peñascos era tan difícil como ascender al Huayna Pichu desde Machu Pichu. En ese poblado aprendimos lo que es la “Iniciación” para los varones de 14 años: deben aprender a sobrevivir en la selva en condiciones difíciles y si regresan sanos y salvos ya son considerados adultos que pueden independizarse. En medio de los pobladores del lugar, destacaba una mujer con un bebé de cinco meses en brazos, con una mirada de gratitud hacia los miembros de la ONG. Supe que pudo salvar a su hijo gracias al dispensario médico que “Yakaar “África” había abierto en el lugar. Su leche no servía y allí le dieron leche maternizada.
La vida siempre parece más amable y fácil en las zonas húmedas que en las áridas. Y esa es la sensación que tuve cuando llegamos a la región conocida como “La Casamance”, ubicada al sur de Gambia en la zona del río Casamance, con un delta impresionante.
Ciudades como Ziguinchor están más de-sarrolladas, aunque también ahí deambu-laban las cabras que miraban a los camio-nes, los autobuses, los taxis y los coches.
Es una población más parecida a lo que conocemos como civilización pero que quizás por ello, no resulta tan impactante. En esta localidad también charlamos con una grupo de estudiantes becados por “Yakaar África”. Quiero aplaudir la paridad a la hora de seleccionar a los estudiantes, pues pese a que las calificaciones escolares de las niñas son mejores que las de los varones, podría haber existido la tentación de descartarlas “porque al final se van a casar, van a tener niños y no van a ejercer la profesión para la que han estudiado. Esto no siempre es así y además, una madre formada y con estudios educará a sus hijo de una manera diferente a otra madre que empieza a parir a los 15 años, sin haber tenido otras vivencias. El retorno de la “inversión” no tiene porqué ser inmediato y la Educación siempre ofrece réditos a largo plazo.
DÍA 1-24 de Abril. La expedición de Yakaar a Senegal de abril de 2025 ha iniciado su viaje a las 18:00, hora española, del día de hoy, 24 de abril de 2025. Estamos llegando al aeropuerto de Dakar, hemos aterrizado a las 22:34 hora española, 20:34 hora local.
La expedición las integramos 11 personas con José María Piñero y su mujer María José al frente, comandando la expedición, Demba, guía turístico y Mor, gran conductor. Bien aterrizados, por problemas de gálibo, el bus no puede entrar en el aeropuerto e iniciamos nuestra primera expedición hasta el bus a través del aparcamiento del aeropuerto; Llegamos sanos y salvos a un hotel de cabañas, digno y cena ligera mediante mensajero.
DÍA 2-25 de abril. Día turístico con comida con estudiantes becados por Yakaar, muy emotivo y gran trabajo de la ONG, ¡enhorabuena!. Visitamos la playa en jeeps conducidos por arriesgados conductores; el lago rosa, las salinas; Dakar, el monumento al renacimiento africano; y por supuesto, la isla de Gore, bonita, pero muy impactante ver cómo se realizó la migración forzada de los esclavos durante tantos años y como con la complicidad de blancos y jefes tribales dieron lugar al traslado forzoso de millones de esclavos negros vendidos por los jefes de tribus para financiar sus vicios y guerras. Todos colaboraron.
Impresionante el puerto de Dakar, gran dársena y muchas posibilidades de mejorar para el bien de Senegal. Seguidamente nos trasladamos al hotel, muy bueno, todo bien.
DÍA 3-26 de abril. Día turístico, pero se inicia con una visita a una ONG española que realiza una gran actividad de odontología, por el dentista Suso. Amigos de Buba. Impresionante. A continuación, visita a los cayucos. ¿Cuantos habrá? ¡Y no es el puerto-Playa más grande! A continuación, Demba nos llevó a la isla de las conchas , delta de Sine-Saloum, precioso, gran puente de madera y cementerio mixto cristiano-musulmán en un alto conviviendo juntos; la población, al contrario que Senegal, es 90% católica.
El cementerio tiene unas vistas increíbles sobre el delta y el manglar, muy impactante.
Pero no es lo único, traslado en cayucos o similar por el delta hasta el restaurante, correcto. Como postre, recorrido turístico por el pueblo en carro con burro/caballito, isla de Mar Lodj, muy curioso; A continuación al hotel, muy bien. Cena bien. Postre indigesto, conocemos que el Madrid ha perdido, lo que confirma la debacle del equipo y el entrenador, aunque en este caso, parece que de una forma digna.
DÍA 4-27 de abril. Día de viaje, nos vamos a MAKO, según los optimistas 10 horas y según los agoreros 12, os iré contando. Durante el camino paramos en una gasolinera por urgencia de salud y luego en otra para repostar. Aunque se había acordado comer de bocadillo, al final comimos en un campamento a la entrada del parque, que se llama Dar Salam. Sacaron para comer carne de cebú con pasta. Algunos se comieron el bocata. Bien.
Gracias a la habilidad del conductor y el avistamiento de la alternativa, nos salimos a tiempo a la vía de servicio en un atasco provocado por un camión atravesado. Nos libramos de un atascazo.
Después de 11 horas llegamos a Mako, atravesando el Parque Nacional Niokolo Koba, al campamento Ecocampement de Badián. Para desengrasar las piernas antes de cenar, visita al hipopótamo misterioso y a la localidad próxima, buscador de oro incluido. La visita incluía conocer la casa de nuestro guía local, tres mujeres y 15 hijos. Cenamos bien, carne con verduras, y a la cama pronto algunos reventados.
DÍA 5-28 de abril. Noche ventosa y tormen-tosa, algunos pasaron miedecillo, ruidos misteriosos. Pero llegó el amanecer y todo se olvidó. No vino ni el hipopótamo.
Hoy, diana a las 6.30, desayuno a las 7,00. Abandonamos el campamento a las 7.30. Uff , que stress. Llegamos a Kedougou donde está nuestro hotel Le Bedick, son las 9.30. Los que necesitan cangrejeras, de cabeza al mercado. El resto al hotel a dejar el equipaje.
Después de algunos imprevistos, iniciamos la jornada de trabajo. Comenzamos visitando una huerta en Dindefelo que ha sido impulsada por Yakaar y está teniendo mucho éxito. A continuación nos dirigimos a la cascada. Caminata de ascenso durita, pero llevadera. Impresionante la cascada y que gusto el baño. Regreso a Dindefelo, comida en el campamento de Vilageoise. Bien. Regreso al hotel, pero de camino paramos en la concesión de nuestro guía Alfa, que quiere presentarnos a su hijo de 1 año y su mujer. Precioso. Alfa quería llevarnos a ver su huerta, pero dada la hora y el calor no le hemos dejado. Una pena, según él está preciosa.
