Reflexión sobre lo que a los ojos de Dios es y debería ser “la mujer”

Hoy el pensamiento va al día en que la Virgen María fue la Mamá de Jesús, Madre de Dios y Madre nuestra

Con los escritos de Luisa Piccarreta


25 de Marzo, 2024


Padre Pablo Martín Sanguiao

    Mis queridos hermanos, este año el 25 de Marzo coincide con el lunes de la Semana Santa, por lo que la fiesta litúrgica de la Anunciación a María y la Encarnación del Verbo se traslada al lunes 8 de Abril. Pero hoy el pensamiento va al día en que la Virgen María fue la Mamá de Jesús, Madre de Dios y Madre nuestra. A la luz de lo que es Ella, ofrezco una reflexión sobre lo que a los ojos de Dios es y debería ser “la mujer”. 


“El primer ‘sí’ en mi ‘FIAT’ se lo pedí a mi Madre querida y, oh potencia de su ‘FIAT’ en mi Querer, apenas el ‘FIAT’ Divino se encontró con el ‘FIAT’ de mi Madre se volvieron uno solo. Mi ‘FIAT’ la elevó, la divinizó, la cubrió con su sombra y son obra humana me concibió a Mí, Hijo de Dios. Sólo en mi ‘FIAT’ podía concebirme. Mi ‘FIAT’ le comunicó la inmensidad, la infinitud, la fecundidad en modo divino y por eso pudo quedar concebido en Ella el Inmenso, el Eterno, el Infinito. Apenas dijo ‘FIAT MIHI’, “hágase en mí”, no sólo se adueñó de Mí, sino que a la vez cubrió a todas las criaturas, todas las cosas creadas; sentía en Ella todas las vidas de las criaturas y desde entonces empezó a hacer de Madre y de Reina a todos. ¡Cuántos portentos contiene este ‘sí’ de mi Madre! Si te los dijera todos, no acabarías nunca de oírlos.” (10.01.1921) 

“Hija mía, mi Mamá, con su amor, con sus plegarias y con su anonadamiento Me llamó, haciendo que viniera del Cielo a la tierra, a encarnarme en su seno. Tú, con tu amor y con perderte siempre en mi Querer, llamarás a mi Voluntad a que haga vida en tí sobre la tierra y luego Me darás vida en las demás criaturas. Sin embargo, has de saber que, habiéndome llamado mi Mamá del Cielo a la tierra, a su seno, hizo un acto único, que nunca más se repetirá, y Yo la enriquecí de todas las gracias, la doté de tanto amor que supera el amor de todas las demás criaturas juntas, la hice ser la primera en los privilegios, en la gloria, en todo. Podría decir que el Eterno se redujo a un solo punto y se derramó enteramente en Ella a torrentes, a mares inmensos, tanto que todos quedan por debajo de Ella.” (08.03.1921)

“Hija mía, hay una diferencia grandísima entre quien debe formar un bien, un reino, y quien ha de recibirlo para gozar de él. Yo vine al mundo a expiar, a redimir, a salvar al hombre. Para hacer eso, me tocaba tomar las penas de las criaturas sobre Mí, como si fueran mías. Mi Madre Divina, que había de ser Corredentora, no debía ser diferente de Mí; es más, las cinco gotas de sangre que me dio de su Corazón purísimo para formar mi pequeña Humanidad, salieron de su Corazón crucificado.” (30.01.1927)


 Mis queridos hermanos, este año el 25 de Marzo coincide con el lunes de la Semana Santa, por lo que la fiesta litúrgica de la Anunciación a María y la Encarnación del Verbo se traslada al lunes 8 de Abril. Pero hoy el pensamiento va al día en que la Virgen María fue la Mamá de Jesús, Madre de Dios y Madre nuestra. A la luz de lo que es Ella, ofrezco una reflexión sobre lo que a los ojos de Dios es y debería ser “la mujer”.


 Pero en este Misterio central de la Encarnación del Hijo de Dios tenemos el de la creación del hombre y de la mujer, nuestros primeros padres Adán e Eva, y además la Pasión del Señor y el nacimiento de la Iglesia.

