MATE A LOS JAQUES, POR CASA TARRASCHDELLAS.
MATE A LOS JAQUES (de Casa Tarraschdellas).
Convendría recalcar a muchos aficionados que los jaques no son ningún fin, sino un medio para conseguir un fin. Sin embargo, por razones psicológicas, que desconozco, resultan sumamente atractivos para los ajedrecistas bisoños e incluso para muchos que como yo, no siendo jugadores fuertes, nos tenemos por buenos aficionados.
Reconociendo que son potentes, por aquello de que limitan la capacidad de respuesta del adversario, no deben darse si no se enmarcan dentro de un plan. Este hecho de primero doy el jaque y después pienso es, con más frecuencia de lo que parece, causa de pérdidas de puntos o de posiciones prometedoras.
Existen tres buenas razones para no dar un jaque pudiendo hacerlo: a) la amenaza es más fuerte que la ejecución; b) no se debe dar cuando el mismo no se enmarca dentro del plan de actuación que tenemos trazado; c) cuando por el hecho de darlo permitimos que el rival mejore su posición, e incluso que el rey escape.
Veamos un ejemplo que he decidido titular de Casa Tarraschdellas. La razón, sencilla, pues el protagonista del mismo fue el insigne jugador Siegbert Tarrasch. Uno de los mejores del mundo en su época, y jugador de fuerza colosal. Su rival de aquel día fue Jacques Mieses. La partida se celebró en Alemania, en 1916 y transcurrió de la siguiente manera:
Blancas: Tarrasch. Negras: Mieses.
1. d4 e6
2. e4 d5
3. Cc3 dxe4
4. Cxe4 Cd7
5. Cf3 Cgf6
6. Ad3 Ae7
7. 0-0 Cxe4
8. Axe4 Cf6
9. Ad3 b6
Quizá no sea esta la mejor jugada. Desde luego, Tarrasch sabrá castigar con precisión las debilidades que crea. Comenzará por la ocupación temática de la casilla e5 con un caballo en las posiciones de pequeño centro.
10. Ce5 0-0
11. Cc6
Explotando las debilidades creadas tras b6 y ganando tiempos al tocar la dama.
11. …, Dd6
12. Df3 Ad7
Las blancas amenazaban ganar la torre de a8 mediante: Cxe7+,Dxe7 y Dxa8 ganando.
13. Cxe7 Dxe7
14. Ag5
Clavando el caballo de f6, la mejor pieza defensora el enroque corto negro y atando a la dama a su defensa. Mejor que Dg3 tocando el peón de c7 y amenazando Ah6 porque las negras encuentran defensa. Veamos: Dg3,c5/Ah6,Ch5/Dg4,cxd4/Dxh5,gxh6/Dxh6,f5 y la ventaja blanca no es clara (si es que existe).
14. …, Tac8
15. Tfe1 Tfe8
16. Dh3 Dd6?
El error definitivo. Ahora ya no hay salvación, aunque el camino que encuentra Tarrasch es el más expeditivo.
17. Axf6 gxf6
18. Dh6!!
Es este el leitmotiv de la sesión de hoy. Seamos sinceros ajedreceros del mundo como yo. ¿Cuántos de nosotros hubiésemos caído en el lamentable y triste error de jugar Dxh7+? Obnubilados por la perspectiva de dar un jaque y de ganar un triste peón. La realidad es que esa jugada permite que el rey negro escape con vida y lo que es peor, las negras queden mejor.
A 18. Dxh7+ las partida continuaría: 18. …, Rf8 y el rey negro puede escapar por e7, con la amenaza negra de situar las torres en h8 y g8 con contrajuego. La jugada de Tarrasch es más elegante, encerrando al rey en una red de mate de la que no puede salir sin la pérdida de la dama.
18. …, f5
Única para evitar el mate típico siguiente: Axh7+, Rh8 / Ag6+, Rg8 /Dh7+, Rf8 / y Dxf7++ (o Dh8++ si las negras hubiesen jugado en su movimiento 18 De7 por ejemplo).
19. Te3 Dxd4
20. c3!
La guinda del pastel. El jaque no funciona sin c3 antes o después. Por ejemplo se ganaba igual con: 20. Tg3+, Rh8/c3!, pero no con: Tg3+, Rh8/ y Th3? por la respuesta negra: Dg7 con igualdad. Mieses se rindió.
Recuerda que los jaques no son un fin. Jamás des un jaque si con ello se evapora la ventaja posicional que tenías. Debemos poner en jaque a los jaques.