Continuamos al hotel, llegamos a las 17.30. Tarde de asueto y piscina, después del movimiento de los últimos días se agradece.
DÍA 6-29 de abril. Seguimos en el profundo interior de Senegal, en las proximidades de las fronteras con Malí y Guinea Conakri . Día muy intenso y emotivo. Comenzamos el día subiendo a pie a dos pueblos formados por etnias procedentes de Malí y Guinea Conakri, que eran perseguidas en sus países y se establecieron en lo alto de la montaña, formando los pueblos de Bedick, Iwol y Andiel. Nos dividimos en dos grupos en función de la capacidad física, los más fuertes subieron a Iwol; los más débiles a Andiel; al final todos nos reunimos en este último. Nos recibe el jefe local y nos agradece la visita y lo que Yakaar hace por el pueblo. Conocemos a un francés, Bernard, que también es de Yakaar África y está haciendo una escuela.
El recorrido hasta el pueblo desde que dividimos los grupos fue muy agradable. En primer lugar, recogimos en el coche varios niños que volvían de la escuela, iban corriendo descalzos, con las zapatillas en la mano. Nos acompañaron en la subida hasta su pueblo; la subida es una ladera con muchas piedras grandes sueltas, que tiene su complicación.
Al final, después de una media hora llegamos hasta el pueblo. Los niños hacen ese recorrido andando-corriendo todos los días 4 veces, para ir a la escuela, 30 minutos cada trayecto, 15 para ellos. Ayer volvían antes porque los profesores se tenían que ir a Kedougou a cobrar, no les llevan el sueldo a su escuela: por lo que se pierden días de clase.
En el pueblo de Andiel nos recibieron muy amablemente y nos enseñaron todo, el sitio es excepcional, a media altura de la montaña, con unas vistas increíbles. Viven en su sistema tradicional de cabañas y concesiones, todo muy básico. Eso sí muy comerciantes, rápidamente instalaron un mercadillo todas las mujeres con collares y pulseras y nos sacaron unos CFA con mucho arte, compramos unos regalitos. Llegaron los del otro destino a reunirse con nosotros, les volvieron a poner el mercadillo.
Luego bajamos todos juntos hasta el coche, acompañados de niños. Tuvimos la suerte de ver la salida de un joven para su iniciación, una prueba que dura 1 mes, con muchas pruebas muy duras de super-vivencia y valentía. Todo un ritual. De este pueblo solo iba un joven acompañado por su padre y amigos y precedido de un brujo vestido de paja para ahuyentar los malos espíritus; muy emocionante.
A continuación nos desplazamos a ver un huerto en Baraboy. Luego fuimos a Baraboy, donde empezamos viendo una huerta en la que Yakaar está haciendo el muro de cierre. Seguidamente, nos llevaron al centro del pueblo, donde nos recibió todo el pueblo con una fiesta increíble, bailaron y agradecieron a Yakaar su ayuda. Luego nos dieron de comer en una concesión. Una gran visita.
Para terminar fuimos a la casa de Ousmane, en Landieni, estuvimos con su familia , muy emotivo. José María y María José les entregaron una maleta con los regalos que les enviaba. Muy emocionante. Después, vimos desde fuera la consulta y campa-mento en Bandafassi. Al final del día, sobre las 17.00, nos encaminamos al hotel Le Bedick, Kedougou. Resto de la tarde, siesta, piscina y cena, idéntica al día anterior. Se agradece el descanso.
DÍA 7-30 de Abril. Comenzamos la mañana con un desayuno propio de la zona, café y algo de pan y bollería. Para iniciar el día, nos vamos al mercado de Kedougou, impresionante, muy auténtico, de productos y sobre todo de personas. Se recomienda ver las fotos. Sobre las 10.00 ponemos rumbo a Tambacounda, viaje normal, volvemos a atravesar el parque nacional. Sin novedad resaltable. Hicimos apuestas a ver si habían quitado el camión que nos encontramos a la ida, y si lo habían retirado.
Sobre las 14.00 llegamos al hotel de Tambacounda, está bien con piscina. Comimos espaguetis con carne, se agradece el cambio de menú. Tarde de descanso, hace mucho calor, seguramente el día que más. Al final de la tarde nos fuimos de paseo a ver la ciudad, que es más mercado, interesante, pero no tan bueno como el de la mañana. Cena como siempre y a dormir después de ver el partido Barcelona-Inter.
DÍA 8-1 de mayo. Madrugón, desayuno a las 6.30. Ponemos rumbo a Ziguinchor, se estima la llegada para comer. Llegamos a comer en el hotel Le Perroquet muy próximo al que nos hospedamos. Hace mucho calor, el grupo se divide entre descanso y piscina. Por la tarde , reunión en el hotel muy emotiva con los estudiantes becados por Yakaar África, que estudian en Ziguinchor.
Acuden a la cita 8 chicas y 8 chicos con un aspecto estupendo. Las exposiciones son emotivas, al final gran foto de familia con todos ellos. Que gran trabajo de José María y Demba, tratando que los chicos aprovechen la oportunidad que les da Yakaar.
Dia 9-2 de mayo. De nuevo, a madrugar nos espera un gran día. Comenzamos con la visita a la escuela infantil de Cagnout No tengo palabras para expresar lo que transmite la alegría de los niños, impresionante, maravilloso. Y de las profesoras. Las fotos hablan por sí solas. Seguimos viaje hasta Elinkine, donde nos embarcamos hasta la isla de Carabane, pueblo de Demba, nos espera una agrupación de mujeres para hacernos una exhibición de sus bailes, precioso y muy interesante.
Después dimos una vuelta por la isla, comimos en un chiringuito a pie de playa, pescado rico. Nueva vuelta por la isla, el centro artístico y la playa. Regreso en barco a Elinkine. Después de comer nos han tenido que abandonar Paco y Blanca, una pena, grandes compañeros de viaje. Tenían que regresar un día antes.
Visitamos las ceibas gigantes en Mlomp. Nos quedan dos visitas muy curiosas , sobre todo la primera al Rey de Oussouye; es el Rey de toda esta zona, 21 pueblos y 100.000 habitantes.
Es un Rey sin bienes y cuyo único objetivo es hacer el bien. Que gran enseñanza en los tiempos actuales. Es Rey animista, pero todos le respetan y acatan sus decisiones.
Después visitamos una emisora de radio local Kabisseu con un radio de acción de 100 Km. Otra gran enseñanza, con que poco se puede hacer mucho. Sin cobrar prácticamente nada mantienen una emisora local que ayuda mucho a sus habitantes a estar informados. Ánimo.
