A veces de una simple conversación entre amigos puede salir una gran historia. Así es como conocí a Yakaar África. A través de una amiga que vivió la experiencia de viajar con ellos y visitar sus proyectos en Senegal en el 2019. Le gustó tanto lo que vivió allí que iba a repetir este año y me animé a vivir esta nueva aventura con ellos.
El viaje consiste en una ruta de 10 días, del 2 al 11 de diciembre, atravesando Senegal desde Dakar en coche al país Bassari de ahí bordear la frontera de Guinea Bissau para terminar de nuevo esta vez en avión en Dakar previa visita a la isla de Casamance.
Aquí empieza mi relato:
2 diciembre: España-Dakar: llegamos a Destino, DAKAR, y en el aeropuerto nos recoge Demba, el guía durante todo el viaje, como llegamos tarde nos fuimos directamente al hotel a descansar. Hotel Blue África, un complejo de pequeñas cabañas literalmente construido en la arena del mar de la playa donde desconectas viendo las estrellas y te relajas durmiendo, escuchando las olas del mar.
Una vez instalados hacemos una mini improvisada reunión de grupo para irnos conociendo y hablar del planning del día siguiente.
3 diciembre: Mbour-Tambacounda-Mako: Vamos a recorrer el país Bassari, considerada la región más pobre de Senegal, así que toca salir temprano, a eso de as 7:00H ya que son unos 700km lo que tenemos que recoger y las carreteras no son como a lo que estamos aquí acostumbrados.
Nos ponemos en marcha rumbo a Kaolack, conocida como la capital mundial del cacahuete y de ahí seguimos nuestro camino hasta Tambacounda. Durante el camino es posible ver bosques de baobabs, el árbol más típico de Senegal y el más espectacular diría yo. El paisaje va cambiando desde que salimos al inicio, vamos pasando por diferentes y pequeños pueblos en el camino hasta que llegamos al parque de Niokolo Koba, un parque nacional que se ha convertido en el último refugio de la gran fauna africana, con un hogar de elefantes, antílopes, leones hipopótamos y más de 300 especies de aves.
A pesar de todo esto, nosotros solo logramos ver un par de grupo de babuinos.
Llegamos al campamento de Wassadou donde teníamos el alojamiento, un conjunto de autenticas cabañas donde puedes estar en el baño y a la vez disfrutar de las estrellas, teniendo un contacto más real de cómo es la vida allí. Después de cenar, los empleados del campamento nos amenizaron con una ceremonia de canciones y bailes típicos alrededor de una hoguera.
4 diciembre: Mako-Kedougou: Los más madrugadores se fueron a dar un paseo por las orillas del río Gambia. Hoy empezamos las labores de la organización. Lo primero es la clasificación de toda la mercancía que traemos para repartir en los diferentes puntos. Lo importante es hacer una buena distribución para que se pueda hacer un buen uso de los recursos. Una vez terminado el proceso nos ponemos la camiseta oficial del logo Yakaar África y antes de salir del campamento visitamos la consulta de Ana una enfermera y matrona local que aparte de sus consultas habituales atiende una media de 13 partos al mes.
Nos sorprende además de su calidad humana, su manera de pensar tan diferente a lo habitual por aquí. Nos habla de cómo trata el problema social de la temprana maternidad de las niñas (12-15 años) y el control de enfermedades en torno al contagio debido entre otros motivos a la prostitución. Me gustó mucho una frase que dijo: “hay que ser paciente, tener cabeza y ser fuerte!” allí dejamos parte de las medicinas que llevamos.
Salimos camino a Kedougou, capital del País Bassari, donde visitamos un mercado donde resaltan la mezcla de los olores de sus especies, el bullicio y sobre todo los colores de sus telas. Allí probamos la cola, dicen que es el ingrediente de la coca cola, pero nada que ver, creo que lo dicen para que te confíes lo pruebes, porque es super amargo.
Después de comer vamos de visita a un poblado de Thiabedji donde dejamos una bomba de agua que tenían rota. Lo que más nos llamó la atención es que nos esperaba reunido todo el poblado, todos vestidos con sus mejores galas, nos hacen otra ceremonia de canticos y bailes tradicionales de su cultura, llega a haber tanta gente a nuestro alrededor que con el calor llega a ser un poco abrumador. Es una experiencia única el arrope que nos dan hasta tal punto que nos llegan a regalar una cabra, la bautizamos como Belén.
5 diciembre: Afia-Dindefelo-Kedougou: Después del desayuno cogemos un 4x4 para ir a disfrutar de la Cascada. Durante el camino paramos en un proyecto de huertas en los que colabora la ONG, allí trabajan unas 50 mujeres y gracias a Yakaar África entre otras cosas les han protegido el huerto de las Vacas. Aparte de las verduras tradicionales hay arboles de Moringa, que se usa como complemento alimenticio haciendo una papilla para los niños desnutridos. También mezclando con agua hacen zumo. También hay arboles de Tama-rindo que es un árbol tropical originario del cinturón árido de África cuyo fruto vale para añadirse a todo tipo de carnes y pescados.
Para llegar a la cascada de Dindefelo empezamos al pasear por el pueblo, lo que más llama la atención es la cantidad de basura que hay por las calles, en general, Senegal se enfrenta al problema de la gestión de residuos, que han pasado en pocos años de ser biodegradables a tener al plástico como protagonista. Hay pendiente un proyecto para dar solución a este problema, pero por el momento no se ha conseguido poner en funcionamiento. Iniciamos el sendero de arboleda al lado del río y llegar a la Cascada que es espectacular, parece un pequeño oasis natura ideal para darse un baño y recargarse de energía.
A la vuelta pasamos por el ambulatorio donde hicimos la primera entrega de gafas, no agradecen mucho la iniciativa. Es muy satisfactorio el hecho de volver a dar valor a las cosas que ya no usas, darles una segunda vida, darles de nuevo el significado que algún día fueron en las vidas de cada uno de nosotros
De ahí vuelta al 4x4 para alojarnos en el Hotel le Bedick.
6 diciembre: Kedougou-Andiel-Kedougou. Nos vamos a visitar Andiel, es un poblado Bédik que está situado en lo alto de una colina. Se accede a él mediante una sencilla ruta de 800 metros.
Sus habitantes viven en la montaña protegidos porque no están dispuestos a perder sus costumbres, tradiciones ni convertirse a la religión musulmana. Ellos sitúan campos de cultivo se encuentran en la base de la montaña y eso provoca que tengan que subir y bajar cada día para transportar sus alimentos, principalmente cultivan mijo, maíz, cacahuetes y venta de pulseras y collares para los turistas. Por la destreza que tienen, yo diría que, deben estar más que acostumbrados a subir y bajar descalzos y con la carga en la cabeza.
Allí nos cuentan como para defenderse de los invasores solicitaban al espíritu que mandara abejas para que les protegieran. Todavía se mantienen los ritos de iniciación de 5 meses para formar a los jóvenes en su nueva etapa a hombres y así puedan enfrentarse a la vida. También van los padres de las niñas para ver cual es un buen candidato para casarse con ellas.
Para no perder mucho tiempo hoy nos tocan comer bocadillos sobre la marcha hasta llegar al alojamiento en el Hotel Le Relais. Allí aprovechamos para un bañito en la piscina, salir a pasear al atardecer y dar una pequeña vuelta por el mercado local.
7 diciembre: Tamba-Kolda-Ziguinchor-Oussouye: Hoy nos toca de nuevo ruta en coche. Salimos pronto del Hotel rumbo a Diaobe de camino visitamos su colorido mercado y de ahí ponemos rumbo a la capital de la Casamance. Una vez en Casamance, el bosque se vuelve más denso, el agua más abundante. Es un mundo exuberante donde una frondosa vegetación nos envuelve en medio de arrozales y manglares. Nos acercamos a Ziguinchor, localidad que se extiende a lo largo del río.
Ahí hacemos la segunda entrega de gafas en un hospital óptico dirigido por monjas. En este hospital hay un pequeño taller de montaje donde es posible que en un futuro se pueda iniciar un nuevo proyecto. De ahí nos ponemos en rumbo a Seleky para alojarnos en un precioso campamento donde la gente local nos ameniza con ceremonias rituales bailando alrededor del fuego
8 diciembre: Seleky-Niambalang-Oussou-ye. Por la mañana visitamos Niambalang para ver la típica arquitectura de Casamance, Una casa Impluvium. Nos explican lo que es un fetiche, que en el mundo Yola es un lugar donde los animistas van a hacer sus consultas a los antiguos ancianos para que les ayuden. Imploran con esto a los espíritus africanos para que ayuden a las familias. Nos explican que es un Tambur, un objeto tallado en madera que funciona a modo de teléfono. Según el sonido saben lo que ha ocurrido y así se pueden comunicar en la distancia. Además, aprovechamos la visita para ver una casa típica del lugar.
El siguiente paso es visitar dos escuelas primarias donde tienen en marcha proyectos educativos. En ambos centros dejamos material escolar. Es sorprendente la alegría y vitalidad con la que nos reciben, cada niño es un reflejo de una emoción que te transmite unos sentimientos a veces de felicidad y otras veces de tristeza. Estar con ellos nos despierta el niño de llevamos dentro, cantamos jugamos con globos, aparcando un ratito el adulto en que nos hemos convertido.
De ahí seguimos hasta Elinkine donde dejamos el coche y lo cambiamos por una barca para ir a la isla de Carabane, la más verde, parece un paraíso de arenas blancas. Ahí visitamos brevemente la isla, los puestos de ropa de la zona, el cementerio mixto, la iglesia bretona, el huerto… y podemos disfrutar de sus preciosos atardeceres
Por la noche finde fiesta ambientado con bailes tradicionales de la región local.
9 diciembre: Carabane-Oussouye: Por la mañana aprovechemos para terminar de visitar los proyectos en la isla de Carabane la biblioteca, los generadores para el sistema de enfriamiento y congelado de los alimentos puesto en marcha por Yakaar África. Realizamos una nueva entrega de medicamentos en la maternidad y de ahí nos ponemos rumbo de nuevo a Oussouye donde visitamos varios orfanatos donde a parte de los proyectos de Yakaar como dejar gafas en el hospital, aprovechamos para dejar ropa y zapatos para los niños.
La siguiente visita fue a la Radio de Kabisseu, una pequeña emisora local, en las que Yakaar África se está trabajando en las reformas de la instalación, La radio la llevan un grupo de jóvenes emprendedores que transmiten la libertad y la oportunidad inmediata de cubrir las noticias, los eventos y todo lo que ocurre de relevante en estas pequeñas poblaciones, de una forma más profunda y a menudo emocional.
De ahí nos dirigimos a la visita del rey, Sibilumbay, el Rey de los Diola animista, tras una breve introducción donde el Rey nos explica un poco su historia, nos permite que le preguntemos sobre lo que queramos. Dormimos en el campamento La Casamance. Siempre he tenido la impresión de que un rey tiene que ser feliz porque se supone que lo tiene o puede tener todo, pero lo que más me impactó de la visita fue su mirada triste.
10 diciembre: Oussouye-Boucotte-Cap Skirring: Hoy salimos rumbo a Cap Skirring para ir a visitar el museo de Boucotte. Le Kadioute es un museo al aire libre situado en un bosque de ceibas de varios siglos de antigüedad. La visita guiada permite descubrir, al pie de cada árbol, instrumentos, utensilios y explicaciones detalladas y graciosas sobre la cultura de los Diola.
De ahí nos vamos a visitar un centro artesanal, donde muchos vendedores ambulantes ofrecen recuerdos y artesanías locales como adornos tallados en madera, tejidos, y diversos adornos y accesorios hechos a mano propios de la cultura senegalesa. Así que este es el momento de hacer alguna comprita.
Por fin nos toca disfrutar de la playa, sus infinitas playas de arena dorada, y el puerto de pescadores con el pescado secándose al sol. Es maravillosa la sensación de estar en pleno diciembre disfrutando de un clima tan bueno.
Hoy toca descansar en el hotel No-stress
11 de diciembre: Hoy nos tocaba ir a conocer la isla de Gorée, pero nos cancelaron el vuelo y tuvimos que pasar la mañana en la playa. A mediodía cogemos un vuelto de Cap Skirring a Dakar y prácticamente de ahí al aeropuerto para coger el avión de vuelta a Madrid.
CONCLUSIONES
Esta no ha sido mi primera toma de contacto con una ONG, pero nunca antes a tan gran escala, como en este caso viajar a Senegal. Si que ha sido mi primera visita a África, y considero que Senegal ha sido el país perfecto para iniciarme a conocer este espectacular continente y mucho más aún hacerlo a través de la organización de Yakaar África.
Lo que parecía un destino a priori poco atractivo se fue convirtiendo a cada paso en un descubrimiento por sus diferentes paisajes, ya que a medida que íbamos recorriendo el país íbamos conociendo el contraste entre las zonas más áridas del país Bassari hasta ir llegando a las más tropicales de la costa y Carabane.
Senegal es el gran país desconocido al turismo, con lo cuál es ideal para conocer a tu ritmo su cultura, su potente gastronomía, su gran variedad de aves y como no, la gran fauna salvaje que le caracteriza.
Vienes con la idea preconcebida de que vas a visitar un país considerado del tercer mundo, y aunque ves pobreza y falta de desarrollo, en ningún momento tienes la sensación de sentir miseria. Su gente es increíble por su sencillez, su afán de superación , por una buena integración entre las diferentes razas, culturas y religiones.
Aunque la religión musulmana es la predominante, puedes integrante con ellos para vivir su día a día, pasear por sus calles, visitar sus mercados, sin sensación de inseguridad
Si como dije África es impresionante, pero no habría sido posible sin la organización que ha sido esplendida, se han mezclado días repletos de visitas y actividad con otros grandes momentos de relax donde podíamos conocernos e intercambiar las experiencias del día con los demás compañeros, que llevaré siempre un pedacito de ellos conmigo.
Dar gracias a Yakaar África por la gran labor de desarrollo que llevan a cabo, promo-viendo proyectos para poder mejorar poco a poco su condición de vida, sanidad y educación. Yakaar significa esperanza, y eso es lo que está llevando a Senegal con esta labor. Gracias a Demba, Mor y Cheikh por el cariño y paciencia con el que siempre nos han tratado. Pero la pieza clave que ha dado la guinda a este viaje ha sido Víctor, gracias por la organización, por tu implicación con el equipo, tu sentido del humor que han hecho que cada vez que piense en Senegal se me despierte la sonrisa.
Desde aquí os animo a que os aventuréis a conocer el continente africano, pero sobre todo de la mano de Yakaar África.
Incansables familia y colaboradores de España y de Senegal, es con un placer muy grande que os escribo esta carta para hablaros de Yakaar África. Una asociación que nació en el 2009 y se consolidó a partir del 2010. Ya llevamos muchos años juntos intentando ayudar a mi tierra para que las cosas salgan mejor. Años después me doy cuenta de que las cosas están saliendo adelante gracias a la participación de todos.
Los que ponéis dinero cada mes sin ninguna obligación, los viajes hechos a Senegal para conocer mejor el país y poder ayudar, los que nunca habéis estado en mi país pero con la idea de que queréis un mundo más justo, los que en situaciones difíciles habéis decidido seguir la aventura con nosotros y sobre todo con la COVID-19, aportando ideas y participando económicamente para un Senegal mucho mejor, los que estáis en el terreno aguantándome.
Os pido perdón por un lado porque a veces no duermo por el peso de sentirme respon-sable de esta aventura, por haber llamado a unir nuestras fuerzas para ayudar a un país y continente tan cerca pero tan lejos, alguien lo tenía que hacer, lo he intentado logrando que muchos proyectos funcionen bien y pocos tengan problemas.
Soy un guía turístico que ha recorrido durante muchos años el país, tomando té a la sombra de los árboles, escuchando a la gente, intentando observar mi país hasta decidir no quedarme quieto sin hacer nada, trabajar para que mis hijos y los demás niños vivan un mundo mejor. Lejos de las críticas fáciles, actuar aportando nuestro granito de arena en el edificio de mi país.
Me habéis ayudado a conseguir nuestros sueños pero, como dicen los franceses, "peut mieux faire" en un país o continente con muchas oportunidades y donde tene-mos que construir todo desde cero. No va a ser fácil, lo sé, pero contando con mis cola-boradores algo haremos como lo que esta-mos consiguiendo con las cooperativas de mujeres, las granjas de cerdos, de gallinas y de patos, las misiones sanitarias, la trans-formación de frutos. las industrias de jabón, de mermelada. Y sobre todo la formación del futuro de un país que son los jóvenes.
Muchas gracias por ayudarnos a hacerlo posible, amigos. No podemos conseguir becas de formación para todos los que se acercan a nosotros, ni lo pretendemos, porque la demanda es siempre más alta que las plazas disponibles. Haremos todo lo posible para que el dinero se gestione de la mejor manera por el bien de los benefi-ciados y porque ya llevamos muchos años.
Hermanos de la gran familia de Yakaar África, no tenemos palabras para agradece-ros todo lo que estáis haciendo en nombre de las cooperativas de mujeres, mi equipo, de los niños de las escuelas infantiles, de los estudiantes, de todo el país. En mi humil-de nombre, muchas gracias por el tiempo, el interés, las reflexiones, el dinero, la fuerza, los viajes, etc. Las sonrisas de las personas beneficiadas me hacen estar orgulloso de pertenecer a Yakaar África. No podéis imaginar la importancia de lo que aportáis para la construcción de nuestro querido Senegal y que otro mundo sea posible.
Este verano hemos tenido la suerte de pasar unos días con Ousmi en la playa y hoy, mientras se recupera en el hospital (más largo de lo esperado), nos hemos puesto a recordar y han salido estas historietas que os queremos compartir.
OUSMANE Y LOS CHURROS
Teníamos previsto bajar a Málaga el fin de semana, y para no pillar mucho atasco nos levantamos a las cinco de la mañana. A Ousmane, completamente dormido, le metimos en el asiento de atrás del coche, le abrochamos el cinturón, una mantita encima por si acaso y nos pusimos en camino. ZZZZZZZZ.... y algún ronquido, ¡los madrugones no le gustan nada!
Yo creo que ni se enteró que iba en el coche. Era de noche completamente. Pronto pasamos Aranjuez y continuamos dirección Córdoba.
Empezó a amanecer en Despeña-perros, y Ousmane seguía comple-tamente dormido, así que paramos para darle una sorpresa y pedimos tres “churros de la casa”. Completamente dormido salió del coche y de repente se encontró delante de un churro enorme!!
Los churros de Mengibar tienen forma de espiral y ocupan todo el plato. Osman, cuando vio aquello puso los ojos como platos y dijo:
¿Esto qué es? Y empezó la juerga; que si el churro me recuerda a algo…, que pobre hombre lo que le han hecho…, que encima se lo habían frito…, que si pedíamos otro le iban a cortar otro trozo…, que qué vida más dura..., le entró un ataque de risa que casi no era capaz de comerse el churro.
Se hizo una foto con el churro, con el camarero ¡no!, por supuesto, pobre-cito que le había dado su churro para desayunar, y encima se lo habían quemado en aceite.
Total, que se le pasó el sueño a Ousmane y empezó a animarse, montamos en el coche para continuar camino, y como estaba un poco harto de la música de España, empezó a poner música senegalesa “muy chula” en peul, y nos iba traduciendo las canciones: esta dice que “una chica muy guapa está enamorada …”, etc.
Continuamos viaje y llegamos a Málaga casi sin darnos cuenta.
OUSMANE Y LOS ESPETOS
Lo primero bajar a la playa a bañarse. Que diferencia con la primera vez que vió el mar, no se atrevía ni a meterse y ahora ni se lo piensa, aunque sigue tiritando al salir del agua.
La sorpresa está al salir del agua:
¿Y eso que es?, le preguntó Ousmane a un señor en la playa que estaba ensartando sardinas en un palo.
Esto son espetos, son sardinitas, chaval! Las pinchamos en un palo y lo clavamos en la ceniza al lado de la lumbre para asarlas, y son gloria bendita, no veas!, respondió el señor.
“MMMMM”, empezó a decir Ousmane salivando, y mirándonos de reojillo.
¡Prepáranos unos espetos!, le dijimos al camarero. Y ahí estuvo pendiente Ousmane de cómo se y no fuera que se le quemasen al hombre.
Cuando se las pusieron en un plato, dijo: ¡Esto está buenísimo!, y descubrió que aparte de sardinas, también se espetaban jureles, calamares, gambones… vamos que casi no salimos del sitio en todo el día.
Al marcharnos, le dijo el camarero: -Parece que te han gustado, ¿eh?. Y Ousmane, muy serio con un vozarrón seco y profundo va y dice: ¡Esto es lo mejor que he probado en mi vida! Y todo el mundo se empezó a reír.
OUSMANE Y EL FUTBOL
Ousmane es del Barcelona y no lo puede ocultar. Habíamos quedado con unos amigos en una terraza para ver un partido que jugaba el Madrid no me acuerdo con quién.
En la terraza todo el mundo era del Madrid y va el equipo contrario y mete un gol y suelta Ousmane a grito pelado: ¡Goool! ¡Toooma! Y todo el mundo, que era del Madrid, empezó a mirar a Ousmane, y nosotros: Porfa, no cantes muy alto los goles que aquí son todos del Madrid, y alguno se puede mosquear.
Pero, fue al contrario, uno de allí, va y le dice: Tu eres del Barcelona, y te llamas Ousmane, como Dembelé. Con su simpatía, cayó bien a la gente, aunque eso de que el Barcelona es el mejor equipo del mundo, ejem, ejem. “¡Mira qué gracia tiene el chaval!” Al final el Madrid remontó el partido, pero a Ousmane no hubo manera de convencerle, y es que las camisetas blancas le dan alergia, qué le vamos a hacer, él sus colores, sus churros y sus sardinas. Ea!, como dicen en el Sur.
OUSMANE Y LOS KAS DE NARANJA
Pudimos comprobar que Ousmane puede estar tomando KAS de naranja todo el día, somos testigos, pero cómo las bebidas azucaradas son un vicio que hay que tomar con prudencia, no son buenas si se toman en exceso.
Ousmane, no puedes estar todo el día tomando KAS de naranja, que te vas a poner malo., le dijimos.
Y, qué risa, cuando íbamos a algún sitito, antes de pedir su KAS de naranja, nos miraba, y nos decía: - ¿Puedo?
¡Pues claro!, pero sólo uno, luego agua.
Vaaale, contestaba Ousmane.
En fin, son pequeñas vivencias, de la convivencia con Ousmane, pero que delatan cómo es su compañía, su amabilidad, su don para hacer amigos… en definitiva un placer haber estado con él estos días.
BEGOÑA VERDEJO
Una vez más queremos compartir con toda la familia de Yakaar África nuestra experiencia en Senegal, esta vez va a ser un poco diferente porque no os lo puedo contar en primera persona como otras veces.
En 2013 (Boletín 38) tras nuestra segunda visita, fue “Crónica de seis días”, “Crónicas de Senegal, entre ceibas y baobabs”, en 2016 (Boletín 84) con nuestros hijos y nuestros amigos de siempre (Paco, Paqui, Alma y Maryan) tras nuestra cuarta visita, y esta vez es nuestro hijo Mario quien pone rumbo a una aventura que ha elegido con cariño y mucha ilusión y que ha decidido emprender él solo.
Tras conocer a Khalifa en la última Asamblea y comentar con él los proyectos agrícolas empe-zamos a pensar en un nuevo proyecto de intercambio de estu-diantes, tal y como estamos em-pezando a hacer con estudiantes en sanidad, y para poder compar-tir ideas lo mejor era que Mario, que está cursando Ciencias ambientales, charlase con él.
Nos encontramos en casa de Jose Maria, para ver a Ousmane y a M. Eugenia, otra voluntaria que en verano iba a ir a Senegal, y de allí salió el proyecto de viaje de Mario.
