Girar, Orar, Rezar y Obrar

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De los escritos de la S.D. Luisa Piccarreta

Vol. 12-72 (1-2) Diciembre 10, 1918



"oración de las almas íntimas Conmigo


...sin ninguna exterioridad, sin gente alrededor, sin sonido de campanas, todo inobservado, solo, tanto, que apenas si era conocido"


Estaba diciendo a mi dulce Jesús: “Mira, yo no sé hacer nada ni tengo nada que darte, pero sin embargo quiero darte también mis naderías y las uno al Todo que eres Tú, y te pido almas, así que conforme respiro, mis respiros te piden almas; el latido de mi corazón con grito incesante te pide almas; el movimiento de mis brazos, la sangre que circula en mí, el movimiento de mis párpados, el mover de los labios, son almas que piden, y esto lo pido unida Contigo, con tu amor y en tu Querer, a fin de que todos puedan escuchar mi grito incesante que en Ti siempre pide almas”. Ahora, mientras esto y otras cosas decía, mi Jesús se ha movido en mi interior y me ha dicho:

“Hija mía, cómo me es dulce y agradable la oración de las almas íntimas Conmigo, siento repetir mi Vida oculta en Nazaret, sin ninguna exterioridad, sin gente alrededor, sin sonido de campanas, todo inobservado, solo, tanto, que apenas si era conocido.

Yo me elevaba entre el Cielo y la tierra y pedía almas, y ni siquiera un respiro ni un latido se me escapaba en que no pidiera almas, y en cuanto esto hacía, mi sonido resonaba en el Cielo y atraía el amor del Padre a cederme las almas, y este sonido haciendo eco en los corazones gritaba con voz sonora: “Almas”. 

Cuántas maravillas no obré en mi Vida oculta sólo conocidas por mi Padre en el Cielo y por mi Mamá en la tierra. Así, el alma oculta, íntima Conmigo en cuanto reza, si ningún sonido se escucha en la tierra, sus oraciones como campanas suenan más vibrantes en el Cielo, y llaman a todo el Cielo a unirse con ella y hacer descender misericordia a la tierra, que sonando no al oído, sino a los corazones de las criaturas, las dispongan a convertirse”.