Primera Lectura (Nm 6,22-27):
Este texto conserva una antigua bendición que los sacerdotes del Antiguo Testamento realizaban sobre el pueblo en las vísperas de las fiestas litúrgicas, particularmente del año nuevo o Ros – ha saná. Es interesante su contenido. En primer lugar, se pide la bendición de Dios. Sabemos que en el Antiguo Testamento el contenido fundamental que encierra toda bendición divina es una larga vida y el ser fecundo (cf. Gn 1-2; 12). Se pide luego la guarda, custodia o protección de parte de Dios para con su pueblo. Por tanto, aquí la bendición se refiere a los valores fundamentales y básicos del pueblo y de las personas: salud, descendencia, protección del mal.
En un segundo bloque se pide recibir realidades espirituales, pero no por ello menos reales. Que el Señor le muestre su rostro. La Biblia habla con frecuencia del "rostro de Dios". Utiliza esta expresión para referirse a Dios en cuanto se vincula con el hombre, se vuelve hacia él. Que Dios muestre su rostro al hombre o lo haga brillar ante él significa que le concede su paz y la salvación. Por último, se pide que Dios conceda la Paz (shalom), concepto que encierra todos los bienes que el corazón del hombre puede desear de parte de Dios. Es el don fundamental.
Segunda Lectura (Gal 4,4-7):
Es interesante considerar la estructura interna de este texto para captar su profundo mensaje:
Pero, al llegar la plenitud de los tiempos,
envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley,
para rescatar a los que se hallaban bajo la ley,
y para que recibiéramos la filiación adoptiva.
La prueba de que son hijos es que
Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre!
De modo que ya no eres esclavo, sino hijo;
y si hijo, también heredero por voluntad de Dios (Gal 4,4-7).
Así como Jesús es el único camino para ir al Padre; de igual modo por medio de él llegan a nosotros el amor y todos los dones del Padre, que se pueden reunir en uno sólo: la filiación divina, es decir, la gracia de ser sus hijos. De modo específico, Dios es Padre de los creyentes porque les comunica, por medio de su Hijo Jesucristo, la vida divina. En San Pablo encontramos frecuentemente esta idea pues en sus cartas considera siempre la obra de Dios “desde nosotros y para nosotros” y, por ello, la revelación del Padre en el Hijo se orienta a la filiación de los creyentes en Cristo. El Padre de nuestro Señor Jesucristo es también el Padre de los cristianos, tal como lo refiere en el saludo inicial de casi todas sus cartas. Para el Apóstol los cristianos son hijos de Dios como fruto de la redención obrada por el Hijo, quien les otorga una participación en su espíritu filial.
Justamente en la carta a los Gálatas san Pablo compara los dos momentos de la Historia de la Salvación, la sumisión a la Ley o Torá y la libertad filial, con dos edades de la vida humana: la de la infancia que supone el sometimiento al pedagogo que es la ley; y la mayoría de edad en la cual el heredero goza de la libertad. Pues bien, con Cristo ha llegado a los hombres esta mayoría de edad pues El viene a liberarnos de la esclavitud de la Ley y a transformarnos en hijos adoptivos. Podemos reconocer detrás de esta expresión paulina la manifestación de la paternidad de Dios a través del éxodo, pero aquí el rescate y la filiación adoptiva alcanzan su pleno sentido por medio del Hijo. La prueba y la experiencia de esta condición de libertad se encuentran en el envío del Espíritu de Cristo -espíritu filial- al corazón de los fieles que los mueve a llamar a Dios como lo llamaba Jesús: Abbá - Padre. Esta condición de hijos, al igual que en Jesús, se pone de manifiesto en la oración.
Evangelio (Lc 2,16-21):
Este evangelio fue elegido para esta solemnidad porque nos dice que ocho días después de su nacimiento Jesús fue llevado por María y José para cumplir con lo mandado por la ley de Dios: debía ser circuncidado al octavo día. Allí mismo se le pone el nombre de Jesús. Nos encontramos al octavo día después de Navidad, del Nacimiento de Jesús, pero más allá de las lecturas la atención de la liturgia está puesta totalmente en María como Madre de Dios, cuya solemnidad celebramos.