No era fácil de organizar, en verano, que es época de lluvias, pero eran las únicas fechas que tenía Mario disponibles, con los proyectos agrícolas ya finaliza-dos, y poco movimiento de voluntarios. Pero gracias a Víctor, encargado de coordinar los voluntarios, Khalifa, y por supues-to, Demba y Jose María, los planes empezaron a tomar forma y Mario pone rumbo a nuestra querida Senegal. A partir de aquí esta crónica queda en sus manos, espero que la disfrutéis
MARIO GUTIÉRREZ VERDEJO
Este viaje fue improvisado, una aventura que yo no esperaba, organizada en poco tiempo pero que mejor no ha podido salir.
En Senegal se pueden aprender muchas cosas simplemente escuchando y observando porque todo el mundo tiene una historia, y he tenido el placer de recopilar mi propia historia y compartir vivencias con muchas personas.
Este viaje no ha sido como cualquier viaje normal, he visitado un Senegal que mucha gente no conoce, un Senegal que me ha sorprendido y me ha parecido increíble por sus gentes y su trato, por su cultura, todo un aprendizaje.
Como tengo pocos días he cogido la conexión más directa a la zona de Casamance, un vuelo a Dakar y conexión con otro a Cap Skirring y allí me esperaba Malick con una gran sonrisa para llevarme en un coche “seminuevo” a Oussouye.
Me he alojado en el campamento “La Casamance”, regentado por Pierre, donde me han recibido de maravilla y he comenzado mi viaje con una Gazelle, ¡Por fin aquí estoy!
Un paseíto y después una ducha breve, cenita, mosquitera y a dormir... antes pienso en los próximos días: El plan que tengo para estas dos semanas va a tener que variar un poco, porque el campamento de verano en Oussouye finaliza a final de mes y en cambio en Carabane hay un programa para plantar 1000 árboles, trasformación de frutas, ... Lo iré viendo sobre la marcha.
¡Saco los regalos para empezar a repartirlos cuanto antes, Gracias a todos los que habéis colaborado!
Día 2 (30 Julio)
Hoy no tengo nada organizado, pero Malick me enseña el pueblo, el horno, donde comprar agua, algunos restaurantes y como se cultiva el arroz. Es muy interesante.
La sorpresa vendría después porque he conocido al rey y hemos podido charlar sobre la ayuda de Yakaar África en la zona.
Por la tarde hemos ido a Cap Skirring a cambiar dinero y comprar la tarjeta para el teléfono, así que ya está todo en marcha.
Damos un paseo por la playa y mientras me cuenta las historias sobre la lucha, el deporte nacional, y cómo las peleas son para medir las fuerzas de cada uno.
A la vuelta paramos a ver el orfanato, donde tenía pensado colaborar algunos días, pero me doy cuenta de que allí no me necesitan, está todo muy organizado.
Pasamos por unas huertas que están hasta arriba de hierbas y pensamos que sería buena idea limpiarlas, eso puede ser una buena actividad.
Y lo que me temía, empieza a diluviar, así que nos refugiamos en un café, y pruebo el café con limón, también algo nuevo para mí
Día 3
Día de elecciones, es decir, día en blanco y además diluviando, así que me dedico a escribir el diario y esperar, eso que aquí en África se hace fenomenal.
Y sigo esperando, y sigue lloviendo, pero me he podido comer una papaya espectacular mientras oigo en francés (que no entiendo ni papa) las noticias de las elecciones.
Día 4
Hoy día de limpieza de huerto. Hay mucho trabajo que hacer pero seguro que dentro de unos días, cuando esté limpio nos dará una gran satisfacción.
Después de varias horas trabajando, los chicos que nos acompañan preparan un té con mucha azúcar, esto también es típico aquí. ¡Me sabe a gloria!
Comemos y por la tarde Malick organiza un partido de futbol con los chavales del pueblo, después de dos horas jugando, ellos como nuevos y yo reventado.
He vuelto al campamento y mientras espero la cena, arroz con gambas, he visto una fauna increíble, saltamontes de colores, lagartos enormes, mariposas de todas las tonalidades, pájaros azules y rojos y una colonia de buitres, también algunos más comunes como vacas, gatos, cabras y perros (pocos).
Los diferentes tipos de plantas no las distingo mucho todavía, pero iré aprendiendo. Aquí están muy concienciados con preservar la naturaleza, pero es muy difícil controlar a los furtivos que se dedican a cortar árboles milenarios para poder explotar la madera. Deberían pensar en la reforestación... ZZZZZZ
Día 5
Hoy plantamos papayas y continuamos la limpieza de la huerta, ellos hablan un montón, yo no me entero, pero estoy feliz.
Malick me dice que vamos a ir a coger aguacates para comerlos con el arroz, y vamos a una casa perdida por ahí donde de repente aparece Montse, una española que vive allí con su familia senegalesa. Me regalan los dos aguacates de su árbol, que me tomo de postre en un “restaurante” donde la carne con arroz está espectacular, tendré que volver.
Por la tarde me encuentro con Bouba y vamos de visita a los pueblos de alrededor, en el primero me enseñaron como se cocinan los anacardos (riquísimo, compro unos cuantos y mermelada de anacardo), en el segundo vi como tallaban pájaros de madera (espero que no sea de árboles centenarios) y en el tercero la fabricación de jarrones de arcilla.
Fueron unas cuatro horas de caminata donde me sorprendieron los instrumentos abandonados en la calle con los que se comunicaban entre los pueblos, y los manglares, que aparecieron de la nada.
Total, otra paliza de día, cenita (arroz con gambas) y a dormir.
Día 6
Un poco más de lo mismo, limpieza de huertas. La sorpresa ha sido que las españolas del domingo han vuelto al campamento, y con las cuales he estado charlando a la hora de la comida, hemos compartido aguacates y me despido de ellas, sabiendo que ahora, sí o sí no las volveré a ver.
Me echo la siesta y al levantarme veo que alguien se ha debido dejar el grifo abierto por ahí arriba porque está diluviando. Cuando para el final de la tarde, doy un paseíto, vuelvo a tiempo de cenar, hoy, una sorpresa, langosta. La cena ha estado amenizada por una señora que llegó al campamento.
Una enfermera que venía de trabajar y era capaz de no parar de comer y hablar al mismo tiempo. Pierre y yo no entendíamos nada, pero la langosta hace que todo se traduzca y se entienda. Nos pasamos unas buenas risas.
Día 7
Hoy madrugón porque he quedado con Bouba para ir en bici a Point George, pero al final, esto es África y salimos sobre las 8:00.
La bici me está un poco pequeña, pero bueno, ahí vamos, por una pista estupenda hasta que me dice: gira a la izquierda y para seguir la senda del rio se mete por una pista llena de baches... ¡Horror! Estoy ya harto de bici y llevamos solo 20 minutos.
Después de 1 hora llegamos a Mlomp, donde visitamos una casa de dos alturas hecha de barro y el museo de guerra donde tenían fetiches como lo más interesante.
Vuelta a la bici, pienso: ya deben de quedar solo 10 km, pero eran 10 km de pista hasta Cagnout y otros 10 km a Point Sant George, terribles los baches de nuevo, pero compensa el paisaje, una maravilla.
Por fin, tras 3 horas y media llegamos a nuestro destino, es un pueblo pequeñito, damos una vuelta y me tumbo en una hamaca a recuperarme para la vuelta.
La vuelta la hacemos por carretera a Oussouye, donde vemos a las mujeres caminando en fila con las frutas recogidas sobre la cabeza, unas 15-20, una imagen increíble que por desgracia no fotografié.
Dejamos las bicis y a descansar, de este largo día, otra vez otra paliza, aunque no haya sido en la huerta.
Día 8
Hoy me levanto a la hora habitual y Pierre me estaba esperando para desayunar.
Hoy toca conocer al alcalde, así que allí vamos. Tengo que saludar a todo el personal de la Alcaldía, me cuentan todos sus proyectos y luego el Alcalde comenta los más importantes, quiere colaborar con Yakaar África, así que le remito a Demba, que es con quien debería comentarlo.
Al salir, Montse me invita a comer a su casa, un arroz, tipo arroz al horno riquísimo. Una comida muy agradable antes de que empiece a diluviar.
Cuando escampa un poco salgo a dar un paseo por los arrozales, porque, aunque teníamos programado partido de futbol, no hay nadie por la calle y está hecho un barrizal.
La cena la comparto en el campamento con dos asturianos, Miguel y Ana, muy majos, hablamos de todo, y espero haber sembrado la semillita de Yakaar.
A dormir que mañana voy a Carabane a trabajar en el otro programa, me tengo que ir moviendo porque en esta época programado hay muy pocas cosas, pero ya lo sabía antes de venir.
Día 9
Después del “troto” y la barca, un viaje experiencia que ya me hace parecer del lugar, llego al nuevo campamento Barracuda a la hora de comer.
Después voy a dar un paseo por la playa y me cruzo con mucha gente super agradable que quieren charlar conmigo, así que tiro de diccionario de francés como puedo.
En un barecillo me siento a escribir el diario y allí me invitan a un aperitivo, que vale para 5 o 6 personas, otro me regala un trozo de coco, y el atardecer me regala una estampa increíble, mezcla de amarillos, naranjas rojos, un atardecer diferente a los de Oussouye, donde eran mucho más anaranjados.
Hoy la noche ha sido de traca, calurosa, con ruidos, y además diluviando, pero me levanto con ganas de conocer los proyectos de la zona.
Vamos a visitarlos, pero en menos de dos horas ya estoy de vuelta al campamento y otra vez a llover, sólo me ha dado tiempo a ir a la playa un ratillo
Poco más, así que el viaje también me está haciendo reflexionar, tengo muuuucho tiempo.
Día 10
Me levanto a las 8:00 para ir a recorrer manglares, nos reunimos todos en la escuela, un grupo grande de gente con el que vamos caminando hasta la zona del proyecto, todos cantando, como de fiesta, muy especial.
Me enseñan a recoger las semillas y distinguir cuales están bien y cuales mal y como conservarlas para plantarlas después. Lo que pasa es que aquí también se ve el cambio climático, en 12 años han perdido mucha zona de cultivos por el mar. Después de un rato en la playa volvemos, y, aunque embarrado hasta las rodillas, el atardecer es espectacular, además veo la marea subir y subir, casi llega a las casas.
Mohamed viene a pasar la tarde conmigo y me enseña la diferencia entre diola y wolof... y como hay poco más que hacer hablo con Khalifa y me anima a ir a verle, no tengo duda..., Demba me confirma que es lo mejor y me voy.
Día 11
Nueva aventura, me muevo de campamento, aquí no tengo días para plantar los manglares, así que Mohamed me acompaña a coger la barca y después de que vengan los militares a pedir los pasaportes rumbo a una nueva ubicación, donde al llegar,... y otra vez ¡pasaportes!, y aquí estoy, sin ni idea y pidiendo lo que me han enseñado: “Taxi sept places Ziguinchor”… después de un rato consigo estar en un troto con una casete de música a todo trapo.
Como no me entero de nada Khalifa me llama y mi teléfono pasa de mano en mano hasta el conductor para que me deje en el punto de encuentro, y al final, a la entrada del pueblo me dice que me baje, y yo…que iba a hacer, coger mi mochila y bajar... y entre todo el mundo veo la única cara que conocí fuera de Senegal, Khalifa estaba allí, con su pedazo sonrisa, esperándome, me acoge genial, me lleva a su casa, me la enseña y me presenta a su familia, pero ya me lo tiene todo organizado y después de dejar las cosas vamos a hacer unos alambres de hierro y nos vamos a preparar las bolsas de tierra para los frutales
Por la tarde futbol, después de una comida de fideos picantes riquísimos y unas naranjas recién cogidas del árbol, me encuentro con un equipo del barrio, tres equipos y en triangular, están llenos de ganas, y yo a todo sudar, y después de 4 partidos y un gol que metí de chiripa, me doy una ducha helada que me sienta de maravilla, y hoy fast food, hamburguesa y a dormir.
Khalifa me llama para desayunar con ellos en casa, y hay ¡Pan con Nutela! Que gusto, desayunamos y nos vamos a la Universidad de Ziguinchor.
Es muy interesante ver la formación de Agrimensura para los jóvenes, que cada año adapta las asignaturas y que en total dura 3 años. Yakaar África subvenciona los estudios de varios chicos y me siento orgulloso de llevar esta camiseta.
He aprendido un montón, el cacahuete se cultiva debajo de las patatas y zanahorias, los estudiantes estaban haciendo limpieza, quitando hierbas y aireando el suelo para que se cultiven mejor. El presidente del curso me dio una vuelta por el campus, vimos las plantaciones de frutales, cuidado y regeneración de árboles y la cría de gallinas, al terminar y pude ver que había una zona militar dentro, y me resultó muy curioso. Khalifa me presenta a la administración, las secretarias y el rector.
Tras una vuelta ajetreada porque el tráfico y porque los taxis iban en dirección contraria, Khalifa me invita a su casa a comer arroz con pescado, estaba un primo suyo y por fin, hablo un poco en inglés y me entero de algo.
Diluvia, sí que me echo la siesta hasta que despeja un poco y me voy a dar un paseíto. Este África no deja de sorprenderte, en mitad del camino me encuentro a un hombre vestido de arbusto, no es un traje típico, no de iniciación, y tras él sale muchísima gente, son celebraciones muy típicas y suyas, así que ha sido una suerte verlo. Me entero de que vuelvo a casa un día antes de la gran fiesta... otra vez será.
Cenita con Khalifa (gracias porque me has cuidado espectacular) en el pueblo y a dormir.
Día 12
Desayuno y vamos a trabajar en el jardín, haciendo injertos y bolsas para semilleros, algo que es muy normal, pero hacerlo allí en Senegal, al lado de los locales, con la gente acercándose me hace sentir que soy afortunado con esta experiencia, y además después arroz con pescado en su casa, ... no puede haber nada más REAL.
Por la tarde, y porque Khalifa tenía lío me di un paseo solo, pero muy bueno y le esperé para cenar pollo picante.
Día 13
Hoy conozco a unos estudiantes de Yakaar África, lo malo es que no saben ni español ni inglés, pero ya estoy acostumbrado, nos vamos a conocer a Vivian, que me va a enseñar los proyectos, visitamos dos huertas, dos escuelas y una granja de pollos, y después nos vamos a tomar una cervecita con Pierre para despedirme, ya no sé si paso por aquí antes de volver a casa.
Tenemos muchos planes para mañana, mi último día, pero parece que nadie organizó nada, así que lo chavales se vuelven a casa,... me da rabia porque vinieron con todo su esfuerzo, me despido de ellos y voy a hacer la maleta.
Después de pasar una tarde organizando y buscando las cosas que me faltaban, y con Demba siempre detrás para organizarlo todo y contarle toda la experiencia, hablo con mi familia y pongo rumbo a España.
Día 14
Hoy el día será largoooo, tengo un trasbordo en el aeropuerto de varias horas, espero que haya Wifi, pero voy… Desde Cap Skirring a Marrakesch, y de allí a Málaga, donde está mi familia esperándome
Reflexiones:
En las diferentes zonas de Senegal hay diferentes culturas, yo he estado en la zona de Oussouye, son diolas, y lo más interesante es que predomina la cultura antes que la religión, lo cual es chocante, llegué a esta conclusión después de pensarlo durante tiempo en mis ratos libres y pensando que he compartido mi tiempo en Oussouye con animistas, en Ziguinchor con musulmanes, total, mi conclusión: la cultura que hay en Senegal es muy pura, y la cultura los diferencia.
Ya había estado en Senegal en 2016, por lo que más que ser un viaje para conocer sitio, era un viaje para conocer el lugar y la gente.
Principalmente el viaje lo he orientado entorno al medio ambiente, ya que es la carrera de universidad que estoy acabando.
Por lo que me interesaba conocer cómo actúan en Senegal en contra de la corta de árboles, la deforestación, las sequias, etc. Y, sorprendentemente, sí se llevan activida-des ambientales, he participado en recogida de semilla de manglares en la isla de Carabane, una aventura; he estado ayudando en huertos en Oussouye y en Ziguinchor, he trabajado, hemos replantado árboles y he visto el entusiasmo de los estudiantes por desarrollar los proyectos en los que colabora Yakaar África.
Y una vez de vuelta a casa y agradecidos a Yakaar con esta oportunidad no queríamos dejar de compartirlo con vosotros, pero las experiencias en Senegal siempre nos saben a poco y se quedan cortas, así que decidimos alargarlas compartiendo unos días en la playa con nuestro bombón senegalés.
Ousmane se vino a conocer Málaga, los espetos y el flamenquito y lo pasamos estupendamente.
Gracias a Todos los que habéis hecho este viaje posible, sobre todo Khalifa, Demba y Víctor ¡Y a mis padres, claro!
Hasta la próxima, que será en breve seguro. Besos a tod@s
Siempre he tenido un cierto sentimiento de culpabilidad por haber nacido en el seno de una familia razonable-mente acomodada, gracias a la cual todos los herma-nos en casa pudimos cursar estudios superiores; poste-riormente durante el desa-rrollo de nuestras carreras, la vida nos ha tratado bien y, dentro de un orden, nunca nos ha faltado de nada. Es decir pertenezco a los más favorecidos social-mente.
Es quizás esto una de las razones por las que, aprovechando una reunión de compañeros de la pro-moción de la escuela de Caminos, me acerco a Jose María para decirle que quiero ayudar y colaborar en su ONG, supongo que para aplacar mi sentimiento de culpabilidad por pertenecer al grupo de los privilegiados y de este modo calmar mis inquietudes (un tanto hipócritas). Primeramente me hago socio de Yakaar África y en cuanto se comienza a organizar el viaje a Senegal no dudo en apuntarme; al final, debido a circunstancias imprevistas, quedamos solo José María y yo de un grupo inicial de cinco personas.
Yo de Senegal sabía poco, no había estado nunca y debo reconocer que nunca me había molestado en informarme acerca de nada de lo que ocurría en el país, salvo la época del Rally Paris-Dakar, que seguía cómodamente desde mi sillón de la TV en mi casa de Madrid. Así que por primera vez, leo algo de Senegal. Aparte de los últimos informes de Yakaar que me envía José María, me informo de lo típico, población, moneda, algo de historia, economía etc…, supongo que con eso también seguía aplacando mi hipocresía.
No digo que lo que leí no me sirviera de nada para hacerme una idea de la realidad de Senegal, pero casi.
La realidad de Senegal es otra muy distinta. Senegal es pobreza, calor, aridez, ese polvo rojo omnipresente que se mete por todos lados y sobre todo la realidad de Senegal son las mujeres y los niños.
Las mujeres son el sostén del país, son la base de su estabilidad y son en gran parte las que mantienen la estructura social del país, que está formada en torno al concepto de familia/clan/tribu bastante estable en mi opinión dentro de su pobreza. Desde que las casan (algunas adoles-centes casi niñas) contribuyen con su dote a los ingresos de su familia. Más tarde (no mucho) crían a sus hijos, realizan todas las labores del hogar (limpieza, comida lavado ropa etc…), acarrean el agua desde los pozos o ríos hasta sus hogares y por si fuera poco también se encargan de las labores de agricultura en las huertas comunitarias, también acarreando el agua desde los pozos hasta los bancales. Las mujeres no paran de trabajar en todo el día.
Los niños. La población de Senegal es muy joven, pero creo que todavía lo es más en las zonas en donde Yakaar África actúa, principalmente en el país Bassari. Cuando nos adentramos en él, lo que más me llama la atención es la cantidad de niños que veo en todos los sitios. Cierto que visitamos escuelas en las que participa de alguna manera Yakaar África, pero aparte de las escuelas, veo niños por todos lados, en aldeas, poblados, huertas, por la calle y andando por las carreteras y caminos. Siempre riendo y contentos acuden a ti como una novedad, todos dándote la mano por pequeños que sean y diciendo “Ça va, ça va”. El día que acabó el Ramadán (Lo llaman La Korité) todo el mundo se viste con sus mejores galas para este día de fiesta, y ves a los niños de las aldeas más humildes, todos trajeados con su vestido de fiesta, que probablemente solo se lo pongan una vez al año, contentos y felices andando por los caminos y carreteras en dirección a la población más próxima para celebrar este día. Siempre que se te acercan se te dibuja una sonrisa en la cara con su presencia y más tarde siempre acabas pensando pesaroso en esos niños dentro de varios años. Porque el más que incierto futuro de estos niños es la realidad de Senegal.
¿Y los hombres? Pues hay de todo. Muchos de los que he conocido tan solo esperan. Esperan a tener algún “business” como me dicen para tirar para adelante. Algunos soñando en un motocarro para transportar cosas de un lado para otro y de este modo ganarse la vida, otros esperando que repunte un incierto turismo de extranjeros (básicamente mochilero) y también están los que esperan para irse en cayuco a Europa. Conocí a uno que se había casado hace poco que estaba en su casa (choza) a la sombra toqueteando su móvil, esperando a su mujer que venía cargando un cubo de agua enorme en la cabeza desde Dios sabe dónde y ni se inmutó ni le ayudó a descargarlo cuando está llegó. Afortuna-damente también he conocido hombres que realizan grandes labores en sus comunidades, maestros de escuela, jóvenes técnicos del programa de Yakaar en las huertas, sanitarios en precarios centros de salud, nuestros propios colaboradores de Yakaar, aquel otro que está desarrollando una gran labor social desde una radio local y algunos más. Pero en general en los hombres la impresión mayoritaria que he creído captar es de desánimo y cierta desesperanza, dejando el día a día a las mujeres.
El turismo, como he dicho antes, es básicamente mochilero. Sería una versión senegalesa del turismo rural español, pero bastante más humilde. La gente que apuesta por esto, acondiciona pequeños campamentos formados por unas cuantas chozas (4-6) y unos servicios sanitarios básicos (letrinas y lavabos), con un pozo que sirve de suministro de agua (No potable por supuesto) y en el mejor de los casos algo parecido a una fosa séptica. La pandemia del COVID ha supuesto un frenazo importante en estos pequeños negocios, pues el flujo de turistas ha disminuido bastante, hasta el punto de que algunos han abandonado las instalaciones y estas se deterioran rápidamente. Estuvimos en dos campamentos de estos, de lo que me alegro, pues es lo más aproximado al tipo real de vida que lleva la gente que allí vive, con la gran diferencia de que en la choza dormía yo solo en el mismo espacio que normalmente comparten cuatro o cinco personas. Aun así para los “Privilegiados”, que encima nos creemos duros como yo, se te hace difícil lavarte con un cubo de agua de dudosa procedencia después de hacer tus necesidades de pie. Pero esto sí que ayuda a calmar mis inquietudes hipócritas.
De las actuaciones en las que participa Yakaar he visitado de todo, escuelas, centros de salud, central eléctrica, recogida de residuos, y por supuesto las huertas, en las que José María, con buen criterio, pensaba que era donde yo podría ayudar más, dada mi formación hidráulica. En Senegal la inmensa mayoría del abastecimiento de agua se realiza por medio de pozos, tanto en las grandes ciudades como en las zonas rurales y más alejadas de centros urbanos como es el caso del País Bassari. La incorporación de paneles solares fotovoltaicos en los últimos años ha sido fundamental para sacar el agua de estos pozos con bombas en sustitución de las bombas manuales que había en todos los pozos. En particular en las huertas “Jardins” de Yakaar se montaron paneles y bombas en pozos (Algunas en el Rio Gambia).El cambio que esto ha supuesto es enorme y habrá que seguir por este camino perfeccionando y complementando algunas cosas, pero sin duda alguna sobre la base de la energía fotovoltaica, pero en mi opinión sin el uso de baterías. Almacenar agua en depósitos sí, pero no almacenar energía eléctrica.
Después de este viaje nos hemos dado cuenta de que es más interesante funcionar con bombas “solares” (que funcionan en bajo voltaje), acopladas directamente a los paneles y evitar el uso de bombas más convencionales que funcionan a voltajes de 220 v-380 v que además precisan de inversor para trasformar el voltaje. Otro aspecto que hemos detectado en el viaje es que sería conveniente dotar a las huertas de algunos depósitos de almacenamiento de 1.000 l a 3.000 l de capacidad, distribuidos por la huerta para facilitar el trabajo de las mujeres y que se pueda regar fuera de las horas de más calor. Es decir a las horas de más calor las bombas funcionan y el agua se almacena. Cuando cae el sol se riega. Esto puede ocasionar probablemente un aumento en la potencia (más paneles) y algún cambio en las bombas, pero creo firmemente que estas inversiones tiene una respuesta directa y son extraordinariamente rentables, por lo que debemos apostar por seguir por este camino.