Llegamos al último hotel, muy buena pinta, en una playa impresionante. Muy agradable. Paseo por la playa y sorpresa, hay vacas solas deambulando, muy pacíficas. Cena al aire libre y cumpleaños de una niña de la mesa de al lado, nos invitan a tarta.
DÍA 10-3 de mayo. Por fin, un amanecer tranquilo, la hora de salida es a las 11. Desayuno tranquilo en la terraza del hotel y a pasear por la playa, espectacular. A las 11 nos encaminamos primero a una tienda un poquito distinta , se nota un poquito más nivel y calidad. Luego vamos a ver el museo de Boucotte, muy curioso. Un presentador nos explica las costumbres de la etnia diola. A continuación vamos a comer, sorpren-dente. Langostas a gogó, impresionante. En un sitio increíble, un gran remate del viaje.
Después de comer, más compras, ya está casi lleno el zurrón. Por la tarde playa, cena y a dormir. Durante la cena nos vuelven a invitar a tarta por otro cumpleaños, costumbre curiosa.
DÍA 11- 4 de mayo. Llegamos al final del viaje sin prácticamente problemas. Solo un par de Kabrousse descomposiciones y una reacción alérgica. Para finalizar gran misa cantada, muy bonita y que gran participación, muy vívida.
El mérito de los organizadores, José María y Demba, extraordinaria organización. Y maravilloso conductor Mor.
GRACIAS. ¡QUE GRAN VIAJE!
Hola, soy Cristina Jorquera, alumna del grado en Ingeniería del Medio Natural, de la UPM. En septiembre me subí a un avión con destino a Dakar para empezar lo que serían tres meses increíbles. He estado viviendo todo ese tiempo en Dandé, un pequeño pueblo en el sureste del país, casi en la frontera con Guinea-Conakry.
Como parte de mi proyecto fin de carrera hemos hecho una formación de apicultura, con el apoyo de Yakaar en la parte logística de conseguir los materiales.
Junto con mi compañero, hemos formado a unas cincuenta personas entre los pueblos de Dandé y su vecino Nandoumary para hacer transferencia de conocimientos y formación en apicultura. Estos dos pueblos tienen el factor de que se encuentran dentro de la Reserva Natural Comunitaria de Dindefelo, destinada a la conservación del chimpancé.
Es por eso que requieren de actividades que sean compatibles y sostenibles pero que también puedan aportarles un beneficio económico. La apicultura es una actividad que no requiere mucha dedicación y, sin embargo, los beneficios pueden llegar a ser muy altos. Todos los asistentes de los cursos tenían mucho interés en empezar o mejorar la producción de miel y estuvieron muy receptivos y dispuestos a aportar sus propios conocimientos sobre la zona.
Personalmente, me encantó poder compartir con ellos la formación, apren-diendo el vocabulario en pulaar para los distintos elementos de la apicultura y las especies. Todos los habitantes de Dandé nos han acogido como parte del pueblo desde el primer día y estoy deseando volver a lo que se ha convertido en una segunda casa para mí.
Tras la experiencia de mi aportación en el número anterior de este Boletín, siento la necesidad de que esta no se puede quedar en una corta reflexión y que las personas que nos atendieron con tanga generosidad en Senegal, merecen un mayor compro-miso personal. Se lo debo
Por ello, mi intención, en la medida que José María me lo permita, es seguir incorporando unas reflexiones desde el “primer mundo” que solo buscan remover nuestras confortables conciencias. No pretendo que esta colaboración sea una lavadora de conciencia comprometida en la distancia.
Como ciudadano de la Europa del bienestar social, he tenido la enorme opor-tunidad de observar, en primera persona, las desigualdades entre continentes, la miseria, y la falta de oportunidades para un pueblo acogedor y con necesidades de desarrollo.
A través de la televisión, les mostramos las bondades de nuestro confort, provocamos que las anhelen, que las deseen, y sin embargo cuando llegan a “nuestro mundo” (como si tuviésemos título de propiedad sobre él), los rechazamos porque vienen a “quitarnos” unos trabajos que no queremos, porque vienen a “quitarnos” unas citas mé-dicas para las que creemos tenemos pre-ferencia, o a “quitarnos” ayudas o subven-ciones que entendemos nos corresponden antes que a ellos porque hemos nacido aquí. Los poderes públicos provocan que la población se enfrente entre sí, por estos motivos, en lugar de dotar de más medios para poder atender las necesidades de todo el que lo necesite. Según Oloff Palme, uno de sus creadores, ese es el objetivo del “Estado del Bienestar Social”. Pero esto puede ser otro motivo de reflexión para más adelante.
Llegamos, convivimos, nos mezclamos, pero, por favor, no vengáis a “nuestra tierra”; quedaos en vuestro lugar, que para eso habéis nacido allí, que desde aquí limpiaremos nuestras conciencias con las colaboraciones que nos hacen sentir bien con nosotros mismos, y, lo que es peor, sentirnos mejores personas.
El 11 de diciembre de 1946, la Asamblea General de las Naciones Unidas crea el Fondo Internacional de Emergencias para la Infancia (UNICEF), con el objetivo de “promover la protección de los derechos del niño, de ayudar a satisfacer sus necesidades básicas y aumentar las oportunidades que se les ofrecen para que alcancen plenamente sus potencialidades” en el marco de la Convención de los Derechos del Niño, y “se esfuerza por conseguir que eses derechos se conviertan en principios éticos perdurables y normas internacionales de conducta hacia los niños y niñas”.
Unicef se empeña en “garantizar que se dé protección especial a la infancia más desfa-vorecida: víctimas de guerra, desastres, extrema pobreza, todas las formas de violencia y explotación, así como a los menores con discapacidades”. No es una reflexión, está extraído de los Informes de la propia Unicef, de ahí su entrecomillado.
Permitidme una pregunta un tanto retórica a mis admirados sanitarios de la misión. ¿Al-guien vio a Unicef por algún lado?, ¿algún cooperante? ¿alguna oficina o dependen-cia?. Y, sin embargo, en su organigrama tiene más de treinta directivos y la mayoría se mueve con pasaporte diplomático.
Las “solidarias conciencias” de la infancia deben estar tranquilas, para cubrir sus inacciones, están las ONG’S con personas que dedican sus vidas a una auténtica soli-daridad, y que huyen de las “autoridades” porque solo pretenden adueñarse de sus logros y objetivos para publicitarlos como propios. Todos sabemos a quién o quienes me estoy refiriendo. Merecen el mayor de los reconocimientos.
