Pedir el Gran Don

De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta

Vol. 30-22 (2) Marzo 20, 1932


Es necesario pedirlo


“Hija mía, el conocer mi Divina Voluntad es la cosa más grande que Yo puedo dar y la criatura puede recibir, y su reinar es la confirmación de su gran don, y el desarrollo de su Voluntad conocida. Por eso es necesario pedirlo; con pedirlo se dispone, forma en sí la morada real dónde recibirlo; con pedirlo adquiere el amor para amarlo, adquiere las dotes de sacrificio que se requieren para poseerlo, y conforme se pide, el querer humano pierde su terreno, se debilita, pierde la fuerza y se dispone a recibir el dominio del Querer Supremo, y Dios viendo que le ruegan se dispone a darlo. Se necesitan las disposiciones de ambas partes para dar nuestros dones celestiales, ¡cuántos dones queremos dar! Pero como no son pedidos los retenemos en Nosotros mismos, esperando darlos cuando sean pedidos. El pedir es como si se abriera el comercio entre el Creador y la criatura; si no se pide, el comercio está cerrado, y nuestros dones celestiales no descienden para ponerse en giro sobre la faz de la tierra, por eso, la primera necesidad indispensable para obtener el reino de la Divina Voluntad, es pedirlo con plegarias incesantes, porque conforme se pide, así nos llegan las cartitas, ahora de premuras, ahora de súplicas, ahora de acuerdo que quieren hacer con nuestra Voluntad, hasta que llegue la última carta del acuerdo final.