Meditación Semanal

"Mi Parroquia Espiritual"


Catequesis sobre 

la Divina Voluntad


Padre Pablo Martín Sanguiao

El camino del Querer Divino en el alma

Febrero 22, 2024

+ ¡Ave María!  

Queridos hermanos, debemos comprender el desarrollo del Don de vivir en el Querer Divino  en los escritos de Luisa, para no cometer el error de “construir la casa” empezando por el techo  o por un balcón. El Señor nos muestra las varias etapas del camino espiritual de Luisa, que vale  también para nosotros. +


Queridos hermanos, recordemos algunas verdades de base: el hombre viene de Dios y debe volver a  Dios, es más, todo lo que ha salido de Dios come creación suya ha de volver a Dios. Este camino cuaresmal es toda la vida, el tiempo de la prueba en el que debemos darle nuestra respuesta a Dios: es la  vida personal de cada uno y la entera historia de la humanidad. 

Nuestra vida se va desarrollando en una serie de momentos establecidos por Dios (por tanto en el  tiempo), y se va formando como con otros tantos fragmentos de un mosaico que, colocados de la forma  como quiere Dios, al final deberían reproducir en nosotros la Imagen del Señor. El no corresponder a la  Gracia, el pecado, echa a perder esos fragmentos y los pone en desorden; es como quien recorre el camino en dirección equivocada: tendrá que invertir la dirección (lo cual se llama conversión). 

Jesús, cuando se encarnó, nos llamó a la existencia junto con El, como una cosa Suya que le pertenece (vol. 15°, 16.12.1922), es decir, además de su Cuerpo físico, personal, quiso tener un Cuerpo Místico.  De esa forma preparó en Sí mismo nuestra vida, perfecta, como tenía que ser, y nos la va dando en cada  momento; pero por desgracia nosotros a menudo se la devolvemos manchada, deformada, irreconocible. Por eso la Pasión, su obra de Redención, su camino cuaresmal empezó desde el primer momento de su  Vida. Así es como Jesús al encarnarse se ha revestido de nosotros, de nuestra vida. Y ahora nosotros,  que empezamos a saber que estabamos con El desde el Principio (Jn. 15,27), nos debemos revestir de  El, de su Vida. En eso consiste nuestro camino espiritual. 

El Señor le explica a Luisa las diferentes etapas de su camino espiritual, que vale también para  nosotros. Lo vemos recorriendo a grandes pasos sus volúmenes. Empezó llevandola al mar de su Pasión  –porque se parte siempre de su Stma. Humanidad–, después la metió en el mar de su Voluntad y cuando  ella estuvo preparada y le dió a Jesús su querer, el Querer Divino empezó a vivir en ella, cada vez más,  y al cabo de mucho tiempo empezó a hablarle de su Divina Voluntad, para ofrecer ese bien a los demás  (vol. 13°, 23.10.1921). 

Primero Jesús ha llevado a Luisa en El toda la vida, para perfumar su alma, para estender en ella un  nuevo Cielo y prepararla a ser digna morada de su Persona; e dopo vuole che sia lei a portarlo in sé. Eso  es necesario, para que Jesús pueda ser en nosotros, como en Luisa, lo que el alma es en el cuerpo: lo que  lo tiene en vida. De esa manera El puede darnos la Vida de su Voluntad (27.10.1921). 

Jesús declara: “El trabajo ya está hecho; no falta más que darlo a conocer, para hacer que no sólo  tú, sino también los demás puedan tomar parte en estos grandes bienes” (vol. 13°, 05.12.1921). Eso significa que el don del Querer Divino se ha desarrollado en Luisa y la ha formado durante casi  33 años como otra Humanidad para Jesús, para que ella pudiera actuar como la Humanidad de Jesús. Se lo dice: “Yo de ahora en adelante daré a todos tus actos, hechos en mi Querer, el poder ser  circulación de vida por todo el Cuerpo Místico de la Iglesia. Como circulación de la sangre en el  cuerpo humano, tus actos, en la inmensidad de mi Querer se extenderán a todos y cubrirán como piel  esos miembros, dandoles el crecimiento debido” (vol. 13°, 11.01.1922). 

Jesús empieza diciendole a Luisa como debe hacer pasear todos sus actos, pensamientos, palabras,  obras, etc., en su Querer: Tu camino es larguísimo, es toda la Eternidad lo que has de recorrer”  (20.01.1922). Así se llega al final del Volumen 13° y vemos que acabado ese periodo de formación, va  a empezar uno nuevo, que ya ha llegado el tiempo de actuar como Jesús y en Jesús: “Por ahora he hecho  la incisión, la he ratificado; después me ocuparé en desarrollar lo que he hecho” (02.02.1922). 

Y sólo ahora Jesús empieza a hablar de hacer pasear los actos hechos en su Querer en la rueda  interminable de la Eternidad para que sean vida, luz y calor de todos. Tengamos en cuenta este desarrollo  en los Escritos, para no cometer el error de “construir la casa” empezando por el techo o por un balcón.  