En lo que no se ha avanzado nada es en el problema de las aguas residuales. Más bien los residuos que generamos los seres humanos, pues la componente agua es escasa. Como antes he dicho, en el mejor de los casos lo que ves es una fosa séptica, pero la mayoría de las veces se limita a uno o varios, agujeros en el suelo. Teniendo en cuenta que en las proximidades existen seguro varios pozos de abastecimiento, las posibilidades de que el acuífero esté contaminado son muy altas. En este campo hay muchísimo que hacer.
No es que tratemos de depurar las aguas al estilo occidental, pero sí una cierta racionalización en la disposición de pozos y fosas sépticas y una ayuda en el diseño y mantenimiento de las fosas. En uno de los hote-campamento que estuvimos, la fosa séptica, que había sido donada por una ONG, estaba casi abandonada, se había producido un atasco en la entrada y ante el peligro de rebose y olores en las habitaciones, se realizó un baipás de la fosa y se vierte donde se puede. Nadie arregla eso y así se quedará por años y años
Sin duda alguna la necesidad de personal más cualificado tanto en el campo sanitario como en la agricultura es básica y creo que se está haciendo muy bien, por ello hay que continuar apostando por la formación y educación de jóvenes en los programas actuales de formación que está llevando a cabo Yakaar. Visitamos a los estudiantes primero al grupo de Dakar y luego al grupo de Ziguinchor. Es muy gratificante escucharles hablar (después de que vencían su gran timidez de hablar con nosotros) de lo que piensan de lo que se hace, de lo que se puede hacer y de cual era según ellos, el camino que se debía seguir para intentar mejorar la situación. Hay algunos realmente válidos y piensas que sería muy bueno ampliar el número de estudiantes. En particular me ha causado una grata impresión el de técnicos agrícolas.
Lo que he visto me ha gustado mucho, porque los técnicos que ya han acabado sus estudios se integran en sus aldeas y alrededores colabo-rando con el desarrollo de las citadas huertas y proponiendo nuevos proyectos. Recuerdo en particular a dos de ellos que nos enseñaron las huertas a su cargo y nos comentaban los problemas que habían surgido, dando su opinión para resolverlos. Me pareció que las mujeres de la huerta (Siempre las mujeres) les respetaban y valoraban mucho su trabajo y aportación, lo cual es muy positivo.
Dentro de las disciplinas que estamos promoviendo (Técnico Agrícola, Sanitario) quizás se podría incluir alguna que, aunque de forma tangencial, trate algo de hidráulica y de tratamiento básico de agua.
Del tema sanitario no soy quizás el más adecuado para opinar pues durante el viaje no se realizó una misión sanitaria y nos limitamos a visitar algún centro que otro. La impresión es que las necesidades son infinitas y que la aportación de Yakaar queda muy diluida ante la inmensidad de necesidades que hay. Sin embargo creo que hay que seguir con el programa de formación de técnicos sanitarios, al igual de lo comentado anteriormente con los agrícolas.
Me queda dar las gracias a nuestros colaboradores y amigos senegaleses Demba, Ambroise, Mor, Khalipha, y algunos otros de los que no soy capaz de recordar sus nombres por la labor que están haciendo así como por la amabilidad y cariño que me han transmitido. .Gracias a José Maria por reclutarme para esta labor infinita, hay tanto que hacer, que me agobio a veces de pensarlo. Sin duda volveré y por supuesto estaré colaborando con Yakaar en lo que pueda.
Nuestra aventura como voluntarias en Senegal comenzó el día 15 de julio. Somos María Eugenia y Elena, madre e hija y socias de Yakaar África. Este año, coincidiendo con las vacaciones decidimos ponernos manos a la obra para participar en esta gran asociación como voluntarias en un campamento infantil en Oussouye (Casamance).
Era nuestra primera vez en África, y hemos de reconocer que teníamos algo de reparo y miedo. Sin embargo todas nuestras preocupaciones desaparecieron en cuanto aterrizamos en esta maravillosa tierra. Ya en el aeropuerto de Dakar percibes la amabilidad y calma de la gente de Senegal. Nuestro francés deja mucho que desear y nos ayudaron y dirigieron con una sonrisa en todo momento.
Dentro de Senegal nuestro destino era Oussouye, un pequeño pueblo de 8.000 habitantes al sur de la Casamance. Para nosotras, y sobre todo para Elena que ha vivido toda su vida en grandes ciudades, lo primero que nos llamó la atención fue el entorno rural de esta población con los cultivos de arroz y los animales campando a sus anchas por las calles.
Las casas son construcciones modestas entre caminos sin asfaltar, siempre llenas de niños y gente que viene y va. No hay muchas tiendas, apenas un mercado de pescado y fruta, una farmacia y un par de tiendas como las antiguas tiendas de ultramarinos donde se vende un poco de todo.
Nos bastó el primer paseo por el pueblo para darnos cuenta de que a pesar de los escasos servicios y comodidades a las que nosotras estamos acostumbradas, las gentes de Oussouye viven felices, rodeados de grandes familias y tradiciones que cuidan y promueven de padres a hijos. Son gente alegre y abierta, que sin conocerte te saluda y pregunta acogiéndote en su pueblo rápidamente.
Durante nuestra estancia nos alojamos en el Campamento Casamance, que regenta Pierre, amigo ya de años de Yakaar África. Desde la primera noche, en la que nos esperaba con una cena casera, nos sentimos como en casa.
Aparte de Pierre y los trabajadores del campamento, en esta primera semana hemos conocido a personas verdaderamente admirables.
En el viaje a Oussouye desde Madrid nos acompañó Elena Guerrero, otra socia de Yakaar, coruñesa y madre de acogida de Pape, un pequeño senegalés con parálisis que pasa los veranos en España con ella para avanzar en su recuperación con rehabilitación y tratamientos. El primer día en Oussouye conocimos a Vivían, una profesora de español a la que ayudamos a mejorar su español hablado ya que no ha tenido oportunidad de viajar a España.
Nada más conocernos nos mostró la hospitalidad de la gente de Oussouye, ya que el mismo día nos invitó a acompañarla a la boda de sus amigos. Allí nos ofrecieron comida y bebida y nos sacaron a bailar como si fuéramos de la familia.
Y sin duda, este voluntariado no hubiera sido posible sin Malick, un joven senegalés coordinador de la organización cultural y deportiva para jóvenes de Oussouye OJACS, con la que Yakaar África colabora. Malick, nos ha acompañado siempre canturreando en todas nuestras actividades y nos ha ayudado a comunicarnos e integrarnos en el pueblo. Su entusiasmo y amor por su comunidad es inspirador. Haber conocido a estas grandes personas y su labor es uno de los regalos y aprendizajes de este viaje.
Nuestro voluntariado consiste en prestar ayuda a los monitores en un campamento infantil organizado por OJACS entre los días 16 y 31 de julio.
El primer día de nuestra estancia aún no había comenzado el campamento y aprovechamos para conocer el pueblo. Acompañadas por Malick visitamos el orfanato que dirigen las monjas de Santa Teresa y en el que hay niños de entre 0 y 3 años. También nos recibieron en el centro de la organización OJACS y conocimos a los jóvenes voluntarios que gracias a su trabajo y generosidad hacen posible que la asociación funcione.
Al segundo día comenzamos el campamento. Teníamos muchas ganas pero estábamos algo nerviosas. El director, subdirector y los 10 monitores nos recibieron con brazos abiertos presen-tándonos a los niños como parte del equipo. Aquí nos llaman Tata Elena y Tata María. Los niños nos hicieron todo muy sencillo, son muy cariñosos, nos ayudan mucho y además llama la atención lo bien educados que están, respetan las normas y los mayores organizan a los pequeños.
En el campamento hay 100 niños de entre 6 y 14 años El tema en el que se basa el campamento establecido por el Ministerio a nivel nacional es “La colectividad educativa y los nuevos enfoques para la ciudadanía digital”, y el subtema “La protección del medio ambiente”.
El horario del campamento es de 8:30 a 18:30 para los monitores, y de 9:00 a 18:00 para los niños. Las jornadas comienzan con el izado de la bandera y el himno de Senegal. Seguidamente los niños que están divididos en familias con nombres basados en el tema (Tik tok, Google, Facebook, YouTube) gritan su slogan para dar comienzo a las actividades matinales.
De 9:30 a 10:30 es la clase de canto. Cada monitor enseña una canción a los niños. Nosotras hemos hecho nuestra contribución con una canción en español. Pasados los cantos comienzan el resto de las actividades programadas hasta la hora de comer. Tras la comida y la siesta se reanudan las actividades con la gimnasia. El día termina con una reunión de los grupos para que los niños comenten lo que más les ha gustado y lo que menos del día.
En estos tiempos de debate también se explican los conceptos de la protección del medio ambiente: Que es el medio ambiente, porque es necesaria su protección y como y cuáles son las estructuras en Senegal encargadas de la protección del medio ambiente.
Cada día se revisan esos conceptos y los niños demuestran un buen conocimiento sobre el tema.
En cuanto a las actividades técnico manuales cada grupo ha elegido una actividad (dibujos, confección de pulseras, botellas decorativas, decoración de chanclas…) Los objetos realizados se presentarán posteriormente al resto de los grupos.
La segunda parte del campamento se desarrollará en torno a actividades físicas y juegos competitivos. Se celebrarán los Juegos Olímpicos en los que los niños en distintos grupos representarán diversos países. En esta segunda parte también habrá una competición de conocimiento.
El campamento se divide en tres partes; la primera se centra en la introducción del tema a los niños y en la realización de actividades técnicas manuales. Así, en pri-mer lugar durante todos los días de esta primera semana se han llevado a cabo debates sobre la utilización de la tecnología y sus usos para la ciudadanía. Los monitores explican los conceptos del mundo digital y de la ciudadanía. Se introducen las ventajas y desventajas de las distintas utilidades (YouTube, Google, WhatsApp). La mayoría de los niños no tienen un teléfono móvil ni ordenador, pero comparten el familiar, por lo que la mayoría conoce las diversas tecnologías y aplicaciones.
Finalmente, la tercera y última parte consistirá en la realización de actividades técnicas específicas como bailes, teatro y canciones para luego representarlas en la fiesta de clausura que tendrá lugar el día 30.
Hoy viernes han comenzado las olimpiadas y estamos disfrutando viendo como los chicos compiten y colaboran con gran compañerismo y deportividad.
Terminamos la semana cansadas, pero muy agradecidas por la oportunidad de compartir estos días con los niños de Oussouye.
MI IMPRESIÓN DE ESPAÑA
Siendo un país organizado y con grandes carreteras, la capital, Madrid, ofrece una hermosa vista. No me sorprende lo que he visto en España porque sé que es un país desarrollado y además organizado. La pregunta era más la de si llegaría a descubrir España. Mi primera sorpresa fue el aeropuerto de Madrid, que es tan grande que no puedo ni imaginarme cuán grande es de dentro a fuera. Madrid es una ciudad muy limpia en la que hay que destacar la organización de la gestión de los residuos y el medio ambiente que a mi parecer es lo que hace vivir a un país. La gestión de los residuos con recogida selectiva de los residuos biodegradables o el reciclaje en origen, el compostaje doméstico en el marco del pacto verde, la reducción y la valorización de los residuos son ejes prioritarios de la transición ecológica que promueve el país, que cuenta con una hoja de ruta medioambiental en todas sus comunidades. Esto contrasta con África, donde los residuos domésticos práctica-mente ocupan por completo el entorno.
Es en este marco organizativo donde funcionan todas las estructuras públicas, especialmente las sanitarias. Cuentan con un sistema sanitario excelente, con hospi-tales que funcionan las 24 horas del día y personal suficiente trabajando cada 8 horas de forma rotativa (Valencia). Con un servicio público de calidad, los ayuntamientos cumplen su función urbana y mantienen todos los espacios públicos. Este país está compuesto por fenomenales espacios verdes o parques urbanos que permiten a todos los ciudadanos y turistas disfrutar de lo que ofrece la naturaleza. Todas estas explotaciones son fuentes de creación de empleo que dan trabajo a miles de personas.
INFORME DE LA VISITA
Como cada año, la asociación Yakaar África organiza una asamblea general en España con el objetivo de reunir a todos los socios y en la que participan dos representantes de los coordinadores de proyectos en Senegal. Esta vez tuve la suerte de estar junto a Ambrosio Diedhiou para asistir a esta reunión. Además, soy el responsable del proyecto de intercambio entre los técnicos agrícolas formados en Senegal y los estudiantes de ingeniería agrícola de la Universidad Politécnica de Valencia.
Esta reunión es una oportunidad para repasar el estado financiero de la ONG mediante la presentación de los ingresos y gastos de la asociación (por ejemplo, los proyectos en los que se ha invertido durante el último año y los gastos de funciona-miento). Se elabora asimismo un informe general sobre las reuniones celebradas este año en Madrid y Barcelona.
Estas reuniones se enriquecieron con la exposición de elementos artísticos africanos por parte de José María, presidente de la asociación, y terminaron con la presentación y evolución del estado financiero de la ONG. Por último, se resumieron las actividades realizadas desde su creación. En mi caso tuve que explicar la evolución de los diferentes proyectos del año en curso a través de un discurso y luego, en nombre de todos los alumnos becados, agradecí a los colaboradores su participación, animándoles a redoblar sus esfuerzos para tratar de encontrar muchos más fondos para poder seguir trabajando. Con su contribución, están formando a una generación, salvando vidas y desarrollando los sectores más vulnera-bles. A continuación, mi superior Ambroise Diedhiou, a través de un resumen, explicó detalladamente las actividades de los distintos proyectos en País Bassari y Casamance, y destacó el impacto de las misiones sanitarias organizadas práctica-mente cada año, confirmando la importancia de las misiones sanitarias y su presupuesto. Por último, reiteró su agradecimiento a todos los miembros y al equipo de Yakaar en Senegal, que a su vez también realizan un magnífico trabajo. Las exposiciones apor-taron una gran cantidad de información y todos los participantes apreciaron la organización y la evolución de los proyectos, por lo que se felicitó al Presidente José María. Las sesiones se cerraron con un rico almuerzo con muchos platos diferentes.
VISITA A MADRID
La diversidad arquitectónica del país me parece realmente sorprendente. Hay edificios modernos, monumentos antiguos (romanos), elementos de todo tipo de religiones, dos grandes parques el Retiro y Casa de Campo, con sus teleféricos, el parque de atracciones y el zoológico, donde hay una gran variedad de animales extranjeros: africanos, asiáticos y europeos. La capital está atravesada por ferrocarriles subterráneos que conectan todo el centro de la ciudad y sus alrededores.
No puedo dejar de mencionar el centro de arte del Reina Sofía, el Palacio Real o la Puerta de Alcalá que contribuyen a la fama de la capital junto con la puerta del sol o el hotel Riu. El día en Madrid ha sido inimaginable. Finalmente visitamos el famoso gran estadio de la capital: el Santiago Bernabéu, espectacular a nuestros ojos. Todas estas visitas se realizaron gracias a personas que renunciaron a su tiempo de descanso para que pudiéramos ver todas estas maravillas en Madrid. Quiero nombrar a Carmen y Pedro, Jaime, Laura y Diego, Marta y José Maria.
VISITA A TOLEDO
Una ciudad de altos edificios señoriales con gigantescas murallas que perduran desde la época romana muestran las huellas de judíos, musulmanes y cristianos. Un gran número de puertas bordean las murallas, siendo la más representativa la Puerta de Bisagra, que permite la entrada a esta histórica ciudad. Desde el otro lado de la montaña, hay una vista espectacular de toda la ciudad. Gracias a Julio y a su mujer, la ciudad de las gemas y de los antiguos guerreros romanos nos dio ganas de visitar toda España.
VISITA A BARCELONA
Caminando por las calles de la ciudad se aprecia un edificio principal, es el museo de la historia de la ciudad. Al otro lado del puerto hay un gran supermercado. En La Rambla una multitud de gente ocupa toda la avenida en su parte turística con el bonito mercado de la boquería. Algo más adelante nos encontramos en la Plaza de Cataluña, donde vuela una espectacular nube de palomas. Este pueblo de calles estrechas recuerda a Vilafranca con sus casas y talleres que se suceden de esquina a esquina.
Para terminar nuestra excursión nos dirigimos a Girona: Caldes de Malavella es un pueblo cercano a Girona y rico en contrastes patrimo-niales. Cuenta con lugares históricos como la fuente del agua caliente, un agua presuntamente curativa para los dolores de estómago. El Balneario de Vichy Catalán, con su decoración antigua, ofrece un aroma encantador. Nuestra estancia en Cataluña es rica gracias a Marc y Judith, Antonia, Mila y María.
VISITA A SANTANDER
Una maravillosa ciudad con un paisaje verde que discurre junto a playas de arena blanca. Una península rocosa en la que a la entrada de las bahías se puede ver el Palacio Real de la Magdalena. A lo largo de la costa se realizan paseos en barco y también se puede visitar el mini zoo de la Magdalena con focas. Termina-mos en El Camello Matalenas para tener una vista espectacular de toda la ciudad. Un gran agradecimiento a Lucía, una de las voluntarias de Yakaar África que estuvo con nosotros en Senegal, y a su padre Raphael, que nos enseñó su pequeña pero rica huerta.
VISITA A VALENCIA
La ciudad más festiva de los fines de semana se llena de turistas en todos los restau-rantes, que llevan los habitantes de Valencia. El plato típico es la paella, que se consume práctica-mente en todos los restaurantes de la ciudad. Desde una perspectiva aérea es la zona más productiva, pero también cuenta con grandes centros de investigación como las universi-dades, la ciudad de las artes y las ciencias, sin olvidar el enorme hospital que agrupa prácticamente todas las ramas sanitarias... En resumen, la tercera mayor ciudad de España ofrece playas muy bonitas y un parque turístico como el oceanográfico: el mayor acuario de Europa con más de 500 especies de animales y un famoso túnel de tiburones. En el oceanográfico también se puede ver un espectáculo increíble con delfines. Nuestra estancia en Valencia fue realmente especial gracias a la disposición de los incansables voluntarios sanita-rios: Isabel y su marido, las dos Carmen, Lola y todos los demás que vinieron a compartir una cena con nosotros o a hacernos felices a los turistas.
VISITA A SEVILLA
Con un clima agradable, cálido durante el día y fresco por la noche, la ciudad tiene un estilo único y está llena de grandes edificios antiguos y majestuosas plazas arboladas, como la plaza de España. Una plaza muy bonita con una arquitectura impresionante, situada junto a un canal por el que navegan las piraguas turísticas y el pabellón de los coches de caballos. Aprovechando su entorno natural, la visita continuó en La Puebla del Río, que cuenta con espacios protegidos como la reserva de la Dehesa de Abajo, donde nos cautivó el avistamiento de aves procedentes de todos los rincones de Europa y África. Sus extensas parcelas de arroz, girasoles y algodón pusieron fin a nuestra pequeña estancia en Sevilla. Gracias a Javier y Ana, Pilar, Annabelle y Adolf... con quienes pasamos momentos especiales y degustamos muchos platos típicos sevillanos.
EL PROYECTO DE VALENCIA
En un espíritu de intercambio y puesta en común para una mejora eventual de la producción de hortalizas ricas en hierro en el país Bassari, tuvo lugar una reunión en la Universidad Politécnica de Valencia entre la dirección y yo como representante de Yakaar. A través de un programa de estudios de viabilidad y propuestas de soluciones, la universidad aceptó trabajar con nosotros e incluso propuso enviar estudiantes a Senegal, en el país de Bassari, para intercambiar información con los técnicos y ayudar así a aumentar la producción con diversas variedades que se pueden cultivar en la zona, como las lentejas, e incluso ampliar la temporada de arroz. Esta reunión fue especialmente exitosa gracias a la Sra. Loreto, el Sr. Vicente y el Director de Asuntos Internacionales, el Sr. Claudio Benavent, que hicieron todo lo posible para garantizar un buen resultado de esta misión. A través de ellos tuve la oportunidad de realizar visitas técnicas a muchas zonas de producción intensiva de arroz.
En la zona de la Albufera, que tiene 27km de cultivo de arroz con una capacidad de agua controlada del lago una vez terminada la siembra, las parcelas se cubren con una capa de unos 15cm de agua que se mantiene en movimiento. Esto permite la germinación, que dura hasta mediados de junio, cuando se interrumpe el consumo de agua durante 10 o 15 días. Luego se reintroduce el agua y se mantiene hasta finales de agosto o principios de septiembre que se extrae. Los productores tienen entonces un mes para cosechar. Esta colección rinde 7500kg por hectárea, de acuerdo con la información proporcionada por Vicente, uno de los profesores agrónomos.
También tuve la ocasión de visitar el huerto universitario con el cultivo de chufa, patatas y frutas, que permite la producción de hortalizas frescas a partir de la producción ecológica, y pude compartir momentos de aprendizaje muy ricos con los formadores y algunos agricultores.
A pesar de mi nivel, veo esta asociación como un gran paso adelante que facilitará la expansión de Yakaar, pero también permitirá que los técnicos tengan una competencia mucho más profunda y una mentalidad abierta para no verse limitados, ya que también vendrán a descubrir las realidades del mundo agrícola europeo, y de España en particular.
En resumen, este viaje fue sumamente beneficioso para mí; la reunión con los promotores de Yakaar África fue un lugar donde pude expresar mi sincero agradecimiento a todos los socios. Gracias a todos vosotros tuve la oportunidad de visitar España y sus hermosas regiones en tren y en avión. En definitiva, valorando el éxito de los proyectos y reuniones, sería necesario por nuestra parte redoblar los esfuerzos para lograr el objetivo del emprendimiento social y agrícola.
Primero, agradezcamos mucho a Yakaar África por darme otra oportu-nidad de viajar a España, asistir a las asambleas y luego visitar España. Fuimos dos los que viajamos en España, Khalipha Badji un técnico agrícola que gestiona las huertas de nuestra ONG Yakaar África en la zona de Kedougou (país Bassari) y yo, Ambrosio.
El viaje a España era para mí otra ocasión de conocer el país, su cultura y conocer más a su gente. En un mes, Yakaar nos ha ofrecido viajes a muchos lugares para conocer más las diferentes culturas. Así, además de en Madrid hemos estado en Barcelona, Santander, Valencia, Sevilla y otra vez en Madrid.
MADRID
Entre Jose María, Pedro y Carmen, Jaime y su mujer Laura, Marta una ingeniería que vino de voluntariado con Yakaar al país Bassari, Julio y su mujer Alicia, nos han guiado por Madrid.
Gracias a todos vimos San Lorenzo de El Escorial, el parque del Oeste, Casa de Campo, subimos con el teleférico, visitamos a pie el parque, paseamos por el Rastro, por la plaza de Lavapiés, fuimos al museo Goya de los escritores, vimos también el Retiro y estuvimos en el ayuntamiento donde se celebran las fiestas cuando gana el equipo del Real Madrid, en su fuente. Subimos al hotel Riu en donde hemos tenido una vista extraordinaria de todo Madrid.
A mí me encanta todo lo que hemos visto, pero lo que más me gustó fue la subida al hotel Riu y también la visita a los elefantes en el zoológico de Casa del Campo.
BARCELONA
Estuvimos en casa de Marc y Judith una noche en donde cenamos como reyes una barbacoa. Después de la asamblea, nos quedamos con Antonia y Mila quienes nos han llevado a visitar Girona, todo Caldes y el centro de Barcelona. En el camino hacia Barcelona nos invita Mario, un amigo mío que viajó a Senegal, a comer en un restaurante antes de seguir camino hasta Barcelona.
SANTANDER
De Barcelona, fuimos a Santander en donde nos esperaba Lucía, una de las dos ingenieras que ha colaborado con Yakaar África este año 2022. Allí nos recibió con los brazos abiertos. En su casa, con toda su familia, cenamos también una barbacoa y otros platos de su tierra. Asistimos a una fiesta en su poblado Maliaño.
