Cuando Feredolobidi haya parido un hijo de Risúmar, todos los dioses les darán sus buenos deseos y la madre diosa irá hasta Edarnáspal para solicitarle cuál será la tarea de su hijo. Y la diosa de la mirada negra le dirá: "Hija de Gelgmo, las nubes han volado y las estrellas se han separado para quitar el velo que tapa eso que será y, entre los cielos, veo lo que se escribirán en la cabeza de tu hijo; sus pasos van directo hacia el cielo, para tocarlo[1] y su voz será el eco de la noticia en los corazones de los hombres, que anuncia el inevitable cambio; el último, portador de luz y sombras, de un fin y de un comienzo que se unirán en él; lo que veo es solo un reflejo, un destello de la verdad que brilla más allá de las estrellas; y tu hijo será la estrella que alumbrará en las profundidades de la noche eterna; por esto el nombre que le darás será Escártinto[2] y será la entrada estrecha por la que los hombres no pasarán; pero los dioses que pasarán por ella también serán pocos." Y la diosa de los ojos de cristal le dirá a la diosa generge[3]: "Escártinto será su nombre y yo seré guardiana de sus pasos, porque los dioses no podemos salirnos del camino escrito detrás de las estrellas, aunque me confundo con tus palabras." Y la diosa de la mirada negra le dirá a Feredolobidi: "Los ojos de tu hijo verán más allá de lo que pueden ver los dioses y leerá las palabras ocultas detrás de las luces del cielo, donde las vidas de todos los dioses y de todos los hombres fueron escritas, en palabras más antiguas y eternas que los dioses."
Y la diosa irá hasta su castillo de hielo con su hijo, en las aguas detrás de la isla Colatio y allí Escártinto sera niño y será joven hasta que llegará a su hogar Sulgúded[4], quien le solicitará su hijo a Feredolobidi, para enseñarle a cazar los animales que habitan en las aguas del mar. Y el dios llevará a Escártinto hasta el Colo, en donde hay ballenas, focas, aves y cangrejos y le enseñará a atrapar unos para convocar a otros. Y el joven dios tomará un cangrejo, que son los animales cuyos ojos ven lo que no ven los otros animales. Y el cangrejo hablará al dios en esas palabras que los otros dioses no conocen y le dirá que no lo mate porque él tendrá en su boca palabras que el dios querrá escuchar. Y el dios, temeroso, accederá, no matará al animal y lo escuchará. Y Sulguded verá al joven dios hablando con el animal, pero no conocerá las palabras que uno dará al otro. Entonces le dirá: "Joven de los ojos de hielo, te he visto hablando con ese animal y he oídos palabras que no son las que los dioses reconocemos." Pero el joven será prudente y le dirá a Sulguded que lo que debe ser no le permitirá decirle, en las palabras de los dioses, lo que el cangrejo le dirá. Y el joven se irá del Colo, cuando Sulguded no lo vea, saliendo del cielo de los dioses, hasta el límite de todos los cielos. Entonces Risúmar se dirigirá hasta Sulgúded, cuando sepa que su hijo está en su castillo, y le pedirá al dios de los mares que le entregue a su joven hijo. Y el dios le dirá que el joven no está con él, pero Risúmar no le creerá y, enfurecido, le lanzará un rayo, que no tocará al dios y llegará hasta Inamamale y Rocaa, quemándolas. Y Sulguded levantará las aguas y las lanzará hacia Risúmar, pero estas no tocarán al dios y llegarán hasta Quendaloronea, devorándola. Dadúlaquib[5] irá con los seis hijos[6], porque todos los quendaloroneanos le dan muchos tributos. Y el que golpea los suelos[7] irá también con su padre. Y los loros[8] del Aquipsmaloru acompañarán a la gran diosa de los mares. Y Feredolobidi y sus dos padres[9] irán con Risúmar y a ellos se unirán Naspaleba, dejando al hijo[10] por seguir a la madre[11], y Nergmo, dejando a la hija[12] por proteger su reino[13], y los dos hermanos, el rey de la estrella blanca[14] y el rey de la estrella roja[15]. Y los loros del Satidesmaloru servirán al gran dios de los cielos. Sin embargo, todos los dioses no se unirán a uno y a otro y Etaste y su hija[16], la de los ojos negros, el que se lleva a los hombres[17] y el que lleva las tinieblas a los hombres[18] dejarán la batalla.