Me gustaría poder afirmar que África me ha enamorado, que me ha enganchado y que me ha cambiado la visión del mundo; lo siento, no es así, África me produce mucho dolor, me hace sufrir la desigualdad, la miseria, la falta de oportunidades, y como esos principios tan rimbombantes del “primer mundo” se quedan vacíos, tan huecos que sus palabras retumban como un macabro eco que, desgraciadamente, no llegan a nuestras conciencias.
No llego a amar África, deseo poder sentirlo algún día, hoy solo siento una dolorosa contradicción interior por no querer, o poder, renunciar a mis comodidades aburguesa-das, mientras no dejo de pensar en lo que allí se vive.
Y no me refiero solo a las poblaciones del interior con una agricultura precaria y que a duras penas produce los alimentos suficientes; las poblaciones de la costa que viven de la pesca y de los preparativos de las pateras hacia costas.
En 2018, de una población de poco más de 17 millones, más de 530.000 senegaleses vivían fuera del país. En la primera década de los 2.000 las transferencias financieras de estos senegaleses que viven fuera de su país representaban entre el 5 y el 10% del PIB, entre 300 y 500 millones de euros. En 2017, estos senegaleses en el extranjero inyectaron más de 2.050 millones de euros, el 12,5% del PIB de Senegal. El 75% de los jóvenes senegaleses deseaban abandonar el país. Cifras extraídas de la Política Nacional de Migración de Senegal (PMNS).
Con estos datos, alguien puede pensar que las autoridades senegalesas van a renunciar a tan suculenta fuente de ingresos sin ningún coste social (sanidad, educación, etc.). No interesa un programa nacional ni tampoco internacional contra esa emigración, en su inmensa mayoría ilegal. Ni el país que recibe el dinero y tampoco las entidades financieras que cobran sus comisiones por las transferencias (eso sí, en el primer mundo).
Al no ser sanitario, y no poder aportar nada en este sentido, siento la necesidad de exponer unos someros datos de la realidad social de un país con muchas necesidades y del que destaca, como en la mayoría de las ocasiones, sus gentes.
No hay heroísmo, hay solidaridad; no hay autocomplacencia, hay compromiso. Al menos por mi parte.
….Y el mundo sigue girando
Cuando me embarqué en esta aventura no sabía muy bien lo que me encontraría pues era la primera vez que realizaba una cooperación. Bastantes compa-ñeros antes que yo habían hecho voluntariados y me contaban sus experiencias. Si bien es verdad que cada una de ellas era única, todas tienen algo en común: el aprendizaje. No se trataba solo de intentar poner solución a sus demandas o realizar educación para la salud ya que la experiencia fue mucho más holística.
Acompañadas siempre por Ambrosio y Mor, cruzamos Senegal, de norte a sur, para adentrarnos en los poblados de la zona de Casamance desde el aeropuerto de Dakar. Esos paisajes, esa tranquilidad y pa-ciencia de su gente, esos bailes y palabras de agradecimiento por nuestra labor ha sido algo inolvidable.
La compañía es un pilar funda-mental y no puedo estar más agradecida a todo el equipo de gente que me acompañaba. Los traductores hicieron que nuestro trabajo fuera posible y no solo nos ayudaban con la comunicación con la gente, sino que también nos ayudaron a entender su pensamiento, su cultura y su forma de vida.
Ambrosio fue una figura imprescindible, siempre a nuestro lado para ayudarnos en todo lo que nos hiciera falta y Mor, el mejor conductor de todo Senegal. También fue muy bonito trabajar mano a mano con sanitarios de allí, becados por la ONG, que colaboraban con la misión no solo para ayudar, sino también como aprendizaje.
Si bien es verdad que a nivel sanitario es muy brusco el cambio con respecto a España tanto a nivel de instalaciones como a nivel de material o limpieza, nos adaptamos muy rápido a condiciones que en España serían impensables.
Es triste ver como falta mucho por hacer, pero por otro lado te motiva presenciar como algunas ONG, como Yakaar África, están haciendo tanto para que cada año mejoren las condiciones sanitarias y educativas.
En cuanto a la población pediátrica los casos que más me preocuparon fueron aquellos de desnutrición a partir de los 6 meses de vida donde se evidenciaba un fallo de crecimiento y desarrollo importantes probablemente por desconocimiento de las necesidades nutricionales y por falta de recursos.
Coincide con la edad en la que el lactante comienza a necesitar de otros alimentos además de la leche materna.
En esos casos poníamos especial énfasis en la educación para la salud, si bien son casos complejos que necesitan de mucho seguimiento y control del que, lamenta-blemente, no disponen. Por ello es muy importante dotar a los centros de salud de profesionales sanitarios y la implicación de la gente local en el cumplimiento de las revisiones.
No quisiera acabar este texto sin agradecer a mis compañeras de misión por la labor que han hecho y por haberme enseñado tanto. Silvia, Lucía, Maite, Laura y Xelo, esta experiencia no hubiera sido igual sin vosotras.
No tengo palabras suficientes para agradecer a todo el equipo y la gente de Senegal lo que me han aportado.
Mi experiencia ha sido muy buena, no era la primera vez que realizaba cooperación, anteriormente he estado en República Dominicana y Haití, pero sí la primera vez en África.
Cada país tiene su cultura y eso es lo que le hace ser diferente y único.
Aun siendo “la otra”, “la diferente”, “la blanca”, en ningún momento me he sentido desplazada. He sentido una buena acogida por parte de todos.
Por parte de los traductores y compañeros de Yakaar África todo genial, gracias a ellos he podido realizar mi trabajo de forma satisfactoria. Ellos han estado siempre atentos a cualquier necesidad que tuviera, pendientes de cualquier problema que pudiera surgir, se han esforzado a tope, para yo poder comprender y entender mejor a la población.
Tanto Ambrosio, como Mor, Demba y demás traductores, nos han dado unas clases enriquecedoras, de la cultura Senegalesa en poco tiempo.
Y qué decir de la población senegalesa, de los adultos , que con sus vestidos llenos de color, alegraban todos los días las consultas, con su tranquilidad, su saber estar y comportarse, su humildad, su sencillez, con sus sonrisas, sus expresiones de agradecimiento en sus rostros, con los apretones de manos al recibir mis cuidados, han llenado de sentimientos mi jornada laboral.
Y ya que decir de los niños, que con el gran respeto que tienen hacia sus mayores, con sus ojos grandes, expresión en sus caritas algunas veces de susto, con algunas lágrimas cuando les pinchaba, pero con algunas sonrisas al ofrecerles algún cepillo de dientes o bolígrafos, o algún vestido diferente al suyo o un globo, todo ello hacía que se iluminara su rostro y se reflejara en mí.
Qué bonito, poder sonsacar una sonrisa en un rostro, ya sea de 1 o de 80 años.