Es interesante lo que dicen G. Zevini – P. G. Cabra[1]: “Hay, pues, diversas actitudes que se pueden asumir ante el Cristo: la búsqueda pronta y gozosa de los pastores, el asombro y la alabanza de aquellos que intervienen en el hecho, el relato a otros de la experiencia vivida. Para el evangelista sólo María adopta la postura del verdadero creyente, porque ella sabe guardar con sencillez lo que escucha y meditar con fe lo que ve, para ponerlo todo en su corazón y transformar en plegaria la salvación que Dios le ofrece.”
Algunas reflexiones:
Tenemos en esta solemnidad tres temas principales sobre los cuales habrá que reflexionar: la Maternidad Divina de María; la jornada mundial de oración por la paz y el fin-comienzo del año.
1. María, Madre de Dios
La confesión de María como Madre de Dios es el dogma mariano fundamental. "Madre de Dios", Theotokos, es el título que se atribuyó oficialmente a María en el siglo V, exactamente en el concilio de Éfeso, del año 431, pero que ya se había consolidado en la devoción del pueblo cristiano desde el siglo III, en el contexto de las fuertes disputas de ese período sobre la persona de Cristo. Con ese título se subrayaba que Cristo es Dios y que realmente nació como hombre de María. Así se preservaba su unidad de verdadero Dios y de verdadero hombre […] El título de Madre de Dios, tan profundamente vinculado a las festividades navideñas, es, por consiguiente, el apelativo fundamental con que la comunidad de los creyentes honra, podríamos decir, desde siempre a la Virgen santísima. Expresa muy bien la misión de María en la historia de la salvación. Todos los demás títulos atribuidos a la Virgen se fundamentan en su vocación de Madre del Redentor, la criatura humana elegida por Dios para realizar el plan de la salvación, centrado en el gran misterio de la encarnación del Verbo divino." (Benedicto XVI, 2 de enero de 2008).
Por tanto, la confesión de María como Madre de Dios se deriva de la confesión de Jesucristo como Hijo de Dios. Por eso con esta fiesta mariana reafirmamos nuestra fe en la Encarnación del Hijo de Dios en el seno de María Virgen. Ahora bien, como dice R. Cantalamessa[2]: "El título Madre de Dios proclama que Jesús es Dios y hombre en una misma persona. Este es el propósito por el que los Padres en el Concilio de Éfeso adoptaron este título. El mismo nos habla de la unidad profunda entre Dios y el hombre realizada en Jesús; de cómo Dios se ha unido al hombre y se unió en la unidad más profunda que existe en el mundo, que es la unidad de la persona. Los padres decían que el seno de María fue el tálamo en el cual tuvieron lugar las bodas de Dios con la humanidad, el “telar”, en el cual fue tejida la túnica de la unión, el laboratorio en el cual se obró la unión de Dios y del hombre”.
2. Jornada Mundial de la Paz 2023: «Inteligencia artificial y paz».
El Papa Francisco comienza su mensaje para la jornada mundial de la paz de 2024 haciendo referencia a la inteligencia humana, don de Dios Creador al hombre creado a su imagen y semejanza; y a la ciencia y la tecnología como expresión de esta cualidad humana. Ahora bien, “los notables progresos de las nuevas tecnologías de la información, especialmente en la esfera digital, presentan, por tanto, entusiasmantes oportunidades y graves riesgos, con serias implicaciones para la búsqueda de la justicia y de la armonía entre los pueblos. Por consiguiente, es necesario plantearse algunas preguntas urgentes. ¿Cuáles serán las consecuencias, a medio y a largo plazo, de las nuevas tecnologías digitales? ¿Y qué impacto tendrán sobre la vida de los individuos y de la sociedad, sobre la estabilidad internacional y sobre la paz?”
Luego el Papa Francisco, en su mensaje, se concentra en la Inteligencia Artificial y afirma que: “debe ser entendida como una galaxia de realidades distintas y no podemos presumir a priori que su desarrollo aporte una contribución benéfica al futuro de la humanidad y a la paz entre los pueblos. Tal resultado positivo sólo será posible si somos capaces de actuar de forma responsable y de respetar los valores humanos fundamentales como «la inclusión, la transparencia, la seguridad, la equidad, la privacidad y la responsabilidad».