 La misión de toda madre, que refleja y comparte el Amor fecundo de Dios, es dar la vida. No sólo la existencia, sino la Vida, con mayúscula. No sólo es dar a luz un hijo, sino finalmente darlo a la Luz, porque todo lo que sale de Dios debe volver a Dios. Por eso dice nuestra Madre por boca de San Pablo: “Hijitos míos, que yo de nuevo doy a luz con dolor, hasta que no esté Cristo formado en vosotros” (Gálatas 4,19).

 Es significativo que la obra del Creador haya tenido como último acto la creación de la mujer (la del hombre fue el penúltimo acto creativo), casi como si dijera: “ahora ya está completa mi Imagen en la criatura”. Y la creó con la vocación o misión de ser madre, de ser cuna de la vida, primero en el corazón y secundariamente en el seno. La mujer es la que plasma al hombre, la que lo educa para llevarlo a Dios. Por questo supera al hombre, tanto en el bien como en el mal.

 Su origen está en el eterno misterio del Amor de Dios. Si el Padre es el Principio, es suya la Fecundidad Divina, y el Hijo es el fruto de esa Fecundidad (es el otro Sí mismo del Padre), el Espíritu Santo es el Divino Realizador de esa Fecundidad, es el Amor, cuya imagen es la Mujer. Y así como Cristo es “el prototipo” del hombre, así María es “el prototipo” de la mujer: el valor de una mujer es en la medida que imita o se asemeja a la Stma. Virgen en cada etapa de su vida.

 San Pablo dice: “El hombre no debe cubrirse la cabeza, porque es imagen y gloria de Dios, mientras que la mujer es gloria del hombre. Y es que no es el hombre el que procede de la mujer, sino la mujer del hombre; y no fue creado el hombre para la mujer, sino la mujer para el hombre. Por eso la mujer ha de llevar una señal de su dependencia por respeto a los ángeles. Sin embargo, en el Señor, ni la mujer es sin el hombre, ni el hombre es sin la mujer; porque así como la mujer procede del varón, así el hombre viene a la existencia por la mujer; y todo viene de Dios.” (1a Corintios 11,7-12)

 En fín, está claro que Dios ha establecido solamente dos géneros: “Dios creó al hombre a Su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y hembra los creó” (Génesis 1,27) 

El Señor dijo a Luisa el 30.01.1927: “Mi Madre Divina, que había de ser Corredentora, no debía ser diferente de Mí; es más, las cinco gotas de sangre que me dio de su Corazón purísimo para formar mi pequeña Humanidad, salieron de su Corazón crucificado”, así como del Corazón traspasado de Jesús en la Cruz (de su costado) brotó sangre y agua, símbolo de la Iglesia. 

Porque hemos sido “concebidos” con Jesucristo cuando se encarnó y hemos “nacido” cuando murió, dando la Vida por nosotros: es evidente que en sentido espiritual, independiente del tiempo. Es como dice un canto, que traduzco: “Al encarnarte has concebido a todos – en el Corazón de la Virgen contigo, – para dar vida, - para ser vida – de cada uno unido a Ti” 

El texto del libro del Génesis, hablando de la creación de la mujer, dice que Dios la formó de “una costilla” (¡que es un hueso!) o costado de Adán (depende del traductor, porque en hebraico son la misma palabra). El pensamiento sugiere que en realidad Dios tomó de Adán lo que bastaba para formar a Eva, o sea cinco gotas de sangre, ya que ésta contiene toda la información genética. En ese caso, al encarnarse el Verbo, la Mujer Inmaculada, María, la nueva Eva, devolvió ‒por decir así‒ al Hombre, al nuevo Adán, el don de la vida. Dios creó a la mujer, Eva, del costado de Adán, y después creó la Humanidad del nuevo Adán, Jesucristo, de la sangre de la nueva Eva, la Virgen María. Así del costado traspasado de Cristo en la Cruz brotó sangre y agua, símbolo de la Iglesia, signo de nuestro nacimiento como hijos de Dios, dados a luz en el dolor de los Corazones traspasados de Jesús y de María.