También agradecer la acogida por parte de los Agentes de Salud de los poblados, han sido muy emotivos, tanto los actos de bienvenida como los de clausura .
Y como no felicitar a las cocineras que nos han deleitado con su gastronomía, probando esa salsita de cebolla que acompañaba día sí, día no, al arroz, “ que delicia”.
Por no decir del pescado, que me resultaba más sabroso al comerlo con las manos o el pollo ahumado o las ostras cocinadas al carbón. Y de aperitivo esos cacahuetes y de postre esas galletitas también de cacahuete. Ha sido todo un placer disfrutar de su arte culinario.
Por otra parte, he de felicitar a Maite, que con su experiencia nos ha ayudado en muchas ocasiones, y ha sabido mantener al grupo unido. He de decir que hemos trabajado como un verdadero equipo, siempre cargándonos las pilas cuando podíamos, con la mejor energía “la risoterapia”.
Muchas gracias José María por hace posible, entre otras personas, el disfrute de esta misión.
Me faltan palabras para trasladar a texto la experiencia vivida en el programa de cooperación de Yakaar África en Casamance, pero voy a intentarlo.
Salí de Valencia un 11 de febrero, frustrada por tener que madrugar y aturullada por todas las cosas que había dejado a medias y que me esperaban al volver. Estaba nerviosa, pero más por no olvidarme del malarone, que por el voluntariado en sí. A pesar de que la decisión de participar había sido un acto impulsivo, me sentía tranquila porque Mayte, la organizadora del proyecto Sanitario de Valencia, nos había informado de cómo estaba planteado el proyecto y de todo el apoyo que íbamos a estar recibiendo.
Aunque no quisiera mostrarlo, a mí me tenía bastante preocupada el no estar a la altura en cuanto a conocimientos y experiencia médica. Aunque ese temor me acompañó todo el viaje, tan pronto comenzó la misión me di cuenta de que al lado de las increíbles sanitarias con las que tuve el lujo de compartir el viaje, me sentía mucho más valiente.
En especial, gracias a mi compañera médica Lucía, que en todo momento fue una fuente de sabiduría, fuerza, optimismo y a la vez serenidad.
Del avión a la furgoneta, el trayecto a Casamance fue largo pero agradable. Dormitamos horas y horas, haciendo paradas para comer y cruzar fronteras. Cuanto más tiempo pasaba, más iba creciendo la inquietud por el porvenir y las ganas de llegar.
Llegamos a Zinguinchor por la tarde y, después de descansar lo que parecieron segundos, ¡tocaba trabajar! En cada punto de trabajo nos habilitaban un rudimentario centro de salud en el que, habilitamos consultas, acampábamos nuestros trastos y organizábamos la medicación de uso habitual para empezar el día siguiente. Esos cambios de localización me resultaban cómicamente caóticos. Cada uno hacía lo suyo y, aunque todos trabajamos en lo que parecía desorganización absoluta, en poco tiempo ya estábamos preparadas para lo siguiente.
Entonces, empezamos a ver pacientes. Lo que inicialmente se me hacía un mundo (¿Cuántos paracetamoles doy? ¿y pastillas de la tensión? ¿Necesitaré aspirinas? ¿Qué hago con un dolor torácico?) con el paso de las horas y los días iba solucionando con mayor facilidad, más segura de mis decisiones, mejorando mi anamnesis y mi ojo clínico. El trabajo era difícil: el primer paso era orientar el diagnóstico realizando la anamnesis con la gran barrera idiomática y cultural que había y, el segundo, decidir cómo tratarlo con los 4 medicamentos que teníamos, a sabiendas que no iban a poder comprarla cuando nos fuéramos de ahí. Aprendí a tratar con medidas higiénicas, dietéticas y posturales, educar, dar remedios naturales… y aprendí también que había cosas que no se podían tratar.
Aprendí que hay sociedades que no tienen las mismas patologías que nosotros, en parte por las diferencias en la forma de vivir y en parte porque hay enfermedades que no se diagnostican.
Ahí, tuve la enormísima suerte de conocer a mi traductor, Malick que, aparte de ser una persona dicharachera, cercana y cálida, es un buenísimo traductor. Él y los demás traductores fueron una pieza esencial del proyecto porque, lejos de solo traducir, se dedicaban a transmitir más allá de las diferencias culturales, educar y hacer la parte humana de nuestro trabajo que, por desgracia, nosotras no podíamos hacer.
Los pacientes nos venían a ver con mucha alegría. Que hubiéramos llegado era un evento importantísimo para el poblado. Estaban muy agradecidos de que estuviéramos ahí y se vestían con sus mejores trajes. Las mujeres nos hacían la comida, aportándonos sus mejores alimentos.
El día de trabajo era largo y duro, pero muy gratificante. A la hora de comer nos juntábamos, charlábamos sobre lo que habíamos visto y aprendido, nos reíamos, tomábamos un delicioso café y vuelta a la faena.
Tras la jornada, llegábamos al hostal, limpiábamos la ropa y el cuerpo como podíamos y nos volvíamos a juntar en la zona común del hotel. Estábamos agotadas pero con una energía que no se agota con el trabajo físico y mental. Esa energía venía de llenar el alma, e iba a persistir todo el viaje ahí, como una lucecita en el corazón, sin apagarse.
El momento de la relajación, pre-cena iba siempre acompañado de cervecita y cacahuetes, unas buenas charlas y un par de mensajes a nuestros seres queridos para avisar que estábamos bien. Había tanta novedad y cambio, que era muy difícil no estar en el momento. Apetecía poco comunicarse con Europa, la verdad. Apetecía poco, con esa fuerza que llevábamos tan bonita, desconectarse del momento que estábamos viviendo.
Todas las paradas fueron únicas, aunque mi destino favorito fue sin duda Séléki, donde nos hospedamos en una casa tradicional de la región, hermosa por su aspecto de cuento de hadas, en un paraje tranquilo donde pude salir con María a correr varios días. ¿Y qué decir de lo rica que estaba la comida? Los sabores eran deliciosos, muy distintos de lo que había probado hasta ahora.
Los días iban pasando y, aunque cada cual era similar al anterior, en todos aprendía y vivía cosas nuevas. El proyecto pareció durar segundos y a la vez años, pues la cantidad de cosas vividas a cada instante era inmensa. No tengo espacio para mencionar a todas las personas, lugares y vivencias maravillosas que he vivido, pero puedo decidir que, después de esta indescriptible experiencia, he vuelto distinta. A nivel profesional, se me ha abierto un mundo de posibilidades para usar mis conocimientos y aportar ahí donde más falta hace y menos recursos hay. Tengo muchas ganas de volver a participar en un proyecto como este. A nivel personal, me he empapado de la energía y alegría, que se te contagia al salir de tu mundo y realizar en comunidad un acto completamente altruista y me he enriquecido mucho de personas con una mirada del mundo muy distinta a la mía.