VALENCIA
Después de Santander volamos hacia Valencia, donde nos esperaba una actividad de las más importantes con Khalipha, quien tiene que trabajar con la Universidad Politécnica de Valencia. Al llegar a Valencia, en el aeropuerto, nos espera-ban unos miembros del equipo de los médicos con una pancarta donde ponía: “Bienvenidos a Valencia”.
Del aeropuerto, nos separamos Khalipha y yo, Ambrosio: Khalipha se va con Isabel, jefa de la misión sanitaria, y yo con Jose Ramón, quien me lleva con su coche hasta donde está Pepa, al camping en la Sera de Nguera. Allí nos queda-mos Pepa, su hermana Cristina, los nietos de Pepa y yo. En total fuimos 5 personas. Volvemos a Valencia para salir hacia Sevilla.
El penúltimo día, Khalipha y yo quedamos con Loreto para visitar un campo y aprovechar para ver las técnicas modernas, sobre todo ver cómo luchar contra las plagas de insectos que se comen los cultivos. Nos impresiona mucho ver las hierbas que se usan para proteger cultivos y también los insectos que comen otros insectos. Aquel día fue para mí una alegría al poder ver otras formas y técnicas de cultivar.
En el mismo día, nos invita a cenar un equipo de los médicos de la misión sanitaria de Valencia. Era un momento de volver a encontrarnos de nuevo, recordando lo bueno que hemos vivido en Senegal durante las consultas.
SEVILLA
De Valencia viajamos a Sevilla, con 6 horas de viaje, lo que se convirtió en un día muy duro y largo para mí. Allí nos esperaban Ana Campos y su marido Xavier. Ellos también, como los anteriores, nos recibieron muy bien.
Nos llevaron a visitar la ciudad de Sevilla y a comer por allí muchos platos: salmorejo, ensaladilla, croquetas, puntillitas, pisto con huevo...
Nos llevaron a un campo de arroz y vimos que es una zona de arrozales. También visitamos el campo de su padre, un señor mayor muy trabajador. Fue una visita que le encantó mucho a Khalipha.
Se ha quedado sin habla con todo el equipaje que tiene este señor agricultor de Sevilla.
MADRID
Después de tanto lío y viajar por casi toda España, volvimos muy cansados a Madrid para preparar los últimos días las maletas y poder volver tranquilamente a Senegal. Para ello elegimos nuestro hotelito de Guadarrama para descansar y desconectar del mundo y recuperar fuerza con nuestro amigo Jose María, quien era nuestro cocinero con su variedad de platos. En Guadarrama, hemos descansado bien en el chale con piscina a nuestra disposición.
No podemos terminar de relatar nuestro viaje a España sin dar agrade-cimientos a todos los socios, simpatizantes y colaboradores de la ONG Yakaar África, quienes están luchando, dando todo su esfuerzo físico y financieros para levantar nuestro país, Senegal.
Lo que más nos llama la atención es la relación que existe entre la familia de Yakaar África en España. Notamos que en todas las casas que hemos estado son casas de socios o colabora-dores de Yakaar África. Eso es suerte de vivir a la africana.
Sin olvidar las comidas variadas de España, cada sitio su especialidad. Entre todos comimos: barbacoa, ensaladilla, croquetas, solomillo al whisky, guiso de arroz, carne de membrillo, pisto con huevo, humus de garbanzos, empanadillas de atún, tortilla de patata con calabaza y cebolla, pollo con patatas al horno, menestra de verduras fría, paella de marisco, albóndigas, arroz al horno y paella Valenciana...
Gracias a todos los que nos han acogido y nos han invitado a un restaurante o a quienes nos han dado de comer en sus casas.
Gracias a toda la gente que ha asistido a las dos asambleas.
Pensamos también en todos los que no han podido estar, tanto de España como de Senegal.
Viva la familia Yakaar África.
Viva España.
Comenzamos un nuevo viaje a Senegal. Voy acompañado de Carlos, compañero de promoción de Ingeniero de Caminos y experto en aguas. Ha sido un auténtico placer viajar con él. Aparte de ser un gran experto en el tema de las aguas, se ha adaptado a todo como un verdadero campeón. Con temperaturas que sobrepasaban los 40 grados no ha expresado jamás la más mínima queja y, por el contrario, siempre ha estado dispuesto a seguir aportando las miles de cosas que, dada su gran experiencia, pueden ayudar enorme-mente a nuestra asociación..
DAKAR
La primera visita es a la embajadora de España, Olga Cabarga, que nos recibe en la embajada. Como siempre, nuestro objetivo es presentar lo que estamos haciendo, ofrecer nuestros servicios a la embajada e invitar a la embajadora a acompañarnos en alguno de nuestros viajes para que conozca de primera mano nuestro trabajo.
La visita transcurre como siempre de forma extremadamente amigable, ya se puede decir que somos “viejos” amigos, es nuestra tercera visita, y en esta ocasión, con la presencia de Carlos, podemos extendernos con el tema de futuros proyectos de agua en Senegal.
Seguimos con la visita al cónsul general de España, que recientemente nos ha honrado con su presencia en nuestra zona del País Bassari y con el que mantenemos una muy buena relación de amistad. La visita transcurre de nuevo por cauces agradables hablando de visados y posibles visitas futuras a nuestros proyectos, en esta ocasión en la zona de la Casamance.
Después de la reunión con los estudiantes nos vamos a visitar el monumento al renacimiento de África, subiendo sus interminables escaleras y posteriormente el ascensor hasta el gorrito de la gran figura humana que representa el monumento. Parece un monumento de tamaño despro-porcionado para la realidad actual de Senegal.
El siguiente paso es un monumental atasco para salir de Dakar y poder llegar a Mbour donde vamos a pasar la noche en un bonito hotel de playa. El hotel está muy bien y nos sirve para coger fuerzas, porque nos vienen días duros en los campamentos del País Bassari con temperaturas extremada-mente elevadas en esta época del año y sin climatización. En el hotel recibimos la vista de Vieux con el que aprovechamos para firmar un microcrédito que va a utilizar para comprar unas vacas y unas cabras y, mediante la cría, obtener unos pequeños beneficios.
Comenzamos una vez más nuestra travesía hacia el País Bassari en un recorrido que en su primera parte resulta extraordinariamente lento debido a frecuentes atascos provoca-dos por el densísimo tráfico. Las veces anteriores hemos salido a las 5 de la mañana, pero esta vez no teníamos prisa y hemos salido a las 8 y eso se ha notado. Felizmente a partir de Konguel la cosa cambia y llegamos a Mako a tiempo de ver los hipopótamos.
También en medio del camino, en Tambacounda nos reunimos con Rassi, una chica a la que estamos ayudando con su diálisis y con la que también firmamos un microcrédito para que pueda poner una tienda y financiar su tratamiento.
BANDAFASSI
A la mañana siguiente empezamos el recorrido por Bandafassi donde tenemos el recién inaugurado sistema solar para el abastecimiento de agua. Parece que el sistema funciona razonablemente bien aunque hay cierto problema con las horas que el sistema funciona lo que hace que a veces la cantidad de agua sea un poco justa.
Aprovechamos para saludar a Marème y Assanatou que están en el campamento como siempre preparándolo todo para nuestra próxima llegada.
La siguiente visita es al centro de salud, donde podemos ver que ya han traído el material solar necesario para comenzar a reforzar la instalación existente. El objetivo es conseguir sacar agua del pozo y dar iluminación al centro. Por ahora la instalación no está terminada porque hay que acoplar todos los elementos y hemos tenido que cambiar de técnico solar ya que el anterior no parece que hiciera las cosas correctamente.
Finalmente llegamos al campamento de le dogón de fouta donde tenemos que comer. El día ha amanecido nublado por lo que hasta mediodía no ha hecho mucho calor, pero ahora el calor es espantoso y tenemos que subir a Dande para dormir. Retrasamos la subida todo lo que podemos y hasta las 17:30 horas no reunimos las fuerzas necesarias para hacerlo.
La subida como siempre resulta dura, pero llegamos sin novedad y disfrutamos de una bonita noche completamente negra y, por tanto, estrellada, ya que no hay luna; lógico en pleno fin de ramadán, cuyo final se establece precisamente cuando empieza de nuevo a salir la luna.
Por cierto, llevamos todo el viaje pendientes de cuándo va a ser la Korité, la fiesta de fin del ramadán, porque, como buena fiesta en Senegal, todo se para y resulta difícil incluso encontrar un lugar para comer. No se sabe la fecha definitiva del mismo hasta la misma noche del domingo donde parece que, precisamente basado en la salida de la luna, un Comité ad hoc decide que mañana lunes es la fiesta. Nos sorprende extraordi-nariamente esta poca anticipación en la decisión sobre una de las fiestas más importantes del año.
Comenzamos el dia siguiente visitando primero la cueva de Dande y el nacimiento de la cascada desde arriba de la meseta, para luego bajar a la cascada. La bajada también se nos hace dura pero conseguimos llegar sin novedad.
De ahí vamos a la cascada, donde en esta ocasión el agua está a muy buena temperatura y podemos disfrutar de un estupendo baño.
Hoy nos toca comida en Dindefelo y al ser la fiesta de la Korité no va a ser fácil encontrar un sitio para comer, la Korité es una fiesta muy familiar y todo el mundo la pasa en familia. Así que nos hemos auto-invitado a casa de Seydou donde nos han hecho la comida y donde viene también Boudi para celebrar la Korité todos juntos. La comida consiste en un pollo con salsa yassa, patatas y arroz que está espectacular.
A partir de aquí comenzamos a recorrer huertas tratando de ver los problemas que hay en cada una de ellas.
ANDIEL
De buena mañana partimos para ver el poblado beddick de Andiel. Es un bonito poblado, casi tan bonito como Iwol, y la subida es mucho más sencilla, lo que nos viene bien si tenemos en cuenta la paliza que nos estamos dando para visitar los diferentes proyectos. En Andiel nos cuentan la historia del pueblo beddick y su lucha por mantener su identidad que, por desgracia, hoy se está perdiendo ya que cada vez más beddick se van bajando de las montañas por la dificultad de la vida en las mismas. Entre otras causas por tener que subir el agua desde los pozos del valle todos los días.
THIABEDJI
Nuestra siguiente parada es Thiabedji, donde Daouda nuestro enfermero recién terminado está ejerciendo de enfermero titular, ya que la enfermera titular se encuentra realizando un curso de formación. Daouda nos ha avisado de que la bomba del pueblo no funciona y que. como conse-cuencia, se están produciendo frecuentes casos de diarrea entre los niños y mayores al tener que consumir agua contaminada de los pozos familiares.
Pasamos revista a la instalación del sondeo, los paneles y el depósito elevado y parece que todo está bien salvo el motor de la bomba que está estropeado y resulta necesario cambiarlo.
BANDAFASSI
Terminamos el dia de trabajo con una comida familiar. Hemos reunido a los dos enfermeros ya terminados: Daouda y Cheikh Mohamed, a los tres ingenieros técnicos agrícolas que actualmente están en la zona: Abedi, Michel y Mamadou, junto con Arouna, Mor, Ambrosio y yo mismo y hemos tenido una agradable comida.
Nuestras Hassanatou y Marème nos han cocinado una exquisito pollo con fideos que estaba buenísimo y, como siempre a los postres, hemos echado un pequeño discurso sobre la importancia de que ejerzan de líderes de sus comunidades y que nos planteen retos que nos obliguen a trabajar mas y a buscar nuevos recursos.
Por la tarde, ya en el hotel, Carlos y yo nos reunimos para hacer balance de estos intensos día de trabajo. Hemos visitado 11 proyectos que tendrían necesidad de mejora o de instalación de paneles solares y tenemos que elaborar una especie de proyecto global para buscar financiación y poder hacerlo todo.
AGNACK
Camino de Ziguinchor hacemos una parada en Agnack para ver el centro de salud que en su dia mejoramos construyendo una vivienda para la enfermera. Hay un nuevo enfermero que nos enseña las siempre precarias instalaciones. Vemos la escuela del poblado que tiene más de 600 alumnos y que presenta una enorme falta de espacio. Una de las aulas está construida con materiales efímeros y hay que renovarla todos los años después del hivernage.
El pozo es completamente manual y todo el sistema está muy deteriorado. Nos sigue sorprendiendo que la Casamance, a pesar de parecer una región con un aspecto más europeo, presente casi exactamente los mismos problemas que tiene el País Bassari.
ZIGUINCHOR
Por la tarde visito el proyecto de DEXDE en Ziguinchor. En este enclave solo tienen en marcha dos talleres, uno de jabones y otro de reciclado de materiales plásticos. Es una pena porque nuestra idea es ver lo que hacen con los talleres de costura, pero dichos talleres están en Kolda y en Bignona. Tienen una tienda en Cap Skirring que trataremos de visitar para poder ver lo que hacen. La idea más interesante del proyecto es poder integrar a las personas con discapacidad funcional en la sociedad senegalesa a través de la realización de pequeños trabajos, ya que en condiciones normales dicha integración sería imposible.
CAGNOUT
Después de pasar por la casa impluvium de Niambalang, en la que han sustituido el precioso tejado de paja por uno espantoso de chapa y las ceibas gigantes de Mlomp, nos dirigimos a la huerta de Bougham en la que recientemente hemos terminado el cerramiento. No hay mucha actividad, se nota que es el final de la estación seca y se están preparando para el hivernage.
De allí pasamos a la escuela infantil de Cagnout donde están todos los niños y las tres profesoras que nos reciben encantadas. Es siempre una gozada estar con los pequeños que nos cantan el repertorio completo de sus canciones de escuela.
CARABANE
De la isla de Diogue pasamos a la isla de Carabane para comer y que Carlos mi compañero de viaje vea la central solar que instalamos hace ya más de 2 años.
La instalación sigue en perfecto estado, como el primer día, y para nuestra satis-facción ya hemos conseguido enganchar a la misma la mayoría de los centros públicos que la rodean: La maternidad, el puesto de salud, la casa de la enfermera, la mezquita y la iglesia, solo queda la discoteca pero queda lejos. Dentro del centro tenemos ya 4 neveras, 2 que sirven para el mantenimiento del centro y otras dos para que las mujeres y, en general, el poblado guarden sus pescados y alimentos. Se puede afirmar que actualmente la planta solar presta un gran servicio a la población de Carabane y es uno de sus atractivos.
Es el día de la marcha de Carlos que se vuelve a España. Ha sido un compañero inmejorable que no se ha quejado por nada, ni de los alojamientos algunas veces al límite de la comodidad, ni del exigente programa de trabajo en el que se puede decir que no hemos parado ni un solo minuto. Tampoco las condiciones climáticas han ayudado con temperaturas extremas en el País Bassari. Pero Carlos lo ha sobre-llevado todo estupendamente y hemos disfrutado de un viaje muy agradable y, lo que es más importante, muy fructífero ya que hemos repasado multitud de proyectos y hemos visto multitud de posibilidades en las que Carlos con sus contactos y conocimientos no puede ayudar enorme-mente. ¡Gracias Carlos!
Yo sigo unos días más de vuelta al País Bassari donde todavía tengo algunas cosas que hacer.
BANDAFASSI
Hoy esperamos la visita de Demba que viene con un grupo del País Vasco después de visitar el poblado de Andiel. Hemos comprado agua y cervezas en abundancia y la verdad es que hacen falta porque con las temperaturas de estos días y después de la subida y paseo por el poblado es imprescindible hidratarse.
La visita, casi un aperitivo, resulta muy agradable, son gente muy abierta, a la que le está gustando muchísimo el viaje y que se muestra muy receptiva a las explicaciones que les vamos proporcionando sobre las cosas que estamos poniendo en marcha.
THIABEDJI
Aprovechamos para pasar vista a nuestro ya graduado de enfermería Daouda que está al frente del centro de salud local. La enfermera titular está de formación y es Daouda el que atiende en estos momentos el centro. Aprovechamos la vista para hacerle donación de unas gafas y unos medicamentos que llevamos para que a su vez los lleve al hospital o los aproveche de la mejor manera posible.
En Thiabedji, Alphonsine y Tabara nos invitan a comer. En días anteriores hemos estado revisando la dieta alimenticia de la gente de la zona. Muy pobre y especial-mente pobre en proteínas.
Una de las cosas que me han sorprendido es como utilizan el cacahuete prácticamente para todo. Yo conocía su utilización en pasta para hacer la conocida salsa mafe, pero también se utiliza el cacahuete en polvo y eso nunca lo había probado.
El plato de arroz con cacahuete en polvo y algunos trozos de verdura resulta delicioso. También han preparado un zumo de bissap con menta que está también muy rico. En Thiabedji hace un poco menos de calor que en Bandafassi así que nuestra velada transcurre tranquila a la sombra de una gran árbol mientras hacemos la digestión.
KEDOUGOU
Casi como colofón a un viaje muy ajetreado, hoy nos toca llevar a Ousmane y a sus amigos a la piscina, costumbre que ya hemos establecido en los últimos viajes y que tiene como objetivo el que los amigos de Ousmane disfruten de algunas de las comodidades, que para él son normales cuando viaja a España y que para sus amigos son auténticamente excepcionales.
Se ha incorporado a la partida un chaval del poblado algo mayor que la pandilla de Ousmane, pero no ha sido fácil, ya que era necesario mantener un cierto equilibrio entre las familias del poblado cuyos hijos tienen el privilegio de ir a la piscina. Así que yo no he podido elegir el nuevo miembro de la partida, sino que han sido ellos mismos los que han designado al beneficiario.
Como siempre es una gozada ver a los chavales disfrutar con la piscina y también con la comida, un exquisito yassa poulet que, acostumbrados al arroz con mafe, les sabe a gloria. Para mi es también un descanso, porque después de comer el calor en la zona es insufrible, así que nos sumergimos todos en la piscina y aguanta-mos las 2 horas peores del día disfrutando del agua.
BANDAFASSI
El último día en la zona es día de recogida, pero aprovechamos la visita a Landieni para devolver al poblado a Ousmane y sus amigos para quedar con Bernard Fanguin, un francés que pasa largas temporadas en Andiel y al que el año pasado facilitamos su venida a Senegal, cuando no se podía venir si no era de la mano de una ONG.
Bernard no forma parte de ninguna ONG pero ayuda con sus propios recursos a la población de Andiel. En su día consiguió que se hiciera un sondeo en el comienzo de la subida al poblado y ahora está tratando de dotarles de paneles y bomba para que se pueda elevar el agua hasta el mismo y evitar el penoso trabajo de las mujeres todo el día acarreando pesados baldes de agua. Evidentemente, el tema tiene muchas similitudes con lo que nosotros estamos tratando de hacer en las huertas y nos da para un buen rato de animada conversación e intercambio de ideas.
Hoy es nuestra última noche en Bandafassi y después de varios días he sido capaz de cogerle el truco al calor. A la hora de la siesta me ducho vestido y me acuesto completamente mojado delante del ventila-dor. Normalmente me despierto al cabo de unos 15 minutos cuando la ropa se me ha secado completamente y, a pesar del ventilador, el calor es sofocante.
Por la noche dormimos al raso y sorprendentemente se duerme hasta bien. A primera hora la temperatura es la justa, quizás un pelín de calor, pero soportable. A partir de las 1 de la mañana se levanta un viento que invita a abrigarse. Así que…prueba superada.
MBOUR
El regreso con salida a las 5 de la mañana resulta tranquilo, sin sobresaltos. Llegamos a comer a casa de Mor, que ha sido mucho más que un chofer un excelente compañero de viaje y un verdadero ángel de la guarda. En ningún momento me ha dejado solo y en ningún momento me ha dejado hacer el menor esfuerzo. Me ha costado tratar de valerme por mi mismo, ya que si por él fuera me movería de un lado para otro en silla de ruedas. Juro que me he resistido, pero es tan agradable ver que hay alguien siempre pendiente de hacerte la vida más confortable…
El objetivo de nuestro viaje ha sido visitar varios de nuestros proyectos desarrolla en la región de la Casamance, y aprovechar para hacer entrega de los 300 kg de material humanitario donado por la ONG Mano a Mano. Esta ONG colabora activamente con nosotros, especialmente en las misiones sanitarias, donde se detectan en ocasiones casos de niños con patologías graves que no pueden ser tratadas en Senegal, y en algunos casos se ha gestionado su traslado a España gracias a la cola-boración de Iberia y Mano a Mano, facilitando el tras-lado de estos niños a España para ser operados en hospitales de nuestro país.
A lo largo de nuestro viaje visitamos algunos de los proyectos de Yakaar Africa como huertas, centros de salud y especialmente escuelas donde aprovechamos para hacer entrega de la mayoría de material que llevábamos, compuesto fundamentalmente por ropa y calzado de niños, gorras, utensilios de higiene, jabones, mochilas, lápices, bolígrafos etc.
Tenemos especial ilusión en un nuevo proyecto cuyo objetivo será la rehabilitación de la Maternidad de Djivente, acondicionán-dola para poder alojar a una matrona que en breve será destinada a este centro. Durante estos últimos años hemos realizado en el Call Center Platino y Oro pequeños merca-dillos en los que hemos ido recaudando dinero con el objetivo de donarlo a algún proyecto Yakaar Africa, esto, junto a algunas donaciones particulares nos ha permitido reunir 750€ que vamos a destinar a dicha rehabilitación. Aunque la cantidad pueda parecer pequeña en Senegal da para mucho más de lo que nos podamos imaginar. Ha sido un viaje corto, pero como en ocasiones anteriores volvemos con la mochila cargada de vivencias inolvidables, de imágenes de las sonrisas de los niños, de historias personales que no olvidaremos, de haber podido disfrutar de la Teranga (hospitalidad) senegalesa, de disfrutar de su música, de su comida, de los baobabs…..Sin duda, ¡¡volveremos!!!
BADIAN
Comienzo la segunda parte de mi viaje a Senegal con la visita del Cónsul General de España en Dakar, Jorge Cabezas, a nuestra zona. Siempre que viajo a Senegal invito a los miembros de la representación española en Senegal a visitar nuestros proyectos. No resulta fácil por lo lejos que estamos de la capital, pero esta vez el Cónsul General ha decidido aceptar nuestra invitación y experimento una extraña sensación entre alegría por la visita y miedo porque algo pueda salir mal. Viene acompañado de su hijo.
El encuentro se produce en el Campamento Solidario de Badián. Siempre nos gusta utilizarlo como puerta de entrada al País Bassari. La razón, aparte de que está en Mako que es el primer pueblo importante de la zona, es que es un lugar con mucho encanto.
Hacemos el típico paseo por el rio a la búsqueda del hipopótamos y conseguimos localizar uno, que se muestra bastante esquivo y no sale a respirar nada más que raramente, pero, al menos, cuando lo hace, es un bonito espectáculo.
El paseo continua por el poblado de Badián que supone el primer contacto con la realidad de la zona. Moussa, el guía del río, nos presenta a su familia formada por 3 mujeres y 15 chiquillos, el últimos de apenas unos meses y rápidamente nos rodea una turba de niños simpáticos que sin conocernos de nada nos dan la mano, una bonita carta de presentación de la zona.
Terminamos el paseo en el centro de salud que Campamentos Solidarios tiene en el poblado, muy bien atendido por la enfermera Ana, que amablemente nos lo enseña y nos explica su importante labor en la zona. Ha sido una tarde muy completa preludio de lo que serán los próximos días.
KEDOUGOU
Nos levantamos tempranito para intentar que el Cónsul aproveche bien su corta estancia. El primer paseo es por el mercado de Kedougou que incluso a las 8 de la mañana ya rebosa actividad. Vamos explicando los distintos productos típicos de la zona, el carité, el fonio, el jaxatou, el aceite de palma, la moringa, el bissap, etc. Pero siempre lo que más sorprende es la concentración de tanta actividad en tan poco espacio.
LANDIENI
Nuestra siguiente parada es Landieni, ya que he acordado con Ousmane que, con su dominio del español, se convierta en guía de su pueblo y le explique al Cónsul todos y cada uno de sus rincones.
La visita resulta estupenda. Ousmane nos mete hasta la cocina y nos explica cómo viven en su pueblo con todo detalle. Aprovechamos para acercamos a ver al abuelo de Ousmane, que habla perfectamente francés ya que trabajó en Dakar, y la visita constituye una agradable parada para intercambiar experiencias.