Y Tasdolobidi luchará con su madre en la isla Colatio. Este levantará la tierra que mira hacia Inta, en donde estará la diosa, y la hará moverse violentamente, matando a los gelquilcios. Entonces, para detenerlo, Naspaleba lo hará dormir y el sueño cubrirá a los quendaloroneanos. Pero la diosa, afligida por creer que habrá matado al hijo, se dará a sí misma el sueño. Entonces, madre e hijo no despertarán de nuevo y los hombres y los animales durmientes no comerán, por lo que morirán entre los sueños. Y los hermanos reyes y los hermanos gemelos[19] de los mares irán hasta la tundra en la que están Terfen, Fara y Liscrayea. Y Ginit se llevará la luz del cielo, por lo que los hombres no verán sus pasos y los animales de la noche devorarán a los animales del día. Pero Borxa derribará a Lospidomo, quien caerá en las aguas, y el dios que no ve[20] las hará moverse y lo devorá. Pero este, antes de morir entre las aguas, tomará el gaciort[21], cuyo filo será desnudado del fuego por las aguas, con sus manos y lo clavará en el corazón del dios del agua, que morirá allí, llevándose las olas del mar, por lo que muchos animales morirán de sed. Entonces Ben levantará olas que tocarán el cielo y las lanzará contra el suelo, en donde estará Ginit, devorando las tres ciudades, pero las olas saldrán de su control y lo capturarán, ahogándolo entres sus aguas y llevándolo junto con el cuerpo del rey dios.
Entonces Risúmar y Feredolobidi verán a Sulgúded y Aquipsiudas en tierras en las que habitan los simbaínos, donde el verde se une al grito del Colo. Y los padres de Escártinto encontrarán el término inevitable. Desde Quiptó verán llegar a Sulgúded y a su hermano, el que hace nacer las aguas de los cielos. El cielo se oscurecerá con nubes cargadas de ira, mientras el mar rugirá. Los simbaínos, asustados, observarán desde un lugar detrás de las montañas, reconociendo el tiempo de su muerte en las manos de los dioses que gobiernan sus vidas. Rayos caerán del cielo, iluminando la noche con destellos violentos, mientras las olas se alzarán hasta el cielo, amenazando con tragarse los suelos. Los vientos aullarán con voz dolida, arrancando árboles de raíz y lanzando animales hacia las nubes. Entonces, Risúmar lanzará un rayo a Sulgúded, pero este no lo tocará y el destello llegará hasta Tantulimalta, haciendo arder los cuerpos de los hombres. Por esto, Sulgúded lanzará otro rayo hacia Risúmar, pero este no lo tocará y el destello llegará hasta Tárgaza y Emún, haciendo arder los cultivos, por lo que los animales morirán de hambre y los hombres que no podrán comer su carne. Entonces Feredolobidi ensanchará las aguas del Epe y del Intetaste, rompiendo los hielos y llevándolas hasta Estigia y Belelumpicia, ciudades entre las cuales se encontrará Aquipsiudas. Pero estas no lo tocarán y se desbordarán las riberas, llegando hasta las ciudades, rompiendo los diques y las murallas. Entonces el joven dios hará caer grandes conjuntos de aguas sobre Elvenmeler, ciudad en la que estará la hija de Gelgmo, pero sus gotas no la tocarán y las aguas se acumularán en las calles hasta llegar a las cabezas de los simbaínos. Entonces Sulguded levantará las aguas, formando varias olas, y las lanzará contra Quiptó, pero las aguas se alzarán sobre él y lo devorarán, junto con Risúmar y su esposa, Quiptó y los simbaínos que viven detrás de las montañas.
Desde Ugén, Quesadargo mantendrá las aguas en su control para proteger su ciudad. Mientras que, en Egáquib, Reltutedi reunirá las olas del Colo para defenderla. En Inta, Calgmo aguardará mientras que en Papscranda, los vientos violentos de Gelgmo se llevarán a los loroaquips que intentarán entrar en ella. Los dioses no saldrán de su ciudad durante diez vidas de hombres, haciendo temblar la tierra y golpeando los cielos, hasta que Quesadargo enviará un maremoto imparable que se llevará a Ugén y al dios, ahogando a los habitantes y sumergiendo la ciudad bajo las aguas para siempre. Y Reltutedi, controlado por la ira, liberará olas violentas que inundarán Egáquib por completo, llevándosela y yéndose el dios con ella. Calgmo, viendo esto, invocará una enfermedad que asolará Inta, haciendo marchitar sus campos. Y Gelgmo levantará de la tierra fuertes vientos que arrancarán a Papscranda de esta. Y solo los padres de la diosa del mar se mantendrán en pie.