Para lograr orientar al bien común estas nuevas tecnologías digitales, dice el Santo Padre, no alcanzan la conducta ética y responsable del desarrollador, sino que será necesario crear organismos que analicen las cuestiones éticas emergentes y tuteles los derechos de los usuarios. Y esto porque siempre es posible ceder a la tentación del egoísmo, del interés personal, del afán de lucro y de la sed de poder. Ante esta posibilidad el Papa Francisco afirma que “la dignidad intrínseca de cada persona y la fraternidad que nos vincula como miembros de una única familia humana, deben estar en la base del desarrollo de las nuevas tecnologías y servir como criterios indiscutibles para valorarlas antes de su uso, de modo que el progreso digital pueda realizarse en el respeto de la justicia y contribuir a la causa de la paz. Los desarrollos tecnológicos que no llevan a una mejora de la calidad de vida de toda la humanidad, sino que, por el contrario, agravan las desigualdades y los conflictos, no podrán ser considerados un verdadero progreso”.
En el siguiente apartado el Papa Francisco mira al futuro y analiza los algunos de los cambios que traerá la aplicación de la Inteligencia Artificial, como por ejemplo con las máquinas que aprenden solas.
Esta posibilidad, que se vuelven cada vez más reales “debe hacernos reflexionar sobre el “sentido del límite”, un aspecto a menudo descuidado en la mentalidad actual, tecnocrática y eficientista, y sin embargo decisivo para el desarrollo personal y social. El ser humano, en efecto, mortal por definición, pensando en sobrepasar todo límite gracias a la técnica, corre el riesgo, en la obsesión de querer controlarlo todo, de perder el control de sí mismo, y en la búsqueda de una libertad absoluta, de caer en la espiral de una dictadura tecnológica. Reconocer y aceptar el propio límite de criatura es para el hombre condición indispensable para conseguir o, mejor, para acoger la plenitud como un don. En cambio, en el contexto ideológico de un paradigma tecnocrático, animado por una prometeica presunción de autosuficiencia, las desigualdades podrían crecer de forma desmesurada, y el conocimiento y la riqueza acumularse en las manos de unos pocos, con graves riesgos para las sociedades democráticas y la coexistencia pacífica.”
Después de enumerar algunos temas candentes para la ética y los desafíos que la IA presenta para la educación y el desarrollo del derecho internacional, cierra su mensaje el Papa con una invitación al compromiso por parte de todos: “Espero que esta reflexión anime a hacer que los progresos en el desarrollo de formas de inteligencia artificial contribuyan, en última instancia, a la causa de la fraternidad humana y de la paz. No es responsabilidad de unos pocos, sino de toda la familia humana. La paz, en efecto, es el fruto de relaciones que reconocen y acogen al otro en su dignidad inalienable, y de cooperación y esfuerzo en la búsqueda del desarrollo integral de todas las personas y de todos los pueblos”.
3. Fin y comienzo del año
El evangelio describe con una profunda frase la actitud de María ante los acontecimientos que le tocó vivir tan de cerca: "María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón" (Lc 2,19). Es decir, María grababa los acontecimientos en su corazón y los meditaba para descubrir el sentido teológico de los mismos, el mensaje personal que para ella encerraban los hechos que sucedían a su alrededor. Entonces, en esta fiesta de la Maternidad Divina de María, vemos que Ella vive, como la más humilde de las creaturas, los dos verbos – recordar y generar - que propone el Papa Francisco en su discurso a la Curia Romana con ocasión del saludo natalicio el pasado 23 de diciembre de 2021: “El humilde vive guiado constantemente por dos verbos: recordar —las raíces— y generar, fruto de las raíces y de las ramas, y de este modo vive la alegre apertura de la fecundidad.
Recordar significa etimológicamente “traer al corazón”, re-cordar. La memoria vital que tenemos de la Tradición, de las raíces, no es un culto del pasado, sino un gesto interior por medio del cual traemos constantemente al corazón aquello que nos ha precedido, aquello que ha atravesado nuestra historia, aquello que nos ha conducido hasta aquí. Recordar no es repetir, sino atesorar, reavivar y, con gratitud, dejar que la fuerza del Espíritu Santo haga arder nuestro corazón, como a los primeros discípulos (cf. Lc 24,32).
Pero para que recordar no se convierta en una prisión del pasado, necesitamos otro verbo: generar. Al humilde —al hombre humilde, a la mujer humilde— no sólo le interesa el pasado, sino también el futuro, porque sabe mirar hacia adelante, sabe contemplar las ramas con la memoria llena de gratitud. El humilde genera, invita y empuja hacia aquello que no se conoce; el soberbio, en cambio, repite, se endurece —la rigidez es una perversión, una perversión actual— y se encierra en su repetición, se siente seguro de lo que conoce y teme a lo nuevo porque no puede controlarlo, lo hace sentir desestabilizado, porque ha perdido la memoria.