Seguimos hacia la escuela local, atravesando el campo entre los bonitos baobabs, ceibas, caicedras, etc., que rodean el poblado. A pesar de que es sábado, los profesores de la escuela nos esperan con los alumnos en la puerta que gritan graciosamente mi nombre en un perfecto castellano. Se nota que Ousmane ha colaborado.
BANDAFASSI
Volvemos a Bandafassi porque al haber conseguido “in extremis” arreglar el sistema de bombeo mediante paneles solares, las autoridades y los habitantes del mismo no quieren dejar de aprovechar la ocasión para agradecernos la importante inversión realizada. Así que a la sombra de una gran acacia, justo al lado del gran depósito elevado, la caseta con el sondeo, la bomba, el controlador del sistema solar y los paneles, hay preparada una gran fiesta.
No faltan los discursos de los jóvenes, las mujeres, el jefe del poblado, el adjunto al alcalde, yo mismo y el Cónsul general. El Cónsul explica en español, que un profesor local de español se encarga de traducir, que representa al Rey de España. No faltan tampoco los bailes y los Kankourang que han venido a alegrar con sus bailes la fiesta. Un auténtico fiestón.
Al acabar la fiesta y aprovechando la visita del Cónsul he juntado a todos los técnicos agrícolas y enfermero de la zona en nuestro campamento para comer todos juntos. He improvisado la entrega de certificados de stage y he aprovechado la misma para, en primer lugar, motivarles en general de su papel importantísimo como líderes de su comunidad y la importancia que tienen esos stage, con las misiones sanitarias y con las huertas de mujeres para reforzar dicho papel de líderes.
Posteriormente, he ido uno a uno citándoles y dándoles las gracias y algún que otro consejo. Creo que ha sido muy emotivo. Estamos construyendo nuestro pequeño ejército de líderes senegaleses y nos estamos implicando a muerte en ello. Creo que merece mucho la pena. No sé qué le parecería al Cónsul, porque el acto era más bien de carácter íntimo, pero creo que es muy bueno que les ponga cara a nuestros chicos.
DAMBOUCOYE
Descansamos un poco porque la temperatura es brutal, días anteriores he medido 42 grados, y aprovechamos para que nuestros invitados conozcan el té senegalés, luego ponemos rumbo a Damboucoye. Aquí hay todavía mucha más fiesta porque este es el acto principal de estos días. Hemos construido la escuela gracias a la financiación de la Diputación General de Córdoba a iniciativa del Ayuntamiento de El Carpio.
Aquí está el alcalde de Bandafassi, a cuya comuna pertenece Damboucoye, el inspector de educación de la región y todo Damboucoye y bastantes pueblos de alrededor. El director de la escuela vestido de un bellísimo azul turquesa nos recibe. Nuevos Kankourang, un grupo de baile femenino, nuevos discursos y los regalos que hasta ahora habían sido de telas y bubús, repiten en cuanto a bubú pero suben de categoría y nos regalan cacahuetes y fonio en cantidades industriales y, para que no falte de nada en la comida, dos pollos al alcalde y una cabra a nosotros. Menos mal que no voy a estar a tiempo para comerla, sobre todo pensando en el previo degüello.
Tampoco faltan los discursos. Mínimo de 8 calculo yo por evento) pero no me quejo porque ha sido una fiesta extraordinaria. Muchísimas gracias a Souleymane Kanté, Director de la escuela, que con su determinación ha conseguido que pongamos en marcha esta escuela y ha conseguido organizar una fiesta perfecta en colaboración con nuestra Assanatou y nuestro Khalipha.
DINDEFELO
De buena mañana emprendemos camino hacia la cascada, es domingo y si no llegamos pronto no podremos disfrutar de la misma con tranquilidad. Efectivamente, según termina nuestro baño, empieza a aparecer más y más gente. La impresión que causa la cascada en nuestros invitados es la misma de siempre, su belleza es magnífica y el agua, aunque fría, resulta muy agradable.
Después del baño nos toca recepción en la alcaldía. A la entrada hay música y bailes con las representantes de las mujeres y toda la alcaldía en pleno. Posteriormente nos reunimos con el alcalde y los vicealcaldes en una animada reunión en la que repasamos los proyectos más importantes que Yakaar África está haciendo en la zona. Tengo la suerte de que hace unos días me ha informado el técnico de los paneles solares sobre el comienzo de los trabajos para completar el sistema de energía solar de Dindefelo en el que prevé utilizar un regulador nuevo, 4 baterías, 4 paneles solares adicionales y una bomba para el pozo, así que tengo una novedad importante que anunciar.
A continuación nos reunimos en el salón del ayuntamiento con los representantes de todos los estamentos locales, las asociaciones de mujeres, los jóvenes, los jefes del poblado, el enfermero etc. De nuevo los famosos 8 discursos que no falten, pero todo discurre perfectamente en un ambiente de sonrisas enormes de agradecimiento. Me llega a dar la impresión de que el Cónsul debe estar pensando que está todo preparado, pero la verdad es que ninguno del equipo de Yakaar África tenía ni idea de que se iba a celebrar esta reunión. Solo dijimos que íbamos en visita privada con el Cónsul y que si la alcaldía estaba interesada no tendríamos ningún inconveniente en pasar a saludar al alcalde. Yo ni siquiera había preparado el tema de la energía solar del centro de salud de Dindefelo y me acordé casi por casualidad de que me habían informado que empezaba la semana que viene.
Comemos tranquilamente en el campamento el dogón de Fouta con Moctar, el propietario de compañía y nos retrasamos un poco a la hora de hacer las siguientes actividades. La primera de ellas es pasar por la huerta de Yakaar en la localidad. Hoy no está Aliou, el técnico de la huerta, para enseñarla pero ha venido Sira, la presidenta de la asociación de mujeres. Como siempre la huerta está espectacular. Un regalo para la vista.
BADALA
La siguiente parada es Badala. He elegido esta huerta por que atravesar el poblado ya es un espectáculo, con sus calles estrechas entre las concesiones de las distintas familias. Luego la vista de la huerta desde lo alto, con el rio detrás parece la escenografía de una película y, finalmente, Aliou, su responsable es de los pocos hombres que se implica en la agricultura y realiza un gran trabajo. En estos días la huerta ha mejorado muchísimo y es una delicia verla y disfrutarla.
AFIA-THIABECARE
La última visita del día es al campamento Taco Mayo, donde nos espera Susana Torre, presidenta de la asociación Bassari África que acaba de llegar a Senegal y con quien hemos concertado la visita del cónsul. Al llegar el gentío es enorme y hay una gran fiesta. Se han juntado varios eventos la llegada de Susana y su equipo de Bassari África, la presencia del Cónsul y modestamente la nuestra, ya que colaboramos mucho con Bassari y con el campamento, que fue donde se alojó nuestra misión sanitaria.
Pasamos una breve visita al río que en esta zona es espectacular lleno de grandes rocas. El cónsul visita también el taller con las niñas que estudian costura y queda muy gratamente impresionado. Quizás más todavía a la mañana siguiente cuando ve la alegría de las chicas cuando se dirigen al trabajo. Posteriormente no reunimos en animada conversación y la conversación entre todos se alarga. Estoy nervioso porque hay un grupo numeroso de mujeres de Dindefelo esperando para que tengamos una reunión con ellas.
PROYECTO EN DINDEFELO
Al final, ya bastante tarde, tenemos la reunión. En la reunión las asociaciones de mujeres de Dindefelo nos piden un almacén-tienda para guardar y vender sus productos locales: la crema de carité la miel, el fonio, etc. Lo piden tanto a Bassari África como a Yakaar. Los de Bassari plantean algún problema sobre el cumplimiento de la posible normativa de manipulación de alimentos, parcialmente resuelta con la afirmación de que algunas de las mujeres tenían cierta formación en el tema, pero concluyen que estudiarán el proyecto y decidirán sobre su financiación.
Yo permanezco nervioso y callado, esperando que no me den la palabra porque sé que como hable la voy a montar. Al final no me queda más remedio que tomar la palabra y tengo que decir lo que ya dije a estas mismas mujeres en mi anterior vista. Mientras no funciones el proyecto de la recogida de residuos no vamos a financiar nuevas iniciativas en Dindefelo y mucho menos relacionada con temas para los que ya dimos un microcrédito en su día que se repartieron entre ellas sin hacer nada.
A partir de ahí comienzan las excusas, que si el carro se había roto, que si no se entendían entre las mujeres, etc. Alpha el gerente de Taco Mayo y el aduanero que estaba en la reunión pretenden decirme que el problema es que he confiado en la gente incorrecta para llevar a cabo el proyecto. Vuelvo a saltar y recuerdo a todo el mundo que el proyecto se gestó después de una macro reunión en la que estaba todo el mundo: la alcaldía, al asociaciones de mujeres y de jóvenes, otras asociaciones como Jane Godall e incluso el imán de la mezquita y que todo se comprometieron a colaborar en el éxito del proyecto.
Nosotros hemos enviado a tres generaciones de ingenieros. Primero para diseñar y luego para implementar el proyecto y la última hace menos de un mes para reflotarlo. Se ha vuelto a poner el proyecto en marcha, recolocando y repintando todos los contenedores y limpiando y preparando adecuadamente el vertedero.
No digo que no vayamos a seguir haciendo cosas en otros ámbitos como la misión sanitaria o la energía solar del centro de salud. Pero en relación con el proyecto de residuos, mientras no consigan que funcione no vamos a meternos en nuevos proyectos.
Las críticas de que hemos confiado en las personas inadecuadas para gestionar el proyecto, se resuelven explicando que el proyecto no es de unos ni de otros sino que tiene que ser una labor conjunta donde se implique toda la población. La alcaldía ha aceptado liderar el proyecto por segunda vez, la primera acabó retirándose, veremos a ver si está vez con la colaboración de todos sale adelante.
Casi nos quedamos sin cenar, la discusión fue muy “animada”, pero yo no puedo estar más contento. Creo que solté mi pequeña bomba en el sitio adecuado y en el momento justo, además delante del Cónsul. Si de esta no sale el proyecto de recogida de residuos en Dindefelo, ya no sé...
IBEL-IWOL
De nuevo madrugamos para subir a Iwol. Es una visita obligada y creo que siempre merece la pena hacerla. Además a la bajada nos esperan las mujeres del taller de costura de la asociación Camina Senegal. Nuevos bailes, nuevos coreados de nuestros nombres y de los de las dos asociaciones y un ambiente genial para la última visita del recorrido por la zona que hemos efectuado con el Cónsul y su hijo.
Haciendo balance, debo reconocer que yo mismo estoy sorprendido de lo bien que ha salido todo. Hemos cumplido prácticamente todos los objetivos. Todos los proyectos han causado una gran impresión, incluso los que tienen problemas como el de residuos de Dindefelo. Todo el mundo se ha mostrado amabilísimo. Hemos recibido más regalos que el rey de España. Ha sido todo perfecto. Casi diría que demasiado perfecto. Creo que ni en mis mejores sueños podía imaginar algo así.
MISIÓN SANITARIA EN CASAMANCE
Después de los intensos días vividos en la región de Kedougou, hoy nos toca cambiar a la región de la Casamance, donde empieza otra misión sanitaria de Yakaar África. De nuevo toca atravesar todo el país, pero en esta ocasión lo hacemos por el sur y la carretera está estupenda.
Al llegar, la misión está en Carounate y de inmediato me incorporo al grupo pasando unos buenos momentos conociendo al equipo de trabajo de la misma. De nuevo es un equipo que combina experiencia y juventud y que creo dará muy buenos resultados.
He traído el ecógrafo que no consiguieron hacer funcionar en la zona de Kedougou y con un simple cambio de cable ya funciona perfectamente. Es una alegría porque tanto Estefanía, médico de adultos, como María, pediatra van a poder apoyarse en él a la hora de realizar algunos diagnósticos.
Por la tarde organizamos un taller de higiene y limpieza con los niños de la escuela. Los miembros del equipo sanitario han traído cepillos de dientes y hemos comprado pasta de dientes.
Al llegar a la escuela organizamos a los niños y, en una clase, Victor, Isa y Carmen Pina les hacen un divertido show de cómo deben proceder para limpiar sus manos y dientes y en qué momento deben hacerlo. Resulta crucial la ayuda de Cesárea la matrona local, para que los mensajes lleguen a los niños.
OUKOUT
Carounate pertenece al ayuntamiento de Oukout y su alcalde nos llama para mantener una reunión. Contrariamente a la región de Kedougou donde muchos alcaldes se han mantenido en sus puestos, en la Casamance prácticamente todos los alcaldes han cambiado y los nuevos son mayoritariamente del partido de la oposición al gobierno actual.
Nos encontramos con un alcalde muy formado, es ingeniero agrícola, y que ha trabajado durante mucho tiempo en la cooperación, trabajando actualmente para Cáritas internacional.
Es un alcalde que tiene las ideas muy claras y que quiere lo primero estudiar la situación actual de su ayuntamiento para después poder empezar a poner en marcha los proyectos que puedan mejorarla. Para esta misión nos pide la ayuda en forma de algún técnico que le pueda ayudar a evaluar la situación. Demba y yo nos miramos pensando en que alguno de los técnicos agrícolas recién licenciados pueda ayudar en esta tarea. En general, el alcalde nos ha causado muy buena impresión.
Continuamos en la misión sanitaria en Carounate atendiendo diferentes casos y compartiendo ratos de compañerismo con los componentes de la misma, en especial en la comida de cucharada y paso atrás, tan típica de esta zona y que a la mayoría de los componentes de la misión, valencianos, no les resulta extraña.
DJIVENTE
Hoy la misión sanitaria está en Djivente un poblado nuevo de la comuna de Oukout. Las consultas siguen a buen ritmo y yo aprovecho para irme con el equipo de talleres a hacer un nuevo taller de higiene a la escuela local. Los alumnos visten todos de uniforme verde oscuro y se muestran bastante entusiastas.
Después de comer vienen 5 chicos de la cruz roja local para recibir una formación de primeros auxilios. De nuevo me uno al grupo. La formación consiste fundamentalmente en reanimación cardio-pulmonar y la maniobra de Heimlich para casos de ahogamiento.
Observo que hay un cierto pudor por parte de los participantes, ya que al no tener un muñeco para poder practicar, parece que se cortan a la hora de hacer las distintas maniobras. No me queda más remedio que ceder mi cuerpo a la ciencia y animarles a practicar conmigo y parece que la cosa se anima bastante. Eso sí me cuesta un cierto dolor, porque alguno de los participantes se ha animado demasiado y con la fuerza que tiene la gente por aquí, casi me sacan el esternón por la espalda.
Al dia siguiente recibimos en nuestra misión la visita de Nerea y Mireya de la ONG Ser madre, ser mujer, una ONG que empezó casi con nosotros haciendo preparación para el parto en Beer y Carabane y que ahora vuela en solitario con un gran proyecto por toda África.
La visita resulta muy agradable intercambiando experiencias especialmente con Rubén, nuestro matrón, con el que comparten intereses comunes.
Al final de nuestra estancia en Djivente, el jefe del poblado y los representantes del Comité de Salud nos dedican una emocionada despedida con regalos de cerámica local incluida.
DESPEDIDA
A mí no me queda ya nada más que despedirme. La misión sanitaria se va a Carabane y yo ya tengo que coger el avión para España. Justo la última noche cojo una infección en el ojo derecho que me hace llorar toda la noche. Afortunadamente llego a comprarme un colirio que me mejora la situación y me permite volver a España sin problemas.
Ha sido mi viaje más largo a Senegal hasta la fecha. Yo creo que también ha sido el que más acontecimientos he vivido. Para empezar he hecho de puente entre las dos misiones sanitarias de País Bassari y Casamance. Luego el acontecimiento estrella de la iniciación de Ousmane y la posterior boda en su poblado han supuesto momentos muy especiales. Pero, quizás el momento cumbre ha sido la visita del Cónsul General de España, Jorge Cabezas y su hijo que ha estado marcada, yo diría que a partes iguales, entre los pequeños momentos íntimos, como las visitas a Badian, Landieni, Badala y la comida con nuestros técnicos, y los grandes festejos, como las inauguraciones de Damboucoye y Bandafassi o los recibimientos en Dindefelo, Thiabecare o Ibel. En conjunto un gran e intenso viaje.
He visto tantas personas y me he relacionado con tantas que prefiero no enumerarlas, primero porque sería larguísimo y segundo porque seguro que me olvidaría a alguna. En todo caso, muchísimas gracias a todos. Me habéis hecho sentir de nuevo como en mi propia casa.
Nuevo viaje a Senegal con Yakaar África, nueva misión sanitaria después el parón global que ocurrió hace dos años, al poco tiempo de volver de País Bassari. Esta vez nos embarcamos hacia la Casamance, región al sureste del país que limita con Gambia y Guinea Bissau. Estaremos dos semanas con un equipo sanitario compuesto por tres enfermeros, un matrón, dos TCAEs y dos médicas en misión de pediatría y salud de adultos, respecti-vamente. Además, estaremos bien acompañados y cuidados por los guías locales y conductores que forman parte de la ONG desde hace años y por los traductores locales, que nos hacen la labor básica de comunicación para llegar a toda la población. Además, en esta ocasión vamos a coincidir con José María en la misión, que está de viaje logístico organizando otras de las actividades que realiza la ONG en Senegal. Después de la pandemia existe cierta incertidumbre en el equipo sobre qué nos podemos encontrar y si se dejarán ver los estragos a nivel sanitario.
Empezamos, salimos con algo de retraso por la primera anécdota a recordar del viaje, llegamos perfectamente y nos recibe el equipo local, capitaneados por Ambrosio. Recogemos nuestras maletas y aparcamos en el Blue Africa. A la mañana siguiente iniciamos el viaje casi eterno hacia el sur, atravesamos Gambia, lle-namos el pasaporte con sellos y acabamos llegan-do a Oussouye. Chez Pierre se convertirá en nuestro hogar fundamental desde donde pivotaremos a los diferentes poblados. Hay turistas, cerveza, agua fresca y música con cenas sorpresa y ricas todos los días. Lo dejaremos puntualmente para viajar a la isla de Carabane, volviendo des-pués con la ilusión de reencontrar un buen wifi para pasarnos las fotos de cada día y comunicarnos con la familia y los amigos en casa.
Acumulamos experiencias increíbles, fuimos invitados a un entierro de un señor nonagenario que era consejero real del jefe animista del poblado, todo un ritual festivo de despedida y celebración de una larga vida. Se nos permitió visitar a uno de los reyes animistas en su bosque sagrado y conocimos más aspectos de su cultura y funcionamiento. Visitamos un orfanato en el poblado de Oussouye para realizar entrega de la aportación de los socios de la ONG. Nos invitaron a la celebración de una asociación de mujeres el día 8 de marzo para bailar y cantar juntas. En la isla de Carabane conocimos al famoso Paco Carabane, el sastre de Yakaar Africa, como él dice, y sucumbimos a las maravillas de su arte creador ¡y qué mejor! Nos llevamos todo el cariño del poblado de Djivente en sus vasijas de barro que nos trajeron envueltos de agradecimiento en una bicicleta que luego se desparramó en pedacitos y que no vamos a olvidar. Comimos bajo árboles frondosos de mango y anacardos la cocina local de aprovechamiento realizado por las mujeres de los poblados. A nivel laboral, por mi profesión y especialidad, me pareció especialmente una oportunidad muy bonita poder valorar a personas ancianas, a veces muy añosas, y charlar con ellos, con sus experiencias de resistencia y sus resiliencias. Es curioso porque, en muchas ocasiones, los datos de empadronamiento no coinciden con las edades reales y su concepción del tiempo es distinta, es lo que se vive. Un medio local nos hizo un reportaje gráfico sobre la misión y el equipo sanitario en plena jornada de trabajo, saliendo al paso para contar y difundir nuestras tareas.
Hacia la mitad del viaje el día 8 de marzo, hacemos un parón para descansar cuerpo y mente en una de las zonas más bonitas y turistas de costa, Cap Skirring. Pasamos el día en una playa eterna, caminando entre las vacas de la zona, viendo los lugares turísticos donde, sobre todo, llegan franceses y surfistas intrépidos. Comemos un manjar y en la tarde nos vamos de mercado para comprar regalos. También al final del viaje, y tras cruzar de nuevo el país hacia Dakar, hacemos una parada para reponer. Si bien, el viaje de vuelta “cuesta arriba” se hace mucho más largo y cansado. Llevamos encima todos los días de trabajo intenso, el calor y el cansancio. A pesar de todo, mantenemos alegría, cariño, humor y cordialidad y nos cuidamos para vigilar que estemos bien. Llegamos a otro lugar maravilloso, qué bien que haya tantos, paseamos por la playa, disfrutamos de la piscina y del patio tras la cena. Ambrosio nos cuenta información sobre la historia y cultura del país antes de irnos a dormir. Al día siguiente, continuamos la vuelta, lo peor del viaje de vuelta ya ha pasado. Visitamos una isla preciosa que llaman de las conchas, porque su suelo está cubierto de ellas. Es un lugar muy turístico que verdaderamente mantienen bien conservado, conscientes de la importancia de cuidar espacios, ojalá se extienda a muchos más lugares del país y no sólo para los que vengan de fuera, que ellos bien lo merecen también. Llegamos a esta isla a través de un puente que comunica con la península, atravesando una zona de bajamar lleno de pescadoras de ostras, pescadores, mujeres lavando mijo o animales acostados aprovechando el fresquito de la zona de barro intermedia, junto a tierra firme. Después del paseo, comemos y continuamos camino de Mbour y su Blue Africa, el alfa y, ahora, omega. Visitamos el mercado de pescadores y aprovechamos para fijar en la memoria los recuerdos visuales y olfativos de todo el gentío que nos rodea, es impresionante.
Vamos entrando en consciencia que esto realmente se acaba y estamos más cerca de Dakar, del aeropuerto de vuelta. Nos despedimos del equipo de Senegal hasta la próxima.
Seguimos en grupo, hacemos el viaje de vuelta de madrugada y llegamos a Madrid, nos decimos hasta luego y el resto del equipo espera su viaje de enlace hasta Valencia. Yo me voy a mi casita en Madrid, me vienen a recoger y me cuentan que el coche está lleno de polvo porque ha llegado una calima africana y que todo estará cubierto de arena en los próximos días. Nos hemos traído un poquito de África entre las alas. Termina este proyecto y nos volvemos a casa con otra mirada. Nos toca contarlo y que la onda expansiva siga sacudiendo, igual que nos ha llegado a nosotros, con cariño.
La primera vez que pisé suelo senegalés fue como cooperante en misión sanitaria de la mano de Yakaar África. Aquel sueño de la infancia que me acompañó en la adolescencia y en la madurez de mi vida, por fin tomaba forma.
Recuerdo que me abrumó muchísimo la acogida y amabilidad con la que nos recibieron. Mas tarde me enteré que a eso se le llama teranga senegalesa (jamás lo olvidé)
Cuatros años después y vuelta de mi tercera misión, me faltan palabras para describir que sentimientos albergo cuando piso Senegal. Quizás, solo quizás, podría asemejarse a la mirada tierna y acogedora de una madre antes de darte un abrazo que te reconforta. Ella siempre da más de lo que recibe. Así me siento yo, agradecida por todo lo que recibo.
Considero que ha sido una buena misión. Hemos hecho derivaciones a hospitales y a posibles cirugías, valoramos el índice de desnutrición infantil a través de los test de hemoglobina. Pensando que la prevención es el mejor método para la buena salud, realizamos talleres de lavado de manos e higiene bucodental, entre muchos otros.
Proporcionamos medicación y cuidados paliativos a una mujer que llegó a consulta diagnosticada de un cáncer de mama en un estado bastante avanzado y con fuertes dolores. Daba una y otra vez las gracias a Yakaar África porque ahora sabía que cuando venga a visitarla Azrael (el ángel de la muerte entre los musulmanes) ella lo recibirá sin dolor.
