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Divulgación científica
“No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela” (Albert Einstein)
… o a tu nieto (adaptación del CIDE)
La divulgación científica es ¿una responsabilidad o una competencia para nuestra formación?
Durante el “encierro académico” al que se sometió a cinco compañeros que están en la etapa final de la elaboración de su tesis de grado, uno de los ejercicios consistió en invitar a un grupo de ciudadanos comunes para que formaran parte del público durante una de las exposiciones que tuvieron que realizar los estudiantes. Y luego al finalizar el encierro todos los participantes hicieron una disertación profesional a la que asistió un doctor en ciencias ajeno al CIDE como parte del jurado en el ensayo de examen de grado. También, después de la disertación a todos los estudiantes se les hizo una entrevista por parte de reporteros de un periódico local, misma que luego fue publicada en uno de los periódicos de mayor circulación regional.
Algunos de los aspectos sobresalientes de estos eventos fueron:
1 En ninguna de las entrevistas publicadas en el periódico se hace referencia al CEJUS ni al CIDE.
2 Es notoria la dificultad que tuvieron los entrevistados para darse a entender con los entrevistadores.
3 Fue notorio el efecto (en algunos caso positivo y en otros no tanto) de exponer sus trabajos ante un público diferente al que tenemos en las reuniones de socialización, en este caso algunos de los participantes lucieron muy profesiones y seguros de si mismos, y de sus conocimientos sobre su objeto de estudios, mientras que otros se encontraron con dificultades serias para darse a entender.
De estas experiencias renace la necesidad de fortalecer la competencia para mejorar la calidad del discurso en la comunicación que debe establecerse entre los científicos y el público en general, que a su vez tiene que ver con la competencia de: Expandir el entrenamiento en el ámbito científico hacia la comunicación oral. Lo anterior permitirá a su vez promover las implicaciones que tiene en el “mundo real” nuestra actividad.
También es notoria la necesidad de estimular la motivación de estudiantes que se sienten “perdidos” cuando se les interpela y cuestiona sobre su objeto de estudios tanto dentro como fuera de los centros CIDE.
La competencia de aprender a hablar en dos idiomas, no se trata de hablar el ingles y nuestra lengua materna, sino de aprender el lenguaje más apropiado en el que se debe entrenar cada uno de nosotros para explicar convenientemente ante el público en general, la importancia de nuestra actividad y la importancia de nuestro campo de estudios para la humanidad.
El desarrollo de habilidades para comunicar la actividad científica en un nivel en el que sea comprensible para una audiencia no especializada pueda entender, requiere de un entrenamiento y práctica continuo y deliberado, con atención especial al lenguaje.
Aún cuando casi todos nosotros hemos heredado la facilidad de expresarnos con palabras, este don no se distribuye equitativamente, sin embargo si todos poseemos el entusiasmo de la motivación que nos lleva al descubrimiento, sabremos que ese entusiasmo es contagioso, podremos utilizar ese ímpetu para hacernos entender ya sea por un niño o por un anciano que nunca han escuchado hablar de nuestro objeto de estudios.
La palabra entusiasmo proviene del vocablo griego que significa algo así como “divinamente intoxicado” si nosotros poseemos esa motivación, esa intoxicación divina, entonces debemos dejarnos contaminar por la fascinación que brinda el entusiasmo y seguro que podremos hacer que se contagie nuestra audiencia sea cual fuere su conformación.
El otro aspecto fundamental para mejorar la competencia para la divulgación científica tiene que ver con la claridad, si podemos pensar con claridad, podremos escribir con claridad, los pensamientos sólo tiene validez cuando son expresados y si construimos nuestros conceptos a partir de la lectura de lo mejor, la reflexión que se haga sobre ellos deberá ser de lo mejor y lo que hagamos para aterrizar estos conceptos en la realidad mediante la observación, hará que éstos conceptos nos den el conocimiento y la seguridad para expresarlos en cualquier “palenque” como lo señala el Dr. Miguel Arenas.
Sólo nosotros que estamos metidos las 24 horas del día en nuestro objeto de estudios, podemos observar aquellos eventos y diferencias sutiles que sólo nosotros podremos platicar, es decir son nuestras únicas y propias experiencias las que con la emoción que proporciona el descubrimiento, podemos tomar como base para la divulgación de lo que hacemos. Ya que nuestro trabajo podría no tener un gran valor aparente hasta que alguien nos escuche hablar sobre él con emoción, por eso hay que preguntarnos cada día y hacer pública la respuesta cada día a la pregunta de ¿Cuál es el aspecto más importante de nuestro trabajo de investigación? Pregunta que además siempre estará en los labios de quienes están a nuestro alrededor, desde nuestros compañeros de trabajo, hasta nuestros hijos, familiares y amigos.
Para avanzar en esta tarea sugiero acudir a la página de la Academia Americana para el Avance de las Ciencias (AAAS por su siglas en inglés) que tiene una sección de su página de Internet dedicada a apoyar a científicos en la divulgación de sus hallazgos entre el público no especializado, este centro es: Center for Public Engagement with Science & Technology (AAAS), cuyas actividades se enfoca a proveer recursos y herramientas para que los investigadores logren una comunicación efectiva con el público, su dirección electrónicas es:
http://www.aaas.org/page/communicating-science-workshops.
Otra institución que ofrece este tipo de servicios es la Academia de Ciencias de Nueva York, a través de su programa de Ciencia y la Ciudad, en su página ofrece oportunidades para que los científicos puedan convivir con el público, cabe señalar que esta asociación coincide en su eslogan con el CIDE, ya en su logo resalta:
New York Academy of Science’s Science
Building communities, advancing science 1817.
Su dirección en Internet es:
http://www.nyas.org/WhatWeDo/SciencetheCity.aspx
También sugiero la lectura de los siguientes documentos:
Brownell, S. E., Price, J. V., & Steinman, L. (2013). Science Communication to the General Public: Why We Need to Teach Undergraduate and Graduate Students this Skill as Part of Their Formal Scientific Training. Journal of Undergraduate Neuroscience Education, 12(1), E6.
Chappell CR, Hartz J (1998) The challenge of communicating science to the public. Chronicle of Higher Education, March, 87. https://www.chronicle.com/article/the-challenge-of-communicating-science-to-the-public/
Radford T (2011) Of course scientists can communicate. Nature 469:445.
Salud y éxitos
Joel