Lo recomiendo mucho, mucho, mucho.
Desde Valencia, partimos un grupo de seis sanitarias rumbo a Senegal con la ONG Yakaar África. Apenas nos conocíamos, pero compartíamos la ilusión y las ganas de aportar nuestro granito de arena.
El equipo lo formábamos Xelo, Mayte y María, enfermeras con mayúsculas; Silvia, nuestra pediatra solitaria; y Laura y Lucía, médicas de adultos. Partíamos con una mezcla de entusiasmo y miedos: ilusión por poder ayudar y dudas sobre si estaríamos a la altura de las patologías que nos encontraríamos.
Al aterrizar en Dakar, nos esperaba nuestra furgoneta, la que sería nuestra compañera de viaje en esta aventura. Junto a ella, Ambrosio, nuestro guía, gestor y, con los días, también amigo. Así comenzó nuestro recorrido por distintos destinos: Agnak, Seleky, Djivente, Mlomp y Elinkine.
En cada uno, montábamos nuestras consultas y empezábamos un trabajo que, a pesar de las dudas iniciales, nos unió como equipo. Compartimos casos clínicos, aprendimos unas de otras y, sobre todo, vivimos momentos de risas y alegrías.
No podemos olvidar a la gente senegalesa que nos acompañó en todo momento: traductores, conductores, agentes de salud y voluntarios. Personas comprometidas con mejorar las condiciones de sus compatriotas, eficaces, amables y con una humanidad difícil de encontrar.
Los recibimientos de la población quedarán siempre en nuestra memoria. Senegal avanza hacia una mejor calidad de vida y, sin duda, lo conseguirá. Yakaar África está allí, sobre el terreno, para hacerlo posible.
Solo puedo decir que espero formar parte de nuevas cooperaciones con Yakaar África. ¡Gracias!
Otro año más vuelvo a Casamance.
Es mi cuarta misión y como si fuera la primera vez me pregunto cómo irá todo. El grupo, la asistencia en los centros, el reparto de material, si seremos capaces de ayudar y solucionar algo. Pero por otra parte vuelvo a un lugar conocido y querido y nada más salir del aeropuerto de Dakar, allí están las caras amables de Ambrosio y Mor esperándonos y acogiéndonos con abrazos de reencuentro.
Vuelvo a ver el paisaje de ese país tan increíble, a sus gentes afanadas en transitar por las carreteras y caminos, los baobabs, los camiones tuneados, las casas y tiendas tan características y es como si nunca hubiera salido de allí.
Este año no quiero hablar de mis impresiones personales.
Sólo quiero dedicar este espacio para expresar mi más profundo agradecimiento a las personas maravillosas que nos ayudan tanto en estos lances.
A Demba, con sus razonamientos y explicaciones sobre Senegal y su compromiso con su país y su pueblo.
A Mor, con su humor, su excelente conducción y su disposición a cargar y descargar todos los bultos sin una mala cara.
A Khalifa, siempre dispuesto a colaborar con una sonrisa y siempre dulce y cariñoso.
A los traductores. Mi queridísimo Malik, el niño grande de Damián, mi compañero de fatigas Papis y la muy afortunada incorporación de Aliou. Todos ellos llenos de energía, alegría y ganas de compartir.
Y, por último, ese gran hombre, Ambrosio. Sin él esto no sería posible para mí. Con sus bromas, su cercanía, su paciencia, su capacidad infinita de trabajo y sobre todo por su bondad.
Muchas gracias de corazón a todos y muchas gracias por poder formar parte, aunque sólo sea por unos días, de esta experiencia.
Esta vez ha sido más fácil. Formar el equipo, hacer el pedido de material, recibirlo a tiempo, organizar tantas cajas y maletas con las donaciones que nos han hecho. Traslado al aeropuerto; gracias, una vez más, a mi hermano Arturo. Facturar todo el equipaje; gracias Iberia por la franquicia extra y las facilidades, pudiendo llevar con nosotros 20 bultos entre cajas y maletas. A finales de septiembre ya teníamos el equipo formado y habíamos comprado los billetes de avión. Alba, Mar, Nieves y Sara, repetidoras de misiones anteriores en el Pais Bassari. Raquel, Sylvia y Esther primerizas en Senegal pero compañeras, junto con Nieves, de misiones en Nicaragua y Paraguay. Antonio, Carlos, Irene, primera vez con nuestro grupo pero completamente integrados cuando nos bajamos del avión en Dakar. Y José M., imposible pensar en una misión sin él. ¡Ya estábamos en marcha!
Llegamos al hotel de Mbour de noche. Una pena porque tiene la playa prácticamente en las habitaciones. Desayuno a las 5 de la mañana para salir camino de Mako. Largo, larguísimo tiempo en la furgoneta que sirve para ir conociéndonos un poco más y para que los “nuevos” vayan viendo los paisajes y las gentes senegalesas. Parada indispensable en el bosque de baobab y primeras fotos del grupo. Otro indispensable, cruzar el rio Gambia andando por el puente, ir a buscar al hipopótamo, esta vez sí que lo vimos, y ver la puesta de sol en el rio con esos colores que solo hay en África. Al día siguiente empezamos con la que va a ser nuestra rutina en todos los centros de salud. Llegamos, limpiamos, distribuimos los espacios, bailamos con Arouna de director de coreografía y empezamos las consultas.
Nuestro baile llama mucho la atención de los que ya están esperando para entrar. Seguramente será porque ninguno tenemos el ritmo y la forma de moverse que tienen ellos, aunque hacemos lo que podemos. Nos graban con sus móviles y se ríen. Nosotros empezamos el día con buena marcha.
Una imagen vale más que mil palabras. Aquí se puede ver el video “Un día de misión sanitaria”:
Todos los días vamos al colegio del poblado para hacer el taller de lavado de manos e higiene buco-dental. Para esta misión hemos conseguido más donaciones de cepillos y pastas de dientes y podemos hacer más talleres que el año pasado. Los profesores demuestran gran interés y los niños nos reciben encantados. Después de entregarles un cepillo y una pasta Mar les cuenta cómo deben lavarse la manos y como hacer un correcto cepillado de dientes. Diao lo traduce añadiendo su toque personal y Alfredo lo complementa con algo gracioso y algún truco de magia. También hemos conseguido traer más gafas, tanto graduadas como de sol. La demanda es grande. Cada año vamos mejorando y esta vez los optotipos los traemos en formato más grande, para adultos y niños y plastificados.