El humilde acepta ser cuestionado, se abre a la novedad y lo hace porque se siente fuerte gracias a lo que lo precede, a sus raíces, a su pertenencia. Su presente está habitado por un pasado que lo abre al futuro con esperanza. A diferencia del soberbio, sabe que ni sus méritos ni sus “buenas costumbres” son principio y fundamento de su existencia, por eso es capaz de tener confianza; el soberbio no la tiene.
Todos nosotros estamos llamados a la humildad porque estamos llamados a recordar y a generar, estamos llamados a volver a encontrar la relación justa con las raíces y con las ramas; sin ellas estamos enfermos y destinados a desaparecer.
Jesús, que viene al mundo por el camino de la humildad, nos abre una vía, nos indica un modo, nos muestra una meta.
Queridos hermanos y hermanas, si es cierto que sin humildad no podemos encontrar a Dios ni experimentar la salvación, también es cierto que sin humildad no podemos encontrar al prójimo, al hermano y a la hermana que viven a nuestro lado”.
PARA LA ORACIÓN (resonancias del evangelio en una orante):
Enamorada
“Jesús”, dijo María, su Madre
Y el sonido hizo vibrar el corazón del padre
Así llamarían a Dios
Sus vecinos y familiares
El nombre que Ella escuchó de la voz del Ángel
Quién pudiera expresar
Una belleza tal, sin entonar un canto
Notas hiladas con ternura
Si solo su hermosura
Colorea este mundo tan gris
Y nos abriga
¡Madre Santa, Santa María!
Guárdanos en tu corazón de niña
Y quédate cerca
Hemos venido a buscarte
Y es grande nuestra pobreza,
¡Aquí estamos!
Para anunciar a todos
Que en esa humilde morada
Había una muchacha
Una madre Virgen
Contemplando a su hijo…Enamorada. Amén.
[1] Lectio Divina para cada día del año. Vol. 2. Tiempo de Navidad (Verbo Divino; Estella 2003).
[2] María, espejo de la Iglesia (Agape; Buenos Aires 2013) 97-98.
DOM DAMIAN NANNINI, ARGENTINA
Primeira Leitura (Nm 6,22-27):
Este texto preserva uma antiga bênção que os sacerdotes do Antigo Testamento realizavam sobre o povo nas vésperas das festas litúrgicas, particularmente do ano novo ou Ros-ha-sana . Seu conteúdo é interessante. Em primeiro lugar, pede-se a bênção de Deus. Sabemos que no Antigo Testamento o conteúdo fundamental contido em cada bênção divina é a vida longa e a fecundidade (cf. Gn 1-2; 12). Solicita-se então a tutela, custódia ou proteção de Deus para o seu povo. Portanto, aqui a bênção refere-se aos valores fundamentais e básicos do povo e do povo: saúde, prole, proteção contra o mal .
Num segundo bloco, é solicitado o recebimento de realidades espirituais, mas não menos reais por isso. Que o Senhor lhe mostre o seu rosto. A Bíblia fala frequentemente da “face de Deus”. Ele usa esta expressão para se referir a Deus, assim que se liga ao homem, volta-se para ele. Que Deus mostre o seu rosto ao homem ou o faça brilhar diante dele significa que lhe concede a paz e a salvação. Por fim, pede-se que Deus conceda a Paz ( shalom ), conceito que contém todos os bens que o coração do homem pode desejar de Deus. É o dom fundamental.
Segunda Lectura (Gal 4,4-7):
É interessante considerar a estrutura interna deste texto para captar sua mensagem profunda:
Mas, quando chega a plenitude dos tempos,
Deus enviou seu Filho , nascido de mulher, nascido sob a lei,
para resgatar aqueles que estavam sob a lei,
e para que pudéssemos receber a filiação adotiva .
A prova de que são crianças é que
Deus enviou aos nossos corações o Espírito de seu Filho que clama: Aba, Pai!
Então você não é mais um escravo, mas um filho ;
e se for filho , também herdeiro pela vontade de Deus (Gl 4:4-7).