En cuanto a las personas integrantes del equipo solo tengo buenas palabras para referirme a ellas. Personas solidarias que piensan que los pasos pequeños producen grandes resultados, que han actuado igual que las nutrias, que se cogen de la mano cuando duermen para no separarse en el agua. Todo el equipo ha sido un todo dentro de Senegal. Les estaré eternamente agradecida por su compromiso, saber estar y por los momentos divertidos echándonos unas risas. Carmen Pina, Estefanía Pérez, Isabel García, Maite Sánchez, María García, Rubén Alfaro, Víctor Palacios, ya estáis para siempre en una parte de mi corazón, así como José María, Malik, Demian, Edu, Ati, Mor, Cheikh, Demba, Ambrosio y a todos los agentes de salud y matronas de los mismos. Muchísimas, muchísimas gracias a todas y a todos.
En líneas generales ha sido muy gratificante, recibes una visión sobre la sociedad marcada por la desigualdad entre continentes, y las necesidades que hemos creado en la occidental que no son necesarias; la población de Senegal precisa menos para ser más feliz, y la manera tan respetuosa de tratarnos, de cuidarnos, de desearnos salud (tan importante para ellos y tan poco valorada por nosotros). El equipo ha estado sobresaliente, adaptándonos unos a otros para ser más efectivos y siempre en un clima de trabajo de equipo y respeto mutuo. La líder del equipo (Carmen) ha estado sobresaliente, siempre preocu-pándose por nosotros y guiándonos en este viaje. Los guías locales (Ambroisse) y los traductores han estado perfectos, sin ningún tipo de problema y siempre con la seguridad de poder contar con ellos para cualquier imprevisto. Respecto al enfermero que nos ha acompañado (Aty), ha estado atento y aprendiendo y queriendo aportar en todo momento.
Sólo tengo palabras de agradecimiento a todo el equipo y a Yakaar África por darme la oportunidad de realizar esta cooperación con vosotros y a José María por ser tan cercano y por su trabajo realizado. Muchas Gracias y espero volver a encontrarme con vosotros.
Mi nombre es Carmen, y es mi segunda misión con Yakaar. La primera vez que fui a Senegal fue a País Bassari en 2020. La experiencia fue brutal, tanto que sabía que volvería. Después de dos años, tras la pandemia se reanudaron las misiones, Isabel me propuso Camanance y acepté
Me siento satisfecha de haber elegido Casamance, a pesar de que las dos regiones pertenecen a Senegal, he podido diferenciar la calidad de vida entre ambas. Aun siendo un país tan pobre, en País Bassari se puede apreciar mayor precariedad, mientras que la región de Casamance muestra una mayor opulencia en sus poblaciones. La pandemia ha causado una crisis mundial, pero en países subdesarrollados como Senegal, se ha elevado la pobreza, y eso es notoriamente preocupante.
Concluyendo, la misión ha sido en todos los aspectos muy positiva. El equipo de compañeros, extraordinario y profesionales de los que me he sentido muy unida, sin olvidarme de los guías y traductores, especialmente de Ambrosio del cual nos sentíamos protegidos y acompañados en todo momento.
La misión es dura, el viaje largo y pesado, pero tiene su recompensa, y esta llega cuando descubres Senegal, su gente, su paisaje y su TERANGA.
¿TE IMAGINAS?
Isabel García
Todo empezó con un ¿te imaginas? Y dos años después, esta ilusión apagada por el Covid, volvió a renacer. Y ahí estaba yo, gracias a Yakaar África y a su equipo, viajando el 27 de febrero de 2022 rumbo a Senegal. No podría decir que no tenía miedo o más bien inquietud, por cómo podría sentirme allí, por cómo reaccionaría la gente al vernos o cómo sería la situación allí, después de dos años de pandemia.
Todo hay que decir, que el inicio del viaje no era como me esperaba. Aterrizamos en Dakar, ciudad con un poco de caos, multitud de gente cruzándose, yendo de un lado para otro, sin orden, edificios en construcción, llanuras.
Sin embargo, conforme llegábamos a la zona sur de Senegal, Casamance y sus poblados, veíamos la África más auténtica, la más tradicional. Sus bosques, cabañas, caminos de arena, animales con sus crías, los niños tranquilos jugando en las calles, las mujeres y los hombres bajo la sombra de un Mango; se respira-ba paz y tranquilidad allí.
Y así era, cómo me sentía en los siguientes días. Su gente nos ofrecía todo aquello que podían y que esta-ba en sus manos. En primer lugar, sus centros, para poder atender a su gente.
Aunque había escasos recursos, nos organizábamos y dábamos lo mejor de cada uno de nosotros para tirar hacia delante cada día, con lo que ellos tenían y con lo que nosotros teníamos.
Una fusión perfecta, que permitía trabajar en armonía y tranquilidad. La gente del poblado estaba allí antes de que abriéramos, pero nos esperaban con una sonrisa siempre, sin revolucionarse, con tranquilidad y esperando su turno fuere cuando fuere. Nuestro entusiasmo por hacerlo cada día mejor, aumentaba solo de verles como nos agradecían luego nuestro trabajo.
Las mujeres del poblado cocinaban durante la mañana para darnos de comer.
Nos volvían a dar de nuevo, aquello que estaba en sus manos.
Los agentes de Salud también nos felicitaban al final del día, con su discurso lo agradecidos que estaban. Lo que no sabían, es que más agradecidos estábamos nosotros de poderles ver su cara de felicidad, el orgullo que sentíamos cada uno de nosotros de estar ahí en ese mismo instante pudiéndoles ayudar, lo que para nosotros tanto significaba como sanitarios, reforzando la idea que habíamos elegido la mejor profesión del mundo.
Así pues, podría decir que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, cuando hace dos años empezó con un “te imaginas” como una pequeña ilusión y se mantuvo ahí hasta que Yakaar África empujó por ello. Pero todas estas sensaciones no hubieran sido posible sin el equipo tan profesional con el que fui, sabiendo trabajar en equipo, contagiándome ellos mismos las ganas de dar lo mejor; pero especialmente la gente de allí, los traductores, los guías y la gente de Senegal contagiándonos su alegría diaria, recordándonos que vivamos cada día con la mayor alegría que podamos dar al mundo. Fueron ellos los que me enseñaron a mí una lección de vida.
Salimos de Valencia tras largos preparativos, con ese nerviosismo de quien va hacia lo desconocido y con la emoción de vivir una aventura para la que no sé si estoy preparada. Atrás quedan días de incertidumbre. ¿Llevaré lo suficiente? ¿Será lo apropìado? ¿Podría añadir algo más que fuera necesario?
El encuentro en el aeropuerto con el grupo es el comienzo. ¡Allá vamos! Todo sucede deprisa y despacio a la vez, y esa impresión se mantiene durante toda la misión. El trayecto me llena de sensaciones que me van acercando a un mundo diferente y que pese a no ser bonito, se va metiendo dentro de mí y me va atrapando.
La relación con mis compañeros es cada vez más intensa y se respira "buen rollo" y camaradería.
Empieza el trabajo y a pesar de la temperatura, las abrumadoras cajas que contienen tanta variedad de elementos y el espacio desconocido donde nos instalamos, todo fluye. Montamos y desmontamos, ahora aquí, luego allá y cada vez resulta más fácil adaptarse a los nuevos lugares.
La gente que acude a las consultas es verdadera-mente amigable, así como los colaboradores que nos arropan y facilitan la organización y la comunica-ción en nuestra labor diaria. Atendemos a personas con muchas necesidades mate-riales y asistenciales que adoptan una actitud respe-tuosa y agradecida con nuestra misión.
Eso hace que resulte una experiencia muy gratificante compartir con ellos lo poco que podemos aportar para mejorar su salud.
He sentido cantidad de emociones en este tiempo. La sensación de impotencia ante la injusticia que supone el que alguien tenga que sufrir cuando en otras circunstancias más favorables no ocurriría, la incapacidad física padecida por algunas personas por no tener acceso a tratamientos adecuados.
Pero de todas me quedaré con una positiva, con el espíritu de colaboración. Entre los miembros del equipo, con los traductores y compañeros del país y la observada en el día a día de estas maravillosas gentes entre sí.
Quiero expresar mi profunda satisfacción con la relación entre los componentes del equipo. Para mí han sido como una familia bien avenida. Cármenes, Estefanía, Isa, María, Rubén y Victor sois unos compañeros excelentes. Dos semanas parecen poco tiempo pero cuando se viven tan intensamente dejan una huella imborrable en la memoria. He sentido la pervivencia de unos valores, que en nuestra sociedad "desarrollada" parecen cotizar a la baja. Una alegría contagiosa que hace que el cansancio y el calor sean llevaderos.
Ahora hay una parte de mí que vive en Senegal.
Esta es mi segunda misión a País Bassari con Yakaar África, la primera fue en el 2020 y os aseguro que un trocito de mí se quedó allí para siempre. Siempre quise volver a este país que me dio tanto con su “teranga senegalesa” para seguir aportando mi granito de arena y contribuir a hacer un mundo más justo.
En esta ocasión mi viaje ha sido diferente, iba más relajada pues sabía a donde iba (aunque siempre te sorprende) y que me iba a encontrar con un Senegal de un calor sofocante, polvo, pobreza, injusticia, vulnerabilidad ante cualquier enfermedad, falta de necesidades básicas, hostilidad, sufrimiento…Pero también con un pueblo de relaciones, familia, amistades, amor, cariño, risas, naturaleza salvaje, amabilidad, hospitalidad, respeto, ayuda, y HOGAR.
Así me lo transmitieron mis amigos senegaleses y volvía con mucha alegría de reencon-trarme con ellos y poder abra-zarlos de nuevo. Ilusionada porque me acompañaba en este maravilloso viaje mi buena amiga Ros, la persona con quien quería compartir esta aventura y como siempre decimos: ¡Juntas hasta el fin del mundo! Esta vez, vaya si lo conseguimos.
He trabajado en esta misión en pediatría y he aprendido más de sus patologías, necesidades, también de sus costumbres, y como no de su alegría contagiosa. Enamorada de estos preciosos niños que me robaban el corazón cada día con sus caras de curiosidad, miedo o susto en la consulta y que en la calle se convierten en risas, abrazos, juegos, canciones, bailes, pompas….
Se divierten ante cualquier situación ajenos a los problemas de su país. Oír de sus bocas esa “ToubabCris” ¡¡¡me parece el piropo más bonito del mundo!!!
Esta misión que Isabel bautizó como de la Resistencia por haberse organizado en plena pandemia , con los problemas que eso conlleva y aun así haberlo conseguido, diría que ha sido mucho más que eso… Resistencia a lo imprevisto, saliendo del paso con valentía y compañerismo. A las situaciones duras y tristes haciendo que sean más llevaderas y alegres entre todos. Al cansancio y calor con duchas de cubos de agua y unas cervezas (Gazelles) compartidas.
A la injusticia con solidaridad y cariño. A la ruleta de la que intentábamos escapar pero que seguro que hizo que nos encontrásemos todos en este lugar. ¡¡Bendita ruleta!!
Me siento privilegiada de haber vivido esta experiencia con un gran equipo de toubabs profesionales, muy comprometidos y humanos a los que me llevo en el corazón para siempre y de los que he aprendido mucho, al igual que con nuestros queridos traductores que nos cuidan siempre y que sin su intenso trabajo no sería posible el nuestro. Gracias a todos por compartir momentos inolvidables, con mucho trabajo, calor, tristezas, alegrías, picante, relec, bailes, música, canciones, risas, gazelles, arroz, foño, cebolla, pollo, salsa de cacahuete, chocopen, más arroz, coladas, madrugones, sueño, más cebolla, malarone, 100 latas de atún, fotos, cine, conciertos, cumpleaños Manolo, fiesta Ousmane, boda, montañas, rezos musulmanes, final copa de futbol, juegos, la ruleta, muchos km en furgo, etc… Siempre unidos y compenetrados tanto en el trabajo como en el día a día con cariño, respeto y amor. Con todos vosotros compartiría todas las Ruletas y misiones del mundo.
Fue un honor asistir a la inauguración del centro de salud Isabel Chacón de Barobaye…. Una idea brillante de los enfermeros Cheikh y Daouda y muy merecida por el intenso trabajo de Isabel en la ONG desde hace 5 años. Propongo, que la próxima misión se haga en este centro, y estoy segura de que acudirán todas las niñas del pueblo llamadas Fatoumata Isabel Diallo, Isabel Ba, Isabel Toure, Isabel Cámara… Para conocer a la ya famosa Isabel Chacón ¡menudo triaje! Aquí no pondrá orden ni Vilma Picapiedra.
Destacar en esta misión la labor de los enfermeros, Cheikh y Daouda, con muy buena actitud y resolutivos, viendo lo importante que es su trabajo en estos poblados y también la de los estudiantes de enfermería becados por Yakaar África y su implicación por aprender y ayudar a su país. Una lección de vida la de estos chicos.
Agradecer a Isabel por estar pendiente de todo y de todos y su paciencia, siempre haciendo que nuestra labor sea más fácil, a José María por su entusiasmo que nos contagió … y eso que lo vimos poco. Enamorados de su proyecto. A Ambrosio por su gran paciencia y trabajo, seguro que aún tiene pesadillas con los toubabs, a todo el equipo senegalés de la ONG y a esas cocineras tan encantadoras y luchadoras.
Lo que te hace sentir Senegal es único, es mágico, difícil de explicar. Te hace reflexionar, olvidarte de tu mundo por un tiempo y vivirlo todo intensamente. Y vuelves con esa calma africana en tu cuerpo feliz y satisfecha por lo vivido junto a un sentimiento grande de nostalgia que te hace seguir allí por un tiempo.
¡¡Gracias Yakaar África por dejarme vivir estas experiencias junto a vosotros!! Hay lugares y personas que se quedan en uno para siempre… ¡¡Hasta pronto África!!
No ha sido un acontecimiento fortuito el verme de misión en Senegal, de hecho, mi familia me recuerda diciendo que quería participar en un programa de cooperación todavía siendo una niña. Estudié enfermería y aún se magnificó dicho pensamiento, busqué en varias ocasiones donde y con quien ir, pero la vida es caprichosa y justo en el momento que menos lo esperaba, en tiempos de pandemia y en medio de una de tantas olas se me presentó la oportunidad de mi vida: viajar al País Bassari, Senegal y además acompañada de una de mis personas vitamina. ¿Tentador verdad? Gracias Reme. Acepté, claro que acepté.
Cuando hablamos de cooperación internacional se suele asociar con grandes proyectos internacionales con ONGs conocidas, con gran experiencia y publicitadas. Pero éstas pese a ser tan importantes como necesarias, no representan a la mayoría invisible de la cooperación que se realiza. De hecho, este fue el motivo por el que no me atreví antes a vivir esta aventura, así que quiero empezar dando las gracias a YAKAAR AFRICA por contar conmigo y darles mi enhorabuena por tan buena organización durante la misión y por el trabajo tan laborioso y necesario que hacen en Senegal. Llegar a colaborar con las diferentes organizaciones locales, no solo a nivel sanitario sino también en educación (formando a futuros profesionales sanitarios, ingenieros etc.), economía (ayudan a crear negocios), agricultura (fomentan plantaciones de huertos de hortalizas) etc. genera un impacto social digno de admirar.
Me ha costado mucho sentarme a escribir esto porque ¿Cómo explico con palabras la impotencia que se siente al ver cómo la gente muere por algo que en tu país se soluciona con un par de bolsas de sangre? ¿Cómo explico lo que se siente al escuchar las carcajadas de los niños con sus cabezas llenas de tiña, con unas sonrisas preciosas pese a no tener ni un cepillo de dientes ni saber lo que es? ¿Cómo explico la paz y la calma inamovible de un lugar lleno de polvo, suciedad, ruidos y calor insoportable? Lo que se siente al ver los primeros rayos de sol asomando por el horizonte del río Gambia desde nuestro campamento de Afia, ¿cómo se explica eso? Nunca conseguiré describir mi experiencia en Senegal como se merece, en primer
lugar, por ser un sitio completamente diferente a todo lo que la mayoría conocemos y no es lo mismo describirlo que verlo y, en segundo, por sentirlo como algo mío, como lo he vivido y como lo he sentido, como he tratado de empaparme de la esencia de este país y quedarme con las mejores cosas: Sus paisajes, su cultura, su manera de entender la vida, su magia, su pureza, su gente.
Ellos son la pura definición de hospitalidad o como ellos dicen Teranga senegalesa, de fraternidad y también de la calma, en Senegal no existe la prisa todo es Danka Danka (poco a poco). Una conoce todo eso, observa, mira, se cuestiona, conversa y escucha; y se pregunta qué es lo que importa en la vida. Reflexiones y preguntas que el asfalto, los edificios y el caos de nuestra realidad no suelen inspirar.
Nosotros vivimos y ellos sobreviven. Las necesida-des básicas como perso-nas son las mismas, solo que las nuestras están cubiertas casi al nacer y ellos deben luchar por conseguirlas.
Por conseguir algo que llevarse a la boca, por conseguir algo de agua para paliar el calor sofocante. Ellos deben de recorrer en muchas ocasiones km para lavar en el río su ropa y tu solo le das a un botón, o a un interruptor para dar la luz, cosa que ellos ni se plantean. Por no hablar de su sanidad, escasa en recursos materiales y profesionales y a la que solo muy pocos pueden acceder ya que deben de pagar tanto por la atención como por los tratamientos. De ahí a que durante nuestra estancia en País Bassari hayamos visitado a tantísima gente y la considere tan necesaria.
Los primeros días fueron los más duros, choque de realidades, muchas ganas de ayudar a su población y en cambio me sentía mal, sentía impotencia. Esos días pensaba que yo estaba allí de paso y que realizar una cura un par de días o atender una urgencia puntual era insuficiente. Después yo me iría y ellos seguirían sin los medios necesarios para seguir con su tratamiento.
Entonces una pregunta, una afirmación y un cambio de chip: "¿Crees que si no les ayudarais habría tanta gente haciendo cola durante horas?" "Recuerda que no vienes a cambiar una realidad" gracias Alpha y gracias Isabel, no hay nada como aceptar la realidad que estas viviendo incluso con sus limitaciones (barrera idiomática, materiales, etc.) y aun así disfrutar de la experiencia. Con el paso de los días me di cuenta que nuestro trabajo era muy necesario por corta que fuera la estancia, y que tanto en pequeñas intervenciones (administración de tratamientos analgésicos, curas…) cómo en la intervención en casos más agudos (sutura de mano destrozada, posible ictus, fiebre en malaria…) más todas las derivaciones a hospitales fueron imprescindibles, la gente se iba agradecida y por tanto valió la pena.
Ha sido duro, a nivel profesional y a nivel personal, nunca es fácil salir de la zona de confort: levantarse durante 23 días a las 7am.
Recorrer km y km en furgoneta hasta llegar a los poste santé o a los campamentos, dejar atrás los lujos y ducharse con cazos de agua fría y sin luz, comer arroz (exquisito eso sí) día sí y día también, tener que lavar la ropa a mano, Relec y mosquiteras, incendios nocturnos, y la ruleta, bendita ruleta cuántos sustos pero también cuantas risas nos has regalado. Y es que cuando estas lejos de casa y viviendo en situaciones complicadas esos pequeños detalles son los que valoras; un abrazo, unas risas después de la cena, un concurso de canciones para conseguir papel de wc y un sinfín de etcéteras.
Conseguimos crear una atmosfera de generosidad y buen rollo que muy pocas veces he experimentado. Todos éramos diferentes (traductores, estudiantes, conduc-tores, médicos y enfermeras) y por eso todo estaba permitido, nadie tenía miedo de expresarse porque sabíamos que iba a ser bien recibido. Aprendimos a ver las virtudes de cada uno y engrandecerlas. No estoy segura de si la razón de esta gran convivencia fue el lugar, nuestra posición de voluntarios o si simplemente nuestras personalidades encajaron a la perfección, pero chic@s, habéis sido HOGAR.
A mi regreso a España cuándo me preguntan por esta experiencia, en ocasiones se refieren a ellos con pena o lástima y me da rabia, porque sí, "son pobres”, y gracias Alpha de nuevo porque lo tuve que escuchar de tu boca y todavía resuena dentro de mí. ¿Pero sabéis qué pienso? que pobres de nosotros, que no somos capaces de vivir en
paz, de disfrutar del momento y de agradecer a la vida lo que nos ha dado, que vivimos en medio del caos y no nos damos ni cuenta de lo mucho que nos tiene preparado el mundo. Porque yo fui allí con la intención de ayudarles, pero también ellos me han ayudado a mí.
Recordaré siempre este viaje como un paréntesis muy necesario en mi vida, donde he aprendido a ver el mundo desde otra perspectiva. Porque la Helena que se fue no es la Helena que volvió, porque puede sonar a tópico, pero ÁFRICA CAMBIA. Y porque tengo claro que esta experiencia acaba aquí, pero espero poder repetir cuando y donde sea, pero siempre con mi equipo del alma porque ÁFRICA ENGANCHA.
Firmado una Toubab contenta.
Me uní a esta maravillosa aventura gracias a mi amigo Javi, quien me recomendó a Isabel para formar parte del equipo. Yo conocía previamente las misiones desarrolladas por Yakaar Africa ya que antiguos compañeros míos habían formado parte de la expedición en años anteriores, y por tanto, no dudé en aceptar la propuesta.
Sin embargo, además de las ganas tenía una sensación de vértigo, del temor a lo desconocido y a no saber qué te vas a encontrar allí, sensación que fue en aumento conforme se acercaba la fecha del viaje, aunque tuvimos hasta el final la incertidumbre de si podríamos viajar por la pandemia.
No obstante, desde el primer minuto la experiencia ha sido sensacional, a pesar que el viaje no empezó con buen pie ya que estuve los primeros días sin maleta porque se perdió en el aeropuerto. Quiero aprovechar para reconocer a la organización de la ONG en Senegal que se encargara de todo y la hiciera llegar a la otra punta del país.
Los primeros días de trabajo fueron un duro golpe de realidad de lo que nos esperaba allí. La población generalmente no puede permitirse el acceso a la sanidad, y la misión no había podido acudir en los dos últimos años a causa del Covid, por lo que la demanda asistencial era alta, y además el cambio que supone no disponer de todo lo que tienes en Europa y que puedas ofrecerles únicamente el limitado número de medicamentos a tu alcance es algo difícil de gestionar. Por otro lado, fue una lástima no poder contar con el ecógrafo del que disponemos por problemas técnicos y que habría sido de gran utilidad para nosotros.
Afortunadamente, el trabajo en equipo facilitó el cambio de chip y las jornadas se hicieron muy amenas gracias al compañerismo con el resto de voluntarios y traductores, sin quienes no podríamos realizar esta misión. De todas formas, te queda un regusto amargo por no poder ayudar a los pacientes de la forma en que te gustaría, aunque me quedo con las palabras de uno de los traductores, “aunque tú creas que no estás haciendo nada, para nosotros los que haces vale mucho”.
El paso de los días hace mella en las fuerzas de quienes formamos parte de la misión. Son muchos días seguidos de trabajo, muchas aldeas, muchas horas diarias de dedicación que poco a poco pesan física y mentalmente. Por eso, y aunque desde mi punto de vista me es imposible saber la viabilidad de lo que voy a decir, me gustaría proponer la realización de jornadas intensivas de trabajo, alargando un poco la consulta a mediodía antes de comer sin tener que volver luego, ya que se hace muy difícil retomar el trabajo, el calor es sofocante, y realmente en las pocas horas de sol restantes, por norma general el volumen de pacientes ha sido escaso. Por otro lado, creo ayudaría a sobrellevar la misión introducir varias mañanas o tardes libres a lo largo de la misión. Por ejemplo, la excursión a la cascada de Dindefelo se realizó el último día de nuestra estancia allí y no el primero como estaba planeado, y creo que a todos nos vino muy bien esa tarde libre de desconexión, así como la subida a Iwol días más tarde.
En cuanto al modo de vida allí, me resulta sorprendente lo fácil que ha sido vivir con las supuestas incomodidades con las que nos íbamos a encontrar, y sin los lujos que tenemos aquí.
La ducha con un cubo y una jarra ha acabado resultando relativamente cómoda, , con frecuencia con el agua a una temperatura agradable a causa del sol.
