La gran Herencia de Luisa Piccarreta


Padre Pablo Martín Sanguiao

Este año celebramos el 77 aniversario de su muerte. Después de una vida en la tierra  de 81 años, 10 meses y 9 días, Luisa falleció el martes 4 de Marzo de 1947, a las 6 de la mañana, después de 15 días de enfermedad, la única comprobada en su vida: una fuerte  pulmonía, con fiebre alta. Murió al final de la noche, a la misma hora en que todos los  días el Sacerdote le hacía volver de su estado de “muerte” mediante la obediencia.  Escribe su Confesor, D. Benedetto Calvi: 

“Fenómenos extraordinarios en su muerte. 

Como se ve en la foto, el cadaver de Luisa está con el cuerpo sentado en su camita,  

como cuando vivía, y no fue posible extenderlo con la fuerza de varias personas.  

Se quedó en esa postura, por lo que hubo que hacerle un ataúd especial. 

Atención, extraordinario... Su cuerpo no sufrió la rigidez cadavérica que en todos los cuerpos humanos sigue apenas muertos. Se  podía ver durante todos los días que estuvo  expuesta, a la vista de todo el pueblo de  Corato y de muchísimos forasteros, que  llegaron aposta a Corato para ver y tocar  cuerpos humanos sigue apenas muertos. Se  podía ver durante todos los días que estuvo  expuesta, a la vista de todo el pueblo de  Corato y de muchísimos forasteros, que  llegaron aposta a Corato para ver y tocar con sus manos el caso único y maravilloso: poder, sin esfuerzo alguno, moverle la cabeza  en todo sentido, levantarle los brazos y doblarselos, doblarle las manos y todos los dedos. Se le podían levantar también los párpados y observar sus ojos lúcidos y no velados. 

Luisa en su lecho de muerte, velada por  las monjas Hijas del Divino Celo, por su hermana Angelina y por su fiel discípula  y testigo Rosaria Bucci

Luisa  parecía viva y que dormía, mientras un consejo de médicos, convocados para este caso,  declaró, tras atento exámen del cadaver, que Luisa realmente había muerto y que por tanto  se debía considerar muerte verdadera y no aparente, como todos imaginaban. Fue  necesario, con permiso de la Autoridad Civil y del Médico Sanitario, hacerla estar  durante 4, digo cuatro días, en su lecho de muerte, sin dar señal alguna de corrupción,  para satisfacer la multitud que se aglomeraba, sobre todo forasteros, y que afluía a la casa  incluso con violencia”. 

Luisa dice que había nacido “al revés” y que por eso era justo que su vida fuera “al  revés” de la vida de las demás criaturas; también su muerte fue “al revés”... Se quedó  sentada, como había vivido siempre, y sentada hubo que llevarla al cementerio, en una  caja especial, de cristal, como una reina en su trono, vestida de blanco “como una Esposa  para su Esposo”, con el “Fiat” sobre el pecho...  

“La pequeña hija del Rey es toda espléndida; perlas y tejido de oro son sus vestiduras; con preciosos bordados es presentada al Rey. 

Con ella, las vírgenes sus compañeras son llevadas a Tí; entran juntas en el Palacio Real...” 

(Salmo 44) 

El triunfal entierro de Luisa 


Su funeral fue el 7 de marzo de 1947. Más de 40 sacerdotes –el Capítulo y Clero  local–, innumerables religiosas (las Hijas del Divino Celo, las Hermanas Misioneras del  Sagrado Costado, las Monjas “de Ivrea”, etc.), un gentío de miles de personas, subidas  hasta en los tejados, después de las Exequias y la Santa Misa, celebrada por el Capítulo  en la iglesia Madre de Corato, la acompañaron al cementerio...  

Fue un auténtico plebiscito del pueblo católico, que la lloró y que, después de 77 años,  la sigue recordando. Fue su primera apoteosis en la tierra...

El Arcipreste y el Confesor (en el círculo) con el Rev.mo Capítulo preceden el féretro durante todo el recorrido

Si bien durante cuatro días el cuerpo de Luisa no tuvo la rigidez cadavérica, no fue posible extenderla, por lo que le hicieron 

un ataúd especial

Las monjas Misioneras del Sagrado Costado (fundadas por el P. Eustachio Montemurro, de Gravina, “adoptadas” por el P. Di Francia) se alternan en llevar el ataúd

Fue un auténtico plebiscito. 

miles de personas que vinieron de todas partes,  la primera apoteosis de Luisa “la Santa”

Un testimonio más, de Don Benedetto Calvi: 

“¿Cuál fue su vida de 82 años, de los cuales unos 70 crucificada en su camita? Orar Trabajar Sufrir Consolar Aconsejar Instruir Iluminar mentes Calentar corazones Transformar almas.  

Su camita se transformaba en una maravillosa cátedra desde la cual, con sabiduría y  unción divina, hablaba e íntimamente cambiaba las almas: no pocos salían de su cuartito  visiblemente cambiados, asombrados, conmovidos y… dispuestos a purificarse con una  santa Confesión. Fue nuestro pararrayos para detener los rayos de la potente Justicia  de Dios, disgustado por ser ultrajado por nuestros pecados.” 

* * *



¿Qué nos ha dejado Luisa? ¿Sólo un afectuoso recuerdo?  

Su Confesor, Don Benedetto Calvi, recogió de labios de Luisa, una hora antes de su  muerte, sus últimas palabras, que él llama “EL TESTAMENTO ESPIRITUAL DE  LUISA Y SU GRANDE Y CONSOLADORA PROMESA”: 


“Ahora muero más contenta, porque el Divino Querer me ha consolado  más que de costumbre con vuestra presencia en estos últimos instantes de mi vida. Veo ahora un largo, bello y espacioso Camino,  

iluminado por infinitos y resplandecientes Soles... 

¡Oh, sí, los conozco! Son los Soles de mis actos hechos en la Divina Voluntad. Es la vía que ahora debo recorrer; es la vía preparada para mí por el Divino Querer, es la vía de mi triunfo, es la vía de mi gloria, 

para unirme a la inmensa felicidad de la Divina Voluntad. 

Es mi vía, es la vía que haré reservar para Usted, querido Padre; es la vía que haré reservar para todas las almas que quieran vivir en la Divina Voluntad”. 




Esta es la grande Herencia que Luisa nos ha dejado * * * 

Pero el 23 de Abril de 1921 (cumpleaños de Luisa) 

Nuestro Señor ha hecho otra extraordinaria Promesa…: 


“Hija mía, ¡ánimo! Vendré, vendré; tú no te ocupes más que de mi Querer. Dejemos estar la tierra; se cansarán en el mal, por todas partes irán sembrando terrores, espantos y muerte; pero llegará el fin, mi Amor triunfará sobre todos sus males. Por eso, tú extiende en mi Querer el tuyo, el cual, como un segundo cielo, con tus actos extenderás sobre la cabeza de todos, y Yo miraré los actos de las criaturas a través de tus actos divinos,  porque todos proceden de mi Querer, y harás que mi Querer eterno descienda debajo de  

las esferas, para triunfar de la maldad de la voluntad humana. Por eso, si quieres que mi Querer descienda y que mi Amor triunfe, tú debes subir más allá de las esferas, vivir en  él, extender tus actos en mi Voluntad y después bajaremos juntos, asaltaremos a las criaturas con mi Querer, las confundiremos con mi Amor de modo que no nos podrán resistir. Por eso, por ahora dejémosles que hagan; vive en mi Querer y ten paciencia”.