Assim como Jesus é o único caminho para ir ao Pai; Da mesma forma, através dele chegam até nós o amor e todos os dons do Pai, que podem ser reunidos num só: a filiação divina , isto é, a graça de sermos seus filhos . Especificamente, Deus é Pai dos crentes porque lhes comunica, através do seu Filho Jesus Cristo, a vida divina. Em São Paulo encontramos frequentemente esta ideia porque nas suas cartas ele considera sempre a obra de Deus “ de nós e para nós ” e, portanto, a revelação do Pai no Filho está orientada para a filiação dos crentes em Cristo. O Pai de nosso Senhor Jesus Cristo é também o Pai dos cristãos, como se refere a isso na saudação inicial de quase todas as suas cartas. Para o Apóstolo, os cristãos são filhos de Deus como fruto da redenção realizada pelo Filho, que lhes concede a participação no seu espírito filial .
Precisamente na carta aos Gálatas, São Paulo compara os dois momentos da História da Salvação, a submissão à Lei ou Torá e a liberdade filial, com duas idades da vida humana: a da infância, que envolve a submissão ao pedagogo. a lei; e a maioridade em que o herdeiro goza de liberdade. Pois bem, com Cristo esta maioridade chegou aos homens porque Ele vem para nos libertar da escravidão da Lei e nos transformar em filhos adotivos . Podemos reconhecer por trás desta expressão paulina a manifestação da paternidade de Deus através do êxodo, mas aqui o resgate e a filiação adotiva atingem o seu pleno significado através do Filho. A prova e a experiência desta condição de liberdade encontram-se no envio do Espírito de Cristo – espírito filial – aos corações dos fiéis, que os move a chamar a Deus como Jesus o chamou: Abba – Pai. Esta condição dos filhos, como em Jesus, manifesta-se na oração.
Evangelho (Lucas 2:16-21):
Este evangelho foi escolhido para esta solenidade porque nos conta que oito dias depois de seu nascimento Jesus foi levado por Maria e José para cumprir o que era ordenado pela lei de Deus: ele deveria ser circuncidado no oitavo dia. O nome de Jesus é dado ali mesmo. Estamos no oitavo dia depois do Natal, depois do Nascimento de Jesus, mas para além das leituras a atenção da liturgia está totalmente voltada para Maria como Mãe de Deus, cuja solenidade celebramos.
É interessante o que dizem G. Zevini – PG Cabra [1] : “Há, então, diferentes atitudes que podem ser assumidas diante do Cristo: a busca pronta e alegre dos pastores, o espanto e o louvor daqueles que intervêm no na verdade, a história para outros da experiência vivida. Para o evangelista, só Maria adota a postura da verdadeira crente, porque sabe guardar com simplicidade o que ouve e meditar com fé no que vê, para colocar tudo no coração e transformar em oração a salvação que Deus lhe oferece. .
Algumas reflexões:
Nesta solenidade temos três temas principais sobre os quais teremos que refletir: a Maternidade Divina de Maria; o dia mundial de oração pela paz e o fim do ano.
1. Maria, Mãe de Deus
A confissão de Maria como Mãe de Deus é o dogma mariano fundamental. “Mãe de Deus”, Theotokos , é o título que foi atribuído oficialmente a Maria no século V, exatamente no Concílio de Éfeso, no ano de 431, mas que já havia se consolidado na devoção do povo cristão desde o século III. século, no contexto das fortes disputas daquele período sobre a pessoa de Cristo. Com esse título foi enfatizado que Cristo é Deus e que realmente nasceu como homem de Maria. Assim foi preservada a sua unidade de verdadeiro Deus e verdadeiro homem […] O título de Mãe de Deus, tão profundamente ligado às festividades do Natal, é, portanto, a denominação fundamental com que a comunidade dos crentes homenageia, poderíamos dizer, sempre a a Santíssima Virgem. Expressa muito bem a missão de Maria na história da salvação. Todos os outros títulos atribuídos à Virgem baseiam-se na sua vocação de Mãe do Redentor, criatura humana escolhida por Deus para realizar o plano de salvação, centrado no grande mistério da encarnação do Verbo divino.” (Bento XVI, 2 de janeiro de 2008).