Hasta aquí hemos hallado el “hacer”, “obrar en el Divino Querer”, “entrar”, “vivir en El”; a partir  de ahí será “recorrer” ” o “girar” en la gran rueda de la Eternidad (04.02.1922). La criatura, fundiendose  en el Querer Divino (28.03.1922), forma su vida en El y así llega a poseer el Acto continuo de Jesús,  para hacer con El lo que El hace. Y El le dice: 

“Toda mi intención sobre ti no era la santidad humana, si bien era necesario que primero hiciese las  cosas pequeñas en ti, y por eso tanto me complacía. Ahora, habiendote hecho pasar más allá y debiendo  hacer que vivas en mi Querer, al ver tu pequeñez, tu átomo, que abraza la Inmensidad para darme  amor y gloria por todos y cada uno, para devolverme todos los derechos de toda la Creación, eso me  agrada tanto, que todas las demás cosas ya no me dan más gusto” (06.06.1922). 

“Hija mía, elévate, elévate más, pero tanto, que llegues al seno de la Divinidad; que entre las Divinas  Personas esté tu vida. Ves, para hacerte llegar a ésto he formado mi Vida en ti, he metido mi Querer  eterno en lo que tú haces y en eso fluye de un modo maravilloso y sorprendente, y mi Querer obra en  ti con un continuo acto inmediato. Ahora, después de haber formado mi Vida en ti, con mi Querer que  obra en ti, en tus actos, tu querer ha quedado empapado, fundido, de modo que mi Querer tiene una  Vida en la tierra. Ahora es necesario que te eleves y lleves contigo mi Vida, mi Querer, y después  bajarás de nuevo a la tierra llevando la potencia y los prodigios de mi Querer... Eso será el principio  de la venida de mi Reino a la tierra y de que mi Querer tenga su último cumplimiento” (10.07.1922). 

No hay nada que haya hecho que no tenga como primera finalidad que el hombre tome posesión  de mi Querer y Yo del suyo. En la Creación ese fue mi primer fin. En la Redención lo mismo. Los  Sacramentos instituidos, todas las gracias concedidas a mis santos, han sido semillas, medios para  poder llegar a esa posesión de mi Querer. (…) Ya sólo por ésto puedes conocer que es lo más grande,  lo más importante, lo que más me interesa, el vivir en mi Querer: por tantos preparativos que lo han  precedido” (11.09.1922). 

“No se acabarán las generaciones hasta que no vuelva el hombre a mi seno, bello, dominante, como  salió de mis manos creadoras. No me acontento con haberlo redimido; incluso a costa de esperar,  tendré aún paciencia, pero debe regresar a Mí como lo hice, gracias a mi Voluntad. Con hacer la suya  bajó al abismo y se transformó en bruto; con hacer mi Voluntad subirá y obtendrá la nueva  transformación en la naturaleza creada por Mí, y entonces podré decir: Todo lo he cumplido, ha vuelto  a Mí el órden de toda la Creación y descansaré en ella” (11.11.1922). 

Hemos evidenciado los principales elementos o “líneas maestras” de los Escritos de Luisa, para  orientarnos en su lectura, y ahora debemos concluir. ¿Cuál podrá ser el resumen? Y Jesús nos dice: “Quiero que estés siempre en mi Querer, para darte el primer puesto en mi Corazón Sacramentado.  Quiero sentir tu corazón palpitante en el Mío con mi mismo amor y dolor; quiero sentir tu querer en el  Mío y que, multiplicandose en todos, me dé con un solo acto las reparaciones de todos y el amor de  todos, y mi Querer en el tuyo, para que haciendo mía tu pobre humanidad la eleve ante la Majestad  del Padre como víctima mía que continua”. (Vol. 12°, 02.07.1917). 

“El vivir en mi Querer soy Yo mismo. Eso fue la santidad de mi Humanidad en la tierra y por eso hice  todo y por todos …” (27.11.1917). 

“¿Has visto lo que es vivir en mi Querer? Es desaparecer, es entrar en el ámbito de la eternidad, es  penetrar en la Omnividencia del Eterno, en la Mente increada, es tomar parte en todo (en la medida  que a una criatura es posible) y en cada acto divino; es disponer, aun estando en la tierra, de todas las  cualidades divinas, es odiar el mal de un modo divino, es ese extenderse a todos, sin límites, porque la  voluntad que anima a esta criatura es Divina; es la santidad no conocida todavía y que haré conocer,  que pondrá el último ornamento, el más bello, más espléndido de todas las otras santidades, y será  corona y cumplimiento de todas las demás santidades” (08.04.1918). 

“Por eso a menudo te hablo del vivir en mi Querer, que hasta ahora no lo he manifestado a nadie.  Todo lo más han conocido la sombra de mi Voluntad, la gracia y la dulzura que contiene el hacerla,  pero penetrar en Ella, abrazar su inmensidad, multiplicarse conmigo y penetrar en todo, estando aun  en la tierra, en el Cielo y en los corazones, dejar los modos humanos y obrar con modos divinos, eso  no se conoce todavía, tanto que a no pocos les parecerá extraño, y quien no tenga abierta la mente a  la luz de la verdad no comprenderá nada…” (29.01.1919). 

“Parecerá sorprendente e increible a algunos todo ésto, y entonces deberían poner en duda mi  omnipotencia creadora; y luego, cuando soy Yo que lo quiero, que doy este poder, cesa toda duda. ¿Es  que no soy acaso libre de hacer lo que quiero y de dar a quien quiero?” (Vol. 12°, 02.02.1921).