En Virtud de la Divina Voluntad Vol.26-14 (2)
Decimos con nuestro acto: "Inclínense y adoremos con doble homenaje a nuestro Creador" :
Con tu Fiat creante
en mi acto,
doy nuevo amor, adoración, honor y Gloria a mi Creador en Tu
Preciosísima Sangre
Gotas de Su Preciosísima Sangre
Libro de Cielo Vol. 33-48 (1-2)"Hasta en tanto que no se decida a vivir en Ella,
mi sangre no le llueve"
"Tú debes saber que en cuanto el alma se decide a querer vivir en mi Querer, mi Santísima Humanidad toma puesto en ella, mi sangre como lluvia tupida llueve sobre ella, mis penas como muro inexpugnable la circundan, la fortalecen, la embellecen en modo admirable, de raptar a esta mi Voluntad Divina a vivir en ella, mi misma muerte forma la resurrección continua del alma, resurrección de vivir en Ella. Así que la criatura se siente regenerada continuamente en mi sangre, en mis penas, en mi amor, hasta en mi respiro, en el cual encuentra gracia suficiente para vivir de mi Voluntad Divina, porque Yo pongo todo a su disposición, como estuvo mi Santísima Humanidad a disposición de mi Querer Divino, así la pongo dentro y fuera de la criatura, para dar vida a mi Voluntad en ella. Ahora, hasta en tanto que no se decida a vivir en Ella, mi sangre no le llueve, porque no tiene qué regenerar en Divino..."
El Reino del FIAT Divino
De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta
"En cuanto el alma se decide a querer vivir en mi Querer, mi Santísima Humanidad toma puesto en ella, mi sangre como lluvia tupida llueve sobre ella"
De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 33-48 (1-2) Octubre 7, 1935
Quien no vive de Voluntad de Dios
forma su purgatorio viviente sobre la tierra.
El amor divino
(1) Mi pobre mente siente la necesidad de verterse en el Querer Divino como a su centro, en el cual arrojándose siente el respiro, el latido, el amor, la Vida Divina como suya. ¿Quién puede decir que puede vivir sin respiro, sin latido? Ninguno, así la pobre alma se formaría el purgatorio más desgarrador sin el Fiat, y mi voluntad humana me arrojaría en el abismo de todos los males. Pero mientras esto pensaba, mi amado Jesús sorprendiéndome, todo ternura me ha dicho:
(2) “Hija bendita de mi Querer, cómo me siento feliz porque has entendido que no puedes vivir sin mi Fiat; para quien no vive en Él, no sólo se forma ella su purgatorio viviente, sino que impide todos mis bienes preparados para ella, me los encierra en mi corazón, y haciéndome sufrir, forma el purgatorio a mi amor, me suprime mis llamas sin el alivio de poder comunicar mi respiro, mi Vida, por eso siento mi respiro sofocado, mi Vida impedida sin el bien de poderme comunicar con la criatura. Ahora tú debes saber que no hay cosa hecha por Mí en la cual no esté mi objetivo primario de hacerla vivir de mi Voluntad. La Creación sirve propiamente para esto, para hacer vivir a la criatura de mi Voluntad, y no viviendo sofoca esta mi Vida en las cosas creadas, y mi venida sobre la tierra era la Vida de Ella que vine a darles.
Tú debes saber que en cuanto el alma se decide a querer vivir en mi Querer, mi Santísima Humanidad toma puesto en ella, mi sangre como lluvia tupida llueve sobre ella, mis penas como muro inexpugnable la circundan, la fortalecen, la embellecen en modo admirable, de raptar a esta mi Voluntad Divina a vivir en ella, mi misma muerte forma la resurrección continua del alma, resurrección de vivir en Ella.
Así que la criatura se siente regenerada continuamente en mi sangre, en mis penas, en mi amor, hasta en mi respiro, en el cual encuentra gracia suficiente para vivir de mi Voluntad Divina, porque Yo pongo todo a su disposición, como estuvo mi Santísima Humanidad a disposición de mi Querer Divino, así la pongo dentro y fuera de la criatura, para dar vida a mi Voluntad en ella.
Ahora, hasta en tanto que no se decida a vivir en Ella, mi sangre no le llueve, porque no tiene qué regenerar en Divino; mis penas no forman el muro de defensa, porque el querer humano forma el derrumbe continuo a mis obras, y vuelve como impotente a mi muerte, para que resurgiera del todo en mi Querer. Ahora, mi Vida, mis penas, mi sangre, si el alma no vive de Ella, están a la puerta del querer humano esperando con paciencia invencible para entrar, asaltarla por todas partes para darle la gracia de vivir de mi Querer, y no entrando todo queda sofocado en Mí, mi sangre, mis penas, mi Vida, y ¡oh! cómo sufro al ver que no me da la libertad de darle el bien que quiero, mi amor me tortura, mis penas, mis llagas, mi sangre, mis obras, como tantas voces piadosas me dicen continuamente: ‘Esta criatura nos obstaculiza, nos hace inútiles y como sin vida para ella, porque no quiere vivir de Voluntad Divina’. Hija mía, cómo es doloroso querer hacer el bien, poderlo hacer y no hacerlo”...
Fiat Divina Voluntad