Girar, Orar, Obrar en el Divino Querer
Señal, Cualidad Divina
La Inmutabilidad
Girar, Orar, Obrar en el Divino Querer
Señal, Cualidad Divina
La Inmutabilidad
La Inmutabilidad
Es otra señal para saber si el alma vive en mi Querer, y si Éste reina en ella
(5) Después ha agregado: “Además del amor incesante, hay otra señal para saber si el alma vive en mi Querer, y si Éste reina en ella, y esta señal es la inmutabilidad; no cambiarse jamás del bien al mal es sólo de Dios, un carácter firme, constante, no ser fácil para cambiar acción, que sólo una paciencia divina puede tener, la constancia de hacer siempre un acto sin cansarse jamás, sin jamás sentir fastidio, desagrado, es sólo de Dios.
Ahora, quien vive en nuestro Fiat siente su inmutabilidad, y se siente investir por tal firmeza, que no cambiaría acción ni por el Cielo ni por la tierra, se contentaría con morir antes que dejar de hacer, y repetir continuamente lo que está haciendo, mucho más que lo que se hace con ánimo firme, sin jamás cambiarse, ha tenido por principio a Dios, y por lo tanto siente a Dios en su acto, y conforme repite el acto se lo siente correr en su acto, y Dios mismo anima su acción.
¿Cómo puede dejar de repetir lo que comenzó junto con nuestro Ser Supremo? Debería salir de nuestra Voluntad para cambiar acción; Ella cuando obra no cambia jamás, y así vuelve a quien vive en su Querer, y ¡oh! cómo se distingue pronto quien no vive mi Voluntad, hoy quiere hacer una cosa, mañana alguna otra; una vez le agrada hacer un sacrificio, en otra ocasión le huye. No se puede fiar de ella, es siempre una caña que se mueve al soplo de los vientos de sus pasiones. La mutabilidad de la voluntad humana es tanta, que llega a convertir a la criatura en el hazmerreír de sí misma, y tal vez también de los mismos demonios.
He aquí el por qué llamo a la criatura a vivir en nuestro Querer, para que sea sostenida y reforzada por Él, y así pueda hacer honor a nuestra obra creadora, porque sólo el hombre es voluble, mientras que todas nuestras demás obras no se cambian jamás, el cielo está siempre fijo, no se cansa jamás de estar distendido; el sol hace siempre su curso, no cambia jamás su acción de dar su luz para bien de toda la tierra; el aire está siempre en acto de hacerse respirar, todas las cosas, tal como han sido creadas por Nosotros, así se mantienen, y hacen siempre la misma acción, sólo el hombre con no querer vivir en nuestro Querer Divino, desciende de los modos de su Creador y no sabe conducir a término sus obras, por lo tanto no las sabe amar, ni apreciar, ni recibir el mérito de sus obras”.
Fiat Divina Voluntad