EL LABERINTO DEL MINOTAURO.

            La mitología griega ofrece una historia sumamente interesante. Según ella, en Creta, existía un laberinto, el laberinto de Cnossos, construido para albergar en ella a una bestia mitad hombre y mitad toro: el minotauro. Presentaba este ser cuerpo de hombre y cabeza de toro. Devoraba exclusivamente carne humana, y los griegos, entonces dominados por los cretenses, debían aportar catorce jóvenes cada año para ser sacrificados. Se les introducía allí y se cerraba la puerta. Estaban condenados a vagar hasta que tarde o temprano la bestia diese con ellos y acabase con sus vidas. La situación no les era grata y uno de ellos (¿Un indignado quizá?), Teseo, decidió enfrentarse a la bestia.  Dos eran los problemas que debía resolver. El primero era obvio, matar al minotauro. El segundo, no menos importante, salir del laberinto. Ahí es donde entra en juego Ariadna, su enamorada. Esta le dejó un ovillo de hilo. De modo que Teseo ató un extremo en la salida y a medida que se adentró en el laberinto fue desmadejando el hilo. Muerto el minotauro, sólo debió seguir el hilo, que inevitablemente le llevó hasta la salida. ¡Por fin los griegos eran libres! (Curioso que hoy les haga más falta que antes otro Teseo).

            Nuevamente, hasta aquí todo bien, pero ¿Qué tiene eso de relevante? Sencillo. En realidad es una historia simbólica. El laberinto representa el problema. El minotauro la necedad o estupidez. La necedad nunca supera un problema. Del mismo modo que la mosca se golpea una y otra vez en el cristal sin extraer ninguna conclusión de cada golpe. ¿Qué es el hilo de Ariadna? Pues nada menos que la inteligencia. Esta puede entrar y salir de un problema superándolo y derrotando no sólo al mismo problema, sino a la estupidez. Es el hilo de la inteligencia. La madeja del pensamiento.

            Sé que puedo resultar pesado, pero el gran grupo de jugadores de ajedrez se encuentra entre los 1500 y 1800 puntos elo. En ese segmento, e incluso a algunos de más nivel, entender el sentido de muchas jugadas no es fácil. Trataré de mostrar uno de los ejemplos más claros que he sido capaz de encontrar… en el minuto cuarenta y cinco segundos que he dedicado a preparar la sesión de esta semana. Veamos como el hilo de Ariadna dirige el camino de la victoria de las negras en la siguiente partida celebrada en Nueva York 1927.

 

Blancas: A. Nimzovitsch.

Negras: J. R. Capablanca.

 

 1.  c4             Cf6

 2. Cf3             e6

 3. d4             d5

 4. e3              Ae7

 5. Cbd2         0-0

 6. Ad3           c5!

 7. dxc5         Ca6!

 8. 0-0            Cxc5

9. Ae2            b6

10. cxd5        Cxd5

11. Cb3          Ab7

12. Cxc5        Axc5

13. Da4

 

 

           Se llega así al primer momento crucial. Para mi, y estoy seguro de que para muchos aficionados también, esta posición con negras sería un laberinto (problema) con el que se estrellaría nuestra torpeza y erraríamos la jugada. Nos falta el hilo de Ariadna, la madeja del pensamiento. Capablanca atrapó la esencia de la misma. ¿Cómo jugar ahora con negras? No se le escapó un pequeñísimo y fino detalle. Las blancas tienen peor desarrollo, no tienen las torres comunicadas y existe una jugada que dificultará aún más ese desarrollo. Ese es el hilo del que comenzará a tirar Capablanca hasta convertirlo en una victoria. La jugada es…

 13.  …,                       Df6!

          Toca al peón de b, lo que impide que se desarrolle el alfil de c1. El peón tampoco puede ser avanzado porque la torre está en el aire.

 14.  Aa6

          Para eliminar el poderoso alfil de b7.

 14. …,             Axa6

 15.  Dxa6         Cb4!

          Es el mismo ovillo. El caballo va a b4 ganando un tiempo, para después ir a d3, desde donde presionará en b2.

16. De2          Tfd8

17.  a3           Cd3

18.  Ce1

           Nimzovitsch sigue jugando conforme los principios generales, que recomiendan eliminar la mejor pieza del rival. Así, liquidó el poderoso alfil de b7 y ahora se dispone a liquidar el poderoso caballo de d3. Capablanca tuvo, en esta ocasión, mayor profundidad y exactitud en su razonamiento. Consideró que la debilidad de desarrollo blanca se concretará aún más a medida que desaparezcan las piezas que no ofrecen desequilibrio estratégico. Él quiere centrar toda la lucha en la debilidad de b2. Su hilo de Ariadna.

 18.  …,          Cxe1

19.  Txe1       Tac8

 

 

            En esta posición se hace visible el buen hacer de Capablanca. Tiene las columnas abiertas, un alfil que impide la liberación e4 de las blancas y una dama que sigue incordiando el desarrollo blanco del alfil.

20.  Tb1        De5

            Siguen tirando del hilo. Si ahora 21. b4  vendría:  21. …, Ad6  22. g3  De4  con las amenazas Dxb1 y Tc2.

21.  g3           Dd5!

          La dama controla, junto con la torre, la columna d. El alfil sigue sin poder jugar. El blanco no sale del laberinto en el que está.

22.  b4           Af8

23. Ab2         Da2

          Esta jugada impide Ad4 porque caería el peón de a. En realidad lo que persigue Capablanca es forzar a las blancas a jugar Ta1.

24. Ta1          Db3

            No se podía jugar esto directamente en la jugada 23, por la réplica: 24. Axg7!

 25. Ad4         Tc2

26. Da6

 

 

            ¿Y ahora? Pues sencillo. Ahora es el momento de ir a por el “matetauro”. Obtenida la ventaja hay que entrar a matar. El desenlace se produjo así:

26. …,             e5!

27. Axe5        Tdd2

28. Db7

            No vale 28. Tf1 por:  28. …, Dxe3! y no es posible tomar la dama por el mate en dos.

28. …,             Txf2

29. g4            De6

30. Ag3          Txh2!

31. Df3

            Evidentemente no es posible 31. Axh2 por: 31. …, Dxg4+  32. Rh1  Dh3 y mate inevitable.

31. …,             Thg2+

32. Dxg2        Txg2+

33. Rxg2        Dxg4

 

            Las negras tienen la partida ganada. Es hora de recoger el hilo de la inteligencia poco a poco, sin prisa. Aunque lo que resta de partida ya no es objeto de esta sesión lo añado a continuación.

 

34. Tad1       h5

35. Td4         Dg5

36. Rh2         a5

37. Te2          axb4

38. axb4        Ae7

39. Te4          Af6

40. Tf2          Dd5

41. Te8+        Rh7

 

0-1

 

            Para mi el tablero es un laberinto en el que me voy adentrando desde la primera jugada y en el que con frecuencia acabo perdido. En época de recortes conviene no aplicar la tijera al hilo de Ariadna… vaya a ser que recortando en inteligencia acabemos “minotaurizados”.  Quizá nos sorprendan desde alguna instancia político-deportiva solicitando un plan para racionalizar y modular la comprensión del juego porque hemos vivido el ajedrez por encima de nuestras posibilidades. Mientras tanto, ánimo y a por el minotauro.