Que tu interior Gire siempre en mi Voluntad

Lc 21, 1

Alzando la mirada, vió a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro



"Haz que tu interior gire siempre 

en mi Voluntad"




AUDIO


Vol. 22-14 (4); julio 30,1927

⚜️ "Los actos externos, aunque buenos y santos no pueden agradarme como los actos internos, porque los externos están casi siempre impregnados del aire de la propia gloria"


Hija mía, los actos internos de un alma que hace la Voluntad de Dios están exentos de cualquier mal y sombra de defecto. 

Sólo Dios es testigo de un acto interno y mientras ninguno lo señala, ninguno lo mira, ninguno habla de él, Dios, como testigo del obrar de la criatura, donde a ninguno le es dado penetrar, en el interior de la criatura lo señala, lo mira, y de él le habla a todo el Cielo y muchas veces también a la tierra de los grandes portentos del obrar interno de esta criatura. 

Ser señalado, observado y hacer hablar a Dios de una criatura, es el acto, el honor más grande que ella puede recibir y no puede ser excluido de las obras grandes que Dios cumplirá por medio de ella. 

Los actos internos son heridas, dardos, flechas al seno divino, son mensajeros celestiales que salen de la criatura y vuelan a su Creador y llevan la marca de la gloria, del amor y de agradar sólo a Aquél que la ha creado. 

En efecto, ¿quién ve, quién escucha, quién aprecia todo lo que haces en tu interior? Ninguno, sólo Yo soy testigo, los escucho y los aprecio. 

He aquí por qué en nuestras obras más grandes escogemos almas que aparentemente nada tienen de grande y de maravilloso, almas internas que no están corrompidas ni con miras humanas, ni de rumores, estrépitos, ni gloria ni estima propia que llevan las obras externas. 

De hecho, en la Redención escogimos una Virgen simple, sin esplendores externos, pero tenía su interior hablante, que tanto supo decir a solas a su Creador que lo venció y obtuvo la Redención. 

Ahora, así hemos hecho para el reino del Fiat Divino, hemos escogido otra alma toda interna, que tanto dirá, que rogará a Dios para que conceda el reino deseado. Los actos externos, aunque buenos y santos no pueden agradarme como los actos internos, porque los externos están casi siempre impregnados del aire de la propia gloria, de la estima humana y a veces de crítica, y un pobre corazón siente en sí los efectos del elogio, o bien de la crítica después que ha hecho sacrificios, y lo humano sale en campo e inviste con su aire tenebroso sus actos, y por eso no llegan puros como deberían ser. 

En cambio, un acto interno no es ni criticado, ni alabado y lo humano no tiene donde entrar, el alma misma no sintiéndose observada por ninguno, le parece que no hace nada grande y por eso sus actos están impregnados todos de aire celestial. Por eso sé atenta y haz que tu interior gire siempre en mi Voluntad”. 

Fiat Divina Voluntad