Los días se suceden con rapidez. Vemos pacientes de otros años. Niños que han crecido y están sanos o tienen “dolor de cuerpo”. Heridas graves del año pasado que han curado completamente. Una gran satisfacción ver el resultado de nuestro trabajo. Otros nos impactan por la situación en la que están. Bebés con desnutrición grave, adultos y niños con niveles de hemoglobina impensables en nuestro mundo, heridas antiguas infectadas, quemaduras recientes, neumonías y un sinfín de patologías que hacen que nuestras jornadas sean duras e intensas. La vuelta por la noche al campamento, la ducha, la cena, la Gazelle bien fría y la charla de sobremesa nos aportan el sosiego necesario para ir a dormir y descansar para el día siguiente.
Cuando hablamos por primera vez de ir con Yakaar África de misión sanitaria a Senegal no sabíamos que nos íbamos a “enganchar” de esta manera. Acabamos de terminar nuestra tercera misión y ya estamos pensando en la siguiente.
Dicen que África engancha, te atrapa y siempre quieres volver. Es verdad. No es fácil salir de nuestro espacio de confort, de nuestro “primer mundo” y prescindir de todas las comodidades que tenemos. Pero salimos. Volvemos al largo viaje por carretera, a las noches de intenso calor, a la ducha con cubos, pero también al reencuentro con personas extraordinarias. Ellos nos han atrapado. Las personas con las que tenemos la suerte de poder compartir unas semanas al año. Trabajar a su lado, vivir momentos regulares, pero muchos más de charlas, bailes y risas. En el aeropuerto de Dakar, en Dindefelo, en Afia, en Nenefessa, en Thiabedji, en Bandafassi, nos emocionamos cuando volvemos con la gran familia senegalesa que hemos encontrado en el País Bassari.
Cuando surgió la posibilidad de participar en la misión sanitaria en el País Bassari, ni me lo pensé. Busqué toda la información que pude acerca de la región que íbamos a visitar, pregunté a compañeros que ya habían tenido la oportunidad de participar en ocasiones anteriores sobre su experiencia, hice una lista de mil cosas absurdas que consideraba imprescindibles, y me sentí orgullosísima de mí misma pensando en lo preparadísima que iba a y todo lo que iba a ayudar. Ingenua de mí, que poco imaginé que, si alguien iba a llevarse algo de esta misión, ese alguien iba a ser yo. Esta experiencia ha sido todo un regalo, y solo tengo palabras de agradecimiento para todos los que lo han hecho posible.
Gracias en primer lugar, a mis compañeros de misión. Gracias por hacer de esta experiencia algo tan fácil, por vuestros consejos, por las risas, por los bailes, por las cervezas compartidas, porque ha sido un lujo trabajar con unos grandes profesionales como vosotros. He aprendido muchísimo de todos y cada uno de vosotros. Hemos trabajado mucho, muchísimo, y en condiciones que en España serían impensables. Ha habido momentos frustrantes, casos muy difíciles… Y sin embargo jamás os vi dudar o quejaros. Habéis conseguido adaptaros a la situación y escasez de medios con creatividad y nunca os ha faltado una sonrisa. Sois muy grandes.
Gracias a todos los traductores. Es cierto que las miradas expre-san miedo, confianza, alegría o gratitud, pero aun así, la barrera idiomática es una de las mayores dificultades de esta misión.
Sin vosotros sería imposible entender no solo los problemas por los que la gente acudía a las consultas, sino los diferentes aspectos culturales que hay que tener en cuenta. Si a eso le sumas que siempre están dispuestos a echar una mano en lo que sea, limpiando y organizando los dispensarios, dirigiendo la coreografía de las mañanas… ¿se puede pedir algo más?
Gracias a Demba, por enseñar-nos a amar Senegal y su gente. A Mor, por llevarnos y traernos sanos y salvos a todas partes. A Hassanatou, por su tortilla de patatas. Y al grupo de enfermeros que se formaron gracias a Yakaar África y que actualmente están trabajando en el hospital de Kédougou, como Alpha Yaya, Daouda, Aissatou Djiba y Cheikh.
A través de ellos recibíamos información de la evolución de los pacientes que había que derivar a los hospitales, y podíamos conseguir las medicinas que íbamos necesitando.
Gracias también a José María, que ha estado siempre muy pendiente de todo y de todos, y que consiguió hacernos las personas más felices del mundo al sorprendernos un día con yogur y helado.
Y, por último, gracias a todos los pacientes y habitantes de los poblados por los que pasamos. Gracias por hacerme salir de mi zona de confort, por enseñarme a no dar por sentado el acceso a cosas que consideraba básicas y que hoy valoro como un lujo. Gracias por esa tan conocida teranga senegalesa. Jamás me sentí tan bien acogida como en Senegal, donde aquellos que no tienen nada te reciben con tanto cariño que hacen que te vayas con el corazón lleno.
Gracias Yakaar África. Yaarama Senegal.
Esta ha sido mi tercera misión sanitaria consecutiva en el País Bassari. A pesar de ello, he vuelto a sorprenderme. Especial-mente con la gente que nos ha acompañado, pues han sido personas maravillosas con las que comparto inquietudes y con las que la convivencia, tanto en el viaje como en las jornadas de trabajo, ha sido fácil y enriquecedora.
Además, ha estado lleno de reencuentros increíbles. Con compañeras de años anteriores, a las que ya considero amigas. Con pacientes que vemos año tras año, unos con mejoría y otros no, pero siguen estando presentes.
Con el equipo de traductores, que son uno de los pilares más importantes para llevar a cabo nuestro trabajo. Con los enfermeros del Hospital de Kedou-gou, que nos ayu-dan mucho con el seguimiento de pa-cientes que deriva-mos al hospital y la compra de material. Con las cocineras del campamento de Bandafassi, que nos cuidan como si fue-ramos de su propia familia. Y por último, con los jefes de la organización, que tienen todo muy bien planificado.
Mi percepción de este año es que ha sido bastante intenso, que han pasado muchas cosas demasiado rápido y que, al volver a nuestra realidad, he agradecido poder escribir estas líneas para reflexionar sobre todo lo que hemos vivido.
Estoy muy agradecida a cada miembro de la ONG Yakaar África por su importante labor en Senegal. Gracias a ellos he podido ver de primera mano el resultado de muchos de sus proyectos y todas las necesidades que tienen los habitantes del País Bassari.
Resulta difícil plasmar en unas breves líneas las emociones y sensaciones que produce observar la diferencia de oportunidades en el desarrollo personal de los seres humanos dependiendo del lado del mundo en que has nacido.
