Antes de que nacieran los dioses, cuando no había mar y la oscuridad llenaba todos los espacios del mundo, estaba la diosa solitaria Bripuye[1], la madre de todos. Y esta sintió un gran anhelo y, con un suspiro que estremeció las estrellas, decidió dar vida. De ella surgió una luz que iluminó la oscuridad y su vientre. Y, con el frío del viento, Bripuye dio a luz A Dorsu[2] y a Toruye[3], quienes son el guardián del día y la guardiana de la noche y bailan entre las estrellas. Pero su vientre no se cerró entonces. Y Lio[4], lleno del aliento de la carne de esta, se separó del vientre y se elevó para cubrir el mundo. Y Nierc[5], el hijo de los lamentos de su parto, nació con un estruendo divino, como el ígnoro[6], llamando a la naturaleza. La sangre divina que surgía del vientre de Bripuye, llena de vida, se derramó sobre el suelo del mar y se convirtió en las aguas del mundo. De estas emergieron ballenas y peces grandes, animales que habitan en los océanos, y la carne de Bripuye cayó sobre sus lomos, surgiendo así las islas. Así, Bripuye encontró consuelo en la compañía de sus hijos, llenando el mundo con ellos y dándole imagen. Y, entre los grandes océanos que se extendían a lo largo del recién nacido mundo, las aguas bullían y, desde las profundidades, surgieron animales grandes de todas las formas, que surcaban las olas bellamente, y, de colores brillantes bailaban, entre los arrecifes. Y, junto a las ballenas y los peces, los animales más antiguos, que se mueven bajo las sombras de las profundidades, engendradas por la soledad y el poder de Bripuye, poblaban los mares recién nacidos, llenándolos de la vida y la muerte.
Y Ugoye, que era la ballena más grande de los que viven entre las aguas, y Saritoye, que era el pez más grande de los que viven entre las aguas, se unieron y esta engendró tres grandes huevos. Uno cayó hasta las profundidades de los mares y los otros subieron hasta la superficie del agua. Entonces los vio Nierc y, pensando que un animal de las aguas buscaba atacar a su madre, les lanzó un rayo, que atravesó las aguas, levantando las que sostenían a uno de los huevos, el cual voló hacia Lio. Allí él lo tomó y lo cuidó hasta que este se rompió y de él salieron todos los animales que navegan entre las nubes. Y el otro huevo que estaba en la superficie de las aguas alcanzó el cuerpo de Bripuye y, rompiéndose, de él salieron todos los animales que viven sobre ella. Y el peso de las aguas aplastó al huevo que cayó dentro de sus profundidades, rompiéndolo, y de él salieron todos los animales que viven entre las aguas. Entonces, por miedo a que ellos la hiriesen, Bripuye a Ugoye y a Saritoye de su carne separó. Pero en el lomo de Ugoye estaban un hombre y una mujer. Y estos se alejaron de los demás animales. Entonces Toruye mató muchos conejos y con su carne fabricó una barca y en ella entró en los mares y fue hasta Ugoye. Se subió a su lomo y buscó al hombre y a la mujer y les dijo que la siguiesen. Pero estos no hablaban. Entonces la diosa les enseñó a hablar y les dijo que la siguiesen. Pero sus patas eran cortas como las de los otros animales. Entonces los hizo pararse en dos patas de sus cuatro patas e hizo más largas aquellas con las que se sostenían y les dijo que la siguiesen. Pero estos no querían dejar la comida que era suya en el lomo de Ugoye. Entonces la diosa convirtió sus patas de arriba en manos, para que tomasen su comida, y la diosa les dijo que la siguiesen. Y el hombre y la mujer tomaron su comida y la siguieron hasta su barca. Entonces Toruye tomó un trozo de su barca y lo clavó en el pecho de Ugoye, por la pena que había realizado. Y este murió allí y su cuerpo se hundió en las aguas, pero era muy grande y su lomo se mantuvo sobre la superficie de las aguas.
Y Bripuye temió que los hijos de Saritoye se uniesen y traicionasen a los dioses. Entonces los separó a todos de su carne y un cuerpo fue de cada uno. Y Dorsu sopló sobre estas carnes, para que su aliento de fuego las llenase de una vida que arde con juventud, pero que muere con vejez. E hizo de su aliento una gran bola de fuego y la llevó hasta Lio, para que se mantuviesen con su calor las llamas de todos los animales. Y Lio hizo de su sangre un gran techo, que tapase a todos los animales, para que no viesen a los dioses, y con trozos de su carne salpicó este mar, formando nubes que sostuviesen las aguas en lo alto. Y Toruye hizo con el frío de sus manos una gran bola de hielo y la lanzó al mar que Lio había creado, para que enfriase las carnes de los animales, para que el fuego no ardiese sobre estas y las quemase. Y Bripuye tomó de la bola de fuego que había hecho su hijo y con él salpicó su cuerpo, haciendo crecer en él grandes árboles y montañas. Y Dorsu vio el cuerpo brillante de Toruye y, deseándola, se unieron y engendraron a dos hermanas gemelas, Dipoye[7] y Lidabrie[8], y la primera se bañó en las llamas de la bola de fuego, que había creado su padre, y así bajó hasta Bripuye, para tocar a los hijos de los animales, llenándolos de vida. Pero estos se multiplicaron y el calor del fuego quemó el corazón de Bripuye, quien murió allí. Entonces su hermana se bañó en las sangres de esta y subió hasta el mar de Lio, haciendo caer las aguas sobre estos animales, para apagar sus fuegos y reducirlos hasta que los dioses pudiesen controlarlos de nuevo.
[1] Diosa damaria de la tierra.
[2] Dios damario del sol.
[3] Diosa damaria de la luna.
[4] Dios damario del cielo.
[5] Dios damario del trueno.
[6] iгnoru, instrumento musical de origen vermárico que consiste en un cuerno de bovino que era soplado para anunciar la apertura eventos litúrgicos.
[7] Diosa damaria de la vida.
[8] Diosa damaria del agua y la lluvia.