En el desierto y en las noches de la Vida pública

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De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta

Vol. 24-37 (5-6) Agosto 23, 1928


 "Como en el desierto y en las noches de la Vida pública, 

que apartándose de todos, casi siempre se quedaba al exterior, fuera de lo habitado, 

solo para rezar y también para llorar por nuestra salvación"



Después seguía mi giro en el Fiat y acompañando a mi amable Jesús en su Vida acá abajo, me daba pena cuando llegaba a aquellos momentos en que solo, solo se quedaba, ni siquiera su Mamá Celestial, como en el desierto y en las noches de la Vida pública, que apartándose de todos, casi siempre se quedaba al exterior, fuera de lo habitado, solo para rezar y también para llorar por nuestra salvación, y yo decía entre mí:

“Jesús mío, tu pequeña hija no siente la fuerza de dejarte solo, quiero ponerme cerca de Ti, y si no sé hacer otra cosa te susurraré al oído: ‘te amo, te amo’; por tu soledad, oraciones y lágrimas dame el reino de tu Querer, hazlo pronto, ve como el mundo se precipita, tu Fiat lo pondrá a salvo.”

Pero mientras esto pensaba, mi amado Jesús ha salido de dentro de mi interior y arrojándose en mis brazos para gozarse mi compañía me ha dicho: “Hija mía, gracias, en cada acto mío te espero siempre para decir:

‘La pequeña hija de mi Querer no me ha dejado jamás solo.’

Tú debes saber que mucho me pesaba mi soledad, porque Aquél que había venido por todos y a buscar a todos, debía ser solicitado por todos, y por cada uno de ellos sentía a lo vivo la pena de la soledad en la cual me dejaban; con mi mirada indagadora iba indagando si alguno me buscaba y amaba mi compañía, y muchas veces inútilmente buscaba este consuelo.

Sin embargo, tú debes saber que en tanta soledad en la cual me dejaban las criaturas, no quedaba jamás solo, tenía la compañía de los ángeles, la de mi Mamá, que si bien lejana, mi Voluntad Divina me llevaba su latido y todos sus actos en cortejo en torno a Mí, que me hacían compañía, y además, desde entonces me llevaba a la recién nacida de mi Fiat con todo el grupo de los hijos de mi reino para mi compañía, porque para mi Querer Divino todos los tiempos son suyos, y tiene virtud de reducirlos a un solo punto, para tenerlos en todos los tiempos en acto continuo sin cesar jamás. Además de esto, conforme el alma recuerda lo que Yo hice y quiere estar en torno a Mí, prepara el vacío en ella donde poner el fruto de lo que Yo hice y sufrí”.


          Fiat Divina Voluntad