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El registro de nuestra actividad cotidiana
12 párrafos, 1 producto (La libreta de bitácora)
En La Jornada leí tres aseveraciones que en algo me recuerdan los planteamientos actuales, los actualizados y los recientes del CIDE, espero que puedan perdonar el aparente, posible y tal vez innegable egocentrismo de la comparación, pero ahí les va: La primera declaración se refiere a la eliminación del “cáncer terrorista” de la península Arábiga, hecha por el primer ministro británico, David Cameron. Apenas el domingo próximo pasado, en el cierre de la sesión de socialización un servidor utilizaba una metáfora con la misma palabra y terminaba alentándolos para que cada uno de los miembros del CIDE presentes y representantes de los grupos CIDE de: Angostura, los dos de Culiacán, Los de Guasave y de San José de las Delicias, se convirtieran en “Células cancerígenas” que evadieran todo control que no fuera el de su libre albedrío para su reproducción.
La segunda afirmación provenía del titular de la AFI, Wilfrido Robledo, en la que clamaba “Los agentes federales deberán ser investigadores científicos”. Los que trabajamos el proyecto de CIDE nacional, hace alrededor de cinco años en la parte baja del sexenio de Fox, recordamos que la necesidad de “Dar un golpe publicitario” que tenía el ejecutivo en ese tiempo y para lo cual había solicitado al CIDE un proyecto de educación alternativo con la aplicación del Aprendizaje Basado en Problemas en todo el país y que luego antes de que el proyecto llegara a los asesores de la presidencia, se solicitó que fuera cambiado por un Proyecto para la formación de 5 mil policías investigadores, en lugar de los 5 mil científicos que habíamos propuesto formar en los siguientes cinco años con el proyecto original y que al final decidimos seguir en la marginalidad, pero formando cerebros para el cambio de esta nación.
Y sobre la tercera enunciación que reza: “Sepultureros: oficio que evita lidiar con los vivos” en el envío de ayer y con atención al día de los muertos les incitaba a pensar con ojos de enterrador en el metro, aún cuando a veces tengamos que ver “un tantito” como comadronas en ese trasporte colectivo, para dar un paso hacia atrás y dos para adelante es para la reflexión la pregunta
¿Será que tenemos miedo a lidiar con los vivos?
Por otro lado, con relación a uno de los productos que debemos construir todos los días, ya que es parte inherente de todos los demás productos que dan evidencias de nuestra formación, es decir el cuaderno de bitácora, la sugerencia es:
Escribir 12 párrafos en el cuaderno de bitácora.
Si hoy decides escribir 12 párrafos en tu bitácora estarás en el camino para ser doctor en ciencias, y el registro de lo que hacemos todos los días se convierte así en evidencia que de otro modo podría ser intangible, de nuestro crecimiento.
En la anterior reunión de socialización de Surutato, el compañero Daniel Solís preguntaba ¿Qué debo escribir en mi cuaderno de bitácora? Para dar respuesta en la práctica a esa cuestión, se propuso un ejercicio de observación de los cuadernos de bitácora de los asistentes, y de esta manera se pudo prestar atención a los aspectos que se tienen que considerar para mejorar este instrumento, el cual es clave para la evaluación y autoevaluación de nuestro quehacer cotidiano.
La bitácora, por definición, al contrario de nuestro “querido diario” o “diario íntimo” es un elemento público, que puede ser sujeta de escrutinio o auditoría, y que debe escribirse en una libreta que
perdure al paso de los años, ya que en sus páginas se escribe la historia, la nuestra (de quien la escribe) como individuo y la nuestra de quienes participamos citados por el que escribe, como integrantes del entorno de quien escribe. Y como se sabe, toda historia requiere de registros, el primer dato a anotar es el nombre y los datos personales de quien la elabora, luego vienen los nombres de las personas que estuvieron a alrededor de quien escribió, cuando éste realizó las actividades que se registran en la bitácora.
Al tratarse de un documento histórico es de relevancia elemental el registro de fechas y horas de todas las actividades realizadas y no sólo lo realizado, también es conveniente anotar todo lo que se pensó hacer, y si esto no se concretó tal acción, apuntar la respectiva explicación del porqué no se llegó a la realización de lo planeado.
Otro componente que debería estar presente en nuestra bitácora son las reflexiones que nos permiten avanzar en nuestro desarrollo como individuos, pero también las reflexiones de los momentos en los que sentimos que estamos estancados.
Al final del día el resumen de mis actividades y del tiempo dedicado a la reflexión se registra de forma numérica convertido en el número de horas dedicadas a:
a) Tareas teóricas (con base en la lectura);
b)Tareas lógicas (tiempo dedicado a la reflexión); y
c) Tareas empíricas (tiempo dedicado a la generación de datos para explicar la naturaleza).
Y al final de cada día es conveniente sentarnos a escribir lo que hicimos, contabilizar nuestros resultados de ese día, considerando que la suma de esta cantidad de horas de actividad diaria, adicionada con el número de horas que habíamos acumulado hasta el día anterior, es una indicación del orden que se tiene para el registro y proporciona una guía inmediata para la evaluación de esta parte del trabajo intelectual.
Si logramos anotar en el cuaderno de bitácora tan sólo cuatro párrafos sobre lo que leímos en el día; otros cuatro párrafos en relación con las reflexiones que surgieron como producto de la lectura (o de ésta y de nuestros antecedentes) y cuatro párrafos más en relación con los datos que tenemos a la vista sobre lo que estamos haciendo (Cualquier aspecto cuantitativo es bueno, por ejemplo; número de palabras que ingresamos a nuestro glosario, número de artículos gestionados hoy para nuestra biblioteca, número de autores en nuestra biblioteca; número de personas que padecen el problema de salud que investigamos, cantidad de dinero que se gasta para resolver el problema que investigamos, pérdidas económicas que causa el problema que tratamos de resolver, en fin cualquier dato numérico generado por nuestro trabajo, es conveniente para elaborar los últimos cuatro párrafos o cuatro ideas que pueden ir configurando el cuaderno de bitácora). Y si cada párrafo contiene tan sólo 50 palabras, estaremos abonando un total de 600 palabras a nuestra cuenta progresiva para llegar a escribir 1000 palabras cada día y así en 1000 días haber desarrollado las competencias de un doctor en ciencias.
Un problema que se observa entre las libretas que se sometieron a escrutinio público en la fecha a que hago referencia líneas arriba, es la falta de interés por nosotros mismos, al confundir cuaderno de bitácora con libreta de apuntes, es decir confundir el elemento clave del aprenidzaje y crecimiento intelectual con el elemento fundamental del paradigma contario, es decir la vieja y desvencijada libreta de apuntes que usamos para "tomar clases" o para dictarle a nuestros estudiantes las clases, y esto tiene relevancia como mensaje a nuestro inconsciente el cual casi con seguridad estará "vacunado" contra todo elemento que nos recuerde los amargos tragos que tuvimos que pasar en relación con esas libretas de apuntes, textos dictados por el profesor (muchas veces libro en mano) y que nosotros teníamos que memorizar para "aprobar el curso" y así ganarse el derecho a pasar al siguiente "nivel". Así que vale la pena construir el concepto de "Cuaderno de bitácora" y separarlo del de "libreta de apuntes" en todos los sentidos, aunque una libreta de bitácora cueste unos cuantos pesos más.
Salud y éxitos
Joel