LA  QUINTA  ENMIENDA.

           A riesgo de ser políticamente incorrecto diré que es socialmente muy común la queja entre los varones por tener que acompañar a sus parejas de compras. Sujetando vestidos, en la puerta del probador, el cansancio sólo se ve superado por el pánico a la pregunta... Veamos:

             Ella: Cariño, ¿Qué te parece? ¿Cómo me queda este vestido?

            Él: Bien.

            Ella: ¿Bien? Hijo, ¡Qué poco expresivo eres! ¿Me queda bien de verdad?

            Él: Pues si es que te queda bien, ¿Qué quieres que diga?

            Ella: Pero… ¿Cuál te gusta más, este o el rojo?...

            Y ahí es donde entra en liza el título de la sesión de hoy: La quinta enmienda. Veréis, en Estados Unidos se aprobó la primera constitución escrita de la Historia Contemporánea. Con ella llegaron después una sucesión de enmiendas que la complementan. Una de ellas, la Quinta Enmienda, permite a un acusado no declarar contra uno mismo ni contra su cónyuge. Aquello que vemos en los juicios de las películas americanas de: Rehuso contestar por consejo de mi abogado, o el Me acojo a la Quinta Enmienda.

            Pues bien, si en el caso anteriormente expuesto uno pudiese no contestar, salvaría la situación. Sin embargo, la obligación de responder hace que inevitablemente, estemos perdidos. No hay respuesta que nos libre ¿Qué lance es ese en ajedrez? El zugzwang.

        

            Es esta una paradoja curiosa del ajedrez. Viene del alemán y significa literalmente: movimiento forzoso.  Normalmente tener el turno de juego es una ventaja. Esta circunstancia da una pequeña ventaja a las blancas por ese mismo hecho. Cuántas veces hemos leído en un libro de ajedrez al pie de un diagrama algo parecido a: blancas juegan y ganan en tres movimientos. Sin embargo, es posible que al ajedrecista bisoño tener el turno de juego le parezca una bicoca y la mayoría de los casos lo es, pero no siempre. Frente a la propaganda de tantos libros de ajedrez, mover no es un derecho, sino una obligación. No existe la posibilidad de pasar turno y eso a veces es catastrófico.  ¿Cuándo? Básicamente cuando un bando no puede mejorar la posición que tiene. En ese momento si le toca jugar, no importa que movimiento haga, su posición será peor. El zugzwang, u obligación de mover, se vuelve contra él. Veamos los siguientes ejemplos: 

            En la posición del diagrama anterior tener el turno de juego es negativo para cualquiera de los dos bandos. Si le tocase jugar al negro, ¿Podría situar su rey en una casilla mejor? La respuesta es no. El rey está en la mejor casilla imaginable, delante del peón. Por tanto, al tener que mover, perderá su magnífico emplazamiento y con ello la partida. Curiosamente, si le tocase mover al blanco sucedería algo parecido. Estaría forzado a mover el rey y por tanto a producir tablas, bien por la pérdida del peón o bien por ahogado tras Rd6.

            El siguiente ejemplo es un poco más complicado, pero en modo alguno difícil. Imaginemos que le corresponde el turno a las blancas. Es fácil que la mano del jugador, sin pensar, juegue: 1. Rf7?? y esa jugada pierde por: 1. …, Rd6 y las blancas están en zugzwang. No pueden seguir defendiendo el peón de e6 ni tomar el negro de e7. Habrían perdido la partida. Sin embargo, si hubiesen tenido algo más de calma al jugar y hubiesen visto el detalle del zugzwang, hubiesen jugado: 1. Rf8!, tocando el peón negro y forzando la respuesta del bando contrario. 1. …, Rd6 y sólo entonces jugar: 2. Rf7! y ahora son las negras las que pierden.

 

 

            ¿Por qué es un lance difícil especialmente para los ajedrecistas noveles? Básicamente porque requiere, para descubrirlo, ponerse en la piel del rival. Preguntarse qué opciones tiene. Sólo así se encuentra. Por eso es más difícil de encontrar que un sacrificio que inaugura una secuencia forzada. Evidentemente también porque es menos frecuente. Normalmente adquiere mayor protagonismo en el final. 

            Veamos un nuevo ejemplo. Se produjo en una partida entre Bernstein y un aficionado, en 1909. En ella, el segundo jugador se las  prometía muy felices al llegar con peón de más frente a Bernstein. Sin embargo, este último supo sacar partido de un detalle: la delicada situación del rey negro.

 

           

            Las blancas se impusieron así:  1. c5!  b5  Si  1. …, bxc5  2. Cc4+ Rb5  3. a4++; y a cualquier movimiento del caballo: 2. Cb7+ Rb5  3. a4++.  2. a3! y las negras están en zugzwang. Si avanzan el peón de b vendría Cc4++ y si mueven el caballo entonces les viene Cb7++. Un ejemplo de las sutilezas en encierra este lance.

 

            El siguiente ejemplo es un estudio de Reti, en el que las blancas ganan especulando con el zugzwang al que conseguirán llevar a las negras. Es un estudio “sencillo” en cuanto a profundidad (las blancas llevan a las negras a la opción de perder el alfil o permitir la coronación del peón en sólo dos jugadas) aunque toca pensar.

 

 

 

            Él: No sé, los dos te quedan bien.

            Ella: ¿Cómo que los dos? Di uno.

            Él: El azul.

            Ella: ¿El azul? Hijo, parece que tienes atrofiado el sentido del gusto.

            Narrador: Es el zugzwang de la vida. ¡Viva la Quinta Enmienda!