A mi parecer, mucho mejor que el chorro de agua fría de una ducha, como tuvimos en algún campamento durante el viaje hasta País Bassari. La comida, aunque acaba haciéndose algo monótona, está deliciosa y la gente allí es muy generosa con nosotros.
No puedo terminar este informe sin hacer una especial mención a todos los miembros del equipo, así como a los traductores y al resto de la organización de la ONG. Sin ellos, aunque suene a tópico, no habría sido posible disfrutar tanto de la experiencia. Hemos hecho una comunión increíble, no ha habido mal rollo, y los buenos momentos y las risas nocturnas han sido fundamentales para desconectar del trabajo diario. Podría escribir líneas y líneas sobre cada uno de ellos, mil anécdotas, pero incluso así no haría justicia a lo que me llevo en el corazón. Con ellos haría una y mil misiones más, hasta en el sitio más inhóspito del planeta.
Como conclusión, ha sido una experiencia única e inolvidable, de la cual no quería volver. Cada vez que me preguntan cómo ha ido el viaje soy incapaz de describir todo lo que hemos vivido. A pesar de la dureza en el trabajo, ha valido la pena todos y cada uno de los segundos que he estado allí, me he enamorado de la cultura y la gente de Senegal, y estoy deseando repetir el próximo año y, a poder ser, rodeado del equipazo que me ha acompañado.
No tuve ni la más mínima duda el día que recibí un correo de Isabel preguntándome si estaba interesado en participar en la misión de País Bassari de este año. Era una “locura” que me prometí y necesitaba repetir después de mi primera experiencia en Casamance hace 2 años. Ya entonces nos pusieron los dientes largos algunos compañeros, comentando que en País Bassari se vivía una experiencia africana más auténtica (sin desmerecer para nada a Casamance). Y no les faltaba nada de razón.
Bueno, reconozco que en las 24 horas previas a coger el vuelo a Dakar me asaltaron algunas dudas de enfrentarme a “lo desconocido”, nunca me ha resultado fácil cambiar de aires. Paradójicamente, esa misma situación me ocurrió el último día de la misión: había estado tan a gusto las últimas tres semanas que no quería volver a enfrentarme a mi realidad en España. Pero entonces la experiencia no estaría completa.
Como dije en la anterior ocasión: el viaje personal comienza en el momento que vuelves a España.
Es muy triste decirlo, pero hasta que no te encuentras de nuevo en tu “zona de confort”, no eres consciente de lo que has vivido y dejado allí. Estando allí, si te abres de par en par, quedas expuesto y te mimetizas con ellos, con la gente con la que has compartido tu vida y tu profesión y dan sentido a la misión: pacientes, traductores, conductores, cocineras, personal sanitario del país, apoyo logístico de la ONG… Aprendes a dejar de lado las comodidades del “primer mundo” y al final te acostumbras a usar un bidón de agua y una jarra para ducharte cada día (al lado de esto, el tener que usar agua mineral para lavarte los dientes ya es una simple anécdota).
El trabajo es duro, las cosas como son. Al día veíamos más pacientes de lo que estamos acostumbrados aquí. Y al final del día tenías la sensación agridulce de haber
ayudado a mucha gente, pero a la vez sabiendo que probablemente habrías podido hacer más con los recursos que tenemos aquí. Con algunos diagnósticos se nos caía el alma a los pies y era muy difícil combatir la impotencia y la frustración de no encontrar una solución que en nuestro medio es aparentemente sencilla. Cada vez que alguien me preguntaba “¿qué tal?” desde España, siempre respondía lo mismo: “muy feliz y muy duro a la vez, pero balance siempre positivo”.
Más allá del tema sanitario, no puedo olvidarme del gran equipo que hemos formado todos los voluntarios de esta misión. Compartir tu vida 24/7 con ellos es la clave para seguir teniendo fuerzas y alegría para comenzar cada día de trabajo. Una sonrisa, una broma, una palabra de apoyo, un abrazo… aquí quizá pasen desapercibos estos gestos a veces. Pero allí, al estar expuestos a la realidad, se reciben como un regalo. No hay mejor definición: todos ellos han sido un regalo estos días.
Poco más de una semana después de aterrizar escribo estas líneas. Y todavía no considero que haya aterrizado al 100%.
Ya he visto a mi familia, he disfrutado con amigos y he tenido turnos interminables en el hospital; pero aún así, todavía tengo en mente la experiencia vivida allí. Sé que, por desgracia y experiencia, se irá diluyendo a lo largo del tiempo. Pero esta vez presiento que va a durar un poco más que en ocasiones anteriores.
Por último, quiero recordar a Alpha, uno de los traductores que me han ayudado a entender un poco mejor a los pacientes y una bellísima persona. Me quedo con unas palabras que dijo la última noche de la misión, intentando recoger entre todos la experiencia vivida: “somos pobres”. Me removió por dentro el oír esa frase de su boca. No nos engañemos, todos lo pensamos cuando nos hablan del “tercer mundo”, para nosotros es sinónimo de “pobres”, aunque nos cuesta empatizar desde nuestra vida acomodada porque no los vemos. Pero que sean ellos los que te lo digan te hace darte cuenta de la realidad, de su realidad. Somos unos afortunados por nacer donde hemos nacido, nunca me cansaré de repetirlo y cada experiencia que cargo sobre mis espaldas (y mi mente y mi corazón) me lo demuestra con creces.
Nuestra aventura ha estado marcada por nuestra querida ruleta. Hemos vivido una pérdida de equipaje, un pinchazo de rueda en pleno traslado, varios incendios, una subida a Dande, un positivo en covid, el calor infernal de Pèlèl, tempestades de polvo africano, un pseudo-secuestro por la barrera idiomática, olvidos en la toma de malarone, unas cuantas urgencias que nos tocaron en lo más profundo del alma incluso hemos llegado al vuelo en última llamada…sí amigos, la ruleta no ha parado de girar durante estos 23 días. Pero también hemos vivido el tan ansiado reencuentro con las maletas, varias caídas graciosas tras la jornada en Dande, la sensación de un buen trabajo en equipo, un concurso de papel de baño, conciertos con el baño como escenario, noches a merced de las estrellas bajo el cielo africano, eventos únicos en el mundo como el cumpleaños de Manolo o la victoria de Senegal en la copa africana, e incluso se nos ha escapado una lagrimita al reencontrarnos con unos creps.
La misión ha sido dura. Senegal es duro. África es dura. El primer día de consulta tuvimos dos urgencias en menos de 10 minutos. Conecté enseguida con la realidad de la población que atendíamos. Escaladas de niños en ayunas para poder asistir al colegio, el peligro de las bombas de aguas manuales que nos dejó una mano catastrófica de un niño de tan solo 2 años, los pozos como agua servible, la extrema pobreza que nos traía a pacientes con anemias severas, sepsis muy evolucionadas, la fragilidad de la infancia, la escasez de sanidad, los barracones escolares como hornos de educación, la gran carga que sostienen las mujeres… la vida aquí es muy frágil.
Mirando el lado bueno, Senegal también ha sido felicidad. Y es que, África reinicia la vida. Contactar con los poblados ha sido mágico, nos han acogido y nos han integrado en su cultura.
Hemos disfrutado de la teranga senegalesa, de los baobabs, del ritmo hipnótico de la música africana, incluso hemos bailado como puras senegalesas (o al menos lo hemos intentado). Los africanos me han demostrado lo que es crecer frente a la adversidad y es que al final “El principito” tenía razón: “lo esencial es invisible a los ojos”.
Si me preguntas que destacaría de todo, sin duda al gran equipo con el que he compartido esta gran aventura. Ellos han sido refugio, apoyo y familia. Han convertido los momentos duros en agridulces, y los alegres los han hecho exponenciales.
Cuando me planteé realizar la misión tan solo quería desconectar para conectar. Y la verdad es que lo he conseguido, he conectado con mi parte más humana, con la tristeza, la adversidad, la sorpresa, la empatía, la alegría, la felicidad. Y es que todas estas emociones me han regalado un poquito de vida. Diarama País Bassari.
Resulta difícil poder plasmar en este texto todo lo que hemos vivido durante esta Misión Sanitaria organizada por Yakaar África, en País Bassari, Senegal, del 23 de enero al 14 de febrero de 2022.
Imaginaros, una misión que empezó a formar su nuevo equipo en octubre de 2021 y que tuvo su fecha de salida en plena sexta ola de la pandemia COVID19, momento en el que la aparición de la variante ómicron había conseguido que en España tuviéramos la incidencia acumulada más alta, y que cada uno de los miembros del nuevo equipo tuviera compañeros, familia y amigos infectados y aislados.
La incertidumbre de si podríamos o no hacer la misión era total.
Finalmente, fue posible. El 23 de enero la “misión sanitaria de la resistencia” emprendimos el viaje cargados de medicamentos y material sanitario, pero también de ilusión y cierto temor por lo que nos podríamos encontrar. Llegamos a un país donde, a nivel sanitario, el coronavirus era uno de los temas menos prioritarios. Donde la sanidad es un verdadero lujo que la mayoría de su población no se puede permitir, quedando desprotegida, (la sanidad no es gratuita y deben de pagar por la atención y medicamentos). Donde hay una escasez de profesionales de salud formados y una falta de recursos e infraestructura sanitaria tremenda. Y donde la mayoría de la población es atendida en puestos de salud, por el agente de salud comunitaria y la matrona, ya que los escasos médicos que hay están en los hospitales.
Acertadamente, nuestra primera visita fue a la farmacia (donde compramos aquellos medicamentos que pensábamos que nos podrían faltar, a parte del cargamento que traíamos desde España y donde vimos los trámites y dificultades para la compra de fármacos que existía) y al hospital de Kedougou, hospital más cercano a la zona de País Bassari, donde deberíamos derivar para pruebas o ingreso a nuestros futuros pacientes. Imaginaros que baño de realidad recibimos, cuando nos mostraron la “unidad neonatal”, unidad que no era atendida por pediatras (pues no disponían) y donde el apoyo respiratorio máximo que podían proporcionar eran gafas nasales.
Durante la misión, hemos estado en las poblaciones de Dindefelo, Dande, Pelel, Afia, Nenefessa, Thiabedji y Bandafassi donde hemos montado nuestro punto de atención sanitaria en puestos o centros de salud, colegios e incluso en un hospital abandonado, donde al llegar acondicionábamos el espacio y preparábamos todo el material, equipo y fármacos que llevamos para atender a la población.
En pediatría, todo niño que acudía lo pesábamos, tallábamos y medíamos. Además, la ONG implementa un proyecto de detección y tratamiento de la anemia y desnutrición en menores de 5 años. Por tanto, a todos estos niños, sistemáticamente les hacíamos una hemoglobina capilar (ver AQUÍ) y el MUAC (medición de la circunferencia del brazo superior izquierdo) (ver AQUÍ). El disponer de analizadores de hemoglobina automático nos permitió diagnosticar gran cantidad de casos de anemia en niños y adultos.
A parte de anemia y tiña que parecían ser los problemas más básicos que presentaban los niños, quizás, los casos que más vimos en pediatría estuvieran relacionados con procesos infecciosos respiratorios y diarreas.
También diagnosticamos varios casos de malaria y de drepanocitosis (enfermedad hereditaria de la sangre) e iniciamos tratamiento. Así como casos de desnutrición, a los que les proporcionamos
suplementos alimentarios y derivamos a los agentes de salud o enfermeros de la zona para su seguimiento. Durante estas semanas, pudimos ver de primera mano cómo, aquí, la lactancia materna es un elemento clave para la supervivencia de los neonatos y lactantes. Gracias a que la mantienen durante un par de años, consiguen complementar la escasa alimentación de la que disponen, que se centra mayoritariamente en arroz y fonio. Muy pocos pueden tomar alimentos proteicos. Aquí la tetanalgesia, (método que en nuestro ámbito es una medida no farmacológica de tratamiento del dolor), las madres la aplican de una manera natural, y los niños se cogen a la teta para alimentarse, pero también para tranquilizarse.
Desde pediatría, se cribaron gran cantidad de casos relacionados con hernias umbilicales, frenillos, y otros problemas que precisaban cirugía que posteriormente, serían intervenidos por otra ONG, así como también se realizaron diversas derivaciones al hospital para pruebas y/o ingreso.
También acudieron niños con problemas neurológicos, síndromes o malformaciones congénitas, incluso problemas oncológicos.
Cada vez que acudía un niño con este tipo de problema de salud, me entristecía pensando que el derecho a la salud y a una mejor calidad de vida, lamentablemente, está vinculado al lugar al que naces.
Durante días, estos casos me generaban frustración y me preguntaba: ¿realmente, que estemos aquí les ayuda? No podemos cambiar sus vidas. Pero nos íbamos encontrando con otros casos con patología aguda que mejoraban en horas con los tratamientos intravenosos y cuidados que les administrábamos. Y pensaba… Sólo por estos ya ha valido la pena.
Me quedo con la imagen que nos proporcionaban los niños cuando llegaban con sus madres o sus hermanos mayores, algunos super asustados al ver que una “tubab” (persona blanca) se acercaba a ellos para pesarlos, tomarles la temperatura o explorarlos.
Otros, por muy pequeños que fueran, nos mostraban una mirada tímida y curiosa, que al final se transformaba en una sonrisa. Es curioso cómo lográbamos conectar con algunos niños a pesar de las dificultades de comunicación que podíamos tener por la lengua.
Ha sido toda una experiencia formar parte de este equipo sanitario. Con vosotros (Isabel, Javi, Rubén, Reme, Helena, Amparo, Cristinas y Silvina) repetiría misión en cualquier punta del mundo.
Un equipo que se ha mantenido unido y ha regalado sonrisas y buen humor a diario, pese al gran esfuerzo rea-lizado y pese a que “nuestra ruleta” no ha parado de girar.
También ha sido todo un lujo conocer a los futuros enfer-meros de los poblados en los que estuvimos que beca para su formación la ONG.
Gracias a nuestros compañe-ros senegaleses, traductores, conductores, estudiantes de enfermería… que trataron transmitirnos y sensibilizar-nos, en todo momento, de las necesidades de salud que tiene su población y sus carencias, así como su voluntad de cambio. Sin vosotros esta misión hubiera sido imposible.
“Gràcies Cristina Durá per pensar en mí i proposar-me per a formar part de l'equip de pediatria” (esto es el “sumun de “nuestras tapaderas”) y como no, a Isabel Chacón (nuestra “chef de terreno”) y a Jose María Piñero por confiar en su criterio y por apoyarnos y cuidarnos estos días. Las nuevas incorporaciones esperamos haber conseguido superar la “prueba” y haber estado a la altura.
Gracias a nuestras familias, amigos y compañeros que también han apoyado esta misión proporcionándonos ropa, calzado, gafas, juguetes, material escolar…. que hemos dado a aquellas personas que creíamos que más lo necesitaban.
Me llevo la mochila cargada de historias de vida, vivencias, imágenes, personas y abrazos, que creo que me acompañaran durante un largo tiempo… De momento, esta noche (estas palabras las he escrito la mañana siguiente de llegar a España), no he podido dejar de soñar y revivir muchas de las vivencias de los últimos días.
Gracias Yakaar África por brindarme la posibilidad de vivir esta experiencia y, sobre todo, por luchar con vuestros proyectos para que el derecho a la salud sea una realidad en Senegal.
PREPARATIVOS
Voy a Senegal con Ousmane. No ha sido fácil, por dos veces he tenido que retrasar mi marcha a Senegal, ya que los papeles de Ousmane no estaban listos. El día anterior a nuestro viaje teníamos que recogerlos definitivamente. No fue sin susto. La policía encargada de dárnoslos nos pone nuevos problemas. Esto no parece acabar nunca. Al final, nos da el ansiado NIE, temporal por un año. El próximo año nueva lucha, no se si me queda aliento. Cuando salgo de la comisaría aprieto la mano de Ousmane con todas mis fuerzas y los ojos se me inundan. Él se queja muy tímidamente porque sabe por lo que hemos pasado los dos en estos días y que es el momento de que saquemos los nervios por algún lado.
El día siguiente, es el día del vuelo y todavía tenemos cita en el ayuntamiento para el padrón, aquí los nervios son culpa mía, me he dejado el NIE de Ousmane en casa y a la hora punta de la mañana tengo que recorrer Madrid de punta a punta para recuperarlo. Llegamos dando la hora de la cita en el reloj. Gracias a Dios la señora del ayunta-miento es muy agradable y no hay ningún problema.
No estoy dispuesto a pasar más malos ratos. Como siempre voy con los pesos de las maletas al límite, tanto en el equipaje a embarcar, como en el de mano. Me presento 3 horas y medias antes de la salida del vuelo en el aeropuerto porque me entero de que una azafata de tierra que conoce a Ousmane está de servicio. Efectivamente, con su ayuda todo son facilidades y podemos volar sin problemas.
Las llegadas a Senegal también me dan bastante miedo. Llevo 4 portátiles, unos 8 o 10 móviles y todo tipo de enseres para Ousmane, su familia y, de paso, medio Senegal, dos equipaciones completas de futbol y 3 balones de reglamento. Odio el momento en que, una vez pasado el control de entrada y recogidas las maletas, hay que sacarlo todo de los carros y pasarlo por un scanner gigante. Siempre me pregunto para qué. Nunca he visto parar a nadie, pero siempre imagino que me van a decir algo por todo lo que llevo.
Al final, pasamos todos los obstáculos y Ousmane y yo dormimos a pierna suelta, en el Hotel Blue África de Mbour. Eso sí, solo 4 horas que a las 5 de la mañana hay que salir para Bandafassi.
BANDAFASSI
En Bandafassi está la misión sanitaria de Yakaar. Hacemos una primera visita rápida porque tenemos que salir lo más rápida-mente posible para Landieni, pueblo de Ousmane, y antes tengo que comprar un colchón para dormir esta noche en el suelo de una de las cabañas. Están todas ocupadas y no me quiero ir a dormir a otro sitio porque me apetece convivir con nuestra misión sanitaria.
Cuando llego a Landieni me doy cuenta de la magnitud de la fiesta de iniciación que se prepara mañana para Ousmane. Hay un montón de hombres en círculo y se nota frenética actividad por todas partes. Me enseñan la vaca que supuestamente vamos a comer mañana. Todo parece preparado, menos mal que hemos conseguido los papeles.
La cena con los miembros de la misión sanitaria resulta un momento especialmente agradable. Es un grupo que mezcla juventud y experiencia pero con muy buenas dosis de humor, lo que ha hecho que, a pesar de las difíciles condiciones que se viven en nuestras misiones, el buen ambiente general no haya faltado nunca.
Entre esta noche y la siguiente realizamos un proceso de puesta en común de problemas soluciones, iniciativas y, sobre todo, sentimientos de lo vivido estos días. Ha habido problemas por la dificultad de juntar toubabs (españoles) y traductores a la hora de comidas y cenas. Es algo que ya ha ocurrido en otras misiones sanitarias y que en esta ocasión creíamos que teníamos arreglado, precisamente debido a esas experiencias previas, pero ha habido un malentendido y hemos vuelto a tener tensiones. Lo que queda claro es que nuestra voluntad siempre ha estado a favor de que el grupo funcione como un auténtico equipo en todo momento y, si ha habido algún problema, debe aclararse ente los que han dado pie al malentendido.
Cuando se hace la ronda de las impresiones personales de los miembros del grupo, todo el mundo manifiesta su gran aprecio por la experiencia vivida, la camaradería del grupo, el “buen rollo” y como todo se ha desarrollado dentro de un gran ambiente general. Los toubabs manifiestan su admiración por la capacidad de la gente senegalesa para adaptarse a la situación tan precaria en la que viven y que, en cierto modo, provoca la envidia de ver cómo se puede vivir casi sin nada, solo lo imprescindible. No podemos dejar de resaltar que esa vida sencilla esconde una incertidumbre tremenda sobre la capacidad de obtener los recursos necesarios para alimentar a la familia cada día y una enorme vulnerabilidad, como te ocurra algo un poco serio, la rotura de un brazo o una pierna, te puedes a acordar toda tu vida.
Las misiones son para el personal sanitario una ocasión de encontrarse con una medicina “diferente” sin datos. Vuelve el ya casi perdido “ojo clínico”, que deja la duda de si se habrá acertado con el diagnóstico y tratamiento adecuados. Además se tiende a valorar poco la cantidad de casos que, al final, se resuelven con un paracetamol o un ibuprofeno pero quizá no se tiene en cuenta que es la única ocasión en la gente de los poblados puede ser escuchada, con el debido respeto y atención, por parte de un profesional sanitario. Eso en esta zona es casi una experiencia única en su vida.
Empiezo el dia siguiente obsesionado con el proyecto de sustituir la alimentación de la bomba que abastece de agua a todo Bandafassi por los paneles solares que trajimos ya hace un año. Me encuentro con la agradable sorpresa de que ayer termina-ron los trabajos y está comenzando a utilizarse la nueva instalación por primera vez. Hay un pequeño problema de que el regulador que hemos comprado, aunque nominalmente debería dar potencia suficiente para alimentar la bomba, parece que se queda un poco corto.
Las condiciones de luz, hay abundante polvo en el aire en el momento actual, tampoco permiten sacar toda la potencia de los paneles. A pesar de ello el sistema funciona y el depósito va llenándose, pero quizás más lentamente de lo que quisiéramos.
Se nos ocurre hacer un llenado inicial total por la noche con el grupo electrógeno y ver si a partir del mismo, podemos con los paneles solares ir rellenando el consumo diario. Vamos también a tratar a ver si nuestros amigos de la Fundación EKI nos echan una mano para ver cómo podemos optimizar la instalación. En cualquier caso es un éxito porque la energía necesaria para alimentar el sistema va a cambiar práctica-mente en su totalidad de ser gasóleo a solar con el consiguiente ahorro en la factura.
Quedamos con los técnicos en tener una reunión la semana que viene con toda la población para explicar que el sistema va a bajar enormemente el precio del agua, pero que no va a ser cero, porque todos los equipos requieren de un mantenimiento elevado. Por ejemplo, los paneles habrá que limpiarlos todos los días y la bomba es un elemento que puede tener muchas averías y para la que convendría tener un recambio.
BARABOYE.
Según llegamos a Bandafassi nuestros estu-diantes de enfermería y Assanatou, una de las encargadas de nuestro campamento, nos dan una sorpresa: han confeccionado un cartel para dar al centro de salud de Baraboye que inauguramos hace unos meses, el nombre de Isabel Chacón, la jefa de nuestras misiones sanitarias. Quieren que sea una sorpresa y solo me lo cuentan a mí para que mantenga el secreto. Así que colamos como podemos en el programa de mañana la visita a Baraboye entre las consultas de la mañana, que afortunada-mente lo permiten y la fiesta de la iniciación de Ousmane que es a primera hora de la tarde.
En Baraboye la fiesta es mucho mayor de lo que pensábamos y nos reciben con música y danza de un grupo de chicas local. A continuación hay discursos del jefe del poblado, el representante del alcalde, la matrona, la enfermera de la zona, hasta que llega nuestro estudiante, ya enfermero, Daouda y revela el verdadero objeto de la visita, el descubrir la placa con el nombre de Isabel. Lo dice tan bajito y en francés que nadie se entera y tengo que “traducirlo” a gritos para que la homenajeada se lleve la sorpresa de su vida.
Isabel estaba encantada, pero sobre todo lo estaba el grupo, que ve reconocido en su nombre la labor desarrollada a lo largo de estos días de trabajo en Senegal. Descu-brimos la placa, trapo sujeto con tiritas como cortinilla, y acabamos dirigiendo tanto Isabel como yo unas emotivas palabras a la concurrencia. Ha sido un acto muy bonito, además con sorpresa incluida para la homenajeada, lo que le ha hecho todavía más emotivo, si cabe.
DIA DE DESCANSO.
Después de las fuertes experiencias del dia anterior, con el bautizo del centro de salud de Baraboye y la iniciación de Ousmane, hoy se despide la misión sanitaria. Traductores, estudiantes y nuestras encar-gadas del campamento vienen a despedirse con gran cariño del equipo español desplazado a la zona. Muchos de los españoles afirman que se quedarían aquí con mucho gusto, pero es hora de volver.
