En Virtud de la Divina Voluntad Vol.26-14 (2) 

Decimos con nuestro acto: "Inclínense y adoremos con doble homenaje a nuestro Creador" :



Con tu Fiat creante

en mi acto, 

doy nuevo amor, adoración, honor y Gloria a mi Creador en Tu

Preciosísima Sangre

Gotas de Su Preciosísima Sangre

Libro de Cielo Vol. 3-84 


"Mi cuerpo llagado te enseña 

el amor del prójimo"

"Mis llagas y mi sangre son tantas lenguas que enseñan a cada cual el modo de amarse, y la obligación que todos tienen de poner atención a la salvación de los demás”


El Reino del FIAT Divino

www.fiatdivinavoluntad.com

De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta

AUDIO

De los escritos de la S.D. Luisa Piccarreta Vol. 3-84  Junio 18, 1900

 

Todo lo creado nos enseña 

el amor de Dios,


el cuerpo llagado de Jesús, 

el amor del prójimo


 

Jesús sigue sin venir, y yo trataba de ocuparme en considerar el misterio de la flagelación. Mientras esto hacía he visto al bendito Jesús todo llagado y chorreando sangre y me ha dicho:

“Hija mía, el cielo con todo lo creado te enseña el amor de Dios; mi cuerpo llagado te enseña el amor del prójimo, tanto, que mi Humanidad unida a mi Divinidad, de dos naturalezas hice una sola y las volví inseparables, porque no sólo satisfice a la divina justicia, sino realicé la salvación de los hombres. Y para hacer que todos asumieran esta obligación de amar a Dios y al prójimo, no sólo hice de esto una sola obligación, sino que llegué a hacer de esta obligación un precepto divino. Así que mis llagas y mi sangre son tantas lenguas que enseñan a cada cual el modo de amarse, y la obligación que todos tienen de poner atención a la salvación de los demás”.

Después, tomando un aspecto más afligido ha agregado:

“Qué despiadado tirano es para mí el amor, porque no sólo empleé todo el curso de mi vida mortal en continuos sacrificios, hasta morir desangrado sobre una cruz, sino que me dejé como víctima perenne en el sacramento de la Eucaristía. Y no sólo esto, sino que a todos mis miembros predilectos los tengo víctimas vivientes en continuos sufrimientos, empeñados en la salvación de los hombres, como entre tantos te elegí a ti para tenerte sacrificada por amor mío y por los hombres. ¡Ah sí! Mi corazón no encuentra descanso ni reposo si no encuentra al hombre, y el hombre, ¿cómo me corresponde? ¡Con ingratitudes enormísimas!”

Dicho esto ha desaparecido