En Virtud de la Divina Voluntad Vol.26-14 (2) 

Decimos con nuestro acto: "Inclínense y adoremos con doble homenaje a nuestro Creador" :



Con tu Fiat creante

en mi acto, 

doy nuevo amor, adoración, honor y Gloria a mi Creador en Tu

Preciosísima Sangre

De los escritos de la S D. Luisa PiccarretaVol. 17-4 (2-4)  Julio 1, 1924

 La sangre de Jesús es defensa de las criaturas ante los derechos de la Divina Justicia




(2) “Hija mía, recemos juntos; hay ciertos tiempos tan tristes en los cuales mi justicia, no pudiendo contenerse por los males de las criaturas quisiera inundar la tierra de nuevos flagelos, y por eso es necesaria la oración en mi Voluntad, la que extendiéndose sobre todos se pone en defensa de las criaturas, y con su potencia impide que mi justicia se acerque a la criatura para golpearla”.

(3) ¡Cómo era bello y conmovedor oír rezar a Jesús!  Y como lo estaba acompañando en el doloroso misterio de la flagelación, se hacía ver chorreando sangre, y oía que decía:


AUDIO

Ofrecimiento de la Preciosísima Sangre

Jesús se la ofrece al Padre 

En el doloroso misterio de la flagelación


Padre mío, te ofrezco esta mi sangre, 

¡ah! haz que esta sangre cubra todas las inteligencias de las criaturas y haga vanos todos sus malos pensamientos, disminuya el fuego de sus pasiones y haga resurgir inteligencias santas. 

Esta sangre cubra sus ojos y haga velo a su vista, a fin de que no le entre el gusto de los placeres malos, y no se ensucien con el fango de la tierra.  

Esta sangre mía cubra y llene su boca y deje muertos sus labios a las blasfemias, a las imprecaciones, a todas sus malas palabras.  

Padre mío, esta mi sangre cubra sus manos y le dé terror de tantas acciones infames.  

Esta sangre circule en nuestra Voluntad Eterna para cubrir a todos, para defender y para ser arma defensora en favor de las criaturas ante los derechos de nuestra justicia”                                                                   Libro de Cielo Vol. 17-4(2-4)

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(5) ¿Pero quién puede decir el modo como rezaba Jesús y todo lo que decía?  Después ha hecho silencio y me sentía en mi interior que Jesús tomaba en sus manos mi pequeña y pobre alma, la estrechaba, la retocaba, la miraba, y yo le he dicho:

(6) “Amor mío, ¿qué haces?  ¿Hay alguna cosa en mí que te desagrada?”

(7) Y Él:  “Estoy trabajando y ensanchando tu alma en mi Voluntad.  Además no debo darte cuentas a ti de lo que hago, porque habiéndote dado tú toda a Mí, has perdido tus derechos, ahora todos los derechos son míos.  ¿Sabes cuál es tu único derecho?  Que mi Voluntad sea tuya y te suministre todo lo que puede hacerte feliz en el tiempo y en la eternidad”.