Yo aprovecho para llevar a Ousmane y a sus amigos a la piscina. Es una tradición que he empezado los últimos años, debido al sentimiento de ponerme en la piel de esos niños que ven como Ousmane va y viene, disfrutando en España de unas comodi-dades por ellos nunca vistas, mientras que ellos permanecen en su pueblos sin casi salir. Así que nos vamos al hotel Le Cocotier y pasamos el dia en la piscina. No sé si es la piscina o la comida en restaurante o la posibilidad de alejarse del poblado por un rato lo que les apetece más, pero la verdad es que disfrutan como locos y yo al verles.
Aunque es dia de descanso aprovecho para cerrar con los responsables del abastecimiento de agua el llenado del depósito para ver si conseguimos que el sistema funcione completamente y eso nos da la excusa para plantear una reunión con la población para que se conciencien de que a pesar de la bajada del precio es importante tener ingresos para el mantenimiento del sistema.
DINDEFELO
De buena mañana me voy con Seydou a Dindefelo donde nos espera Doba. Empezamos nuestro trabajo con la visita al Centro de salud donde nos espera Diop el enfermero. Le tenemos que dejar las cajas que necesitan con el hierro que han prescrito los médicos a los niños de Pelel y Afia. Aprovechamos para hablar del sistema solar del centro de salud. Tienen 7 paneles pero no consiguen, ni que funcione la bomba del agua, ni que haya luz de noche en el centro. Nosotros contamos con la mitad del sistema solar que no se ha utilizado para el abastecimiento de Bandafassi: El regulador y las baterías. Hemos pensado en hacer un mix de modo que con estos materiales podamos conseguir, junto con los paneles que ya tienen, que el sistema funcione. Están muy ilusionados con ello
Pasamos a la alcaldía donde nos espera Kikala, el alcalde que acaba de ser reelegido. Después de darle la enhorabuena de rigor, pasamos a centrarnos en la faena. Yo le planteo claramente que estoy muy enfadado porque el vicealcalde le ha dicho a nuestra ingeniera Marta que no les habíamos consultado antes de empezar el proyecto. Le recuerdo al alcalde que depositamos el proyecto completo en francés en la alcaldía y que celebramos una gran reunión con la alcaldía, las asociaciones, la reserva y hasta el imán de la mezquita para explicar el proyecto y recabar su colaboración.
También le recuerdo que la alcaldía se había comprometido a empujar el proyecto y a pagar la persona que debe recoger los residuos y llevarlos a vertedero. Solo si la alcaldía dejaba de hacerlo serían las asociaciones las que asumirían el coste. Al final, ni unos, ni otros se han hecho cargo y hemos tenido que volver a ponernos a reflotar el proyecto. Labor que hizo Marta en el pasado mes de enero. Incluso hemos tenido que volver a contratar una persona para que se haga cargo del vaciado de los contenedores y su transporte al vertedero.
El alcalde, aunque no parece reconocer que en el pasado hayan adquirido ningún tipo de compromiso, se muestra dispuesto a colabo-rar de cara al futuro, siempre que sea la alcaldía la que se encargue de coordinar y dirigir el proyecto. Yo vuelvo a insistir que ese ha sido siempre nuestro objetivo. Que siempre hemos dejado muy claro que estamos dispuestos a asumir las inversiones que sean necesarias, pero que es la pueblo de Dindefelo al que corresponde organizar la explotación del sistema, una vez puesto en marcha. Nuestro problema nunca ha sido quien dirija el proyecto sino que haya alguien que lo haga y que se encargue de organizar y distribuir todas las tareas.
En la reunión está también el director de la reserva y el de la escuela elemental y les pedimos que a través de los guías de la reserva y de los profesores de la escuela se impliquen en la tarea de concienciar a la gente de la importancia de la limpieza e informen del correcto uso de los contenedores.
La reunión parece que acaba con éxito y que la alcaldía comprende su papel de líder en la coordinación y organización del sistema. Inch allá, que dicen por aquí.
Después de comer recibimos la visita del nuevo encargado de vaciar los contenedores y trasladar la basura al vertedero. No me produce muy buena impresión porque después de empezar pidiendo nuevos útiles para la faena, comprobamos que en una semana apenas ha hecho nada y los contenedores se encuentran casi llenos, sin parecer que el trabajo avance.
Menos mal que la última visita es a la huerta que tenemos en el poblado donde nos recibe Aliou con su eterna sonrisa y nos muestra la huerta rellena a rebosar con más de 600 bancales atendidos por 40 trabaja-doras mujeres que cultivan casi de todo. Es una preciosidad en esta época cuando llevamos más de 3 meses de época seca, ver como la huerta de Yakaar África en Dindefelo es un auténtico vergel. Las mujeres están muy contentas porque la huerta les produce suficiente para el consumo familiar y encima les permite la venta en el mercado. Antes para conseguir algo parecido, pero mucho más caro, tenían que ir a Kedougou con un coste de despla-zamiento tanto en tiempo como en dinero.
Al dia siguiente empiezo de buena mañana con una vista turística a la cascada de Afia que a su vez empalma con la de Segou. La de Segou se ve desde arriba. Ambas cascadas llevan muy poca agua y aunque tienen rincones bonitos no merecen ni mucho menos la pena de la gran cascada de Dindefelo.
En el pueblo de Dindefelo visito al director de la escuela elemental para hacer un video de promoción de nuestra gala de danza en Villafranca del Penedés. Los niños participan encantados en la grabación del video y luego al repartir los caramelos se forma el gran tumulto, menos mal que intervienen los profesores del colegio y consiguen imponer el orden.
BADALA
De camino a Bandafassi vamos recorriendo las diferentes huertas donde hemos instalado paneles solares. Empezamos por Badala que es la más pequeña, pero más bonita de todas. Atravesar el poblado ya es una experiencia ya que se hace a través de una estrecha “calle” entre las diferentes concesiones.
Se nota que han terminado hace poco los trabajos de instalación de los paneles solares porque la huerta todavía está reciente. Han instalado 7 paneles y todo parece funcionar correctamente. La gente del poblado con su jefe Aliou al frente está muy, pero que muy agradecida.
THIANCOUMALAL
Seguimos con Thiancoumalal que también está muy bien, en esta ocasión solo han colocado 5 paneles pero de nuevo el agua fluye sin problemas y la huerta está en marcha. También se muestran muy agradecidos.
ITATOU
El último pueblo de la serie es Itatou, también con 5 paneles y también comenzando a pleno rendimiento. Agradecimiento máximo
HABIBOU
Habibou no está cerca del rio y tiene un sondeo con una bomba manual. La diferencia se nota inmediatamente. Ni siquiera la mitad de la parcela está ocupada y hay muy poquitas señoras trabajando. La ventaja que suponen los paneles solares es enorme.
El agua fluye a los depósitos situados en el interior de la parcela y desde los mismos el riego es muy sencillo. Tratar de que las mujeres, con todas sus tareas familiares puedan, además, cuidar las huertas sin un mínimo de facilidades parece complicado.
BANDAFASSI
Terminamos la jornada en Bandafassi yendo a visitar al vicealcalde para comentar la posible inauguración de la escuela de Damboucoye. Hemos retrasado la misma al día 26 y necesitamos comprobar que es posible y que todo estará preparado. Por la noche viene el encargado del abastecimiento de agua. Yo no estoy muy contento porque cunado he llegado al poblado no había agua y el depósito en lugar de estar completamente lleno solo está a la mitad.
Me comentan que no se han dado cuenta y no han utilizado toda la potencia del grupo electrógeno y me prometen que mañana estará lleno y que toda la instalación funcionará a la perfección.
También quieren organizar un acto de agradecimiento por la instalación de los paneles solares, que vamos a intentar hacer coincidir con el de la escuela de Damboucoye.
LANDIENI
Después de una mañana de compras, me dedico a seguir con los videos promocionales de la gala de danza de Cataluña y me desplazo a Landieni donde sé que con poco esfuerzo voy a conseguir muchos niños y la escenografía del poblado es muy apropiada. Efectivamente así es y con la colaboración de Ousmane y sus amigos me quedan unos videos estupendos.
Además coincide que hay una boda dentro de un par de días y las mujeres se han reunido para ayudar a preparar la comida. Tengo la suerte de contemplar una bonita escena rural con todas las mujeres moliendo el maíz y preparando la boda en un relajado ambiente.
BANDAFASSI
Hoy nos toca de nuevo dia de compras por la mañana en Kedougou. Nada que reseñar salvo la precariedad de los medios técnicos, solo hay un sitio para imprimir en toda la capital de la región y la máquina, aparte de acumular polvo es de una calidad bastante deplorable.
Por la tarde decidimos subir a Echouar a ver si encontramos los animalitos de barro que tanto me gustan y pay-pays para llevar a España. Nos da mucha pena ver que en poblado beddick ya solo vive el jefe con su hermano y sus mujeres. Además nos dice que se está haciendo una vivienda en el poblado de abajo y que próximamente va a abandonar el poblado. Una pena. En Senegal también existe el Senegal vaciado y parece que resulta una tendencia casi imparable.
LANDE
Hoy hemos previsto una vista a Lande, otro poblado en las montañas pero en este caso de etnia pular. De nuevo una subidita bastante dura, ya llevo tres en este viaje, que aguanto bastante bien. Además hace fresquito que luego echaré de menos.
Al subir te encuentras con una nueva meseta parecida a la de Dande con un montón de pequeños poblados. No está mal pero tampoco es nada del otro mundo, sino fuera porque la zona está llena de mangos y además muchos mangos están maduros. Es algo increíble a mediados de febrero. En muchas zonas de Senegal los mangos no empiezan hasta junio y en esta misma región es difícil encontrarlos antes del mes de abril. Ni que decir tiene que compramos mangos para todo lo que queda de mi viaje e incluso algo más.
A la vuelta al campamento aparece Ibrahima Ba, el vicealcalde para seguir aquilatando los detalles del próximo evento: la inauguración de la escuela de Damboucoye. Pedimos que no se desmadre el tema y que la celebración sea modesta, aunque alegre. Esperamos que se cumpla.
BODA EN LANDIENI
Hay boda en Landieni y nos han invitado. Nunca he asistido a una boda en Senegal así que nos vamos para allá. La boda dura dos días pero nosotros solo vamos al último. El primer día se dedica a los preparativos y a última hora se va a casa de la novia para recogerla y llevarla a casa del novio.
El segundo día comienza con el primer cambio de vestido en el que los novios se visten con los trajes tradicionales de la zona. Ahí empiezan los bailes con un DJ que pone música a todo volumen. Contrastan los trajes y atuendo exquisitos de las mujeres con vestimentas normales y descuidadas de muchos hombres.
El segundo cambio de vestimenta es mucho más espectacular, ambos novios visten exclusivamente de blanco y dorado. Quizas lo que más sorprende del atuendo de la chica es el supermaquillaje que lleva rematado por unas larguísimas pestañas y uñas postizas. El bolsito dorado es pieza imprescindible del atrezo.
Me dedico a hacer videos de los bailes de las señoras y sobre todo de los jóvenes y de los niños. Todos tienen un ritmo espectacular y los videos quedan estupendos. El único problema es que la zona del baile es de pura tierra y en los momentos más fogosos se monta una polvareda impresionante.
La fiesta dura hasta el anochecer en el que los novios se quedarán solos en casa del novio. Una señora mayor del poblado del novio se queda en la casa para atender a la novia si tiene algún problema y aconsejarla.
DAMBOUCOYE
Hoy nos toca darnos una vuelta por Damboucoye para ver si todo está preparado para la inauguración del próximo sábado. Mi duda son las letrinas que la última vez que vine estaban medio hundidas y sin ningún tipo de protección de la intimidad. El segundo tema sigue sin resolverse pero tiene fácil arreglo con un cerramiento provisional de paja tranzada. El primer tema está en marcha con la realización de una nueva letrina para sustituir a la antigua.
Aprovechamos la visita para reunirnos con el alcalde y los representantes de la población, acordamos que la fiesta sea lo más tradicional posible, sin presencia de Dj, solo con los elementos típicos de la cultura tradicional. Tenemos la suerte de que en el poblado conviven vecinos de las tres culturas más importantes de la zona: los peul, los beddick y los bassaris, por lo cual, si conseguimos que todos participen, la fiesta puede resultar muy interesante.
Después de acordar los detalles de la fiesta me doy una vuelta por el poblado que es muy curioso. Cada familia tiene instalada una huerta familiar y están bastante separados unos de otros por lo que le recorrido resulta bastante largo pero divertido. Todos están muy contentos y se muestran encantados con la visita y la escuela.
DINDEFELO
Vuelvo a Dindefelo, esta segunda vez para traer a Ousmane y sus amigos a conocer la cascada. Aunque les gusta tanto la cascada como el camino, Ousmane tiene dificultades para llegar y allí el agua está muy fría. Está claro que prefieren la piscina. Par mi era una especie de obligación que viviendo tan cerca de uno de los mayores atractivos turísticos de Senegal, no lo conocieran. Peor está claro que es mejora para ellos ir a la piscina. Me recuerda la vez que iba camino de enseñarle a Doba el retiro madrileño y la puerta de Alcalá y se me paró asombrado ante la Torre de Valencia. Ese día comprendí que era mejor llevarle a ver las cuatro torres que la plaza mayor o el museo del Prado.
Por la tarde de vuelta de la cascada, compruebo que contra mis previsiones, Ousmane ha hecho un buen trabajo y todos los residuos que llenaban los contenedores han sido retirados. También han limpiado los alrededores de los contendores y todo parece un poco más limpio.
Me encuentro con el alcalde de Dindefelo, Kikala y me pide ayuda para un familiar que sufre cáncer, le recuerdo la política de Yakaar África en estos casos y que debemos buscar un donante particular o un crowfunding que financie el tratamiento.
Yakaar solo financia proyectos comunitarios, las necesidades individuales son infinitas y con ello no resolveríamos los problemas más importantes que sufre la población, He quedado con él en tratar de encontrar un donantes para su caso. También veo al pequeño Kikala, afectado de drepanocitosis y le encuentro muy bien.
BANDAFASSI
Cuando vuelvo a Bandafassi compruebo que el problema del agua está peor que nunca. Después de llenar el depósito lo han tenido que volver a vaciar porque había un problema con el filtro. Ahora dicen que los paneles no dan potencia suficiente para llenar el depósito y se ha gastado el dinero del llenado inicial.
La Fundación EKI me propone una solución en lugar de conectar los 18 paneles en serie como está ahora, dejando 6 paneles sin conectar, me proponen conectar dos grupos de 12 en serie y entre los dos grupos en paralelo. Con ello bajaría el voltaje de manera que todavía fura admisible para el regulador pero aumentaríamos la intensidad y, por tanto, la potencia. Trataremos de probarlo mañana. Yo ya estoy un poco desesperado.
Efectivamente al día siguiente probamos la solución de la Fundación EKI y… milagro: FUNCIONA. Me siento como el gran Toubab que arregla el mundo, pero como diría Isabel no puedo arreglar el mundo entero pero si arreglo el agua del Bandafassi ya como que me puedo morir tranquilo. Esperemos que dure porque aquí todo es bastante efímero.
En Thiabedji viene a visitarnos Idiatou, una niña con Síndrome de Down que fue operada en Dakar de una patología cardíaca hace 5 años gracias a Yakaar África.
Idiatou no puede estar más guapa y su madre está muy agradecida con nosotros por la ayuda que le prestamos ya que sin ella probablemente su hija no hubiera sobrevivido. Nos vuelve a solicitar ayuda para poder ir a una revisión cardiológica en Dakar por no tener medios para ir y para pagar la revisión...
Da la coincidencia de que Abdoulaye, el hermano mayor de esta niña, va a ser el año próximo un nuevo estudiante de enfermería becado por Yakaar África. Y nos alegramos mucho por él.
De nuevo constatamos que, con ayuda de todos, voluntarios y socios los pequeños milagros existen. No podemos sentirnos más dichosos de ser testigos de historias como estas.
MI VIAJE A SENEGAL. IMPOSIBLE DE RESUMIR EN UN TITULAR
Dicen que este tipo de experiencias te marcan, te cambian la forma de ver la vida y dejan una huella difícilmente borrable. Yo solamente espero que en mi caso sea así por muchos, muchos años. Tópicos al margen, no puedo negar que he vuelto de mi viaje renovada, enormemente feliz y con unas ganas gigantes de vivir –pero vivir de verdad– que hacía mucho tiempo que no experimentaba. Y por supuesto, a mi vuelta he intentado dejar atrás el agobio y el estrés, ya que la primera lección que se aprende al llegar es “que la prisa mata”.
En mi caso, la vocación profesional ha jugado muy a favor, a lo que se suma el hecho de que este viaje ha cortado de raíz una rutina acelerada, muy agobiante y llena de conflictos y problemas, que si analiza-mos fríamente en muchas ocasiones resulta que no lo son tanto y me ha permitido reflexionar sobre muchas cosas, entre ellas, mis prioridades vitales y hacer un verdadero ejercicio de autocrítica al ser tremenda-mente consciente de la suerte, casi mágica, que tenemos.
No se trata tampoco de hacer sentir mal a nadie por vivir del modo en el que lo hacemos, sino de señalar la importancia de ser agradecidos y de intentar ser lo más felices posibles. Ojalá fuésemos lo suficientemente valientes para asumir la responsabilidad que tenemos con nosotros mismos y para con los demás; así aprove-charíamos adecuadamente nuestro poten-cial y no desperdiciaríamos tantas y tantas de las oportunidades que se nos presentan para mejorar, aunque solo sea un poquito, nuestra vida o la de los que nos rodean.
Que la experiencia haya sido muy fructífera y gratificante no significa que el voluntariado sea un camino de rosas. Personalmente, Senegal me ha resultado un país muy paradójico y lleno de contradicciones: perso-nas muy felices sin tener prácticamente nada, muchos recursos muy mal aprovechados, físicos espectaculares y saludes de hierro conviviendo con cientos de enfermedades, lugares de ensueño terriblemente sucios.
Y sigo: personas con una enorme capacidad de sacrificio incapaces de encontrar una buena oportunidad, tan poco aprecio por una naturaleza tan valiosa, una sociedad muy abierta y acogedora pero al mismo tiempo tan arcaica… Y podría seguir varias páginas más.
Este contexto –extensible a muchos otros lugares del globo– es el escenario para muchas ONG; un terreno de juego en el que sumar al marcador no resulta tarea sencilla. Entender previamente la cultura, la menta-lidad, la dinámica y las prioridades de la sociedad en la que quieres trabajar es imprescindible para tener éxito. Durante mi estancia he podido confirmar que muchos programas funcionan, pero también he visto demasiados proyectos fallidos, abandonados o inacabamos. En mi opinión, es necesario trabajar de la mano y con el apoyo de las personas del lugar, fortaleciendo un senti-miento de pertenencia y apropiación que arraigue y asegure continuidad de los proyectos. Debemos aprender de los errores pasados y dejar definitivamente atrás ese excesivo paternalismo occidental que no ve más allá de su propia realidad, fijando objetivos menos ambiciosos pero consen-suados y asequibles. Y es que en pocas ocasiones el refranero español ha sido más sabio, “las cosas de palacio van despacio”.
A pesar de esta crítica –del todo constructiva– al mundo de la cooperación internacional, quiero subrayar la increíble labor que Yakaar Africa viene desarrollando desde hace años y cómo algo pequeño puede hacerse muy grande si lo dejas en buenas manos. El equipo en terrero realiza una labor impecable y muy concienzuda. A base de esfuerzo, perseverancia, paciencia y con algunos fracasos a la espalda, se han puesto en marcha programas que dan herramientas en lugar de cubrir necesidades. De entre todos ellos, el programa de formación es mi favorito ya que como decía Nelson Mandela “la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. De todo corazón espero que esta experiencia sea un comienzo, y poder contribuir para que mediante la ingeniería también logremos marcar la diferencia.
A nivel personal no puedo expresar más que agradecimiento, y la lista es larga. En primer lugar, a José María y a Rocío por hacer todo lo posible para que el voluntariado saliera adelante. A Mari Carmen y resto de mis com-pañeros de la Fundación Océano Solidario por su trabajo y contribución al proyecto. También al Colegio de Ingenieros de Caminos, C. y P. y a la Fundación ACS por favorecer este tipo de iniciativas. Y a Nacho y Teresa por su ayuda en los momentos más decisivos. Pero, sobre todo, quiero agradecer a los voluntarios que me han acompañado, y que me han hecho sentir como una más en casa. Y es que la “teranga” senegalesa no es para nada un mito. Aunque todos ellos se merecen una mención –me disculpo por adelantado– quiero dar las gracias especialmente a Mor y Ambrosio por su cálida acogida; a Assanatou y Mareme por tanto cariño y cuidados, y a Khalifa, Harouna y Papa por acompañarme en mis aventuras por Bandafassi. Tampoco me puedo olvidar del equipo Dindefelo -Seydou y Alpha Yaya- ni de Demba, Doba y Cheikh y Arouna de Ibel. Gracias a todos y cada uno de ellos. Espero que algún día nos volvamos a ver.
¡Por fin he conseguido llegar a Senegal! El Covid ha acortado mucho mi estancia aquí, pero el breve tiempo que finalmente he pasado he conseguido aprovecharlo al máximo. Ambroise y Cheikh me recogen el martes 4 de enero en el aeropuerto y me dejan en el hotel de Mbour, donde puedo descansar después del viaje. Desde el primer momento se preocupan por mí y me cuidan mucho, haciendo que me sienta como en casa.
El jueves 5 amanecemos temprano para poder llegar al campamento todavía de día. En una de las paradas que hacemos comienzo a sentir el acogimiento de Senegal ya que, a pesar de las limitaciones del idioma, me hago amiga de algunos niños. Aunque nos cuesta un poco entendernos porque mi francés está bastante oxidado, e incluso alguno de esos niños va al colegio musulmán y todavía no hablan francés, la sonrisa es un idioma universal. Les encanta mi pelo y mis gafas y a mi ellos y sus risas.
Cuando por fin Ilegamos al campamento, Marta y Khalipha (antiguo estudiante de agricultura que ahora trabaja en Bandafassi) se ponen muy contentos de mi llegada y me enseñan los alrededores. AI principio soy cauta, pero enseguida me doy cuenta de
que todo lo que me cruzo son sonrisas y que todo lo que puede pasar es que vuelva con más cosas que con las que llego, ya sean abrazos y risas o incluso algún regalo que alguien nos hace de repente.
A mi llegada, Marta ya Ileva dos semanas aquí y tiene algunas rutinas. Una de ellas es ir todas las mañanas temprano a por el pan para desayunar a uno de los hornos del poblado. Se trata de una pequeña casa de adobe y paja que cuenta con un horno de leña en su interior donde Moussa prepara uno de los mejores panes de Bandafassi. A Moussa le hace siempre mucha ilusión el esfuerzo de Marta por aprenderse los números en Wollof y se ríe un poco con sus pronunciaciones. Algunos días nos regala alguna barra extra por el esfuerzo. Por pequeños momentos como este, el desayuno se está convirtiendo en mi parte favorita del día, ya que supone estar en familia. Por eso, en el desayuno siempre comentamos los días anteriores, repasamos qué va a hacer cada uno ese día y nos reímos al mancharnos los morros al comer chocopain.
Es impresionante cuan acogedores son los integrantes de Yakaar. Desde el primer momento, aunque apenas te conozcan, te tratan como a una hija y te hacen sentir parte de su familia. Me parece precioso y emocionante ver cómo una idea o una iniciativa de ayudar consigue unir a la gente. Durante esta experiencia he aprendido que lo realmente importante es tener ganas de esforzarte para conseguir mejorar, aunque sea un poquito.
Los primeros días son muy intensos. Aunque llego de estar tres meses en Mozambique las cosas son bastante distintas. Esto podría ser evidente, porque Senegal y Mozambique son dos países muy diferentes, pero en Occidente tendemos a englobar todo el continente en un marco nacional y creo que es un error que tenemos que dejar de cometer. Sin duda, es una experiencia que me encantaría volver a repetir. ¡Muchas gracia Yakaar África por darme la oportunidad de participar en ella!