Los cielos se oscurecerán y los mares embravecerán cuando Dadúlaquib, la diosa de los grandes dedos, con los loros de agua, cuyas formas se alzarán sobre las olas, vea a Nergmo, el dios de los cabellos dorados, seguido de loros de las nieves, que bajarán de las montañas. Y, con un grito de furia del cielo, los lorosatides entrarán en Rumaraloro, que será la primera que caerá, temiendo por la fuerza de los helados ejércitos, atrapada por un invierno eterno. Y Dadúlaquib, desde lo más profundo de las aguas, convocará a sus ejércitos, quienes, emergiendo con un grito, levantando enormes columnas de agua que, atravesando el hielo, llegarán hasta Farinta y Setidode, llevándose las dos ciudades, tomando en sus frías manos los cuerpos de los gelquicios. Y los dioses lucharán en los cielos y los mares, con truenos sonantes y olas chocando contra el hielo. Y Sotir y Pantidocia serán campos de batalla, a donde los loros entrarán con furia. Y Dadúlaquib surgirá de las profundidades del mar, mientras que Nergmo descenderá de los cielos, con rayos y nubes oscuras y violentas. Y los dos se tocarán, rugiendo, sacudiendo los cimientos de la tierra, llevándose sus propias vidas. Y, después de acabada la contienda, cuando el polvo se haya detenido y las aguas estén calmadas, no habrá ciudades de hombres y todos los loros yacerán muertos en el campo de batalla. A través del silencio, solo habrá el eco de la destrucción, que habrán dejado estos.
Y, bajo las sombras de un cielo solitario, entre las ruinas humeantes y los escombros de ciudades caídas, se reunirán las diosas Edarnáspal, Etaste y Calgmo, junto con los dioses Imbidmo y Rospomo, viendo el cielo de los hombres vacío. Y, desde los cielos, un eco resonará, anunciando el regreso de Escártinto, a quien atrapará un fuerte dolor por la falta de los padres, que se reflejará en sus ojos de cristal, mientras que los dioses se acercarán y, con su corazón lleno de pesar, les dirá: "¡Hermanos! ¿Por qué los cielos han escrito esta horrible historia? Lo que debe ser no tiene compasión ni siquiera con los dioses." Y sus palabras resonarán en el silencio de la muerte. Los dioses lo rodearán y Edarnáspal colacará una mano en su cabeza, diciéndole: "Joven dios, que ves lo que los otros dioses no ven, tus ojos te han narrado lo que debía ocurrir antes de que pasase y te has alejado de nosotros para cumplir con lo que se te había designado." Y Etaste inclinará la cabeza[22]. Calgmo y Gelgmo mantendrán el silencio y sus miradas se perderán en el horizonte arrasado, buscando la imagen de su hija. Imbidmo recogerá los cuerpos de los hombres y los cuerpos de los animales y Rospomo protegerá bajo sus manos los pequeños árboles que estarán naciendo. En este momento oscuro, entre las ruinas de un cielo caído, los dioses llorarán por los que amaron y protegieron.
[1] Para los zarqueanos, el cielo era el techo de la bóveda que cubría el mundo, por lo que es el límite de los mundos de los hombres y los dioses. Con esto se refería a que el dios iba hacia el límite del mundo y de la historia.
[2] De skart ("estrella") e into ("última").
[3] De gainerge, adivino zarqueano.
[4] Dios zarqueano de las tormentas y los maremotos.
[5] Diosa zarqueana de las aguas.
[6] Según la Historia de Ilarbolsticón y Lopsoltabuta, Aquipsiudas es hijo de Borxa y Ben, pero este texto recoge la versión que lo hace hijo de Gelgmo y Dadúlaquib y, por ende, hermano de los primeros.
[7] Tasdolobidi, dios de los terremotos.
[8] Gigantes mitológicos. Había dos tipos: los loroaquips (loros de agua) y los lorosatides (loros de nieve).
[9] Calgmo y Gelgmo.
[10] Tasdolobidi.
[11] Calgmo.
[12] Dadúlaquib.
[13] Los cielos.
[14] Ginit, dios zarqueano de la luna.
[15] Lospídomo, dios zarqueano del sol. Por otro lado, kalba se puede traducir como "amarillo" o como "rojo".
[16] Edarnáspal.
[17] Imbidmo.
[18] Rospomo.
[19] Según la Historia de Ilarbolsticon y Lopsoltabuta, Ben era el hermano gemelo de Sulguded, pero este texto incluye la versión que convierte a Ben en el hermano gemelo de Borxa.
[20] Borxa es ciego, por lo que la oscuridad no le afectó.
[21] gartjort, lanza zarqueana. Ver la Epístola de Télgolo.
[22] Este gesto implicaba para los zarqueanos respeto por la muerte y duelo, reconociendo el status del difunto.