Nacer en África es asumir que los más elementales derechos de los llamados humanos no tienen cabida; libertad de movimiento, libre elección del lugar donde vivir, libertad académica, derecho a una sanidad igual para todos, a una enseñanza gratuita y de calidad, derecho a una desarrollo personal, académico o profesional y un innumerable etcétera.
África es cualquier sentimiento menos el de sentirse un miembro del colectivo humano, tal y como se concibe en el denominado “primer mundo”.
Ha sido impactante estar rodeado de profesionales de la sanidad, en el más amplio sentido de la palabra; pero no han sido menos impactantes las miradas asustadas de los niños y las resignadas de los adultos.
Es doloroso hasta las lágrimas comprobar cómo se traslada a un ser humano desde un poblado hasta el hospital más cercano.
Y el mundo gira…Siguen las luchas políticas, los intereses económicos, las guerras por los más repugnantes por los motivos más espurios. Mientras las instituciones internacionales creadas para paliar los efectos de esta miseria se convierten en grandes empresas con dirigentes que se comportan como salvadores del mundo y lo único que hacen es viajar en primera clase y alojarse en los mejores hoteles de lujo.
El mundo gira, África se desangra y los hombres miramos.
Gracias YAKAAR ÁFRICA. Gracias José María
¡Qué difícil resumir lo que ha sido para mi esta experiencia!
Llegué a País Bassari con muchas ganas de aportar mi granito de arena, pero también con la inquietud de no saber exactamente cómo hacerlo sin caer en la trampa del pater-nalismo, sin imponer nuestra visión de la medicina y del mundo a una cultura radical-mente diferente a la nuestra.
Quería ser útil, pero desde la cooperación horizontal, desde el máximo respeto a su cultura y sus conocí-mientos. Con todo esto por bandera, el primer día de consulta me invadió un senti-miento de impotencia y frustración al no poder ofrecer diagnós-ticos certeros ni los mejores tratamientos.
Con el paso de los días aprendí a cambiar el enfoque y a dar el máximo con los medios disponibles, también enfatizando en que la prevención y la educación en salud comunitaria son tanto o más importantes que la propia intervención médica.
A veces la clave no es solo tratar enfermedades (que también), sino trabajar en la medida de lo posible para que no aparezcan, algo que me apasiona especialmente como médica de familia. En todo esto la experiencia previa del equipo, experiencia con la que yo no contaba, fue de gran ayuda.
No puedo no destacar la labor de Demba y el resto de personas locales implicadas en sacar este proyecto adelante, su convicción de que el futuro de su país debe construirse desde dentro. Yakaar, esa palabra en wolof que José María me explicó, y que cobró todo el sentido al vivir esta experiencia: esperanza en el futuro, sí, pero con una responsabilidad colectiva de construirlo.
Vi en ellos un compromiso genuino y entendí que nuestra labor allí no es un parche temporal, sino una herramienta para fortalecer su propio sistema y capacidades.
Más allá de lo profesional, a nivel personal no he podido sentirme más afortunada de coincidir con este equipo. Llegar nueva a un grupo que ya se conoce en su mayoría me parecía un reto personal, pero gracias a ellos me he sentido como en casa desde el primer día.
Las comidas compartidas, los largos viajes en furgoneta, los ratos de pulseras y chismes, los bailes espontáneos y las coreografías matutinas, las conversaciones interesantes a cualquier hora… han hecho que las duras jornadas de trabajo sean tremendamente llevaderas. Me voy llena de aprendizajes y con ganas de repetir experiencia.
Jaraama a todos!!!
¡GRACIAS!
Comenzamos de nuevo esta “aventura” al País Bassari de la mano de Yakaar África (gracias José María)
Este año es mi segunda vez. Ahora no hay incertidumbre, pero siguen estando las ganas, la esperanza y la alegría por lo que viene.
Son los mismos lugares que ya conozco, compañeros con los que ya lo viví y otros para los que es su primera vez. Reencuentros que te dibujan sonrisas eternas y abrazos largos que reconfortan el alma.
¿Habrá cambiado algo desde el último año?. Vamos a los mismos centros de salud ya conocidos, la situación es parecida, pero los encontramos “más limpios” o eso es lo que quiero ver. Permanecen los carteles que se pusieron animando a tirar los desechos en una papelera y no al suelo, su seguimiento es bastante incierto.
La gente nos espera con la confianza de que podremos resolver todos sus problemas de salud, pero nada más lejos de la realidad. El hecho de que cualquier problema sanitario, por pequeño que sea, evolucione en el tiempo lo convierte en un problema mucho más grande. La falta de recursos, agua corriente, luz, material sanitario básico, medicamentos por los que tienen que pagar... hace que todo sea más difícil para ellos.
Compatibilizar los cuidados y tratamientos de “nuestro mundo” con sus costumbres a veces es difícil, y siempre está la duda de que sigan nuestras recomendaciones.
Sigue presente en mi la impotencia, la frustración, el no poder “hacer más”... se siguen poniendo granitos de arena con la esperanza de hacer una montaña.
Sin embargo, también está presente la satisfacción por los casos resueltos, la alegría de ver a Penda, que tras sus tremendas heridas en las piernas curadas el año pasado, vino a vernos y nos enseñó unas piernas preciosas.
Queda en mi lo gratificante que es poder ayudar a quien necesita algo, por poco que sea y el hacerlo rodeado de gente bonita que facilita llevarlo a cabo esa tarea
Trabajo, calor, polvo... pero con risas, juego, baile antes de cada jornada y el calor de la gente
Gracias por tanto...a nuestros ángeles de la guarda en Senegal, a Demba por sus enseñanzas y su compromiso por mejorar su país, a Mor por ser el mejor conductor que uno pueda desear, a los Arounas, Djao, Alpha, Mamadou, por traducir y transmitirnos lo que la gente necesita, sin ellos nada sería posible, a Assanatou y Marieme, por ser las mejores “mamás postizas”, sus comidas han sido un lujo total envuelto en sonrisas
Gracias a mis compañeros de “aventura” que te abren unos brazos cálidos cuando ese “mal día” llega, que un día llenan una sobremesa de colores y éstos nos persiguen el resto del tiempo, que organizan una clase de pulserología con hilos para llenar los ratos de descanso, que se ocupan de que nunca falte una medicación y la buscan hablando con quién sea, o que no se les pone nada por delante y son capaces de dar puntos en una herida sobre una mesa de comedor y con un frontal por luz, que se ocupan de registrar todo, repartir gafas o que en semejante lugar se ponen a hacer yoga con los niños.
Y gracias a todas esa gente, que sin tener nada lo da todo, nos abre su casa y nos deja entrar en su vida
A todos ellos gracias por cruzaros en mi camino