[1] A ti, Esdarfruscón[1], que cuidas a los farcuyamadros. [2] A ti (te cuida) Radyón[2] y los dioses son tus compañeros. [3] Después de que nos dejaron tres soles, de estas tierras, [4] los nuestros expulsaron a tres ejércitos del funesto Egbarila, [5] a quienes acompañaban dos grandes filas derúzeras. [6] Después de que nos habían dejado cinco soles, un mensajero de Slaciel, [7] de ese hombre que es rey de Icunaruyorca[3], [8] que no ama a los dioses de los meyecmartecos[4] [9] sino al dios de los romanos, Cristo; acercándose [10] a Cerpérac[5], porque él sabía que venían los otros. [11] Somos fuertes para aguantar a esas bestias, [12] que solo quieren esclavizar a los reyes de nuestros pueblos. [13] Ya antes las tropas de este expulsaron a un invasor. [14] Después de que nos dejaron muchos soles, los deyanibédnargos[6] [15] quisieron entrar a nuestras tierras por Icfro. [16] Ahí estaban entonces los hermanos Esdarfrogro y Chorúyoc, [17] los hijos de Zarótut, que quisieron ir hacia las montañas [18] para esperar a los invasores antes de que ellos viniesen aquí. [19] Pero un oso que salió de la arboleda les robó la comida. [20] Esdarfrogro entró al bosque para buscarlo. [21] Allí se encontró con un ciervo de pelaje blanco [22] y lo aprisionó la belleza de sus cuernos de nieve. [23] Lo siguió hasta un lago que, a pesar del frío, estaba líquido. [24] Allí entonces lo mató con su cuchillo, pero el filo se convirtió en hielo [25] y se partió en pedazos, clavándose en su abrigo. [26] Entonces salieron de entre los árboles otros ciervos de nieve, [27] familia del animal, nacida del vientre de Radyón, [28] con la carne blanca que enfriaba lo que tocaba. [29] Uno de ellos se acercó a él y le dijo: [30] “Hijo de Zarótut, tu intención es buena, [31] pero has cometido una injusticia al matar a uno de nosotros, [32] porque nosotros somos hijos de los dioses”. [33] Y de esto el cazador le respondió diciendo: [34] “Mi corazón lamenta mi ofensa ¿Cómo solventarlo?” [35] El ciervo le dijo: “Para mantener el número, [36] te convertirás en un ciervo de nieve”. Dijo el cazador: [37] “Todo lo que Rasdhón diga yo realizaré feliz”. [38] Entonces el animal tocó con el morro su nariz [39] y la piel del cazador se convirtió en nieve, [40] mientras el cuerpo tomó la forma de un ciervo con astas de hielo. [41] Chorúyoc había entrado entonces al bosque cuando bajaba [42] Elguéloc[7] junto a sus soldados de los montes [43] y vio al cazador, por lo que se separó de las filas [44] y mandó entonces a un guerrero suyo, a Guidrecnúdul, [45] cuyo nombre significa “corazón débil” en la lengua de ellos, [46] para que él siguiese solo al hijo de Zarótut. [47] Pero los ciervos escucharon los pasos de Chorúyoc, [48] por lo que se adentraron en lo profundo del bosque. [49] Aunque Esdarfrogro escuchó la voz de su hermano, [50] sus patas se movieron solas, siguiendo a los otros animales. [51] Cuando el cazador entró en el bosque, Pravus[8] [52] quiso enviar una bestia para protegerlo. Por esto, [53] tomó madera e hizo un oso polar, [54] cuya cabeza estaba más alto que la copa de todos los árboles, [55] que esperaba entonces al soldado de Elguéloc. [56] Pero la nieve cayó sobre los ojos de la bestia, [57] por lo que no veía al que estaba frente a él. [58] La pata de uno de los ciervos se rompió y quedó en el camino, [59] tras los demás animales. Entonces Chorúyoc fue allí [60] y, al ver al hermoso animal, lo mató con la dasquéyec[9]. [61] Los ciervos sintieron en el cuerpo que le habían amputado una parte, [62] por lo que fueron entonces a buscar a su hermano. [63] Y porque esto quisieron los dioses, o por la ofensa, [64] o por el beneficio de los hijos (nuestros), o fue un final funesto que nadie quería, [65] el cazador fue entonces a un claro del bosque [66] y allí encontró a la gran bestia de Pravus, [67] pero el miedo dominó a Chorúyoc y con el dasquéyec [68] le cortó las dos orejas al animal, el cual entonces, [69] por el dolor, lanzándole una zarpa a la cabeza, [70] le arrebató la vida del cuerpo al cazador y lo devoró. [71] Escuchó Guidrecnúdul el grito del cazador [72] y fue hasta el claro, encontrando a la bestia, [73] que no lo escuchó ni lo vio y, prendiendo fuego [74] la punta del arma, el cazador la lanzó a la bestia, [75] clavándose en la pata, después de lo cual el fuego consumió al oso, [76] tocando a los árboles alrededor de él. [77] La pata con la que había matado al cazador se había hundido en la nieve, [78] por lo que el fuego no tocó la ropa antes de apagarse. [79] Entonces vieron los ciervos el cuerpo de su hermano [80] yaciente en el suelo y el hijo de Zarótut, entre las cuñas de madera, [81] vio el ropaje del hermano. Los animales, yendo hacia el soldado, [82] le clavaron sus astas de hielo en la carne, [83] sacándole la vida del cuerpo, matándolo ahí. [84] Y porque los dioses lo quisieron, los ciervos de nieve [85] buscaron a sus iguales y, viéndolos debajo de la cordillera, [86] mataron a todos ellos, menos a Elguéloc, [87] que pudo huir a través de estas. De esta forma, Esdarfruscón, [88] los dioses quisieron que sean [89] los hombres de nuestro pueblo libres hoy de las armas de los otros pueblos.
[1] Histórico rey de Decaryazeo en tiempos de Lumpicurgo.
[2] “Gran madre”; epíteto de Prafuya, diosa de la naturaleza y la vida, principal deidad del panteón parbídico
[3] “Pueblo del agua profunda”; nombre con el que los parbídicos se referían a Telmízer.
[4] De Meyecmártec, “tierra verde”; nombre con el que los parbídicos se referían a los simbaínos.
[5] Histórico rey de Farcuyamázer en tiempos de Lumpicurgo.
[6] “Los del otro lado de la montaña”; nombre con el que los parbídicos se referían indistintamente a los elodeos y a los damarios.
[7] Rey mitológico de Sirguecre.
[8] El dios parbídico del cielo y el sol.
[9] Lanza de origen parbídico.