Portanto, a confissão de Maria como Mãe de Deus deriva da confissão de Jesus Cristo como Filho de Deus. É por isso que com esta festa mariana reafirmamos a nossa fé na Encarnação do Filho de Deus no ventre da Virgem Maria. Agora, como diz R. Cantalamessa[2]: “O título Mãe de Deus proclama que Jesus é Deus e homem na mesma pessoa . Este é o propósito para o qual os Padres no Concílio de Éfeso adotaram este título. sobre a unidade profunda entre Deus e o homem realizada em Jesus; sobre como Deus se uniu ao homem e se uniu na unidade mais profunda que existe no mundo, que é a unidade da pessoa. Os Padres disseram que o ventre de Maria foi o quarto onde se realizou o casamento de Deus com a humanidade, o “tear” onde foi tecida a túnica da união, o laboratório onde se realizou a união entre Deus e o homem.
2. Dia Mundial da Paz 2023: “Inteligência artificial e paz ”.
O Papa Francisco inicia a sua mensagem para o Dia Mundial da Paz de 2024 referindo-se à inteligência humana, um dom de Deus Criador ao homem criado à sua imagem e semelhança; e a ciência e a tecnologia como expressão desta qualidade humana. Agora, “o notável progresso das novas tecnologias da informação, especialmente na esfera digital, apresenta, portanto, oportunidades estimulantes e riscos graves, com sérias implicações para a busca da justiça e da harmonia entre os povos. Portanto, algumas questões urgentes precisam ser feitas. Quais serão as consequências, a médio e longo prazo, das novas tecnologias digitais? E que impacto terão na vida dos indivíduos e da sociedade, na estabilidade internacional e na paz?”
Depois o Papa Francisco, na sua mensagem, centra-se na Inteligência Artificial e afirma que: “deve ser entendida como uma galáxia de realidades diferentes e não podemos presumir a priori que o seu desenvolvimento dá uma contribuição benéfica para o futuro da humanidade e da paz. povos. Um resultado tão positivo só será possível se formos capazes de agir com responsabilidade e respeitar os valores humanos fundamentais como “inclusão, transparência, segurança, justiça, privacidade e responsabilidade”.
Para orientar estas novas tecnologias digitais para o bem comum, diz o Santo Padre, elas não atingem a conduta ética e responsável do desenvolvedor, mas será necessário criar organizações que analisem as questões éticas emergentes e protejam os direitos dos usuários . E isto porque é sempre possível ceder à tentação do egoísmo, do interesse pessoal, do desejo de lucro e da sede de poder. Diante desta possibilidade, o Papa Francisco afirma que “a dignidade intrínseca de cada pessoa e a fraternidade que nos une como membros de uma única família humana devem estar na base do desenvolvimento das novas tecnologias e servir como critérios indiscutíveis para avaliá-las antes de sua usar.” usar, para que o progresso digital possa ser realizado no respeito pela justiça e contribuir para a causa da paz. Os desenvolvimentos tecnológicos que não conduzem à melhoria da qualidade de vida de toda a humanidade, mas, pelo contrário, agravam as desigualdades e os conflitos, não podem ser considerados verdadeiros progressos.”
Na próxima seção, o Papa Francisco olha para o futuro e analisa algumas das mudanças que a aplicação da Inteligência Artificial trará, como máquinas que aprendem por conta própria.
Esta possibilidade, que se torna cada vez mais real, “deveria fazer-nos reflectir sobre o “sentido do limite”, aspecto muitas vezes negligenciado na actual mentalidade tecnocrática e eficiente, mas decisivo para o desenvolvimento pessoal e social. O ser humano, de facto, mortal por definição, pensando em ultrapassar todos os limites graças à tecnologia, corre o risco, na obsessão de querer controlar tudo, de perder o controlo de si mesmo, e na procura da liberdade absoluta, de cair em a espiral de uma ditadura tecnológica. Reconhecer e aceitar o próprio limite como criatura é para o homem uma condição essencial para alcançar ou, melhor ainda, acolher a plenitude como um dom. Por outro lado, no contexto ideológico de um paradigma tecnocrático, animado por uma presunção prometeica de auto-suficiência, as desigualdades poderão crescer desproporcionalmente e o conhecimento e a riqueza acumular-se-ão nas mãos de poucos, com sérios riscos para as sociedades democráticas e para a coexistência pacífica. .”
Depois de elencar alguns temas quentes para a ética e os desafios que a IA apresenta para a educação e o desenvolvimento do direito internacional, o Papa encerra a sua mensagem com um convite ao compromisso por parte de todos: “Espero que esta reflexão nos encoraje a progredir na o desenvolvimento de formas de inteligência artificial contribuirá, em última análise, para a causa da fraternidade humana e da paz. Não é responsabilidade de poucos, mas de toda a família humana. A paz, de facto, é fruto de relações que reconhecem e acolhem o outro na sua dignidade inalienável, e da cooperação e do esforço na busca do desenvolvimento integral de todas as pessoas e de todos os povos”.
3. Fim e início do ano
O Evangelho descreve com uma frase profunda a atitude de Maria perante os acontecimentos que teve de viver tão de perto: “Maria, por sua vez, guardava todas estas coisas e meditava sobre elas no seu coração” (Lc 2,19). Ou seja, Maria registrou os acontecimentos em seu coração e meditou sobre eles para descobrir o seu significado teológico, a mensagem pessoal que os acontecimentos que aconteceram ao seu redor continham para ela. Assim, nesta festa da Divina Maternidade de Maria, vemos que Ela vive, como a mais humilde das criaturas, os dois verbos – recordar e gerar – que o Papa Francisco propõe no seu discurso à Cúria Romana por ocasião do aniversário. saudação. em 23 de dezembro de 2021: “O humilde vive constantemente guiado por dois verbos: recordar – as raízes – e gerar , fruto das raízes e dos ramos, e assim vive a alegre abertura da fertilidade.
Lembrar significa etimologicamente “trazer ao coração”, lembrar. La memoria vital que tenemos de la Tradición, de las raíces, no es un culto del pasado, sino un gesto interior por medio del cual traemos constantemente al corazón aquello que nos ha precedido, aquello que ha atravesado nuestra historia, aquello que nos ha conducido até aqui. Recordar não é repetir, mas sim valorizar, reavivar e, com gratidão, deixar que a força do Espírito Santo incendeie o nosso coração, como os primeiros discípulos (cf. Lc 24,32).
Mas para que a lembrança não se torne uma prisão do passado, precisamos de outro verbo: gerar . O humilde – o homem humilde, a mulher humilde – não se interessa apenas pelo passado, mas também pelo futuro, porque sabe olhar para frente, sabe contemplar os ramos com uma memória cheia de gratidão. O humilde gera, convida e empurra para aquilo que não se conhece; Já o orgulhoso repete, endurece - a rigidez é uma perversão, uma perversão atual - e se tranca na sua repetição, sente-se seguro no que conhece e teme o novo porque não consegue controlá-lo, isso o faz sentir-se desestabilizado , porque ele perdeu a memória.
O humilde aceita ser questionado, abre-se à novidade e fá-lo porque se sente forte graças ao que o precede, às suas raízes, à sua pertença. O seu presente é habitado por um passado que o abre ao futuro com esperança. Ao contrário do orgulhoso, sabe que nem os seus méritos nem os seus “bons hábitos” são o princípio e o fundamento da sua existência, por isso é capaz de ter confiança; Os orgulhosos não têm isso.
Todos nós somos chamados à humildade porque somos chamados a recordar e a gerar, somos chamados a redescobrir a justa relação com as raízes e com os ramos; Sem eles estamos doentes e destinados a desaparecer.
Jesus, que vem ao mundo pelo caminho da humildade, abre-nos um caminho, mostra-nos um caminho, mostra-nos uma meta.
Queridos irmãos e irmãs, se é verdade que sem humildade não podemos encontrar Deus nem experimentar a salvação, também é verdade que sem humildade não podemos encontrar o próximo, o irmão e a irmã que vivem ao nosso lado”.
PARA ORAÇÃO (ressonâncias do evangelho em uma pessoa que ora):
Apaixonado
“Jesus”, disse Maria, sua Mãe
E o som fez vibrar o coração do pai
Isso é o que eles chamariam de Deus
Seus vizinhos e familiares
O nome que Ela ouviu da voz do Anjo
Quem poderia expressar
Tanta beleza, sem cantar uma canção
Notas giradas com ternura
Se apenas sua beleza
Colorea este mundo tan gris
Y nos abriga
Santa Mãe, Santa Maria!
Mantenha-nos em seu coração de menina
e fique perto
Viemos procurar por você
E nossa pobreza é grande,
¡Aquí estamos!
Para anunciar a todos
Que en esa humilde morada
Havia uma menina
Uma Virgem Mãe
Contemplando seu filho… Apaixonado. Amém.
[1] Lectio Divina para cada dia do ano. Vol. 2. Tempo de Natal (Palavra Divina; Estella 2003).
[2] Maria, Espelho da Igreja (Ágape; Buenos Aires 2013) 97-98.